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Permanecían ocultos bajo las espesas sombras que la noche ofrecía; llevaban un par de horas en constante alerta, vigilando quién entraba y salía de aquel lugar al que planeaban ingresar.

Amox llevó el cigarrillo a su boca, el frío de la noche era suficiente para hacerle desear fundirse con el caliente humo que sus labios expulsaban, sus ojos adquiriendo un toque rojizo gracias al fuego que se iluminaba con cada calada mientras permanecían fijos en la puerta de entrada.

Necesitó de tres días de planeación; llevar a cabo un rapto no debería ser un asunto complicado, por lo general su complejidad está ligada exclusivamente al tipo de víctima; en este caso, Amox podría catalogarlo como algo medianamente difícil.

Eligió el grupo que lo acompañaría con rigurosidad, si algo tenía en común con Min Yoongi era que ambos elegían lo estrictamente necesario, no cayendo en la tentación de formar grandes grupos que a la larga solo servirían de estorbo.

Cuatro personas eran más que suficientes, y lo estaba comprobando en ese momento.

—Amox, la salida de emergencia está completamente bloqueada —informó una chica rubia de hermosas facciones—, Lisa y Jennie ya tumbaron la seguridad, solo falta que JiSoo de la señal.

El pelinegro la observó con atención. —¿Hay muertos?

—No —respondió con seriedad—; el equipo de seguridad era deficiente y no tuvimos problemas para inmovilizarlos.

Amox sonrió de manera torcida. —Buen trabajo, pequeña Rose —acarició sus cabellos con parsimonia—, ahora debemos esperar por la señal y cuando la tengamos ingresamos sin mirar atrás —informó, la omega asintió—. ¿La casa está lista?

—Tiene todo lo que pediste.

—Solo falta el invitado —susurró, la rubia sonrió—; y justo hemos venido por él —a través de los audífonos escucharon la voz de JiSoo, indicándoles que ya podían ingresar—. Vamos.

Ambos se desplazaron con la gracia de un felino, ingresaron al lugar y evitaron los ascensores ya que las cámaras que tenían aún permanecían activas. Tomaron las escaleras y subieron rápidamente, en todo momento iban siguiendo las indicaciones de la pelirosa hasta que llegaron al tercer piso.

—Está en la puerta B112 —indicó JiSoo cuando se reunió con ellos.

—¿Dónde están las demás? —preguntó Amox, sus pasos lentos y sigilosos quedaban completamente ocultos entre las gruesas paredes del pasillo.

—En la planta baja —respondió Rose, tomando su ametralladora con fuerza—, en cualquier momento pueden percatarse de nuestra presencia. No podemos confiarnos.

—Será una visita rápida —murmuró el pelinegro con una risita divertida—, cuando quieran venir ya habremos desaparecido.

Las dos chicas asintieron y por orden de su líder se ubicaron delante de él; los instintos del chico estaban agudizados, en aquel silencio era completamente capaz de percibir las tenues respiraciones que salían de cada habitación por la que iban pasando, todo en un círculo interminable de una paz artificial que no le convencía del todo.

Caminaron un par de minutos más hasta que llegaron a la puerta indicada, al lado de ella estaban dos alfas atados de brazos y piernas, tirados en el suelo; el pelinegro se agachó para inspeccionarlos y notó que estaban inconscientes, por lo cual no serían problema.

—Esperen aquí —ordenó al par de omegas que le acompañaban.

Sin esperar respuesta ingresó a la habitación, ahí el silencio era más agobiante y ensordecedor que en el exterior. Decidió mantenerse en su lugar y en completo silencio mientras sus ojos se desplazaban por cada rincón del lugar buscando algún indicio de amenaza.

Cuando estuvo seguro que no existía peligro alguno ingresó más en la habitación, los fuertes aromas de diferentes químicos le hicieron arrugar la nariz en completo desagrado, casi había olvidado el repudio que tenía con aquel tipo de lugares.

Su mirada recayó en la persona que yacía completamente dormida, su rostro reflejaba una tranquilidad que el asesino sabía bien era falsa, mientras que la máquina con el molesto sonido se encargaba de verificarle que estaba listo para ser sacado de ahí.

Rodeó la camilla con paso tranquilo, miró todos los instrumentos que estaban colocados en la mesa lateral e hizo una mueca; nuevamente su concentración recayó en el hombre dormido y supo que no podía seguir perdiendo tiempo.

Lo sacudió de manera constante y suave, poco a poco los ojos de su objetivo se fueron abriendo, pestañeando rápidamente para adaptarse a la iluminación, y quedándose quieto cuando sintió el tacto firme de una mano en su hombro izquierdo.

La mirada asustada chocó con la profunda de Amox, el pelinegro ladeó la cabeza soltando una risa corta en el proceso.

—Kim SeokJin —anunció con tranquilidad, sus ojos no abandonaron en ningún momento al omega que le veía asustado.

—¿Q-quién eres tú? ¿Q-qué haces aquí? —SeokJin hizo sus preguntas con mucha dificultad, aquel tipo lucía aterrador y no confiaba en él.

Amox se sentó a un lado de la camilla con toda la familiaridad del mundo. —No importa quien sea para los demás, lo que quiero es que confíes en mí. Voy a sacarte de aquí.

—¿Vas a asesinarme? —preguntó con un nudo en la garganta, aquella máscara y ojos bicolores le decían a gritos que ese hombre era el despiadado asesino del que tanto había escuchado hablar.

El pelinegro guardó silencio por algunos minutos, sus ojos vagaron por la habitación y luego de ello un suspiro pesado fue expulsado de sus labios.

—Si quisiera asesinarte, ya lo habría hecho —aseguró, SeokJin se estremeció ante las crudas palabras.

—No entiendo qué haces aquí —confesó, sus manos protegiendo su panza y sus sentidos alerta ante cualquier amenaza.

Amox se percató de esos detalles y sonrió; de manera lenta y agonizante llevó ambas manos a la parte posterior de su cabeza y poco a poco fue quitando aquella máscara que protegía su identidad. SeokJin dejó de respirar al notar las intenciones del hombre, su mente le gritaba que estaba a punto de ver algo que no debía, más su naturaleza curiosa lo obligó a mantener la mirada fija en el rostro contrario.

Los segundos parecieron ser eternos, y cuando SeokJin creyó no soportar más, el sonido seco que irrumpió en el silencio de la habitación le indicó que la máscara había caído.

Sus ojos recayeron en el rostro libre de misterio, miró con horror cada centímetro que lo componía con el reconocimiento golpeándole en lo profundo de su pecho.

No sabía que mueca tendría pintada en su rostro, pero debía ser una cómica porque el contrario empezó a reír.

—T-tú —dijo entrecortado, negándose a creer lo que sus ojos veían.

Amox alzó una ceja. —¿Ahora confiarás en mí?

—I-imposible, n-no puedes ser tú —jaló sus cabellos con frustración—, estoy enloqueciendo.

—Ya habrá tiempo para eso —comentó el pelinegro—. Ahora lo importante es movernos.

El mayor se alarmó cuando se percató de las dos pistolas que estaban sujetas en ambos muslos del contrario.

—¿Qué harás? —preguntó temeroso.

Amox sacó ambas Beretta y las cargó, retiró las sábanas que cubrían al omega y lo instó a levantarse.

—Sacarte de aquí.

Presa del pánico, el mayor obedeció cada una de las indicaciones sin rechistar. Se tragó un grito cuando miró como aquel hombre que tanto conocía (o creía conocer) asesinaba a sangre fría al par de escoltas que NamJoon había mandado; un escalofrío recorrió todo su cuerpo cuando en la mirada del pelinegro encontró la más pura excitación y soberbia, dándole a saber que todo aquello era lo que realmente era, lo que más disfrutaba hacer.

—Sé que tienes muchas preguntas —comentó Amox mientras le ayudaba a bajar las escaleras—, pero desde ahorita te digo que no responderé nada a profundidad —sentenció con una mirada fría—. Mientras menos sepas, más vivirás.

—¿Me estás amenazando? —preguntó al borde del llanto, se sentía traicionado.

El menor se acercó y le dió una suave caricia en la mejilla pálida. —Yo nunca amenazo.

Un disparo de la planta superior los obligó a seguir, esta vez con más velocidad. SeokJin temía a caer, su panza estaba próxima a explotar y un golpe en ella sería catastrófico, pero se le estaba haciendo sumamente difícil seguir el ritmo del asesino; nunca en su vida imaginó que fuera tan ágil y rápido.

—Ven acá —ordenó Amox, y en cuestión de segundos cargó el cuerpo del mayor como si se tratase de una pluma, para luego echarse a correr escaleras abajo con los disparos pisándole los talones.

—Jennie, ten listo el auto —ordenó con voz pesada.

Un disparo logró rozar su hombro derecho provocando que una maldición saliera de sus labios; SeokJin se alarmó al ver la sangre, temiendo que el chico se quedara sin fuerzas por correr mientras lo cargaba; sin embargo, Amox no se detuvo en ningún momento.

—Tu esposo no pensaba dejarte ir tan fácil —comentó el pelinegro entre risas.

SeokJin hizo una mueca de desprecio. —No es algo que me sorprenda.

Llegaron a la salida de emergencias y tal como le habían informado estaba bloqueada. Amox sacó un pequeño dispositivo y lo colocó en el duro material, solo bastó de un par de segundos para que la puerta quedara hecha escombros dándole el pase al exterior.

Del otro lado cuatro chicas armadas les esperaban, todas dispuestas a cumplir con las órdenes de su líder.

—Rose, Lisa —llamó Amox, bajando a SeokJin de sus brazos—, llévenlo a la camioneta.

El mayor se alarmó. —¿Qué vas a hacer?

—Lo que más amo —respondió con una sonrisa depredadora—, matar.

SeokJin fue llevado hasta la gran camioneta donde lo pusieron a salvo, ambas chicas subieron y pusieron el vehículo en marcha. Amox, Jennie y JiSoo subieron a las motocicletas, siguiendo de cerca a la camioneta que se movía a gran velocidad por la autopista.

—Estén atentas —habló Amox a través del audífono—. No tardan en salir.

No se equivocó; dos carros negros se colocaron tras ellos y no tuvieron que esperar mucho para que los primeros disparos se escucharan. Los tres que iban en las motocicletas los evadieron con facilidad, mientras que Rose pisaba con fuerza el acelerador con el único objetivo de perderlos en los límites del bosque.

—Vamos nena, estoy seguro que esa camioneta da para más —instó Amox, colocándose justo detrás del vehículo.

La rubia obedeció y pisó con más fuerza el acelerador, el sonido chirriante de las ruedas fue ensordecedor, más eso era lo que necesitaban para empezar a deshacerse del estorbo. No podían permitir que los rastrearan y supieran la nueva ubicación de SeokJin.

—Jennie —llamó, la chica le respondió al instante—. Deshazte del auto de la derecha.

La chica frenó de golpe su motocicleta; maniobró con ella hasta nuevamente ponerse en marcha, logrando colocarse con facilidad al lado del auto indicado. Tomó una respiración profunda y esperó el momento adecuado para saltar, aceleró un poco más y en un movimiento rápido impulsó todo su cuerpo hacia el vehículo, cayendo de lleno en el capó y sujetándose con fuerza de los parabrisas.

Tomó su arma del bolsillo trasero y sin dudar disparó al conductor a través del cristal; los vidrios salieron volando y el auto perdió el control obligándola a sujetarse con fuerza. Las llantas se deslizaron hacia la izquierda y con ese impulso la castaña se volteó, pateando con fuerza el vidrio delantero para abrirse paso al interior del carro; cuando lo logró no perdió tiempo y disparó en el cráneo del otro sujeto que tenía intenciones de aniquilarla, al mismo tiempo que abría la puerta del conductor para tirar el cuerpo sin vida del alfa que había matado anteriormente.

Tomó el lugar del conductor y con destreza recuperó el control del vehículo, miró a su lado el cuerpo ensangrentado de su otra víctima y sonrió.

—Listo, Amox —informó a través del audífono.

El pelinegro sonrió complacido. —Ahora va el auto de la izquierda —indicó—, ¿Puedes hacerlo, preciosa?

Jennie miró al auto en cuestión y sonrió divertida, los tipos que iban ahí no dejaban de disparar, fallando en cada uno de sus intentos.

—Puedo hacerlo —confirmó, manteniendo su sonrisa—. JiSoo, cuando pierdan el control del auto los haces trizas —dijo, esta vez dirigiéndose a la pelirosa.

Cuando recibió una afirmativa por parte de JiSoo, Jennie aceleró colocándose tras el auto que seguía dándoles problemas. Pisó el acelerador y golpeó con fuerza la parte trasera del otro vehículo provocando que el control en éste flaqueara, justo en ese momento observó a su compañera situarse al lado del conductor donde sin pestañear disparó hasta terminar cada una de sus balas. La velocidad del vehículo perdió impulso, y solo bastó de un empujón más por parte de la castaña para que el segundo automóvil se volcara hasta hacerse trizas.

Ambas quedaron a cada lado de Amox, siguiendo de cerca a Rose quien conducía con precisión la camioneta. Miraron a sus lados y sonrieron al entrar a los límites del bosque con absolutamente nadie siguiéndoles el rastro.

—Camino despejado —anunció JiSoo.

Estaba hecho, y un gran cambio venía para SeokJin con aquella hazaña.

Yoongi se encontraba de excelente humor.

Luego de que la visita de sus amados suegros culminara y que Seulgi haya obedecido su orden, el alfa no perdió tiempo y se contactó con Gao el cual le sería de gran ayuda para su próximo plan.

Pasaron horas discutiendo acerca de los beneficios que cada uno tendría; la semana de sangre iniciaba en horas y a esas alturas Yoongi sabía que si el chino no aceptaba, mandaría a su esposa a las mazmorras para que sirviera de señuelo con los novatos.

Fue una fortuna para Seulgi que Gao aceptara tenerla en una de sus casas mientras el embarazo se llevaba a cabo; esa misma tarde Yoongi se había encargado de preparar todo, y solo bastaron de dos horas para que una camioneta llegara a su residencia a recoger a la omega.

La sonrisa no había desaparecido de su rostro desde que perdió la vista del auto que llevaba consigo a la carga más grande con la que había tenido que lidiar. Ya no era su problema, ahora Gao se encargaría de todo lo referente a la omega, y él solamente obtendría beneficios.

¿Quién lo diría? Se deshizo de la omega sin salir afectado y gozando de las comodidades que la alianza con el viejo Kang le seguía ofreciendo.

Una sonrisa perversa curvó sus labios mientras permanecía en silencio y gozando del corto viaje. Las cosas para que funcionaran debían de hacerse con paciencia e inteligencia, Yoongi fue más que paciente con la omega, y sus acciones fueron recompensadas ante la enorme satisfacción de humillar a los Kang usando a su propia hija en su contra.

Ahora que tenía completamente resuelto ese asunto, sabía que tenía toda la disposición y humor para llevar a cabo una última tarea antes de entregarse por completo a la semana de sangre.

Y eso era encargarse de Park Choa.

—Hemos llegado, señor Min.

Salió del auto y caminó con pasos rápidos y seguros a las mazmorras del triángulo. Consistía en un edificio de tres pisos ubicado a las afueras de la ciudad, el cual estaba completamente custodiado por guardias las veinticuatro horas del día; ahí residían todos aquellos traidores que poco a poco iban perdiendo la cordura al tener siempre presente que jamás saldrían con vida.

El alfa ingresó al lugar recibiendo reverencias de respeto de todos aquellos con los que se iba cruzando; no detuvo su paso y bajó hasta el piso subterráneo donde había ordenado mantuvieran a la omega, en ese sector las condiciones eran precarias y preocupantes; la suciedad, humedad y plagas se encargaron de pudrir cada centímetro, convirtiéndolo en una tumba fétida de miseria.

Entró al lugar sin inmutarse por el hedor que ahí se condensaba, buscó con la mirada y no tuvo que hacerlo por mucho tiempo. A pocos metros, temblando por el frío y sin nada de ropa se encontraba la omega que se había atrevido a tocar lo que era suyo.

Sus pasos crujieron bajo los huesos de anteriores víctimas logrando alertar a la chica; ella lo miró con miedo pintado en sus demacradas facciones para luego arrastrase como un maldito insecto en un nulo intento de suplicar piedad.

—Y-Yoongi... —hipó—. S-sácame de aquí, por favor —le dió una mirada desesperada—, me tienen desde días... ayúdame, te lo suplico...

Las condiciones en las que Choa se encontraba eran inquietantes. Su cuerpo había perdido todas las curvas que en un pasado lo volvieron loco, ahora solo existían huesos bajo una piel delgada y pálida; sus ojos estaban opacos y sus labios agrietados, su cabello quebradizo, sin brillo y enmarañado. La mirada del mayor buscó algún indicio de aquella mujer hermosa que le había servido, más solo encontró miseria y locura que logró fundirse a la perfección con la podredumbre del lugar que la convirtió en prisionera.

Se agachó y con delicadeza tomó el mentón de la omega el cual temblaba, le regaló una sonrisa oscura que solamente sirvió para aumentar el pánico en la mujer.

—¿Por qué estás aquí? —preguntó con calma.

—N-no lo sé —su respiración era inestable—, no me han dicho nada.

—¿Qué hiciste? —volvió a preguntar el alfa con una tranquilidad aplastante.

—N-nada...

Yoongi la miraba de manera profunda. —¿Cuales son tus culpas, Choa?

—Te juro que no lo sé —lloró, se sentía muy mal—; por favor, créeme.

El alfa ladeó la cabeza en gesto juguetón. —¿Debería hacerlo?

—Sí —asintió muchas veces.

Yoongi se puso de pie y ayudó a la omega a hacer lo mismo, ella lo miraba llena de pánico y esperanza; en su mente perturbada estaba aquel pensamiento en el que el alfa había llegado para sacarla de ese lugar.

El pelinegro retrocedió un par de pasos y la siguió observando. De repente, la seriedad glacial apoderándose de cada una de sus facciones, provocando rigidez en la pequeña omega.

—Park Jimin —mencionó el mayor, ella se tensó—. ¿Reconoces ese nombre?

Negó, y con ello tuvo su primer error.

—Sácame de aquí —suplicó lastimera, cambiando totalmente de tema y provocando un segundo error.

El alfa se mantuvo en silencio, uno tan inquietante que Choa podía sentir aquellos murmullos atormentar su mente; llevó sus manos a cada lado de su cabeza y apretó con fuerza, necesitaba mantenerse tranquila o si no, Yoongi nunca la sacaría de ahí.

—Jimin es el omega que despierta todo lo insano que hay en mí —comentó con voz ronca, la omega negó frenéticamente—. El único que ha logrado enloquecerme por completo...

—¡Cállate! —gritó, jadeando de dolor cuando una fuerte bofetada por parte del alfa le adormeció el rostro—. N-no quiero oírte... —susurró.

—Desearlo de la manera en que lo hago es enfermo —continuó, ignorando por completo las súplicas de la omega—; imaginarlo como lo hago es mi mayor condena, y follarlo como lo quiero mi mayor pecado —murmuró, una sonrisa de malicia adornando su rostro—. Un fruto prohibido que fue exhibido ante mí, un ser que es de mi pertenencia, y que nadie puede tocar y salir intacto —la chica palideció ante la amenaza, Yoongi se acercó hasta ella y la tomó de los cabellos en un fuerte agarre mientras sus ojos inyectados en furia permanecían clavados en ella—. ¿Ahora entiendes por qué estoy aquí?

—Y-yo...

—¿Sabías que sufrió un atentado? —interrumpió bruscamente—; Dos impactos de bala exactos.

Los ojos de Choa brillaron cuando preguntó. —¿Está muerto?

Tercer error.

Ver la felicidad combinada con la ansiedad de una respuesta afirmativa fue suficiente motivo para que la furia de Yoongi estallara; la tomó del brazo derecho y tiró de ella con fuerza para obligarla a caminar. Cruzaron la única puerta que estaba ubicada a la derecha, revelando un salón perfectamente equipado del otro lado con un gran contenedor ubicado en el centro, el cual permanecía cerrado.

El alfa la tiró con fuerza bruta al suelo y se encargó de buscar las cadenas que necesitaba para lo que tenía planeado.

Choa respiraba de manera inestable, la mandíbula tensa del alfa le demostraba lo molesto que estaba y de manera extraña le encantaba porque la hacía recordar todas aquellas noches de desenfreno donde el pelinegro la había jodido tan rudamente.

—¿Está muerto? —insistió, necesitaba saberlo.

El mayor dejó el par de cadenas en una de las mesas y sonrió mientras su mirada permanecía fija en el gran contenedor de forma circular. Atravesó la habitación hasta encontrar el panel de seguridad donde rápidamente tecleó una serie de números, a los pocos segundos hubo un sonido que inundó el lugar, y luego de ello la compuerta superior que mantenía seguro el gran recipiente metálico cedió, revelando el agua cristalina que contenía algo más.

El rostro de la omega se desfiguró en terror puro al ver lo que había en el agua.

Yoongi se acercó hasta ella con una sonrisilla depredadora, observando gustoso como la menor retrocedía mientras su mirada permanecía fija en el estanque que sería su tumba.

—Dime, preciosa —la voz del alfa provocó que le mirara—. ¿Te gustan las pirañas?

El llanto histérico volvió, el terror que empezó a sacudir su cuerpo era indescriptible. —Y-Yoongi.. por favor... no...

—Jimin está vivo —reveló el alfa, tomando las cadenas y colocándolas en contra de la voluntad de la omega en ambos muslos y cadera—, debiste ser más precisa si querías matarlo.

Choa se sacudió con fuerza en el suelo, luchó para librarse de su condena pero todo intento fue inútil; la fuerza que el pelinegro ejerció al momento de atarla fue brutal, y no hubo mucho que la menor pudiera hacer para librarse de ella.

Miró a Yoongi con súplica. —Por favor... no me mates... te lo imploro.

—Yo no lo haré —respondió el alfa, tomando el control de mando y sonriendo divertido, luego apuntó con el mentón hacia el contenedor lleno de agua donde docenas de pirañas hambrientas esperaban ansiosas por carne fresca—, ellas lo harán.

—¡No puedes hacer esto! —gritó desesperada.

El mayor presionó un botón y las cadenas suspendieron el cuerpo de la omega en el aire; Choa empezó a gritar con verdadero horror cuando descubrió que el pesado metal la llevaba hacia el contenedor.

—Sí puedo hacerlo —aseguró Min—. Ya no te necesito, y te convertiste en un verdadero estorbo al querer lastimar lo que es mío —ahora el cuerpo de Choa estaba por encima del contenedor, ella suspendió los pies lo más que pudo para evitar el contacto con el agua—. Nadie toca a Jimin y vive para contarlo.

—¡Yo no lo hice! —aseguró con terror, las cadenas descendían de manera agonizante y ella solo podía ver a aquellas criaturas hambrientas esperarla con ansias—. ¡Te juro que no lo hice, Yoongi!

—Tu palabra no vale nada para mí —dijo el alfa con aburrimiento—. ¿No entiendes? Desde hace mucho tiempo dejaste de serme útil y la basura hay que desecharla —afirmó con un asentimiento—. Si hiciste algo contra Jimin o no, realmente no es relevante —resolvió—. Simplemente no me sirves, y por eso te estoy eliminando.

La revelación fue una cruda verdad que entumió cada uno de sus músculos llegando a moler sus huesos. Ella desde el principio lo supo, siempre fue consciente que llegaría un día donde no sería útil, que en un momento Yoongi la eliminaría porque ya no sería capaz de darle el mismo placer. Inocente fue al pensar que eliminando al nuevo juguete retomaría su lugar, pero con lo que el pelinegro le dijo, supo que lo había perdido desde hace tiempo y que ya no existía salvación alguna.

Porque el que se encontraba frente a ella, con una sonrisa dibujada en su masculino rostro era el alfa líder de sangre pura; un asesino cruel y sin escrúpulos que lideraba una poderosa organización. No veía rastro alguno del amante apasionado que ella tontamente amó, tan solo estaba el verdadero Min Yoongi, un hombre despiadado que eliminaba todo aquello que le dejaba de servir.

Una sonrisa llena de amargura y resignación cubrió su demacrado rostro.

—Te veré en el infierno, mi amor —dijo ella, sintiendo el sudor de la muerte empapar su frente.

Yoongi sonrió. —Y aún ahí, siempre serás mi perra.

Las cadenas cedieron, y el cuerpo de Choa se hundió en el agua.

El alfa permaneció tranquilo escuchando los gritos cargados de dolor que la omega lograba expulsar. El sonido que las pirañas creaban al arrancar la carne y triturar los huesos era satisfactorio para el mayor, quien observaba gustoso como el agua se tornaba de un profundo carmín, mientras seguía en violento movimiento debido a la jauría de animales que comían extasiados lo que quedaba de Park Choa.

El sonido de una llamada le distrajo, buscó en sus bolsillos hasta que dió con el móvil y al ver que se trataba de Hoseok respondió.

Estamos en Ignis, y el lugar está que arde —Yoongi podía escuchar la música fuerte y los gritos eufóricos a través de la llamada—. ¿Te animas?

El pelinegro miró una vez más el estanque; éste ya estaba tranquilo, pudiendo observar con mayor facilidad el agua roja con restos de carne y huesos flotando en ella.

—Estaré ahí en media hora —anunció con buen humor.

—¡Eso! —risas y gritos—. Te estaremos esperando.

Terminó la llamada y salió de aquel lugar; ordenó a su chofer que lo llevara a la mansión para prepararse adecuadamente. Aquel día se había desecho de dos grandes molestias, y el alfa estaba dispuesto a celebrarlo tal y como le encantaba hacerlo.

Con drogas, alcohol y sexo.

El ambiente que se mantenía en el club era el que Yoongi disfrutaba.

Esa era una noche especial; estando a seis horas para que la semana de sangre diera comienzo, todos los miembros del triángulo habían decidido armar una fiesta en celebración a ella, los líderes derrocharon grandes cantidades de dinero en mujeres y alcohol para todos los presentes, mientras que los sublíderes contribuyeron con el éxtasis que fluía con violencia en el sistema de cada uno de los presentes.

Llevaba una hora en aquel lugar y se sentía completamente excitado, dos preciosos omegas se habían encargado de recibirle y sus manos ya conocían cada porción de sus cuerpos curvilíneos y sudorosos. Yoongi besaba pausadamente a un ardiente peliazul, mientras sentía los labios de su otro acompañante dándole lamidas al pálido cuello; el sonido de la música estimulaba sus sentidos y la droga en su cuerpo lo mantenía en constante placer, anticipando el momento en el que llevaría al par de chicos a la cama para desahogar con ellos todo el deseo que tenía retenido.

Dejó de lado al peliazul para reclamar los labios del rubio el cual gimió en completo placer al sentir la rudeza de sus movimientos. El alfa mordía y chupaba aquellos labios a su antojo, buscando en ellos aquella satisfacción que había venido sintiendo en los últimos meses cada vez que besaba a su fruto prohibido.

No la encontró, lo único que su mente creó fue la imagen de Jimin completamente desnudo y sudoroso a la espera de ser follado por él.

Un tirón en su entrepierna lo hizo gruñir, la excitación en su cuerpo iba en aumento pero Yoongi sabía bien que no era por el par de omegas que le estaban acompañando, sino por la imagen que su mente había creado de su fruto prohibido.

Se separó del sucio ósculo y bufó frustrado. Ambos chicos le miraron confundidos.

—¿Hay algún problema? —preguntó el peliazul, sus manos dando suaves caricias en los fibrosos muslos del alfa.

—Largo.

Esa no era la respuesta que esperaban.

—¿Perdón?

Yoongi les dió una mirada mortal. —Largo, me aburrieron.

Ambos chicos salieron rápidamente del cómodo sillón; el alfa tensó la mandíbula con sus ojos fijos en el iluminado escenario, a los pocos minutos sintió que alguien se sentaba a su lado y reía por lo bajo.

—No le veo lo gracioso —dijo con el ceño fruncido.

Hwasa rió más fuerte. —Yo sí.

—Lárgate, ¿Quieres? —el pelinegro le dió una mirada irritada—. Ve a joder a otra parte.

—Cállate, Yoongi —silenció la morena, apuntando con su copa el escenario—. El espectáculo va a comenzar.

Min guardó silencio y llevó su mirada al escenario al mismo tiempo que una canción lenta y sensual se dejaba escuchar; del fondo emergió un chico cubierto de látex de color rojo y con un antifaz cubriendo su rostro; los gritos de los alfas inundaron el lugar, los aromas cargados de excitación subieron de nivel, todos estando ansiosos y a la espera de un gran show.

Yoongi formó una sonrisa cuando el chico lo miró directamente. Aquellos ojos bicolores eran inconfundibles.

"¿Te gusta la forma en la que muevo mi lengua o no?"

La música retumbaba con fuerza en las paredes, los alfas vitoreaban los movimientos sensuales que el chico de rojo estaba dando, sirviendo de alimento para las lujurientas miradas.

"¿Puedes lamer la punta de la polla y luego meterla en tu garganta o no?"

El cuerpo cubierto de látex bajó mostrando con orgullo sus calientes atributos; la mirada de Yoongi viajó al prominente trasero que se movía con gracia y experiencia, llegando a adormecer sus sentidos en puro placer.

"No juegues con un jefe, toma uno real lo tienes todo"

El deseo de Yoongi crecía a medida que esos ojos bañados en travesura le llamaban, en una combinación perfecta con los labios rojos y abiertos que mostraban una pecaminosa lengua, invitándolo a tomarlo todo.

"Soy un amante raro, quiero darte por detrás y por otras partes"

Sintió su pene endurecerse cuando su mirada oscurecida por el deseo miró atentamente el como Amox devoraba la boca de Tony, mientras que el americano amasaba el gordo trasero que se restregaba con descaro en su entrepierna.

Después de unos segundos las miradas de Tony y Amox impactaron con la suya, la sonrisa en ambos gritándole una invitación que estaba tentado a tomar.

A su lado sintió a la morena removerse hasta que estuvo a la altura de su oído derecho donde susurró con voz cargada de deseo.

—Ellos quieren tenerte —la alfa lamió el lóbulo del pelinegro—. Anímate, Yoongi; tú también lo quieres.

"Te haré gritar mi nombre, te sentirás feliz de haber venido"

Amox y Tony desaparecieron del gran salón, ambos excitados y dispuestos a terminar su juego envueltos en las sábanas de una cama.

Mientras que, los gritos de euforia aumentaron cuando todos los presentes vieron como Yoongi les seguía el paso con seguridad y una mirada cargada de deseo.

Podía sentir la rudeza con la que el enorme miembro profanaba su pulsante entrada; los movimientos que el alfa estaba realizando eran justamente lo que más amaba, era rudo, casi animal; golpeando una y otra vez aquel punto dulce que lo tenía en un abismo oscuro de placer.

Amox quería gemir fuerte más no podía, su boca estaba bastante ocupada succionando con avidez el miembro que gustosamente le había sido ofrecido. Su lengua saboreaba con devoción la esencia que era capaz de robar, sintiendo extasiado el fluir de la sangre caliente que se condensaba en las venas que remarcaban todo el grueso falo que estaba tragando hasta lo más profundo que su garganta le permitía llegar.

Sintió unas manos grandes y fuertes sujetar su cintura; él se inclinó hacia abajo para darle leves mordidas y succiones a los tensos testículos, mientras que levantaba el trasero para darle una mejor disposición a uno de sus amantes.

—Vamos, dame más —gruñó Yoongi, sintiendo el calor que la boca del chico le estaba dando a sus bolas, mientras su mirada oscurecida miraba con atención como el miembro erecto de Tony se perdía en la rosada entrada rodeada de látex.

Los movimientos del americano eran certeros; desde que conoció al chico en el aeropuerto los deseos primitivos por follarlo siempre estuvieron presentes, y ahora que lo tenía en cuatro y recibiendo gustoso su polla endurecida no quería y tampoco podía controlarse.

Amox dejó de lado los testículos y nuevamente se concentró en la dura polla de Yoongi; la tomó tan profundo como pudo, chupando con vehemencia y provocando jadeos roncos y cargados de placer por parte del pelinegro.

El cuerpo del menor estaba sensible por las violentas sacudidas, sentía que pronto se derretiría de placer en los brazos de aquel par de alfas ardientes e insaciables. Y quería más, mucho más.

Dejó ir el pene del pelinegro y se reincorporó, las embestidas de Tony permanecían solo que con un toque lento y más profundo. Giró el rostro y besó con hambre los labios del moreno, mordiéndolos con deseo mientras nunca de sus manos se encargaba de masturbar su propio miembro.

—Quiero chuparte —ronroneó, y Tony sufrió una violenta sacudida de placer.

Yoongi se movió primero, se terminó de sacar la ropa interior y se tumbó en la gran cama quedando frente a Amox, de ahí le regaló una sonrisa torcida.

—Puedes montar mi cara hasta que te vengas —susurró Yoongi con voz ronca y mirada profunda.

Las pupilas de Amox se dilataron, gimió cuando el miembro de Tony salió de su interior y con premura se colocó encima del rostro del pelinegro; de manera inmediata sintió las pálidas manos tomar sus muslos y obligarlo a descender donde una cálida y experta lengua se hundió en su orificio sacándole un grito de placer.

Sintiendo el placer que Yoongi estaba dejando en su culo, Amox inclinó su cuerpo hacia adelante donde la polla de Tony le esperaba. La tomó con hambre latente, una lamida en todo el tronco y posteriormente leves y constantes succiones en el hinchado glande, para luego ir tomando centímetro a centímetro el palpitante trozo de carne con su lengua en una húmeda espiral que tenía al americano enloquecido de placer.

Tony tomó los cabellos de Amox y tiró con fuerza; mantuvo la cabeza sujeta mientras su cuerpo empezó a impulsarse con rudeza, el deseo por follar aquella boquita haciendo añicos en su mente, dando como resultado potentes embestidas que el menor recibía gustoso.

Los minutos cargados de placer eran la gloria para el trío enloquecido. Yoongi disfrutaba devorar el culo de su amante mientras una de sus manos masturbaba su propio miembro; Amox estaba completamente cegado al recibir la lengua del pelinegro, la cual alcanzaba un nivel profundo que tenía a sus muslos temblando, y Tony jadeaba ronco al follar violentamente la boca caliente del chico que lo recibía como todo un experto.

—Quiero joderte —declaró el pelinegro dando una fuerte nalgada al caliente asesino.

Amox dejó el falo del americano y le regaló una sonrisa coqueta a Min. Rápidamente se colocó a horcajadas del pálido y con una de sus manos alineó el erecto miembro en su hambrienta entrada.

Ambos gimieron ronco cuando Amox se sentó de golpe, provocando una penetración dura y profunda.

Yoongi no esperó y con fuerza se impulsó hacia arriba; sus embestidas salvajes y rápidas provocaron que los ojos de su amante se blanquearan en completo éxtasis, las manos del mayor se hundieron en sus caderas dominándolo por completo con estocadas duras que hacían estragos en su interior.

—M-más... agh... —el placer nublaba su juicio y le era imposible articular palabra.

El pelinegro siguió en su labor, la entrada de Amox era estrecha y caliente, apretándolo tan deliciosamente que lo tenía a punto de desfallecer. En algún momento de su propio placer, sus ojos se encontraron con los hambrientos de Tony, compartiendo ambos una sonrisa ladeada.

Tiró del cuerpo de Amox hacia adelante y sus labios lo reclamaron en un demandante y sucio beso, tragándose con deleite los gemidos que el chico expulsaba al tener su polla enterrada dentro de él.

Lo separó bruscamente y con una mirada salvaje y respiración errática hizo aquella pregunta que hace rato quería realizar.

—¿Quieres tomarnos a ambos?

El menor relamió sus labios, sintiendo una punzada de necesidad en su agujero lleno.

—Sí —respondió, mirando de reojo al americano deseoso—. Los quiero a ambos dentro de mí.

Tony no esperó y rápidamente se alineó en la entrada profanada por Yoongi; poco a poco se fue introduciendo, la estrechez provocando que jadeos roncos salieran de sus labios, mientras sentía al chico sacudirse en completo placer al tener dos pollas enormes llenándolo dolorosamente.

Ambos alfas empezaron a moverse con rapidez, Amox cayó en medio de los brazos de Yoongi, lágrimas de placer bañaban su rostro mientras sentía como aquellos falos lo estaban orillando a una caída sin retorno en un profundo abismo oscuro que lo estaba llamando.

El ardor doloroso estimuló su miembro despierto, los movimientos crueles y llenos de deseo provocaron su orgasmo; uno tan fuerte que lo mantuvo quieto por unos segundos, sintiendo como los empujes en su interior aumentaban en velocidad y fuerza.

Tony fue el primero en salir, abandonó el cálido interior y dejó ir su tibia esencia en los glúteos enrojecidos del menor. Yoongi dió un par de empujes más y al igual que el americano salió del caliente agujero expulsando su espeso líquido en el cuerpo de su amante.

Los tres quedaron tumbados en el amplio colchón, las respiraciones inestables y las miradas cristalizadas en un deseo saciado, estando completamente satisfechos con el fuerte encuentro que crearon.

Compartieron una sonrisa ladina, aquello había sido una experiencia en demasía excitante y la mejor forma de dar la bienvenida a la semana de sangre.


23:59 horas.

Diez segundos para que la semana de sangre de comienzo.

Iniciando conteo...

10

9

8

7

6

5

4

3

2

1

00:00

El triángulo da la bienvenida a la semana de sangre donde se reclutará a nuevos miembros y se le dará muerte a la sangre traidora.






















Familia Yoon, ¿Cómo están?

Les traigo noticias.

Las actualizaciones de Gánster serán una vez por semana a partir de ahora y el día oficial será el sábado. Hoy es la excepción porque estoy trabajando en un nuevo proyecto que requiere tiempo, así que este es el capítulo que publicaría el próximo sábado pero lo hice hoy por esas razones.

El próximo capítulo es la revelación de Amox.

Hay un grupo de WhatsApp donde hablamos de todo un poco, si quieren entrar el link estará en mi tablero para que juntos esperemos la entrada del asesino sin máscaras de por medio.

¿Qué les pareció el capítulo?

¿Mejoré en el Lemon?

Muchas gracias por todo y por siempre esperar. 🖤














YOONGLH💀

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