💀24💀

Los últimos días le habían resultado difíciles y amargos. Después de que su madre haya agendado cita con el doctor, Seulgi realmente pensó que las cosas mejorarían un poco; sabe que se equivocó al llevar tantas noches en desvelo y teniendo pesadillas frecuentes, su cuerpo había sufrido los estragos que las altas temperaturas le habían dejado y si era sincera, la omega no sabía por cuánto tiempo soportaría.

Muchas fueron las veces que buscó consuelo en su alfa; trató de hablar con él y que el aroma reconfortante del mayor le aliviara de algún modo. Sin embargo, Yoongi nunca tenía lugar para ella.

A estas alturas debería de estar acostumbrada.

Su padre tampoco le ayudaba. SooJong había demostrado una obsesión enferma con su presunto embarazo, llegando hasta los límites de amenazarla para que se mantuviera estable y tranquila; con el único fin de que el bebé no sufriera ningún daño.

¿Y dónde quedaba ella?, ¿Acaso no importaba?

Al parecer no, y frente a ese conocimiento la idea de tener un bebé creciendo en su interior la puso enferma.

Poco a poco sus ánimos iban decayendo; las altas temperaturas que sacudían a su cuerpo eran el recordatorio de su soledad, al verse revolcándose sola y destruida por la madrugada; sin que nadie le ayudara, sin que a nadie le importara.

"Un medio para un fin"

Cuantas veces le había dicho aquello su esposo, y hasta ahora lo iba comprendiendo.

Yoongi, el tan solo recordar su nombre le da ansiedad; hace tan solo pocos meses había sido la mujer más feliz de la tierra al saber que se casaría con el alfa que quería, ¿Y ahora qué? Todo ese dulzor se había podrido para dar cabida a lo sucio y amargo de los rechazos y engaños que día a día tenía que soportar.

La idea de un cachorro de ambos le había resultado reconfortante en un principio; más la avaricia y planes que sus padres dejaban ver sin el mínimo cuidado le hacían sentirse asqueada; tal y como un juguete manipulable que había cumplido con la gran función de entretener a su dueño.

El sentimiento de rechazo había quedado plantado desde que las primeras órdenes le fueron dadas; el tiempo y planes sin consentimiento sirvieron de agua cristalina que regó aquella semilla maldita hasta hacerla crecer en su interior con una fuerza estremecedora; logrando que tuviese miedo de sí misma por todo aquello que era capaz de sentir.

Se sentía hundida y atrapada, tal como una pequeña y vulnerable presa que estaba lista para ser descuartizada por los hambrientos buitres que volaban por encima de ella. Las ilusiones que estaban en un fino hilo vulnerable habían sido aplastadas por la complejidad de sentimientos que no había sido capaz de comprender, provocando que se sintiera perdida y sin saber que camino tomar.

Poco a poco había sido guiada a un profundo laberinto, cayendo de lleno en la perfecta trampa.

Una marioneta, una sucia marioneta.

"Felicidades señora Min, usted está embarazada"

La carta perfecta que había servido de estrategia para sus padres.

Un medio para un fin. Después de todo su alfa tenía razón.

Sin embargo, aún faltaba una trampa más para que aquel laberinto tuviera resultados satisfactorios, y ahora que conocía su condición estaba dispuesta a no dejarse controlar; mucho menos dejar que sus padres utilizaran al bebé como un escudo de protección cuando ella había sido vendida y abandonada a su suerte.

Sí, había llegado la hora de hablar con su esposo de algo que estaba segura al alfa le interesaría. No pensaba permitir que los Kang se quisieran aprovechar de la situación vulnerable en la que estaba; porque si algo había aprendido como esposa de Min Yoongi era que ella también podía jugar.

Aunque ganase el odio de sus padres en el proceso.

Yoongi permanecía en silencio mientras escuchaba el reporte que KiungSoo tenía para darle. La semana de sangre daba inicio en dos días, y el alfa debía estar al tanto de todos los preparativos que aún estaban pendientes.

—Nuestros cazadores han raptado a una docena de alfas entre los dieciocho y veinte años. El equipo de MinHo se ha encargado de borrar toda existencia de ellos en el mapa para no tener problemas con las autoridades en plena semana; también hemos capturado a cuatro sospechosos dentro de la organización,  dos pertenecientes a Xolot, uno a MoonBlack y el otro al Dragón negro, actualmente se encuentran en las mazmorras a la espera del momento cúlmine.

El pelinegro asintió. —Necesito que el médico revise a los posibles candidatos que entrarán al triángulo, debemos asegurarnos que cumplan los requerimientos necesarios, y no solo acumular basura inútil.

—Esta misma tarde se estará llevando a cabo, el líder Choi se encargará personalmente de ello.

—¿Hemos tenido voluntarios?

El menor asintió. —La lista es larga, aunque no estamos muy seguros; varios se ven demasiado débiles.

—Eso lo sabremos en el primer día —el mayor formó una sonrisa torcida—. Recuerda que ahí se hará la purificación.

—Por supuesto, señor —luego informó—. La líder Hwasa solicita que Jeon participe en la semana de sangre con la categoría de novato.

Yoongi se recostó en su amplio sillón, sus manos jugando con una daga de oro.

—¿Qué hay de Siwon?

—Está de acuerdo, debido a la inactividad de Jungkook, creen conveniente que participe en esa categoría —respondió KiungSoo.

—Me parece bien —asintió con aire distraído—. Apunta a Jeon en las primeras filas, si quiere ganar respeto tiene que ganárselo como todos los demás.

KiungSoo estuvo de acuerdo.

—Hay una solicitud para un nuevo equipo.

Aquello sorprendió a Yoongi. —¿Es así?

—Sí, hace tres días llegó la solicitud y la verdad es que se mira bastante completa —informó el menor, tendiéndole una memoria USB.

El mayor tomó el pequeño dispositivo y lo conectó a su ordenador, en cuestión de segundos apareció en la pantalla un programa completo de codificaciones bien marcadas en orden cronológico; pudo observar un sistema de hackeo bastante avanzado así como un perfil de víctimas bastante amplio y detallado.

—Que interesante —murmuró, sus ojos seguían fijos en la pantalla.

—Misiones especiales —informó el menor, Yoongi lo miró—. Así se llamaría el nuevo equipo que el aspirante desea liderar.

—Mandó un formato bastante detallado —analizó el pelinegro—. Tiene astucia y se nota que no deja pasar nada por alto —lamió su comisura izquierda—. Pero, debemos evaluar su resistencia en el campo, al igual que sus habilidades.

—Pues el chico se ve bastante bueno —comentó KiungSoo.

El mayor alzó una ceja. —¿Sabes su nombre?

—Hizo la inscripción a nombre de Amox.

Una sonrisa torcida y lenta nace de los finos labios del alfa purasangre; habían pasado varias semanas desde que Amox le había preguntado lo que se necesitaba para pertenecer a su organización y ahora que estaban a poco de dar inicio, le gustaba el hecho de que el tipo llegara con todo.

Presentar una inscripción con una propuesta para crear un nuevo equipo significaba ser evaluado directamente con los líderes. Tenía que haber más valor, locura y compromiso ya que si la solicitud no era aceptada, la muerte era el único pago viable.

Por supuesto que Yoongi sabía de lo que el tipo era capaz; lo había visto con sus propios ojos, la inhumanidad y destreza que tenía para matar, más las habilidades que varias veces mostró en situaciones de peligro, y esa maldita manipulación que sacaba a flote para conseguir lo que quería, usando el encanto enfermo que poseía para atraer a su víctima a una muerte dolorosa y lenta. Sí, sabía que Amox tenía todo y más para ingresar; sin embargo, nunca podía dar nada por sentado.

—Acepta la inscripción —dió la orden—. Veremos lo que Amox tiene para mostrarnos.

El menor asintió en el mismo momento que Lila entraba al despacho con la mirada clavada en el piso.

—Ordené que nadie interrumpiera —fue lo que dijo Yoongi con su voz cargada de amenaza.

Ella hizo una profunda reverencia. —Lamento las molestias, Amo; pero es importante.

—¿Qué quieres? —preguntó Yoongi, su mirada oscurecida clavada en el cuerpo de la omega.

—Su esposa solicita verlo —anunció con voz serena—. Dice que se trata de un asunto importante.

—Dile que no tengo tiempo.

—Pero Amo...

—Dile. Que. No. Tengo. Tiempo —gruñó el alfa.

Lila estaba dispuesta a acatar la orden, más pasos rápidos y un nuevo estruendo en la puerta del despacho le hizo detenerse.

Yoongi miró hacia la entrada con aspecto sombrío, justo donde se encontraba su esposa con el ceño fruncido y las manos apuñadas.

—No me importa lo que estés haciendo, Yoongi —el tono de Seulgi era fuerte y decidido—. Tendrás que hablar conmigo, porque sé que te conviene.

El alfa le miró con desprecio. —Por lo que veo has olvidado cuál es tu lugar en esta casa, ¿Quieres que te lo recuerde, querida?

Un estremecimiento para nada placentero azotó el cuerpo de la omega; por supuesto que entendía su maldito lugar, el alfa se había encargado de recordárselo todos los días y ya le había quedado claro, pese a todas sus negativas. Sin embargo, sabe que el tema que debe hablar con Yoongi es sumamente importante, y que vale todo el tiempo del mundo; así que, el mayor tendrá que escucharla por muy ocupado que diga estar.

—Tenemos que hablar —insistió, su mirada fija en su esposo—; no insistiría tanto si no fuese un asunto importante.

Yoongi se puso de pie y caminó hasta posicionarse frente a su esposa; ambos pares de ojos conectaron en silencio, mientras la densa atmósfera crecía hasta el punto de ahogarlos.

—Déjenme solo con mi esposa —ordenó.

KiungSoo salió del despacho en compañía de Lila. El sonido que provocó la puerta al ser cerrada le informó una vez más a la omega que ya no había vuelta atrás; ya era muy tarde para arrepentirse.

—Tienes cinco minutos exactos —la voz del alfa provocó un agudo pitido en sus pensamientos, Yoongi la mirada con infinito rechazo—; si lo que dices me interesa, entonces obtendrás más tiempo.

La omega tomó una inspiración corta y pesada; reforzó la fuerza en sus puños cerrados en un intento para darse valor y, viendo directamente los pozos oscuros de su alfa, finalmente lo soltó.

—Estoy embarazada.

Simplemente lo dijo; sin ningún tipo de rodeos o tensiones. Esperó en silencio y expectante, sus ojos fijos en el rostro de Yoongi, el cual poco a poco alzaba una de sus perfiladas cejas al mismo tiempo que una cínica sonrisa se formaba en sus labios.

—¿Y?

Seulgi parpadeó sin comprender, ¿Eso es todo?

—¿Qué haremos? —preguntó ella.

—Estás en problemas —canturreó el mayor, luciendo bastante feliz con la noticia.

Una arruga se formó en el entrecejo de la menor. —No entiendo.

Yoongi rió como un desquiciado. —Tú misma te pusiste la soga al cuello —contó con diversión—. En el contrato que firmé con tu padre estipulo que no habrá cachorros en los primeros dos años de matrimonio —el cuerpo de la omega se tensó, la sonrisa de Yoongi aumentó—; está dentro de mis reglas de oro, y si hay incumplimiento, todo es anulado —Seulgi retrocedió un paso—. Y eso incluye nuestro sagrado matrimonio.

—Eso es imposible —negó con la cabeza—; si fuese como dices, mis padres no estuvieran felices con la noticia.

El pelinegro se cruzó de brazos. —Eso es porque creen que pueden conseguir algo con eso que llevas dentro, pero como no tengo relación alguna los perjudicados serán ellos.

—¿Qué quieres decir con eso? —las palabras del alfa no le estaban gustando para nada.

—Que si es verdad y estás embarazada, ten por seguro que no es mío.

Seulgi chilló alterada. —¡No digas eso! ¡No he estado con otro que no seas tú!

—¿Segura? —Yoongi permanecía tranquilo—. Entonces no te molestará un ADN, aunque es una pérdida de tiempo —la miró directamente—. Media organización ha pasado por tus piernas.

Yoongi estuvo esperando por esa noticia durante semanas. Necesitaba que su esposa quedara embarazada, solo de esta manera se rompía la regla de oro que estaba en el contrato de matrimonio. Por otro lado, si demostraba ante el viejo Kang que el hijo que la omega esperaba no era de él, podía exigir seguir disfrutando de los beneficios que aquella unión le había proporcionado, sin la necesidad de estar atado a Seulgi.

Al final de todo, los únicos perjudicados serían ellos; todo había sido planeado con antelación y frialdad, teniendo las pruebas de la desastrosa traición de su amada esposa en sus manos con las cuales podría matarla si quisiese.

—E-es imposible —el susurro de la omega provocó que la mirara.

Yoongi permanecía impasible. —Deja de ser tan ingenua —dijo—; la única vez que te follé fue la noche de la boda, donde te mordí sin crear la unión —rió al recordar un detalle más—. Por cierto, dos personas más estaban con nosotros.

—¿No tenemos un lazo? —llevó sus manos a la desastrosa marca que estaba en su cuello.

—No —respondió el alfa, se le hacía tan entretenido destruir de aquella manera a la omega frente a él—. Por eso nunca pudiste sentir mis emociones, tampoco te acoplaste a mi aroma —ladeó el rostro—. En algún momento creí que lo notarías, pero no fue así.

—Pero, la marca en mi cuello...

—Es tan solo una cicatriz de una mordida feroz —interrumpió el pelinegro—. No se ha quitado por la fuerza que puse en ella; te aseguro que hubiera pasado lo mismo si te hubiese mordido en otra parte del cuerpo —la omega negó—. Lo que tanto presumes, no es más que una horrorosa marca sin ningún significado.

El entendimiento la atacó como fuerte veneno. Todos esos detalles que notó y que se empeñó en ignorar se burlaban en su cara; los recuerdos borrosos y la sensación de alguien más cuando tenía intimidad con el alfa; la nula conexión con el lobo mayor; la constante debilidad y la leve repulsión que sentía por el feto que estaba sembrado como semilla maldita en su interior.

—¿Quién es el padre? —logró preguntar en un pequeño e inestable hilo de voz.

El alfa se encogió de hombros. —No lo sé, pudo ser cualquiera.

—¿Con cuántos estuve?

—Es mejor que no lo sepas —el mayor le guiñó el ojo en complicidad—. Ahora escúchame bien —de repente, el rostro del alfa adquirió una seriedad escalofriante—. Tus padres serán un dolor en el culo, y si no haces lo que yo digo, todo se va al carajo.

La menor quería vomitar, enterarse de aquello se le hacía tan repulsivo.

—Yoongi —él la miró, las manos de la castaña sostenían con fuerza su vientre—. Ayúdame a deshacerme de esto.

—Te ayudo si cooperas conmigo —las manos del alfa acariciaron los cabellos de la menor—. ¿De qué lado estás, Seulgi?

La omega sollozó. —Ya no seré tu esposa.

—Nunca lo fuiste —la declaración del alfa provocó que le mirara—. Aunque un maldito papel lo afirme; si no hay lazo, no hay matrimonio.

El llanto en Seulgi se volvió silencioso y desgarrador; sus manos se aferraron a las de aquel hombre que amaba, y que había logrado destruirla por completo. Pocos segundos tuvieron que pasar para que un nuevo recuerdo azotara el desastre que era su interior.

—¿Quién era él?

El alfa retrocedió un par de pasos y desde ahí cuestionó.

—¿De qué hablas?

—El omega que besabas en aquella piscina —dijo, un sentimiento agrio naciendo en su garganta—. ¿Era tu amante?

—Tengo muchos amantes —confesó Yoongi—. Pero él no es uno de ellos.

—Entonces...

El mayor resopló. —Se puede decir que él es lo único que me importa.

—Por eso me dejas —susurró con un nudo en la garganta.

—Te equivocas, te dejo porque siempre has sido un estorbo —corrigió—. En este mundo no puedes enamorarte, querida —informó—. Los sentimientos solo son una carga más que te hacen caer en el momento menos esperado, mírate tú; por amarme y dármelo todo estás en un callejón sin salida, donde solo la muerte te espera.

Una mirada llena de dolor fue dada al mayor. —Hablas como si lo amaras.

—No siento tal cosa —rodó los ojos—. Mi fruto prohibido es más que eso, y si querías saberlo pues ya lo sabes —le miró amenazante—. Él es mío, y solo él me importa.

—Dime su nombre.

—En estos momentos lo que debería interesarte es responder a mi pregunta —gruñó el mayor—. Seulgi, ¿De qué lado estás?

—Dime el nombre y responderé tu pregunta.

Una sonrisa pintó los labios de Yoongi.

—Park Jimin.

La imagen de aquel hermoso chico invadió la mente de la omega. Park Jimin, aquel hombre de clase y comportamiento imperturbable era el que le había robado la atención de Yoongi.

—No buscabas un auto —comentó con una risa floja, al recordar la vez que los encontró en la compañía del omega.

Yoongi elevó una ceja. —Esa vez cuando llegaste, lo acababa de follar malditamente fuerte sobre su escritorio —contó, dando un suspiro gustoso—; me encanta como no tienes idea, sus movimientos son tan sensuales que me vuelven loco —cerró sus ojos—. Y sus besos, son mi paraíso lleno de morbo que me vuelven adicto.

—No quiero saber más —aclaró la castaña, provocando tenues risas en el alfa.

—Responde la pregunta entonces.

Seulgi suspiró; sabía que no existía amor alguno para luchar, tampoco sueños rosas para atesorar. Ahora se trataba de sobrevivir a toda aquella mierda en la que su mente ingenua la había metido.

—Estoy de tu lado —finalmente respondió—. Así que dime lo que tengo que hacer.

Y Yoongi sonrió porque aquello era justamente lo que estaba esperando, mientras que su mente curiosa llevaba a cabo aquella pregunta que muy pronto tendría respuesta.

¿Quién era en realidad el padre del hijo que Seulgi esperaba?

Muy en el fondo sospechaba especialmente de dos personas, las cuales compartieron más momentos con la omega.

Kila Ricci; y, por supuesto el único alfa que estuvo completamente a solas con su esposa.

Jung Hoseok.

Yoongi imaginó hacer muchas cosas cuando estuviese frente a Jimin; exigir explicaciones, y que éstas fuesen lo suficientemente coherentes como para aclarar el maldito torbellino que martillaba en su mente, o entablar una seria conversación donde pudiese obtener respuestas a todo aquel embrollo que la información de Hoseok había originado.

Sin embargo, ahí estaba, cayendo en el abismo placentero que los labios de su fruto prohibido creaban en lo profundo de sus entrañas.

Sus manos viajaron a la cintura del menor donde apretó con fuerza; las piernas del omega se enrollaron con devoción alrededor de su cuerpo, sintiendo ambos aquel placentero deleite que provocó el choque de sus miembros despiertos.

Yoongi abandonó la boca roja y húmeda para trasladarse al suave cuello lleno de aquella esencia que lograba doparlo por completo. Besó, chupó y lamió a su antojo, dejando impreso en aquella piel su sello maldito, que reclamaba al sexy hombre que tenía encima de su cuerpo como algo completamente suyo.

—Alfa —gimió Jimin, al pelinegro le encantaba cuando el menor pedía por él de aquella manera.

Llevó ambas manos a los glúteos del omega donde masajeó con rudeza y posesión; el cuerpo del castaño se estremecía entre sus brazos, mientras que el mayor sentía en completa nitidez las fuertes pulsaciones que su polla despierta estaba dando, exigiendo de manera deseosa enterrarse en el interior de su amante.

Pero la falta de respuestas detuvo todo toque sucio, obligando al deseoso omega a retroceder con una mueca de confusión.

—¿Qué pasa? —preguntó Jimin entre jadeos.

El alfa se movió en su lugar, provocando que el menor se quitara y cayera sentado a su lado.

—Fue fácil encontrarte, precioso —comentó Yoongi, su voz sonando más baja y dando ese toque ronco que lograba inmovilizar a cualquiera.

Jimin mostró una sonrisa despreocupada, pese a la densidad que los aromas del mayor mostraban.

—No me escondía.

El pelinegro le miró seriamente. —Por la ubicación de tu nuevo hogar, yo diría que sí lo hacías.

—Bueno; recordando lo que me pasó, lo más lógico sería que mi próxima casa estuviese lejos, ¿No te parece?

Pero Yoongi no se lo creía. En un principio admite que se equivocó en todo; la belleza y sensualidad nata del omega lo cegaron por completo, dejando que solo sus instintos primitivos gobernaran en sus acciones. Sin embargo, ahora pensaba ahondar más allá de lo que aquella cara bonita y cuerpo caliente tenían para dar, y no pensaba detenerse hasta obtener lo que quería.

—¿Qué ocultas, Jimin?

El mencionado rió. —¿Hasta ahora quieres saberlo?

—¿Qué ocultas? —repitió la pregunta, su voz sonando tranquila.

El omega se acercó para darle una lenta y profunda lamida desde el cuello hasta la mejilla derecha, provocando que el sentimiento de deseo que latía de manera desenfrenada en el cuerpo del alfa, nublara su juicio.

—Estoy seguro que si lo preguntas, es porque ya lo sabes —susurró Jimin en el oído del alfa.

Sus instintos animales gobernaron su fuerza y razón. De un fuerte tirón tomó los brazos del omega, y a una velocidad escalofriante lo estampó en la pared más cercana, robando un jadeo sorprendido y de dolor por parte del castaño.

—Conmigo no vas a jugar, mi amor —dijo el alfa, estando a pocos milímetros de la boca contraria.

—¿Por qué? —retó el omega, sus pupilas dilatadas en completo éxtasis—. Nuestros juegos siempre han sido divertidos, cariño.

El mayor empujó el cuerpo del omega contra el duro concreto; la sacudida que Jimin sufrió fue en extremo placentera y dolorosa, sintiendo aquel pequeño rastro de excitación que comenzaba a pintarse en sus aromas.

—Explícame toda esa mierda de tus matrimonios pasados, Park —demandó el alfa.

—¿Celoso? —preguntó el menor con una sonrisa burlona.

Otro golpe azotó su cuerpo, los huesos crujieron ante la fuerza bruta que el alfa imponía en su agarre.

—No me gusta que quieran verme la cara de idiota —gruñó Min—; así que más te vale que me vayas diciendo que pretendes o si no...

Jimin cortó la amenaza en el mayor cuando sus labios impactaron con los finos del alfa, dando inicio a un beso demandante y desordenado. La furia que Yoongi sentía la demostró en sus violentos movimientos y fuertes mordidas, las cuales provocaron que sangre escurriera de la boca contraria, la misma que era robada por el movimiento de ambas lenguas que se enrollaban y acariciaban en una danza sucia que los tenía al borde de su propio infierno.

Cuando el menor cortó el beso susurró con seguridad. —No me amenaces, alfa; ambos sabemos que no puedes vivir sin mí —rió coqueto—. Mírate, tus ojos brillan en deseo por mí; me deseas, quieres que sea solo tuyo —la nariz del castaño acarició la mandíbula tensa del mayor mientras continuaba—. Quieres desnudarme —las manos de Jimin viajaron a la entrepierna del pelinegro donde masajeó con firmeza—. Quieres follarme, sentirme en tus huesos hasta que tu alma se fragmente en deseo enfermo.

Yoongi se separó de golpe, su respiración era dificultosa y su cabeza un completo lío de emociones. Jimin tenía razón; quería follarlo, y quería hacerlo tan malditamente fuerte hasta hacerle sangrar; quería experimentar dolor y que su bestia se sirviera de su víctima hasta saciarse por completo, dañar aquella mente y manipularla a su antojo. También quería matarlo; descuartizarlo y llevarlo a aquel lado de su mente donde sus instintos asesinos permanecían alertas, donde no pudiera escapar y tampoco quisiera hacerlo.

Le mostró una sonrisa asesina. —¿Qué pasó con tu cría, omega?

Algo en la expresión de Jimin cambió.

La tranquilidad que solía demostrar quedó sepultada, dejando emerger un rostro rígido y amenazante. El cambio duró una milésima de segundo, pero fue suficiente para que fuese notado por el alfa.

—Vaya —murmuró el menor, recuperando rápidamente su calma—; has investigado bien.

Min restó importancia. —Es lo mínimo que puedo hacer, pero no has respondido mi pregunta.

—Ni tendría por qué hacerlo —replicó Jimin—. El tema de mi cachorro no es algo que te interese.

El pelinegro guardó silencio; si se ponía a pensar, sabría que el omega tenía razón. Todo lo que haya pasado con Jimin en un pasado no tenía por qué importarle, nunca antes se había tomado la molestia de investigar a sus amantes, y aunque trataba de convencerse de que con el castaño sería lo mismo, no pudo hacerlo. Había algo en él que lograba inquietar a su bestia, y eso no le gustaba para nada.

Acortó toda distancia que tenía con el menor y le tomó de la barbilla en un toque suave pero firme.

—Todo lo que tenga que ver contigo me interesa —afirmó.

Jimin no retrocedió. —Ya investigaste y obtuviste la maldita información; no es necesario que vengas a preguntarme a mí algo que ya sabes.

—Lo único que se es que te casaste en tres ocasiones y que estuviste en cinta.

El castaño se soltó del agarre bruscamente, tomó distancia del alfa y le miró casi de manera amenazante.

—Eso es lo único que sabrás —aseguró, dejando salir un gruñido cuando el mayor intentó acercarse—. Es mí pasado, y yo decido con quien carajo compartirlo.

El alfa revolvió sus cabellos de manera violenta; su pecho burbujeaba debido a la creciente ira que nuevamente iba tomando forma en su interior.

—Me la estás dejando difícil, precioso —rió con incredulidad.

Jimin le veía en completa seriedad. —No es difícil si respetas mis límites —aseguró con fiereza—. Hemos sido los perfectos amantes, Yoongi; ambos sabiendo lo que queremos y compartiendo placer carnal en rondas intensas de sexo —suspiró—; pero el que vengas hasta aquí a pedirme estúpidas explicaciones de mi vida ha sobrepasado mi límite —su mirada se oscureció—. No te metas en mis asuntos, así como yo no me meto con los tuyos, suficiente he tenido que soportar con algo que no merece la pena.

El pelinegro avanzó, sin importarle en lo absoluto los gruñidos del omega.

—Agradecería que fueras más claro.

Jimin le mostró una sonrisa torcida. —¿Crees que no sé el motivo por el cual me atacaron? De alguna manera, todas mis mierdas están ligadas a ti, y ya me estoy cansando, ¿Sabes?

—Tengo en mi poder a la responsable, y créeme que se lo haré pagar.

—La verdad es que eso me tiene sin importancia —reveló el menor—; nada de lo que hagas quitará el dolor por el que tuve que sufrir —apuñó las manos—. Mi vida ha sido lo suficientemente caótica estos últimos meses, como para que tú vengas a empeorarla.

Yoongi esperó de manera expectante. —¿Qué piensas hacer?

—Me gustas —admitió el omega—; pero no lo suficiente como para arriesgarme.

—¿Y? —instó el mayor.

—Hasta aquí llegamos —anunció el castaño con seguridad, logrando sorprender al alfa.

Yoongi rió entretenido mientras sus ojos tomaban un matiz rojizo anunciando la presencia de su bestia enfurecida.

—No vas a dejarme, precioso —anunció, sus pasos rodeando el cuerpo del menor—. Prefiero verte muerto antes que eso pase.

—Mátame entonces —retó Jimin, su mirada sin vacilar—; haz el intento, y no falles.

—¿Por qué? —el mayor ladeó la cabeza, aquella sonrisa tensa cubriendo la ira que sentía por aquel omega.

Jimin sonrió, una sonrisa diferente a todas las demás; en ella iban reflejados un pasado y una guerra interna infernal que el castaño había librado solo.

Y por primera vez, el lobo de Yoongi tuvo el tenue impulso de retroceder.

—Porque si fallas, te mataré yo.

Siete horas tuvieron que pasar para que Yoongi tuviera en su residencia al matrimonio Kang. Ambos mayores lucían aparentemente preocupados por el leve cambio que sufriría el contrato ante el sorpresivo embarazo de su hija; más el pelinegro pudo ver con claridad la satisfacción y hambre de poder que brillaban con fuerza en los ojos del matrimonio más importante del país.

Sonrió al saber que todo iba de acuerdo a su plan.

—Yoongi, querido —esa era su suegra, quien solamente recordaba sonreír en presencia del pelinegro.

Min besó la mano de la omega con caballerosidad y luego saludó al alfa mayor, el cual sonreía con aires de suficiencia.

—Muchacho, creo que tenemos que hablar —dijo el viejo alfa, el pálido asintió.

—Tomen asiento —ofreció Yoongi, sus invitados se sentaron frente a él, siendo el escritorio de Min lo único que los separaba.

Fue SooJong quien tomó la palabra, estando muy ansioso de por fin tener la ventaja en aquella alianza.

—Seulgi no ha querido decírtelo, pero está embarazada —anunció, la sonrisa apenas y pudo ser retenida.

Yoongi alzó ambas cejas de manera exagerada, tenía que darle un toque dramático.

—Sabes lo que estipulé desde el principio —respondió Yoongi con seriedad, siguiendo el guión que había ensayado en su mente.

Kang asintió. —Tú también debes recordar mis condiciones, en ellas acordamos que la noticia de un heredero me daba poder en la organización —sonrió—. El matrimonio con mi hija quedaría anulado, pero mi poder en el triángulo es irrevocable, al ser mi nieto el próximo heredero.

Yoongi quiso reírse en su cara.

Imbécil.

—Lo tengo presente —aceptó el menor con una sonrisa—; y como la semana de sangre está próxima a iniciar será un buen inicio para ti.

Los ojos del mayor brillaron mientras compartía una sonrisa satisfecha con su esposa.

—Sería jefe de organización, mientras mi nieto crece y es entrenado.

—Por supuesto —dijo Yoongi, recostándose en su asiento.

Kang lamió sus labios con euforia, sus emociones eran tan fuertes que no era capaz de notar la diversión en el alfa contrario.

—También tendría acceso directo a la fortuna del triángulo y sus armas.

—Así es.

El mayor no pudo soportarlo más y rió en completa dicha.

—Ha sido un completo placer hacer tratos contigo, Min Yoongi.

El mencionado sonrió en grande cuando la puerta del despacho fue abierta. Los tres miraron hacia el lugar, encontrando a una castaña con mirada llorosa.

<<Justo a tiempo>> pensó Yoongi.

Seulgi entró al lugar con pasos temblorosos; el miedo y llanto logró confundir a sus padres, mientras que la mirada de la menor seguía fija en el pelinegro.

Ella cayó de rodillas frente a Yoongi, logrando que los Kang se levantaran rápidamente debido a la sorpresa.

—¡P-perdón, a-alfa! —exclamó en medio de su llanto desgarrador.

<<Buena chica>> Yoongi sonrió.

JinKyung ayudó a su hija a levantarse; su mirada confundida y llena de reproche sembrada como fuertes espinas en los ojos de la menor.

—¿Qué pasa, Seulgi? —interrogó con dureza y nerviosismo—. ¿Por qué le pides perdón a tu alfa?

Yoongi sabía que ahora todo dependía de su esposa.

Seulgi lloró más fuerte; los mayores completamente alerta por lo que fuera a decir.

—Porque traicioné a Yoongi —musitó con la mirada gacha.

El mencionado se puso de pie para dar un poco de realismo a su papel.

SooJong se acercó hasta su hija y la sacudió de manera violenta.

—¡Se más clara! —exigió, miedo corriendo por sus venas cuando su mirada se encontró con la oscurecida del alfa menor.

La castaña suspiró temblorosa, para luego recitar con fingido dolor aquello que Yoongi le había pedido decir.

—E-el hijo que espero —sollozó para darle más tensión.

El matrimonio Kang perdió el color en sus rostros.

—¿Qué ocurre con él? —exigió saber su madre.

Entonces, Seulgi lo soltó.

—No es de Yoongi.

(29 horas para que la semana de sangre de comienzo.)

—En veintinueve horas todos sabrán quien realmente eres.

—Lo sé.

Taehyung lo miró con intensidad.

—¿Y estás listo?

Amox sonrió.

—Siempre lo estuve.

Abajo las máscaras y arriba las balas.




























Uy si, la que iba a hacer maratón 🤡

Lamento mucho la demora, pero tengo una relación de amor y odio con esta historia.

Estuve a punto de eliminarla en un arranque de ira, pensé que de esa manera el estrés y los problemas se irían, pero al ver tantos mensajitos en los que me preguntaban por próximas actualizaciones entendí que no era justo.

Así que decidí ignorarla por un tiempo y concentrarme en mis demás historias, mientras mi cabecita se enfriaba.

No puedo decir que estoy del todo contenta, pero ay vamos, poco a poco.

Muchas Gracias por todo el apoyo, nunca lo pido pero ahora lo haré. Por favor, voten y comenten mucho, no saben lo mucho que pueden ayudarme con eso.

¡¡La semana de sangre ya vieneeeee!!

Espero venir con otro capítulo pronto.

Loviu. <3






YOONGLH💀

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