💀22💀

Cuando Yoongi llegó a la mansión Kim lo primero que le exigió a NamJoon fue que lo llevara donde se encontraba su fruto prohibido.

Eran las siete de la mañana y el alfa no había dormido nada; apenas tuvo tiempo de trasladar a Tony a la mansión de máxima seguridad del triángulo, y cuando estuvo medianamente seguro de que el americano no se metería en más problemas, fue que se dirigió con premura a atender su otro asunto.

Sabía que Hwasa y Siwon sospechaban de su comportamiento explosivo, malditamente que lo hacía; pero a Yoongi le importaba una mierda. Sus instintos estaban a tope, pidiendo con ansias encontrar respuestas y un culpable a quien matar. Es por eso que no le importó abandonar a su equipo en plena reunión, tomó uno de los autos de servicio y condujo por sí mismo a su próximo destino; esperando por el bien de la humanidad que el omega estuviera en condiciones favorables, porque si no era de ese modo; ni él mismo sabría lo que sería capaz de hacer.

Ahora se encontraba en la misma habitación que Jimin, sintiendo como su bestia rugía furiosa en su interior al ver al castaño tumbado en la impecable cama de sábanas blancas con múltiples intravenosas adheridas a sus brazos; mientras que el sonido del respirador hacía añicos el poco autocontrol que el pelinegro poseía en aquellos momentos.

Los densos aromas del alfa sangre pura tenían en completa tensión a los dos restantes en la habitación, quienes no terminaban de comprender la magnitud del capricho que Yoongi sentía por aquel omega.

—Dime exactamente lo que pasó —la voz ronca de Yoongi rompió el infinito silencio—. No quiero que omitas detalle alguno.

Taehyung le mostró una sonrisita de suspicacia a NamJoon que lo hizo gruñir.

—Cuando llegamos, el hotel era una completa mierda —contó el moreno, mientras sus dedos se entretenían jugando con un encendedor—. La recepción estaba vacía, así que no tuvimos tanto problema con llegar al Pent-House —suspiró pesado, todo aquello le parecía ridículo—; Taehyung y el imbécil entraron primero, yo me quedé en el pasillo para ver si lograba olfatear algún rastro sospechoso.

—¿Por qué no lo hizo Jeon? —interrumpió Yoongi, su mirada no había abandonado al cuerpo en la cama.

—Jungkook estaba seguro de haber olfateado algo dentro del Pent-House —respondió el rubio—. Apenas entramos ubicamos al omega en la cocina —la mirada del menor viajó hacia la cama—. Efectivamente tenía razón, el lugar estaba apestado de un aroma externo —sonrió negando—. Era muy tenue, pero no imposible de detectar —Yoongi y Taehyung cruzaron miradas—. El que hizo esto, definitivamente no era un experto.

Yoongi rió con amargura. —No me interesa si es un experto o no, lo único que quiero escuchar es un puto nombre.

—Park Choa —la declaración de NamJoon logró sorprenderlo—. El aroma de la omega estaba impreso por todo el lugar —reveló, sin ninguna pizca de duda en su voz—; incluso en el cuerpo de Jimin.

La imagen de su ex amante llegó a su mente. Park Choa, ¿Qué has hecho, pequeña zorra?

—¿Me estás diciendo que esa pequeña mierda es la responsable de lo que le pasó a Jimin? —interrogó el pelinegro, sintiendo como todo su cuerpo vibraba en furia.

—No del todo —dijo esta vez Taehyung—. Había una rosa negra al lado del omega —reveló con una pequeña sonrisa formándose en sus labios.

Yoongi se levantó de golpe y empezó a caminar de un lado a otro por la habitación; NamJoon y Taehyung le observaban en silencio, a la espera de que el pelinegro explotara o quisiera saber el resto.

—¿Rosa negra? —gruñó, el rubio asintió—. ¿Amox? —silencio.

La mente del pelinegro rápidamente empezó a encajar las piezas. Amox era un asesino a sueldo, y Choa una perra despechada; ambos juntos eran el complemento que explicaba a la perfección lo que había pasado con su fruto prohibido. Todo parecía encajar, pero había un detalle que no terminaba de convencerlo, y eso era que el asesino era extremadamente costoso, ¿Cómo pudo entonces la omega contratarlo tan rápido? A no ser de que sus manos hayan tocado algo que no le pertenecía.

Yoongi gruñó. —Además de puta resultó ratera.

—Amox no pudo ser el responsable —la voz de NamJoon invadió el lugar—. Piénsalo detalladamente, hay muchas cosas que no encajan —el moreno observó a Taehyung—. Dile los detalles de la rosa que encontraron —exigió al rubio.

Taehyung sacó de una pequeña bolsa la rosa en cuestión y se la mostró a su líder. Yoongi la tomó y analizó detalladamente, su olfato no pudo percibir aroma alguno en ella; corroborando rápidamente que lo que decía NamJoon era verdad.

—No es de las rosas que deja Amox en sus crímenes —dijo, los contrarios asintieron—. Aún así, quizá sea su método de engañarnos —sus dedos apresaron con fuerza la rosa artificial—. Después de todo, quiere pertenecer al triángulo.

—Es una posibilidad —asintió Taehyung—, pero si me deja opinar líder Min, conozco a Amox desde hace mucho tiempo; sé de manera perfecta su forma de trabajar —hizo una pausa—. Y puedo asegurarle de que él nunca falla.

Yoongi se acercó al rubio lentamente; su mirada oscurecida por la furia le daba el toque amenazante que instaba al contrario a decir la verdad.

—¿Qué estás tratando de decir con exactitud? —murmuró entre dientes, a sólo centímetros del rostro contrario.

Taehyung hizo una fina línea con sus labios. —Que no fue Amox, pero trataron de hacer pasar que fue él.

—Pienso lo mismo —opinó el moreno—. La escena que crearon es una parodia perfecta del trabajo de Amox, algo tan mal elaborado que da lástima.

Pero Yoongi no quería ceder. —Jimin está con dos impactos del bala en la espalda baja —gruñó colérico.

—Y si hubiera sido Amox esos impactos de bala estuviesen en su cráneo —respondió Taehyung sin vacilar.

Yoongi se alejó del rubio con expresión furibunda. Una vez más observó al cuerpo del omega en la cama, maldiciendo a su bestia inquieta que no le dejaba pensar con claridad.

—NamJoon —llamó—. Quiero que encierres a Choa en las mazmorras —el mencionado asintió, saliendo de la habitación y dejando a Taehyung solo con el líder.

Ambos alfas permanecieron en silencio por algunos minutos. Taehyung observaba a su líder y de vez en cuando al omega inconsciente. Debía admitir que estaba sorprendido, en los años que llevaba trabajando para Yoongi, era la primera vez que lo veía tan encaprichado con un omega. Aunque no lo culpaba, aquel castaño era en extremo hermoso.

—Dime lo que piensas —demandó Yoongi.

El rubio resopló. —La omega lo hizo. Quizá no soportó la espera y tomó el asunto por sus manos, queriendo involucrar a Amox para tener certeza de su seguridad.

—Pienso lo mismo —asintió Yoongi sin mirarlo—. Cuando me reúna con ella tendrá que decírmelo a la cara —sonrió ante los múltiples planes que llegaban a su mente para divertirse con la rubia—. Si tuvo el valor de meterse con lo que es mío, tendrá que tenerlo para enfrentarme.

—¿Y Amox? —preguntó Taehyung, Yoongi le observó—. ¿Qué hará con él?

El pelinegro formó una mueca burlona. —¿Piensas que te diré? —el menor se encogió de hombros—. ¿Quién se encargó de atender a Jimin?

—Char —fue la respuesta de Taehyung.

—¿Y quién carajos es Char?

—Una omega de confianza —respondió el rubio—. Tenemos historia y puede confiar en su capacidad para atender al omega.

—¿Y dónde está? —quiso saber el mayor—. Quiero conocerla y que ella me diga lo que está pasando con Jimin.

—En estos momentos duerme —informó el menor—. La madrugada para ella fue difícil, el omega venía casi muerto.

Yoongi apretó la mandíbula. —Pues no lo veo mejor, no ha despertado —apuñó sus manos con fuerza—. Quiero una maldita explicación.

—El omega está bien —el pelinegro lo observó con profundidad—. Char dijo que había perdido mucha sangre, es por eso que le hizo dos transfusiones; extrajo las balas con éxito y aseguró que ahora su recuperación radicaba en la fuerza de su lobo.

—Es un omega puro líder, por supuesto que es fuerte —aseguró el mayor con arrogancia—. Sin embargo, quiero conocer a esa amiga tuya, Taehyung.

—Por supuesto líder —aseguró el menor—. La presentaré ante usted, para que ella personalmente le explique a detalle el estado de salud del omega.

Yoongi asintió y se acercó a la cama; llevó una de sus manos al cuerpo del omega y acarició suavemente la tersa piel. La respiración de Jimin era tranquila, su expresión no mostraba sufrimiento alguno y sus aromas poco a poco se iban fortaleciendo; el alfa supo que había hecho la elección correcta con su fruto prohibido, ya que el castaño era un omega fuerte y a la altura de su linaje.

—Tenemos que moverlo de aquí —habló luego de unos minutos—. No es seguro tenerlo por tanto tiempo en este lugar, peor con SeokJin merodeando.

—Debe despertar en las primeras veinticuatro horas, cuando lo haga lo moveremos —anunció el rubio y el líder asintió.

—Todos los involucrados en esto lo pagarán con su sangre, precioso —prometió Yoongi, dando un fuerte apretón a la pequeña mano del castaño.

—¿Necesita algo más? —preguntó Taehyung.

Yoongi lo encaró. —Sí, quiero que me digas en este mismo instante el paradero de Jeon.

—Desde que vinimos corrió tras los aromas del omega Kim —informó con el ceño fruncido.

—Maldito bastardo —gruñó Yoongi, saliendo rápidamente de la habitación y siendo seguido por el menor—. Quédate aquí y vigila a Jimin, que nada le pase o me respondes con tu vida.

—¿Qué hay de Jeon? —preguntó Taehyung, al ver que el mayor se dirigía hacia la salida de la mansión.

—Ya está mayorcito como para andarlo cuidando —bufó el pelinegro—. Sea lo que sea que pase con él o el omega de NamJoon, no es mi problema.

Salió de la mansión Kim, a sabiendas de la catástrofe que se estaba formando en las lujosas paredes. Yoongi gruñó irritado, bastantes problemas tenía encima como para andar controlando a su querido primo; la rivalidad que NamJoon y Jungkook tenían había llegado a niveles inaceptables, y quizá era el momento de que resolvieran aquello como lo que eran.

Unos putos alfas, no unos niñatos que lloriqueaban por su juguete favorito.

—Señora, su madre está aquí y quiere verla.

Un suspiro pesado abandonó los labios de la omega, mientras dejaba el dibujo a medio terminar al lado de su cama. ¿Su madre ahí? Definitivamente aquello no podría significar algo bueno, pues Seulgi conocía con exactitud las intenciones de aquella mujer fría y calculadora que se hacía llamar madre.

—¿Mi esposo autorizó la visita? —preguntó a Lila, no quería tener problemas con el alfa y sabía bien que a éste no le gustaba que recibiera visitas sin su consentimiento.

—Sí señora —sonrió con tranquilidad—. Todo está aprobado por el amo Min, no debe preocuparse.

Seulgi salió de su habitación a pasos rápidos; tras ella iba Lila en silencio y la castaña detestaba la pena que los ojos de su asistente le daban cada vez que la veía. Sin embargo, no dijo palabra alguna en el camino; su mente ocupada pensando en lo que su madre le iba a pedir en aquella ocasión.

Porque sí, la omega había descubierto que sus padres no se preocupaban por su bienestar, si éste mismo no conllevaba algo que les fuese de utilidad a ellos.

Bajó las escaleras y cruzó el pasillo hasta llegar a la sala de estar donde se encontraba su madre. La mayor lucía impecable en aquel vestido Channel de color rojo y altos tacones beige, su melena suelta dándole el estilo jovial que siempre la caracterizaba; y, como siempre aquel rostro inexpresivo forjado en hielo que siempre tenía cuando estaba frente a su hija.

—Madre —saludó la menor cuando quedaron solas—. ¿Qué haces aquí?

JinKyung hizo una mueca de desagrado. —¿Es esa la manera correcta de recibir a tu madre?

—¿Qué haces aquí? —volvió a interrogar la castaña.

—Vine a visitarte —dijo la mayor, provocando una mirada de incredulidad en su hija.

—¿A estas alturas?

—No digas estupideces, querida —con una mano tomó el brazo de la menor y la obligó a sentarse a su lado—. Tenía que esperar el permiso de tu alfa para venir, y hasta ayer recibí la confirmación.

—Ya veo —murmuró, una pequeña sonrisa naciendo en sus labios al saber que su madre había querido verla desde antes—. ¿Cómo está papá?

Lágrimas descendieron del rostro de la mayor, alertando de manera inmediata a la castaña. Su madre no era de las personas que mostraban debilidad ante los demás.

—¿Qué ocurre, madre? —insistió.

—Tu padre me pidió el divorcio —anunció.

Seulgi cubrió su boca con sus manos mientras negaba frenéticamente. —Imposible.

—Últimamente hemos estado discutiendo —comentó JinKyung—. Él tiene sus planes y yo tengo los míos, pero el divorcio no estaba en ninguno de ellos —tomó las manos de su hija de manera fuerte—. Con la posición de tu padre, un divorcio sería ponerme la soga al cuello; ¿Entiendes lo que significa?

—Lo entiendo —respondió con el ceño fruncido.

En ese momento, Lila llegó con una bandeja de bocadillos dejándola en la mesita de centro. Ambas guardaron silencio, a la espera de quedar nuevamente a solas, hasta que la mayor notó el extraño comportamiento de su hija.

—¿Estás bien? —preguntó con sospecha, ante la repentina palidez que el rostro de Seulgi había adquirido.

La castaña asintió sin estar del todo segura, haciendo otra mueca de asco cuando el aroma a queso llegó a sus fosas nasales. Últimamente había estado presentando leves síntomas de náuseas, pero con todos los problemas que tenía encima, su salud era lo último en lo que podría pensar en aquellos momentos.

—No es nada grave —aseguró ante la penetrante mirada de su madre—. Es solo que no soporto algunos aromas —informó, mientras llamaba a una de las omegas de servicio para que retiraran los bocadillos de manera inmediata.

—A ti siempre te ha gustado el queso francés —puntualizó la mayor, sintiendo una leve sospecha de lo que podría tener su hija y gustándole en demasía la idea.

—Lo sé, pero ahora lo detesto —arrugó la nariz con asco—; supongo que he cogido alguna infección estomacal o algo parecido.

JinKyung no estaba tan segura de que se tratara de una simple infección. Si sus sospechas eran acertadas, aquello que su hija presentaba no era nada más que su pase directo de salvación; pero antes debía estar segura, antes de tomar cualquier decisión.

—¿Cómo es la intimidad con tu alfa? —la pregunta logró descolocar por completo a la menor.

Seulgi se ruborizó. —No estábamos hablando de mi vida íntima, madre —le recordó—. El asunto de mi padre es más importante.

—Respóndeme —demandó la mayor—. Quiero la verdad.

—Pues... ¿Normal? —dijo insegura—. La verdad es que Yoongi me ignora la mayoría del tiempo, siempre está ocupado en su trabajo.

La mayor relamió sus labios con ansiedad. —Pero ya te ha tomado, ¿No es así?

—Madre, por favor —suplicó con vergüenza pintando en su rostro.

—Respóndeme, Seulgi.

—¡Sí! —exclamó, y su madre sonrió complacida.

—¿Cuántas veces? —preguntó, la castaña no respondió—. Seulgi, ¿Cuántas veces?

—Uh, dos —dijo, rogando para que aquel incómodo interrogatorio finalizara.

—Es más que suficiente —murmuró la mayor con una sonrisa.

Seulgi observó a su madre con rareza. —No entiendo por qué sonríes, Yoongi no me ha tocado en semanas.

—Eso no es lo importante —respondió—. Lo que te debe de importar es lo que posiblemente se esté formando dentro de ti.

A Seulgi le llevó varios minutos comprender lo que su madre estaba insinuando. Una risa amplia y genuina salió de sus labios, lo que la mayor pensaba no podía ser posible.

—¿Piensas que estoy embarazada? —preguntó entretenida, más el silencio de la mayor corroboraron su duda—. Es imposible.

JinKyung frunció el ceño. —¿Por qué lo sería?

—Soy una omega impura —respondió con una mueca—. Por naturaleza me costará embarazarme, y solamente he estado con Yoongi en dos ocasiones.

—¿Has olvidado el rango de tu alfa? —preguntó su madre con una sonrisa—. Es un alfa puro, tiene la capacidad de dejarte embarazada de inmediato —la menor amplió los ojos—, así que hay mucha posibilidad.

Miedo cruzó por los ojos de la castaña. —Yoongi no me ha dicho de querer tener un hijo.

—Es un hombre importante, es más que obvio que necesitará un heredero —aseguró su madre—. Haré una cita con el médico de la familia para que te revise.

Seulgi no respondió; sabía que no habría nada en este mundo que detuviera a su madre. Una pequeña sonrisa se formó en su rostro cuando la idea de un cachorro se solidificó en su mente; un hijo de Yoongi, quizá aquello sería lo que salvara su matrimonio y provocara que la atención del alfa fuera nuevamente solo para ella.

—¿Que pasará contigo y mi padre? —preguntó, recordando el asunto inicial.

—Con esta noticia cancelará el divorcio, al menos por ahora —respondió con calma—. Eso me dará el tiempo suficiente para pensar.

—¿Y si solo es una falsa alarma y no estoy embarazada? —interrogó con angustia.

La mirada llena de seguridad que le brindó la mayor le dejó sin palabras. —Estás embarazada, y harás lo que yo te diga para que todo salga como queremos.

—Tú no sabes lo que yo quiero —refutó la menor.

La mayor sonrió, mientras brindaba caricias acompasadas a la suave cabellera de su hija. —Soy tu madre, y siempre sabré lo que quieres —respondió con sedosidad—. Quieres a Yoongi, lo quieres solo para ti y que te pertenezca sin condiciones —Seulgi la miró—. Yo puedo dártelo, solo tienes que obedecer a lo que te diga, ¿Si cariño?

Supo que había dicho las palabras correctas cuando una nueva sonrisa nació en el rostro de su hija.

—Sí madre.

El cansancio que las horas de desvelo le habían provocado empezaba a cobrarle factura; sus pies estaban inflamados y sentía leves punzadas en su barriga, ocasionando una preocupación más en el omega.

La situación de Jimin lo mantenía en constante alerta; desde el mismo momento que su esposo ingresó con el cuerpo ensangrentado de su amigo en brazos supo que no estaría en paz por un buen tiempo. Y solo le bastó ver a Jeon Jungkook ingresar a su hogar para corroborar una vez más que su vida nunca sería tranquila.

Sintió como nuevas lágrimas nacían y eran derramadas de manera agonizante; en su interior su lobo aullaba dolido, los sentimientos que sentía estaban enredados en su mente haciendo añicos su voluntad, sin saber qué estaba bien y qué estaba mal.

NamJoon era todo lo malo que tenía en su vida. Su cuerpo era el máximo trofeo de todo el mal que el alfa era capaz de crear, y su alma una condena más que se sumaba a su mala voluntad.

Jungkook, pensar en el alfa era traer de vuelta a todos los buenos recuerdos de su pasado. El menor estuvo siempre para él, lo protegió en sus momentos vulnerables y le enseñó a amar de verdad; la pasión con la que los sentimientos del alfa fueron demostrados todavía arden con fuerza en el corazón de SeokJin, y lo supo cuando nuevamente se permitió probar aquellos labios que había amado tanto en el pasado. Suspiró, pensar en él era revivir aquella debilidad que justamente quería matar.

—¿En qué piensas? —la voz de NamJoon provocó que el omega diera un brinco en su lugar.

—Nada en especial —respondió estoicamente.

NamJoon se sentó frente a él y le observó con profundidad. —Estás cansado, quizá lo mejor sea que duermas.

—¿Desde cuando te importa mi bienestar? —el omega rió con amargura.

—Desde siempre —respondió el alfa sin pestañear—. Has pasado horas difíciles, y el ver a tu amigo en el estado delicado en el que estaba seguramente te afectó.

El omega le observó con extrañeza. —¿Por qué estás siendo tan considerado? —preguntó con sospecha—. Eso no va contigo, NamJoon.

—Solo quiero que estés bien —se encogió de hombros—. El doctor dijo que tu embarazo era delicado, así que lo más sensato que podrías hacer es descansar como es debido.

SeokJin se puso de pie. —Es fácil decirlo, pero aunque quiera no puedo —observó al alfa con nuevas lágrimas en los ojos—. Es mi amigo el que está tumbado en aquella cama —apuntó hacia la habitación—, un hombre sin escrúpulos como tú no podría entenderlo.

—¿Por qué siempre me atacas? —preguntó NamJoon con la ira creciente—. Siempre que trato de mantener una conversación medianamente decente contigo, sales con tus palabras llenas de veneno —el moreno tensó el rostro—. Pero si fuera Jungkook, las cosas serían diferentes, ¿No es así?

—Lo serían —aceptó el omega sin dudar—. ¿Sabes por qué? —se acercó al alfa y le miró con asco—. Porque tú y él no tienen comparación alguna.

La ira que burbujeaba en el interior del alfa se combinó con el dolor y amargura que sentía a diario. El rechazo de su omega era algo a lo que nunca podría acostumbrarse, y ahora al escucharlo decir de su propia boca que Jungkook era mejor que él fue un duro golpe que perforó en lo profundo de su orgullo.

Se levantó rápidamente de su lugar; a su mente venían imágenes intactas del beso que había presenciado. La sonrisa, los susurros y palabras llenas de afecto le llegaron de golpe, provocando que el control que trataba de mantener en su lado animal se disolviera.

<<Tu hijo, piensa en tu hijo>> se repetía con insistencia, sus manos sosteniendo su cabeza en un pobre intento para mantener el control.

<<SeokJin, no lo lastimes más>> carajo que lo intentaba, pero las palabras y actitud del omega no le ayudaban con su comportamiento explosivo.

—Vete, por favor —suplicó el alfa sin mirarlo.

El omega no hizo caso, ya nunca más bajaría la cabeza. —¿Te dolió lo que dije? —preguntó con diversión—. Ya deberías saberlo, desde el momento que me compraste eras consciente de que mi corazón era de otro. Así ha sido y así será por mientras viva.

—¡CÁLLATE! —gritó el moreno enfurecido, más no se atrevió a usar su voz de mando en el omega.

—¡NO ME VOY A CALLAR! —gritó SeokJin de vuelta—. Ya he callado suficiente, me cansé de toda tu mierda, ¿Me escuchaste bien? ¡Me cansé!

NamJoon cerró los ojos con fuerza; en esos momentos lo que más deseaba era que alguien apareciera y se llevara al omega lejos de su vista, la ira que estaba sintiendo era demasiada y tenía cierto miedo en liberarla y provocar un daño irreparable.

—Me voy —anunció, decidiendo que era lo mejor.

—Eres un cobarde —la voz quebrada del omega detuvo sus pasos.

—SeokJin, basta —gruñó amenazante, su cuerpo estaba tenso de toda la rabia contenida.

El omega sentía aquella ferviente necesidad de desahogarse. El daño que NamJoon le había hecho durante años por fin estaba aflorando en el mortal veneno que destruiría a ambos, y no pensaba detenerse por nada del mundo.

—Tú —lo apuntó con furia, el alfa le observaba en silencio y tratando de estar lo más calmado posible—. Eres lo peor que me ha pasado en la vida —más lágrimas nacían del omega—. No sabes cuánto te odio infeliz, ¡Te odio!

El alfa rió con amargura. —¿Crees que no lo sé? —lo encaró, y en el rostro de NamJoon también habían lágrimas—. ¡Sé cuánto me odias y no me importa! —gritó—. Siempre serás mío, y nunca te dejaré ir —se acercó hasta su esposo—. El hijo de puta de Jeon nunca te tendrá, lo juro por mi vida.

—¡ÉL YA ME TUVO! —gritó fuera de sí—. ¡HA SIDO EL ÚNICO ALFA AL QUE HE AMADO Y ASÍ SERÁ HASTA QUE MUERA! —el moreno negó con la cabeza, SeokJin rió—. ¡MI MAYOR DESEO ES QUE TE MUERAS PARA PODER IRME CON ÉL! ¡CUÁNTO HUBIERA DADO PARA QUE ÉSTE CACHORRO QUE ESPERO FUERA DE JUNGKOOK Y NO DE TI!

El rostro del omega fue violentamente sacudido por la inminente cachetada que recibió por parte de NamJoon. El moreno retuvo el impulso de volver a golpear a su esposo y trató de retroceder.

Sin embargo, ya era tarde.

Fue repentino, y lo único que quedó como muestra del acto fue el ardor en su mejilla izquierda. El alfa observó sin emoción al furioso omega que lo había golpeado por primera vez en su vida.

—Si golpeándome sacarás a relucir tu orgullo de macho, adelante —alentó SeokJin, mientras daba leves golpecitos a su mejilla enrojecida—. ¡Sigue golpeando como un puto animal!

Otra cachetada sacudió el rostro del omega. Las tibias lágrimas bañaron la piel lastimada, mientras que el corazón dolido exigía más de aquel dolor para mantener el recuerdo perenne de la bestia que tenía como pareja.

—Pégame —demandó, tensando tanto la mandíbula que el alfa temió se le rompiera—. Pégame, porque te juro que si no lo haces te mataré en este mismo instante.

—Estás mal, SeokJin —la furia del alfa era palpable—. No sigas diciendo estupideces, o no podré contenerme.

—¡NO QUIERO QUE LO HAGAS! —gritó el omega—. ¡QUIERO QUE TERMINES DE DESTRUIRME! ASÍ QUE ADELANTE, ¡PÉGAME Y HAZLO FUERTE, MALDITO BASTARDO!

Y todo el autocontrol por el que el alfa había estado luchando desapareció en cuestiones de segundos. Se abalanzó con fuerza hacia SeokJin y lo aventó al suelo, donde una vez lo tuvo inmovilizado los puños se alzaron con fuerza, drenando toda la furia que había tenido guardada en el frágil cuerpo bajo suyo.

La furia de un alfa que se siente traicionado por su pareja no es una cosa con la que se deba jugar, y SeokJin lo supo después del octavo golpe.

El dolor que hace semanas no sentía volvió, esta vez más intensificado. La furia con la que era golpeado estaba rozando los límites humanos, y poco a poco iba sintiendo el adormecimiento que cada golpe le provocaba a su cuerpo.

<<Vamos, termíname de destruir>> repetía en su mente, recibiendo con sumisión la ira de su esposo.

Sintió temor cuando los golpes aumentaron en velocidad y fuerza; y un leve gimoteo asustado nació de su lobo cuando su vientre alcanzó a ser golpeado. A como pudo llevó sus maltratados brazos a aquel lugar, luchando ante los movimientos violentos a los que su cuerpo estaba siendo expuesto; siendo el pensamiento de su cachorro lo único que radicaba en su nublada mente.

La mente del alfa se encontraba nublada; sus pensamientos racionales habían desaparecido, siendo su orgullo herido lo único que refulgía con fuerza y siendo exteriorizado con cada golpe que era expulsado con fuerza.

No sabe por cuánto tiempo estuvo envuelto en aquel violento proceso; la humedad que la sangre del omega le otorgaban a sus puños eran un incentivo a detenerse. Sin embargo, en su mente seguían vivas las palabras que SeokJin había expulsado con tanto odio; estaban ahí, burlándose de él y diciéndole que no se detuviera.

SeokJin dejó de luchar, la fuerza había sido drenada de su cuerpo, mientras que el dolor permanecía intacto. Su mente, tan cansada y destruida decidió abandonar y rendirse, entregándose por completo a la infinita oscuridad.

La respiración del alfa era errática, y el sudor frío bañaba con intensidad su frente. Un leve atisbo de lucidez inundó su mente, y solo eso fue suficiente para ver el desastre que había causado.

Toda su ropa estaba cubierta de sangre; sus puños dolían por la fuerza que había implementado en sus golpes, y tenía los labios heridos debido a los colmillos que habían salido sin su consentimiento. Todo era un completo desastre, y NamJoon realmente no se atrevía a ver el estado en el que había dejado a su omega.

Trató de tomar el cuerpo inmóvil entre sus brazos, más el sonido del vidrio quebrándose producto del disparo de un arma dejaron sus movimientos congelados.

Poco a poco fue levantando la vista, encontrándose con la delgada y pequeña figura de una mujer extranjera y de cabellos cortos de color gris. La chica le veía con furia, sosteniendo en alto su arma.

—Apártate de él antes de que te vuele los sesos —amenazó la chica.

NamJoon gruñó amenazante. —Largo de aquí —ordenó, la mujer no obedeció.

El alfa dio un par de pasos gruñendo amenazante; no quería que ningún extraño estuviese cerca de él o de su omega, estando dispuesto a matar a cualquiera que se atreviera. Sin embargo, el disparo que recibió en su pierna izquierda lo mandó directo al suelo.

Desde ahí miró con incredulidad a la mujer. —¿Qué crees qué haces?

Ella no respondió, corrió rápidamente hacia el cuerpo mal herido del omega y lo revisó rápidamente, dando un fuerte suspiro cargado de alivio cuando corroboró que aún estaba con vida.

Su gélida mirada impactó en NamJoon, quien gracias al dolor había recuperado su racionalidad.

—Agradece que no te mato porque aquel infeliz no me deja hacerlo —gruñó amenazante, mientras apuntaba hacia la puerta de entrada.

NamJoon observó a Taehyung con el ceño fruncido. El rubio permanecía en silencio y con el rostro imperturbable, mientras observaba en silencio el actuar de la omega.

Grace volteó a verlo con molestia. —¿Te quedarás ahí? —preguntó con el ceño fruncido—. ¡Ven y ayúdame, tengo que salvarlo!

Salvar.

Aquella palabra perforó con fuerza en la mente del moreno, quien veía con miedo él como la pequeña mujer trataba de mantener tranquilo a su esposo.

Taehyung rodó los ojos, atravesó la pequeña habitación con rapidez ignorando por completo la presencia del otro alfa. Cargó el cuerpo del omega herido, teniendo cuidado tal y como Grace le había ordenado, y cuando lo tuvo seguro entre sus brazos miró a la omega.

—Tenemos que llevarlo a mi clínica —decidió, el rubio asintió—. Solo ahí tengo la oportunidad de salvarlos.

El alfa salió rápidamente del lugar con el omega en brazos; en su mente miles de maldiciones eran gritadas, aquello no pintaba nada bien y dudaba mucho que omega y cachorro se salvaran. Pero, lo que más le irritaba era el no saber con exactitud lo que haría Jungkook cuando se enterara.

—Jodida mierda —gruñó, metiendo con cuidado el cuerpo de SeokJin en los asientos traseros del auto.

Grace respiraba con dificultad, los gritos de terror del omega, más los sonidos de los golpes estaban presentes en su mente. Taehyung le había advertido que no se entrometiera, pero sabía que no habría nada que la detuviera en salvar a aquel pobre hombre que había resultado ser una víctima más de la furia de un alfa.

—S-sálvalo —sus pasos fueron detenidos por la voz entrecortada del alfa. Ella volteó y lo observó aún en el suelo y con la mirada nublada de lágrimas.

No sintió piedad. —Es lo que haré.

—G-Gracias —murmuró el alfa, levantándose a duras penas, aquella mujer lo había herido con una bala de platino.

—No me agradezcas, no lo hago por ti —respondió con rudeza—. Solo espero que ese chico tenga la valentía suficiente para mandarte a la mierda de una buena vez.

Salió de la habitación y corrió tras Taehyung, en su mente estaba el recordatorio de salvar a aquel omega cueste lo que cueste.

Mientras tanto, NamJoon se desplomó en el sofá de la habitación, siendo las interminables lágrimas las únicas testigos de su miseria.

Lo había conseguido, por fin había logrado destruir a SeokJin por completo.

Ambos alfas se encontraban practicando su puntería; faltaba poco para que el medio día llegara y los dos se habían puesto de acuerdo para pulir sus habilidades.

—¡Excelente tiro, Jeon! —halagó Hoseok, provocando una sonrisa socarrona en el menor.

—Qué te puedo decir, aprendo rápido.

El pelinaranja asintió con una sonrisa. —Estoy de acuerdo, pero presiento que esta nueva inspiración tiene algún nombre oculto.

—Bien lo dijiste, Hoseok —el pelinegro sonrió, cargando nuevamente su arma—. Hay un nombre, pero es oculto.

El mayor rió escandalosamente. —Pues ni tan oculto, amigo mío —comentó, codeando al menor—. SeokJin es hermoso sin duda, pero la misma hermosura que lo compone lo hace inalcanzable.

—Es ahí donde te equivocas —Jungkook lo observó con seguridad—. No hay nada prohibido para mí, mucho menos cuando es el amor de mi vida del que hablamos —Hoseok le miró sorprendido—. Lucharé por él, haré lo que tuve que haber hecho desde un principio.

—Tu amor por él ocasionará una guerra interna entre nosotros, ¿Lo sabes verdad?

—En la guerra y el amor todo se vale —se encogió de hombros—. Y como lo dije, estoy dispuesto a todo; es por eso que volví.

El mayor decidió no seguir insistiendo. Sabía que los futuros actos del menor traerían consecuencias que serían fatales, pero también estaba completamente seguro de la veracidad de los sentimientos de Jungkook. SeokJin era un omega valiente y admirable que merecía ser amado, y quizá primero debía derramarse sangre para que todo fuese cumplido.

El sonido de un móvil interrumpió su pequeña conversación; Hoseok caminó los pequeños pasos que lo dividían del aparato y al ver que se trataba de Taehyung respondió rápidamente.

Jungkook observó con curiosidad como el rostro de Hoseok iba adquiriendo rigidez; sea cual sea la noticia no era nada bueno. La manera en la que el pelinaranja apretaba con fuerza el móvil, el rechinar de sus dientes, la mandíbula tensa y el aumento significativo de los aromas con un toque amargo fueron los detalles que necesitó para saber que algo andaba mal.

—¿Qué ocurrió? —preguntó apenas la llamada fue finalizada, escuchando con atención los gruñidos de Hoseok.

—Pasaste la línea, hijo de perra —murmuró el mayor, logrando confundir más a Jungkook.

—¿Qué está pasando, Hoseok? —volvió a preguntar, el pelinaranja le observó con seriedad—. ¡Responde!

—Es NamJoon —dijo, ocasionando que el rostro del menor se endureciera en furia.

—¿Qué hizo? —interrogó con los dientes apretados.

Hoseok gruñó, estando inseguro en sí decir o no todo lo que Taehyung le había notificado.

Jungkook tomó con fuerza la chamarra de Hoseok, sacudiéndole con violencia. —¡DIME YA!

—¡ATACÓ A SEOKJIN! —la revelación del mayor causó que Jungkook retrocediera un par de pasos—. Hubo una discusión, NamJoon perdió el control y lo atacó.

Un gruñido furibundo salió de la garganta del menor ocasionando que Hoseok retrocediera. Los ojos de Jungkook tomaron un matiz naranja, mientras que en sus aromas se condensaba el aroma a sangre, siendo ésta la señal que dio su lobo de amenaza de muerte.

—¿Qué piensas hacer, Jeon? —preguntó Hoseok, al ver como el menor empezaba a caminar hacia la salida del campo de tiro.

—Voy a hacer que ese hijo de puta desee nunca haber nacido.













No está de más recordarles que esto es FICCIÓN.

Las advertencias estaban desde un principio, así que están leyendo bajo su responsabilidad.

También quería aclarar algo. Últimamente he notado que muchos de ustedes se sorprendieron por lo que Taehyung es heterosexual; en mi mundo Omegaverse (y en cualquier otro) un alfa que conviva con un omega (independiente si es hombre o mujer) es considerado heterosexual, ya que está con una persona acorde a su naturaleza.

Homosexualidad en Omegaverse: alfa con alfa y omega con omega.

Bisexualidad en Omegaverse: alfa que guste de alfas y omegas o viceversa.

Espero que haya quedado claro. ☺️❤️

Agradezco mucho su apoyo, y realmente espero que el capítulo haya sido de su agrado.

Nos seguiremos leyendo, familia Yoon~













YOONGLH💀

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top