💀21💀
Eran pasadas las dos de la madrugada y la casa principal del triángulo se encontraba en completo descontrol.
MinHo había terminado el rastreo, encontrando a Tony en una mansión alejada un par de kilómetros al norte de la ciudad; junto al equipo de rescate habían descubierto que era una de las tantas casas que pertenecía al circuito, la cual en esos momentos servía de cárcel para el alfa americano.
Cuando el informe estuvo terminado fue entregado de manera inmediata a los líderes; siendo Hwasa la primera en dar órdenes.
—¡Prepárense! —gritó la pelinegra mientras permanecía de pie encima de uno de los tantos autos—. En pocas horas atacaremos su madriguera y traeremos a Montana completo.
Siwon tampoco tuvo tiempo que perder. —GeunSuk, reúne a seis hombres del escuadrón A y tráelos inmediatamente —el mencionado asintió, saliendo rápidamente del gran salón.
Mientras tanto, Hwasa observaba desde su lugar a Yoongi; el alfa permanecía en silencio y mortalmente serio, mientras en sus manos apretaba con fuerza bruta el celular que sostenía. Aquel comportamiento le resultó extraño; usualmente, era el pelinegro quien más se emocionaba por este tipo de misiones.
La morena bajó del auto con un salto perfecto, dio un par de órdenes más sin detener su camino; tardando pocos segundos en cruzar el salón y colocarse frente a Min.
—¿Se puede saber qué mierdas te pasa? —demandó saber con el ceño profundamente fruncido.
Yoongi la observó irritado. —No me jodas.
—Eso quisieras cabrón —gruñó.
El pelinegro bufó y se levantó de su lugar. Ya había pasado un buen rato desde que había perdido toda comunicación con Jimin, y eso era algo que lo tenía al borde del colapso; el no saber qué carajos estaba pasando con el omega era uno de los tantos desencadenantes de su furia, sumándole el hecho de que no podría descubrirlo hasta que se cerciorara de que Tony estuviera a salvo.
Miles de escenarios cruzaban por su cabeza, ocasionando que su bestia rugiera furiosa en su interior. Sabía bien que su fruto prohibido había recibido un ataque, el miedo que captó en su voz fue obvio; más el disparo y demás sonidos solo le afirmaban lo que su mente ya había descubierto.
¿Quién o quienes? Una pregunta que aún ronda sin respuesta; Yoongi tiene muchos enemigos, demasiados; tantos, que jamás sería capaz de contar con exactitud. Sin embargo, siempre fue cuidadoso en no mezclar sus amoríos con sus asuntos de trabajo; es por eso que no está del todo seguro de que haya sido precisamente él la causa de todo ese embrollo.
Lanzó un gruñido potente que paralizó al grupo completo; los demás miembros habían notado de manera inmediata el cambio tan radical que uno de sus líderes había tenido, pero habían decidido tratar de ignorarlo, ya que consideraban una falta a su código el interponerse en el camino de un superior.
Sin embargo; su trabajo era entorpecido de manera eficaz, ya que la furia de Yoongi estaba alcanzado un punto donde estaba afectando a todos los presentes.
—Yoongi, ¿Qué te pasa? —Namjoon se arriesgó a preguntar.
—Nada —respondió escuetamente, caminando sin rumbo fijo por todo el salón.
—Pareces una bestia enjaulada —dijo Hwasa con tono de obviedad—. Por si no lo sabes, estamos a punto de realizar un ataque al circuito y necesitamos que estés con tus sentidos enfocados solo en la misión —arrugó la nariz con disgusto—; pero lo único que estás haciendo es demostrar que no puedes controlar tu ira, y, en consecuencia entorpecer al resto del equipo por tu maldito mal humor.
Yoongi lo sabía; sabía que estaba dejándose llevar por sus impulsos, y malditamente sabía que se estaba comportando como todo un novato. Inhaló profundamente, negándose a anteponer a Jimin por un miembro importante de su organización.
<<Él puede esperar, ahorita mi prioridad es Tony>>
—Jackson, reúne a tu equipo completo —ordenó luego de un incómodo silencio—. KiungSoo y Taemin —llamó, ambos alfas se colocaron frente a él a la espera de órdenes—. Necesitaremos armas —los alfas sonrieron—. Quiero que me traigan francotiradores, ametralladoras, fusiles y todo lo que tengamos disponible en este almacén —dijo, mientras sacaba un cigarrillo de su chamarra—. Vamos a volar unas cuantas cabezas.
—Alfa Min, podemos ir al almacén de la central; ahí tenemos más diversidad de armamento —opinó Taemin.
Yoongi negó. —No contamos con el tiempo, necesitamos atacar ya.
Los contrarios asintieron y salieron rumbo al almacén. Yoongi dio una profunda calada a su cigarrillo, expulsando el espeso humo de manera lenta por sus fosas nasales, en su interior podía sentir la furia de su lobo pero haría lo que fuera necesario para reprimirla. Aún no era tiempo para expulsarla.
—Dime ya que ocurre.
Sonrió con diversión hacia Hoseok, más el pelinaranja permanecía serio, esperando una respuesta.
—Recibí una llamada de Jimin —contó, ambos estaban al lado de un grueso pilar que los mantenía semi ocultos de los demás—. Se escuchaba inquieto, tenía miedo y parecía que había llorado —el menor frunció el ceño ante lo que escuchaba—; no pudo decirme mucho porque luego de pocos segundos pude escuchar el sonido de un disparo.
—Un ataque —afirmó Hoseok, Yoongi asintió—, pero ¿Con qué fin?
—No lo sé —el pelinegro permanecía pensativo—. Quizá sea una cobrada de cuentas por sus hijastros, o algún enemigo que tenga, que sé yo —revolvió sus cabellos con frustración.
—¿Qué piensas hacer? —la pregunta del menor le hace reír.
—¿Tú qué crees?
—No lo sé, por eso te pregunto.
Ambos se observaron por unos instantes; Yoongi sabía perfectamente qué hacer, solo que no estaba tan convencido de que fuese buena idea.
Hoseok suspiró. —Yoongi, eres un hombre que siempre ha sabido lo que quiere; no por nada eres uno de los líderes —el pelinegro le observaba en silencio—. Ese omega te gusta —el mayor desvió la mirada—. No solo eso, puedo asegurar que te encanta, y no le veo lo malo, ¿Sabes que sería lo malo aquí? —guardó unos momentos de silencio hasta que obtuvo nuevamente la atención del contrario—. Que una criatura tan hermosa como lo es el castaño caiga en manos equivocadas por tu maldito orgullo.
—¿Y qué supones que deba hacer? —preguntó Yoongi irritado—. Tony ha sido raptado, y sabes bien que en uno de nuestros códigos está como prioridad la organización ante cualquier otra cosa —el pelinegro estaba ansioso y eso Hoseok lo sabía muy bien—. Si las cosas hubieran ocurrido de otra manera y Tony estuviera a salvo, créeme que ya habría matado a todos los hijos de puta que se atrevieron a meterse con él.
El pelinaranja frunció el ceño y Yoongi supo inmediatamente que estaba pensando en alguna opción. Ambos eran conscientes de que el mayor no podía hacer algo por su cuenta; como líder del Dragón Negro y del triángulo, su deber era estar ahí y actuar al lado del resto del equipo para salvar a uno de ellos.
Si Yoongi ignoraba aquella situación y corría a salvar a alguien que era externo a la organización, todos los miembros del triángulo tenían el derecho de derrocarlo, independientemente de que se tratara de uno de sus líderes.
—Tengo una idea —habló el menor al cabo de largos minutos en silencio—. Pero tienes que acceder si quieres que tu amante se salve.
—Más te vale de que la idea sea buena.
La sonrisa de Hoseok le causó más irritación. —Por supuesto que lo es Min, ¿Con quién estás hablando?
—Con un idiota al parecer —gruñó el mayor.
—Bah, si no fuera por mí todavía estuvieras caminando sin rumbo fijo, teniendo que aguantar a tu animal —se mofó, y el gruñido de Yoongi le hizo detenerse—. Bien, ¿Escucharás mi plan?
—Solo dilo, Jung —se exasperó—. Sabes que mi paciencia no es infinita y a ti te encanta joderla.
Hoseok tenía la contestación perfecta para lo dicho por Yoongi, más decidió callar e iniciar con lo que su mente había creado en pocos minutos.
—¿Quienes irán a la misión de rescate?
Yoongi frunció el ceño. —¿A qué se debe eso?
—¡Solo responde, carajo!
La mirada de muerte que le lanzó el mayor le causó gracia, por alguna extraña razón estaba disfrutando del sufrimiento de Yoongi.
—Jackson, Taemin, KiungSoo, MinHo —empezó a enumerar Yoongi—. Tú, Siwon, Hwasa y yo.
El menor sonrió complacido. —Entonces es sencillo, envía a NamJoon a buscar al omega; que te mantenga informado y cuando culminemos con la misión y traigamos a Tony, puedes unirte a él sin problemas.
—Fue lo primero que pensé —dijo Yoongi con aburrimiento—. Pero no funcionará, NamJoon no está hecho para misiones de rescate que conlleven a involucrarse con miembros fuera de este mundo —comentó, observando cómo a lo lejos Hwasa discutía con un par de alfas de su organización—. Para que funcione y tenga éxito, Kim tendría que llevar a un compañero que esté acostumbrado a vivir situaciones como esas.
—Y es por eso que lo llevará —la mirada de arrogancia en el menor le hizo rodar los ojos—. Jeon Jungkook es experto en este tipo de misiones.
Yoongi lo observó con incredulidad. —¿Jungkook y NamJoon en un mismo equipo? —aquello se le hacia ridiculo—. ¿Me estás jodiendo?
Hoseok estaba completamente seguro de lo que había dicho. —Son los únicos que pueden estar en un lugar público sin levantar revuelo, lo sabes bien.
—Ambos juntos son una bomba de tiempo —aseguró el mayor.
El menor rió divertido, mientras presionaba dos botones de un pequeño control que siempre caminaba consigo.
—Bueno, estamos a punto de descubrirlo —canturreó divertido, observando cómo en cuestiones de segundos Jeon y Kim llegaban donde ellos estaban.
Los recién llegados se observaron desafiantes. NamJoon detestaba con todo su ser aquella mirada de superioridad que el menor siempre le daba, mientras que Jungkook deseaba con todas sus fuerzas lanzarse contra el moreno, cada vez que sus fosas nasales detectaban los tenues aromas de Jin impresos en el cuerpo del más alto.
Inevitablemente, ambos comenzaron a gruñirse, provocando que Hoseok y Yoongi bufaran al unísono.
—En serio, ¿Cuantos años tienen? —preguntó Hoseok, sintiéndose harto.
NamJoon observó con molestia al pelinaranja. —¿Para qué me llamaste?
Fue Yoongi quién habló. —Necesito que hagan algo por mí.
—¿Hagan? —inquirió Jungkook con una ceja alzada—. ¿Te refieres a ambos?
—Ni de puta broma —gruñó el moreno, ocasionando una risa carente de gracia en Jungkook.
—No trabajo con novatos, primo —dijo Jeon, mirando con desprecio al más alto—. Si vas a pedirme algo que sea a mí solo.
La mirada de Yoongi se oscureció en furia. —El que da las órdenes soy yo. Ustedes están aquí para obedecer, y si no están de acuerdo me avisan para tacharlos en la semana de sangre.
—¿Qué es? —preguntó NamJoon.
—Jimin está en peligro, necesito que vayan a buscarlo y me digan lo que está pasando.
El moreno asintió aceptando la orden. Conocía al omega desde antes, y sabía que su esposo enloquecería si algo le pasaba; es por eso que no dudó en aceptar, aunque si era sincero, aún guardaba la esperanza de que el imbécil de Jeon se negara.
—¿Jimin? —la voz de Jungkook iba bañada de diversión—. ¿Iremos al rescate de tu amante?
Yoongi lo miró con intensidad. —Sí, ¿Tienes algún problema con eso, Jeon?
El mencionado levantó los brazos en signo de paz.
—¿Dónde llevaremos al omega? —preguntó NamJoon, tratando de ignorar lo más que podía a su nuevo compañero.
—A mi casa —respondió Yoongi.
—¿Y tu amada esposa estará de acuerdo? —preguntó Jungkook, parpadeando rápidamente con inocencia.
—Si lo está o no, realmente no me importa —se encogió de hombros—. Revisen el Pent-House y busquen cualquier pista que pueda darme el nombre de los hijos de puta que se atrevieron a tocar lo que es mío —bramó con molestia—. Cuando termine lo que tengo aquí, iré con ustedes —observó a la lejanía una cabellera rubia y sonrió ladeado—. Y para asegurarme que no fallarán en lo que les pido, Taehyung irá con ustedes.
Yoongi llamó al alfa rubio, escuchando de fondo los reclamos de Jeon y Kim.
—Líder Min —saludó el rubio cuando estuvo frente a ellos—. ¿Qué tengo que hacer?
De todos sus hombres, Taehyung era el más sanguinario y eficiente; por ende, no era de extrañar que Yoongi le confiara algo tan secreto e importante.
Jimin sí era importante después de todo.
—Estos dos —señaló a Jungkook y NamJoon—. Les he encomendado una misión de rescate; pero no es un secreto de que ambos nunca aprendieron a trabajar bien —Taehyung asintió, estando de acuerdo con las palabras de su líder—. Tú irás con ellos; no harás nada, tan solo te cerciorarás de que cumplan con lo que he ordenado.
A Taehyung no le hacía ninguna gracia trabajar de niñero. No era la primera vez que lo mandaban de mediador con ese par, y si era sincero, ya comenzaba a cansarse de la ineptitud de ambos. Sin embargo, y pese a su descontento; Yoongi le había dado una orden directa, y su único deber era cumplirla con rigurosidad.
—Sí líder —respondió con seguridad, provocando que Jungkook rodara los ojos y NamJoon bufara.
—Váyanse ahora —ordenó Yoongi—. En una hora quiero el primer reporte.
Los tres se retiraron del lugar, cada uno más molesto que el otro; pero decididos a cumplir con la orden de su líder.
—¿Contento? —preguntó Hoseok, analizando de manera crítica el comportamiento de su amigo.
—No, lo estaré cuando me digan que Jimin está bien y descubran quién fue el que lo hizo.
—¿Piensas investigar a fondo?
—Sí, y te pediré a ti que investigues todo lo que puedas de Jimin —dijo, sorprendiendo al menor—. Lo que tiene de hermoso, lo tiene de misterioso y este ataque no me gustó para nada.
Hoseok asintió. —Tendré el informe listo lo más pronto posible.
Ambos guardaron silencio al observar que Siwon se acercaba hacia donde ellos estaban.
—¿Todo en orden? —preguntó el líder de Xolot.
—Todo en orden —asintió Hoseok.
—Entonces vengan —invitó Siwon, mientras caminaba de regreso al centro del salón—. El armamento ya está aquí.
Yoongi empezó a caminar en silencio; detrás de él iba Hoseok, y antes de llegar con los demás compartieron una sonrisa cómplice.
El mayor de los dos sintió como una sonrisa inquieta se formaba en su rostro; ahora que lo de su fruto prohibido estaba medianamente resuelto, podría concentrarse en su misión.
Rescatar a Tony, mientras arrancaba un par de cabezas en el proceso.
—¡Pido la ametralladora gatling! —gritó Siwon, para hacerse escuchar entre el bullicio que el equipo había formado.
Los gritos de protestas no se hicieron esperar.
—¡Yo ya la había pedido! —exclamó Taemin con indignación.
—Soy uno de los jefes, así que esa preciosura viene conmigo —afirmó Siwon, tomando el arma en cuestión, pese a las quejas de los demás.
—Te dije que trajeras otra de esas —le recordó Jackson a Taemin con una mueca burlona.
—En este almacén solo había una —respondió ceñudo, resignándose a tomar una M16A4 como el resto del equipo.
Yoongi tomó el mando del equipo. —Bien, el equipo de KiungSoo estará con los francotiradores, ustedes se encargarán de despejar nuestro camino mientras aventamos el muro que rodea la casa —el grupo de cuatro alfas asintió—. Taemin, tu equipo tomó las M16A4, así que irán frente a nosotros; su único propósito será cubrir al equipo de rastreo para encontrar a Tony lo más pronto posible y sin fallas —el equipo de armas asintió—. MinHo, tú y tu equipo van de la mano con Taemin, en ustedes está el abrir el camino para que Jackson actúe —el pelinegro observó al mencionado, quien a su vez era el líder del equipo de rescate—. Tienen las ametralladoras, y con ellas barrerán el camino que nos guiará a Montana.
—¿Y nosotros qué? —preguntó Siwon, señalando a Hoseok y a sí mismo.
—Ustedes van conmigo —respondió el pelinegro, tomando dos ametralladoras pequeñas—. Todos están distribuidos y ya saben lo que harán, así que no quiero fallas. ¿Quedó claro?
—¡Sí líder! —respondieron todos en un perfecto unísono.
—¿Quién tomará a ese monstruo? —preguntó Jackson, apuntando con la mandíbula a la única arma que no había sido reclamada.
Todos los presentes se observaron entre ellos, sin estar dispuestos a dar un paso al frente. Aquella arma les resultaba pesada e incómoda; y aunque era muy poderosa, se requería de mucha práctica el poder usarla a la perfección bajo situaciones como a la que se enfrentarían.
—Felicidades por ser voluntario, Jackson —dijo Yoongi con una sonrisa, haciendo maldecir al alfa.
Jackson dio un paso al frente dispuesto a darle frente a aquel monstruo; no sabía cómo, pero no quedaría ridiculizado ante los demás por temer a un arma. Estaba a punto de tomarla cuando de repente un fuerte tirón en su chamarra le provocó que cayera al suelo.
Desde ahí pudo ver la larga melena suelta de su líder. Hwasa le veía con indiferencia, mientras en sus ojos brillaba la ferocidad de una cazadora.
La alfa levantó el índice de su mano derecha, mientras apuñaba el resto de los dedos, moviéndolo de lado a lado, indicándole a Jackson que había actuado mal.
—Esta belleza no es apta para niños —afirmó con fiereza, tomando la bazuca entre sus manos.
Yoongi silbó y Siwon jadeó sorprendido.
—Tus juegos son una locura —afirmó Choi con una risa divertida—. Un día de estos matarás a todos.
La morena colocó la bazuca en su hombro derecho y le observó. —Mis juegos no son aptos para niños, mucho menos para nenitas como ustedes —gruñó, valiéndole poco los reclamos de los presentes. Caminó hacia una de las camionetas blindadas y golpeó con fuerza en el capó—. ¡Hora de irnos! —anunció, mientras subía al vehículo.
—¡Ya la escucharon! —gritó Yoongi, subiendo a su camioneta correspondiente en compañía de Hoseok.
—¡La cacería llegó y nadie se salvó! —canturreó Siwon, tomando una de las camionetas al igual que los demás.
Cuando todos estuvieron listos, los potentes rugidos de los grandes motores retumbaron por todo el lugar. Salieron a gran velocidad; una tras otra de manera violenta, con la adrenalina a tope y la sangre hirviendo en sus venas.
Porque su hermano los necesitaba y el triángulo haría pagar con sangre la grave falta.
—Quiero reportes —exigió Yoongi a través del móvil.
Estaban a pocos minutos de llegar a la casa del circuito, y el alfa quería asegurarse de que había avances con lo que había ordenado horas atrás.
—Encontramos el Pent-House hecho un desastre —informó NamJoon, la respiración irregular del alfa le hizo saber a Yoongi el movimiento pesado que había en la otra línea—. La puerta principal estaba tumbada; y cuando entramos los muebles estaban rotos, al igual que varios de los ventanales —Yoongi recordó con nitidez el sonido de los vidrios rompiéndose—; Ya han hecho la denuncia, y por lo poco que ha podido averiguar el imbécil de Jeon, la policía no tiene ni puta idea de los responsables.
—La policía no sirve para nada —gruñó el pelinegro, recibiendo un sonido de afirmación de la otra línea—. ¿Encontraron alguna pista del paradero de Jimin?
Silencio.
—He hecho una pregunta, NamJoon —dijo entre dientes—. ¡Respóndela! —exigió.
Escuchó un suspiro pesado. —El omega estaba aquí —informó, sorprendiendo a Yoongi—. Lo encontramos en la cocina.
El pelinegro revolvió sus cabellos con frustración. —¿Cómo está? —nuevamente recibió silencio, gruñó amenazante—. No me hagas volver a preguntar.
—Está mal, ¿Satisfecho? —respondió el moreno con exaltación—. Lo encontramos tirado boca abajo en un charco de sangre; está inconsciente y tiene dos impactos de bala en la espalda baja.
Al escuchar aquello, nuevamente la ira burbujeó en el interior de Yoongi. En su mente no podía siquiera imaginar lo que hubiese hecho al haber presenciado la escena que Kim le estaba informando.
—¿Y los putos del hotel? —preguntó con aparente tranquilidad, aunque no logró convencer al moreno—. ¡¿Me estás diciendo que esos hijos de perra no hicieron nada cuando escucharon el ataque?!
Escuchó una risa floja y carente de diversión. —Lo único que hicieron fue huir —respondió con acidez—. No habían realizado la denuncia hasta hace pocos minutos; lo cual fue una ventaja porque pudimos sacar al omega sin problemas.
—No estaré en la mansión hasta dentro de un par de horas —comentó el pelinegro, sintiendo como la cabeza le empezaba a doler por pensar en una posible solución.
—Lo tengo resuelto —respondió el moreno—. Lo llevaré a mi casa, ahí no habrá tantos problemas y podrá recuperarse. Además, Taehyung afirma que él conoce a alguien que puede ayudarle.
—Bien —Yoongi asintió—. Te veré en un par de horas, y hasta entonces cuiden a ese omega o me responderán con su vida.
No esperó respuesta y finalizó la llamada. En su mente solo estaba la información de que su fruto prohibido había sido lastimado, provocando que la creciente ira se expulsara en sus aromas. Estaba vivo, pero eso no era ningún tipo de consuelo para el alfa, quien veía como una grave falta el hecho de que hayan tocado algo tan valioso para él.
—¿Todo bien? —preguntó Hoseok a su lado.
—No —respondió tajante—; pero pronto lo estará.
El pelinaranja asintió, y el cambio de velocidad que sufrió el vehículo les dio a entender que estaban próximos a llegar.
—Bajaremos aquí y continuaremos a pie, ¿Me copian? —la voz de Hwasa se escuchó a través de los auriculares que cada miembro del triángulo llevaba.
Yoongi y Hoseok bajaron de la camioneta, siendo seguidos por los demás de manera inmediata; quedando tan solo los choferes de cada vehículo por si se requería de un escape de emergencia.
Frente a ellos había una extensión de terreno con grandes árboles rodeándolo; daba el aspecto montañoso que era ideal para ocultar una construcción hecha para fines ilícitos; tal como la mansión que ellos buscaban.
—Vamos —dijo Hwasa empezando a caminar.
Todo el grupo se movilizó de manera cautelosa pero rápida; Yoongi observaba a su alrededor mientras mantenía en alto sus armas, a su lado iban Hoseok y Siwon; cada uno concentrado en encontrar su próximo destino, y teniendo cuidado de no ser rastreados por los miembros del circuito.
Caminaron alrededor de diez minutos en línea recta; las copas de los árboles eran tenuemente iluminadas por el sol de la mañana, y solo fue cuestión de tiempo para que la líder de MoonBlack (quien lideraba al grupo) se detuviera, haciendo una señal con su mano en alto la cual indicaba que habían llegado.
El grupo completo se detuvo por unos instantes, a la espera de algún sonido o movimiento que les indicara peligro, recibiendo el silencio seguro que les corroboraba la seguridad para seguir. Con armas en alto retomaron sus pasos, esta vez más lentos y cuidadosos hasta atravesar los espesos arbustos que los dividían de su objetivo.
—La seguridad de la entrada es casi nula —comentó MinHo, observando con ayuda de binoculares el muro que protegía la gran mansión—. Son diez y solo cuatro de ellos están armados.
—El resto debe estar en el interior —supuso Siwon.
—O no están —murmuró Hwasa sonriendo—. El circuito nunca se imaginaría que podríamos rastrear su nueva ratonera tan rápido.
—Estando aquí no lo sabremos —dijo Yoongi con impaciencia—. Así que andando.
Siwon asintió. —Bien, pero recuerden que debemos ser cautelos...
No pudo terminar de hablar cuando un fuerte impacto resonó por todo el lugar. Los miembros del triángulo observaron perplejos como el gran muro que protegía la casa caía en miles de pedazos, en compañía de los cuerpos desmembrados de todos los alfas que estaban vigilando la entrada. Las miradas de todos recayeron en una sonriente pelinegra, y en la humeante bazuca que había sido recientemente utilizada.
—¡¿Tú no entiendes lo que es ser cautelosa?! —gritó Siwon.
Hwasa se encogió de hombros. —Te dije que mis juegos no eran para niños.
Una gran carcajada brotó de la garganta de Yoongi. —Andando —dijo sin borrar su diversión. Cuando estuvo al lado de Siwon palmeó su hombro con gesto de burla—. No seas tan cobarde y camina, ¿Quieres?
Yoongi y Hwasa caminaron al frente siendo resguardados por los demás; avanzaron pocos metros, y cuando se adentraron en las ruinas que el ataque de la morena había causado, fue cuando los primeros disparos provenientes del interior de la casa se dejaron escuchar.
El líder del Dragón Negro gritó con euforia, sintiendo la adrenalina de su lobo correr por su cuerpo. —¡Ésta si es una bienvenida digna de nosotros! —exclamó, mientras empezaba a disparar a los primeros alfas que salieron de la casa, dejándolos molidos en plomo en tan sólo cuestiones de segundos.
Taemin y MinHo se colocaron al frente en compañía de sus equipos, mientras que KiungSoo con sus hombres permanecían en los límites del bosque, donde con ayuda de los francotiradores iban derribando a los alfas armados que salían de la azotea con el fin de atacar.
—Tony está en el piso inferior —informó Jackson a sus hombres—. Está expulsando su aroma para que lo encontremos con facilidad así que ¡pónganle! —exigió.
Yoongi se abrió paso entre las balas; entre más rápido encontraran al americano, más pronto volverían. Fueron cuestiones de segundos cuando un batallón completo de alfas salió de cada extremo de la mansión, disparando a cada miembro de su equipo. En ese momento, la furia que tanto estaba reteniendo salió de su interior; el pelinegro olvidó todo rastro de raciocinio y con un gruñido potente y amenazador empezó a avanzar con una seguridad escalofriante, derribando a cada alfa que osaba a interponerse en su camino. Con cada bala que dejaba enterrada en el cuerpo de aquellas basuras el líder del Dragón Negro demostraba su lugar; uno que no puede ser arrebatado, y que fue forjado con aquello que está arrebatando sin compasión alguna.
Sangre.
—¡Avancen, avancen, avancen! —los gritos de Taemin llegaron hasta sus oídos.
MinHo esquivó un par de balas que un nuevo grupo había disparado en su dirección; con velocidad tomó dos granadas y las lanzó con fuerza hacia la entrada.
La fuerte explosión abrió un nuevo camino para el triángulo; los líderes en compañía de sus equipos avanzaron, estando en constante alerta ante cualquier movimiento.
—¡Sigan recto! —indicó Jackson en medio de los disparos.
Los tres líderes se internaron en la gran construcción; Hwasa usó una vez más la bazuca para derrumbar un gran muro que los dividía con el pasillo principal, los escombros no tardaron en aparecer al igual que un par de cuerpos los cuales habían perecido ante el potente ataque de la pelinegra.
—¡Muevan el culo! —rugió la morena, empezando a correr por el amplio pasillo con la pesada arma cargada en su espalda.
—¡Ustedes sigan, nosotros nos quedaremos aquí para cubrirlos! —comunicó Jackson, mientras seguía disparando en la entrada del lugar.
Yoongi y Siwon siguieron a la morena; el pasillo estaba desierto y no parecía haber señales del circuito cerca. Doblaron por la derecha, llegando a un pequeño espacio donde se encontraba la otra líder, con una única puerta de metal y asegurada con un sensor ocular.
—Mierda —maldijo Siwon.
Hwasa observaba el sensor con concentración, una sonrisa lunática nació de sus labios cuando una idea cruzó por su cabeza.
—¿Qué se supone que harás? —le preguntó Yoongi, observando con desconfianza la mueca de malicia que la alfa tenía.
La morena ajustó la bazuca y apuntó hacia el sensor, alarmando a sus compañeros.
—¡Tienes que estar bromeando, maldita loca! —chilló Siwon horrorizado.
—¡Retrocedan!
Ante la orden de Hwasa ambos alfas retrocedieron con rapidez; la explosión provocada por la locura de la pelinegra les elevó por los aires, siendo la fuerte pared de concreto que estaba tras ellos lo único que impidió que salieran de la casa.
—Estás loca —gruñó Yoongi, haciendo una mueca ante la sangre que salía con fuerza de su cabeza.
—¡Deja de reírte! —exigió Siwon, sintiéndose harto de las carcajadas estridentes de la pelinegra.
—Los dos son unos delicaditos —la alfa se levantó y sacudió el polvo y leves escombros que cubrían su ropa—. Vamos, no tenemos mucho tiempo.
Los tres atravesaron los escombros que la última explosión había dejado; encontrando del otro lado al americano, atado de pies y manos con gruesas cadenas.
—Hasta que llegan, ¿No creen que se tardaron un poco? —preguntó Tony de manera casual.
—Veo que estás bien, maldito bastardo —gruñó Yoongi, acercándose de manera amenazante—. ¿Qué mierdas estabas pensando?
—No es momento para tus reclamos, Min —intervino Hwasa, mientras colocaba cuatro dispositivos inalámbricos en el cuerpo de Tony, uno en cada extremidad—. Vamos a sacarte de aquí, así que no te muevas.
Pasaron pocos segundos, y cuando estuvo completamente segura de que los dispositivos habían quedado bien sujetos sacó el detonador de una de las bolsas de su chamarra. Observó con una sonrisa a un nervioso Tony y sin esperar más lo presionó.
El impacto fue sutil pero letal, de manera inmediata las cadenas cedieron brindándole la tan ansiada libertad al americano, quien no esperó más tiempo para librarse de ellas.
—¿Estás bien? —preguntó Siwon, mientras le entregaba una ametralladora de mano.
Tony la tomó y sonrió confidente. —De maravilla, espero que me hayan dejado un poco de diversión.
—Por supuesto que sí —asintió Hwasa con vehemencia—. Pero para eso, debemos salir.
Nuevamente las balas los recibieron, pero éstas pertenecían a su equipo. Los cuatro observaron con éxtasis él como caía el último miembro del circuito. Dejando una vez más al triángulo como triunfador.
Tony hizo un puchero mientras observaba el arma en su mano. —Me mintieron.
Exhalaciones cansadas salieron de los labios de todos. Se sentían tranquilos al ver al americano a salvo y sin ningún rasguño; y el orgullo de cada uno estaba a tope, con cada vida arrebatada siendo una victoria asegurada.
El sonido de las camionetas al remover la tierra les hicieron voltear, observando cómo las cinco se situaban frente a la mansión a la espera de cada uno de ellos.
—¡A celebrar! —anunció la pelinegra, desencadenando gritos eufóricos en los demás.
Subieron a las camionetas y se fueron de ahí con una sonrisa arrogante bailando en sus rostros ensangrentados. Un ataque con éxito, recordándoles una vez más que el triángulo siempre estaría por encima de todos.
—¿Qué haces aquí? —fue la pregunta que hizo SeokJin apenas Jungkook ingresó a la biblioteca de su casa.
El alfa le observó con una sonrisa. —Quería verte.
—Pues yo no —respondió rápidamente—. Por algo estoy aquí.
—No mientas —susurró el alfa, avanzando los pocos pasos que lo separaban del omega—. Luces precioso —halagó.
SeokJin retrocedió. —No quiero tener problemas, NamJoon puede aparecer en cualquier momento.
—Ese bastardo está con Yoongi.
Y era verdad, Yoongi había llegado a la mansión Kim para ver a su fruto prohibido; y en ese momento se encontraba en la habitación en la que habían colocado a Jimin en compañía de Taehyung y NamJoon.
—Pero puede venir —susurró el omega—. Al ver que no estás ahí, es más que obvio que lo hará.
El alfa acarició la mejilla contraria, observando con deleite como un hermoso color carmín se apoderaba del rostro de SeokJin.
—No sabes cuánto te he extrañado —susurró con suavidad.
El omega suspiró, sintiendo como su interior se removía ante las caricias del alfa.
—Yo también te he extrañado, alfa.
Un brillo de emoción cruzó por los ojos de Jungkook; tomó entre sus manos el rostro delicado del mayor y acarició con mayor deleite.
—¿Me dejas besarte? —preguntó el menor, con tanto anhelo que el corazón del omega se llenó de calidez.
Asintió con emoción. —Hazlo, Jungkook. Es lo que más quiero.
El alfa le sonrió con amor; acercó sus labios a los contrarios, sintiendo el cosquilleo que se formó ante aquella cálida y pacífica unión. Los movimientos fueron lentos y delicados, donde el alfa cuidaba del sentir del omega, estando ambos envueltos en su burbuja de amor.
Sin ser conscientes de la mirada oscura y con tinte asesino que cruzó por los ojos llenos de furia de NamJoon al presenciar la traición que haría pagar con sangre a su omega.
Porque aquella burla no sería pasada por alto, y por mucho que amara a su esposo no estaba dispuesto a permitir que se burlarse de aquella manera.
—Mal hecho, omega —susurró, para luego salir de ahí, teniendo cuidado de no ser descubierto por los contrarios.
Ahora, lo que pasara con SeokJin serían tan solo las consecuencias de su traición.
¡VENGO RÁPIDAMENTE A DEJAR CAPÍTULO ANTES DE QUE EMPIECE BUTTER!
AHHHHHHHHHHHHHH ¡BTS REYES!
YOONGLH💀
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