💀19💀
Calculaba que eran las veintiún horas cuando estacionó el auto, las calles a su alrededor se mostraban desoladas; con tan solo el ruido de los automóviles que circulaban en la lejanía.
Grace se encontraba nerviosa, su jornada laboral había sido más larga de lo previsto y en casi todo el día se había sentido inquieta; era una sensación extraña, se sentía observada continuamente, llevándole a estar distraída y en algún punto, paranoica.
Bajó de su auto y observó con un tinte de recelo su casa; sus ojos audaces viajaron por los alrededores de la residencia para verificar de manera rápida que todo estuviese en orden, y solo cuando se sintió medianamente segura fue que entró.
En el interior las luces estaban apagadas como era costumbre; a pesar de su buena posición económica no le gustaba contratar personal, creía que era totalmente innecesario cuando su casa era utilizada solamente para dormir. Además, sus secretos eran algo que por ningún motivo debían salir de aquellas paredes, ni ser revelados a terceros.
Activó la alarma de seguridad y caminó con paso cauteloso por el pasillo oscuro, su olfato podía detectar tenues aromas que la tenían alerta; sonrió con gracia, pues sabía perfectamente que no se encontraba sola.
<<Nuevamente está pasando>>. Pensó, buscando a tientas una de las tantas armas que mantenía distribuidas por toda su casa, específicamente para aquel tipo de situaciones.
Tras minutos de inspección encontró una de sus catanas y sin perder tiempo la tomó de manera firme, sus sentidos estaban alerta al igual que el miedo, pero esta vez sería diferente.
Ahora podía defenderse.
A pocos metros de distancia pudo observar que la puerta de su dormitorio se encontraba entreabierta, las luces de su habitación se encontraban encendidas llegando a brindar iluminación al pasillo. Tomó con mayor fuerza su arma y caminó en silencio con el bombeo furioso de su corazón martillándole dentro del pecho.
Cuando estuvo al lado de la puerta que la dividía de su dormitorio tomó una respiración profunda, sabiendo que lo que estaba a punto de hacer sería una completa locura.
Lanzó una fuerte patada logrando abrir la puerta completamente en fracciones de segundos; con el arma apuntando al frente ingresó a su dormitorio, tratando de estar lo más concentrada posible para no cometer error alguno.
Dentro del lugar los aromas que había percibido anteriormente se encontraban condensados en gran medida; sin embargo, el lugar se encontraba impecable y a simple vista solitario, sin haber rastro alguno de acciones sospechosas.
Y eso solo la hacía desconfiar más.
—Me negaba a creer que eras tú, pero ahora veo que todo este tiempo estuve en una mentira. Que perra es la vida, ¿No crees?
Grace se tensó visiblemente en su lugar mientras sentía como su respiración se volvía errática y su cuerpo un completo manojo de nervios.
—Querida, cuanto tiempo has pasado entre las sombras —nuevamente aquella voz se dejó escuchar.
La peliplata cerró los ojos y maldijo. Aquello no podía ser cierto; sintió movimientos a su derecha y observó con aparente calma el cómo un hombre rubio emergía de entre las sombras, con una sonrisa brillante en su rostro y con la oscura muerte plasmada en sus ojos.
—No sé de qué me hablas —dijo, tratando de fingir naturalidad.
La risa que brotó de la garganta del alfa era vacía. —Admito que lograste engañarme al principio —comentó, pareciéndole divertida la situación—, pero afortunadamente pude percatarme de varios detalles que me hicieron atraparte —la observó detalladamente, mientras sobaba su mentón pensativo—. Sí, quizá hayas cambiado un poco tu apariencia y trates de hacerte pasar por algo que no eres, pero lamento decirte que no fue suficiente —su mirada se oscureció—. Te volví a encontrar, y esta vez no fallaré, perra.
Y solo en ese momento fue que la máscara de la chica cayó. Dejó la catana a un lado y se movió con naturalidad por la habitación, se quitó la chaqueta y los lentes de contacto; observando con una sonrisa de superioridad a su visitante.
—Siempre has sido lento para todo.
Taehyung sonrió con sorna. —Y aun así tuviste que esconderte de mí.
—No me ocultaba, mucho menos de ti. Solo quería tranquilidad y estar fuera de toda la mierda que siempre te rodea.
El rubio se acercó hasta donde estaba ella, la tomó de la cintura y la apegó a su cuerpo de manera agresiva; enterró la nariz en la suave cabellera grisácea y dejó escapar un gruñido inconforme cuando no pudo detectar los aromas de la chica con claridad, haciendo notar su molestia.
—Eres una completa farsa, Char —ella se tensó entre sus brazos al escuchar su verdadero nombre—. Quizá engañes a los demás que te rodean, pero eso conmigo no va. Se muy bien que eres una omega, mi omega.
La peliplata se deshizo del agarre con facilidad. —No me llames así, ahora soy Grace y por tu bien realmente espero que no lo olvides —observó al alfa con profundo rencor—. ¿Qué haces aquí?
Taehyung sonrió al recordar el motivo de su visita. —Solo vine a saldar la única deuda que tengo contigo.
A Grace no le dio tiempo de reaccionar cuando el primer puñetazo del alfa impactó con fuerza en su rostro; solo bastó de pocos segundos para sentir la tibia sangre resbalar por su mejilla izquierda hasta adentrarse en su boca; sonrió divertida, había cosas que nunca cambiarían.
Limpió el resto de sangre y bufó. —Creyéndote la divina mierda como siempre.
—Me la debías —restó importancia el alfa.
—¿Porque te dejé? —preguntó burlona.
—Por ser una cobarde —se encogió de hombros—. Ahora recoge tus cosas, nos vamos de aquí.
Grace se cruzó de brazos con gesto testarudo. —No pienso ir a ningún lado contigo.
—Entonces espera sentadita a que te maten.
Y apenas dijo aquellas palabras una gran explosión se dejó escuchar en la puerta de la entrada.
Taehyung la tomó del brazo y la empujó hacia el suelo para cubrirla con su cuerpo, ya que la explosión había sido tan fuerte que llegó a afectar donde ellos estaban; Grace intentó tomar la catana, pero el alfa se lo impidió levantándola con facilidad y guiándola hacia la salida de la habitación.
—¡Espera! Tengo que coger mi equipo —dijo frenética mientras se devolvía a la habitación, con las maldiciones del alfa tras su espalda.
—¡Eso no importa, maldición! ¡Debemos largarnos ya! —gritó el rubio, escuchando los primeros disparos que impactaban en las paredes del pasillo junto a los vidrios de las ventanas al convertirse añicos.
—¡Claro que importa! —Grace abrió rápidamente la caja fuerte que tenía al lado del armario, y de ella sacó un pequeño bolso de color gris—. Esta es la razón por la cual me buscan.
—Sígueme —la peliplata asintió y lo siguió por el pasillo destruido.
—Dime que llevas algún arma contigo —suplicó Grace.
—¿La furia de mi lobo cuenta? —preguntó con una sonrisa rebosante de locura.
Ella sonrió de igual manera. —Por supuesto.
Taehyung dejó salir sus fuertes garras y con fuerza bruta arrancó la puerta de la habitación de un solo tirón, justo a tiempo para utilizarla de escudo para la lluvia de balas que iban sobre ellos.
—¡No resistiremos! —gritó ella, para segundos después sentir como el cuerpo de ambos era suspendido por los aires debido a la bomba que habían lanzado en su dirección.
La fuerza del impacto los aturdió por unos segundos, pero rápidamente se recompusieron. Grace se puso de pie y corrió hacia la habitación contigua esquivando las balas de milagro; tras ella iba Taehyung, quien tenía una herida de bala en el hombro izquierdo, la cual sangraba de manera furiosa.
La peliplata buscó en las cajoneras de su escritorio con rapidez, encontrando dos ametralladoras las cuales lanzó al alfa; luego removió un cuadro que colgaba de la pared derecha y se abrió un pequeño compartimiento que contenía más armas, tomó dos 9mm y encaró al alfa.
—Ahora sí estamos listos.
Taehyung asintió. —Salgamos.
Con ambas armas en alto, el alfa salió primero mientras disparaba con fiereza a los hombres que iban apareciendo en su campo de visión; Grace aseguró el bolso en su cintura, y al igual que el rubio comenzó a disparar con decisión. Ambos abriendo un camino de sangre que los tenía con la adrenalina al tope.
—¡Colócate tras mi espalda! —ordenó Taehyung, sabiendo que más hombres les esperaban afuera.
—¡Nunca! —objetó la peliplata, segura de sus palabras.
—Tan terca —gruñó el alfa y una sonrisa se dibujó en el rostro de la chica.
Lo que le seguía de camino se mostraba despejado; sin embargo, la casa era un completo desastre; los muebles estaban rotos, y había sangre por doquier.
Ambos salieron al exterior y ahí un grupo de diez hombres aproximadamente les esperaban con armas en alto y sonrisa victoriosa.
Y solo hasta entonces fue que Taehyung pudo reconocerlos, provocando que un gruñido molesto emergiera de lo profundo de su garganta.
—Circuito —bramó con ira.
El que parecía ser el líder del grupo dio un paso al frente con su arma en alto.
—Tú no nos interesas, solo la queremos a ella y asunto resuelto.
El rubio dio un paso al frente, sin inmutarse pese a las múltiples armas que apuntaban a su dirección.
—Sobre mi cadáver.
El hombre del circuito sonrió. —Ella tiene algo que nos pertenece.
—No lo creo —sonrió retador—. Si quieren salir de una pieza, les recomiendo que no sigan jodiéndome las bolas.
El grupo entero rió ante las palabras de Taehyung.
—Eres solo una pequeña mierda que se cree el amo de todo —bufó el líder.
—No me lo creo —sonrió, mientras escuchaba de fondo el aullar de los lobos—. Lo soy.
Sin siquiera preverlo, un grupo de seis enormes y furiosos lobos emergieron de la oscuridad; sus mortales fauces y potentes garras se encargaron de eliminar a cada uno de los hombres pertenecientes al circuito, sin darles la mínima oportunidad de reaccionar entregaron sus vidas a aquellas bestias sedientas de poder.
Y de entre ellos un enorme lobo blanco con una raya de color rojo que nacía en su cabeza y moría en su cola se presentó, haciendo retroceder al único sobreviviente y líder del grupo al cual habían masacrado.
Los ojos rojos del animal se posaron en Taehyung y Grace, gruñendo de manera severa.
—No me importa —habló el rubio al imponente animal—. Deberías saber que iba a hacerlo de todos modos.
La bestia gruñó de manera potente, mientras que con sus patas delanteras golpeaba el suelo, dando una clara orden.
Taehyung detestó la evidente superioridad y dominio del lobo blanco. Bajó la cabeza, sintiendo la vergüenza que tenía su lobo por haber hecho enfadar a un superior.
Decidió obedecer la orden dada; es por eso que sin dudar golpeó de manera fuerte a la chica hasta noquearla por completo. La tomó entre sus brazos y la cargó, dirigiéndose hacia su auto para salir lo más pronto posible de ahí.
El líder del grupo que los había atacado quiso seguirlos al ver que se alejaban, pero el impacto que recibió por parte del lobo blanco lo mandó directo al suelo.
El hombre miró a la imponente bestia en una rara mezcla de miedo y desprecio. —Tendrás serios problemas con nuestro líder.
El fuerte animal mostró sus impecables colmillos. Sus cuatro patas avanzaron lentamente hacia su víctima y sus colmillos afilados relucían en clara amenaza; el hombre quiso retroceder y encontrar alguna manera de huir, pero los demás lobos se interpusieron en su camino, obstaculizándole el paso.
—Tu traición es algo que pagarás con sangre, y no necesariamente será la tuya.
Un grito agónico acompañó aquellas palabras; el hombre observó con terror como el hocico del gran lobo tomaba su brazo derecho y tiraba de él con una fuerza escalofriante, el crujir de los huesos le hizo derramar lágrimas de dolor, y un segundo grito fue el que soltó cuando la bestia arrancó su extremidad por completo.
La sangre fluía de él en fuertes cantidades manchando el suelo; con sus ojos vidriosos observó al animal quien lamía gustoso la sangre que le había arrebatado de manera violenta, tal y como solo una bestia de aquel calibre, podría hacer.
De ahí no supo de qué manera había terminado su vida; el último recuerdo que tuvo fue el terrible dolor en cada parte de su cuerpo que era arrancado por la jauría de lobos que lo habían devorado.
Entró por aquellas puertas con la gracia de un ángel caído; sus ojos tan brillantes de malicia relucían bajo las tenues luces de la habitación, haciéndole lucir más irreal y tentador para el alfa que pacientemente le había estado esperando entre medio de las sábanas de la gran cama.
—¿Tienes lo que te pedí? —preguntó apenas llegó, provocando una sonrisa en el contrario.
—Sabes que siempre cumplo con tus caprichos, pequeño —respondió con sedosidad, mientras se levantaba de donde estaba para sacar una pequeña caja de acero y ofrecerla al menor.
Amox tomó la caja con ansiedad y la abrió, sonriendo complacido cuando corroboró que estaban completas las seis ampollas de líquido carmesí que había solicitado.
—Están completas —anunció, y el mayor hizo una mueca de ofensa.
—Por supuesto que lo están —respondió—. Pero aun sigo pensando que es mejor tenerla en el laboratorio.
—Ni de puta broma —gruñó el pelinegro.
DongYul sonrió con malicia. —Cumplí con lo que pedías, creo que lo más justo es que tú también lo hagas, ¿No te parece?
—Por supuesto —ronroneó con sensualidad—. Dime, ¿Qué es lo que deseas que haga?
El líder del circuito sonrió, sus ojos nunca se cansarían de recorrer aquel tentador cuerpo y deleitarse con la hermosura que componía cada facción en el menor. Era una exquisita tentación que lo mantenía alucinando la mayor parte del tiempo, y le divertía y excitaba la idea de que fuese tan rebelde y le diese cada noche un motivo para cazarlo.
—Tony Montana —dijo luego de algunos minutos—. ¿Crees poder hacerlo o tu lealtad ya está con el bueno para nada de Min?
Amox carcajeó. —No conozco ese término, solo dime donde lo quieres.
—En su casa.
El menor mostró confusión. —Entonces, ¿Qué es lo que quieres que haga?
—Lo que mejor sabes hacer —murmuró con voz pesada—. Entretiene a Min el tiempo suficiente para que nosotros ataquemos, utiliza tus encantos y envuélvelo. Sencillo, ¿no?
—¿Por qué tanta insistencia en el americano? —ladeó la cabeza fingiendo confusión—. Desde que el tipo llegó no le han dado un respiro.
—Tiene algo que nos interesa —respondió el mayor mientras se servía un trago—. Con él y Char podremos finalizar las primeras muestras.
—¿Char?, ¿Está viva? —la expresión que tenía en el rostro lucía tan realista que pudo engañar al mayor.
—Sí, y en estos momentos está siendo cazada por mis mejores hombres —informó el alfa con arrogancia.
Amox hizo un esfuerzo sobrehumano para no reírse en su cara. Ah, definitivamente nunca aprendían.
—Ya veo —murmuró, cuidando su tono de voz.
El alfa lo observó atentamente. —Quiero a Tony en mis manos.
—Y lo tendrás.
—No quiero que falles, te dejo jugar con el triángulo porque siempre cumples con lo que quiero. Pero me cabreó saber que tú habías sido el causante del fracaso de mis hombres la noche en el aeropuerto.
El de ojos bicolores rió divertido. —No es mi culpa que sean unos incompetentes. Vamos, solo éramos Min y yo contra un grupo completo y, sin embargo, logramos hacerlos polvo.
—Golpe de suerte —gruñó el alfa.
—Claro —dijo el menor con burla.
—Dentro de dos días por la noche se llevará a cabo el ataque —dijo el alfa, mientras tomaba su abrigo dispuesto a irse—. Necesito que Tony se encuentre en su mansión, solo y con la mínima seguridad —sonrió—. Quiero que me lo sirvas en bandeja de plata.
Amox asintió despreocupado.
El pacto estaba hecho, y una alianza forjada en mentiras desde sus cimientos se alzaba. El poderoso alfa nunca imaginaría que su más preciada creación le daría la espalda para llevar a cabo su verdadero propósito.
—Un trabajo a medias —susurró Amox cuando se encontró solo en la habitación.
Solo esperaba que el triángulo fuese lo suficientemente listo; si fallaban, todo se iría al carajo.
Hwasa se encontraba jugando billar con algunos miembros del triángulo; hasta el momento era campeona invicta, y varios de los alfas esperaban que así siguiera si no querían perder las apuestas que habían hecho a favor de su líder.
La pelinegra sonrió con superioridad cuando obtuvo su séptima victoria del día, escuchando divertida los reclamos de protestas de sus contrincantes.
—No es posible que nos haya ganado en todas las partidas —refunfuñó Heechul.
—Me niego a perder —dijo esta vez Kila.
—¡No es justo, Hwasa! —exclamó Siwon con berrinche—. Seguro hiciste trampa.
La morena se encogió de hombros. —No es mi culpa que yo sí pueda jugar con las bolas.
Ante las palabras con doble sentido todos los presentes rieron escandalosamente.
Ese día, varios miembros del triángulo habían decidido pasar un rato de juegos y apuestas en una de las mansiones pertenecientes a la organización. Todos los preparativos para la semana de sangre estaban listos, la lista del personal que desecharían ya había sido entregada a los cazadores para que la cumplieran con rigurosidad; y las solicitudes de los aspirantes habían sido analizadas cuidadosamente encontrando todo en orden, así que solo quedaba esperar a que el ansiado momento llegara.
Su momento de risas fue interrumpido cuando uno de los miembros entró a la sala de juegos con cara de amargura.
—¿Qué ocurre, KiungSoo? —preguntó Hoseok, mientras fumaba un cigarrillo.
El alfa frunció el ceño en disgusto. —Tenemos visitas.
—¿De quién se trata? —dijo esta vez GoAra.
—Kang Seulgi —hubo silencio en el lugar—. La esposa del alfa Min está aquí.
—Atrevida —gruñó Hwasa.
Tony, quien había estado en silencio rompió a reír en carcajadas estridentes. Los demás le miraron con atención, sin terminar de entender la diversión del americano.
—La que se le va a armar a Yoongi —dijo el moreno entre risas.
—¿Qué ocurre con Yoongi? —preguntó Kila, sin poder detener su curiosidad.
—Yoongi trajo a su amante —respondió Hoseok.
La pelirroja apretó los puños. —Pues debemos deshacernos de él, Seulgi no puede verlo bajo ninguna circunstancia.
—Opino lo contrario —comentó la líder de MoonBlack—. Si se atrevió a venir hasta acá sabiendo que lo tiene estrictamente prohibido, debe pagar las consecuencias.
Y eso era verdad; personas que no pertenecían a la organización no podían ingresar a las casas del triángulo sin permiso o sin ser invitados por algún miembro, independientemente del lazo que compartiesen con alguno de ellos.
—¿Qué le digo? —interrogó KiungSoo al cabo de unos minutos.
—Déjala pasar —la decisión de Hwasa sorprendió a todos.
—Yoongi no puede recibirla —dijo Siwon entretenido, no podían culparlo—. Está más que ocupado en la piscina con el lindo omega de culo grande.
—Yoongi no la recibirá —la alfa sonrió con malicia—. Lo haré yo.
Hwasa salió de la sala en compañía de KiungSoo; la alfa permanecía con una sonrisa en sus rojos labios, la cual se ensanchó cuando sus ojos se posaron en la tímida omega que esperaba en la entrada.
Seulgi se tensó cuando reconoció aquel rostro. Su loba se removió inquieta y quiso salir corriendo de ahí, aquella mujer no le agradaba; había sido muy grosera con ella en el baile de las cartas y las miradas que le daba siempre iban cargadas de desprecio, y aunque la había visto en pocas ocasiones, la omega debe admitir que la mujer le aterraba.
Cuando la alfa llegó frente a la omega le hizo un gesto a su acompañante para que las dejara a solas.
—¿Qué haces aquí? —la demanda en su voz causó fuertes estremecimientos en la omega.
La castaña hizo un esfuerzo sobre humano para no temblar. —Vine a ver a mi esposo.
—Yoongi no desea verte —dijo Hwasa con crueldad—. Si quisiera estar contigo no hubiese venido aquí siendo su día libre.
—Eso es mentira —respondió la omega—. Mientes porque no me toleras.
La risa de la alfa la intimidó.
—¿Tan importante te crees? —preguntó la morena, barriendo a la menor con una mirada llena de rechazo—. Tú, una débil omega que no vale nada, ni tiene dignidad rogando por un poco de atención —negó con la cabeza—. Das lástima.
La omega apretó los dientes. —Lo que tú pienses de mí no me interesa, vine a ver a Yoongi y no me iré de aquí hasta que lo haga.
—No creo que Yoongi quiera verte —comentó la pelinegra con una sonrisita de travesura.
—¿Por qué no lo haría? —Seulgi empezaba a impacientarse.
—En estos momentos está placenteramente ocupado —canturreó la alfa con mirada pícara.
A la omega le costó comprender la implicación de aquellas palabras, y cuando lo hizo negó fervientemente con la cabeza.
—Imposible —dijo, tratando de sonar lo más segura posible.
La alfa sonrió con malicia. —En estos momentos Yoongi se encuentra entre los brazos de un hermoso omega que sí está a su altura —la castaña volvió a negar—. Él mismo lo trajo y desde que llegaron han pasado solos —ahí estaba aquel tono juguetón y lleno de burla que tanto odiaba Seulgi—. Quien sabe cuántas cosas habrán hecho ya.
—¡MENTIRA! —gritó con lágrimas en los ojos, jadeando de dolor ante la cachetada que había recibido por parte de la pelinegra.
—¿Quieres que te muestre? —preguntó Hwasa con furia—. ¡Perfecto!, te lo mostraré para que veas cuál es tu lugar.
Tomó con fuerza de los cabellos a la omega, y sin importarle el daño que le estaba haciendo la arrastró por todo el camino hasta la piscina; los gritos de la castaña eran escandalosos, provocando que varios miembros de la organización salieran y le vieran entre sorprendidos y divertidos.
A Hwasa no le importó el escándalo que estaba montando, aquella sucia omega le caía lo suficientemente mal como para rebajarse y darle ella misma su merecido.
Lo que la alfa más odiaba en las personas era cuando se victimizaban y se rehusaban a ver la realidad; Yoongi había sido claro con Seulgi desde un principio, pero la omega seguía insistiendo en mantener una maldita venda en los ojos, y la paciencia de la morena no era infinita.
Pues bien, había llegado el momento de mostrar aquella verdad que la castaña tanto se negaba a ver.
Los chasquidos estaban presentes. El alfa brindaba suaves y parsimoniosas succiones a los labios regordetes del castaño, gimiendo de gusto ante el exquisito sabor; mientras que Jimin se encargaba de recorrer con su ávida lengua cada rincón que la boca del mayor era capaz de ofrecerle.
Después del último encuentro que habían tenido en la casa del alfa, el mayor hizo hasta lo imposible para convencer a su fruto prohibido de pasar un día completo juntos, sintiéndose un completo triunfador cuando luego de varios intentos el omega había aceptado su propuesta. Ahora, ambos se encontraban en la piscina de aquella lujosa residencia; Jimin sentado en el borde con sus piernas sumergidas en el agua, y Yoongi entre medio de ellas, besándole con pasión.
Se separaron con un último chasquido y el pelinegro aprovechó para brindar pequeños besos en el hombro desnudo del omega, saboreando con deleite las pequeñas gotas de agua que habían quedado impresas en la tersa piel.
—Eres tan delicioso y endemoniadamente adictivo —susurró en un ronco gruñido que quedó tatuado en la ardiente piel del menor.
Jimin suspiró gustoso. —¿Lo soy?
—Lo eres —confirmó el alfa, mientras su boca buscaba nuevamente la contraria para perderse en ella—. Eres delicioso —beso—, adictivo —beso—, tentador —beso—, perfecto —beso—, y malditamente mío.
—Debes dejar de decir eso —gruñó el omega ocasionando una risa floja en el alfa.
—¿Te molesta? —tentó Min, la sonrisa ladina haciendo acto de presencia.
Jimin se encogió de hombros. —Simplemente no quiero que te hagas ilusiones.
—Muy considerado de tu parte —asintió el pelinegro—. Pero eso debiste pensarlo antes de entregarte a mí.
—En el futuro quizá cambies de opinión —susurró el castaño.
El alfa alzó una ceja. —¿Por qué lo haría?
—Cuando te aburras de mí; soy un omega para nada extraordinario que no tiene vida interesante —dijo con tono humilde.
—Precioso —Yoongi tomó el rostro del menor entre sus grandes manos—. Cuando reclamo algo como mío, no existe poder en esta tierra que me haga dejarlo.
Jimin mordió su labio inferior en un intento de retener la sonrisa que nacía de su boca, pero fue inútil; apegó el cuerpo del alfa al suyo enroscando sus brazos alrededor del blanquecino cuello, Yoongi se dejó hacer gustoso, sintiendo con mayor profundidad aquellos aromas que lo tenían completamente enloquecido.
—¿Qué haré contigo, alfa? —preguntó Jimin, rozando su pequeña nariz con la contraria.
—Lo que quieras —fue la respuesta del mayor, sus ojos oscurecidos por un deseo insano que logró estremecer al omega entre sus brazos.
El castaño cortó toda distancia uniendo sus labios nuevamente en un beso pasional que los haría caer más en aquel peligroso juego, donde la lujuria y deseo eran las reglas para participar.
Porque ambos sabían lo que querían, y estaban dispuestos a hacer lo que fuese para conseguirlo.
Mientras que, a pocos metros de distancia una omega se deshacía en un llanto desgarrador y silencioso al ver al hombre que amaba en brazos de otro omega; dándole los besos, sonrisas y caricias que ella tanto anhelaba.
Seulgi salió corriendo de aquel lugar sintiéndose destrozada y traicionada; no le importó hacer el ridículo una vez más; después de todo, su alfa se había encargado de burlarse de ella de la manera más baja y ruin.
Cuando entró en el auto arrancó pisando el acelerador con fuerza, quería estar lo más lejos posible y que su mente fuese capaz de eliminar aquellas dolorosas escenas que se reproducían continuamente sirviéndole de tortura.
Se sentía una completa idiota por creer que el alfa la amaría; estaba avergonzada de sí misma y su corazón dolía como miles de infiernos. Las lágrimas eran derramadas sin descanso, y tuvo que estacionar el auto a la orilla de la carretera para poder tranquilizarse un poco.
<<Mi mamá tenía razón>>. Pensó con amargura.
No sabía con exactitud lo que vendría a continuación; de lo que sí estaba segura era que descubriría quien era el maldito que se había atrevido a interponerse en su matrimonio para intentar robar lo que le pertenece.
Y sonrió cuando una idea se formó en su mente. Tomó su móvil y marcó aquel número que solamente utilizaba en emergencias, suspirando aliviada cuando al segundo tono su llamada fue respondida.
—Soy yo —dijo con voz plana—. Necesito que hagas algo por mí.
Había caído la tarde y él continuaba revisando los planos de la mansión en la que Tony vivía; si quería que todo saliera a su beneficio debía ser muy cuidadoso y no levantar sospechas en ambas organizaciones; las cuales, sin imaginarlo, eran de utilidad para sus propios planes.
Entrecerró los ojos cuando captó un pequeño conducto ubicado en el norte de la mansión; el espacio no era prometedor, pero funcionaba; así que sin dudarlo lo encerró con un rotulador como una posible opción.
Pequeños toquecitos en la puerta le distrajeron.
—Estoy ocupado —dijo en alto, sin molestarse en corroborar si fue escuchado o no.
—Tienes una solicitud —la voz de Taehyung se escuchó amortiguada a través de la gruesa madera.
Amox guardó los planos en uno de los cajones de su escritorio; se levantó de su lugar y cerró todas las ventanas para darle oscuridad a la habitación, luego se devolvió a su lugar y se colocó una máscara de cuero para ocultar su rostro.
—Que pase —anunció, para luego volver a tomar asiento.
Por la puerta ingresó una joven rubia y hermosa; usaba un vestido diminuto de cuero negro, a juego con unos extravagantes tacones de estampado de leopardo; su cabello corto y suelto a la altura de sus hombros, y perfectamente maquillada. Amox dedujo que se trataba de una omega impura debido a la leche de almendras que la cubría.
—¿Qué la trae por aquí? —preguntó el pelinegro con una sonrisa que era apenas visible debido a la pobre luminosidad.
La mujer sonrió. —Lo que todos, quiero que te deshagas de alguien.
—El precio es caro —advirtió el asesino.
—Estoy dispuesta a pagar lo que sea —respondió con frialdad—. Si me aseguras el sacarlo de mi camino.
Amox sobó su mentón pensativo, ahora sabía que era un él su próxima víctima.
—¿Cuándo deseas que se realice? —preguntó con tranquilidad, mientras sus ojos se encargaban de analizar a la omega.
—Lo más pronto posible —sonrió ansiosa—. ¿Lo harás?
—Si pagas el precio.
La rubia abrió el maletín que había llevado consigo, revelando la jugosa cantidad de dinero que yacía dentro. El pelinegro no perdió tiempo y empezó a revisar de manera superficial, sonriendo satisfecho cuando se aseguró de que estaba completo.
—¿Es suficiente? —interrogó la omega.
—Lo es, pero no hago trabajos para personas a las cuales no conozco su nombre.
Ella sacó un sobre blanco de su bolso y lo dejó en el escritorio que la separaba del hombre.
—Mi nombre es Park Choa, y dentro del sobre está el nombre de la persona que quiero que elimines.
Amox asintió. —Es lo único que necesito, de lo demás me encargo yo.
La omega se mostró satisfecha con aquella declaración; le brindó una sonrisa sensual y abandonó la habitación en completo silencio, sintiéndose completamente feliz e impaciente por escuchar la buena noticia de que por fin su estorbo había sido aniquilado.
Estando completamente solo, Amox abrió el sobre para empezar a investigar al afortunado que se cruzaría en su camino. Cuando leyó el nombre que estaba escrito su sonrisa se ensanchó, sintiendo como la adrenalina corría por su cuerpo haciendo las cosas más interesantes.
—Park Jimin —leyó en voz alta.
Bueno, tenía trabajo por hacer.
Nuevo capítulo y siento que los he confundido más jajajaja.
Muchos me han pedido que dé pistas de la identidad de Amox. Bueno, les cuento que en este capítulo hay dos grandes pistas.
Nuevos personajes han sido desbloqueados y tendrán gran importancia en la trama de la historia.
Si tienen dudas, no duden en preguntarme. Siempre estaré para responderles.
Espero que las actualizaciones sean semanales a partir de ahora.
Muchas Gracias por tanto apoyo y cariño.
Yoon los ama. ♥️
YOONGLH💀
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