💀17💀

Los gritos llenos de burla ensordecían sus oídos; su cuerpo temblaba y lo sintió entumecido y sumamente dolorido por los cientos de golpes que había recibido por cada miembro del triángulo.

Félix no estaba seguro de lo que había ocurrido, ni como había sido descubierto; solo recordaba haber estado feliz con su omega pasando una tarde de sexo, cuando un grupo de siete alfas irrumpieron en su residencia de manera violenta. Recuerda con rencor los rostros cargados de burla y superioridad, mientras lo ataban como un animal y lo metían a la fuerza a una de las camionetas.

Lo habían llevado a la guarida; se trata de un edificio aparentemente abandonado, pero que en realidad no lo estaba. Construido casi en su totalidad de hierro, el lugar era una fortaleza impenetrable; y era ahí donde llevaban a los condenados para torturarlos y ahogarlos en su propia locura.

Sabía lo que le iba a ocurrir, había traicionado al triángulo completo y había llegado su momento de pagar; aunque no se arrepentía de lo que había hecho, ya que con la información que había proporcionado al circuito, su pequeño cachorro y su omega estarían seguros.

Pero apenas ingresó al oscuro lugar, su larga agonía dió comienzo.

Soportó con valentía los golpes que con furia le otorgaban los que alguna vez fueron sus compañeros en múltiples misiones y trabajos; en medio de éstos buscó con la mirada a los líderes, pero no los encontró por ningún lado, y eso a Félix no le gustaba para nada. Apretó los dientes sintiendo a su lobo retorcerse en furia en su interior al verse tan débil y vulnerable ante la jauría de animales que con ansias locas le estaban despojando de sus prendas, con la única intención de divertirse con él antes que los jefes llegaran para quitarles su juguete temporal.

—¿Te gusta ser sometido, putita? —le había dicho Jackson mientras lo penetraba con violencia, ocasionando más risas llenas de burla en los presentes.

—Nadie se burla de nuestros líderes —rugió Taemin con sus puños ensangrentados, producto de los múltiples golpes que había descargado en él.

Y así había seguido durante horas; cuando Jackson había terminado con él, otros más se habían sumado, y otro, y otro, hasta sentir como su interior era dolorosamente desgarrado ante las constantes violaciones que había sufrido.

Sin embargo, ahora que la noche había caído era cuando el verdadero sufrimiento comenzaría. El traidor sabía que los líderes no tendrían compasión alguna con él, especialmente Siwon, ya que había llenado de vergüenza a su organización al haber pertenecido a ella; sin mencionar la traición directa a la sangre.

En medio de su trance escuchó el sonido de las llantas rechinar en el asfalto erizando por completo a su lobo, ya que sabía perfectamente lo que venía al haber presenciado decenas de torturas; claro que, esta era la primera vez que estaría del lado de la víctima.

Su lobo aulló a la defensiva tratando de mantener una postura desafiante y fallando ante la inminente debilidad que en su cuerpo se imponía; la tensión que repentinamente reinó en el lugar le puso los vellos de punta, eso solo significaba una cosa.

Los líderes por fin habían llegado.

Los potentes aromas de los recién llegados se impregnaron por todo el lugar, y de manera inmediata las risas y burlas de los demás desaparecieron, para dar lugar a un denso silencio, casi asfixiante. Todos los presentes estaban a la espera de las tres bestias letales que terminarían lo que ellos empezaron.

La primera en ingresar fue la líder de MoonBlack; todos la recibieron con una perfecta reverencia, la cual fue ignorada por la furiosa alfa. Félix observó de reojo a la pelinegra, iba vestida con unos vaqueros rotos en el área de los muslos, una camiseta holgada de color blanco y unas botas negras de estilo militar; su largo cabello sujeto a dos trenzas, una de cada lado.

La morena sonrió cuando fue consciente de la mirada de Félix en ella, caminó lentamente hasta donde se encontraba encadenado, encontrando divertido el verle lleno de golpes y desnudo. Todo parecía indicar que ya se habían divertido un poco con él.

Pero faltaba ella.

—¿Listo para la diversión? —le preguntó, su rostro a escasos centímetros del contrario. El alfa pudo notar con facilidad el hambre de venganza que la pelinegra tenía, y la furia que sus ojos gritaban.

Sonrió socarrón. —Siempre me gustó divertirme, mi señora; así que estoy listo para lo que tengan preparado —dijo con agallas.

Hwasa sonrió, sus instintos estaban a flote y todos los presentes sentían el aura y poder de una de sus líderes más sangrientas. La morena tomó de ambas mejillas al traidor clavando con fuerza sus uñas hasta que observó gustosa como la sangre del contrario las impregnaba poco a poco.

—Me alegra saberlo, perro asqueroso —siseó con veneno—. Porque lo que tenemos preparado para ti, será algo que nadie podrá olvidar.

Terminando con su amenaza las grandes puertas nuevamente se abrieron; por ellas entró el líder de Xolot vestido con un elegante traje característico de él, de color marrón a juego con unas zapatillas negras, dando el aspecto distinguido que Siwon siempre buscaba. Sin embargo, sus ojos oscurecidos por la furia y sus manos cerradas en puños demostraban su verdadera naturaleza, dejando de lado a aquel alfa bromista, fresco y pacífico; para dar lugar a un hombre despiadado, cruel y aterrador; demostrando que era digno de ser uno de los líderes de esa sangrienta organización.

Siwon miró por breves instantes al que una vez había sido su hermano y mano derecha, sintiendo como las ganas de destrozarlo le invadían por completo al ver al hijo de puta sonreír con superioridad, pese a estar atrapado en ese infierno.

—GeunSuk —llamó a uno de sus hombres. Su mirada fija en los ojos llenos de burla de Félix.

El pelilargo castaño se acercó hasta su líder y esperó en silencio las indicaciones.

—Ayúdale a Yoongi a traer un regalo especial para nuestro querido invitado —ordenó sonriendo.

GeunSuk iba a acatar la orden, pero la ronca voz del tercer líder paralizó cada uno de sus movimientos y tensó cada músculo existente en el traidor.

—No será necesario —dijo el pelinegro desde la entrada, mientras aventaba con fuerza bruta el cuerpo de una omega al centro de la sala.

Todas las miradas viajaron hacia el imponente alfa líder del Dragón Negro. Vestido con un traje rojo con detalles en negro, y con una bandana negra en su cabello, Yoongi lucía un aspecto joven y despreocupado; y a diferencia de los otros dos líderes no se le veía molesto, sino más bien ansioso y hasta feliz.

Félix palideció en terror puro cuando se percató de la presencia del pequeño niño que Min cargaba con cuidado. Rápidamente su vista viajó al cuerpo de la omega que se retorcía en el suelo como víbora venenosa, su cabeza estaba cubierta por un saco de tela y tampoco podía olfatearla, haciéndosele difícil reconocerla, aunque estaba seguro de que era su pareja, así como lo estaba de que era su cachorro el niño que Yoongi tenía entre sus brazos.

El pelinegro se situó en el centro del lugar, mientras hacía suaves mimos al pequeño cachorro de dos años. Su mirada oscura y filosa recayó en el traidor, sonriendo de manera enferma y desquiciada.

—Mira que curioso —habló de repente, sus dedos seguían acariciando al pequeño—, tu traición fue para obtener una mejor seguridad y garantizar el bienestar de tu familia, pero ahora están en mis manos —rió divertido—. ¿No crees que todo lo que hiciste fue en vano?

El alfa encadenado sintió la agonía de su lobo al ver a su hijo en manos del pelinegro. Conocía bien a Yoongi, y sabía que era capaz de asesinar a su cachorro sin ningún tipo de contemplaciones. Su vista corrió rápidamente hacia el cuerpo de la mujer, y sintió como su pecho se estrujaba un poco al comprobar que se trataba de su omega cuando por fin le habían quitado aquella tela.

La joven asustada observó su entorno, sintiéndose intimidada cuando fue consciente de que todas las miradas estaban en ella. Sus ojos llorosos siguieron el aroma que tanto amaba, y fue ahí cuando miró al padre de su hijo completamente golpeado y desnudo.

—¿Qué está pasando? —lanzó la pregunta al aire, con el miedo impreso en cada una de sus palabras.

—Pasa que tu alfa quiso jugar con fuego —respondió Yoongi, mientras mecía suavemente al cachorro en sus brazos—. Pero todo le salió mal y se terminó quemando.

La desesperación y llantos en la omega se hicieron presentes, al ver a su pequeño en brazos de aquel extraño de mirada desquiciada. Quiso acercarse y arrebatarle a su hijo, pero una fuerte patada que Hwasa le propinó en su abdomen la mandó directo al suelo.

—¡Déjalos en paz! —gritó Félix sintiendo la furia mezclada con la impotencia correr por su cuerpo.

Yoongi hizo un puchero mientras observaba con semblante triste al encadenado alfa. —Pero si apenas estamos empezando a jugar —se quejó—. No puedes quitarnos la diversión tan rápido.

—Amarren a la omega en la silla —ordenó Siwon, desencadenando los gritos de la asustada chica.

Félix observó impotente como su pareja era sujetada con brusquedad a una silla de hierro. Sus manos y pies fueron inmovilizados mientras sus pequeños ojos impregnados de terror no quitaban la mirada de su cachorro.

Yoongi le dió el cachorro a Taehyung y se acercó hasta Félix. Se puso a su altura y lo tomó por la mandíbula para que le viera directamente a los ojos; cuando ambos alfas hicieron contacto visual, la mirada de Min cambió por completo, ya no era divertida, ni juguetona, ahora estaba impresa de toda la furia que el alfa estaba sintiendo.

—¿Me dirás cuanta información vendiste o tendré que sacártelo a costa de sangre? —preguntó con un bajo gruñido.

—No importa todo lo que te diga o no diga. Al final, siempre terminaré muerto, ¿Qué caso tendría cooperar contigo?

Yoongi sonrió. —¿No hiciste todo esto por el bienestar de tu familia? Ahora es cuando debes protegerla. Si no cooperas los verás morir ante tus ojos, ¿No sería algo trágico?

Félix apretó los puños observando con odio al que en el pasado había sido su amante. —Ninguno de ustedes tiene palabra, ¿Por qué entonces creería toda tu mierda, hijo de puta?

Las risas nuevamente se hicieron escuchar. Absolutamente todos estaban divertidos por la situación que tenía, y eso solo le confirmaba al alfa traidor que ellos sabían cuál era la información que había vendido y solo querían jugar con él.

Tragó pesado cuando observó como Hwasa tomaba un taladro de una de las mesas y se dirigía a él lentamente.

—Bien, putita —dijo la morena, mientras les indicaba a sus subordinadas que ataran al alfa a otra silla. Justo al lado de su omega—. Si no quieres hablar, te haré cantar.

Yoongi se hizo a un lado, observando con una amplia sonrisa a su compañera. Sabía que Hwasa era la más ansiosa por enseñar una lección a los miembros del triángulo, y él, como todo un caballero le cedería el primer lugar para que lo hiciera y se divirtiera en el proceso.

La morena encendió el taladro y lo posicionó justo en los testículos del alfa, erizándole cada vello de su piel al ver la mirada decidida de la pelinegra.

Le iba a moler las bolas, y no era un juego.

—¿Me dirás que información vendiste? —preguntó la mujer suavemente, mientras movía de manera tentativa la punta fría del taladro sobre las bolas tensas y temblorosas del alfa.

Félix se mantenía sin hablar. Sus sentidos aturdidos por los gritos desgarradores de su pareja, y su mente adormecida sin darle la oportunidad de poner sus pensamientos en orden; el sudor en su cuerpo y las respiraciones irregulares, superficiales y constantes servían de auténtico espectáculo. El gran alfa arrogante y orgulloso había caído en su propia trampa, y no tenía el coraje suficiente para hacerle frente como hubiese querido.

Agachó la cabeza resignado, sin el valor de ver a su pareja o su hijo. —No importa lo que diga. Lo hecho, hecho está.

Sin duda esa respuesta no fue del agrado de la alfa. Con toda su furia presionó el taladro en los testículos de Félix, escuchando los gritos desgarradores del traidor, mientras que piel y sangre eran envueltos en el frío hierro y manos de la enfurecida pelinegra.

—Eso, ¡Grita más, perra! —exigía Hwasa, profundizando más el taladro y sacándole más gritos al traidor.

Yoongi reía y aplaudía como niño pequeño, estaba realmente entretenido con la escena. Observó a la omega que gritaba desgarradoramente y frunció el ceño molesto. Los gritos de aquella rubia no le dejaban escuchar los lamentos del perro infeliz.

—Namjoon —llamó—. Ciérrale la boca a esa ramera.

El alfa cumplió con la orden dada. Tomó cinta adhesiva y se aseguró que quedase bien sujeta en el delicado rostro. Los gritos de la omega quedaron amortiguados por el fuerte material, siendo ahora los gritos de Félix, los únicos protagonistas.

Hwasa retiró el taladro lleno de sangre y lo tiró al centro del lugar, donde quedaría a la vista de todos los presentes. Observó la herida que le había provocado al alfa y llevó su mano derecha hasta ahí, donde con la ayuda de sus uñas empezó a escarbar hasta sacar la última partícula y tejido interno de Félix.

La escena era digna de una película de terror. Los alfas presentes observaban atentamente y en silencio como la mano de la pelinegra desaparecía en el interior del traidor y salía llena de carne y sangre, la cual era tirada en el mugriento suelo. Un proceso repetitivo que iba acompañado de los incesantes lamentos del alfa.

Luego de largos minutos de tortura la pelinegra se alejó del ensangrentado cuerpo. Aceptó la toalla que Kila le pasó y limpió un poco su ensangrentada mano y las pocas gotas que habían caído en su rostro. Su mirada viajó al líder de Xolot y sonrió desafiante.

—Choi Siwon —dijo en alto, llamando la atención de todos los presentes—. El maldito traidor pertenecía a tu organización, llegó el momento que demuestres por qué eres líder y parte del triángulo.

El mencionado asintió mientras se tronaba el cuello. Tomó unas tenazas y se acercó con una sonrisa escalofriante al traidor, quien se mantenía despierto a duras penas.

—De mi organización nadie se burla —dijo en tono amenazador y bajo, para luego sujetar con fuerza la mano derecha de Félix y arrancar de manera violenta dedo por dedo con ayuda de su herramienta.

El alfa traidor sintió como todo le daba vueltas. El sonido escalofriante que ocasionaba su carne al ser desgarrada y sus huesos al ser quebrados lo tenían al borde, y el temor que empezaba a nacer desde lo profundo de su lobo lo estaba dejando sin cordura.

El líder de Xolot cortó absolutamente todos los dedos de esa mano, tirándolos uno a uno donde estaban los restos de los testículos del traidor. Los subordinados de cada organización estaban sumamente callados, definitivamente ver a sus líderes actuar por ellos mismos era un espectáculo digno de ver, sintiéndose ansiosos por saber lo que Yoongi haría.

Siwon tiró la tenaza al ensangrentado suelo, y tomó con fuerza de los cabellos al alfa atado, haciéndole jadear ante la presión ejercida.

—Escúchame bien, basura —habló potente—. Me vale una completa mierda todo lo que le hayas dicho al circuito o al núcleo mismo. Lo que quiero saber es si en esa maldita información vendida iban nuestros estudios del chip —sujetó con más fuerza de los cabellos al contrario, hasta que ambos hicieron contacto visual—. No importa que métodos tenga que usar. Te haré hablar, hijo de perra.

Félix sonrió como pudo. —Ya estoy condenado. No diré nada.

Siwon le devolvió la sonrisa. —Respuesta equivocada.

El traidor observó como el alfa que era su hermano se dirigía al extremo opuesto del amplio lugar, y luego de un par de minutos regresaba con dos garrafas de color rojo.

Siwon puso ambas garrafas en el suelo y le sonrió encantador a la asustadiza omega.

—¡Kila, GoAra! —llamó a ambas, sin despegar su mirada de la omega. Ambas alfas se dirigieron hacia donde él, a la espera de órdenes—. Derramen esto encima de la omega —ordenó.

Las mujeres hicieron lo pedido. Cada una tomó un garrafón y sin perder tiempo derramaron hasta la última gota del rojizo líquido encima del pequeño cuerpo. La omega se removió violentamente cuando el aroma a gasolina inundó sus fosas nasales. No quería morir, y peor de esa manera.

—Quiten la cinta adhesiva —volvió a ordenar Siwon.

Kila, sin ningún tipo de delicadeza arrancó la fuerte cinta, haciendo gritar a la delicada mujer por la violencia ejercida. Su boca y mejillas hormigueaban por el dolor, y su cuerpo temblaba en el más puro terror cuando observó como aquel alfa pálido sacaba un encendedor y se disponía a encender un cigarrillo, mientras la observaba divertido a través de las llamas. Claramente tentándola.

Félix sentía como el terror crecía dentro de él. El dolor en su cuerpo le había quitado mucha de su fuerza, mientras su cabeza daba vueltas. Sentía su piel ardiendo y sus dientes chocar unos con otros, estando completamente preso del miedo y la ansiedad.

Yoongi dió una profunda calada a su cigarrillo avanzando un par de pasos hacia el frente, hasta quedar al lado de Siwon. Observó con burla al alfa atado, y con malicia y locura pura a la omega aterrorizada.

—Te lo pondré sencillo, amigo —habló por fin, el humo del cigarrillo saliendo de sus finos labios en sincronía con sus palabras—. Nos corroboras lo del chip y uno de estos dos vive —propuso, mientras apuntaba a omega y cachorro—. No nos colaboras, y ambos mueren.

Félix apretó los dientes, en signo claro de silencio. Yoongi se encogió de hombros mientras seguía disfrutando de su cigarrillo.

—Solamente quería ayudar un poco, pero al parecer quieres irte al infierno con todo y familia completa; así que, en recompensa por tus años de servicio, cumpliremos tu deseo —dijo Min sonriendo, su vista nuevamente viajó a la hermosa omega—. ¿Cómo te llamas, linda? —preguntó con amabilidad.

—Irene... —respondió temblorosa.

—Bonito nombre, Irene —halagó el pelinegro—. ¿Puedes cooperar con nosotros, preciosa? Así salvarías a tu cachorro.

La omega frunció el ceño sin entender del todo. —¿Salvar?

Yoongi sonrió ampliamente. —Permíteme mostrarte —botó el sobrante de su cigarrillo y lo aplastó con su zapato—. ¡Taehyung!

El mencionado sacó rápidamente una beretta 9mm y sin contemplaciones apuntó directo en la pequeña cabeza del cachorro que cargaba, desencadenando los gritos llenos de terror de Irene y Félix.

—Por favor... —suplicó la omega, su rostro cubierto de lágrimas—... Es solo un bebé... por favor a él no.

—Empieza a hablar entonces —respondió Yoongi, sin ningún tipo de emoción—. Te recomiendo que lo hagas rápido; a Taehyung le tiembla la mano y puede escapársele algún disparo indeseado.

Irene lloró con más fuerza. Ella no sabía quiénes eran aquellas personas, ni por qué su pareja estaba en medio de todo aquello. Lo único que sabía era que su cachorro estaba en grave peligro; su corazón dolía al ver como aquel alfa rubio sostenía de manera firme el arma en su pequeña cabecita, y ella sintiéndose la peor madre del mundo al no poder salvar a su bebé. Dirigió su mirada llena de angustia y dolor al par de alfas que tenía frente a ella. Ambos esperando una respuesta que desgraciadamente la omega no sabía.

—¡No sé nada! ¡Por favor, tengan piedad de mi cachorro! —exclamó desesperada.

Yoongi ladeó la cabeza, claramente entretenido con el sufrimiento de sus víctimas. Observó al traidor, el cual estaba en silencio y con la mirada perdida.

—Tu alfa puede salvarlo —dijo cantarín, su cuerpo meciéndose de adelante hacia atrás demostrando toda la emoción que estaba sintiendo—. Solo tiene que afirmarnos lo que queremos saber y asunto resuelto —sonrió ladeado—. ¿No es algo sencillo?

Y con eso Félix explotó.

—¡SON UNOS HIJOS DE PUTA, Y PUEDEN IRSE AL MALDITO INFIERNO! —exclamó con toda la rabia contenida—. NO SABEN EL PLACER QUE ME DIÓ TRAICIONARLOS —rió desquiciado—. AHORA ESTÁN CONDENADOS, SUS AÑOS DE GLORIA SE ACABARON. ELLOS VENDRÁN POR USTEDES, Y POR ÉL —terminó de decir mientras sus risas, testigo de su locura aumentaban.

Risas que se opacaron por las estridentes carcajadas del pálido. Yoongi se encontraba eufórico, su comportamiento llegó a confundir a todos los presentes a excepción de Hwasa, ya que la morena sabía perfectamente el motivo de la diversión de Min.

Félix, en medio de su arranque de ira, había dado la clave que tanto necesitaban.

—Es una lástima que arrastraras a personas inocentes a tu condena —dijo Yoongi cuando pudo calmarse—. Sabes bien el precio de la traición, así que no será necesario que te lo explique con dibujitos. Lo único que me pesará es que no podrás ver cómo nos desharemos de la basura mientras permanecemos en la cima —comentó arrogante—. Le pediré a satanás que te haga el favor de contarte como su hijo fiel se convierte en el puto amo de este mundo, mientras tú te pudres allá abajo en medio de las llamas —observó a la omega bañada en gasolina y sonrió con locura pura—. Tal y como arderá tu preciosa putita.

—Hazlo —retó Félix, sin importarle el bienestar de su familia. La ira y el orgullo pesaban más—. Te aseguro que desde el infierno veré como caes por culpa de tus más primitivos instintos.

Yoongi sonrió socarrón. —Es una promesa —respondió, para luego observar al alfa rubio que pacientemente esperaba por la orden de su líder—, ¡Taehyung! —el grito del pelinegro llenó de silencio todo el salón y borró todo atisbo de sonrisa en Félix. Min observó directo a los ojos del traidor, mientras que de sus labios salía aquella oscura orden.

—Mátalo.

Un potente disparo se escuchó por todo el lugar, mientras que los gritos desgarradores de la omega hacían acto de presencia. Félix observó como si fuese en cámara lenta como la bala perforaba la cabecita de su hijo, mientras la sonrisa llena de diversión de Taehyung aumentaba cuando el pequeño cuerpo quedó laxo entre sus brazos, y la sangre del cachorro impregnaba su ropa y parte de su rostro.

—SON UNOS MALDITOS —gritó Irene destrozada, al ver como aquel alfa arrojaba el cuerpo inerte de su pequeño al frío suelo sin ningún tipo de compasión.

Los fuertes llantos de la omega terminaron por hartar a Yoongi, quien completamente irritado arrojó un encendedor dando de lleno en el pequeño cuerpo. Bastó de solo un segundo para que las potentes llamas aparecieran, consumiendo todo a su paso. Irene gritaba por el intenso dolor del cual era víctima, sentía como poco a poco su carne se consumía de manera lenta y agónica. Al cabo de unos minutos, los gritos dejaron de escucharse, y solo el olor a la carne quemada servía de testigo de la presencia de la joven omega que había sido cruelmente asesinada.

Una sola lagrima fue derramada por el alfa encadenado; los gritos de su pareja y el sonido del disparo serían su mayor condena. Sabía que jamás estaría en paz, al ser el principal responsable de la muerte de ambos.

Siwon ordenó a sus hombres que retiraran el cuerpo de la mujer y el cachorro. Metieron ambos cuerpos en grandes bolsas negras y los dejaron en una de las esquinas del lugar, cerca de la puerta de salida.

Yoongi tronó los dedos de sus manos sonriendo ampliamente. Por fin su turno había llegado.

—Ahora solo seremos nosotros dos, pequeño animal —susurró amenazante, a pocos centímetros del rostro contrario.

Félix al ver aquellos ojos llenos de odio y oscuridad sintió el verdadero terror. Uno que le caló hasta en lo más profundo de sus entrañas, y por primera y única vez se arrepintió de lo que había hecho; sin embargo, ya no había nada que pudiera hacer. Ya estaba completamente condenado.

Yoongi tomó un martillo de la mesa donde tenían las herramientas; se detuvo un momento a pensar que más necesitaría, y optó por llevar también un bate de béisbol, el cual tenía múltiples clavos incrustados para hacer el juego más entretenido.

Caminó con una sonrisa juguetona por el centro del salón ante la atenta mirada de todos los presentes. El bate lo llevaba a rastras por el suelo, erizando la piel del traidor al sentir el escalofriante sonido que producían los clavos al chocar por el sólido concreto.

Detuvo sus pasos cuando estuvo frente a Félix. El bate sostenido por su mano derecha, mientras que con la izquierda jugaba con el martillo. observó el cuerpo maltratado del chico y se regocijó al escuchar los leves gemidos de dolor.

Eran música para sus oídos.

El pelinegro acarició su mentón con la punta fría del martillo mientras pensaba como empezar. Quería matarlo ya, meterle una bomba y que explotara desde dentro, para que las vísceras y la sangre de aquel hijo de perra bañaran a cada uno de los presentes, cerrando con broche de oro esa hermosa noche.

Sin embargo, una mejor idea se le ocurrió.

—Hwasa —llamó a la alfa, obteniendo la atención inmediata de ésta—. Arráncale los ojos.

La morena sonrió complacida. —¿No es mejor que vea lo que le harás? —preguntó, pero aun así se acercó hasta donde estaba el aterrorizado alfa, colocándose detrás de éste.

—Prefiero el factor sorpresa —respondió el pelinegro sonriendo, mientras se ponía a la altura de Félix y lo observaba con detenimiento.

—Como quieras —respondió Hwasa, para luego introducir poco a poco sus largas uñas en los ojos de su víctima.

Yoongi tenía su vista fija en el alfa, mientras veía como pequeños hilos de sangre caían por sus mejillas. —No dejes de mirarme, hijo de puta —exigió con una oscuridad y seriedad que estremeció a toda la organización—. Quiero que mi rostro sea la última imagen que veas, antes de irte al infierno.

Un grito terrorífico abandonó los labios del traidor cuando su verdugo introdujo con gran fuerza sus largas uñas en cada uno de sus ojos. Pronto la sangre salió de él como cascadas carmesíes mientras las uñas seguían destruyendo el blando tejido sin parar, hasta que luego de unos minutos, no quedó más que cuencas vacías.

Yoongi completamente extasiado y satisfecho por el precioso color de la sangre tomó el martillo, sujetó al alfa mal herido bajo su brazo para que quedara a la vista de todos, y sin piedad o vacilación empezó a golpearlo en la cara y cráneo.

El pelinegro sintió como la sangre contraria daba de lleno en su rostro. El aroma y la calidez del líquido tenían sus instintos al límite, donde su hambrienta bestia le pedía matar y matar.

Los gritos de todos los miembros alentaban su ego. El sonido húmedo de cada golpe lo tenía encantado, y rió en la más exquisita locura cuando escuchó el fuerte tronido que dió la mandíbula de Félix al quedar completamente desecha.

Aventó el ensangrentado martillo al suelo, y tomó el cuerpo moribundo del alfa para aventarlo con ira a la pared más cercana. Se escuchó claramente como varios huesos fueron fracturados debido al fuerte golpe.

El rostro de Félix era irreconocible. Donde una vez habían estado sus ojos ahora eran dos agujeros ensangrentados, con hilos de carne colgando de ambos lados y los nervios sosteniendo lo que quedaba de los ojos. Los labios y mandíbula habían desaparecido por completo al igual que los dientes, dándole un aspecto grotesco y monstruoso.

Yoongi arrastró el cuerpo que aún tenía vida, ya que daba leves espasmos ante la violencia que el pálido ejercía al arrastrarlo por el suelo. Cuando lo colocó donde lo quería tomó el bate, y con más rabia que antes empezó a golpear con brutalidad todo el cuerpo del alfa.

No se necesitaron de muchos golpes para que los órganos internos de Félix dieran acto de presencia. Todos veían con atención como los clavos se incrustaban en la piel hasta provocar grandes aberturas que dejaron ver todas las vísceras y órganos internos del alfa. Yoongi estaba cubierto por completo de sangre, y algunas partículas de la carne de su víctima adheridas a su rostro; sin embargo, no se detenía. Quería más, mucho más.

Envuelto en su éxtasis, el alfa aventó el bate en algún rincón del lugar, y con sus manos terminó de despellejar el cuerpo desmembrado. Todos los que observaban sintieron un escalofrío al ver la brutalidad de los movimientos del pura sangre, el cual no se detuvo hasta que tuvo el corazón del traidor entre sus manos.

Se puso de pie, y con el corazón entre sus manos les sonrió a todos los presentes. Una sonrisa que prometía muchas cosas; entre ellas, dolor, locura y el infierno mismo traído hacia la tierra.

—Que les sirva de lección a cada uno de ustedes lo que ocurrió esta noche —habló fuerte y claro, mientras se paseaba de un lado a otro—. Desde ahora pensarán dos veces lo que hacen. Nadie se burla de nosotros y vive para contarlo, y el próximo que se atreva a desafiarme... —hizo una breve pausa, colocando tensión en los que lo escuchaban—... conocerá de lo que puedo llegar a ser capaz.

Esa noche bajo el manto de sangre que lo bañaba Yoongi demostró una parte de lo que estaba dispuesto a hacer a todo aquel que lo traicionara. Ahora que sabía que vendrían por él tenía que escoger quienes permanecerían dentro del triángulo y quienes saldrían. No podía darse el lujo de equivocarse una vez más. La verdadera masacre aún no comenzaba.

Faltaban menos de un mes para que la semana de sangre diera comienzo, y con ella empezaría la verdadera diversión. Yoongi sentía la adrenalina correr bajo sus venas en sincronía con su sangre. Su lobo sediento del éxtasis que solo la muerte de sus enemigos le daban.

—Vengan por mí, hijos de puta.

—Logré entrar —respondió a través de la línea, escuchando el suspiro aliviado de su padre.

—¡Bien hecho, princesa! —la voz del hombre se escuchaba en extremo feliz—. Recuerda lo que te dije, debes buscar una pequeña tarjeta de memoria; Min debe tenerla oculta en algún lado de la habitación.

Seulgi hizo un sonido de afirmación y sin terminar la llamada revisó cada rincón de la habitación de su esposo; apagar las cámaras de seguridad le había tomado días de planeación, pero lo había conseguido, aunque solo contaba con una hora ya que si pasaba ese tiempo la alarma se activaría por toda la mansión.

Su corazón latía furioso producto de su nerviosismo, por alguna razón sentía que estaba traicionando a su alfa, pero es que nunca pudo negarle algo a su padre; así que le fue imposible para ella negarle la ayuda cuando éste le había pedido buscar aquella tarjeta que, según él, era importante.

Rebatió cada cajón disponible, siendo cuidadosa de dejar todo tal y como estaba; empezaba a frustrarse al no tener buenos resultados con su búsqueda, sabía que ya le quedaba poco tiempo, su loba estaba inquieta y podía sentir el temor invadir cada fibra de su cuerpo.

—¿Algún resultado? —pegó un brinco cuando la gruesa voz de su padre se escuchó en el silencio de la habitación.

La omega tomó el móvil que había dejado en la cama y suspiró frustrada. —Nada.

—¡Sigue buscando! —exigió brusco, recomponiendo el tono cuando recibió silencio de su hija—. Cariño, es muy importante que encuentres esa tarjeta.

—¿Por qué es tan importante? —preguntó con desconfianza, si su padre insistía tanto en ello, era señal de que no era nada bueno.

—Entre menos sepas, mejor —esa respuesta no la tranquilizó para nada—. Seulgi... confía en mí ¿Sí?

—Como tú digas, padre —observó el librero que tenía su esposo, era el único lugar que aún no había revisado—. Tengo que dejarte, para aprovechar el tiempo que me queda y buscar mejor.

—Discreción –fue lo último que dijo el alfa para luego cortar la llamada.

La castaña guardó su móvil en el bolsillo de su pantalón y corrió hacia el librero, buscó de manera minuciosa y concentrada en cada libro, le parecía un tanto absurdo pero cada lugar era un potencial escondite y no podía pasar nada por alto; revisó su reloj y solo le quedaban veinticinco minutos, debía apresurarse.

No encontró nada.

Lo que su padre tanto deseaba tener no estaba en la habitación de su esposo; la omega podía apostar que Yoongi guardaba ese tipo de cosas en su despacho, donde la seguridad era mayor y sus posibilidades de entrar nulas. Suspiró por incontable vez en la noche y salió con cuidado para dirigirse hacia la sala.

Solo esperaba tener la oportunidad de buscar en aquel lugar, aunque se aseguraría de pedirle explicaciones a su padre, ya que aquella situación empezaba a pintarle mal.

—Señora —la voz de Lila la asustó más de lo que hubiese querido demostrar.

Trató de mantener la calma, su alfa aun no llegaba y todo estaba bien.

—¿Ocurre algo?

—Tiene visita.

Seulgi se extrañó. —¿A esta hora?

—Según dijo, es importante.

—¿Quién es? —preguntó, mientras retomaba su camino a la sala.

Lila guardó silencio por varios segundos, quizá tratando de asimilar aquella extraña situación.

—Park Jimin.

¿Park Jimin?, ¿Quién era Park Jimin?

Bueno, estaba a punto de averiguarlo.














Tenía miedo de llegar a esta parte, porque si recuerdan exactamente aquí habíamos quedado cuando me eliminaron la historia :)

Como en varios capítulos anteriores, éste está modificando y tiene una escena nueva.

Y ahora sí, arrancamos justo donde quedamos. 😎

¿Están listos?

¿Ansiosos por la semana de sangre?

L@s amo mucho familia Yoon~

Nos seguiremos leyendo. ♥️




YOONGLH💀

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