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—¿Quién diablos eres tú?
La voz desconocida sobresaltó a la joven omega que iba bajando las escaleras de la mansión en aquella mañana. Iba un poco adormilada, así que no pudo ser consciente de la visita inesperada a tiempo.
La noche anterior había sido buena y mala. El baile sin duda fue una montaña rusa de emociones, recibió halagos y también desprecios por parte de los invitados, y las horas que tuvo que pasar alejada de su alfa fueron de completa agonía.
Sin embargo, al llegar a casa puede asegurar que las cosas mejoraron, ya que obtuvo su merecida recompensa cuando su esposo le había hecho el amor de manera violenta y salvaje entre las sábanas de su cama. Aunque sus recuerdos están borrosos y muy en el fondo jura que había una persona más con ellos, no quita el hecho de que perteneció a su alfa una vez más. Además de que sería una completa locura de que alguien más estuviese ahí, Seulgi está segura de que solo se trató de su imaginación.
Se sonrojó del mero recuerdo de lo ocurrido pocas horas atrás. Si comparaba con la primera vez, la noche anterior había sido mucho mejor. Y aunque aún recibió dolor por parte del mayor, el placer también estuvo presente. Soltó una risita traviesa cuando en medio de los pocos recuerdos previos pudo rescatar el del alfa tan excitado y urgido mientras entre mordidas y besos la persuadía de probar aquel exquisito vino.
Ahora, Seulgi estaba segura que su esposo sentía atracción por ella, y aunque no había renovado la marca como esperaba, ni había amanecido a su lado en la cama (claro indicio de que no durmió con ella) la omega estaba feliz, porque ahora sabía que el alfa no le era del todo indiferente.
Un resoplido más un par de maldiciones la trajeron al mundo real, sonrojándose furiosamente al ser consciente de que no estaba sola. Carraspeó de manera delicada su garganta, y se ajustó el pijama para terminar de bajar las escaleras y por fin poder recibir a su inesperada y desconocida visita.
Frunció el ceño al no poder reconocer a la persona que tenía frente a ella. Se trataba de un joven alto y delgado, con rostro de encanto y cuerpo trabajado. Su cabello era de un negro profundo al igual que sus fríos ojos. La omega sintió un fuerte escalofrío recorrerla completa cuando los ojos del recién llegado hicieron contacto con los suyos. El chico se veía adorable con la pequeña boquita y rostro delicado y fino, pero sus ojos no dejaban de ser un tanto espeluznantes.
—Te hice una pregunta —nuevamente la voz del desconocido la sacó de sus pensamientos.
La omega parpadeó un par de veces tratando de recobrar la compostura. —Disculpa... ¿Quién eres?
El chico sonrió de manera inquietante, mientras sus ojos barrían de pies a cabeza a la chica, sin preocuparse en ocultar su desdén.
—Yo pregunté primero, así que responde.
—Soy Min Seulgi, es un placer conocerle —se presentó, ofreciendo una encantadora sonrisa.
—¿Min Seulgi?
—Sí... soy la esposa del alfa Min —informó, intimidada por la profunda mirada que estaba recibiendo de parte de aquel chico.
El más alto la observó por unos minutos en completo silencio, y al cabo de pocos segundos se le fue formando una enorme sonrisa en el rostro, causándole más escalofríos a la omega cuando en su mente pasó la imagen del gato sonriente.
—¿Ah sí? —indagó con diversión. La omega asintió con una sonrisa—. Pues yo soy Jeon Jungkook y soy uno de los amantes de tu esposo —informó encantador, borrando toda sonrisa en la castaña.
—¿Disculpa?
—¿Dónde está Yoonie? —preguntó ignorando lo dicho por la omega, y caminando por la amplia mansión en busca del alfa.
Seulgi sintió como poco a poco los celos comenzaban a invadirla. ¿Amante de su esposo? Tenía que ser una broma, una de muy mal gusto si le preguntaban. Iba a responderle y ponerlo en su lugar, pero la voz de su alfa detuvo toda palabra que quisiese salir de su boca.
—¿Qué carajo haces aquí, Jeon? —interrogó Yoongi, mientras bajaba las escaleras a paso perezoso.
El pelinegro menor sonrió malicioso. Observó con diversión los labios apretados de la castaña y eso le dio el incentivo de correr hacia el alfa mayor y lanzarse de lleno a sus brazos, haciendo gruñir a Min al instante.
—Te extrañé mucho Yoonie —chilló fingiendo llorar y con un puchero pronunciado en sus rojizos labios.
El mencionado se lo quitó de encima con una mueca de asco. —¿Qué haces aquí? —demandó saber—. Jamás hubieses venido si no se tratara de un asunto importante.
Jungkook se encogió de hombros. —Quería conocer a la impura que tienes por esposa —respondió divertido haciendo al mayor bufar. Ambos olvidándose por completo de la presencia de la omega.
El pálido torció el gesto. —Pues ya la viste, Jeon. Ahora dime el verdadero motivo por el cual estás aquí —exigió, y en ese momento todo rastro de frescura y diversión se esfumó del joven rostro de Jungkook.
—Es un asunto delicado, hablemos en tu despacho —pidió, para luego observar a la omega que permanecía estática en su lugar—, donde no haya oídos curiosos, ni lenguas lisas.
Yoongi estuvo de acuerdo y ambos se dirigieron al despacho del mayor. La presencia de Jungkook lo tenía un tanto descolocado, eran casi tres meses sin verlo, ya que el menor cuando desaparecía lo hacía enserio. Y ahora que lo tenía frente a él con una noticia que por la delicadeza del asunto no aseguraba nada bueno, no sabía que esperar o pensar. De lo que estaba seguro, era de que la presencia del menor solo le causaría problemas.
Ambos caminaron en silencio por los largos pasillos de la mansión. Jungkook observando la decoración con auténtico entretenimiento e interés, y Yoongi observándolo a él de manera calculadora y permaneciendo alerta. La presencia del menor seguía sin gustarle, y hablaría seriamente con sus hombres por haberle permitido el acceso a sus terrenos, cuando él en un principio lo había prohibido rotundamente.
—Llegamos —anunció el mayor, tras algunos minutos de caminata en silencio.
Ambos entraron y se acomodaron en los amplios sofás para estar más cómodos. Una atmósfera densa se instauró en el lugar, donde a pesar de la obvia incomodidad Jungkook aprovechó para hablar.
—¿Qué sabes de Amox? —directo y conciso, descolocando por completo a Yoongi, ya que no se esperaba ese tema de conversación.
—¿A qué te refieres? —optó por preguntar.
El menor suspiró mientras jugaba con sus manos denotando inquietud, para luego relamerse los labios de manera continua antes de volver a hablar.
—Solo dime lo que sabes de él, luego te explico.
—No mucho —sinceró Yoongi—. Ha realizado un par de trabajos para mí, pero aún no forma parte de la organización.
Jungkook alzó una ceja con desconfianza. —¿Aún?
—Quiere formar parte de la organización y como la semana de sangre está próxima, no veo el problema en que haga el intento —se encogió de hombros—. Además, el tipo tiene lo suyo, y sería una buena arma para nosotros.
El menor se lo pensó un poco. —¿Lo has visto últimamente?
—No —mintió Yoongi, tratando de olvidar la comida de bocas que se habían dado la noche anterior—. ¿Por qué preguntas por él?
El pelinegro menor suspiró. —Yoongi, quiero que escuches atentamente lo que te diré a continuación sin interrumpirme. Es un asunto delicado que tiene que ser tratado cuanto antes si no queremos una catástrofe en el triángulo.
El mayor sonrió burlón. —¿Queremos? ¿Desde cuándo te incluyes o te preocupas por los asuntos del triángulo?
—Soy parte fundamental de la organización querido Min, que no se te olvide —respondió Jeon sin inmutarse—. Después de todo, somos familia —le recordó, riendo ante la mueca de claro disgusto del mayor—. Ahora a lo importante. Sé que Tony vino de Norte América para reemplazar a Sam, como también sé que el mismo triángulo mandó a asesinarlo para que Montana ocupara su lugar —hizo una pausa—. El circuito lo sabe, y sacó gran provecho de ello.
Yoongi tensó la mandíbula. —¿A qué te refieres?
—Hay una razón por la que la noche que Tony pisó terreno coreano hizo que todo el circuito se moviera y los interceptara. De hecho, aún sigo sorprendido en cómo demonios pudieron escapar —se levantó del sofá y se dirigió al mini bar mientras seguía informando—. El líder del circuito está en Corea —reveló, encendiendo todas las alarmas en el alfa mayor—, y sabe más de lo que pensábamos. Está al tanto de la semana de sangre, como también que tienes a Amox de una u otra forma trabajando para nosotros —informó con una tranquilidad abrumante. Yoongi se levantó de manera brusca y empezó a caminar y gruñir por lo bajo como león enjaulado—. También sabe del chip que posee Tony, y ayer por la noche se detectaron a tres infiltrados en el baile de las cartas, donde descubrimos que efectivamente pertenecían al circuito. Así que nos tienen cogidos, y si consiguen que Amox trabaje para ellos nos jodimos —sentenció mortalmente serio—. Porque estoy casi seguro que esa sabandija sabe información clasificada del triángulo.
Yoongi respiraba con pesadez gruñendo cada vez más fuerte, sintiendo a su bestia removerse furiosa en su interior. Si lo que decía Jungkook resultaba ser verdad estaban en clara desventaja, así de simple. Ya le había empezado a extrañar tanta paz e inactividad por parte de esos hijos de puta, sin sospechar que estaban preparándose para atacar cuando estuviesen en el momento más vulnerable, y era justamente en la semana de sangre ¿Por qué no lo vio antes? Le tendieron una trampa con el fin de joderlo, y malditamente estaban a punto de lograrlo.
—¿Cómo pudieron obtener esa información? —preguntó furioso—. Nadie entra en la organización si no es minuciosamente entrenado, así que no le veo sentido —negó con la cabeza, pensando en sus opciones—. Aunque por otra parte me parece extraño que los malditos perros estén tan calmados, así que por mucho que odie admitirlo es muy probable que tengas razón y que quieran jodernos.
—Lo mismo creí cuando me enteré. Pero a diferencia de ti querido primo, yo sí investigué desde las sombras en lugar de estar amielado con un pura sangre.
—¿Qué averiguaste? —preguntó el pálido, tratando de ignorar con todas sus fuerzas los pensamientos que le habían atacado acerca del castaño. No era el momento.
—Hay un traidor en nuestras filas —confesó con mirada sombría—. Me costó un par de cabezas y un par de acostones, pero conseguí dar con el nombre. Sin embargo, ya había pasado absolutamente toda la información al circuito.
La mandíbula del mayor se apretó con fuerza, los colmillos queriendo hacer aparición para destrozar todo lo que tuviese cerca. El maldito que lo había traicionado no vería la luz de otro día, se encargaría personalmente de aniquilar hueso por hueso, hasta que no quedara ni la más mínima partícula de polvo.
—Quiero su nombre —gruñó entre dientes—. ¡DAME EL MALDITO NOMBRE!
Jungkook sonrió entretenido mientras observaba sus uñas despreocupado. Había olvidado lo satisfactorio que era para él ver como Yoongi perdía la cordura.
—Félix.
Y Yoongi supo que el hijo de puta estaba muerto.
Jungkook permanecía impasible, incluso se dio el lujo de bostezar denotando aburrimiento. Sin demostrar el mínimo cambio ante el denso ambiente que la furia del alfa mayor había creado.
Yoongi era un alfa sumamente temperamental estaba consciente de ello. Cada vez que sus emociones salían a flote de manera impulsiva sus decisiones eran caóticas y no había nada en el mundo capaz de calmar su ira. Es por eso que su fama lo tenía entre lo más sanguinarios y temerarios del bajo mundo, la traición era algo que hacía pagar con sangre, sin importar de que cercanía o fuente de confianza provenía la misma.
El mayor tomó ansiosamente una botella de tequila y bebió directo de ella con sed voráz. El ardor en su garganta y el peso que se asentó en su estómago le dieron la dosis suficiente para mantenerse tranquilo y no destrozar todo a su alrededor. Su bestia se removía furiosa en su interior y el incesante rugido del animal tenía su cabeza dando vueltas, sabiendo que solo teniendo un cuerpo cubierto de sangre ésta se tranquilizaría.
Y aunque quisiera descuartizar al maldito traidor en ese mismo instante, sabía que no podía actuar como un puto novato dejándose llevar por sus emociones. No, debía pensar y crear una estrategia para que el circuito siguiera creyendo que estaban en sus manos, solo de esa manera bajarían la guardia lo suficiente para que el golpe que Min decidiera dar fuera lo suficientemente fuerte para desestabilizarlos por completo.
—Dile a Siwon que lo quiero aquí en este maldito instante —demandó con voz áspera a través del intercomunicador a uno de sus hombres.
El menor mostró interés ante aquel pedido. —¿Siwon?
—La rata forma parte de Xolot —respondió el mayor, tallando con fuerza sus cienes—. Siwon tiene que hacer el primer movimiento —la mirada furibunda del alfa se posó en Jungkook—. Y si no tiene las bolas para hacerlo, debe cedérmelo a mí.
—¿Puedo torturarlo yo? —preguntó el menor con auténtica malicia.
—Este no es un juego, Jungkook —rugió Min—. No sabemos con exactitud que tan lejos llegaron, así que no conocemos que terreno estamos pisando.
—No es como si me importara —se encogió de hombros—. Lo único que quiero es torturarlo y divertirme.
La mirada de Yoongi se oscureció. —Eres solo un chiquillo inexperto que quiere correr al nivel de los lobos grandes —cada palabra iba acompañada de desprecio—. ¡Deja esa mentalidad si quieres asumir el liderazgo, joder! Cuando entenderás que en este negocio no hay diversión.
—Querido primo —sonrió Jeon, mientras se levantaba del sofá y se acercaba a un tenso Yoongi—. Yo siempre encuentro la diversión, sobretodo cuando ésta va de la mano con la muerte de mis enemigos.
Y el mayor sonrió con un toque de arrogancia porque él también sentía aquella enorme satisfacción llenarle cuando sus oídos eran acariciados por los aterradores gritos de dolor, angustia y cobardía de todos aquellos que osaban traicionarlo. Como también sabía que no había nadie mejor que Jungkook para sentir la misma satisfacción cada vez que tomaban una vida en sus manos valiéndose de diferentes métodos, uno más divertido e interesante que el otro.
—Si sabes que Namjoon vendrá ¿Cierto? —inquirió con malicia observando detalladamente como el rostro del menor se desfiguraba por completo.
Jungkook apretó los puños apenas escuchó ese nombre. El semblante fresco y divertido había desaparecido, mostrando en su lugar la más pura furia y oscuridad, dejando al descubierto al verdadero asesino que yacía oculto bajo la fachada de aquel chico burlista y juguetón.
—Dime que no lo hiciste, cabrón.
Yoongi sonrió amplio, mostrando ambas hileras de dientes pareciendo adorable, si no fuera por la auténtica locura que danzaba en sus pupilas dilatadas.
—Oh, claro que lo hice —comentó inocente, cambiando drásticamente de humor cuando el vodka y limón llegaron a sus fosas nasales.
En un movimiento rápido el mayor tomó su arma, la cargó y apuntó a la puerta con decisión justo al tiempo que ésta se abría y demostraba a un Siwon igual de cabreado y también apuntándole directo a la cabeza.
Ambos alfas se retaban con la mirada, armas en alto y sin vacilar.
—No es muy cortés recibir a tus visitas de esta manera —comentó el líder de Xolot, con una calma inquietante.
—Créeme cuando te digo que me vale una completa mierda demostrar cortesía contigo imbécil —respondió Yoongi sin bajar el arma.
Siwon crispó el rostro. —Yo no tengo nada que ver.
—¿Tengo que creerte?
—Es lo que te conviene.
Yoongi rió. —¿Me conviene?
—Si Xolot cae, MoonBlack ataca —sonrió ladino—, y si lo hace el Dragón Negro queda reducido a cenizas —lamió sus labios sin dejar de sonreír—. Dime, Min ¿Te conviene?
Yoongi dio un par de pasos hasta que estuvo frente al mayor, colocó el arma en la frente de Siwon, el cual no se mostró afectado.
—¿Con qué así vamos a jugar? —dijo el pelinegro centelleando chispas por los ojos.
—Jugaremos entonces —sentenció Siwon con decisión, colocando su arma en la frente de Yoongi.
Los sentidos de Jungkook se activaron a una velocidad descomunal. En un movimiento rápido arrebató el arma de Yoongi evitando justo a tiempo que el disparo que había salido de ésta impactara en el cráneo de un estupefacto Siwon.
Min Yoongi había disparado sin dudar en ningún segundo, aun cuando tenía una pistola apuntándole en la cabeza y que su víctima fuese uno de sus mayores aliados, no dudó a la hora de presionar el gatillo.
Porque nadie se atrevía a desafiarlo y una vez más lo había demostrado.
Siwon tragó pesado sintiendo una leve capa de sudor escurrir a través de su frente, observó de reojo a Jungkook el cual sostenía el arma y observaba a Yoongi con el ceño fruncido.
—¿Ibas a... —no terminó la pregunta porque simple y sencillamente la mirada de Yoongi le aterró y estremeció cada célula de su cuerpo.
—A mí nadie me amenaza, Choi Siwon —habló el pelinegro con fiereza.
Y solo en ese momento fue que el líder de Xolot supo que lo que más le convenía era calmarse. Pero el hecho de que le arrebataran su arma de manera inesperada mientras sentía como lo empujaban a un costado no ayudó en nada a calmarse.
Por otro lado, Yoongi solo observaba aburrido como ahora Jungkook y Namjoon se apuntaban mientras que sus ojos ardían en llamas potentes de odio, escuchándolos gruñir cada tanto de segundos.
—¿Qué hace esta basura aquí, Yoongi? —preguntó el moreno sin dejar de observar con odio al menor, el cual le devolvía la mirada con la misma intensidad.
—Vino a informarme la traición de uno de los nuestros —respondió el pálido, observando directamente a Siwon.
Jungkook sonrió altanero. —¿Tienes miedo de que esté aquí? —la sonrisita de superioridad en el menor era algo que Namjoon quería borrarle a punta de plomo—. No te preocupes que no haré nada sin consentimiento.
—Jungkook —advirtió Min.
—¿Miedo? —se burló Kim—. No tengo por qué, no somos iguales y nunca lo seremos.
—¡Vaya! —exclamó el menor sonriente, ignorando la advertencia de su primo—. Hasta que por fin estamos de acuerdo en algo —asintió—. Felicidades infeliz, hasta que comprendes que yo soy mucho mejor que tú.
—Hijo de... —Namjoon tenía toda la intensión de abalanzarse contra el menor, pero Yoongi lo detuvo de manera mordaz.
—¡Paren ya! —ordenó cabreado—. No es momento para sus estupideces, tenemos un asunto más importante que atender si no queremos jodernos todos, ¿Comprenden o los obligo a hacerlo?
Jungkook y Namjoon bufaron al unísono aumentando la irritación y tensión entre ellos. Cedieron a regañadientes y ambos dejaron las armas sobre el escritorio del pálido, para luego tomar asiento lo más alejados que podían del otro. Aunque sus miradas llenas de intensidad y reto no abandonaban la del contrario, enfureciendo aún más (si es que fuese posible) a un furibundo pelinegro.
—Seré directo —volvió a tomar la palabra el pelinegro mayor—. Uno de tus hombres —apuntó a Siwon—, nos ha traicionado. Así que dime ¿Qué piensas hacer?
El líder de Xolot apretó los puños, la vergüenza que la traición de uno de sus subordinados había provocado era algo que lo haría pagar con sangre. Admite que hace un tiempo empezó a sospechar del comportamiento de uno de sus hombres, pero con todo el movimiento de la semana de sangre y su viaje a Japón dejó pasarlo por alto. Sabía la consecuencia de su error, si el triángulo se veía perjudicado, Xolot debía responder más que cualquiera de sus socios.
Y todo empezaría cortando el problema de raíz.
Dirigió su mirada a Jungkook, quien ahora jugaba tranquilamente con un cigarrillo en sus manos, ignorando las miradas de muerte de Namjoon.
—Jeon —llamó, obteniendo su atención—. ¿Repites el nombre del traidor? Quiero escucharlo personalmente.
El mencionado ladeó la cabeza en gesto juguetón. —Félix.
Siwon no necesitó de más. Tomó su móvil y le marcó a GeunSuk, quien ya tenía la orden y solo esperaba confirmación de su líder.
—Líder Choi —respondió el alfa de la otra línea.
—Cacen a ese hijo de puta.
No necesitó decir más. Su mirada viajó de manera inmediata hacia Yoongi el cual parecía muy entretenido jugando con las balas de salva que había extraído de su arma.
—Hasta que actúas Choi —la voz ronca del pelinegro lo tensó en su lugar. Yoongi dejó su juego de lado y le observó profundamente—. Creí que yo mismo tendría que encargarme.
—No soy del tipo de hombres que huyen de sus errores, Min —respondió con calma, pese al incómodo ambiente—. Si uno de mis hombres falló, es mi deber responder —dijo con convicción—. El triángulo no caerá, te doy mi palabra.
El líder del Dragón Negro rió con diversión. —¿Tienes palabra? —se mofó—. Y si es así, ¿Puedes cumplirla sin que te tiemblen las manos?
—Lo que más me importa en este mundo es mi palabra y mis pelotas —respondió Siwon con rostro sombrío—. Y no las rompo por nadie ¿Entiendes?
—¿Ni por tu propia sangre? —preguntó Kim, analizando de manera crítica algún cambio en el rostro de Choi.
—La única sangre que me importa es la que corre por mis venas —respondió mordaz.
—Entonces, ¿Crees poder matar a tu amado hermanito? —preguntó Jeon con inocencia.
Siwon estuvo unos minutos en completo silencio hasta que por fin respondió sin ningún rastro de sentimiento en sus palabras.
—Desde el momento en que decidió traicionarme, ese cabrón dejó de ser mi hermano.
Observaba en silencio la oscuridad densa de la noche, llevaba aproximadamente veinte minutos en completo silencio con una sonrisa tenue danzando en sus labios. Su corazón aun latía de manera desenfrenada y sus manos aún estaban manchadas de sangre, sin embargo, no se molestó en limpiarlas ya que tenía asuntos más importantes que atender en esos momentos.
Observó por el rabillo del ojo la mirada preocupada de la castaña y un suspiró escapó de sus labios.
—¿Seguirás viéndome de esa manera?
Ella se sobresaltó apenas escuchó las palabras hacer eco en el silencio profundo en el cual se habían sumergido. No respondió, pero trató por todos los medios de apartar la mirada, aunque le era imposible hacerlo, el pelinegro estaba cubierto de sangre de pies a cabeza mientras que en su rostro había dibujada una sonrisa que no prometía nada bueno.
Amox se resignó y prefirió continuar en silencio. Del bolsillo de su pantalón sacó aquel pequeño chip y sonrió complacido, la información que había ahí era crucial para sus próximos movimientos y ahora que estaba en sus manos iba un paso adelante de sus enemigos.
Un fuerte ruido proveniente del exterior asustó a la castaña, al cabo de pocos segundos pasos se dejaron escuchar hasta que por fin sintieron como la puerta principal era abierta de manera brusca dejando ver a un rubio jadeante y furioso.
Taehyung trataba de recuperar el aliento a como diera lugar, tomaba profundas bocanadas y las dejaba salir de manera inestable, sentía como los pulmones le ardían encerrados en su caja torácica y su visión dejaba ver leves puntos negros los cuales iban en sincronía con su fuerte dolor de cabeza.
Enfocó su vista en la temblorosa castaña que yacía en el sofá y se acercó a grandes zancadas sin esperar un segundo más.
—¿Dónde está? —exigió saber, aterrando a la omega en demasía.
—Por aquí —la voz de Amox se dejó escuchar y ambos observaron cómo salía de una de las esquinas del salón.
—Tú, pequeña mierda —siseó el alfa acercándose hacia un sonriente pelinegro—. ¿Te das cuenta de lo que acabas de hacer? —preguntó furioso.
Amox permaneció impasible. —Solamente di el golpe antes que ellos.
—¡ACABAS DE TRAICIONAR AL TRIÁNGULO! —rugió Taehyung con su respiración errática y pesada.
El de ojos bicolores rió de manera fuerte, mientras sostenía en alto el chip que había sido la causa de todo aquel desastre.
—Creo que estás equivocado —comentó con calma—. No pertenezco a ellos, así que no califica como traición —argumentó—. Además, evité que cayera en manos del circuito así que ¿No deberían agradecerme?
—Si Min se entera...
—¿Y quién le dirá? —interrumpió el pelinegro, oscureciendo su mirada cuando el alfa se quedó en silencio—. ¿Tú?
El rubio frunció el ceño. —No seas imbécil.
—Entonces no veo otro método para que se entere —dijo con los brazos cruzados.
—Yoongi es un lobo astuto, Amox. Cualquier cabo suelto por muy pequeño que sea, es capaz de unirlo hasta formar el hilo que lo guiará directo hacia ti.
—Se nota que has perdido la práctica conmigo, Taehyung. No soy el tipo de personas que deja cabos sueltos. Ya deberías saberlo.
El alfa apretó los dientes en rabia, sabiendo muy bien el por qué el contrario se arriesgaba de aquella manera.
—Ella será tu destrucción —gruñó, sintiendo como el cuerpo de Amox se tensaba y su aroma se disparaba en clara amenaza—. Debiste matarla tal y como lo hiciste con...
No terminó de hablar porque en cuestión de segundos su rostro estaba pegado al frío piso con un furioso pelinegro sosteniéndolo de los cabellos con una fuerza abismal.
—No te atrevas a meterte con ella, hijo de perra —amenazó con furia.
—¿Por qué? Sabes que digo la verdad —respondió aun con la mejilla pegada en el piso—. ¡Solo entrégala y deja atrás esa maldita debilidad que será tu destrucción!
El pelinegro rugió furioso y con fuerza empezó a estrellar la cabeza del alfa en el piso de manera fuerte una y otra vez con los gritos aterrados de la omega de fondo.
—¡Basta Amox, lo vas a matar! —gritaba la castaña envuelta en lágrimas.
Pero el pelinegro no se detenía, ni lo hizo cuando la sangre del alfa empezó a bañar el piso. Su lobo le exigía que destruyera a aquella amenaza que quería deshacerse de su Petit.
La omega aterrorizada al ver que sus palabras no hacían efecto alguno decidió arriesgarse y tirarse sobre el cuerpo de Amox. El fuerte impacto logró que soltara al alfa y bastaron esos pocos segundos para que ella se sujetara fuerte al cuerpo del pelinegro evitando a toda costa que éste se abalanzara nuevamente sobre el rubio.
—¿¡Estás loco!? —reclamó entre sollozos—. ¡Pudiste matarlo!
Amox aventó el cuerpo de la omega con poca delicadeza a su costado, se levantó y desde su lugar observó al sangrante alfa sin pisca de arrepentimiento.
—Vuelves a mencionarla y te mato animal.
Abandonó la sala dejando a la omega llena de angustia y miedo, y a un alfa dolorido que luchaba por levantarse.
Caminó con pasos sigilosos a través del pasillo hasta que tuvo frente a él la puerta de aquella habitación. Abrió con cuidado, vigilando no despertarla y poco a poco se fue internando.
Ella dormía con tranquilidad, ignorando completamente el caos que se había desatado en la parte inferior de la casa. Amox quiso acariciar su rostro, pero detuvo sus manos cuando fue consciente de que las tenía ensangrentadas, así que solo se quedó ahí contemplándola en silencio.
Los suaves aromas le relajaron en demasía haciéndole cerrar los ojos y suspirar. Así permaneció por algunos minutos hasta que volvió a abrirlos, sorprendiéndose cuando notó el par de ojos que le veían desde la cama.
Y sintió un peso en su interior cuando la primera lágrima de ella fue derramada en completo silencio y con solo la irregular respiración como testigo.
—No dejaré que te hagan daño —susurró, sin mostrar emoción en su rostro—. Vuelve a dormir.
Salió de la habitación cuando se aseguró que nuevamente había quedado dormida. Bajó las escaleras y observó a Taehyung sentado en uno de los sofás, sosteniendo una compresa en su cabeza tratando de detener el sangrado.
—Vienen por ella —fue lo que el alfa dijo.
—Lo sé.
—¿Qué piensas hacer?
—Unirme al triángulo.
El rubio hizo una mueca. —Yoongi no te dará protección.
—¿Quién dijo que la necesito?
—¿Qué es lo que quieres entonces?
Amox sonrió.
—Que vengan por mí.
¡Hola! 👀❤️
Ahora sí puedo decir que inicia lo bueno 🌚
¿Notaron que sí quité escenas y agregué nuevas? Si así fue díganme cuales fueron. 😎
¿Tienen teorías? Si es así me encantaría leerlas. 👌🏻
El próximo capítulo será muy interesante. 🌚
Gracias por todo su apoyo y nos estaremos leyendo familia Yoon. 💕
YOONGLH💀
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