💀09💀

El pelinegro se encontraba concentrado en el ordenador. Había dejado pasar el tiempo y se había olvidado de asuntos apremiantes que tenía que resolver antes que la semana de sangre diera comienzo.

Hwasa y Siwon habían viajado a Japón a cerrar un par de negocios que aún estaban pendientes, así que con la falta de ambos líderes Yoongi se hizo cargo por completo del triángulo durante esos días.

Y terminar el papeleo pendiente de todos los envíos realizados en el último mes, más revisar minuciosamente las cuentas de pérdidas y ganancias de cada uno se le hacía un buen comienzo para sacar todo lo acumulado de forma limpia y ordenada.

Llevaba alrededor de dos horas revisando las cuentas y afortunadamente todo estaba en perfecto orden. Las pérdidas habían sido casi nulas, mientras que las ganancias habían sido exorbitantes. Así que consideraba que no había motivo alguno para quejarse.

Todo estaba marchando perfectamente en esa mañana, hasta que sintió un aroma que se aproximaba a su despacho, irritándolo al saber que su tranquilidad le sería arrebatada.

Pero no le sorprendía, de hecho, ya se había tardado en visitarlo.

Cerro los archivos y se quitó los lentes de pasta negra, para luego guardar los documentos que tenía desparramados en el escritorio en la caja fuerte, la cual, estaba oculta bajo éste. Cuando se aseguró que todo estaba en su lugar se acomodó mejor en su asiento y se dispuso a esperar a su indeseada visita.

No pasó mucho tiempo, cuando pequeños golpes en su puerta se dejaron escuchar; haciendo que inevitablemente rodara los ojos con fastidio.

—Adelante —La puerta fue abierta, dando el ingreso a una de las omegas que trabajaban en la mansión.

—Lamento haberlo molestado Amo Min, pero el señor SooJong está aquí y solicita verlo —informó la jovencita, con la vista fija en el piso, en señal de sumisión y respeto.

Yoongi chasqueó la lengua, pero asintió. Sabía muy bien el motivo por el cual su querido suegro lo visitaba.

—Hazlo pasar y que nadie nos moleste.

—Sí señor.

La omega salió y a los pocos segundos el alfa mayor ingresó al despacho del menor hecho completamente una furia.

El pálido se acomodó mejor en su lugar y le sonrió socarrón. Sin intimidarse ni un poco, ante la evidente rabia del lobo mayor.

—¿A qué se debe tu visita? —interrogó tranquilo sin despegar su mirada de la contraria—, oh... disculpa mis modales ¿Gustas sentarte? —preguntó cortés.

El mayor ignoró las evidentes burlas del pelinegro y con paso decidido se acercó hasta quedar frente al escritorio, y justo ahí tiró con fuerza un folder negro que llevaba entre sus manos, haciéndolo sonar fuertemente ante el silencio del salón.

Yoongi no se inmutó ante la situación, y su lobo no estaba para nada afectado por la densa atmósfera que creaba el contrario. Pero sí le molestó la falta de respeto y modales que tuvo el mayor, al llegar de esa manera a su casa, a su territorio.

—¿Qué significa esto? —demandó saber, sin un toque de diversión.

El viejo alfa apretó la mandíbula. La furia y el deseo que tenía de destrozar al maldito de Min eran abismales y le estaba costando demasiado el poder controlarse.

—Léelo.

A Yoongi le parecía ridícula la situación y realmente no tenía el tiempo para lidiar con ella; así que optó por ver aquellos papeles y acabar lo más pronto posible todo aquel teatro.

Tomó el folder, y se dispuso a leer el primer documento mientras el mayor tomaba asiento frente a él. Frunció el ceño en confusión cuando leyó el nombre de su esposa en el encabezado de aquel papel, y hasta que siguió leyendo fue que comprendió, haciéndolo reír inevitablemente y despertando nuevamente la furia en el mayor por la falta de humanidad, respeto y seriedad del pelinegro.

—¿Esto era? —cuestionó incrédulo mientras reía—, ¿Por eso has venido a joderme la mañana? ¿Por un simple análisis médico de tu hija?

—Has faltado a tu palabra —reclamó SooJong—, ¡PROMETISTE NO LASTIMARLA! —gritó enfurecido.

—Tú querías que la marcara. Mis planes eran solamente casarme con ella, sin tocarla. Pero te impusiste y decidiste dármela por completo —sonrió lamiendo sus labios—. Es TU responsabilidad. Además, no es para tant...

—Le desgarraste los músculos Esternocleidomastoideo, Trapecio y escaleno medio. También presentó una fractura en el Hioides, y una fisura en el maxilar inferior; sin mencionar las perforaciones que le hiciste en la carótida y yugular, lo que le provocó una hemorragia masiva que la tuvo inconsciente por tres días —interrumpió el mayor, recordando dolorosamente las palabras escritas en el informe médico de su amada hija. Para luego observar al menor con rostro imperturbable—. En conclusión, le destrozaste el cuello.

Yoongi se sorprendió ante dicha información, no esperaba que la omega haya sufrido tanto daño por una marca que no era de enlazamiento completo, aunque recordando que su lobo quería matarla no le sorprendía. Sintió como su bestia se alzaba orgullosa en su interior ante el poder de su mordida, al igual que la escuchó gruñir en desaprobación ante la pareja impura y débil que se le había sido impuesta.

Se encogió de hombros sin demostrar la mínima emoción. Después de todo, seguía sin importarle el estado de la omega.

—Al menos está viva —restó importancia—. Ya solo es que se recupere suegro —dejó deslizar la última palabra con toda la burla y diversión que su voz contaba.

El mayor apretó los puños, sintiendo la impotencia y molestia llenarle. Sabía que hacer un trato con Min era acceder a su juego, obedecer cada una de sus reglas y no reclamar, y era por eso que se arrepentía de cada una de sus decisiones pasadas. Pero en ese entonces, su hambre y ambición por el poder que había en el bajo mundo le atrajo, era una sensación gloriosa y al mismo tiempo peligrosa, que para su pesar Min se la entregaba toda en bandeja de plata. Llevándolo a aceptar gustoso ese pacto de muerte, sin importarle nada más. Ni siquiera su adorada hija.

Ahora ya no había marcha atrás, y sabía que la vida de su hija estaba en las manos de Min Yoongi. Quedándose sin opciones, obligándolo a ceder.

—Seulgi regresa a Seúl en dos días —informó aparentemente tranquilo—. Vendrá directo a tu mansión, a tomar su lugar como tu esposa —se puso de pie—. Así que, más te vale tratarla como tal. Si descubro que has faltado a tu palabra, te hundiré Min Yoongi.

—No me amenaces Kang —sonrió retador—. No te conviene, aún no me conoces bien como para creerte con el derecho de hacerlo.

—Mi hij...

—Es mi esposa —interrumpió Yoongi—. MI propiedad. Por ende, yo decido sobre ella. Así quedó estipulado desde que decidiste integrarla en tu mierda, el día que me la entregaste en el altar.

El mayor golpeó el gran escritorio con fuerza, todo aquel asunto se le estaba saliendo de control y no le gustaba para nada los resultados.

—¡No puedes! —exclamó enfurecido.

Yoongi se puso de pie de forma automática, golpeando con más intensidad la fina madera. Nadie, absolutamente nadie le decía que hacer.

—Sí puedo —afirmó—. Así que más te vale no joderme la existencia si quieres mantener a tu hija completa —amenazó—. ¿No te ha quedado claro aún? Aquí mando yo.

Se mantuvieron la mirada uno en el otro, en una batalla silenciosa. Hasta que el mayor suspiró rindiéndose.

—No pido mucho Min... solo invéntale un mundo de amor falso en el que pueda ser feliz —pidió—. Lo que hagas con tus amantes no es mi problema, puedes revolcarte con quienes quieras, pero que mi hija no se entere. No quiero verla sufrir —le dijo, haciendo al menor reír mientras negaba—. Es sencillo lo que te pido.

Yoongi permaneció unos minutos observándolo con arrogancia y superioridad, sin afirmar o negar. Llenando de impaciencia al presidente al solo recibir silencio de su parte.

—Está bien —accedió por fin—. Pero no dudes que esto traerá consecuencias para ti y tu adorada hija.

El alfa mayor ya estaba por salir del lugar cuando escuchó tales palabras. Abrió la puerta y observó por última vez al pelinegro.

—Correré el riesgo —murmuró al cerrar la puerta.

Yoongi suspiró mientras masajeaba su cuello. La visita no había salido tan mal como pensaba. Es más, se podría decir que salió beneficiosa para él. Ahora sabía que la única debilidad del mayor era su hija, y la debilidad de su hija era él. Así que, si lograba controlar a su esposa a su antojo, tendría al presidente y todo su poder en la palma de su mano. Sin necesidad de recurrir a los métodos que ya tenía planeados.

—Me lo haces tan fácil Kang —murmuró sonriendo.

Estaba por volver a su asiento para seguir trabajando, pero la puerta fue abierta bruscamente, ingresando por ella dos animados alfas.

—¿Problemas en el paraíso? —indagó el moreno, mientras se dejaba caer en el gran sofá de cuero blanco que estaba ubicado al lado del gran ventanal.

—Será mejor que no lo molestes Tony —advirtió el pelinaranja—. Puede romperte el cuello como lo hizo con su esposa —comentó, estallando en carcajadas.

Yoongi se acarició la cien, respirando de manera profunda. Solo eso le faltaba...

—¿Qué mierda quieren? —preguntó brusco—, hablen ya, así se largan y me dejan de joder.

—Oye tranquilo Min —dijo el americano, levantándose del sillón para ir con su amigo—. Vinimos a realizarte una cordial invitación.

Yoongi alzó una ceja interrogante, sintiendo como un pequeño tic nacía en su ojo izquierdo.

—¿Invitación?

Hoseok asintió eufórico, sonriendo cómplice con el moreno.

—Este muchachón —inició, abrazando por los hombros al americano—, irá a comprar un auto y queremos que nos acompañes.

—¿Me ven cara de querer perder el tiempo? —preguntó irritado—, tengo asuntos más importantes que atender, como para andar con ustedes en busca de un puto auto —resopló—. Hoseok, te agradecería que empezaras con las investigaciones de los nuevos miembros para la semana de sangre. Y tú —dijo ahora, apuntando con su índice al moreno—, debes terminar de recuperarte y mantenerte a salvo. Aún no es momento para que salgas a las calles. ¿Mi respuesta fue clara?

Ambos alfas bajaron la cabeza como cachorros regañados y asintieron. Aunque claramente no se darían por vencido, irían por ese auto y aunque Hoseok no quería usar su arma mortal tan rápido, no le quedó de otra. Era la única manera que sabía funcionaría para que Yoongi los acompañara.

—Es una lástima... —suspiró dramático—. Creí que querías ver al omega castaño —dijo como que no quiere la cosa. Yoongi inmediatamente levantó la vista de los papeles que había tomado, claramente interesado—, ¿Cómo era que se llamaba? —fingió pensar, aumentando la ansiedad en el pelinegro—, Oh si... —aplaudió eufórico—. Park Jimin.

El alfa puro sintió una exquisita electricidad con solo la mención de su fruto prohibido. Ese detalle cambiaba por completo la decisión que había tomado, porque por nada del mundo desperdiciaría la oportunidad de deleitarse con la presencia del omega, dueño de sus más oscuras fantasías.

Pero primero debía asegurarse que no le estaban mintiendo, solo para hacerlo salir de su mansión por simples caprichos.

—¿Cómo aseguras que estará ahí? —demandó saber con mirada severa, intimidando un poco a los alfas contrarios—. No le veo el sentido.

Hoseok sonrió aún más grande, mordiendo su labio inferior como niño travieso se dirigió sin permiso al ordenador del alfa mayor, y tecleó el nombre de la compañía de autos. Saliendo el resultado en pocos segundos.

—Juzga por ti mismo —respondió, mostrando los resultados de la pantalla.

Yoongi se acercó y se sorprendió al darse cuenta que la empresa de autos de la que tanto le hablaban, pertenecía a su fruto prohibido.

—Cars Company —leyó en voz alta. Sonriendo al ver al omega en una fotografía, pulcramente vestido con un fino traje color rojo. Tan serio y atrayente a sus ojos.

Los menores sonrieron malévolos. Hoseok al saber que ya tenían atrapado a Yoongi. Es más, podría jurar que, si ellos decidían no ir, el pelinegro los obligaría a hacerlo solo para ver a su presa. En cambio, Tony solo sonreía al ver a Hoseok sonreír contento. No sabía que significaba, pero quizás habían ganado contra Yoongi ¿Verdad?

—En fin... —retomó el pelinaraja, interrumpiendo los morbosos pensamientos del alfa pelinegro —. Como nos has dicho que no y me has impuesto trabajo, me temo Tony que debes pedirlo —le habló al alfa a su lado fingiendo pesar.

Tony no entendía nada, pero a juzgar por la mirada de muerte de Hoseok, sabía que tenía que seguirle el juego.

—No queda de otra —suspiró—. Bien Yoongi, nosotros nos retiramos.

El mencionado mordió su labio inferior. Por supuesto se había dado cuenta del descarado chantaje e intento de manipulación de los contrarios para hacerlo ceder, pero por esta ocasión lo dejaría pasar. Si vería a su fruto prohibido lo dejaría pasar.

Suspiró pesado, pensando seriamente lo que pasaba por su cabeza al estar haciendo ese tipo de cosas. Se sentía ridículo, pero ahí estaba... accediendo al juego de los menores.

—Está bien —aceptó por fin, deteniendo los pasos de los contrarios, que estaban a poco de llegar a la puerta—. Iremos.

Hoseok y Tony se observaron cómplices, y poco a poco fueron girando en dirección al mayor. Sonriendo en grande.

—¡Perfecto! —celebró el pelinaranja.

—No te arrepentirás —aseguró el moreno.

Yoongi sonrió ladino.

—Por supuesto que no lo haré —respondió, observando nuevamente la foto del causante de su cordura perdida.

—¿Terminaste? —preguntó. Harto de tanta palabrería del alfa.

Chanyeol enarcó una ceja ante el obvio mal humor del omega, sonriéndole coqueto mientras se deleitaba con la hermosura que estaba ante él.

—Tranquilízate un poco. Si pedí una junta es para ayudarte —justificó, escuchando la risa del castaño—. Mis hermanos son los que quieren verte hundido, no yo.

—Pues que se queden esperando —respondió Jimin con fiereza—. Nada de lo que esos chiquillos insolentes estén planeando en mi contra logrará afectarme —clavó su avellanada mirada en el alto—. No dejaré que me quiten lo que me pertenece Chanyeol. Y eso también va para ti.

El alfa se sintió indignado ante las palabras del omega, entendía su comportamiento. Después de todo su familia lo había perjudicado bastante, pero quitarle la herencia que su padre le había dejado no estaba en sus planes... su objetivo era otro aún más peligroso, pero placentero.

—¿Crees que haría algo para dañarte? —preguntó con cierto tono herido.

Jimin sonrió, si algo le había enseñado la vida era distinguir la verdad de la mentira.

—No tanto así. Pero te conozco lo suficiente como para saber cuáles son tus intenciones reales conmigo —Chanyeol carraspeó incómodo—. Lo he notado Channie, el cómo me miras y tus coqueteos sutiles entre medio de palabras camufladas de una preocupación inexistente.

—Entonces... si lo sabes ¿Por qué... —dejó la pregunta en el aire, pero obviando lo que quería decir.

—Porque no pasará —respondió rotundo—. Tu padre fue mi esposo. Y lo crean o no, lo quise y respeto. Jamás me involucraría de manera romántica con alguno de sus hijos —aseguró, volviendo su atención al ordenador de su oficina—. Ahora, si no tienes nada más que decir, agradecería que te retiraras. Te veré el día de la junta.

El alfa se molestó ante las evasivas del omega que tanto le gustaba, pero prefirió no discutir. Se levantó e hizo una reverencia respetuosa, para salir en completo silencio.

Lo quieras o no serás solo mío. Tu cuello tendrá mi mordida y tu vientre albergará mis cachorros. Fue el juramento que hizo su alfa y Chanyeol sonrió victorioso por ello.

Cuando se vio libre de la molesta presencia, el omega se dispuso a seguir trabajando. Así paso por al menos unos cinco minutos, hasta que el teléfono de su oficina sonó, obligándolo a dejar de lado lo que hacía para poder atender.

—¿Qué ocurre? —preguntó, tras tomar la llamada.

—Señor, un nuevo cliente está interesado en los nuevos diseños que nos han llegado. Pero hay un problema —informó su secretaria.

—¿Cuál es el problema?

Escuchó un suspiro de la otra línea, deduciendo que ya habían tratado de negociar con el hombre sin éxito.

—Quiere ser atendido personalmente por usted.

Aquella petición le pareció extraña, ya que su compañía contaba con personal perfectamente capacitado para atender a cualquier tipo de cliente y adaptarse a cada gusto y personalidad. Sin embargo, no quiso ahondar en el tema, así que, dándole una afirmación a su angustiada secretaria finalizó la llamada y salió de la oficina. Listo para tratar con las exigencias del extraño cliente.

Entró al ascensor y presionó el botón que lo llevaría al octavo piso que es donde le estarían esperando.

Al salir, una variedad de aromas lo abrumaron por completo, el aire estaba saturado de ellos. Y entre tantos aromas, pudo reconocer con facilidad a tres en particular.

Oh si, el petricor, la lima y el roble se imponían ante los demás aromas. Dándole la respuesta clara al omega de quien era el que estaba ahí.

—Hasta que llegas precioso —la voz de Min Yoongi se dejó escuchar en todo el salón—. Creí que te rehusarías a atendernos.

Jimin observó a los tres alfas que tenía ante él. Cada uno fuerte e imponente a su manera, y cada uno observándolo como un trozo de carne. Sonrió incómodo producto de aquellas miradas.

—Bienvenidos a Cars Company —saludó con una reverencia que fue correspondida—. Mi nombre es Park Jimin ¿En qué puedo servirles?

—Tu número telefónico sería un buen comienzo lindura —comentó Tony, sonrojando al omega y provocando un gruñido territorial en Yoongi que lo obligó a retroceder—. O mejor no...

—Lamento informar que mi número no está disponible señor —respondió el castaño de manera suave y educada—. Pero si gustan, puedo mostrarles lo que sí tenemos disponible para ustedes el día de hoy, y lo cual es el motivo real de su visita.

Tony asintió satisfecho ante la amabilidad del adorable omega, y no pudo evitar el volver a deleitarse ante la belleza del joven. Nunca había conocido a alguien con facciones tan delicadas y perfectas, pero con un carácter de hierro y mirada impenetrable.

—Estoy buscando un auto deportivo —informó el moreno. Observó como el omega veía a sus acompañantes y decidió responder la duda que había en sus ojos—. Ellos no buscan nada. Solo me acompañan.

Jimin levantó una ceja ante la nueva información y observó acusador a Yoongi, sabiendo de antemano las intenciones oscuras del alfa.

El pelinegro le sonrió coqueto y con completo descaro le lanzó un beso seguido de un guiño. Obligando al omega a desviar la mirada ante la embarazosa situación.

—¿Tiene algún gusto en particular? —indagó el castaño.

—Tú —respondió Yoongi. Ganándose miradas extrañadas de los alfas y una de muerte del omega —Ups. No era a mí.

—La verdad no —respondió el americano, extrañado del comportamiento anormal de su amigo—. Solo sé que quiero un auto moderno con motor poderoso y sumamente lujoso. Mi presupuesto es ilimitado —alardeó.

El omega guardó silencio por unos instantes pensando en las opciones a mostrar, hasta que recordó la nueva maquinaria que habían recibido hace un par de días y quizás, si estaba de suerte podría vender alguno a aquel alfa vanidoso.

—Tengo tres ejemplares que pueden satisfacer sus deseos. Han llegado hace un par de días y no han sido mostrados al público —hizo una pausa—, ¿Le interesa? —preguntó sonriente.

—¡Sí! —respondieron los tres alfas al unísono, para luego observarse entre ellos asqueados. Haciendo reír al adorable omega.

—Entonces síganme caballeros —indicó, señalando el ascensor.

Yoongi fue el primero en seguirlo, dispuesto a aprovechar cada segundo de vista que tenia de aquel jugoso trasero que se marcaba tan bien en aquel pantalón de cuero negro. Sintiendo como su cuerpo reaccionaba ante semejante espécimen.

Hoseok y Tony le siguieron de cerca. Ambos divertidos ante la baba que su sanguinario amigo derramaba sin pudor por aquella cosita tierna.

Los cuatro subieron al ascensor y el omega presionó el botón que los llevaría directo a la bodega que tenían en el subterráneo. Tenía que estar loco para encerrarse con tres alfas en un lugar así, pero si lograba concretar la compra valdría totalmente la pena.

Yoongi por otro lado se encontraba ansioso. Su lobo no lo dejaba tranquilo ni pensar con claridad. Todo lo que le pedía era lanzarse sobre el omega y devorarlo completo, haciéndosele casi imposible el poder controlar sus deseos más primitivos. Quiso olfatear un poco el aroma del omega para intentar calmar a su bestia, pero fue en vano. No había ni rastro de la exquisitez de su esencia, lo que le daba a entender que estaba usando un fuerte neutralizador capaz de cubrirlo en su totalidad.

Fueron minutos agonizantes, que llegaron a su fin cuando las puertas del ascensor fueron abiertas, y un amplio pasillo cubierto de hierro y cristal los recibieron.

—Síganme por favor.

En completo silencio, el castaño los guio por el pasillo hasta que llegaron al fondo de éste. Con una clave de acceso y huella dactilar abrió la pesada puerta de metal, y haciéndose a un lado, invitó a pasar a sus acompañantes.

Al ingresar los tres alfas se sorprendieron ante lo elegante del lugar. Altas paredes pintadas de un gris claro. El techo adornado con candelabros de estilo inglés. El suelo, cubierto de mármol oscuro. Y, justo en el centro del lugar, tres majestuosos autos de tonalidades oscuras eran los anfitriones.

—Estoy enamorado —aseguró Tony al observar los coches que habían. Haciéndosele imposible decidirse por uno.

Jimin sonrió orgulloso y complacido ante el asombro de los alfas. Estaba seguro que obtendría una excelente venta.

—¿Les parece si comenzamos? —preguntó, recibiendo una afirmativa de los mayores.

Decidió empezar desde el precio más bajo hasta el más elevado.

—Éste que ven aquí... —empezó señalando un precioso descapotable de color negro—. Es un Ferrari Laferrari Aperta. Esta es la versión descapotable del Ferrari Laferrari, por lo que comparte su sistema de propulsión hibrido con 963 cv de potencia —hizo una pausa, caminando alrededor del auto, y con su pequeña mano acariciando el mismo—. Su producción se limitó a 200 ejemplares, de los cuales nosotros contamos con el último disponible, que es el que observan —sonrió encantador—. Su costo es de $3.8 millones de US.

Los tres alfas asintieron ante la explicación detallada del omega y decidieron guardar silencio, esperando pacientemente por los dos autos restantes.

Ahora Jimin se situó al lado de un despampanante auto de color gris con detalles en celeste, haciendo jadear al trío de amigos cuando fueron testigos directos de la sensualidad que emanaba el menor al verlo sentarse con las piernas abiertas en el capó del lujoso auto.

—Éste es un Bugatti Divo. Con tan solo 40 ejemplares alrededor del mundo, este auto está valorado en $5.6 millones de US. Posee un motor W16 de 8.0 litros y cuatro turbos, con una potencia de 1,500 cv y un par motor de 1,600 Nm. Alcanzando velocidades de hasta 380 Km/hr.

Yoongi estaba hipnotizado. Observar hablar al omega de motores y velocidades, era la imagen más caliente y sexy que había visto, y le ponía en demasía el simple hecho de escucharlo. Jamás pensó que su fruto prohibido fuese tan exquisito y tentador por conocer.

—Y por último tenemos esta belleza —la voz del castaño le distrajo, observando como ahora estaba situado en un auto de color azul marino—. Se trata de un Rolls-Royce Sweptail. Se necesitó de 4 años para crearlo, inspirado en los yates de lujo con un exterior único. Cuenta con un motor V12 de 6.75 litros, que ofrece una potencia cercana a los 500 cv —sonrió animado—. El precio de este auto es de $11.2 millones de US.

—Me decido por el Bugatti —hablo el moreno. Jimin asintió emocionado—, ¿Dónde realizo el pago?

—Suban por el ascensor al décimo piso. Mi secretaria estará esperando para llevar a cabo los trámites, debo hacer un par de llamadas para sacar el auto. Pueden adelantarse.

Tony y Hoseok se dispusieron a salir, pero se detuvieron al notar que Yoongi no se había movido de su lugar. Le hicieron señas para que se fuera con ellos, pero el pelinegro con solo una mirada y sonrisa les hizo saber que quería que lo dejaran solo con el omega.

Así que, con un par de miradas pícaras, ambos alfas abandonaron el lugar. Dejando a Min con su fruto prohibido a solas.

Yoongi sonrió como un completo depredador al ver a su apetecible presa de espaldas y sin saber de su presencia. De manera lenta se fue acercando hasta que pudo sentir el calor corporal del contrario embriagarlo, activando por completo sus sentidos y despertando los deseos dormidos de su bestia.

Jimin estaba listo para salir cuando de repente sintió unos fuertes brazos rodearlo con extrema posesividad alrededor de su cintura, sobresaltándolo en el proceso cuando sintió como su cuello era invadido por una nariz que olfateaba con devoción.

Trató de mantenerse tranquilo.

—Señor Min... ¿Qué hace?

—Shhh... —calló—. Quiero disfrutarte... déjame probarte... déjame devorarte... —el susurro fue ronco, cargado del deseo y excitación que el alfa sentía en esos momentos.

Jimin no sabía cómo actuar. Sentía a su lobo despertar poco a poco ante los llamados del alfa. Las cosas empeoraron cuando el mayor se apegó por completo a su cuerpo dejándole sentir la gran erección que tenía, haciéndolo sonrojar y sentirse acalorado.

—¿Ves lo que provocas? —susurró Min en su oído derecho—, todo lo que despiertas en mí, está hambriento por ti. Déjate abducir omega... déjate envolver en el placer de la lujuria que sienten nuestros lobos, y te prometo que te haré sentir un placer que jamás has experimentado —lamió el suave cuello, provocando un jadeo en el menor—. Cuando te haga mío te sentirás tan extasiado que no buscarás a alguien más; porque yo seré el único capaz de apagar esa llama que arde dentro de ti.

Esas palabras tuvieron el efecto que buscaba. Observó dichoso como el omega ladeaba el cuello, dándole el espacio a su boca. Yoongi no esperó y con ansias locas se lanzó a aquel lugar, chupando y besando a su antojo, mientras restregaba sin pudor su erección en el firme trasero del menor. Jadeó ronco cuando el omega comenzó a moverse en sincronía con él. Creando una fricción exquisita que los tenía locos a ambos.

Así pasaron por un par de minutos creando una atmósfera pesada y erótica. Ambos envueltos en sudor y locos por devorarse el uno al otro.

Fue Yoongi quien decidió separarse. Aunque moría por hacer suyo al omega y poder envenenarse en la dulzura de su néctar, una parte de él, aquella que todavía estaba cuerda sabía que ese no era ni el lugar, ni el momento para hacerlo.

No. Lo disfrutaría poco a poco... toda una noche en su cama. Donde pudiera escuchar los gloriosos gemidos salir de esa boquita que moría por probar... y poner ese maravilloso cuerpo en todas las posiciones posibles, para penetrarlo fuerte y rápido.

Y todo eso era imposible en esos momentos y en ese lugar.

Se separó y giró el cuerpo tembloroso del castaño, y con una delicadeza impropia de él, arregló los cabellos desordenados del menor.

—Pasaré por ti mañana por la noche —avisó, acariciando aquellos carnosos labios con su pulgar—. Espérame.

Sin esperar respuesta salió del lugar dejando al omega acalorado y confundido, aunque él no estaba mejor. Su miembro dolía miles de infiernos, pero la espera valdría la pena. De eso estaba seguro.

Ahora que su fruto prohibido por fin había madurado y su elixir estaba en su punto más dulce, era el momento indicado... estaba listo para la primera mordida, que envolvería a ambos en una espiral de tentación y poder.
















Perdón por tardar mis amores, pero los exámenes me tenían loca. A veces me pregunto que pasaba por mi cabeza cuando elegí mi carrera 😂
En fin. Espero que les guste, a los nuevos lectores disfruten y a los que releen también disfruten 🌚
Quería decirles que pronto estaré publicando un One Shot y me llena de ilusión ya que será el primero que haga. Espero verlos por ahí.

Los amo mucho familia Yoon~ nos leemos pronto. ❤️



YOONGLH💀

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