💀06💀
—Escuchen todos —el silencio reinó luego de que su líder hablara por primera vez en la noche.
Cuando se marchó de la mansión Kim, Yoongi ya no tuvo necesidad de acudir a Hoseok, ya que la vida le sonreía al haberse encontrado con el omega por sus propios medios. Con eso resuelto dedicó el resto de la tarde para corroborar por sí mismo que las indicaciones que había dejado a cargo de NamJoon fuesen obedecidas.
A las 22:00 horas, Tony estaría en territorio coreano y Yoongi sabía que no solamente el triángulo estaba interesado en su llegada. Es por eso, que habían sido horas de planificación las que habían invertido en la estructuración de estrategias con el fin de que el traslado del alfa hasta la mansión DPS fuese un éxito.
Luego del ataque en Ignis hace pocos días las cosas habían estado revueltas; y con un nuevo miembro tan peligroso e importante ingresando en sus filas, el circuito haría su aparición para evitarlo a toda costa.
Aun sabiendo la magnitud del asunto, el alfa ha preferido limitar el equipo que le acompañará, dejando un número reducido de cinco personas sin contarlo a él. En situaciones como esa lo más prudente es no llamar la atención. Yoongi es consciente de ello, pero no significa que no vaya con todo lo que tiene.
Dos de sus hombres pertenecientes al equipo de seguridad, estarán camuflados en el aeropuerto desde las 18:00 horas, vigilando el perímetro para asegurar que nada salga de los límites del plan. Desde uno de los vehículos estarán dos hombres más, éstos del equipo de rastreo, serán los encargados de mantener informado a Min acerca de la llegada del enemigo. Y por último estará uno de los hombres del cuerpo especial de tecnología. Éste trabajará desde la madriguera, inactivando la seguridad del aeropuerto desde el mismo momento que su líder de la señal.
Y para matar a los hijos de perra que se atrevan a interferir con sus planes. Estarán Amox y él.
—A las 20:00 horas saldremos hacia el aeropuerto. El equipo de Hoseok ya se encuentra en el lugar, vigilando ante cualquier eventualidad —hizo una pausa—. Así mismo el equipo de Minho debe estar instalado. Una vez que lleguemos no contaremos con mucho tiempo, es por eso que Zico —dijo ahora dirigiéndose al alfa peliazul que le observaba atento—, una vez te de la señal, debes volar la seguridad —el nombrado asintió—. Con la seguridad fuera, Amox y yo procederemos con el plan.
Todos los presentes corearon un Sí líder.
—Cuando Montana arribe, el primer equipo deberá llevarlo a la camioneta designada para él —continuó Yoongi—. Yo iré al frente y Amox atrás. Ambos mataremos lo que respire cerca de dos metros de nosotros, así que su prioridad —dijo, refiriéndose a los dos alfas del equipo de seguridad que le observaban a través de la pantalla—, será llevarlo en el mínimo tiempo posible a la camioneta, sin ningún rasguño. Si no es así, se las verán conmigo —amenazó, llenando de temor a todos los presentes.
—Alfa Min —habló uno de los miembros—. Si me permite opinar, ésta es una misión importante y delicada, que además ha llegado a oídos del circuito —calló por unos momentos, eligiendo cuidadosamente sus palabras—¿No cree que cinco hombres es muy poco apoyo? Y solo uno estará a su lado atacando —expresó, incrédulo de la decisión tan drástica que había tomado su líder.
—Y el que estará a su lado asesinó a más de veinte personas armadas hasta los huevos él solo —contestó GoAra, mientras fumaba un cigarrillo. La alfa estaba presente en la reunión por parte de la mafia MoonBlack representando a su líder—. Amox es algo de otro mundo —siguió la mujer, expulsando de sus labios carmesíes el humo de la nicotina—. Es un asesino que ninguno de nosotros podrá igualar o hacerle frente, una leyenda —aseguró con admiración y orgullo palpable en sus ojos miel—. Con el alfa Min serán más que suficientes para hacer frente a todos esos hijos de puta del circuito y los bufones de la policía —mandó una mirada hostil y con un toque de burla al alfa nervioso—. Así que deja de ser tan cobarde.
Yoongi sonrió ladino, completamente halagado con las palabras de la mujer. Preguntándose el por qué no la ha llevado a la cama.
—¿Alguna duda? —preguntó por fin, nadie respondió—. Bien, prepárense que saldremos en 15 minutos.
—¿Dónde está el famoso Amox? —habló el representante de Xolot, que por cierto Yoongi no soportaba por creerse superior a sus líderes—. Salen en 15 y no ha dado señales de aparecer —continuó con veneno en sus palabras—¿Dónde está esa estrella líder Min?
El pelinegro ya tenía planeado el día y la hora de muerte de aquella basura. Ya su mente maquinaba con las diferentes torturas que recibiría; y sus oídos estaban ansiosos por escuchar los gritos de agonía, súplica y dolor.
No va a negar que el chico es eficiente. Es un maestro de la manipulación, y se había divertido un par de veces con él en la cama disfrutando someterlo a su antojo. Pero el hambre de poder que dejaba ver cada vez que hablaba no le gustaba para nada, y su insolencia y falta de respeto hacia sus superiores sería su propia condena.
Cuando estaba listo para responder y así ponerlo en su lugar, una voz desconocida se hizo escuchar.
—Justo aquí.
Aquella voz logró crear un silencio sepulcral y de manera inmediata captó la atención de todos los presentes en la sala.
Yoongi observó al hombre que ingresaba al lugar. Vestido completamente de negro, con un cubrebocas y un beanie a juego, ocultando casi por completo su rostro, dejando solamente a la vista sus peculiares pero hermosos ojos bicolores.
Amox inspeccionó a todos los presentes, reconociendo de inmediato al líder del triángulo y a otros dos más (entre ellos a una atractiva mujer que lo veía con lujuria) los cuales desconocía su nombre. Le regaló un guiño coqueto a la ojitos miel sonrojándola de inmediato, para luego observar detenidamente al intento de alfa que preguntaba por él, acercándose de manera lenta y peligrosa. Jugando con su cordura y peores temores.
Todos en la sala se dejaron consumir por el silencio. Observando detenidamente el cómo Félix era cruelmente acorralado por aquel desconocido de negro en una de las mesas.
—Y dime nene —habló Amox, logrando estremecer al alfa por la cercanía que ejercía—. Ahora que me tienes aquí ¿Puedes cerrar esa maldita boca de una puta vez? —preguntó con un toque amenazante, haciendo asentir de manera nerviosa y efusiva al contrario—. Buen chico —felicitó, desordenando los cabellos del joven alfa.
Todos en la sala rieron. Unos más disimulados que otros, incrédulos de lo que habían visto. Después de todo, no todos los días veían que alguien fuese capaz de cerrarle la boca al orgulloso Félix.
—¿Leíste el documento que se te envió? —preguntó Yoongi.
—Ajá —respondió distraído, mientras acariciaba el cabello de una sonrojada GoAra.
—Entonces ya sabes lo que hay que hacer —asumió el pelinegro, haciendo detener las caricias que hacía Amox en la alfa.
El chico lo observó, sus ojos brillando en locura, sed de sangre y diversión mientras le respondía.
—Matar.
Ya tenían 30 minutos de haber llegado al aeropuerto, y todavía les quedaba por esperar más de una hora la llegada del alfa.
Se habían distribuido tal como había ordenado el pálido. Los dos del equipo de seguridad estaban dentro del lugar, inspeccionando que no hubiera movimientos extraños que delatasen la presencia del circuito o de alguna otra organización que les quisiera joder los planes.
En una de las rezvani TANK estaba Yoongi, observando como los del equipo de rastreo conectaban los dispositivos en el cuerpo de Amox para así poder mantenerse informados.
—Amo —le llamó uno de los chicos, mostrando el equipo que debía colocarle—¿Me permite?
Sin responder el alfa se acercó al chico dejándose hacer; y mientras le colocaban el pequeño micrófono y el localizador observó al que sería su compañero esa noche. Quizá un poco curioso.
—¿Cuánto tienes de dedicarte a esto? —preguntó para iniciar.
—Tres años más o menos.
—¿No has pensado en pertenecer a alguna organización? —volvió a preguntar.
Al pálido se le hacía fascinante el método que aquel asesino implementaba. Después de haber visto todas aquellas fotos había corroborado que el tipo estaba loco, pero que sabía muy bien lo que hacía. Es por eso, que sentía emoción ya que por fin tendría la oportunidad de ver al famoso asesino en acción y descubrir de lo que era capaz de hacer.
El de ojos bicolores se encogió de hombros.
—Digamos que el trabajo en equipo no es lo mío —bufó divertido—. Ni el seguir órdenes.
—Entonces ¿Por qué estás aquí? —volvió a atacar Yoongi—. Esta noche trabajarás en equipo y seguirás mis órdenes.
—Siempre hay una excepción a la regla —respondió con simpleza—. La mía fue por supuesto la jugosa cantidad de dinero que ofreció tu peón cuando me contrató por mis servicios —ladeó la cabeza en gesto juguetón—; con una suma así y la diversión garantizada ¿Cómo negarme?
—Lo supuse —respondió el pelinegro—. Pero si te animas puedes unirte a nosotros —propuso—. Claro que primero tienes que probar tu lealtad y hacer el juramento, pero eso se te explicaría si aceptas. Mientras tanto, piénsalo.
—Tenemos compañía —murmuró Zio, un joven alfa perteneciente al grupo de rastreo.
Todos observaron cómo afuera se estacionaban cuatro camionetas. Y de ellas salían varios hombres armados. Yoongi los reconoció de inmediato, y aunque sabía perfectamente que aparecerían, no pudo evitar que la furia lo dominara al contemplar a sus enemigos.
Frente a él estaban los malditos miembros del circuito.
—Son doce en total...
—Dieciocho —corrigió Amox—¿Crees que los tipos que están ahí —señaló a seis hombres que estaban al otro extremo vestidos de negro; y al igual que los recién llegados, armados hasta los huesos—forman parte de la seguridad del lugar?
—Dieciocho para nosotros dos —murmuró el alfa sobando su mentón—. No está nada mal.
—Y los que faltan por venir —agregó Amox—, porque al mínimo movimiento tengan por seguro que pedirán refuerzos —se quedó pensativo, observando de manera analítica a la bola de matones que les esperaban afuera—. Es más, puedo asegurar que cuando el extranjero arribe se dejarán venir como lobos hambrientos.
—Estamos a 20 minutos para que eso ocurra —dijo Yoongi observando su Rolex. Luego se dirigió al intercomunicador para hablar con el primer equipo.
—¿Alguna novedad?
—Negativo señor. No hemos detectado movimientos extraños.
—Nosotros ya tenemos compañía, así que cuando Montana arribe lo protegerán con su vida ¿Quedó claro?
—Sí señor.
Terminó la comunicación y se quedaron unos minutos más en silencio, observando a los tipos que curiosamente no se habían movido de su lugar desde que llegaron. Quedaban 10 minutos para entrar y Yoongi ya sentía la adrenalina quemarle la piel. Su corazón latía frenético, y en sus ojos se reflejaba la imponente bestia que albergaba en su interior, completamente despierta, activa y sedienta de sangre, sumisión y poder.
—Exactamente las 21 horas con 47 minutos —comentó Amox emocionado.
Ambos tomaron sus armas. Yoongi optó por dos 9mm, mientras que Amox se iba un poco más a lo extremo, optando por dos preciosas Ingram MAC-10. El pelinegro se ajustó la gorra y el cubrebocas. Ya listo para salir se dirigió a su compañero.
—Que el juego de comienzo.
Y ambos salieron de la camioneta rumbo al aeropuerto.
Dentro del lugar todo estaba en aparente calma. Yoongi había logrado ingresar sin problemas de que los miembros del circuito le reconocieran. Gracias a Amox está dentro del lugar, sin la necesidad de iniciar con la masacre antes de tiempo. Debía darle el crédito.
—Tus hombres te han mentido.
—¿De qué hablas? —preguntó confundido.
—Por ahí —señaló a un costado, donde varias personas con aspecto de turistas se encontraban conversando.
—¿Qué con eso? —preguntó sin entender el punto del contrario.
—Y así eres líder del triángulo —murmuró por lo bajo, suspirando dramático cuando Yoongi le dedicó una mirada de muerte—, a ver Min. Observa con atención —pidió mientras acomodaba sus guantes—. Si fuesen simples turistas no estuviesen en esa área, la cual por si no lo has notado pertenece al edificio de la terminal, no tiene lógica —razonó—. Tampoco estuvieran comunicándose a través de los auriculares que muy estratégicamente llevan puestos.
En ese instante el pelinegro observó con profundidad lo que Amox decía. Sorprendiéndose al percatarse que tenía razón. Pero ¿Cómo fue capaz de descubrirlos en tan poco tiempo? Ni él los había notado.
—Y, por último —la voz del hombre a su lado lo sacó de sus cavilaciones, volviendo a prestar atención cuando éste señalaba su propio cuello—¿No es esa la marca del circuito? —preguntó, haciendo énfasis en el cuello para que el alfa prestara especial atención en esa parte en específico.
Y ahí estaba. Aquella maldita marca que tanta repulsión le daba.
Se trataba de una flor de loto, encerrada en un círculo, el cual se hacía quemando la piel para que ésta formara el relieve adecuado, y así encerrar el delicado dibujo en algo tosco y doloroso.
Una marca poco original y nada atractiva, usada para representar a los miembros de aquel "gran imperio" a opinión de Min.
A simple vista no se notaba la marca en su totalidad, ya que todos los sujetos iban muy bien vestidos, logrando pasar inadvertidos. Pero el relieve del círculo era evidente si se observaba con atención. Corroborando que lo que decía Amox era verdad.
—Hijos de puta.
—No todos los asesinos visten de negro sabes —comentó Amox—. Tu equipo y hasta tú mismo tienen que aprender a notar esos pequeños detalles que suelen pasar inadvertidos, pero que son los más importantes —hizo una pequeña pausa, clavando sus bicolores ojos en los oscuros de Min—. Si se confían y solo se limitan a observar con los ojos. Se joden.
Yoongi no respondió nada por tres razones.
La primera. Estaba sumamente encabronado, sentía su cuerpo temblar en ira y sus dientes a nada de romperse de tanto que los presionaba. Se le estaba haciendo sumamente difícil contener la furia de su lobo, que combinada con la propia no era una mezcla fácil de dominar.
La segunda. Estaba usando su poco autocontrol para concentrarse y buscar a los dos alfas buenos para nada de su grupo, y así asegurarse que cumplieran con su trabajo al pie de la letra. Pero no podía dar con ellos. ¡Maldición! Si quería que las cosas salieran bien, tendría que hacerlas él mismo.
La tercera. Y la que más le jodía, era que no tenía absolutamente nada para discutir, ya que quisiera o no sabía que Amox tenía razón.
—Ya es hora —murmuró ronco observando su reloj, al mismo tiempo que se anunciaba en el tablero principal que el vuelo 017 de New York acababa de arribar.
—Me encargaré de los turistas —informó Amox—. Mientras tanto, vuela la seguridad de este lugar.
No esperó respuesta y se perdió entre las personas. Yoongi por su parte decidió dar la señal, así que tomando su auricular habló fuerte y claro.
—Hazlo ahora.
—Entendido señor.
Pasaron pocos segundos para que le llegara la confirmación de Zico, dándole luz verde para actuar.
—Está hecho. Tienen media hora.
Luego de la confirmación, Yoongi no perdió más tiempo. Apresuró el paso para dirigirse al área de espera, donde ya deberían de estar Montana con su equipo.
Buscó a los alrededores a Amox y no lo encontró. También se le hizo extraño el no ver a los miembros del circuito que minutos atrás habían estado observando.
Cuanto más se aproximaba a su objetivo más fruncía el ceño y sus manos se tornaban más pálidas (si es que era posible) debido a la furia con la que eran presionadas.
Efectivamente su equipo estaba donde se había acordado y también Tony se encontraba con ellos, pero hubo un detalle que llenó de furia al pelinegro.
Tony estaba herido.
En el costado derecho se podía observar con facilidad la herida de bala que había sufrido el alfa; y aunque el moreno estaba consciente y se mantenía en pie por sí mismo, la mueca de dolor que aparecía en su rostro por momentos no pasó desapercibida para Yoongi, haciéndole saber que se la estaba pasando mal. Llenando de más furia al pelinegro si es que era posible.
Cuando ya estuvo frente a ellos, Tony se le adelantó impidiéndole hablar.
—Tranquilo hermano —habló en un perfecto coreano, intentando calmar el ambiente tenso—. Esto no es nada, solo fue un roce —restó importancia—¡Pero que bienvenida más loca! —bromeó, pero Yoongi no estaba para bromas.
—Les di una puta orden —gruñó amenazante, dirigiendo su mirada mortífera a los dos alfas, que si bien se mostraban calmados, el leve aroma a miedo que desprendían delataba sus verdaderas emociones—. Una sola, y no pudieron seguirla.
El americano observaba como su socio prácticamente condenaba a muerte a aquellos tipos y no tardó mucho en comprender lo que sucedía, haciéndolo meterse de nuevo en la discusión ya que aquellos alfas, si bien eran medio torpes no tenían la culpa de nada; y por muy hijo de puta que se considerara, no toleraría que Min en un arranque de ira matara a aquellos chicos por su causa.
—Tranquilízate Yoongi —habló serio, pero con tono apacible. El mencionado lo miró—. Ellos no tuvieron la culpa —dijo, el pálido alzó una ceja incrédulo—, fui atacado en el avión —confesó algo incómodo—. Al parecer me venían custodiando desde New York.
Yoongi apretó los dientes y por primera vez reconsideró la decisión que había tomado de ir ahí con pocos hombres. No le estaba gustando para nada todo aquel panorama.
—¿Quién? —exigió saber.
—Una mujer —arrugó la nariz pensativo—. Alta, tez morena, corte varonil. Por lo que pude captar en sus aromas, se trataba de una alfa pura.
—¿Y dónde está en estos momentos? —exasperó, dirigiéndose nuevamente a sus hombres—¿La dejaron ir? —preguntó irritado.
—Tranquilo Min —los alfas amenazados por su líder pudieron respirar tranquilos al escuchar aquella voz.
Amox se aproximó a ellos, limpiándose las manos llenas de sangre con un pañuelo desechable para posteriormente colocarse los guantes.
—Está muerta —informó, sorprendiendo a todos los presentes.
—¿Cómo sabías de ella? —preguntó desconfiado.
—Te dije que notaras los pequeños detalles —respondió obvio—¡Eres un líder pura sangre! —exclamó—usa tu olfato para algo más que oler feromonas de omegas.
—Cuida lo que salga de esa boquita —amenazó, escuchando las risas nada disimuladas de Tony—. No vaya a ser que un día de estos sin querer la llene de plomo.
El contrario levantó ambos brazos en símbolo de paz.
—Debemos largarnos cuanto antes —retomó Yoongi, escuchando los primeros disparos afuera del lugar y los gritos desesperados de las personas. Observó al americano una vez más y ambos asintieron en un acuerdo silencioso—. Llévenlo —ordenó.
No habían dado ni tres pasos cuando la energía del lugar fue nula, llenando la espesa oscuridad de los gritos aterrados de las personas que corrían de un lado a otro por sus vidas, sin entender lo que estaba pasando.
De hecho, el pálido tampoco entendía lo que sucedía, pero decidió tomar ventaja de la oscuridad; y con ambas armas en alto guio a su equipo a la salida, siendo protegidos por atrás por Amox quien ya había comenzado a disparar a los costados.
—¿Cómo puedes saber a quién le das? —preguntó el moreno de manera casual. Aquel tipo se le hacía sumamente extraño e interesante a la vez.
—Usa tus sentidos —respondió sin dejar de disparar, moviéndose con agilidad a los costados del americano. Matando a todos los que se atrevían a acercarse a ellos.
A Tony le parecía sexy.
Yoongi por su lado no había disparado aún, ya que los sujetos que lograba identificar por las luces de afuera eran rápidamente eliminados por Amox.
—¡Min! Cambio —gritó el asesino. Al alfa no le dio tiempo de procesar lo que estaba ocurriendo cuando de repente sintió como fue jalado hacia atrás con fuerza, y Amox tomaba su lugar al frente.
¿Pero qué mierda le pasaba? ¿Por qué estaba actuando como un puto aprendiz dejándole todo el trabajo a Amox?
Aclarando un poco su mente y eliminando sus dudas, decidió agudizar sus sentidos; y sujetando de manera firme sus armas se preparó para lo que sea que les esperara afuera.
Al momento de salir, fue testigo directo de la destreza, experiencia y agresividad que tenía Amox al matar. Disparaba sin dudar, mirando directamente a los ojos de sus víctimas mientras absorbía el último suspiro derrotado que emitían sus almas.
Sin fallar, sin dudar, sin temor, sin piedad.
Su lado competitivo salió a flote, así que colocándose al lado del chico decidió a empezar a disparar a los tipos que iban llegando en motocicletas derribándolos al instante, mientras su equipo se llevaba al americano, desapareciendo del lugar para mantenerlo a salvo.
Yoongi estaba eufórico, si bien era consciente del peligro al que estaban expuestos al encontrarse solos y sin refuerzos mientras los enemigos estaban al asecho, no podía dejar de disparar. Le encantaba la sensación y el aroma a muerte del lugar. Y al parecer su compañero lo sentía igual, ya que observaba un brillo lunático y juguetón en sus ojos cada vez que una bala era incrustada en una nueva víctima.
Unas cuantas balas más y ya no había nada más que matar. Habían unos cuantos civiles inocentes muertos, pero no era problema de ellos.
—Debemos irnos —avisó el pelinegro, cuando a lo lejos escucharon las sirenas de la policía y unas cuantas personas observarles con terror.
Y como no hacerlo cuando están rodeados de decenas de cadáveres y ellos sin ningún rasguño, a excepción de sus jadeos de cansancio y múltiple sudor.
Con la adrenalina corriendo descontrolada por sus cuerpos se dirigieron a la camioneta blindada que había sido destinada para ellos. Yoongi al volante y Amox en el asiento del copiloto. Sin tiempo que perder, el alfa encendió el motor y sin miramientos aceleró, pasando por encima de algunos de los cadáveres escuchando el crujir de los huesos al ser triturados por el pesado vehículo.
La escena que dejaban sería digna de encabezados en todos los noticieros por al menos una semana, llenando de pánico a los ciudadanos y de furia a sus enemigos; ya que esa noche nuevamente la victoria había sido del triángulo.
Sonrió ante ello. Así se daba la bienvenida cuando un nuevo integrante de la organización nacía. Con sangre, balas y muerte anunciando su triunfo.
—Maldita sea —la maldición de su compañero lo trajo de vuelta al mundo real, obligándolo a concentrarse.
—¿Qué ocurre?
—La policía nos persigue —respondió iracundo, moviéndose en el pequeño espacio—¿Tienes armas aquí?
—En los asientos traseros —contestó mientras observaba como cuatro vehículos los seguían a una distancia corta comenzando a dispararles.
—Con esto tengo —murmuró sombrío, sacando un AK47.
—¿Qué piensas hacer? —preguntó Yoongi mientras aceleraba.
—Mandarlos al infierno.
Amox bajó el vidrio de la ventana dándose luego vuelta. Sacó la pierna izquierda y con la derecha hizo presión en la puerta para mantenerse estable, quedando así de horcajadas en el reducido espacio. Preparó el arma y comenzó a responder el ataque.
—¡No dejes de acelerar! —gritó mientras disparaba, dando en el blanco cuando la bala atravesó el cristal del lado del conductor matándolo instantáneamente, haciéndole perder el control del vehículo.
Uno menos...
Una bala impactó en su muslo izquierdo pero el chico no se inmutó. Con más precisión tomó el arma y se dedicó a atacar a los tres vehículos restantes.
Con sus sentidos agudizados y perfecta puntería logró dar en ambas ruedas delanteras, haciendo al segundo vehículo desparramar por el asfalto.
El sonido chirriante de los neumáticos y los gritos desesperados de los policías lo tenían extasiado. Y en el momento exacto que el vehículo giraba haciéndolo chocar con los otros dos más que los venían siguiendo en perfecta colisión, fue que miró la oportunidad perfecta para deshacerse de todos con un solo tiro.
—¡Has volar esta mierda Min! —gritó eufórico—si no el infierno nos alcanzará.
Cuando sintió como Yoongi aceleraba se preparó para dar el golpe final. Acomodó el arma, fijó su objetivo y relamiéndose los labios sonrió macabro.
Los veré en el infierno...
Y disparó.
Una gran explosión estremeció todo el lugar, afectando el equilibrio que Yoongi mantenía sobre el volante.
Amox observaba sonriente el cómo los tres autos completamente calcinados quedaban atrás.
Oh... las maravillas que se pueden lograr con un tanque de combustible, el arma adecuada y buena puntería.
Cuando se aseguró que nadie más les seguía, se volvió a acomodar en su asiento observando de manera despreocupada la herida de bala que tenía, mientras dejaba el arma donde la había encontrado.
—Estás demente —aseguró Yoongi con rostro serio, pero con un tono de evidente satisfacción.
Y Amox sonrió, ya que esa palabra no definía ni el 5% de todo lo que él era.
—Lo sé.
Ambos lo sabían.
YOONGLH💀
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