💀05💀
Yoongi viajó a Seúl el día siguiente por la mañana.
Luego de una noche agitada y su larga conversación con Hoseok, el alfa debía volver para resolver un par de asuntos antes de la llegada de Tony; así que, antes de marcharse en compañía de Kila y el pelinaranja dejó un par de órdenes a sus hombres para que le mantuvieran informado sobre el estado de salud de su esposa, ya que la omega se encontraba sumamente delicada por la violenta mordida que su bestia le había dado, además de que los efectos de la droga aun no pasaban por completo imposibilitándola de viajar ese día. Y el pelinegro tenía asuntos más importantes que atender como para estar todo el tiempo al lado de la castaña.
Tomó su abrigo al igual que su arma y salió. Pensó por unos breves momentos ir a ver a Seulgi, pero luego de unos segundos descartó la idea. Si era sincero, no le importaba en lo absoluto el sufrimiento y agonía de la omega. Mientras no muriera todo estaría bien.
Estando en el auto sacó sus audífonos y se dispuso a entretenerse en el viaje, y mientras observaba por la ventanilla el débil sol de la mañana, cierto pelirrojo se adueñó de sus pensamientos.
Todavía le costaba creer el como aquel desconocido había calado tanto en su mente, despertando su curiosidad y sus más oscuros deseos con tan solo un par de coquetas miradas. Oh si... Yoongi ya lo imaginaba gimiendo bajo suyo mientras se lo follaba, hasta quedarse sin semilla que derramar, envuelto en un pecado que lo dejaría suciamente seco, porque aquel ser era un tentador fruto prohibido que pedía a gritos ser exprimido por sus colmillos.
Se recostó en su asiento mientras se envolvía por completo con el ritmo de believe haciendo mierda sus oídos. Así que cerró los ojos y decidió que sería buena idea invertir los diez minutos que restaban del viaje recordando cada parte, cada rinconcito y célula que conformaba a aquel fruto prohibido que tanto le había tentado por probar hasta envenenarse.
Ojos pequeños y coquetos, pero cubiertos con un aura sensual y misteriosa. Nariz de botón fina y estética; labios gruesos, que le incitaban a chuparlos y morderlos hasta exprimir la mayor cantidad de elixir posible. Una cintura estrecha, que Yoongi estaba seguro había sido creada a la medida para él, donde encajarían sus manos pálidas y venosas a la perfección. Un culo redondo, firme y grande, donde su polla se perdería gustosa por horas sin ganas de volver a dormir entre esos grandes glúteos de algodón. Un par de muslos gruesos, firmes y trabajados que estaba seguro tenían la fuerza suficiente para apretarse contra él alrededor de su cintura; y un par de hermosas manos, pequeñas y delicadas que sangrarían por la fuerza que ejercería cuando le arañara la espalda, producto de las violentas embestidas que su hambriento miembro le daría cuando lo tuviera a su merced, envuelto de sudor en las sábanas de su cama.
Todo lo que Yoongi deseaba en un perfecto amante, estaba concentrado a montones en aquel pelirrojo. Era la presa perfecta para calmar por fin el hambre de su bestia.
Y aunque el alfa no tuviera ni puta idea de quien era aquel chico que lo había calentado tanto en su propia boda, eso no sería un impedimento para buscarlo, porque le había fascinado todo lo que su mente había imaginado hacer en tan solo minutos.
La misma fruta que fue prohibida al estar llena del mas delicioso pecado... robada del sagrado edén, fue la encargada de hacerlo caer en el fondo de la lujuria, morbo y tentación... y no pensaba salir de ahí.
Frunció el ceño cuando recordó el haberlo buscado durante la recepción, no encontrándolo por ningún lado. No estuvo presente ni durante el banquete, ni durante el brindis. Tampoco a la hora que los invitados les felicitaron, mucho menos durante la fiesta. Lo último que vio de él antes que desapareciera, fue la sonrisa que compartieron, y Yoongi estaba algo irritado por no haber tenido la oportunidad de cruzárselo en el transcurso de la velada para quizá charlar un poco y embriagarse de la tentadora energía que emanaba el otro.
Tampoco sabía a qué lugar en la jerarquía pertenecía, aunque estaba seguro de que alfa no era. Tenía un rostro sumamente hermoso y delicado, con un cuerpo sensual, el cual le hacía descartar de manera segura que fuese un alfa.
Un beta quizá... pensó sin estar seguro, descartando la idea segundos después. Él había estado con muchos betas, y ninguno poseía la belleza y delicadeza que emanaba de manera natural aquel pelirrojo.
Omega. Rugió su lobo haciendo sonreír a su portador, ya que a pesar de no haberlo olfateado su lobo había sido capaz de hacerlo, dándole la respuesta que buscaba.
—¿Qué te tiene tan callado? —preguntó Kila observándolo a través del espejo retrovisor por varios minutos. La suave sonrisa del alfa la había descolocado por completo, haciéndola sucumbir ante su terrible curiosidad.
Yoongi la observó cambiando totalmente su semblante por uno serio y hostil. De repente a su mente vinieron los recuerdos de la noche anterior, recordando con una mueca como había perdido el control sobre su bestia asustando a la alfa y a cierta omega rubia a la cual había dejado devastada, luego de que esa misma mañana le dijera que ya no le interesaba como amante, solo segundos antes de haberse largado.
—Eso no te importa preciosa —respondió seco, antes de salir del auto para abordar y largarse de ahí.
No tenía absolutamente nada que hacer en Jejú. Había cumplido con el trato, llevando a cabo aquel ridículo circo donde él estaba en la función principal marcando a una omega inferior a él, haciendo una completa burla a su sangre y linaje. Así que, ya era hora de regresar a Seúl para encargarse de asuntos de verdadera importancia.
Debía asegurarse que Tony llegara sin problemas al país, y para ello era imprescindible los servicios de Amox.
Y más importante aún... encontrar aquel fruto prohibido que ya había reclamado como suyo.
—¿Se encuentra el señor Kim SeokJin en casa?
La joven encargada de la seguridad de la mansión Kim, la cual había recibido al castaño, no supo que responder por unos segundos; quedando algo aturdida ante el porte y la belleza del contrario. Se obligó a concentrarse en su tarea cuando observó la mirada divertida del omega que tenía ante ella, el cual por obvias razones se había percatado de la forma tan descarada y poco disimulada con la que la alfa observaba su cuerpo, estando a nada de babear totalmente embelesada.
Un sudor frío recorrió el cuerpo de la chica, cuando observó como de forma sensual y pausada el sexy omega se relamía los labios dejando un tentador camino de saliva, volviéndolos más rosas y apetecibles.
Si la lengua es un músculo, quiero que tu boca sea mi gimnasio papasito...
Sonrojándose furiosamente ante la estupidez de sus pensamientos, la joven alfa se dio una cachetada mental mientras mordía la alegre cola de su loba, obligándose a concentrarse y recobrar su carácter y compostura, para poder así responderle al precioso joven que esperaba pacientemente por una respuesta.
—S-si se encuentra señor —aclaró su garganta—¿Quién le busca? —preguntó esperanzada de poder saber el nombre de aquella delicia andante.
El castaño sonrió coqueto y revoloteando sus largas pestañas de manera sensual se acercó un poco más a la chica.
—Por favor no me digas señor que me siento viejo —rió encantador sonrojando a la alfa—¿Serías tan amable de decirle al señor Kim que un viejo amigo quiere verlo? —preguntó sobre los labios contrarios invadiendo el espacio personal de la rubia de manera descarada, a la cual no le importó en lo absoluto ya que así pudo olfatear con más libertad los aromas del omega.
Aromas... ¿Aromas?... sí... aromas deliciosos aromas... embriagadores y dulces aromas... un momento...
¡¡AROMAS!!
Abrió los ojos en demasía cuando su sensible olfato le confirmó lo que temía. Tres aromas fueron captados por su loba, llenándole de sorpresa y pánico cuando cayó en cuenta el tipo de omega que tenía frente a ella y con el cual había tratado de coquetear descaradamente.
Un omega puro líder...
Era la primera vez que veía a uno en persona y realmente no sabía cómo actuar, teniendo miedo de mover el mínimo músculo o siquiera de formular alguna palabra que pudiese ofender al castaño. No dudó en bajar la cabeza en señal de respeto, ya que su loba se lo pedía de manera insistente, al tener frente a ella a un pura sangre superior.
El omega sonrió complacido ante la muestra de respeto de la joven, alimentando su orgullo y ocasionando que el imponente omega que albergaba su interior alzara su cabeza, orgulloso y arrogante por la pureza de sangre que corría por sus venas.
—Deja de intimidar a mi personal Park.
El mencionado resopló divertido al reconocer aquella voz cargada de reproche. Se alejó lentamente de la pequeña alfa petrificada y sonrió suave al ver a su amigo caminar hacia él con el ceño fruncido y las manos a cada lado de la cintura.
—No he hecho tal cosa —respondió con inocencia, haciendo rodar los ojos al mayor.
—Te conozco diablillo —dijo obvio—. Y sé que te gusta jugar con la cabeza e inocencia de las personas, así que deja a mi personal tranquilo por favor.
—¡Pero si solo pregunté por ti! —chilló ofendido—, eso me gano por querer visitarte —refunfuñó.
—Y supongo que para hacerlo tenías que invadir el espacio personal de la pervertida —comentó burlón—. Solo mira como la dejaste —apuntó a la chica la cual se encontraba en un profundo trance, completamente sonrojada y con la vista fija en los glúteos del omega.
Jimin rodó los ojos aburrido. Su amigo siempre le quitaba lo divertido a las situaciones.
—Bueno ¿Me invitarás a pasar o qué? —preguntó mientras jugaba distraídamente con sus cabellos —hace meses que no te veo, y cuando vengo a verte lo que recibo es tu drama.
SeokJin le miró ofendido y estaba dispuesto a iniciar una pequeña discusión con aquel omega malcriado y respondón, pero decidió calmarse ya que no le convenía tener emociones fuertes en su estado; además que su menor tenía razón, aunque no quisiera admitirlo. Tenían meses de no verse, y realmente había extrañado al chico.
—Podemos pasar al jardín a tomar el té mientras charlamos —propuso el mayor, sonriéndole encantadoramente.
—Tus cambios de humor son escalofriantes —murmuró el menor, viéndole con rareza—. Pero me parece bien —concedió, regalándole un guiño coqueto a la alfa que estaba completamente ruborizada y haciendo bufar a Jin en resignación, ya que su amigo era un completo descarado y al parecer los meses fuertes de escándalo y el luto por el que estaba pasando no lo hicieron recapacitar.
Caminaron en silencio por un largo pasillo cubierto de madera que llevaba al amplio jardín. El cual, estaba compuesto únicamente de bellas rosas blancas, símbolo del recuerdo de la madre del omega mayor. En el centro del gran jardín blanco les esperaba una mesa compuesta en su totalidad de hierro, con una base de cristal y dos pequeñas sillas (ambas de color negro) en las cuales se llevarían horas de charla, mientras tomaban el té y hablaban acerca de sus vidas. También era una perfecta oportunidad que el más alto aprovecharía para indagar un poco más en la vida de su polémico amigo, como todo buen curioso haría.
Cuando llegaron ambos se sentaron y se sirvieron de un delicioso té de frutos rojos (el favorito del menor) y para acompañar panecillos de canela.
—¿Cómo lo estás llevando? —preguntó sin filtro el mayor, luego de un par de minutos de silencio.
Jimin dio un sorbo, degustando del delicioso té antes de iniciar con la conversación que sabía el mayor quería tener. Su mente pensando de manera detallada y cuidadosa las palabras exactas que saldrían de su boca.
—He estado bien —respondió al cabo de unos segundos—. Los primeros días fueron los más difíciles por el asunto de la herencia y eso, además que ocultar la información a los medios no es tarea sencilla. Pero han pasado un par de meses, y te puedo decir con seguridad que estoy bien —sonrió—. He sobrevivido.
—Estuve preocupado por ti pequeño —admitió el mayor—. Quise acompañarte durante todo el proceso, pero el idiota de mi esposo me tiene encerrado aquí sin probabilidades de salir —expresó con rencor.
—No lo soportas ¿Cierto? —indagó, sabiendo bien la respuesta—no puedes superar que tu padre te haya casado con él y te quitara tu libertad —calló por unos segundos observando cautelosamente al contrario—. A veces pienso que incluso le odias.
—Lo odio —admitió Jin—. Es un hijo de puta que cada noche tiene el aroma de una omega diferente y aún así se mete en mi cama cuando se le da la gana apestándola —arrugó la nariz con asco—. Es un idiota que no me valora y que no me deja salir por su estúpido orgullo y desconfianza, con esos primitivos principios de alfa machista, siempre queriendo tener el control sobre mí —hizo una pausa para tranquilizarse un poco y dar un suave sorbo a su humeante té—. Lo único bueno que me ha dado es este cachorrito que crece en mi vientre —dijo con cariño, acariciando su pequeña pancita de 11 semanas.
—Un cachorro... eres afortunado Hyung, estoy seguro que ese pequeño será tu pequeña luz —comentó el menor mirando hacia la nada, totalmente perdido en sus pensamientos.
Un silencio incómodo se instauró entre ambos omegas, y Jin se sintió culpable por tocar aquella fibra sensible.
—Lo siento —se disculpó, sorprendiendo al castaño—. No debí mencionar ese tema.
Jimin le restó importancia al asunto con un movimiento de manos, dejando de lado los pensamientos de un oscuro y doloroso pasado que por breves momentos lo habían atacado.
—No te preocupes Jin Hyung, estoy bien —sonrió—. Mejor cuéntame los últimos chismes que han ocurrido en mi ausencia. Con todos los problemas que he tenído que solucionar no me he puesto al día —ambos rieron.
El omega mayor se limpió la comisura de los labios con una pequeña servilleta antes de responder.
—Realmente no ha ocurrido nada de relevancia, y lo que ocurrió ya lo sabes porque estuviste en primera fila para presenciarlo ¿O me equivoco?
El castaño rió sonoramente, recordando a la perfección el raro pero excitante momento que vivió el día anterior.
—La boda Min-Kang —dijo, el mayor asintió.
—Exactamente... fue el evento del año. Se dice por ahí que el presidente retrasó una cena con el CNA solo para darle gusto a su querida hija de no posponer por más tiempo la boda con el alfa bueno para nada de Min ¿Te imaginas? —dramatizó, divirtiendo al contrario por los gestos raros y su rápido hablar—. El pobre anciano se pasó por las bolas arrugadas asuntos de suma importancia del país, solo para cumplir los caprichos de su hijita y hacer el ridículo con ella.
—Tu lenguaje —reprendió el menor, evitando reír—. Pero debemos admitir que la ceremonia fue preciosa Hyung, y los novios se veían muy enamorados.
Ambos guardaron silencio, observándose detenidamente a los ojos para segundos después estallar en verdaderas carcajadas, haciéndoles sujetarse del abdomen debido a las estridentes risas que no paraban, estando completamente divertidos con la situación.
—Kang Seulgi o mejor dicho Min Seulgi —mencionó haciendo comillas con sus dedos—, no sabe con quién se ha casado —sentenció convencido.
Y con una sonrisa burlesca en su delicado rostro, Jimin estuvo completamente de acuerdo con su mayor.
Ambos alfas se encontraban en la mansión del menor. Más concretamente en el despacho, discutiendo los últimos detalles acerca de la llegada de Tony. Habían recibido amenazas directas del circuito, y no podían darse el lujo de permitir errores o que algo le ocurriera al nuevo miembro del triángulo, ya que éste era una pieza fundamental para que la organización tuviera bajo su dominio a EEUU.
—Hace dos horas gracias a la clave que Taehyung nos brindó pudimos contactar nuevamente a Amox —informó NamJoon a su líder—. Al inicio nos dio negativas, alegando que sus servicios se basan meramente en asesinatos y no en misiones de rescate.
El pelinegro que estaba sentado en uno de los grandes sillones del salón alzó ambas cejas curioso, mientras jugaba distraídamente con uno de los adornos de la pequeña mesa de centro.
—¿En verdad dijo eso? —preguntó divertido.
El menor asintió, rodando los ojos al recordar el momento tan molesto que tuvo que pasar con aquel tipo tan arrogante. Realmente no le veía lo especial al sujeto, ni entendía el empeño que Min tenia para integrarlo en la operación, pero no objetaría nada. Después de todo, Yoongi era el jefe ahí.
—Dile a tu jefecito que no trabajo de niñera. Hay muchos guardaespaldas en la ciudad que pueden contratar y me imagino que ustedes como una organización "poderosa" cuentan con los hombres capacitados para hacerlo. Es más, no veo el por qué contratar mis servicios para una tarea tan simple como esa; así que no hay un motivo verdadero o de peso que llame mi atención —citó las palabras exactas que Amox le había dicho tan solo momentos atrás.
—Tiene pelotas —comentó el mayor aparentemente tranquilo, mientras acariciaba con delicadeza su preciosa Browning GP-35–¿Cómo lo convenciste?
—Utilizando el método que no ha fallado en los últimos años. Doblando la cantidad.
El pelinegro asintió pausadamente pensando sus opciones, mientras sus finos labios eran ahora los encargados de brindarle caricias a la rugosa textura de su arma.
—Lo había olvidado. Tengo algo que te gustará —comentó el moreno, obteniendo la atención de Min.
—¿Qué es esto? —preguntó extrañado observando el sobre amarillo que NamJoon le había dado.
—El millón de dólares invertidos —respondió. El pálido le dio una mirada de confusión—. Es el trabajo que realizó Amox la noche de la masacre en Ignis, ya que no entraste a corroborar por ti mismo me tomé la libertad de fotografiarlo para que no perdieras detalle —explicó con suficiencia.
—El idiota de Sam estaba muerto, y con él todas sus putas —dijo arrogante—. No me interesaba perder mi tiempo viendo el trágico final de ese hijo de perra.
—Lo sé, y créeme que no me hubiera tomado la molestia de tomar tantas fotografías. Pero la forma de trabajar de ese tipo es... —hizo una pausa sobando su mentón pensativo—verdaderamente interesante —completó, Yoongi alzó una ceja incrédulo—. Míralas y júzgalas por ti mismo.
Guardando su arma dentro de su abrigo negro, el mayor abrió aquel extraño sobre, rasgándolo sin ningún tipo de contemplaciones, sacando su contenido casi de manera desesperada. Se mantuvo unos segundos en silencio con rostro inexpresivo mientras observaba foto tras foto, hasta que sin previo aviso rompió a reír a carcajadas potentes y puras, haciéndole ver como un completo lunático a ojos del contrario que le observaba con rareza y recelo.
—¿En verdad ha hecho todo esto? —preguntó eufórico y con sus pupilas dilatadas de mera excitación. El moreno asintió—no me lo puedo creer —silbó entre risas—¡esto es lo más hermoso que he visto! —exclamó extasiado observando aquellas fotos.
En ellas se observaban diferentes escenarios en el gran club, uno más sangriento que el otro. Ignis se había manchado de la sangre de todos aquellos que tenían los cuerpos perforados de plomo. Yoongi observó sorprendido como todos tenían una bala justo en medio de ambas cejas ¡vaya puntería que se carga ese tipo! También había un par de fotografías de la azotea del lugar, donde el alfa observó burlón todos los cuerpos desmembrados y decapitados de todos aquellos perros. Toda la masacre perpetrada por Amox yacía en esas fotos, y Yoongi había encontrado su favorita, haciendo a su imponente lobo alzarse arrogante y orgulloso ante la caída de su enemigo.
—Esta es mi favorita —comentó feliz, alzando la fotografía para presumirla ante NamJoon.
En aquel pedazo de papel se podía observar perfectamente el cuerpo del americano desnudo, sin vida, con una enorme herida que nacía en el cuello y moría en el ombligo; pero de la cual no se podía apreciar nada más, ya que estaba completamente cubierta de rosas negras haciendo un hermoso contraste con el negro de las sábanas de la gran cama. La blancura de la piel muerta y el potente carmín de la sangre, la cual se escurría gota por gota agonizante como cera derretida justo debajo de las rosas, haciendo la ilusión que el espeso líquido era nacido de ellas, creando a una imagen digna de enmarcar y presumirla como trofeo en el despacho de su mansión.
—Lo sé —respondió Kim con gesto aburrido.
Sin nada más que agregar Yoongi guardó aquella fotografía (que en serio iba a enmarcar) y se dispuso a marcharse.
—¿Te vas? —preguntó NamJoon sorprendido, ya que cuando el pelinegro lo visitaba solía quedarse por más tiempo, el cual en su mayoría lo invertía irritando a su omega.
—Sí. Quedé de verme con Hoseok, necesito que averigüe algo por mí y no debe tardar —respondió encaminándose hacia la puerta.
—Te acompaño a la salida.
Min Yoongi no podía creer la suerte que tenía. Frente a él estaba aquel omega; dueño y creador de sus nuevos demonios, con unos shorts blancos por arriba de las rodillas, dejando a la vista aquellas espectaculares piernas, delicadas y perfectas. Una camisa de seda mangas largas, con un lazo adornando el delicado cuello de un elegante azul rey, y unos mocasines de terciopelo negro con detalles en dorado, realzando la delicadeza de aquellos pequeños pies, siendo todo ese conjunto de detalles el nuevo deleite del alfa.
Cuando había salido de la oficina del menor en compañía del mismo para poder retirarse de la residencia, unas risas provenientes del jardín le habían llamado la atención sin poder evitarlo.
—¿Tu omega tiene visita? —le había preguntado a un extrañado NamJoon, cuando había reconocido la peculiar risa del esposo de éste.
Sin embargo, había otra risa, una más suave y calmada que era totalmente desconocida para él y al parecer la fuente de su curiosidad.
Dulce... delicada... traviesa... con un toque de coquetería... inevitablemente se sintió atraído por ella y fue así como había dejado que su curiosidad tomara el control al poder percibir el tenue dulzor de la exquisitez de aromas danzando en el aire en un baile sensual y peligrosa invitación.
—Min espera...
La voz del alfa había quedado atrás al igual que él, cuando Yoongi había desviado su ruta, dirigiéndose ahora al amplio jardín donde el delicioso dulzor aumentaba a medida que sus pasos lo hacían. Caminó y caminó más rápido, y a medida que lo hacía las voces y risas eran más claras y audibles, llenándole de ansiedad por llegar y descubrir quién era aquel extraño ser que le había llamado. Teniendo una leve sospecha que no había hecho más que llenarle de ansias.
¿Eres tú acaso? Su mente albergaba el recuerdo de aquel pelirrojo mientras contemplaba las opciones de que fuese la misma persona, aun sin saber el por qué de su insistencia por encontrarlo... no era alguien indispensable, mucho menos importante entonces ¿Por qué se aferraba a encontrarlo? ¿Por qué se había vuelto tan adictivo aquel juego que sus miradas iniciaron? Más importante aún ¿Por qué no quería parar?
Ridículo bufó. Últimamente cualquier omega le atraía. Primero el omega que miró en el bar, que, aunque habían sido por breves minutos le había parecido encantador y sensual. Luego estaba el candente pelirrojo que había visto el día de su boda; y ahora otro desconocido, que para poner más rara la situación no le había visto tan solo escuchado, logrando olfatear un poco el leve dulzor de sus aromas.
Había llegado a la conclusión de que quizá el que se haya casado y haber perdido (de alguna manera) su libertad le jodía a tal punto de querer follar con cualquiera que se le cruzara. Luego sonrió socarrón recordando que así era él desde el inicio.
Paró en seco cuando por fin había llegado al camino de piedra que atravesaba aquel jardín blanco, con su mirada lo recorrió en busca de las voces no tardando en encontrarlas y llevándolo al punto de partida.
Vaya sorpresa y encantadora coincidencia.
A unos cinco metros de distancia estaba el omega dueño de sus mórbidos deseos y oscuros pensamientos, riendo animadamente con el escandaloso omega de Kim. Aunque ya no era pelirrojo sino castaño, Yoongi lo reconoció con facilidad. Aunque solo lo haya visto una vez, era imposible no reconocer aquel delicioso cuerpo y encantador rostro de ángel con esencia de demonio.
Su tentación... aquella delicia oscura y retadora estaba ahí... dándose a desear como un mortal fruto prohibido... donde la esencia pura del éxtasis emergía en gruesas gotas de placer y perdición.
Malvavisco... miel... caramelo. La divinidad de sus aromas atacaron el sensible olfato de Min, haciendo despertar a la enorme bestia que albergaba en su interior, con sed de probar cada partícula y cada feromona formada de aquella droga.
Era un purasangre. Uno de su misma raza pura, superior y dominante, haciendo aullar al lobo en reconocimiento de una pareja acorde a su estatus imponiéndose y reclamando a aquel omega como suyo.
Sus ojos cambiaron a un potente carmín con pequeñas partículas naranjas, anunciando lo que su cuerpo y mente sabían y de lo cual ya no había marcha atrás, ya que cuando lobo y humano tomaban una decisión no había poder humano en detenerlos o hacerlos cambiar.
Porque había encontrado su fruto del pecado... y tanto lobo como humano estaban ansiosos por sucumbir ante él.
Con una sonrisa depredadora, postura erguida y carácter decidido caminó los pocos metros que le separaban de aquel ser.
—Es un placer verte de nuevo SeokJin —habló cuando estuvo de pie ante ellos, observando como ambos omegas le miraban. Uno con curiosidad y el otro con burla.
—Vaya, vaya... —murmuró el mayor con gesto burlón—¡Que sorpresa! Querido Min, debo decir que estoy gratamente sorprendido de que te hayas tomado el tiempo de venir a saludarme —comentó mientras le observaba inquisitivo, para luego mirar al castaño a su lado—¿A qué se debe tu grata presencia y agradable cortesía?
—Soy un caballero —respondió altivo—. Y es de caballeros saludar al omega anfitrión, más aún cuando es dueño de tal belleza —halagó con una sonrisa encantadora.
A SeokJin se le olvidó el descaro del alfa y lo mal que le caía, dejando cualquier comentario venenoso que su lengua estuviese preparando. Le sonrió ampliamente, encantado con los elogios.
—Querido –habló sonriente, dirigiéndose esta vez al menor—. Te presento a...
—Min Yoongi —completó el castaño dejando emerger la sedosidad y delicadeza de su voz, mientras observaba al mencionado con timidez.
El alfa alzó una ceja interrogante y curioso.
—Me temo que me encuentro en desventaja —comentó con voz grave, observando con intensidad al hermoso omega—. Sabes mi nombre, pero yo no sé el tuyo —ladeó la cabeza mientras mordía su labio inferior con sensualidad—¿Crees que eso es justo? —preguntó confidente.
El menor le sonrió. La primera sonrisa tentadora y sensual, disfrazada de la dulce inocencia, pero llena de encanto oscuro y adictivo de los cuales el alfa disfrutaba.
—Park —murmuró seductor—. Park Jimin, señor Min —extendió su delicada mano hacia el pelinegro—, es un placer conocerlo.
Yoongi tomó aquella mano considerablemente más pequeña entre la suya, y sin dejar de observar aquel par de ojos hipnóticos la llevó a sus finos labios dando un pequeño beso en el delicado dorso, quedándose más tiempo del necesario ahí, olfateando aquellos aromas tan adictivos y deliciosos para el disfrute de su lobo y propio.
—El placer es todo mío joven Park —susurró bajo, rozando con sus labios la delicadeza de la piel ajena, y con sus oscuros ojos desnudando los avellanados contrarios.
Un carraspeo los hizo salir de su pequeña burbuja haciéndoles soltarse de las manos, ambos observando al omega mayor, el cual a su vez los veía con una ceja alzada.
—¿Dónde dejaste al inútil de mi esposo Min?
—Ni idea —se encogió de hombros.
Por el rabillo del ojo notó movimientos a su derecha, dándose cuenta que el sexy castaño se ponía de pie, listo para irse.
—Ha sido un placer verte de nuevo Jin Hyung —dijo el menor con tono cariñoso, haciendo sonreír en grande al mencionado—. Pero debo irme.
—No te preocupes Minie, estaremos en contacto —respondió feliz de tener de vuelta a su amigo.
Jimin asintió sonriente, para luego mirar a aquel alfa que no le despegaba la vista poniéndole nervioso.
—Ha sido un honor conocerle señor Min —comentó con su voz melodiosa.
—Te llevaré a tu casa —decidió el alfa sin pensar. Sus ojos fijos en el pequeño omega, sintiéndose incapaz de dejarlo ir.
El castaño sonrió amable. Pero bajo ningún motivo saldría con aquel alfa, eso sería imprudente y peligroso de su parte.
—Agradezco su amabilidad, pero no será necesario —respondió—. Mi auto está afuera.
—Entonces te acompañaré a la puerta —propuso el pelinegro, aún sin comprender el por qué insistía tanto.
—Conozco la salida señor Min —respondió serio. Sin embargo, Yoongi pudo notar la diversión palpable en la avellana de sus ojos.
Al no tener más excusas para permanecer al lado del omega, al alfa no le quedó más opción que asentir de forma tensa, aun inconforme por no conseguir lo que quería.
—Señores —hizo una leve inclinación ante ambos mayores—. Me retiro.
Yoongi le observó marcharse, el movimiento elegante y sensual de sus caderas al danzar en sincronía con su caminar lo tenían dopado; observando con descaro como aquel voluminoso trasero se balanceaba con gracia digna de un omega de su clase.
—Sé lo que piensas Min —la voz de Jin lo sacó de sus morbosos pensamientos, haciendo que lo volteara a ver con un pudor que no sentía.
—¿Es así? —interrogó arrogante—¿Y qué pienso?
—Quieres engatusar a Jimin y meterlo en tu cama —el alfa guardó silencio, ya que Jin tenía razón—. Estas recién casado y puedo asegurar que con un lazo recién formado —continuó el omega—. No te conviene pensar con la polla en estos momentos tan cruciales —advirtió.
—Sé lo que me conviene y lo que no —soltó tenso—. Y nadie, absolutamente nadie me va a impedir que lo vuelva a ver.
SeokJin se encogió de hombros despreocupado. La verdad no le interesaba lo que hiciera Min, solo pensó que sería apropiado advertirle porque Jimin hasta cierto punto es... especial.
—Es tu problema —murmuró tranquilo—. Pero, aún así, es peligroso que tus ojos se posen justamente en él.
Yoongi sonrió con la adrenalina al cien, sintiendo a su lobo más activo que nunca y estando ambos en perfecta sincronización y acuerdo.
—Ya es demasiado tarde —objetó—. Mis ojos están en ese omega y no descansaré hasta hacerlo mío, así que si yo fuera tú sería un buen amigo y le diría que esté preparado.
—¿Y por qué haría eso? —interrogó el omega, divertido con el comentario.
—Eres su amigo. Debes advertirle.
Jin se mostró confundido por unos instantes. Las extrañas palabras del alfa invadiendo su mente sin respuesta o conclusión clara.
—¿Advertirle? ¿Qué debo advertirle? —preguntó confundido.
—Que la bestia lo quiere para él —sonrió en grande, para luego borrar la sonrisa luciendo aterrador—. Y que por más que intente huir... —hizo una pausa, oscureciendo por completo el semblante.
—¿Por más que intente huir? —repitió Jin instándolo a continuar, aunque temeroso por la amenaza palpable en el alfa.
Yoongi sonrió sádico.
—Jamás podrá escapar de mí.
YOONGLH💀
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top