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Min Yoongi, a sus cortos veintiocho años de edad ya era considerado uno de los hombres más poderosos y millonarios de todo el continente asiático. Las pocas personas que logran desafiarlo, no viven para contarlo, y si lo hacen es por voluntad del propio Min.
Es un alfa temible, malvado y sanguinario. La compasión no está en su diccionario, con una mente fría y un corazón cerrado a los buenos sentimientos, ha logrado construir su propio imperio. Colocándose en la cima como el amo de todo. Disfruta del poder y el miedo que infringe en sus víctimas y subyugados.
A pesar de ser un hombre de negocios y personalidad sombría, hay días en los cuales su humor está lo suficientemente alterado como para darse el lujo de una escapada de toda la mierda que lo rodea. Y fue eso mismo lo que lo llevó al club más exclusivo de la ciudad, el cual le pertenece, junto a otros más distribuidos por todo el país.
Sin embargo, Ignis es su favorito, y por muchas razones.
Fue el primer club que dio a conocer, y su mayor fuente de ingresos, por la prostitución de omegas y venta de los mismos. Además de ser una gran fuente de lavado de dinero, en la sección donde se encuentra el casino, dejando grandes sumas cada noche. Con su decoración elegante y llamativa Ignis se ha dado a conocer, ganándose su lugar como uno de los mejores clubes de la ciudad, además de que cuenta con otras áreas que lo hacen el favorito de Min.
El primer piso del club, cuenta con una amplia pista de baile y mesas ubicadas estratégicamente por toda la pieza. Dos barras grandes, con diferentes tipos de bebidas exóticas según el gusto del cliente. Hermosos candelabros, con luces verdes, adornan el techo, dando un aspecto elegante. Y luces neón, en rojo y verde, dan un contraste sublime con el mármol oscuro del piso.
Segundo piso es la sección VIP. Donde los clientes que pagan por ella gozan de privacidad y pueden pedir los servicios de los omegas que trabajan ahí, dispuestos a todo por un par de caricias y billetes.
Tercer piso el casino. Con grandes mesas de madera oscura y cuadros de arte moderno, grandes lámparas dando luminosidad por todo el lugar. Sillones de cuero negro, con mesas de mármol esparcidos por los extremos de todo el salón, y en la esquina al lado izquierdo, una tarima para los shows realizados.
Cuarto piso. Es donde se encuentran las habitaciones para los que deseen tener una noche de sexo, o hacer negocios de forma amistosa contando con doce habitaciones, con diferentes temáticas según las excentricidades del cliente.
Pero el quinto piso es el favorito de Min. Es ahí donde se encuentra la nueva mercancía. Omegas jóvenes, vírgenes y recién presentados que son secuestrados por sus hombres. Arrebatados de la comodidad y el calor del hogar para caer en las manos del alfa y vivir una pesadilla. Es ahí donde Yoongi verifica los nuevos omegas y los clasifica, para posteriormente decidir los que estarán a la venta, y los que trabajarán en el bar y en su cama.
A costa de sangre, miedo y balas ha forjado su camino. Su poder es inquebrantable y su palabra es escuchada y acatada sin rechistar. Sus enemigos han caído a sus pies, doblegados ante su poder. Con dos grandes alianzas en Corea, es prácticamente intocable, sin contar con las alianzas que tiene alrededor del mundo. Forjando con furia, balas y sangre el tan temido triángulo.
Su maldad y ambición no tienen límites.
Solo le falta una cosa para ser el amo y señor del país. Y es conquistar la presidencia misma. No fue fácil lograrlo, y realmente no estaba en sus planes hacerlo, ya que no lo consideraba necesario. Pero es mejor tener todo cubierto, para no dar paso a un error que quizá le pueda costar caro.
Así que por eso decidió hacer una vez más una alianza. Reuniéndose con el presidente de Corea, el señor Kang SooJong, un alfa de unos cincuenta y tantos, que sabiendo lo que le convenía aceptó el trato con Min, ofreciéndole el poder bajo su nombre además de la protección política y seguridad; silencio en sus negocios turbios, prometiendo que no tendría problemas con las autoridades cada que Min hiciera de las suyas. Básicamente era intocable, y aunque todo le parecía perfecto a Yoongi, lo que le pidió el viejo alfa a cambio lo hizo dudar por unos segundos.
Matrimonio.
Para que el trato entre ellos se llevara a cabo, Min Yoongi debía contraer matrimonio con la hija del presidente, la preciosa omega Kang Seulgi, de veintiséis años. Yoongi la conocía de hace un tiempo, y le parecía una joven hermosa pero no de su gusto. Demasiado insípida y muy sumisa para él. Aunque eso no importaba, ya que no planeaba quedarse con ella, a decir verdad.
Sin embargo, aceptó los términos y se casaría con la omega. Y cuando sellaran por completo la alianza con la marca de apareamiento en el cuello de la joven, él sería invencible. Después de todo Seulgi no era nada más que un pequeño escalón que usaría para ubicarse en la cima. La pieza de ajedrez faltante para su perfecta jugada.
Es por eso mismo, que se encontraba esa noche en Ignis disfrutando su última noche de soltero, ya que al siguiente día por la tarde contraería matrimonio con su amada prometida.
La oscuridad en la habitación le llenaba de calma, eso y el cigarrillo en sus dedos a medio terminar. Sentado en un sillón de cuero marrón oscuro, el alfa observaba atento por la ventana el movimiento de los autos por la autopista. Miró la hora en su móvil y suspiró, 23:10 pm marcaba. Si sus cálculos no fallaban, en veinte minutos irían a buscarlo.
Con eso en mente, se dirigió al baño de la habitación, sin voltear a ver ni una sola vez a los seis omegas desnudos y completamente dormidos en la inmensa cama.
Con el agua corriendo por su cuerpo, lavando los fluidos de la ardua sesión de sexo que tuvo momentos antes, se dispuso a recordar el momento.
Había pedido tres omegas mujeres y tres varones. Entre los dieciocho y veintiún años de edad. Uno de los omegas se encontraba virgen, por lo que no puede negar que lo disfrutó a su antojo. Por lo general lo pasó bien, si no fuera porque dos de las omegas estaban en pleno celo, y aunque Yoongi disfrutó y supo aprovechar la vulnerabilidad y apetito sexual de las omegas, también se irritó en demasía, ya que las mismas estaban sedientas de mimos, y más concentradas en su propio placer, que en complacer al alfa. Pidiendo caricias y palabras de amor.
¡Vaya mierda!
Él no tenía ni el ánimo, ni el interés de hacerlas sentir bien. Eso definitivamente le cabreó y no obtuvo el disfrute que buscaba.
Ya duchado salió del cuarto de baño en busca de sus prendas. Se vistió a tiempo del llamado de la puerta, tomando su billetera y móvil, caminó a través de la habitación y al abrirla le esperaba una hermosa mujer, con cabello rubio y corto, de ojos miel. Vestida con una fina lencería negra, resaltando sus preciosas curvas y largas piernas, las cuales eran estilizadas por los altos tacones de punta fina que llevaba.
La omega con un suave aroma de leche de almendras observó al alfa recién bañado, y luego olfateó el fuerte aroma a sexo que desprendía la habitación, llenándola de curiosidad y quizá solo quizá un poco de celos.
—¿Agradable velada? —preguntó con su sedosa voz.
Yoongi gruñó ya en camino a su oficina, ubicada en el quinto piso.
—Del asco —respondió—. Más te vale que a la próxima seas un poco más inteligente y evites mandarme omegas en celo. Sabes perfectamente que los detesto.
Choa arqueó ambas cejas sorprendida, ante el tono tan agresivo del alfa.
—Lo siento mucho, no volverá a pasar. Yo misma me encargaré de ello —se disculpó—. Es más... me incluiré en complacerte —añadió coqueta.
Yoongi detuvo su caminata y le observó con sorna, totalmente divertido y acostumbrado al descaro de la mujer.
—Si te quisiera en mi cama, no necesitaría tu permiso, solo te llamaría. Además —agregó, tomando por el mentón a la omega y acercando su rostro a escasos centímetros del contrario—. Tú ya me diste todo lo que tenías que dar cariño, así que no te hagas ilusiones baratas –la soltó y siguió su camino, sin voltear a verle—¿Ya están todos reunidos?
La rubia acarició su delicado mentón y limpió una lagrima rebelde antes de responder.
—Sí señor. Solo esperan tu llegada para iniciar la reunión.
Yoongi rió divertido. Cuando la omega le llamaba por señor era señal que estaba dolida y molesta. Y eso para Min no hacía más que divertirle. No respondió y solo siguió su camino en silencio, hasta la oficina donde le estaban esperando.
—Vete a trabajar —ordenó ya en la puerta de la oficina—. Si te necesito te llamaré —y sin más ingresó. Sin esperar respuesta de la omega, y cerrándole la puerta en la cara.
—Pero si es el gran Min Yoongi, dime... ¿Disfrutando de tu última noche de soltero? —interrogó divertido Siwon. Un alfa puro con aroma a vodka y limón, fuerte y manipulador. Jefe de la mafia Xolot, y uno de los aliados de Yoongi en Corea.
—Déjate de ridiculeces y empecemos con esto —gruñó Yoongi, mientras tomaba asiento en la cabeza de la mesa donde estaban todos reunidos.
Era una reunión importante. Donde los tres jefes de las mafias aliadas, con sus subordinados más cercanos y de confianza se reunían cada mes, para verificar los envíos de mercancía a otros países, así como la compra de armas, pérdidas o ganancias dentro del negocio. También se discutían los próximos planes, ya sean nuevas inversiones, alianzas o en ese caso en especial... un asesinato.
—Reportes Namjoon.
El mencionado sacó un portafolios, y comenzó su informe.
—El envío de cocaína hacia Francia, Italia, y Norte América fue un éxito. El día de ayer por la madrugada a las 02:35 am aproximadamente en el puerto de Busan, recibimos el cargamento de armas desde Rusia, que se solicitaron la semana pasada. El número acordado, por la cifra acordada. Oh... también el envío de doscientos setenta y ocho omegas hacia Japón fue realizado hace un par de horas sin ningún problema.
Yoongi sobaba su mentón pensativo, mientras un joven omega le servía una copa de chardonnay.
—¿Qué hay se Sam Tomson?
El silencio reinó en los presentes.
—Hoy lo mataremos —respondió al fin uno de los integrantes de la reunión.
Min soltó una risa seca y burlesca, incrédulo de la estupidez de algunos.
—¡No me digas! –exclamó, sin una pisca de gracia —¿Y quién lo hará? —preguntó, observando a cada uno en la mesa y al no obtener respuesta, volvió a observar al joven alfa despectivamente —¿Tú?
GeunSuk tragó en seco ante la mirada penetrante y oscura que estaba recibiendo por parte del imponente alfa.
—Si me dan el armamento y los hombres necesarios lo haré —respondió sin dudar.
—Esto es ridículo —gruñó una alfa pura y líder de la otra mafia aliada de Min—¿No crees que si fuera así de fácil ya lo hubiéramos hecho chiquillo? Las cosas no son así de sencillas, debemos recordar que Sam es parte de nosotros y representante de la alianza con Estados Unidos. Si no tenemos cuidado y logran sospechar, la alianza se va por la mierda y nosotros querido amigo, nos jodemos.
—Tranquila Hwasa, tranquila. En primer lugar ¿Por qué debemos matar al hombre? —preguntó Siwon, totalmente curioso.
—Porque ya no nos es útil. Ese hijo de perra nos ha jodido muchas negociaciones por su lengua lisa y larga, y tú sabes que en este mundo un error, por pequeño que sea se paga con sangre —respondió con fiereza la alfa.
—Pero el hombre es respaldado por Estados Unidos, y ellos creen que por nosotros también. Así que no veo como deshacernos de él sin que sospechen. Ya que sus enemigos deberían ser los nuestros.
—Lo sé imbécil —respondió la alfa mortalmente tranquila—. Es por eso que nuestro querido Taehyung aquí presente tiene un plan —todos en la mesa voltearon a ver al rubio, quien junto a los demás subordinados había estado atento y en silencio oyendo a los líderes.
El nombrado sonrió con malicia y complicidad, despertando la curiosidad en todos los presentes.
—El asesino Amox —y solo se necesitó de ello, para que todos en la mesa tuvieran la solución.
O casi todos...
—¿Amox? —preguntó Siwon incrédulo—¿Estamos hablando del asesino a sueldo más peligroso de Corea y quizá del mundo? Porque déjame decirte que es una completa locura. Se trata de un demonio sanguinario, loco y misterioso que nadie ha visto —dijo el alfa, para nada asustado claro que no.
Taehyung no se inmutó ante el extraño comportamiento de uno de los socios de su líder.
—El mismo —respondió con simpleza.
—No podemos —negó Siwon, al ver que no era una broma—. Es un hombre muy peligroso, y no es de confiar.
—¿Asustado Siwon? —preguntó Hwasa divertida—. A mí me parece una gran idea. He investigado varios de sus trabajos y es increíble la forma en la que lo hace —observó a Siwon—. Solo, conciso y limpio —enumeró con sus delicados dedos—. Además... —agregó, observando ahora a Yoongi—, nunca ha fallado.
Yoongi, quien tenía buen tiempo en silencio analizó la idea, y en si no estaba tan mal el plan. No tenía nada que perder y mucho que ganar, ya que tenían varios meses queriéndose deshacer del alfa, y si no se lograba el cometido, al menos ellos saldrían librados.
—¿Cómo lo contactamos? —interrogó ya con la decisión tomada—¿Será posible hacerlo esta noche?
Taehyung sonrió hacia su jefe, estando completamente confiado y emocionado por lo que pasaría.
—Yo lo puedo contactar ahora mismo si me lo permite, para que se ponga de acuerdo con él.
—¿Lo conoces? —interrogó Yoongi a su subordinado, curioso y quizá un poco sorprendido.
El alfa menor se rascó la nuca en gesto nervioso.
—Tenemos historia —optó por decir.
—Bien. Hazlo. —pidió Siwon, completamente animado.
¿Quién lo entendía?
Taehyung sacó una pequeña tablet de su bolso, y la colocó en el centro de la mesa.
—Modificaré su voz por motivos de seguridad. Es una de las condiciones que Amox pide, cada vez que se le contacta —informó.
—Me interesa hablar de negocios con el hombre, no deleitarme con su voz —gruñó Yoongi—. Así que, haz lo que te pide, pero contáctalo ya.
En un par de minutos la transmisión estaba lista, y por el aparato se escuchó una voz claramente modificada y masculina.
—Amox —respondieron de la otra línea.
—Tienes un trabajo —respondió Taehyung, para luego hacerle una señal a su jefe para que hablara.
—¿Asesino Amox? —interrogó Yoongi.
—El mismo.
—Hay un trabajo para ti en Ignis. Dentro de un par de horas si es posible.
—¿Objetivo?
—Sam Tomson, treinta y cuatro años de edad. Alfa impuro con aroma a gasolina. Si aceptas, aquí se te dará la información completa.
—Lo tomo.
—Debo advertirte que es posible que el sujeto esté escoltado. Así que también deben ser eliminados, no quiero testigos ni sobrevivientes Amox. Y además de eso, nosotros no nos involucraremos. Estarás solo.
Hubo un pequeño silencio en la otra línea, que puso un poco irritado a Yoongi.
—No me interesa cuantos sean. Siempre y cuando la información que me den sea correcta y esté completa, no tendré problemas.
—Cuenta con la información.
—También necesitaré una habitación vacía de las que hay en ese lugar, y que Taehyung me espere por la puerta trasera. Me presentaré contigo cuando el trabajo esté hecho.
—¿En cuánto tiempo estarás aquí?
—¿El objetivo ya está ahí?
Min observo su reloj.
—Sí, ya debe estar aquí.
—Estaré ahí en una hora, y quiero que sepas que este trabajo no será nada barato.
Yoongi chasqueó la lengua.
—¿Cuánto?
—Un millón de dólares. Tómalo o déjalo.
Los tres líderes se observaron por unos momentos, y luego asintieron, tomando una decisión en silencio.
—Hecho.
—Bien, ahora escucha. Lleva al tipo al tercer piso del club y monten un show con omegas del lugar. Mi objetivo será que el blanco vaya a la habitación que pedí anteriormente, cuando lo haga quiero que desalojen el lugar, sin levantar sospechas. Ah... otra cosa. Ustedes serán los encargados de la seguridad de los omegas de ese lugar. Eso si quieren salvaguardar la vida de cada uno de ellos, calculo llevarme de treinta minutos a una hora en el trabajo.
Min asintió satisfecho con el plan. Al igual que todos en la mesa.
—¿Necesitaras armas?
—No será necesario, llevaré lo que necesito y lo dejaré en la habitación mientras distraen al hombre.
Luego de lo dicho Taehyung se dirigió al asesino.
—Sam es uno de los mafiosos más poderosos y diabólicos Amox, y es seguro que estará escoltado como mínimo por una docena de hombres. ¿Estás seguro de poder hacerlo solo?
—Taehyung, yo mismo me encargaré de traerles el infierno para que se sientan en casa.
Y sin más colgó. Yoongi tomó rápidamente su móvil y le marco a Choa, tenían trabajo que hacer.
—Prepara la habitación negra y las demás habitaciones a partir de la una de la madrugada no estarán disponibles —dio la orden y cortó la llamada, sin dar oportunidad de hablar a la omega.
—Esto será divertido —aplaudió Hwasa como una niña, completamente divertida.
Y Yoongi no pudo estar más de acuerdo con ella.
Eran alrededor de las doce con cincuenta de la madrugada, y Yoongi ya estaba de mal humor. Sam Tomson había llegado media hora atrás y completamente custodiado, Min calculaba que eran alrededor de 20 escoltas armados hasta los huevos. Sin contar los que no estaban a la vista. Los aires de grandeza característicos en el americano no hacían más que irritarle, quería borrarle aquella sonrisita arrogante y burlona del rostro pero la manada de gorilas que le acompañaban era un grave problema.
Era como si el muy hijo de puta supiera lo que le esperaba.
Otro asunto era que el famoso asesino no daba señales de aparecer y eso lo tenía al borde. Taehyung ya le había informado que Amox estaba en Ignis, preparándose en la habitación negra, la cual ya estaba lista por órdenes de Yoongi. Sin embargo, seguía sin comprender el motivo de tanto misterio con el tipo, estaba pensando en los posibles resultados de aquella decisión, cuando una delicada mano en su pierna izquierda le distrajo de sus pensamientos.
—Deberías calmarte Yoongi, tu aroma delata tu mal humor.
—Eso no debería importarte Choa. Mejor dime ¿Ya tienes a las omegas listas para lo que pedí?
—Siete omegas están siendo preparadas en este momento, y solo están en espera de tu señal para salir.
Min no respondió y tan solo observó a Sam sentado a unos metros de él conversando animadamente con Hwasa. Con un habano en su boca, y con la pierna derecha descansando sobre la izquierda. Con su metro noventa, piel blanca, ojos azules y barba rubia y cerrada, daban al tipo el porte de alfa varonil y encantador. Rió burlón cuando observó a ambos besarse; recordando que eran compañeros y amigos de cama y sin embargo, eso no había detenido a la alfa de quererlo muerto, al igual que él.
Terminando lo que quedaba de su whiskey, Yoongi observó a Taehyung ingresar al casino en compañía de GoAra. Una alfa perteneciente a la mafia de Hwasa, ambos habían estado con Amox siguiendo las instrucciones de éste, para que no hubiera errores.
—Todo listo Amo Min —susurró el joven alfa cuando estuvo cerca de él—. Puede dar inicio al espectáculo.
—Aun no entiendo por qué tu amiguito pidió todo esto —gruñó con fastidio—¿Cómo hará que Sam caiga en la trampa?
Taehyung sonrió confiado. Él mejor que nadie sabía lo que Amox era capaz de hacer.
—No dude de él amo. Amox es un experto, todos sus movimientos están fríamente calculados —aseguró—. Solo siéntese y disfrute del show.
Sin nada que hacer, Min le dio la señal a Siwon para dar inicio al gran espectáculo. El alfa con la señal dada, se puso de pie en la gran tarima y con un micrófono en mano, llamó la atención de los presentes en el salón.
—Señores, en estos momentos hemos querido hacer una pequeña despedida de soltero a nuestro querido Yoongi, ya que como todos sabrán en menos de 24 horas se nos casa el muy hijo de perra —dijo Siwon completamente emotivo, limpiando una lagrima falsa, causando risas en los presentes—. Así que para el disfrute del novio y de todos claro... —añadió con suspenso, mientras observaba hacia la puerta de entrada del casino—querida Choa —la nombrada asintió, mientras abría la gran puerta—¡Que pasen las perras!
En ese momento, seis preciosas omegas ingresaron a la sala. Vestidas únicamente con bragas de encaje, medias amoldadas exquisitamente a sus muslos y grandes tacones. Todo de color blanco, y para darle el toque juguetón y tierno, las omegas usaban unos tiernos rabitos de conejo, con sus respectivas orejitas a juego. Con sus firmes senos a plena vista, mostrando los pezones de diferentes tonalidades, totalmente erguidos, creando un ambiente erótico con la luminosidad y música del ambiente.
Cada una se sentó en los regazos de los seis alfas presentes de la sala.
Con el calor del momento y con dos preciosos senos achocolatados listos para él, Yoongi tomó a la chica de piel oscura, claramente extranjera y de grandes curvas, volteándola y colocándola a horcajadas sobre él. Sin esperar más tiempo, atacó el pezón derecho de la joven con su boca, mientras que sus manos viajaban hacia el interior de las bragas, sintiendo la humedad al instante. Los gemidos de la chica no se hicieron esperar, mientras sentía como la misma, tomaba sus oscuras hebras y tiraba de ellas suavemente.
Así cada alfa de la sala, hizo lo que quiso con la omega entregada.
La morena que estaba a merced de Min se colocó de rodillas entre las piernas del alfa y empezó a desabrocharle el pantalón de manera ansiosa. Dejando a la vista lujuriosa de la joven el erguido miembro. Sin importarle los presentes en la habitación, la chica con hambre loca se llevó el falo a la boca e inició a lamerlo, con hambre y lujuria pura, para luego acariciarlo con sus mejillas desde la punta hasta la base húmeda. Yoongi estaba excitado. Era sumamente caliente que le estuvieran dando mimos a la polla, mientras los demás les veían con lascivia. Tiró la cabeza hacia atrás, mientras murmuraba miles de maldiciones cuando la omega succionó uno de sus testículos, mientras Choa se unía a ellos lamiendo el glande rojizo e hinchado.
Hubiera seguido así, de no ser por unos aromas que llegaron a sus fosas nasales, aturdiéndolo por unos momentos, ante la delicia y delicadeza que poseían.
Té verde y frambuesa. Delicado, dulce y fresco...
Inmediatamente enfocó su vista en dirección al aroma, ignorando lo que el par de mujeres le hacían ahí abajo. Justo a tiempo, cuando la puerta fue abierta, y un chico ingresaba por ella.
Su polla se irguió aún más mientras sentía las capas de sudor aumentar hasta marearlo por completo ante la tremenda vista que tenía.
El dueño de tan adictivo aroma era un omega. Vestido con un blusón de terciopelo, más largo de la parte de atrás, de color rojo vino. Unas medias con detalles de corazón negras, abrazadas exquisitamente a sus hermosas piernas y gruesos muslos. En su delicado cuello descansaba un fino collar de perlas, con un lazo de seda negro. Sus manos eran cubiertas por unos delicados guantes de encaje negro, dejando a la vista sus uñas perfectamente cuidadas. Y en su rostro, descansaba un coqueto antifaz de gatito, dándole un aspecto tierno y sensual a opinión de Min.
Todos los presentes lo observaron caminar con sutileza y elegancia hacia la tarima, donde se encontraba un gran tubo de metal, desde el suelo hasta el techo, estando completamente hipnotizados ante la lujuria y morbo que el delicado omega desprendía, haciéndose desear por la jauría de lobos hambrientos.
Una melodía lenta y sensual se escuchó, la canción Love is a bitch retumbaba con potencia por todo el lugar, dándole al sensual joven el pase para iniciar con el show. Con movimientos fluidos, sensuales y delicados, el omega tenía a los alfas con la mirada pegada en él y solo en él.
Yoongi apreciaba con devoción, como el tubo se perdía entre dos voluminosos glúteos, producto de los movimientos de arriba hacia abajo que el omega realizaba lentamente. Sintiéndose patético al estar prácticamente babeando y con la mirada fija en como aquel trasero se tragaba aquel sólido metal.
Bendito seas tubo de metal... Yoongi no podía dejar de mirar...
Minutos después, el omega bajó de la tarima y con la sensualidad que emanaba su cuerpo se dirigió con pasos firmes y seguros donde se encontraba Sam; quien al notar que el omega se dirigía hacia él, rápidamente se deshizo de la omega, para recibir en el momento exacto al chico que se colocó a horcajadas sobre él, haciendo movimientos suaves y circulares sobre la entrepierna endurecida del alfa.
El aroma del omega se intensificó, y con ello la locura de Min. Demonios... esto no podía estar pasándole a él, tenía que controlarse, pero al ver los movimientos del pequeño sobre Sam lo tenían mal... muy mal. No podía dejar de observarlo, no quería hacerlo.
Hasta que sintió algo moverse ahí abajo, y fue cuando cayó en cuenta que la morena que minutos atrás estaba chupándole la polla con Choa, ahora estaba saltando sobre ella, como toda una conejita experta. Susurrando maldiciones y mordiéndose fuertemente el labio inferior, hasta hacerlo sangrar. No se percató en el momento en el que se había autopenetrado, y todo por ver al omega que ahora besaba con pasión al idiota de Sam.
—¿Quién es ese omega? —preguntó a Choa, quien estaba entretenida en su cuello.
—Mmmmm... no lo reconozco por el antifaz, pero seguro es de la nueva mercancía —susurró, volviéndose a perder en el cuello del alfa, embriagándose de su aroma.
Yoongi gruñó y alejó a la omega de su cuello, no le gustaba que se le acercasen tanto.
—¿Y por qué no lo he tenido en mi cama? —preguntó con fastidio.
—Es un chico sin importancia que no lograría complacerte —aseguró burlona.
Iba a responder, pero una suave risa le distrajo y cuando miró donde había estado el omega con Sam momentos antes, se encontró con el sillón vacío y solo escucho el sonido de la puerta al cerrarse.
Se habían ido juntos.
En un arranque de ira, tomó de los cabellos a la morena que seguía saltando como loca en su polla. Provocando una mueca de dolor en la chica por la fuerte presión. Sin delicadeza la tiró con fuerza en la mesa donde estaban las bebidas, rompiendo el cristal de la misma en el acto, y lastimándola en el proceso.
Se acomodó el pene, y se abrochó el pantalón, para luego dirigirse a los cuatro alfas que ya le prestaban atención, y los cuales al igual que él acomodaban sus ropajes en su lugar.
—Nuestra parte ya está hecha, ahora todo depende de Amox —luego se dirigió a Choa, que ayudaba a la morena para poder levantarse—. Enciérrate con todos los omegas en el quinto piso y no salgan ¿Quedó claro?
La rubia asintió asustada.
—Salgamos de aquí —ordenó a los demás.
—Una camioneta nos espera a una cuadra de aquí —dijo Namjoon, despidiéndose con una sonora nalgada de la omega que se había follado—. De ahí podremos estar pendientes de lo que pase.
Min sonrió con burla, observando a los hombres de Sam distribuidos por todo el lugar. Estaban absolutamente todos sus perros, si Amox tenía éxito todo sería perfecto.
Ya no quedarían testigos que estorbaran en sus planes futuros.
El pequeño omega gemía sin pudor mientras era duramente penetrado por Sam. Apenas llegaron a la habitación, el alfa no perdió tiempo y devoró al tierno chico, quitándole la ropa en el proceso, dejando las medias y el antifaz de gatito a petición del rubio menor. Había sido casi imposible detener sus deseos más primitivos por poseer tan deliciosa criatura, mientras el pequeño vivía su propio éxtasis al sentir como aquel enorme miembro sobre estimulaba su interior haciendo a sus muslos temblar ante el firme y potente movimiento que sus caderas habían iniciado en aquel enorme trozo de carne. Una y otra vez, el omega montaba al enorme alfa sin parar. Llenando la habitación de sonidos eróticos, ocasionados por el choque de ambos cuerpos, desnudos y sudorosos.
—Quiero ver tu rostro precioso —dijo el alfa entre jadeos—. Vamos cariño, déjame ver y prometo sacarte de este lugar —intentó convencer.
El omega detuvo sus movimientos frenéticos, y aún con el gran miembro del alfa enterrado en su interior le observó.
—¿Lo promete? —susurró tímido, mientras mordía su labio inferior nervioso.
—Por supuesto que sí amor, serás mi putita personal y de nadie más —prometió el alfa.
El omega no esperó más y se retiró aquel antifaz, revelando por fin su rostro.
—Eres precioso... —susurró el alfa, perdido en aquellos ojos verdes, que le veían con cierta timidez.
—Por favor no mienta para hacerme sentir mejor alfa —pidió el omega con sus mejillas rojas.
—No miento cariño, eres hermoso —aseguró—. Quisiera contemplar tu rostro por el resto de mi vida y que sea él lo último que vea cuando muera.
La mirada del omega cambió, y sonrió con algo de travesura y malicia.
—No pidas algo que realmente no quieras alfa... —susurró.
Y antes de que pudiera decir algo, Sam sintió como algo frío y filoso perforaba justo debajo de su garganta.
Una navaja...
Con horror en sus azules ojos, observó como el tierno rostro del omega se desfiguraba en una imagen escalofriante, brindándole una sonrisa tétrica mientras descendía con la navaja por todo el tórax y abdomen, abriendo a su paso hasta llegar al ombligo. Dejando un gran corte, recto y uniforme. El omega alcanzó el clímax de su orgasmo asesinando al hombre que estaba montando.
Sin emoción alguna, el menor salió del alfa ahora muerto, y se dirigió a uno de los bolsos que estaban en la habitación donde había múltiples rosas negras. Las tomó y se dirigió al cuerpo inerte en la cama, y en el corte realizado empezó a colocar una por una. Desde la garganta hasta el ombligo, enterrándolas profundo para que quedaran bien sujetas. Dejando así una línea de rosas negras, adornando la blanca piel y haciendo contraste con el rojo de la sangre.
—Hermoso... —susurró perdido en su obra de arte.
Ya con una parte del trabajo hecho ingresó al baño dándose una ducha rápida. Sacando el rubio artificial de su cabello, revelando su negro natural. Al salir se observó en el espejo y quitó el lente de contacto que estaba en su ojo derecho, revelando sus hermosos ojos bicolores. Ya en el cuarto, se colocó neutralizador para ocultar su verdadero aroma, y buscó su segundo bolso.
Se vistió con un bóxer, pantalones de mezclilla, una camisa con un zíper plateado en el centro y una chaqueta de cuero. Usó además un par de botines, guantes de cuero, una gorra y un cubrebocas que dejó por el momento bajo el mentón. Todo de color negro.
Del mismo bolso sacó sus armas que consistían en una ametralladora M240, dos Beretta 9mm, cuatro granadas aturdidoras y dos látigos de acero con una navaja en el extremo de cada uno. Acomodó los látigos alrededor de su cintura, las Berettas a la altura de su pecho, una en cada extremo. Y las granadas en los bolsillos de la chaqueta.
Ya con todo listo se sentó en el sofá de cuero negro, ubicado frente a la puerta. Cargó la ametralladora y esperó.
—Uno... —inició a contar, mientras escuchaba las voces provenientes del pasillo, y pasos apresurados en dirección a la habitación, a esas alturas suponía que el aroma de la sangre había alertado a sus próximas víctimas.
—Dos... —sostuvo la ametralladora con fuerza en sus manos y se acomodó en el sofá sonriendo con diversión.
—Tres... —la puerta fue abierta bruscamente y dio inicio la masacre.
Ocho cuerpos cayeron sin vida al suelo, sin dar tiempo siquiera a defenderse. Todos inertes ante la habilidad y potencia de su arma, como símbolo dejó caer una rosa negra entre todos los cuerpos sin vida. Tiró la ametralladora al piso y salió con cautela por el amplio pasillo hacia el tercer piso. Tomó las granadas aturdidoras, dos en cada mano y siguió avanzando en silencio. Al doblar en una esquina, había una aglomeración de alfas. Calculaba entre trece o quince, sonrió confiado y con agilidad se tiró al suelo y rodó con rapidez, esquivando cada una de las balas que fueron disparadas en su dirección. Cuando vio el momento oportuno, tiró las granadas sobre el gran grupo aturdiéndolos al instante, y dándole el tiempo suficiente para atacar. Sacó ambas Berettas, y con ambas manos empezó a disparar sin piedad y sin dudar. Uno a uno fueron cayendo, hasta que no quedó ninguno con vida.
Al observar la masacre hizo un puchero.
—No tengo suficientes rosas —murmuró con pesar, y con el puchero más marcado aventó la única rosa que había llevado consigo de la habitación a los cuerpos sin vida de la sala.
Escuchó ruidos extraños en la parte superior del club, y sin perder el tiempo corrió escaleras arriba. No sin antes cubrir su rostro con el cubrebocas. Revisó piso por piso, encontrando todo en orden. Así que decidió salir a la azotea del club para salir de dudas.
Gran error.
Seis alfas corpulentos y mucho más grandes que él le esperaban, con grandes puñales y ojos enrojecidos de ira.
¡Y él ya no tenía balas!
¡Y para colmo el que parecía el jefe de esos idiotas tenía una pistola!
Maldición...
—Te llegó la hora hijo de puta —susurró uno de los hombres.
—Ya no tienes con que defenderte —agregó otro—. Y aquí cada uno tiene un puñal sediento de tu sangre.
Al verse atrapado, Amox sonrió inocente.
—Perdón, perdón... hice mal mis cálculos y me quedé sin balas —aceptó avergonzado, mientras mecía su cuerpo de lado a lado extrañando a los alfas por el raro comportamiento en el contrario ¿Cómo podía estar tan confiado?
—Oh no te preocupes —dijo el del arma—. Te daremos una muerte rápida.
Amox sonrió socarrón ¿Será que aquellas pequeñas mentes no sabían quién era él? Chasqueó la lengua mientras negaba con la cabeza. Para pertenecer a una mafia tan importante, estaban bastante desinformados.
—Yo no estaría tan seguro.
El sujeto del arma frunció el ceño.
—¿De qué hablas?
—Pues dije que no tenía balas, mas no que no tenía armas —dijo cantarín, mientras seguía meciéndose de un lado a otro como niño pequeño.
Y antes de que pudieran comprender sus palabras, sacó ambos látigos y los atacó con agilidad y destreza. En movimientos rápidos y precisos degolló a cada uno, gracias a las navajas en sus preciosas armas, eliminándolos sin problemas y lo más importante... sin lastimar sus uñas, ni usar su fuerza.
—Fácil y aburrido —murmuró observando los cuerpos ensangrentados, con cortes profundos en todo el cuerpo y rostro, producto de sus hermosas navajas—. Para ustedes no hay rosas porque ¡fueron groseros! —chilló ofendido—Y porque no me quedó ninguna —admitió enfurruñado.
Salió del club y se dirigió a su preciada Dodge Tomahawk negra con rosa, y esperó pacientemente.
—Espera —escuchó una voz a sus espaldas y al voltear se encontró con Min Yoongi frente a frente—. Aún no te puedes ir —agregó el alfa, mientras Hwasa y Siwon se acercaban a ellos y los demás ingresaban al club, a verificar que el trabajo estuviese hecho.
Amox rodó los ojos, pero igual esperó.
—Demonios. Así que tú eres el famoso Amox —dijo sorprendido Siwon, el mencionado alzó una ceja—¡Y tienes ojitos bicolores! —Chilló enternecido.
Yoongi, Hwasa y Amox rodaron los ojos.
En ese momento, Taehyung, Namjoon, GoAra y GeunSuk salieron del club. Uno más pálido que el otro.
—¿Y bien? —interrogó Yoongi ansioso.
—Todos muertos... —balbuceó Namjoon con la mirada perdida.
—¡Dilo fuerte joder! —exclamó Yoongi cabreado.
—Alfa Min el trabajo está hecho —se adelantó GoAra—. Sam Tomson yace muerto en la habitación negra, y en los pisos inferiores del club y la azotea están todos los perros escoltas igual de muertos —terminó por decir—. Cabe recalcar que no hay daños materiales en el club, excepto la puerta de la habitación negra que fue forzada desde afuera. Imagino que por los cadáveres que están ahí.
—¿Cuántos muertos?
—29 personas señor.
Yoongi observó atento los movimientos del joven que estaba subiéndose en su motocicleta, para luego caer en aquellos ojos bicolores que eran los únicos a la vista. Los cuales le observaban directamente, con la arrogancia y diversión latente en ellos.
—¿Qué carajos eres? —cuestionó con recelo.
No obtuvo respuesta. Pero por el leve movimiento bajo el cubrebocas y el cambio en los ojos de Amox, supo que estaba sonriendo.
—El dinero acordado está en tu cuenta —terminó por decir, ya resignado en que no escucharía la voz del contrario.
Sin nada más que hacer ahí, Amox encendió su motocicleta y con una pequeña inclinación de cabeza general arrancó. Desapareciendo en la oscuridad, como un espectro de la noche.
YOONGLH💀
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