ᴘᴀɪɴғᴜʟ ᴘᴀsᴛ
Advertencia: Contenido sensible :'v
SeokJin despertó y lo primero que vio fue una luz brillante sobre su rostro.
Parpadeó varias veces y cuando por fin se acostumbró a la luz, él miró a su alrededor y se dio cuenta que estaba en un hospital.
¿Qué demonios había pasado?
Su cuerpo dolía, sentía ardor en los brazos y espalda. Cuando movió su brazo derecho se dio cuenta que lo tenía vendado, lo mismo con su otro brazo.
¿Acaso tuvo un accidente?
Su cerebro no quería funcionar por lo que tampoco lo forzaría, esperaría a que alguien llegara y le explicara.
Para su suerte, quien entró en ese momento fue su amigo, JiMin abrió sus ojos con sorpresa al verlo despierto y se apresuró en llegar a él.
— ¡Jinnie! ¿Cómo te sientes? -Cuestionó acariciando su mejilla.
—Desorientado. -Respondió con voz rasposa. — ¿Cuántos días llevo aquí?
—Quince. -Contestó con un suspiro. —Llamaré al médico.
Después de una exhaustiva revisión, y que el médico reportara que Jin estaba en buenas condiciones, indicó que sólo debía reposar.
— ¿Recuerdas lo que pasó? -JiMin le preguntó.
Jin trató de hacer memoria, y le contó lo único que recordaba: haber visto a JungKook en la calle, después recordó haber sentido un feo dolor en el cuerpo, como si estuviese en llamas, Jin se había sentido abatido y desconsolado, sólo pensó en Hobi y eso había sido todo.
— ¿Quién es JungKook? -Preguntó el rubio confundido.
—Mi ex. -Respondió desinflado.
— ¿Qué? Espera, ¿acaso fue él quién te lastimó? Debemos reportarlo con la poli-
— ¡No! -Exclamó sujetando al menor del brazo. —Quiero decir... Primero debemos hablar, quizás pienses que estoy delirando, pero creo saber quién está detrás del asesinato de aquellas personas y... Del que me lastimó así...
—Jin... Sé que este no es el momento, pero debes saber algo. -JiMin tenía el rostro deformado en una mueca de preocupación.
— ¿Dónde está Hobi? -Preguntó rápidamente.
El rubio suspiró con pesadez. —HoSeok también está en este hospital, Jin.
—Entonces llámalo. Necesito verlo, ¡me urge verlo! -Exclamó desesperado.
— ¡HoSeok está internado! -Casi gritó y vio como Jin abrió sus ojos asustado. —Hobi fue atacado en su hogar... Él fue apuñalado, SeokJin. Los médicos lo operaron, ahora está en recuperación.
—No... No, mi Hobi no... -Murmuraba mientras las lágrimas descendían por sus pálidas mejillas. — ¡No! ¡Maldito seas, JungKook! ¡Maldito seas!
SeokJin hizo el amago de levantarse pero JiMin rápidamente lo detuvo, el rubio aún tenía heridas frescas y ahora que había despertado necesitaba interrogarlo.
— ¡Cálmate, Jin! -Le gritó enojado y el rubio paró en seco. —Necesito hacerte algunas preguntas, y lo haré como el investigador que soy, así que responde con la verdad. -JiMin habló seriamente mientras tomaba una libreta, una grabadora y la encendía.
SeokJin se quedó tieso, tragó con fuerza pues nunca lo habían interrogado, siempre fue al revés.
— ¿Tienes idea de quién es su posible atacante?
—S-sí, Jeon JungKook. -Respondió absorbiendo por su nariz.
— ¿Quién es Jeon JungKook?
—Mi ex novio. -Contestó agachando la mirada. Los recuerdos llegando a su mente.
— ¿Cuándo fue la última vez que lo viste?
—Hace ocho años.
— ¿Por qué se separaron?
SeokJin apretó las mantas con fuerza y sus ojos se llenaron de lágrimas nuevamente. No quería recordar ese oscuro pasaje de su vida, no quería.
— ¿SeokJin? Responde, por favor. -El rubio tomó una de sus manos y Jin la sostuvo con fuerza.
—Abusaba de mi... Y no sólo de forma sexual, él también me golpeaba, y prácticamente me mantenía como rehén en su casa. -Respondió con un nudo en la garganta.
JiMin lo miró comprensivo, en sus años de amistad él conocía sobre la difícil infancia del mayor, pero no sabía que también había sufrido en manos de su ex pareja.
— ¿Cómo era él?
—Cuando lo conocí, él se mostró como un chico amable, dulce. Que me protegía y siempre velaba por mi bienestar, yo no sabía que él realmente había estado en una pandilla peligrosa del barrio donde vivíamos, nunca supe que él era un sicario... Hasta que lo ví. -Jin empezó a llorar al recordar aquella fatídica noche en la que todo empezó.
[...]
SeokJin había estado encerrado en la casa de su novio todo el día, literalmente, pues el hombre había dejado con llaves las puertas y ventanas, además que la única llave que existía siempre la cargaba JungKook.
Él había querido salir a comprar algunos víveres pero no pudo, le había llamado a su pareja y nunca le contestó. SeokJin se había desesperado pero con lo poco que había, preparó una cena. Así su novio si quiera tendría algo qué comer después de un duro día de "trabajo".
Se la pasó ordenando, limpiando, y arreglando alguna que otra cosa, hasta que llegó al sótano.
Pensó que se distraería si limpiaba el lugar, pero cuando encendió la luz, se sorprendió de ver muchas cosas extrañas.
Habían jaulas que parecían ser hechas para humanos, serruchos, látigos, jeringas, pinzas enormes, sogas gruesas, grilletes con púas, una colección de cuchillos, un bate de béisbol con clavos, cadenas, y quién sabe qué más. SeokJin ya no quiso seguir mirando, todo eso le provocó escalofríos, ¿para que diablos JungKook tenía cosas como esas en casa?
—Veo que descubriste mis juguetes. -La voz suave cerca de su nuca lo hizo brincar y ahogar un grito.
— ¡Me asustaste! -Exclamó con la mano en el corazón. —C-casi me da un infarto.
—Eso te pasa por entrar y husmear donde no te llaman. -Dijo con tono aparentemente tranquilo.
—Perdón. Sólo pensé en limpiar, yo no quería inmiscuirme. -Se disculpó rápidamente.
JungKook lo miró fijamente por algunos segundos para después sonreír.
— ¿Sabes para qué son estas cosas, Jinnie? -Preguntó el más alto mientras tomaba la pequeña cintura del rubio con posesividad.
—N-no. -Contestó un poco inquieto.
— ¿No? -Los labios de Kook besaron varias veces de forma suave su cuello y sus manos acariciaban su trasero. — ¿Te gustaría saber?
—L-la verdad es que no... Me dan miedo. -Dijo sincero.
JungKook emitió una fuerte carcajada, parecida a la risa de una bruja histérica, a Jin se le pusieron los vellos de punta.
—Pues que lástima, porque esta noche lo sabrás.
SeokJin lo miró sin entender y entonces JungKook lo golpeó en el estómago, sacando todo el aire que contenía para después darle un golpe en la cabeza que lo dejó inconsciente.
Cuando Jin abrió sus ojos de nuevo, estaba en medio de la oscuridad, quiso moverse pero se vio imposibilitado, pues estaba sentado, pero tenía sus manos y tobillos atados, además tenía una mordaza por lo que no podía hablar.
Giró su cabeza y trato de hacer ruido. ¿Por qué JungKook lo había golpeado?, ¿por qué lo había atado?, ¿qué demonios le pasaba?
SeokJin realmente estaba asustado, ¿y si esas cosas las usaba con él? No, él no sería capaz... JungKook lo amaba... Pero... Pero él lo había golpeado y atado, nunca había hecho algo semejante; bueno, sólo cuando tenían sexo, pero era consensuado y nunca se había pasado de la raya, como en esos momentos.
Escuchó la puerta abrirse y unos pasos, después escuchó como si un peso cayera a sus pies. ¡¿Qué demonios?!
De repente, una tenue luz fue encendida y SeokJin tuvo que cerrar y abrir sus ojos nuevamente, pero se arrepintió en el mismo instante. Pues lo que vio lo hizo gritar pero no exteriorizarlo, porque tenía la boca tapada.
Frente a él se encontraba un grupo de personas, todos con una túnica negra y una capucha que les cubría el rostro, habían formado un semi círculo, y dentro del mismo se hallaba el cuerpo desnudo de una mujer, estaba golpeada y tenía algunas heridas. Pero eso no era lo peor, no. Pues la mujer estaba sentada y con las piernas abiertas, tenía una soga atada al cuello, y bajo la silla donde estaba, había el dibujo de un pentagrama. Uno de los tipos sacó un enorme cuchillo, se puso tras la mujer y lentamente abrió la piel de uno de sus brazos. La chica gritó y Jin quiso zafarse, pero un fuerte apretón en su hombro le impidió moverse. A su lado se encontraba JungKook, vestía igual que los demás hombres y tenía la mirada fija en el escenario frente a ellos.
SeokJin lloraba, no entendía por qué él debía estar ahí, no entendía por qué JungKook permitía aquello, pues lo siguiente que pasó, fue que aquellos hombres violaron a esa chica de una manera salvaje mientras la seguían cortando, incluso arrancando partes de su cuerpo, SeokJin se removía, pero Kook, enojado, lo tomó fuerte del cabello y obligó a ver lo que le hacían a la pobre mujer.
Ellos empezaron a golpearla, la cortaban viva y la sangre empezó a esparcirse por el lugar, incluso llegando a él, después aquellos hombres hablaron en una lengua desconocida hasta que uno de ellos quitó la silla donde la moribunda mujer seguía respirando, provocando que la soga la apretara del cuello y así ella quedara colgando.
SeokJin había estado presente en un rito satánico donde ofrecían un alma, él no lo soportó, se había desmayado.
Después de aquel macabro suceso, SeokJin no volvió a ver la luz del día. JungKook lo mantuvo encerrado en una pequeña habitación.
Apenas le daba de comer, y cuando quería, sólo entraba y lo violaba. Pues Jin se oponía pero era entonces cuando JungKook lo golpeaba.
SeokJin se sentía morir, no tenía contacto con nadie y más de una vez, Kook lo obligó a estar presente en un ajuste de cuentas, fue cuando supo su forma de matar y también, se enteró que él había sido el asesino de Ken, pues el mismo Kook se lo confesó entre risas.
SeokJin sintió su mundo derrumbarse, él estaba con un peligroso asesino, su amigo le había advertido y por su culpa había muerto.
Él ya no podía más, ya no podía.
Es por eso, que cuando Kook llegó una noche, él actuó sumamente sumiso, se entregó al hombre sin una pizca de temor, los días posteriores fue igual, y cuando Kook estaba satisfecho con su comportamiento de perro faldero, lo convenció de dejarlo salir de la habitación.
Entonces SeokJin tomó el dinero que sabía Kook guardaba en su caja fuerte, hizo una pequeña maleta y la lanzó por una ventana; rompiéndola, después él mismo se lanzó, sin importarle si sufría alguna fractura.
Corrió, corrió despavorido, ya no estaba dispuesto a seguir sufriendo en manos de un lunático, él tenía que huir, huir lejos.
Había llegado a la estación de trenes, era de noche y estaba vacío, el rogó porque el tren llegara pronto, pero entonces lo vio.
JungKook estaba al otro lado de la estación y lo miraba fijamente.
SeokJin sintió el terror que esos ojos fríos y oscuros infringían en sus víctimas. Por primera vez sintió miedo hacia su vida.
Así que no se movió, sin embargo, JungKook caminó hacia él, podía sentir como la violencia lo rodeaba, él iba a matarlo, realmente lo haría.
Jin retrocedió, pero Kook no se detuvo, y estuvo a punto de tocarlo pero Jin retrocedió aún más.
—Jinnie. -Le dijo suavemente. —Volvamos a casa, mi amor.
Pero SeokJin ya no era más aquel estúpido, simplemente negó y siguió retrocediendo. —No volveré con un maniático como tú. Estás realmente enfermo y no seguiré siendo tu maldito cómplice. ¡No me volverás a ver nunca! ¿Me oyes? ¡Nunca!
—No te estoy preguntando, vas a volver conmigo, no me obligues a usar la fuerza. -Kook en una rapidez sobre humana lo alcanzó y tomó su brazo en un fuerte apretón. —Nos vamos.
Pero entonces SeokJin gritó con todas sus fuerzas y justo cuando Kook iba a golpearlo, los agentes de seguridad de la estación ya estaban ahí, apuntándole a JungKook.
SeokJin pudo escapar de él, el tren llegó, y Jin sin mirar atrás se subió y agradeció que iba con la gente suficiente dentro.
Entonces, con ayuda de un tío político, SeokJin logró llegar a Estados Unidos, adquirir la ciudadanía y meterse a la Academia de policía. Jurándose pelear en contra de la injusticia. En contra de los maniáticos como JungKook, que sólo buscaban dañar.
SeokJin había buscado información del menor cuando recién llegó a New York, pero no habían registros que lo involucraran en los salvajes actos inhumanos que había cometido.
Muchas veces tuvo pesadillas, eran como el pan de cada día. Así que regresó con el psicólogo.
Pero sin duda, la luz en la oscuridad de su alma, llegó con el nombre de Jung HoSeok, aquel muchacho de radiante sonrisa, y brillante personalidad.
Sin saberlo, HoSeok había salvado a SeokJin de todos aquellos demonios que lo atormentaban día a día.
Y ahora... Ocho años después, JungKook volvía a aparecer para terminar con su felicidad. Esa felicidad que había logrado después de tantos años de sufrimiento...
—Y eso fue lo que pasó... -Terminó de relatar con los ojos hinchados y la nariz roja.
JiMin tenía la boca abierta, no podía creer tanta crueldad vivida por una sola persona. Y aún así, Jin siempre tenía una sonrisa y comprensión para sus allegados.
Era admirable.
—El jefe debe saberlo. Estás consciente de eso, ¿verdad? -Preguntó suavemente.
SeokJin simplemente asintió, se sentía cansado y Hobi no estaba con él.
—Quiero verlo, Minnie... -Suplicó. —Lo necesito, por favor...
JiMin no pudo negarse, por suerte para ellos, HoSeok se encontraba en la habitación de al lado, así que con sumo cuidado. Jin se levantó y con ayuda del menor, entró en la habitación de su novio, el cual se hallaba dormido.
Park los dejó solos, con la grabación de lo sucedido en la vida de Jin, más los últimos acontecimientos, no podía decirle aún que habían perdido su casa.
Se quedó recostado en la pared, sentía que su estómago le dolía, ¿cómo habían personas con tanta maldad en el mundo?
Pero había algo que no le preguntó al mayor, sacó su celular y marcó un número.
— ¿Tae? Por favor, busca información sobre Jeon JungKook, te envío los detalles por correo. Es urgente.
Debía empezar a armar el rompe cabezas. La vida de sus amigos estaba en juego.
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