sᴇᴇ ʏᴏᴜ ᴀɢᴀɪɴ
SeokJin registraba en su computadora el más reciente trabajo que ejecutó.
Eran las seis de la tarde por lo que su hora de salida estaba a unos cuantos segundos.
—Hey bebé, ¿nos vamos?
Ese fue su compañero y novio, Jung HoSeok. El chico más alegre que había conocido desde que entró a la Academia de Seguridad, apróximadamente hacía unos diez años. Pero con quien llevaba saliendo apenas cuatro.
—Sip, ya terminé. -Informó el rubio con una pequeña sonrisa.
—Genial, porque tengo hambre, quiero pizza. -Dijo el otro acariciando su abdomen plano.
—Cariño, hace dos días comimos pizza, vas a engordar a este paso. -Regañó en tono meloso.
— ¿Pero así me vas a querer, o no? -Preguntó con un puchero.
—Siempre te voy a amar. -Respondió dejándole un corto beso en los labios.
El otro sonrió en grande, mostrando esa preciosa sonrisa de corazón mientras tomaba el abrigo del mayor y se lo ponía.
—Hoy está particularmente frío. Quizás habrá tormenta de nieve. -Comentó el pelinegro al salir del edificio.
— ¿Eso crees? Yo lo siento igual. -Dijo el rubio que se enganchó al brazo de su novio y empezaron a caminar.
Pasearon un rato por la fría plaza de Manhattan, mucha gente iba y venía, SeokJin disfrutaba de aquella sensación de paz y tranquilidad, cosa que no había sentido hacía años, y que desde que conoció a HoSeok podía decir que esta aumentó y llenó de alegría su corazón.
—Te amo. -Le dijo en un susurro.
HoSeok volvió a sonreír y no se resistió en besar esos labios gorditos con mucha pasión.
—También te amo, Jinnie. Muchísimo. -Dijo con tono enamorado y esperanzado.
SeokJin lo abrazó por el cuello, al ser más alto que su solecito -como lo llamaba de cariño-, podía casi asfixiar al más joven con sus apapachos.
—Ya vamos a comer. -Dijo separándose.
Esta vez, entrelazaron sus dedos y aferrados el uno al otro caminaron hacia la pizzería más cercana.
Al ubicarse en una de las mesas vacías, pidieron su pizza favorita.
Platicaban amenamente de cualquier cosa hasta que el rubio vio por la ventana a alguien que deseó no ver nunca más en su vida.
El color de su rostro se perdió cuando esos profundos ojos oscuros al otro lado de la calle donde estaba la pizzería, se clavaron en los suyos.
La macabra sonrisa que SeokJin sabía, se ocultaba tras aquel tapa bocas negro; le heló la sangre y su pulso se aceleró.
— ¿Jinnie?
Ni siquiera fue consciente de la voz de HoSeok a su lado cuando el hombre de pelo negro y mechones azules pasó su pulgar de forma horizontal por su cuello, mirándolo como un lunático.
— ¡SeokJin!
El movimiento un poco brusco en su hombro lo hizo mirar a su novio.
—Jin... -HoSeok asustado limpió las lágrimas que el rubio no había notado salían de sus bonitos ojos. —Dios mío. ¿Qué sucede, amor?
—Yo... -Terminó de secar sus mejillas, con disimulo miró hacia afuera pero aquella persona ya no estaba, sólo había dejado una fea sensación en su ser. Regresó su vista a su novio y sonrió levemente. —Perdón cielo, pero ví algo que me conmovió, ya sabes cómo soy. -Bromeó escuetamente.
El pelinegro suspiró, sí lo sabía, su novio era un chico sensible.
—Está bien. -Concedió dejando un beso en su frente. —Será mejor que nos vayamos.
Jin asintió y nuevamente aferrado a su novio se fueron hacia el apartamento que compartían.
Pero el rubio aún sentía el temor invadiendo su cuerpo. Se sentía observado. Pero sabía que debía dejar la paranoia.
Ese chico forma parte de su pasado. Él ahora es feliz y nadie le va a arruinar la vida que con tanto esmero construyó.
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