⚜ 22 ⚜

[ Minnie ]

Dos semanas después, Yoongi se marchó a China un viernes por la noche.

Yo lo acompañé al aeropuerto, quería pasar con él todo el tiempo posible.

No me soltó la mano en todo el camino; la larga semana que estaríamos separados se extendía interminable ante nosotros.

— Hacía mucho tiempo que no pasábamos tanto tiempo separados. Desde marzo —dijo él, mirando fijamente la carretera, cuando ya estábamos cerca del aeropuerto.

«Sólo es una semana. Sólo es una semana»

Me daban ganas de echarme a llorar sólo de pensarlo.

— Ojalá me pudiera ir contigo —susurré.

Él se llevó mi mano a los labios y me rozó la piel con suavidad.

—Estás haciendo lo mejor para ti y para tu carrera. Y yo lo respeto mucho.

Me volvió a besar la mano y dejó los labios pegados a mi piel mientras me olía.

— Minnie —murmuró, con una voz tan suave como su caricia— Te quiero.

La noche anterior habíamos estado haciendo el amor hasta altas horas de la madrugada.

Él me había demostrado su afecto despacio y con reverencia, se tomó su tiempo y memorizó cada detalle de mi cuerpo.

Incluso cuando por fin me penetró, se movió lentamente, como si tuviera todo el tiempo del mundo.

Cuando salió el sol y nos despertamos el uno en los brazos del otro, hicimos el amor de nuevo, pero esa vez con la ferocidad y la urgencia nacidas de la certidumbre de que pronto pasaríamos separados más de una semana.

Nos amamos apresuradamente, hasta que nos derrumbamos juntos.

Luego descansamos un rato antes de obligarnos a levantarnos de la cama.

Ya en el aeropuerto, me quedé con él hasta que su piloto carraspeó con discreción y miró su reloj.

Después me quedé en las instalaciones del aeropuerto hasta que su jet desapareció en el cielo.

Entonces regresé a su coche para recorrer el largo y solitario camino de vuelta a casa.

[⚜]

Cuando llegué, entré en el vestíbulo y dejé las llaves en la mesa.

Nunca había estado en casa de Yoongi, en mi casa, me corregí, sin que estuviera él.

Recorrí las habitaciones comprobando las alarmas, a pesar de que sabía que él lo había hecho antes de marcharse.

Cuando me convencí de que estaba a salvo, subí a nuestra habitación.

Hasta que pasé por delante del cuarto de juegos no recordé lo que Yoongi me había dicho aquel día:

«No podré ponerte mi collar este fin de semana —comentó mientras comíamos— Pero he preparado algunas tareas para ti»

Me dijo que me dejaría unos sobres en el cuarto de los sumisos.

«Aunque si quieres, me gustaría que durmieras en nuestra habitación»

Sí, yo sabía que quería acostarme en nuestra habitación.

Aunque él no estuviera, podría dormir con su almohada y quizá disfrutar de unas sábanas que siguieran conservando su olor.

Me detuve un momento en la pequeña habitación.

Había unos cuantos sobres para mí.

Encima de ellos vi un paquete envuelto en papel marrón, con una etiqueta escrita con su pulcra caligrafía.

Viernes por la noche.

Lo levanté para leer lo que ponía en el sobre que había debajo.

Sábado, 08.30 de la mañana.

Como el paquete no tenía hora, me lo llevé a nuestra habitación y lo dejé sobre la cama.

Volví a buscarlo después de haberme dado una larga ducha caliente.

Decidí dormir con una de las camisas de Yoongi, así que me subí a la cama y flexioné las piernas por debajo de la prenda, luego desenvolví el paquete muy despacio.

Era un diario encuadernado en piel.

Lo abrí por la primera página y se me aceleró el corazón cuando leí lo que ponía:

Sé que a veces te cuesta expresar tus sentimientos verbalmente. He pensado que quizá te sientas más cómoda escribiéndolos. Quiero que utilices este diario para escribir tus miedos, tus dudas y tus angustias, así como también tus alegrías, tus esperanzas y tus sueños. Me gustaría que lo utilizaras sobre todo para referir tu aventura en el mundo de la sumisión, aunque entiendo que también pueda haber interferencias de tu día a día. Para empezar, te haré algunos encargos. Lo único que te pido es que lo que expliques sea completamente sincero. Nada de lo que escribas en este diario será utilizado en tu contra. Me has dado mucho. Sé que también me darás esto.

Pasé un dedo por encima de la tinta y de alguna forma me sentí más cerca de él.

Hojeé las páginas en blanco.

Baek Hyun me dijo que escribía un diario, pero yo nunca me había planteado hacerlo.

Sin embargo, Yoongi...

Recogí el sobre que se había caído de entre las páginas del diario y lo abrí.

Dentro había una hoja de papel.

Esta semana hemos acordado que cuando vuelva de China iremos juntos a una fiesta BDSM. Escribe una lista de tus miedos y sugiere una forma de contrarrestar cada uno de ellos. En una página aparte, anota los beneficios que crees que te aportará asistir. Lo hablaremos cuando vuelva.

¿Lo decía en serio?

Aquello parecía una tarea propia de un profesor.

¿Me evaluaría después?

Y si creía que no lo había hecho bien, ¿me castigaría?

Me reí al pensarlo, pero luego recordé lo mucho que me asusté cuando me sugirió lo de la fiesta por primera vez y decidí que tal vez fuera una buena idea escribir sobre mis miedos.

Rebusqué en el cajón de la mesilla de noche hasta encontrar un bolígrafo atrapado debajo de unas libretas.

Me sorprendió mucho ver la soltura con la que me salían las palabras cuando empecé a escribir.

Me sentía libre y desinhibido.

Escribí sin parar.

Me limité a plasmar sobre el papel todo lo que me venía a la cabeza y llené página tras página con mis miedos y lo que esperaba conseguir asistiendo a la fiesta.

Cuando acabé, miré el reloj y me sorprendí de lo rápido que había pasado el tiempo.

El avión tardaba varias horas en llegar a Hong Kong, así que no esperaba que Yoongi me llamara todavía.

Bostecé, apagué la luz y me metí debajo de las sábanas.

Apolo se subió a la cama para acostarse a mi lado.

Quizá fuera debido a la falta de sueño de la noche anterior, pero me quedé dormido en cuestión de minutos.

[⚜]

Sábado, 08.30 de la mañana.

Le di la vuelta al sobre, ansioso por saber qué contendría.

¿Sería otro encargo de redacción?

Deslicé el dedo por debajo de la solapa y lo abrí.

Son las 08.30 de la mañana del sábado y yo sigo volando. Espero que hayas descansado bien y que Apolo te haya hecho compañía. Tuve una charla muy seria con él antes de marcharme.

Sus palabras me hicieron sonreír.

Había progresado mucho en los últimos meses y me encantaba ver su lado divertido y juguetón.

Acaricié la cabeza del perro y seguí leyendo.

Durante los últimos meses, hemos estado en el cuarto de juegos incontables veces, pero ni siquiera nos hemos acercado a explorar todas las diferentes formas de juego de las que podemos disfrutar. Esta mañana quiero que vayas allí e investigues un poco. Busca un juguete u objeto que no hayamos usado, pero con el que te apetezca experimentar la próxima vez que juguemos. Luego escríbelo en tu diario para que podamos hablarlo cuando vuelva. Quizá decida utilizarlo.

P. D.: Sólo tienes una hora. Tae Hyung llegará a las nueve y media para llevarte de compras y a comer.

Miré el siguiente sobre de reojo.

Sábado, 03.30 de la tarde.

Me quedaba mucho tiempo para disfrutar de unas horas con Tae.

Volví a leer la carta de las ocho y media.

[⚜]

Nunca había podido explorar el cuarto de juegos yo solo.

Yoongi y yo lo habíamos hecho juntos antes de que me pusiera el collar, varios meses atrás, y la limpieza de la sala era mi responsabilidad, pero seguía sintiendo que estaba en sus dominios.

Como ya me había duchado y había desayunado, subí hacia allá.

Una vez dentro, pasé junto al potro, la mesa acolchada y la cruz, para dirigirme a la pared del fondo.

En una serie de armarios hechos a medida, encontré una gran variedad de látigos.

Yoongi ya había empleado algunos:

El de piel de conejo y el de ante.

Pero tenía más, claro, de piel y otros trenzados; parecían más pesados y me pregunté qué se sentiría.

«Hum. Tal vez»

Debajo de los armarios había una mesa enorme y llena de cajones, hecha de aquella misma madera tan elegante.

Abrí uno de los cajones y vi su colección de tapones y vibradores.

Juguetes divertidos, pero nada que me llamara especialmente la atención.

Su colección de varas estaba pegada a la pared y deslicé un dedo por una de ellas.

Había vuelto a hablar sobre ellas con Baek Hyun desde que fuimos a visitarlos, pero aún no estaba preparado para utilizarlas.

Intenté imaginar qué cara podría Yoongi si le dijera que quería que me azotara con una vara.

¿Se sorprendería?

¿Aceptaría?

Pero volví a pensar que no me sentía preparado, así que seguí mirando.

Rebusqué entre una buena colección de máscaras y mordazas.

Nunca habíamos jugado con ellas y yo me seguía preguntando qué se sentiría al estar amordazado.

Reogí una de bola y traté de imaginarme a Yoongi usándola conmigo en combinación con un nuevo látigo.

Podría ser divertido.

Aunque en su nota decía que eligiera una cosa.

Una.

¿Cómo podía elegir sólo una?

Reogí el bolígrafo y el diario y me senté en medio del cuarto de juegos a pensar.

Imaginé distintas situaciones, utilizando varias de las cosas que había encontrado en cajones y armarios.

Todas parecían divertidas, pero no conseguía decidirme sólo por una.

Hice repicar el bolígrafo contra el lomo del diario e incliné la cabeza para escribir.

Lo hice sobre el juguete que había elegido y, sólo por diversión, añadí algunos detalles de la escena que había imaginado.

[⚜]

Tae Hyung y yo íbamos de camino a nuestra primera parada, en una tienda de lencería, cuando sonó mi teléfono.

«¡Yoongi!»

— Hola —dije.

— Minnie.

Se me calentó el corazón en cuanto oí su voz.

— ¿Cómo ha ido el vuelo?

— Largo, insoportable a decir verdad —respondió.

Sonaba cansado.

— Acabamos de aterrizar.

Intenté calcular la diferencia horaria.

— ¿Qué hora es ahí?

— Pasan un poco de las once de la noche —dijo— Es como si hubiera perdido un día entero.

— No te preocupes —bromeé.

Me lo imaginé pasándose los dedos por el pelo, tal como hacía siempre que estaba cansado o frustrado.

— Este sábado está siendo un rollo. Tampoco te has perdido mucho.

— Me encanta oír eso —habló Tae mientras conducía— Está de compras conmigo y nuestra primera parada es en una tienda de lencería. Este sábado no es ningún rollo.

Yoongi se rió.

— Ya hablaremos dentro de algunas horas. Sólo quería oír tu voz y decirte que había aterrizado.

— ¿Qué vas a hacer ahora? —le pregunté, aún no quería colgar.

— Registrarme en el hotel y dormir un poco antes de volver a trabajar.

— ¿En domingo?

— No tengo nada más que hacer —contestó en tono burlón— Alguien se negó a venir conmigo.

— Ya sabes por qué —le dije con suavidad.

— Lo sé y lo entiendo.

— Deberías salir a explorar un poco —le sugerí— Uno no va a China todos los días.

— Gracias a Dios. De acuerdo, exploraré un poco. Aunque dudo mucho que la Gran Muralla haya cambiado demasiado desde la última vez que la vi.

— ¿Vas a ver la Gran Muralla?

— No —respondió— está demasiado lejos. La próxima vez que venga, quizá puedas acompañarme y vayamos a verla juntos.

— Ya te echo de menos.

— Yo también te añoro.

— Ya hemos llegado —anunció Tae Hyung.

Estaba tan absorto hablando con Yoongi que no me había dado cuenta de que Tae ya había aparcado el auto.

— Te dejo ya —dijo Yoongi— Pasenlo bien. Y no se metan en muchos líos.

— Hum —bromeé— Eso de los líos suena bien.

— Luego —replicó, pero entonces bajó el tono— Te quiero.

Te quiero.

[⚜]

Varias horas después, volví a casa con bolsas de ropa y lencería nueva, varios ligueros distintos y sintiéndome más ligero, después de haber hablado de muchas cosas de chicos con mi mejor amigo.

La vida de casado le sentaba muy bien y nunca le había visto tan satisfecho y feliz.

Canturreé mientras guardaba mis compras.

Quizá en algún momento de la semana me pusiera alguna prenda de lencería para mandarle fotos a Yoongi.

A las tres y media abrí el siguiente sobre.

Espero que hayas disfrutado del rato que has pasado con Tae Hyung. Tú y mi nuevo cuñado son muy distintos, y aun así sé que sus amistad significa mucho para los dos. No quiero que nunca tengas la sensación de haber abandonado nada por haber elegido llevar mi collar. Dicho esto, ya sé que ya hemos hablado de que ser un sumiso no te convierte en una persona débil, ingenuo o inocente. En realidad es todo lo contrario. Para tu siguiente encargo, quiero que escribas mil palabras sobre el tema siguiente:

Mi sumisión: lo que significa para mí.

Cuando acabes, date un paseo, come algo y luego escribe mil palabras más sobre el siguiente tema:

Mi sumisión: lo que significa para mi Amo.

Estoy impaciente por hablar de ambos encargos contigo y decirte lo que pienso de cada uno.

Vaya.

No mentía cuando dijo que me haría utilizar el diario.

Aunque la noche anterior había sido bastante liberadora en cuanto a lo que iba descubriendo mientras escribía.

Cuando Yoongi me propuso lo de la fiesta, me puse un poco nervioso, pero cada vez tenía más ganas de que llegara el día.

En especial desde que me había animado a pensar en el tema y a escribir una forma de superar mis miedos.

Me moría por descubrir qué cosas me enseñaría aquel nuevo encargo de escritura.

[⚜]

Sábado, 22.30.

Hoy vas a descubrir cómo puedes servirme a larga distancia. Tienes quince minutos para desnudarte y tomar el móvil. Me llamarás desde nuestra cama a las 22.45.

Cuando leí su nueva nota se me aceleró el corazón.

«¿Servirle a distancia?»

Estaba impaciente por averiguar a qué se refería.

Y aún me resultaba más excitante tener la oportunidad de oír su voz.

Calculé mentalmente la diferencia horaria.

En Hong Kong ya sería de día.

Quizá estaría haciendo una pausa temprana para comer.

Quince minutos después, ya estaba esperando en la cama.

A las once menos cuarto en punto marqué su número.

El teléfono emitió un clic cuando contestó.

— Jimin —dijo, y ya no era el viajero agotado con el que había hablado hacía algunas horas.

Aquella grave e imponente voz que me provocaba escalofríos en la espalda sólo podía pertenecer a una persona.

Amo.

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⚘ Atte. ⚜☦ Ðҽʋιℓ Ɱιɳ ☽⋆

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