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Ciudad De Buenos Aires, Argentina. Agosto del 2011.

Ella esperaba desde febrero del año anterior, noticias para saber de la posibilidad de adoptar. De poder darle amor y un hogar a un pequeño árabe que necesite una familia.

Con tan solo 21 años, a punto de recibirse de la Universidad, le gustaba mucho demostrar amor, y siempre soñó con tener hijos. Muchos niños hijos del desierto que la llamaran en árabe; que le digan mamá, que la acompañen a rezar a la Mezquita.

Presentía, que una pequeña sorpresa llegaría a su vida; lo sentía en su corazón. Tan lejano, pero tan cerca al mismo tiempo; que le costaba respirar de la ansiedad con pensarlo solamente.

¿Cómo sería él o ella? ¿Esa niña le contaría sus secretos, y la ayudaría a entenderla al ser mujer? ¿Ese pequeño, le confiaría todo, convirtiendola en su compinche?

Una de las pequeñas ventajas que tenía, es que las embajadas de los principales países árabes, la ayudaban en el proceso al estar nacionalizada siria por parte paterno.

— Tengo miedo — mencionó una vez a su mejor amigo de la facultad

— ¿De qué no sea como vos pensabas? — preguntó curioso, terminando de repasar Economía japonesa.

— Que yo no sea una buena mamá, que no cumpla sus expectativas, que quiera irse.

— Escúchame corazón — le tomó las manos a su hermana de toda la vida. — sos la persona con el mejor corazón y con el alma capaz de amar a todo el mundo. Y si lo espantas, será por expresarle mucho amor.

Ella sonrió apenas, pero no podía ocultar su miedo. Las pulsaciones del corazón se hacían más aceleradas, en cualquier momento le estallaría el pecho. Y se asustó aún más, al escuchar su celular, y ver que la llamaban desde la Embajada egipcia en Argentina.

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Pasaportes falsos, nombres falsos, todo, para que nadie se diera cuenta de una venta ilegal, haciéndola pasar por adopción. Total, ese ya no era el problema de ese grupo armado.

Nadie podría sacarle esas marcar que le habían quedado, no se iban a ir; pero si que el amor de una madre se las cicatrizaría; lo ayudaría a sanar.

Mehmet llegó a Buenos Aires, un 16 de Julio del 2011, luego de pasar meses encerrado en Jerusalén, y luego llevado ilegalmente a Alemania, para cambiar los documentos. Nunca lo sabría, porque no era consciente de lo que estaba pasando, pero su vida cambiaría para bien.

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