good in goodbye - mizu

Pedido de: Amante_de_Ai_Ohto
EP: Fuera de temporada.
AU: Teammates, algo de Rivals to lovers.
Pareja: Fem! Reader X Mizu-(she/her pronouns), lesbian, wlw / gl.
Nombre del reader: Harper.
Datos sobre reader: Eres rusa, sabes japonés. Cabello rizado-ondulado rosa pastel, ojos grises. Pecas. Usas una Ushanka (imágen de referencia en multimedia).

Si los diálogos están en cursiva, es porque se habla en ruso.

*Se le tratará a Mizu con pronombres masculinos en gran parte del shot.

*Daimyo: Hombres los cuales tenían control regional, similar a un alcalde. Le debían obediencia al Shogun y al Emperador.

ADVERTENCIA: Descripción gráfica de violencia, angst. Connotaciones sexuales.
Este One-shot NO es preciso a la historia real de la relación entre el imperio Ruso y el Antiguo Japón, sin embargo todos los emperadores y lugares mencionados sí existieron en la vida real. No tomen este One-shot como una clase de historia, por favor.

Ugh, ¡mierda! — La rusa bufó después de caer al suelo. Un quejido salió de los labios de alguien más, haciendo que Harper volteara a ver quién era. Frunció el ceño. Otra vez ese samurái. — ¿No te cansas de meterte en mi camino?

Tú eres quién me sigue, estás en todas partes. Desaparece.

Harper volteó los ojos y una sonrisa astuta pasó por sus labios y aprovechó para molestar un poco al extraño. — ¿Ya pensaste en mi oferta, muñeco?

El samurái chasqueó la lengua.

No pienso ser compañero con un mounstro extranjero.

Hmm. Hipócrita de tu parte decirlo al tener esos bonitos ojos tuyos.

Puedes irte a la mierda, rosadita.

La rusa rió — Aw, ¡Me pusiste un apodo! Vamos avanzando.

Se levantó del suelo sacudiéndose la nieve de su ropa, mientras sentía una mirada intensa de parte de alguien. Volteó a ver al samurái, pero este ya se había alejado un poco. ¿Quién la estaba viendo, entonces?

Ignorando aquel sentimiento, caminó hasta alcanzar a lo que ella esperaba, su próximo nuevo amigo.

Mientras tanto, los ojos curiosos de un soldado veían atentamente a aquella mujer con cabello rosado.

Una blanca...

La puerta del salón fue abierta de par en par, interrumpiendo a la reunión del Shogunato. Aquella persona entró a la sala; el lacayo del Emperador Tokugawa había recibido una noticia.

Señor, lamento interrumpir. Pero esto es importante, ¡Hay una blanca en Sekigahara! Al parecer viene del imperio ruso. — Aquel hombre dijo, alertando a todos los presentes en la sala. Los susurros no se hicieron esperar.

¿Del Imperio Ruso? Pero si los tratos comerciales se han estado haciendo a distancia. — un Daimyo* habló con confusión.

Eso se supone. ¿¡Qué hace una rusa en nuestro país!? — El emperador preguntó, alzando la voz. Su lacayo se encogió de hombros. — Quiero que la investigues, tráela conmigo cuánto antes. Creí que había sido muy claro cuándo les dije a esos blancos que no los quería en mi territorio. — Tokugawa frunció el ceño.

El hombre de menor rango asintió, dando una rápida reverencia y saliendo de la sala para cumplir con su tarea. Dejando con los pelos de punta incluso a las sirvientas que se encontraban en la puerta.

Deja de seguirme.

Ya habían pasado dos horas desde que Harper y aquel samurái se habían encontrado, y aún no se separaban. Mejor dicho, la rusa aún no se despegaba del extraño.

No te sigo, vamos al mismo lugar.

El samurái volteó a verla con una expresión de disgusto, pero no dijo nada y siguió caminando. La rusa sonrió.

¿Cómo te llamas?

¿Qué te hace pensar que te lo diré?

Es de mala educación responder una pregunta con otra.

El contrario soltó un gruñido, empezando a caminar más rápido para intentar perder a la rusa. Al ver que no obtendría respuesta, Harper empezó a tararear una canción por lo bajo.

Cállate.

La pelirosa hizo caso omiso, en cambio aumentó el volumen de sus tarareos.

Dime tu nombreee~ — dijo en un tono cantor, siguiendo la melodía de su tarareo.

No. — respondió secamente, ganándose una risita burlona por parte de la chica.

Y cuándo ella iba a replicar, un sonido entre las ramas de bosque los distrajo. Harper frunció el ceño y su sonrisa desapareció. El contrario paró su caminar en seco y volteó hacia la dirección del sonido. Harper caminó lentamente para acercarse al samurái.

Los dos se pusieron en posiciones de defensa, espalda contra espalda. La tensión se sentía en el aire, la piel de la nuca de Harper se erizó al escuchar los pasos de alguien acercándose por la izquierda. Sacó su navaja del abrigo que llevaba, apretándola entre sus manos.

Observó de reojo cómo el samurái a su espalda mantenía una mano en el mango de su katana, aún sin desfundarla.

Otro sonido la sacó de sus pensamientos. «Son dos personas..» pensó al escuchar los pasos viniendo de diferentes direcciones. Relación sus labios. «No... Son más.» escuchó ramas secas crujir «Uno, dos, tres.. cuatro personas»

Le lanzó una mirada al samurái, descubriendo que él también la estaba viendo. Harper apretó con más fuerza el cuchillo. Las personas se movían rápidamente de lugar, probablemente queriendo confundirlos.

De pronto, completo silencio. Sintió que el samurái cambiaban de posición un poco. Atacaría a su izquierda.

Unos pasos lentos pero decisivos la hicieron mirar a su derecha. Un hombre con katana en mano salía de la oscuridad.

¿Quién eres y porqué estás en Japón? — aquel hombre preguntó y Harper sonrió. Así que era eso..

Mi nombre es 'Te importa una mierda'... Y mi objetivo aquí es sacarte las tripas. — bromeó, aunque a su enemigo no le hizo nada de gracia.

¡Maldita hija de puta blanca! — bramó, acercándose a Harper con la intención de atacar.

La pelirosa desvió el ataque con agilidad, haciendo enojar más al japonés.

¡A tu izquierda! — escuchó a su acompañante gritar, quién ya estaba luchando con dos de esos hombres. Volteó a esa dirección, encontrándose casi de inmediato con una espada frente a su cabeza.

Dió un gran salto para atrás, quedando frente a esos dos hombres. Frunció el ceño.

¿Cuatro contra dos? No pensé que los japoneses serían tan injustos — murmuró, jugueteando con su navaja. O eso les pareció a los soldados japoneses, hasta que ella la lanzó en dirección a un hombre — Ups, se me resbaló.

Un alarido de dolor se escuchó cuándo aquella daga se clavó en el ojo de un hombre.

¡Maldita! — el otro soldado dijo, abalanzándose hacia ella. Harper sonrió, agachándose para desviar el ataque, dándole también un golpe en sus partes íntimas. Esta vez, fue él quién grito de dolor.

La chica aprovechó el momento para arrebatarle la katana a su enemigo, rompiéndole la muñeca en el proceso. Otro grito.

Mhm.. ¿Cómo funciona esta cosa? — dijo para sí misma. Apretó el mango entre sus manos, lanzando ataques al azar.

El hombre al que le había arrebatado la espada se recompuso con dificultad. Harper se dió cuenta, acercándose a paso rápido a él y arremetiendo la espada en su abdomen. La movió de lado a lado aún dentro del estómago del hombre, sacando más alaridos de dolor.

Uff, los japoneses tienen mucha resistencia.. — susurró, sacando el arma del hombre quién cayó muerto en la nieve. Harper tiró la gran cuchilla por ahí.

Escuchó un quejido junto a ella. Miró abajo. Era el soldado al que le había enterrado la daga en el ojo.

...Maldito mounstro... — la chica chasqueó la lengua mientras lo veía desmayarse y le arrancó su daga del ojo, pateando el brazo del hombre tan fuerte que escuchó sus huesos crujir.

El silencio reinó en el bosque. Su corazón latía a mil por hora. No importaba en cuántas peleas se metiera, nunca se cansaría de la adrenalina que le causaba pelear.

Y por fin recordó que no estaba sola. Volteó rápidamente a la dirección del samurái, observando cómo le quitaba la sangre a su katana. Ya había terminado con sus hombres, aunque uno se seguía retorciendo.

Ay~ qué pena. Te quería ver pelear. — el samurái la ignoró, dando un suspiro y limpiando la sangre de su mejilla. — Mhm.. entonces, ¿Tú..

Un golpe en su cabeza la interrumpió.

Aturdida, intentó ver de quién se trataba ahora. Era otro soldado, mucho más musculoso que los de antes. Cayó al suelo mareada. Odiaba los golpes en la cabeza; siempre le daban ganas de vomitar.

Intentó reincorporarse lo más rápido que pudo, pero cuándo trató de levantarse, sus mareo le ganó y volvió a caer. Observó la mano de aquel hombre, sostenía lo que supuso era el arma con la que la había golpeado. Un martillo de piedra.

¿Qué hace una puta rusa en nuestro territorio? — escuchó al hombre decir. Ella ni siquiera le podía ver a los ojos, todo le daba vueltas. — No lo volveré a repetir. ¿Qué hace..

Todo se volvió negro.

. . .

No supo por cuánto tiempo había perdido la razón

En su cabeza, juró escuchar gritos de alguien. Se preguntó si eran los propios. Estaba desmayada, ¿Tal vez la estaban matando? Por eso siempre odió los golpes en la cabeza, serían la razón de su muerte..

O eso pensó cuándo abrió los ojos de golpe después de sentir agua en su rostro.

Ah. Despertaste. Bueno, adiós. — escuchó una voz decir. Pestañeó un par de veces para acostumbrarse a la luz. Se levantó de a poco, tomando su cabeza en el proceso. El mareo ya se había apaciguado, aunque aún seguía con un dolor de cabeza horrible.

Miró a su al rededor, los dos hombres que ella había matado y otros dos cuerpos que supuso que el samurái viajero había matado.

No, espera.. cada uno había peleado con dos soldados, luego llegó el gigantón a darle un golpe que casi la hace ver al Todopoderoso.

Ahí estaba ese gigante en el suelo con un hoyo en el corazón, el samurái seguramente lo había matado. Pero entonces, ¿Dónde estaba el otro soldado menor? Probablemente había escapado.

Chasqueó la lengua. Si ya se habían enterado de que estaba ahí, el hecho de que uno escapara y le fuera a decir al Shogun no le traería nada bueno.

Volteó a su lado, el samurái ya le había tomado unos metros de distancia. Se reincorporó tan rápido que casi se resbala con sus propios pies.

Ah, ¡Oyee! Me salvaste~ oye, ¡Oye! — ella apartó los malos pensamientos de su mente y llamó a lo que ahora había coronado cómo su amigo samurái. — Hey, amigo. No te vayas, ¡Te quiero agradecer~!

Harper corrió hacia él, posicionándose a su lado.

Hacemos buen equipo, ¿No? Yo digo que sí, estuvo muy genial cómo mataste a ese grandulón. Oye, oye~ — molestó, caminando a pasitos cortos junto a su amigo.

Ya cállate. Hubiera dejado que te matara. — el samurái susurró esto último.

Ah~ no digas eso, ¡De verdad me dolió el golpe, eh! Cómo odio los golpes en la cabeza. — se rió. Sacudiéndose la nieve de su trasero.

Hubo un silencio algo incómodo mientras seguían caminando. Harper no le prestó atención y suspiró. Se metería en problemas si la noticia de ella llegaba hasta el Emperador. Aunque probablemente ya llegó hasta ahí arriba. Por algo habían mandado a esos matones...

Mizu. — escuchó decir a su acompañante.

¿Eh? — ella inclinó la cabeza en confusión.

Mi nombre, Mizu.

El rostro de Harper se iluminó — ¡Harper, soy Harper! Hola Mizu~ Mizu, me gusta. Mizu, sí, mucho mejor que decirte muñequito. — rió por lo bajo. — Oye, deberías enseñarme a usar esas espaditas suyas. También creo que..

La pelirosada empezó a hablar cosas al azar, cómo hacía cuándo tomaba confianza. ¡El samurái le había dicho su nombre! Eso significa que ya no son rivales. Y también la había salvado de ese grandote, ¡Definitivamente son amigos!

Entre sus habladurías y pensamientos, Harper no logró distinguir cómo una pequeñísima sonrisa se formaba en el rostro del ahora samurái con nombre, Mizu.

Tal vez a Mizu no le disgustaba tanto su compañía después de todo.

Aunque nunca se lo diría.


¡Mi Señor! — el lacayo del Emperador Tokugawa volvió a abrir la puerta. Esta vez, el Emperador se encontraba solo. — La rusa.. mató a todos los soldados que mandamos, señor.

¿Qué? — estupefacto, el Emperador se levantó de su asiento. Antes de que pudiera decir algo, una voz interrumpió.

No, no a todos. — el Jefe de los soldados Imperiales entró a la habitación. Junto a él, un hombre con muchas vendas y heridas se inclinó.

Es un gran gusto conocerlo, mi Señor.. el dijo, haciendo una mueca de dolor por la gran cantidad de heridas y hematomas que tenía en su cuerpo. Una venda en el ojo, su brazo reposando contra su cuerpo.

El Emperador quedó impresionado.

¿Una rusa te hizo eso? preguntó, y el soldado asintió. — Hija de puta...

Un silencio sepulcral se hizo presente en la sala.

Mi Señor. Si me permite decir... La rusa tenía un acompañante japonés. — el herido añadió, sintiendo la pesada mirada de todos en la sala.

¿Eso no se considera traición, mi Señor? — el Jefe de los Soldados preguntó con el ceño fruncido. Los presentes asintieron.

Otro silencio.

La tensión en el aire era tan palpable que podrías cortarla con una katana. En todos los años que Tokugawa había servido al Shogun, nunca se había presentado un caso así.

Sí, los blancos habían entrado al territorio, con y sin autorización, pero nunca habían matado a sus soldados. Y tampoco habían tenido secuaces japoneses.

Entra a nuestro territorio sin avisar y mata a mis soldados... Nos está declarando la guerra. — el Emperador dijo, volviéndose a sentar. — Quiero que me traigan su cabeza. Y cierren los puertos que negocian las armas.

Pero, mi Señor... ¿No sería más prudente hablar con el Imperio Ruso? Tal vez ella no venga de parte de ellos... — dijo su lacayo nerviosamente.

Sigue siendo una de los suyos. Incluso si no la mandaron, se deberán de hacer cargo. Deberán sacrificarla a cambio de que yo no inicie una guerra. Y estoy siendo amable. — Tokugawa concluyó, haciendo un ademán para que todos salieran de la habitación.

Los tres hombres se inclinaron al unísono, saliendo rápidamente del salón.

Mizu y Harper encontraron una cabaña abandonada en medio del bosque. Descubrieron que estaba cerca de aguas termales, por lo que supusieron que era seguro hospedarse allí.

Mejor dicho, Harper convenció a Mizu. Ella ya se había cansado de caminar.

Ahora mismo, los compañeros se dirigían a las aguas termales.

Báñate tú primero. Yo lo haré después. —  Mizu dijo, sentándose cerca del agua caliente. Era un alivio sentir el vapor después de pasar tanto tiempo en la nieve.

¿No quieres bañarte junto a mí? No tienes nada que no haya visto antes, después de todo. — Harper respondió encogiéndose de hombros. En realidad le tomaría la palabra al samurái, pero nunca desaprovecharía la oportunidad de molestarlo.

Este mismo la miró con cara de que la mataría. Harper rió.

Bueno, entonces cuídame.

Mizu se volteó mirando a sus al rededores. Harper tomó esto cómo que estaba de acuerdo, así que se empezó a desvestir.

Se tomó su tiempo para el baño, de nuevo tarareando una canción que alguna vez habrá escuchado en algún lado. Se aseguró de quitarse toda la sangre y polvo que había quedado en su cuerpo, aprovechando para limpiar su ropa con un trapo mojado.

Mizu no pudo evitar echar un pequeño vistazo al cuerpo de su -ahora- compañera. Su piel estaba llena de cicatrices y hematomas de diferentes colores. Harper tenía un cuerpo perfectamente femenino, justo cómo los japoneses decían que eran los cuerpos de las blancas. Alejó su mirada, aclarandose la garganta.

Nunca me dijiste porqué estás en Japón — Mizu le preguntó, intentando simular su curiosidad.

Harper bufó. — Uf. Problemas políticos de hombres idiotas. Nada importante. — Mizu la miró brevemente con sospecha y luego volvió su mirada al bosque.

¿Es por las embarcaciones de las armas?

La chica chapoteó en el agua mientras miraba a Mizu — ¿Y tú como sabes eso?

Rumores.

Harper suspiró profundamente.

Pues sí, es por eso. Los japoneses son unos ladrones.

¿Qué?

Nada — La pelirosada rió suavemente, saliendo del cúmulo de agua caliente, sintiendo su piel erizada contra el viento y la nieve helada. — Te toca.


ᶻ  𝘇  𐰁: Este one-shot lo tenía echo hace tiempo, pero era demasiado para una sola parte, ahora se supone que es un two-shot, pero tuve que acortar una poco de esta parte porque ya son 2k de palabras y ya necesito publicar algo, así que prepárense para tener un three-shot de este pedido. La siguiente parte seguramente será puro fluff, una disculpa adelantada por la última parte que los hará llorar. De nada ☺️

Y YA SÉ QUE CASI NO PUBLICO, perdón, tengo mil cosas en la escuela y otras 1000 historias que también esperan actualización.

En otras noticias, ya tengo terminado cómo el 80% de todos los pedidos siguientes, así que voy a estar publicando mucho (espero) entre diciembre, enero y febrero, como su regalo de navidad, año nuevo y día de reyes JAJAJAJAJ. Ya sé, ya sé, soy muy buena persona. (Perdón por no publicar en tres meses, prometo que aún no me olvido de BES)

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