⏳48. Σઽρε¢†я๏ ∂ε µиɑ εи†ı∂ɑ∂ εяяɑи†ε εи вµઽ¢ɑ ∂ε √εиɢɑиžɑ.⏳
Una noche plutónica que jamás en su corta vida seria capaz de olvidar, una en el que estuvo al borde del colapso y la muerte.
Quizá las extensas noches que paso pensativo cobren factura en esta noche, quizá pensar en las mil y un maneras de torturar a aquel que yace bajo su yugo fueron demasiadas que sobrecargaron su sistema. Estaba cansado, estaba aburrido y sobre todo letárgico.
Sus manos manchadas de sangre yacen sobre su rostro dejando marcas sobre su pálida piel maquillada, sus nudillos se hayan mas rojos de lo habitual debido al desahogo de la ira contenida en quien permanecía en un estado vulnerable y preocupante. Observarse a si mismo en el amplio espejo de su habitación le incita a reflexionar sobre sus decisiones y acciones. Pagar o no pagar, la libertad y la condena están a un mal paso suyo, un tropiezo y acabaría perdiendo su estatus y reputación frente a quienes le guardan respeto y cierta admiración por su inquebrantable convicción y cierta sociabilidad.
Acercándose cada vez más, teniendo su frente pegada a aquel vidrio que refleja su reflejo, mantiene toda su atención en cada aspecto que pueda ser susceptible al cambio, ha esperado este día desde la ultima vez que se vieron para confrontarla y borrarla de una vez y para siempre de su subconsciente.
—Manifiestate.—ordenó.—Quiero ver la horrible cara de mi despreciable pasado.—un tono despectivo se hizo presente en sus dos ultimas palabras mientras posaba una de sus manos hecha puño en el marco de aquel espejo.
Entre la penumbra espera que aquella entidad vuelva a manifestarse, puso un par de velas a los costados de aquel objeto esperando que dicha entidad atravesara el mismo y se presentara de la misma forma en la que se fue presentando en sus alucinaciones, al menos cree que lo vivido fue una alucinación y no así una realidad.
Vuelve a mirarse dando un hondo respiro, de su bolsillo derecho saca una cajetilla de cigarros y del otro un encendedor, la chispa que provoca aquel objeto "mecanizado" enciende el cigarro que hace un momento coloco entre sus labios. Una estela de humo semi blanco sale de sus labios una vez dio su primera calada, el incandescente rojo de la punta de aquel cigarrillo cayo sobre la punta de su zapato negro. No obstante se ha visto observado desde hace cinco minutos, una sensación escalofriante recorre todo su ser hasta el instante en que queda paralizado y petrificado al observar quien lo acompaña en su reflejo.
Aquel rostro frígido y carente de vida lo observa con detenimiento, la familiaridad de sus segmentos faciales estremecen cada centímetro de su ser, sucumbe al pavor al tan siquiera hacer el mínimo contacto visual con su decadente mirada; asustado y confundido, iracundo y avergonzado, una pequeña parte suya suplica por perdón muestras otra se niega a aceptar que hace años cometió un atroz error, un cruento crimen.
—Que esperas de mi ¡dime!.—exigio con la voz quebrantada, el nudo que s e había formado en su garganta era la mezcla de aquellos extraños sentimientos que le provocan serios remordimientos.
Silencio absoluto recibe como respuesta de aquella entidad familiar que yace descansando su fantasmal cuerpo en el cómodo sillón de su habitación, sentada de aquella misma manera en la que alguna vez en vida demando ordenes y decretos.
—Buscas respuestas que tu mismo conoces, sabes porque he venido, lo sabes muy bien...—argumento solemne antes de erguirse y caminar hacia la dirección de quien fue su verdugo.
Su fantasmal y álgido toque le provoco un leve espasmo, muy al margen de su situación existe un testigo espiando a través del agujero para la llave todo lo que sucede, su curiosidad puede más y de hecho es una buena pauta para pensar y crear un plan capaz de alejarlo de semejante loco.
El Ente dio pequeñas caminatas de un lado a otro, regresando del mismo punto del que partió intentando razonar y ser más racional. Observó detenidamente a aquel ente fantasmal para analizar que pregunta seria la siguiente de las muchas que tenia en su mente.
—Pretendes hacer justicia, veo aquel anhelo de paz en tus ojos muertos.—aludió seguro, sus manos se movían frenéticamente ejemplificando cada aspecto de sus palabras.
Nuevamente la entidad permaneció en silencio, acerco sus fantasmales manos hacia las sienes de su verdugo y lo indujo a un estado de alucinación profunda, hizo que cada recuerdo suprimido saliese a la luz ante la incrédula y pavorosa como iracunda mirada de su acompañante.
✦●✦
Un brillo cegador se hace presente y en un abrir y cerrar de ojos yace en el lugar que fue testigo de su infancia.
Aquel hermoso palacio en el cual alguna vez habito y espero ansioso su sucesión al trono, un niño pequeño corre por los extensos pasillos, observa con detenimiento las características de su infantil rostro...han habido profundos cambios desde ese entonces.
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Aquel brillo en su mirada se fue perdiendo a medida que sucumbía a las tentaciones y las ansias de alcanzar el poder, hasta el instante en el que el poder lo corrompió y obligó a cometer un sacrilegio.
Desconociendo muchas cosas en esta vida era feliz siendo "ignorante" de las mismas, vivir tras la sombra de su madre siempre fue difícil y más aun cuando ella se forzaba evitarlo, tratado fríamente por quien tanto quiso y admiro, ella siempre hizo tantas cosas por una razón que aun sigue desconociendo...quizá su pasado era la clave de su comportamiento... Tanta muerte y tantas perdidas, repudiada y menospreciada, un niño pequeño era todo lo que más amaba pero el miedo de perderlo y sufrir amargamente por ello la obligo a endurecer su corazón.
Atravesando aquellos largos pasillos observo el amargo llanto de aquel a quien se atrevió de arrebatarle la vida, de un momento a otro todo se oscurece, entre las penumbras de un desolado complejo imperial escucha el escalofriante lamento y los gritos de suplica de alguien familiar.
En un parpadeo sus manos sostienen una daga, daga que lo guía al más mórbido escenario del cual fue el principal participe. Una escena sangrienta donde un cuerpo femenino yace tendido en un pequeño charco de su propia sangre, se vio a si mismo perpetrar dicho acto y fue incapaz de impedirlo, simplemente se acerco con curiosidad hasta el instante en que su "yo" retorció su cabeza de forma espeluznante para mencionar cuatro simples palabras que sonaban como una amenaza: "Tú seras el siguiente".
Una enorme grieta se abre del suelo y cae al vacío, dando pequeñas vueltas de 360° antes de chocar estrepitosamente sobre un suelo de concreto.
✦●✦
Profundas caladas le dio a aquel cigarro dejando solo las cenizas esparcidas en el aire, aquella entidad mantiene su atención fija en su personalidad, una confrontación extraña llena de sentimientos encontrados se hizo presente al compás de un agudo dolor en su abdomen que atribuyo a su viaje astral.
Estaba equivocado.
Quien en su momento lo espio tomo una arriesgada decisión, huir y llevarse consigo al origen de todos sus males. De la cocina tomo un filoso cuchillo y con sigilo se adentro en la habitación del Ente aprovechando su gran distracción y ausencia.
Una honda respiración, un agarre muy fuerte y un sutil empuje cedido en mas de una ocasión provocaron una herida considerablemente grande que le imposibilitaría seguirlos una vez se diese cuenta de su traición.
La entidad fantasmal tomo su lugar, sus espectrales manos guiaron a aquel incauto y arriesgado cómplice a perpetrar aquella misma acción que le arrebato la vida, salvo por una cosa. El Ente no se rendiría fácilmente ni se dejaría vencer por alguien inferior y despreciable...no cuando aun tiene un propósito por delante.
—¿Esta es tu venganza?.—cuestiono burlón, severamente pasmado y adolorido por el dolor de la zona dañada.—Me...me decepcionas, pero que podría esperar de alguien...alguien como tú.—escupió con ironía antes de tonar sus manos y quitar aquel objeto punzocortante de su abdomen.
—¿Crees que esto es mi venganza?.—replico aquella entidad con el mismo tono de voz irónico que él había usado.—Oh, no querido...Tu tormento todavía no ha llegado y cuando lo haga querrás estar muerto.—aseguro antes de desvanecerse y dejarlo perplejo con semejante escena de traición.
—¡Tú!.—exclamo furioso, entre sus manos yacía la daga que la hirió, tomo ambas y tiro de las mismas, cubrió su herida con su propia mano antes de iniciar una cacería.
No permitiría que aquel traidor arruine sus planes, hará que pague muy caro por haber atrevido a intentar matarlo.
No habría misericordia para nadie, mucho menos cuando el fin de su extenuante travesía estaba muy cerca.
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