⏳36. Şεɢµи∂ɑ ¢ı†ɑ.⏳

Observo con detalle cada elemento que decora aquella amplia mesa, cada utensilio de plata colocado correctamente en conjunto con los platillos de porcelana. El portavelas de oro tallado era cautivante al igual que los finos manteles que cubren la larga y amplia mesa de roble caoba.

Solos ante la tenía luz de las velas, vistiendo aquel vestido rojo de la vez anterior se halla incómodo y frustrado observando con frialdad a su acompañante que se esfuerza por ser un buen anfitrión, cada mirada se cruza en un lapso de tiempo prolongado, existe una conexión extraña entre las mismas, en su ser despierta la curiosidad de aquel extraño sentir...pareciera ser tan familiar aquella forma peculiar de mirar, aquella forma de sonreír con lujuria y burla, aquella manera en que su rostro gestua emociones que cree haber visto en un rostro familiar.

Un silencio un tanto incómodo reina en aquella sala, los ventanales cuyas cortinas de terciopelo azul marimo yacen atados a cada lado dejan observar un poco del manto estrellado que se rige sobre la oscuridad de una noche "infernal", una corazona, una extraña sensación inunda a aquellas dos almas que se confrontan una vez más. Es inevitable para uno recordar episodios de su vida en las cuales fue feliz en la compañía de un ser en particular, más halla de las citas, más halla de los paseos ocasionales recuerda a perfección una situación en especial, una cena bajo la luz de las velas, una danza entre dos almas bajo la mirada de las estrellas en plena noche de luna llena, un sentimiento primigenio que arde en su pecho con locura queriendo lanzar sus cálidas y abrasadoras palabras sobre aquel dolido y lastimado corazón que ardió hasta convertirse en cenizas que con dificultad intento moldear para corresponderse.

Quizá sea aquella misma mirada atenta la que tanta curiosidad despierta en la personalidad ajena, lo intuye por la forma de su mirada, sus gestos, el inclinamiento de sus hombros y brazos donde su rostro descansa un breve instante sobre el dorso de sus manos por escasos 10 segundos. Conoce a perfección aquella mirada, esos gestos tan tímidos y bien disimulados, aquella tensión sobre sus hombros mientras intenta descifrar su identidad secreta bajo la conspiración de sus recuerdos...quizá su actual actuar halla sido demasiado obvio y halla expuesto en parte su identidad.

—Tu mirada es curiosa, intentas indagar en mis ser buscando ¿qué?, ¿qué pretendes?.—con tranquilidad procedió a tomar la botella de vino que traía consigo y servirla en una copa de cristal para beberla mientras disfruta verlo nervioso.—responde corderito~ ¿A donde pretendes llegar con ello?.—su insistencia provoca más angustia y pánico a aquel que tiene en frente, conoce tan bien sus gestos que resultan suficientes para satisfacer su intriga.

Silencio, una mirada atónita y muy centrada en el pánico y el nerviosismo se dibuja en el rostro bicolor, sus manos sostienen la copa de cristal que el contrario le ofreció, una buena cantidad de vino en ella esta y con deseo la observa. Sus leves ondas son atractivas, aquel suave movimiento en un pequeño mar de color borgoña estimulan sus sentidos, un pequeño sorbo a aquella consistencia resulta ser un manjar, aquel dulce sabor resulta ser ambrosía para sus sentidos.

—Te ves radiante, si tan solo fueses una verdadera dama serias la envidia de todas ellas...lastima que no fuese así.—comentó artero mientras le daba el último sorbo a su copa de vino, su mirada no pretendía querer encontrarse nuevamente con la ajena. Intuía que si lo volvía a hacer estaría acabado.

No dijo nada al respecto, volvió a quedarse en silencio teniendo atascado en la garganta un sin fin de insultos en contra de quien lo denigra como tal, sus manos por debajo de la mesa se hicieron puños muy duros, reprimían la ira de su interior que va consumiéndolo poco a poco y arrinconándolo hacia una inminente explosión. De no ser por aquel "comodín" que lleva aquel individuo ahora él mismo hubiese dejado de existir.

Debajo de aquel fino mantel escondió un utensilio punzo-cortante del cual el contrario ni siquiera se había enterado. Una conversación que en sí parecía ser un monólogo debido a que solo uno habla y se responde a si mismo asumiendo que dicha respuesta la dice el contrario. Una cena exquisita al cabo de media hora esta presente en la mesa, un platillos exquisito estaba frente a su hambrienta mirada.

Un salmón glaseado con naranja y romero era el plato fuerte después de haber estado en espera sin probar un aperitivo siquiera durante media hora. Se contuvo, observaba ansioso al otro individuo que parecía esperar que él diese el primer bocado, ambos con los cubiertos bajos la palma de sus manos, ambos volviendo a cruzar miradas desafiantes y un tanto confusas. Sus entrañas rugen por el deseo y el hambre, su boca parece derretirse mientras aun sigue observado aquel platillo con muchas ganas de probar.

Aquella entidad se le quedo observando, sus manos no tenían prisa al igual que su apetito de probar algo un tanto nuevo. A decir verdad no es la primera vez que come algo del buffet  marino. Era paciente, observando su inquietud y ansiedad reviviendo ciertos episodios de una vida que dejo en el olvido y prefiere no recordar.

—Adelante, no te contegas.—le dio permiso con solemnidad y serenidad, si tan solo fuese suficiente el lenguaje de su mirada.

Quedo sorprendido y una tanto atónito al ver su salvajismo, los cubiertos quedaron como un simple adorno ya que uso literalmente las manos, comió a manos llenas manchándose toda la boca y parte de su vestido y el mantel, dibujo sobre aquel platillo de porcelana movimientos borrosos con el rápido actuar de sus manos arrasando contra el salmón, ¡Lo que hacia el hambre! era por demás impactante.

Se río en su cara, soltó una estruendosa carcajada y acto seguido se levanto de su lugar en dirección al ajeno. Sus manos sostuvieron un fino pañuelo blanco bordado con hilos de oro la figura de unos claveles y procedieron a limpiar a aquel "inmundo rostro", no fue un toque delicado sino una ejercido con mucha fuerza que dejo a aquella piel con un tono rojizo, soltó aquel pañuelo sobre la mesa iniciando así un recorrido por sus desnudos hombros pálidos.

El transcurso de aquellas manos estremecieron a la personalidad ajena quien sin importarle la presencia del contrario ejerció presión en sus manos formando nuevamente puños que sostenían el fino mantel de la mesa. Sentía un escalofrío recorrer todo su cuerpo, una sensación de peligro eminente alerto a todos sus sentidos al sentir y ver la proximidad de aquellas manos hacia su cuello.

Una profunda respiración se hace presente en aquella zona acompañada de un aroma que le resulta repugnante, apretó sus dientes con fuerza y endureció su cuello, la tensión existente en su cuerpo divertía al contrario quien implanto varios besos en aquel sector. La entidad se fue alejando y sus manos lo tentaban a perpetrar la acción que en más de una ocasión se vio frustrada por sus sentimientos encontrados.

Con lentitud sus manos se posaron en su cuello, acaricio su rostro contra el ajeno mientras le susurraba obscenidades, acto seguido ejerció fuerza sobre las mismas alterando al contrario quien intentaba zafarse de su mortal agarre. Fue una lucha por la supervivencia, en ese preciso instante en que se levanto e intento luchar por conseguir un poco de aire lo vio rebuscar en la mesa un objeto que con anterioridad había ocultado habilidosamente. Los movimientos de lado a lado de aquella mano desenfrenada buscaban su rostro, cuello y cuerpo con el fin de herirlo de gravedad y así huir y acabar con él, no obstante su actuar fue un tanto tardío y mientras se va desmayando uno de aquellos bruscos movimientos logra tocar el rostro ajeno, un corte fino no muy profundo sobre su mejilla derecha y una auto lesión a nivel del abdomen se suscita antes de caer inconsciente sobre el suelo de la gran sala. Los ruidos de los cubiertos y demás cayendo al suelo alertaron al Ente, mismo que observaba con desaprobación y molestia todo el acto perpetrado. Un certero golpe en la mejilla al contrario propino en completo silencio, el contrario cansado de aquel abuso decidió alzarse contra él pero termino topándose con la boca de una pistola cargada y lista para abrir fuego.

—Shhhh, si valoras tu inmunda existencia seguirás viviendo un día más. —sentencio con autoridad y frialdad mientras confrontaba con su mirada asesina a la contraria que yacía sumida en el terror y miedo.

Aquella entidad le propino un par de golpes con el mango de la pistola a aquel cuerpo inconsciente que yacía sobre el suelo, un par de fuertes patadas antes de proceder a llevarlo a la sala "especial" para tratar su grave herida.

—Sera la última vez que te le acerques, la siguiente habrá un segundo cadáver flotando entre las olas del mar siendo devorado por los tiburones.—amenazó explícitamente al contrario quien solo asintió con la cabeza baja dando a entender que la advertencia fue clara.

¡Qué terrible situación!.

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