⏳33. Ŧµяợµıɑ.⏳
¿En realidad llego a amarlo?
Una cuestión que posee una firme respuesta que no quedo clara para el contrario cuando se retracto y decidió ceder ante la labia del egipcio. Aquellas poderosas palabras en su momento lo pusieron entre la espada y la pared, no quería que sus hijos crecieran en un hogar fracturado desde su nacimiento, más al contrario, quería pintarles una pintoresca historia feliz en el mural blanco de sus inocentes mentes, que vivieran en una absurda mentira, un montaje que jugaría con sus sentimientos.
Aun recuerda aquella conversación que ambos poseyeron hace un buen tiempo atrás, quizá una que despertó aquel sentir en su destrozado corazón que ardió hasta hacerse cenizas por alguien que dejo de ser tan solo un vivo recuerdo de un romance milenario.
◉◉◉
Era de noche, el crepúsculo había caído majestuosamente dando la bienvenida a la hermosa noche de estrellas que brillaban con fulgor y que podían divisarse de una manera espectacular en la bóveda oscura. La tenue luz de las velas iluminaban la sala, el calor de las brasas en la chimenea era satisfactorio, ambos sentados frente a un sutil banquete preparado por el turco disfrutaban del aroma de las flores de lavanda que armonizaban la mesa. El contraste cálido del calor se reflejaba en el rostro bicolor que degustaba con satisfacción la comida. Turquía no podía apartar su mirada y atención de Israel, quería acercarse y rozar sus labios sobre los de él, sentir el toque de su piel sobre la suya, sentir el choque de su respiración sobre su rostro al momento de besarse, era una velada romántica seguida de una hermosa canción que tocaba en la radio. Una cena deliciosa en la cual satisfecho halagaba la buen sazón de su anfitrión, su mirada agradecida era el mejor regalo para el enamorado turco quien se había parado y se había dirigido a su persona.
—Israel.—lo llamó y el mencionado mantenía su atención fija en su mirada.— quiero que me respondas una pregunta con la más pura verdad.—mencionó con serenidad.
Turquía extendió su mano siendo aceptada por el hebreo mediante el cual lo ayudó a levantarse del asiento, tomo con sus rojizas manos casi temblorosas las cálidas y suaves manos blanquecinas de su invitado, era inevitable no sentirse nervioso, sumido en el pavor carraspeo un poco antes de hablar.
—Aún amas a Egipto...?.—soltó después de cerrar los ojos con fuerza en un intento de evitar que el hebreo viera su pavor.
—...—el silencio lo invadía y las palabras yacían hechas una maraña de ideas mal formadas, erradas y más de una no le brindaba la respuesta que buscaba.—No...no lo se...—soltó de la nada, confundido y melancólico bajo su cabeza y cerro sus ojos, una respuesta que esperanzó al contrario.
Turquía abría lentamente lo ojos observando al hebreo, suspiro y con el dedo índice de su mano derecha sobre el mentón ajeno levanto la cabeza de Israel, su mano izquierda acariciaba con vehemencia los pómulos del bicolor que abría los ojos con sorpresa, un toque sutil y ejercido con decoro, suave...gentil...hicieron a Israel sentirse renovado y amado.
—Cuando algo malo te suceda, tienes tres opciones.—bajo su mirada y alejo sus manos del rostro ajeno para tomar sus manos entre las suyas en un tierno agarre.—dejar que te marque, que te destruya o que te fortalezca...¿cual escogerías?.-cuestiono levantando su mirada.
Israel analizaba la pregunta y la comparaba con su experiencia, todo era repentino, un vaivén de emociones surgían en su interior generándole una severa confusión con sus sentimientos.
—Dejar que me fortalezca...—sus manos se aferraban a las turcas intentando no sentirse nervioso ni solo.
Aquel sutil agarre transmitía confianza, seguridad y calidez que interpretada por sus corazón se transformaban en un profundo amor mutuo, creían sentir aquella conexión con tan solo mirarse el uno al otro con curiosidad y sentimentalismo embriagante, aquel brillo de sus ojos no podrían con descaro estar mintiéndole ¿Cómo podría?
Turquía se acerco más, podía fácilmente apartar la presencia del turco de su rostro pero no quería, es más deseaba con ansias que se acercará a tal punto de sentir su respiración sobre la piel de su rostro, ver de cerca el extraño brillo de su mirada de hermosos orbes turquesa.
Turquía se movía al son de una tranquila melodía, lo guiaba con delicadeza a seguir sus pasos, apegados de forma tierna inician un pequeño vals eternizado en sus esencias primigenias. Un, dos, tres...un, dos, tres, pasos lentos donde su corazón se acelera y donde su rostro descansa sobre el pecho ajeno, la dulce melodía del palpitar del corazón turco eran una hermosa música celestial. Un, dos, tres...un, dos, tres, su alma bailaba junto al de Israel en un infinito soneto celestial. Dos corazones bailando al compás de una musica apasionada, en un movimiento medieval sus almas se encuentran queriendo sanear sus heridas provocadas por amar demasiado, se expusieron frente a la llama de la pasión y se quemaron en el intento de salir ilesos del incendio descontrolado que quemo todo lo que protegían con recelo.
◉◉◉
Aquella noche marco un antes y un después con un enorme peso, sus manos sujetan sus propios hombros en un intento de recordar el como se sentían sus caricias, su tierno y cálido agarre, su mente se niega, no lo desea...no quiere más sufrimiento tortuoso.
Haciendo una pequeña parada en aquel recuerdo tiene una epifanía, el dialogo del turco retumba en su cabeza en un intento vano de cambiar su rumbo cuando el camino tras suyo para reconsiderar lo asumido esta totalmente destruido.
—Cuando algo malo te suceda, tienes tres opciones. Dejar que te marque, que te destruya o que te fortalezca...¿cual escogerías?.
Si en aquella ocasión el escogió la tercera esta situación no tendría que ser la excepción, una parte suya decide nuevamente la tercera opción pero otra parte suya, siendo esta la gran mayoría, opta por la primera.
¿Pero por que? No lo sabe, quizá porque opto por abandonar esperanza alguna de algún día ser libre y ahora se halla a merced de la voluntad de aquellos sujetos cuya identidad aun sigue siendo un misterio ante su perspicacia. Su mente es incapaz de reconocer aquellos familiares rostros tintados de farsa, refugiados en identidades que solo uno de ellos conoce a perfección, y ese alguien apenas salio vivo de la organización pagando un gran precio por su osadía de cuestionar sus motivos por los cuales hoy él esta aquí.
El ultimo de los recuerdos que aun permanecen en su cabeza es él, el hermoso turco de orbes turquesa. Que dichoso se sintió cuando alguien tomo su mano y le prometió la felicidad...que ingrato fue al decidir ir a los brazos de Egipto cuando bien pudo rehacer su vida con Turquía.
—Te ame y aun te sigo amando...como me arrepiento de no haber tomado la decisión correcta.—musita en su reflexión, el camino más obvio se vio ofuscado por la presencia de aquel primitivo sentimiento que aun lo ata a su "pareja".
Él le había prometido reconocer a sus hijos como suyos, forjar una familia juntos y conseguir aquella felicidad que el destino les privo de gozar en su totalidad, una promesa que quedo en el vacío, una que el viento se llevo pero que el tiempo no fue capaz de borrar de su mente.
Nunca olvidara aquel amable rostro juvenil, la forma en que lo miraba, aquel brillo de sus ojos, sus finos labios rojos, la tersa consistencia de su piel...y todas aquellas hermosas palabras que le dedico alguna vez en su soledad. Su grata compañía la atesorara con mucho cariño, aun cuando aquel recuerdo pase a ser ello, un simple recuerdo de una personalidad que él destruyo, una que su amor insano elimino sin piedad con sólo una respuesta que dejo en claro que sus esfuerzos fueron una perdida de tiempo. Aquel corazón que con esmero levantó cada pieza del vacío de la desilusión y contribuyo con algunas de su corazón para que volviese a ser el de antes latía por quien los destruyó... No quería sanar...no quería olvidar...simplemente perdió su tiempo con alguien que jamás dejaría de amar a quien más daño le había hecho.
Turquía no merecía ser infeliz nuevamente, aquel frágil corazón cuyos pedazos fueron reconstruidos por su cuenta ahora son micro fragmentos de algo que alguna vez latió con suma locura por las personas equivocadas. Se enamoro de quien no debía, de quienes poseían grandes defectos y aun así se hizo al ciego para no verlos, cayo una vez por el griego y se prometió nunca volver a caer... Y volvió a caer por Israel.
Solo él hizo que su mundo ideal se destruyera en una hórrida catástrofe desproporcionada, aquel sueño que creyó seria realidad termino convirtiéndose en la más hórrida pesadilla de la cual despertó afortunadamente. Ya no se derrumbaría nuevamente por otro, sin un corazón que latiese y expresase aquel burdo sentimiento su vida cobro un sentido más oscuro y torcido.
Prometió venganza, una terrible venganza contra quienes se atrevieron a jugar desalmadamente con sus puros sentimientos, ya fue momento de dejar partir al ingenuo muchacho que entregaba todo por un amor...ahora es un hombre, un hombre sin sentimientos.
Así lo hizo el destino, creo un monstruo sediento de venganza.
Y su venganza fue terrible.
—No me arrepiento de nada, hice justicia aun cuando muchos crean que mis motivos fueron estúpidos.
Qué caro pagaría por sus palabras.
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