Te veo en la oscuridad,tus ojos resplandecientes de fuego ardiente y lleno de vida iluminan como luciérnagas el lugar pese a tu aspecto espectral de humo blanco parecido a incienso.

—por que no me ayudas?

Te pregunto y no me respondes,te acercas con el a mirarme,te pones frente a mi y me miras con esos ojos que ahora ya no tienen vida...

—por que soy un fantasma...no puedo ayudarte...no aún

Lo mencionas con simpleza,con una tranquilidad que me pone nervioso,sonríes un poco mientras pones tus espectrales manos frías en mi rostro,las siento como témpanos de hielo,pero al poco contacto se vuelve cálido y me empiezas a dormir...

Te miro aún pese a que mis ojos están entrecerrados,estas frente a mi con quien también se acerca y te toma del hombro,siento que mis lágrimas brotan de mis ojos pero se evaporan al simple contacto con tus manos.

Existe una leve neblina y caigo rendido ante el sueño...todo es oscuro...todo es relativo...todo y todos son una simple ilusion...

•°•°•°•

Siento la tranquilidad abordar mi ser,hay una paz que llena mi ser,que me libera...

No hay grilletes ni cadenas que me aprisionen en aquel lúgubre y oscuro lugar.

Estas frente a mi y me haces una señal de que me acerque,respiro profundamente y doy unos cuantos pasos...siento la naturaleza tocar mis pies que veo descalzos,aun tengo en mi cuerpo mi traje de combate,mi uniforme...bueno...solo lo que me queda de el.

Veo que todo es un sueño,parece un paradigma de lugar,la música tranquilizante de las aguas de aquellos manantiales y cascadas,del trinar de aves y de la brisa del cielo celeste que adorna el lugar.

Te siento...puedo tocar tu rostro con mis dedos con curiosidad,eran tan real y tan falso a la vez.

—Te he esperado desde hace mucho tiempo...te he extrañado desde que he muerto...y me duele no poder ayudarte...

Suenas triste,siento tu dolor en tu mirada,siento tu miedo cuando tomas mis manos y las pones en tu pecho intentando que yo aun sienta lo que tu corazón emblemático siente aun...

—Aquemenida...También te extrañe en su tiempo...eras como mi hermano y enterrarte fue lo más doloroso que afronte en mi vida...

Respondo con sinceridad,tu mirada denota una profunda tristeza pese a que sonríes un poco,pero se que es una sonrisa rota.

—Aún no es tu tiempo...debes ser valiente,debes ser lo que me demostraste cuando me encontré contigo y me contaste lo que viviste...debes ser aquel pueblo que cuide...que cuido de mi hija como suya...

Lo dices con una seguridad que te caracteriza,una singularidad en tu voz que es única en todo sentido.

—Romano...que puedo hacer si mi sufrimiento es grande por saber que Egipto siente un dolor horrible por mi culpa...

Me miras raro al igual que Aquemenida,se lo que me vas a preguntar y me adelanto a responderte con una seguridad que no he sentido desde hace un buen tiempo.

—Yo siento lo que siente por que nuestras vidas han sido destinadas a estar juntas,por que nos complementamos pese a nuestras peleas,pese a nuestras discusiones...lo que nos une son nuestros hijos...

Asientes pero Aquemenida no lo hace,me preocupa y al acercarme desapareces,te desintegras dejando sólo una pequeña estela de color rojo ardiente en el aire que luego explota en partículas brillantes que se funden con una flor cuyo color me recuerda a mi condena...

—Romano...ayudame...

Te suplico aún así me miras frío.

—No puedo,soy sólo un fantasma...solo tu te puedes salvar si te lo propusieras,hay un momento exacto que debes aprovechar,solo tu lo sabras.

Hay una verdad en tus palabras,una profundidad en la seriedad que emites me brinda una seguridad que desconozco aún pese a que hace poco la emiti.

Trato de decirte algo pero mi boca yace sellada,no puedo articular palabra alguna...

Mi verdad...soy un débil.

°•°•°•°

Siento un choque frío en mi rostro,abro lentamente los ojos,por un momento casi o me he ahogado,estoy desconcertado.

Mi respiración se acelera...

Limpio mi rostro por completo y te observo.

Llevas una vestidura parecida a la que usaban los espías persas...solo dejas ver tus ojos que son flama ardiente de un rojizo iracundo,sostienes con brutalidad mi muñeca,pones una pequeña llave en silencio y me quitas los grilletes y con ellos las cadenas...

Lo haces con molestia por el sonido de  tus refunfuños que son murmullos molestos de media noche que escuchas en una pesadilla que antes era un lindo sueño...

Lo mismo haces con los de mis tobillos no sin antes acercarte a mi para bendarme los ojos con una tela suave de color borgoña.

Siento algunos toques suaves y delicados en mi rostro,una suavidad que luego se vuelve en un movimiento brusco que me obliga a ofrecer mis labios y abrir mi boca de apoco...

Siento una respiración deseosa y desesperada cerca de mis labios,me remuevo pero ejerces una fuerza descomunal...una que destruyes en un solo contacto bruto...

《Tranquilo...si cooperas todo saldrá bien...》

Tu voz es ronca y seca,parece deseosa junto con tu agitada respiración pese a tu advertencia me remuevo.

Escucho la voz de Romano,escucho tu voz pero se me es difícil ponerte atención cuando trato de que mi reclusor no toque mis labios que son solamente de Egipto.

Algo se cae,como si de una bandeja de plata se hubiese caído y en ella existiera copas de vidrio que emiten un sonido cuando se destruyen en el suelo.

Uno estruendoso...

Mi reclusor se da la vuelta,me avienta en el sucio colchón y se reincorpora como si nada hubiese pasado.

Aun siendo un fantasma me has ayudado,más de lo que Aquemenida quiere hacer...

Te agradezco mucho fantasma de Romano.

Gracias Imperio Romano....