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En una amplia habitación ha despertado con un terrible dolor en el lado dorsal izquierdo o quizá derecho de su ser, esta tan aturdido que no logra descifrar de donde es que siente la dolencia por la que ahora se queja con una clara mueca de molestia.

El impacto de un pequeño haz de luz casi lo deja ciego debido a que despertó justo cuando recobro la consciencia (aunque eso era bastante obvio). Se sentía confundido y un tanto extrañado, todo a su alrededor era completamente espeluznante a su parecer.

Si bien pensó que lo sucedido hace ya un buen tiempo había sido producto de su imaginación ahora aquello salia de todo contexto ya que el dolor dejaba de ser simplemente "imaginario" y más sobretodo real.

Se observo de arriba hacia abajo viéndose vestido de forma diferente a la forma en que suele vestirse, con una bata, vendado y sobretodo sedado y con ciertos electrodos sobre parte de su cuerpo que controlan sus pulsos y sus palpitaciones. Esta asustado en todo el sentido de la palabra, buscando forma alguna de salir de aquel lugar yendo directo a su hogar para no preocupar a su progenitor cosa que hizo simplemente por ausentarse más de lo habitual.

—Me alegra ver que despertaste Abdel.—una voz neutral y muy sofisticada le da la bienvenida a la realidad con unas palmaditas cálidas sobre su espalda.—Y bien ¿como te sientes?

—Estoy algo confundido...eso es todo...—planteo una excusa frente al gran dolor que presenta en una zona que lo confunde porque parece ser todo lo que supone su abdomen.

—Puedes dejar de fingir Abdel, tú y tu padre me han ocultado un aspecto tuyo que no pasare por alto y eso muy bien lo sabes.—Su mirada muestra que no miente, su tono de voz exige de forma amable y cordial la respuesta más sincera que sus labios puedan crear.

O al menos mentir tan bien que puede disfrazar la mentira con la verdad que desea oír aquella entidad, aunque le halla mencionado que su padre a revelado el secreto que ambos comparten, no le creía en absoluto en aquel aspecto.

Abdel se quedo en silencio, si bien desde hace tiempo decidió asumir una identidad para no verse vulnerable y débil, ahora todo parece que dicho esfuerzo fue en vano. Como maldecía haber estado en el lugar y momento equivocado. Haberse cruzado con aquel muchacho que se llamaba Sirian.

—Por favor...no se lo cuente a nadie más... —suplico intentando ponerse de rodillas para forzar aun más al contrario de mantener en secreto su identidad.

¿Que más hacer? Se hallaba acorralada y tan sólo opto por la súplica en lugar de aferrarse al silencio o siquiera mentirle con descaro.

—Y hasta cuando planeas ocultarlo, llegara el momento en que todos lo  sabrán, todos en algún momento sabrán quien eres realmente ¿por que eso tanto te molesta?¿Por que no pretendes asimilar quien eres realmente?.—indago curioso con sus preguntas en aquel personaje que sus ojos ven con pena y enigma.

El muchacho se quedo pensando un instante en aquellas palabras, si, era ya bien sabido que era inevitable seguir manteniendo su verdadero ser en secreto, su padre ya se lo había dicho hace ya un buen par de años atrás antes de que emprendiera su viaje por el mundo, antes de que abriera las alas y decidiera emprender su vuelo (literalmente) en busca de su felicidad. ¿Que hacer? Tiene tantos traumas y culpas por los cuales ha decidido ocultar quien es, fruto de un "amor" mal concebido, el resultado de un alma se sometida a la tortura para brindarle vida y al mismo instante odiarlo por ello. Sintió culpa, quien verdaderamente lo dejo en plena calle no dudo en hacerle saber que todo lo que le pasaba era su culpa, lo maldijo desde el primer instante en que era capaz de entender las cosas que lo rodeaban, le dijo tantas cosas hirientes que el amor paternal que aquel a quien llama y siente que es su padre poco a poco intento curar dichosas heridas.

—Donde estoy?.—cambio de tema, evasivo ante la pregunta anterior busco forma alguna de disuadir a aquella entidad de seguir indagando en su vida personal.

—Estas en Rusia, descuida, tu padre ya sabe lo que ha pasado pero he omitido ciertos detalles para no alarmarlo ni mucho menos someterlo a la histeria, suficiente he tenido hace ya un buen tiempo con lidiar con una histeria colectiva que me provoco una severa migraña. —dichas palabras que debían confortarlo más bien lo pusieron nervioso e histérico, se podía notar en su mirada incrédula como también en los gestos de su rostro mostrando miedo y a su vez una extraña tranquilidad.

—Podria hablar con mi padre por favor.—solicitó amable y apresurado.—por favor...

La organización asintió amable, tomo su propio teléfono y se lo cedió marcando anticipadamente el numero de su progenitor.

—Ten.—le cedió el teléfono mientras el tono de llamada seguía sonando.

—Gracias.

Después de un par de minutos a la espera de que el iraquí contestará la llamada, al cabo del tercer minuto el mismo contestó con un tono de preocupación.

ONU, ¿qué  sucede? ¿Pasa algo con Abdel?, por favor dime algo!.—la preocupación que solo el tono de su voz es capaz de transmitir es tan intenso que acongoja al corazón de su propio progenie.

—Padre, estoy bien...no tienes porque preocuparte.—utilizó un tono tan calmado que el nudo que tiene en su garganta no le impide permanecer tranquilo aun cuando por muy en el fondo desea derramar una que otra  lágrima.

Abdel!¡Mi querida Abdel!, no te preocupes habibata estoy en el primer vuelo a Rusia, ya pronto estaré contigo para cuidarte.—se le notaba tan emocionado que sus sollozos no se dejaron esperar y eran muy perceptibles debido a que su voz se quebraba conforme intentaba mantenerse firme.

Ha sufrido un gran susto con la noticia que anteriormente la organización le dio, estuvo todo el medio día esperando la llegada de su bien más preciado, estuvo con el corazón en la boca debido a que después de aquella llamada la organización no respondía a sus llamadas y sus mensajes. Ahora estaba rumbo a tierras rusas, acompañado y buscando forma alguna de encontrar dichoso hospital que atiende a su querido peogenie.

—Descuida papá, estoy bien, en todo caso te esperare y te prometo que no intentare huir como creo supones que pienso hacer.—rio divertida ante el alivio que mostraba su progenitor del otro lado de la llamada.—nos vemos dentro de algunas horas padre, adiós.

Colgó y acto seguido devolvió el teléfono a aquella entidad que aun le seguía pareciendo misteriosa y extraña. La tonalidad de su piel era inusual a comparación de algunas que ha visto en fotografías que su padre le mostraba cuan niña de aquellas reuniones en las que participaba, parecía alguien bastante importante, elegante y sofisticado... tal vez con una pizca de humor sutil que más que nada es simple seriedad al 99%.

—Espero te recuperes pronto Abdel, ya más tarde hablaré contigo y con tú padre.—aviso con seriedad a quien permanecía postrado en su cama antes de poder marcharse de la habitación y así dejarlo descansar en paz.

—Disculpe.—interrumpió su acción con su llamado.—¿Y el joven que estaba conmigo, donde está?.—pregunto con un cierto grado de curiosidad que más que ello era mero interés.

—Descuida, esta en la habitación continua siendo atendido por las lesiones que presentaba, esta bien, no tienes porque preocuparte tan solo preocupate por descansar y guardar reposo.—esta vez quien dio la respuesta fue otra organización similar a la anterior pero con más calidez y amabilidad, por no decir con un sentir más humano.

Él asintió y ambas organizaciones salieron de su habitación, al estar a solas intento recordar si alguna vez aquel joven muchacho le había dicho su nombre o algo por el estilo.

—Maldición, no lo recuerdo... —intentaba hacer memoria pero fracasaba, había algo que se lo impedía.—Pufff, vaya balazo que me dieron...

Tendido sobre la cama y con una mirada perdida en el blanco del techo se quedo hasta quedar nuevamente dormido, esperando y posiblemente contando las horas para ver a su padre, mejor dicho, a sus padres preocupados por él.

Tan solo era el momento en que dos caminos se cruzaron por primera vez antes de someterse al frenesí que supone forjar una historia. Sus vidas apenas daban rienda a una historia en la cual muchos se verían comprometidos.

Una historia inigualable, una prohibida y pecaminosa.

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