✦2✦

Despierta desconcertado, una débil entrada de luz choca sobre sus ojos, la luz brillante de un foco denotan ante sus ojos que ya no esta en el bosque, más al contrario en un establecimiento ligeramente lujoso, aquel blanco de la habitación lo desquicia un poco.

—Abdel...¡Abdel!.—vocifera en la habitación, sin percatarse de quien lo observaba del otro lado de la puerta.

Parecía que despertaba de un sueño o tal vez una pesadilla, era difícil de procesar para Sirian lo sucedido hace poco con lo que sucedía ahora.

Observo a todos lados y acto seguido salio de aquella camilla sintiendo un fuerte dolor y ardor en buena parte de su rostro.

—Al fin despiertas muchacho.—fueron las primeras palabras que aquel modesto hombre soltó, lo conoce tan bien que sabe que esta molesto por su actuar.

En aquella mirada fría que solamente puede ver, se halla al margen de la preocupación que lleva el otro por su estado. Haber sido atacado por una bestia de la profundidad del bosque y haber sobrevivido era una gran hazaña aunque el costo fue bastante alto pero no serio. Aquel zarpaso por suerte no toco aquel órgano vulnerable como suele ser el ojo y gracias a ello aún es posible que aun vea con ambos y no solo así con uno, pero se quedaría con una horrible cicatriz aquel lado ya que aquellas garras entraron en lo profundo de su piel y las suturas puestas lo dejan muy en claro.

—No estoy para tus sermones Moscú.—fastidiado empezó a darle la espalda mientras pretendía tomar su indumentaria y vestirse para marcharse como si nada hubiese sucedido.

—Y no lo haré, se que es perder mi tiempo haciéndote entender cosas que no quieres entender.—opinó con tal tranquilidad que al contrario estremeció. —se que ahora ya eres un hombre y como tal es momento de que asumas responsabilidad de tus actos ¿no te parece?.

Aquel tono de intriga que uso en sus últimas palabras capturo la atención del más joven, ya era momento de salir de las alas de aquella gran águila que lo cobijo en las tempestades y proceder a abrir las suyas y volar como él. La frialdad que presenta es clara muestra de aquel miedo que lleva dentro, lo admira pero no es capaz de decirlo porque supone ser débil, le agradece tanto que se lo demuestra mediante su  rebeldía. Apenas un niño que no vivió en un hogar, un hogar roto...uno que ni es hogar, un abismo infernal en donde un ángel yace encadenado a un demonio que no hace más que torturarlo para su deleite personal.

—De que actos me hablas, te refieres a aquel "ser" que tenia entre mis brazos?.—pregunto a su tutor cosa que el mismo respondió asintiendo con la cabeza.—no es mi culpa, yo salí de caza pero una bala perdida del mosquete le dio, además de que tiene la apariencia de una robusta ave, creí que era un ave, no puedes negar que tiene cierto parecido.

Hay excusas o simples justificación que no justifican su actuar, para aquel que lo escucha es divertido ver como se pone nervioso e intenta convencerlo de que no es su culpa, se veía atemorizado por tener la responsabilidad de cada movimiento que haría más adelante. Aun era aquel pequeño que acogió en su hogar, aun seguía viéndolo como aquel niño que imploró ser llevado de sus tierras rechazando su origen y olvidando su verdadera identidad para asumir una nueva.

—que te parece tan gracioso ¡eh!.—aquella exclamación alterada solo le daba la razón ante sus pensamientos, era aun un niño de ello ya no había duda...uno que pretende ser hombre, uno que añora crecer.

—Aunque se que no vas a escucharme te lo diré de igual manera.—se acerco con pasos decididos hacia quien se mostraba molesto e inquieto.—se que no eres de mi sangre, tu más que nadie sabe eso, aun así te considero de mi familia, un hijo de cariño, aquel que jamás tendré. Sirian, es momento de que empieces a recapacitar, entender la gravedad de las cosas, asumir responsabilidades, ser responsable. Yo no siempre podre sacar cara por tus actos, el hecho de que hallas tomado un arma que ni es tuya ni que te di permiso te pone en peligro y más aun si sales de caza en épocas que no son establecidas para ello.—tomó un hondo respiro para dejar de estar tan tenso.—puedes meterte en problemas legales y más cuando dañaste a otra entidad semejante a ti. Desde ahora te dejare crecer a tu manera y espero logres considerar los acuerdos de nuestro pasado...ya es momento de que te encuentres con tus orígenes...

Ligeras palmadas sobre sus hombros lo dejaron pensando en aquellas palabras, hace bastante dejo de pensar en su origen, en su pasado y tan solo vivió su presente y futuro.

—Pasa por favor...—le escucho decir al ruso no muy lejos de su persona.

Vio la puerta abrirse lentamente dejando ver aquella figura paternal que tanto añoro volver a ver y que nunca manifestó.

¿Que sentir? Estaba atónito, tenia tantas ganas de llorar de la emoción de volver a verla, de saber que estaba ahí frente suyo y que no era una ilusión de los analgésicos. Un frenesí de emociones circula por su ser, por un lado la alegría, la felicidad, la dicha de estar con ella y por otro la tristeza, la ira y la melancolía. Tantas emociones que experimenta en un solo momento.

—al'umu...(Madre...).—Solto en un suspiro aquella palabra en donde sus emociones explotaron en éxtasis de un añorado reencuentro que creyó siempre lejano.

Sus lágrimas, por más escasas que se vieran en él, sentía que derramaba un gran mar de ellas cuando la vio entrar corriendo para abrazarlo, sus cálidas caricias y sus besos llenos de amor y dulzura le hicieron sentir tan vulnerable cuan niño fuese. Se aferro a sus brazos, aferro sus manos en su espalda mientras volvía a sentir el aroma de ella nuevamente después de solo haberlo tenido en el recuerdo, seguía viéndose igual que la ultima vez que la vio hace ya bastante tiempo, quizá 10 años atrás.

—al'umu, 'umiy aleaziza...(Madre, mi querida madre...).—vocifero entre sollozos mientras parecía querer hallar consuelo en su pecho.

Siria sentía aquella conmoción del momento, de sentirse tan dichosa a sentirse triste y a la vez bendecida por haber aun vivido para la llegada de este gran momento.

—abni abni alhabib...(Hijo mio, mi adorado hijo...).—sollozando aquellas dulces palabras que siempre paso diciendo en los rincones de su "hogar" salieron de sus labios mientras sus brazos por fin después de mucho acariciaban a su progenie.

Una tierna escena que el ruso observa al margen, dejándolos solos sin que ninguno de ellos pudiese percatarse de su retirada para dejarlos a solas y que disfruten de su momento familiar.

Ambos se reencontraban después de tanto tiempo de haber estado alejados por un bien común, ahora estaban juntos...eso es lo que tiene más relevancia que las decisiones propias del pasado que marco a Sirian. Ahora son felices y a nadie permitirían que se les arrebatara dicho derecho. No se lo permitirían.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top