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// Marinette //

— ¿Está bien si hago esto Tikki? — Preguntó sacando las galletas del horno.

— ¡Claro que sí, Marinette! A Adrien le gustarán mucho, tanto como a mí.

Soltó una pequeña risilla traviesa mientras trataba de agarrar un pequeño pedazo de galleta de la mesa que Marinette había hecho como prueba, la chica sonrió y acomodó la bandeja en la mesa lentamente para no quemarse, lo más raro de todo el asunto es que los guantes de cocina tenían la cara de Adrien.
Alya se los había regalado hace dos días, lo que le dijo fue algo como: Para que te de suerte en tu regalo especial y secreto. (Lo cual obviamente su mejor amiga había adivinado que eran galletas navideñas).
Pero ahora estaban sumamente manchados por el horno, algo de mantequilla que frotó en la bandeja, chocolate derretido y un poco de masa, dio un gran suspiro en cuanto dejó las galletas en un plato.

— ¿Cómo se ven Tikki? ¿Bonitas, no? —Trató de ignorar que había manchado la cara de Adrien en los guantes con todo lo mencionado.

— ¡Claro y más porque tienen forma de Ladybug! —Se rió y dio una vuelta en el aire acabando su galleta.

— ¡O-oye! Alya me dijo que le había preguntado más pistas sobre LadyBug, debe gustarle mucho... Sí, ella. — Se encogió de hombros unos instantes y dio una mirada incómoda a las galletas.

— Marinette, Tú eres la elegida y obviamente LadyBug. Le gustas. —Se acercó a su hombro y trató de acercarse más para verle a los ojos. (Los cuales eran muy grandes para ella)

— Sólo quiere saber quien es como cualquier otro. ¿Sí? Aunque si él lo hace es tan... ¡Fabuloso! — Dejó salir demasiadas carcajadas, apoyándose en la mesa y poniendo su mano en su frente como si fuera un escena dramática de una obra— ¡Pero hoy si que se las entrego!

Cuando iban a seguir charlando, aparecieron sus padres con una gran sonrisa en la cara, se miraron los dos primeros y luego se acercaron a su hija como si quisiera matarla... pero con gran emoción. Tikki en seguida se escondió en la bolsa de su portadora.

— ¡M-mamá! ¡P-papá! ¿Q-qué hacen aquí? —Tocó su pecho y apretó su ropa con gran susto ¡Hubiera visto a TikkI! —

— Es nuestra casa cariño. Pero olvida eso, tu papá y yo te tenemos algo que te alegrará tanto que no podrás respirar al escucharlo. — Juntó sus manos con las de su hija, la señora Sabine le vio directo a los ojos con un brillo enorme— Cenaremos con la familia Agreste.

Se le cayó la mandíbula.
Casi literalmente, dejó bien abierta la boca como una ''O'', como si le hubieran metido una dona pero derecha, vertical. Luego se desquitó de con su madre para poder dar unos brincos de alegría y abrazar a sus padres ¡¿Cómo lo habían conseguido?! ¡Era imposible! ¡Iba a estar en una cena con Adrien!, Sentía que su corazón iba a terminar fallando de tanta felicidad.

— ¡Eso no es lo mejor cariño! ¿Sabes por qué? Por que será el día de navidad. — Mencionó su padre aceptando el abrazo—

No era un secreto que sus padres conocieran el amor que le tenía a Adrien y aunque la dejaban en paz, cuando le veían junto a él era otra cosa... les ofrecían hasta la casa solos, pero ella aún así los adoraba por dejarla tener su cuarto lleno de él. (Gran cosa ¿No?)

— ¡Oh por Dios! ¡Esto es un milagro! —Soltó una gran sonrisa mostrando sus dientes y juntando las manos con los guantes en su cara—

— Sí, supongo que tu compañero se siente solo en esas fechas por la ausencia de su madre.

En cuanto escuchó eso de su madre... sintió un golpe en el pecho, en el corazón que le inundaba tristeza y desesperación por ir con él, por abrazarle e decirle que todo estaría bien, que no tenía de que preocuparse.

Ladeó la cabeza tratando de volver a sus ánimos y asintiendo subió a su habitación con una mirada decidida.

— ¡Muy bien! ¡Haré que sea su mejor navidad!

Miró al techo y levantó el puño como si fuera un guerrero que iba a encontrarse con lo que siempre había esperado, esperar ganar la guerra.

— Marinette... Las galletas.

— ¡Ouch!

Bajó por ellas que casi se tropezaba, las había olvidado, por suerte antes de que su padre las comiera las arrebató como un fuego.

— Je...je. —Rascó su nuca avergonzada por su acto— Yo... Son para...alguien.

En cuanto se retiró sus padres se vieron y suspiraron para luego sonreír.
''Enamorada''

// Adrien //

La noche se la había pasado cómodo, sin mencionar el olor a queso que daba su amigo Plagg, era insoportable a veces tener que aguantar tener queso rancio por la habitación... bajo la cama, trozos en su ropa, en el sofá escondido, encima de la tele o laptop.
Incluso a veces si pedía demasiado la asistente de su padre le preguntaba si estaba bien o si no quería comer algo más nutritivo, en ocasiones era mejor que se le quedara viendo raro a que le hiciera ese tipo de preguntas.

A la mañana siguiente se bañó, se vistió, almorzó y lavó sus dientes detenidamente, con cuidado... era una manía que su padre le había puesto:

siempre perfecto... siempre perfecto...

Recordaba esas palabras cuando él iba a sus sesiones de fotos, tomó aire y tomó camino a la escuela, pero en un semáforo que estaba en rojo se detuvieron de golpe, abrió la ventana para que entrara aire por el susto.
Ladeó la cabeza y pestañeó varias veces para asegurarse de lo que veía era cierto ¿Era LadyBug? ¿Salvando un gato de un árbol? Al parecer la anciana que estaba preocupada por su mi minino estaba estirando los brazos para que volviera.

— Ven aquí gatito, mira, te traje un pescadito — Movió el mencionado pescado con su dedo anular y gordo en los ojos del mismo —

El gato parecía acercarse lentamente y con timidez con la heroína.
Ojos azules lo alcanzó a tomar y lo entregó a su dueña, quien lo abrazó y llenó de besos por todo el pelaje... parecía que fuera su hijo o algo así.
La heroína volteando a verlo, le sonrió y se fue subiendo de nuevo al árbol para desaparecer en las ramas, era muy grande, como un sauce llorón, por eso el gato no podía bajar. (A parte de ser un bebé, claro.)

Escuchó el sonido de cuando volvían a ser personas comunes, pero no alcanzó a ver quien se bajaba de ahí... pues el tonto semáforo había cambiado ya su color a verde.

// Marinette //

¡Oh por Dios! Acababa de ver a Adrien dirigirse a la escuela, él era puntual... siempre llegaba a tiempo, aunque no lo sabía del todo ya que ella llegaba tarde, pero su ( SU ) rubio siempre se encontraba en su asiento.
Mirando como era una chica incumplida, sin buenas notas, sin buena asistencia, siendo la burla de Chloe, tomando a la ligera... ¡Sin una vida prolongada y sin un camino derecho! ¡Jamás se casaría con Adrien! ¡Ni sería la mejor diseñadora! ¡Ni trabajaría para su suegro!

Bueno, no.

Pero siempre lo veía sentado en su lugar.

— ... ¡La escuela! ¡La escuela! Llegaré tarde, llegaré tarde, como siempre, como siempre. ¡Argh! — Soltó un quejido, había corrido demasiado, agarró sus rodillas y se inclinó para respirar por la boca—

Minutos después entró a clases, había roto su récord llegó dos minutos más temprano, la profesora todavía no llegaba así que estaba bien que salvara a un gatito del peligro... Gatito, Chat, Gatito, Chat. Coqueteo, no correspondido. Bonito juego de palabras.

— ¿Otra vez tarde chica? Estás en llamas.— Comentó Alya con una tono juguetón.

— ¡Hey, llegué 2 minutos más temprano! Además todavía no llega la maestra.

— Pero si el chico que te gusta —Señaló a Adrien en frente.

Abrió sus ojos como plato y casi estaba encima de su amiga para cuando se dio cuenta, le puso las manos en la boca tratando de callarla, pero por mala suerte... El rubio volteó.

— Hola Marinette, hola Alya. — Apoyó su brazo en su propio asiento girando su cuerpo— Escuché que te gusta un chico ¿Nino?

Alya casi pataleaba de la risa, incluso llegó a pisar a su pobre mejor amiga que moría de vergüenza como queriendo cavar un hoyo para quedar por siempre en ese lugar.

— ¡No, CLARO QUE NO! ¡Tú, digo, yo y tú! digo, digo, Nino no, tú si, ¡Tú si pero él no! Ahhh, ¿Alguien ha visto mi mochila...? — Trató de evitar el tema encogiendo sus hombros y mirando a los lados— Iré por... un vaso de... jugo... ¡Ouch! — La pellizcaron, justamente su amiga la había pellizcado la rodilla—

— Lo que ella trata de decir es que ese chico es genial, muy genial, pero no es Nino. —Explicó la morena poniendo su mano en la frente de Adrien, como recordando algo— ¿Y... van a pasar navidad juntos, eh?

Susurró entre ambos, acercando sus cabezas ya que Chloe parecía bastante interesada en escuchar ese tema, su amiga era astuta, por eso la ojos azules la quería tanto... encajaban bien. Le puso las manos en el cuello a ambos.

— Sí, será genial ver a Marinette aquí conmigo. ¿Cierto amiga? —Le dio una sonrisa, pero la maestra de química había llegado.

Se acabaron las clases era hora de mostrar las galletas que había hecho para él... ¿Pero era mejor esperar? porque... quizás le llegaría la locura, le enseñaría a Adrien que ella era Ladybug, vivirían felices para siempre y tendrían dos hijos, junto con un perro.

Esta bien no, pero si lo veía triste por la ausencia de su madre haría eso.

— T-ten — Se las entregó a su amiga como un ensayo de lo que haría.

— Amiga, todavía no estás con él y ya éstas tartamudeando. — Volteó los ojos— Le dije que fuera atrás de los salones, así la rubia metiche no se meterá, ahora ve.

La empujó por la espalda para que fuera rumbo a los salones que habían quedado, tomó aire decidida y escuchó la risita de Tikki... después vio a Adrien ahí parado mirando el reloj, ya que los asistentes llegaban por él temprano. Corrió para que no le regañaran, pero salió mal... porque cuando corrió se cayó con un hueco del pavimento, las galletas se hicieron trizas ya que estaban en su estomago, su frente y mejillas se rasparon.

— ¡No! — Sollozó y con poca fuerza, tratando de levantarse con sus palmas recogió las galletas tratando de unirlas.

// Adrien - Primera persona//

Estaba preocupado, no llegaba mi amiga y ya faltaban minutos.
¿Estaba en el suelo?, escuché un fuerte golpe, volteé y Marinette estaba tirando tratando de recoger lo que parecía polvo... galletas o panques destruidos.

Me acerqué corriendo a ella para tratar de recogerla, pero ella no estaba en si misma, negaba muchas veces con la cabeza, parecía apunto de llorar por lo que provocó... agarré sus muñecas, eran tan delgadas como las que yo conocía o había tocado alguna vez.

— Lo ... arruiné... — Murmuró tratando de zafarse para unir las galletas que eran polvo.

— N-no, no te preocupes por eso. Esta bien, esta bien.

— No está bien, no ... mientas...—Se puso recta y se limpió una lágrima con su palma con tierra, la cual quedó marcada.

Ella me levantó su mirada y por alguna razón me sentí completo, como cuando veía a... Lady, no pude evitarlo... quizás si le ponía una mascara a ella sería la mejor ... ¿Qué estoy pensando? Me quedé viéndola como un bobo mientras ella limpiaba sus lágrimas, tratando de controlarlas, jamás la había visto llorar ni triste, siempre decía cosas que a veces no entendía por como me las decía, pero era todo.

— No estoy mintiendo. Se veían ricas y perfectas... ¿Tú las hiciste? —Ella asintió, con la manga de mi camisa empecé a limpiar la tierra de su cara—

Asintió por segunda vez, venía de nuevo esa chica tierna que decía incumbencias cuando hablaba conmigo.
Haciendo que me sonrojara un poco, le abracé del cuello para a continuación reír, ella frunció el ceño sin saber porque lo hacía, es que parecía por un minuto que estaba con ladybug.

— Eran para ti, pero se echaron... bueno, las eché... me caí al suelo — Se rió también, me ilumibaba— Obvio ¿No? Ni modo que me caiga al cielo.

Solté una carcajada que hizo que ella volviera a verme, la solté para ver su rostro, inconscientemente acaricié su mejilla... un antifaz y ella sería...

—¡Adrien!

Escuché que alguien me llamaba, sonaba a la voz de Nathalie ¿Por qué en este momento?, me fui separando mientras veía el rostro de Marinette, con su mirada abajo después de que yo me alejara. Tomé el paquete donde estaban las galletas y le sacudí con muuucho cuidado el polvo.

— Gracias Marinette.

Nos levantamos, ella se atrevió a abrazarme, rodeé su cintura un poco rápido para despedirme.
Me fui corriendo con ellas a mano, seguramente recibiría un buen regaño pero nada de eso importaba ahora.

Tenía la loca teoría de que ella era LadyBug, podía decirle a ... Alya pero quizás primer deba investigar yo mismo.

// Marinette - Primera persona //

¿Eso pasó? ¿Por un error mío una escena romántica se formó? Llegando a mi casa sentía que flotaba, que mis pies no estaban en la tierra, brinqué en la cama un par de minutos ...pero como un balde de agua fría me llegó de golpe para recordar mi desdicha.

¿Me tendría lástima y por eso haría todo aquel show? No, él no era así.

Pasó la tarde, en la noche... no pude dormir muy bien, así que me levanté prontamente para el balcón, pero cuando iba a abrirlo... ¡Ahhh! ¡¿Qué era eso qué se movía?! ¡Me iban a secuestrar!
¡Luego ...! Nah, pero yo era Ladybug, podía hacer más... pero se revelaría mi identidad.

Ah, sólo era la cortina que daba una forma tétrica con su sombra por la ventana, suspiré de alivio para voltear a prender la luz. (Ya que por ahora me había guiado por la luz de la luna)

— Hola mi lady~

Salté del susto y retrocedí por el susto ¡¿Era Chat Noir en mi habitación?! ¡¿Qué hacía este cabeza hueca a estás horas?! ¡¿Y en la mía?! Si fuera LadyBug en este momento tendría una razón: Me persigue.
Pero como era Marinette...

— ¿Qué te pasa Mi Lady?~ ¿No te esperabas que alguien tan fuerte como yo viniera a verte? — Movió sus brazos enseñando el conejo. Me reí y negué.

— ¿Tú de nuevo? ¡Oh, como nuestra aventura de la otra vez! — Fingí emocionada mientras ponía mi mano en la cintura propia.

— Así es. Pasaba por aquí y te vi algo triste ¿Pasó algo querida? —Me preguntó en tono coqueto, sentándose en mi cama.

Lo acompañé para ir a sentarme hasta el fondo, de nuevo acostándome y tapándome, la luna aún iluminaba, entraba por el balcón así que fue genial no prender la luz... era una hermosa vista, sería una lástima no admirarla como la nueva obra de un artista reconocido.
Él se fue acercando a mí... lentamente, se sentó a mi lado y se atrevió a meterse a las sábanas conmigo, volteó a mi lado, puso su codo en la almohada con su palma en su fina barbilla yo giré para verle directamente con una leve sonrisa.

— ... Hice un desastre con un regalo que le quería entregar a el chico que...quiero. — Dudé un en decirle, pero él no me conocía así que no podía estar diciéndole a Adrien o a alguien que me avergonzara— ¿Y qué tal si él no está en Navidad sólo para evitarme?

Él se quedó pensativo unos segundos y asintiendo movió su cabello.
Admito que estar con abajo de las sábanas era acogedor, él era muy calientito.

— Creo que él no es malo, seguramente estaban muy buenas las galletas. sabían... digo, podían saber un poco a tierra. ¿Te caíste no?

Yo ya le había explicado todo lo que pasó, desde que Alya me animó hasta cuando me tropecé y empecé a llorar.

— No quiero matarlo por el dolor de estomago si le da algo. — Saqué la lengua riendo por lo bajo— Este año lista seré y me atreveré a hablarle bien.

Pero él no reaccionaba a mis palabras, lo veía sólo verme el cuello y la cara, pero sin ver mis ojos... parecía perdido, fantaseando o quizás pensando en que responderme, seguramente le parecía ridículo, porque había sido ridículo.
Cuando le puse mi mano frente a su rostro para moverla como un abanico, tomó mi muñeca, sin esperarlo me besó con tanta ternura y amabilidad... que hubiera podido soñar despierta.
Literalmente empezaba a besar mi labio inferior, pero no como es de imaginar, si no con ternura, cerrando sus ojos y sin dejar mi muñeca.

— En todo este mundo... Eres lo más especial que tengo — Murmuró y sonreí de manera inconsciente al escuchar esas palabras. ¿Él en serio dijo eso? Oh Adrien...—

Lo último que recuerdo es como mis ojos se cerraban por el sueño, la garra de Chat Noir acercándose a mi cara con una sonrisa un poco maliciosa, traviesa... porque después de mucho, él seguía siendo el gato de la mala suerte, de la destrucción, era su miraculous.

A la mañana siguiente, él ya no estaba, tenía la esperanza que él siguiera ahí conmigo... porque su pequeña boca me recordó a una que yo siempre observaba en clases, como cuando Adrien mordía su labio, mordía el lápiz, cuando sonreía y su pequeña boca trataba de ensancharse más.

// Adrien - primera persona //

¿Lo hice? ¡Lo hice! ¡Estoy segura de que es ella! Tan seguro como que soy ChatNoir, tan seguro como que esas galletas estaban buenas y su decoración era de LadyBug incluso traté de juntar algunas partes como un rompecabezas.

Pero tuve que marcharme, aunque se veía como un angelito durmiendo.

— ¡Marinette! — Me emocioné al verla entrar temprano esta mañana, al parecer ella sonrió algo nerviosa.

— Hola Adrien.

Se acercó a mi mesa, se veía tensa... ¿Era por hablar conmigo? ¿Así la ponía? Digo, nunca me había fijado tanto en ella... había una posibilidad de que ella fuera mi Ladybug. No mataré nunca esa ilusión hasta que me demuestren lo contrario.

— ¿Lista para la noche de hoy?

— ¿N-noche de hoy? — Pareció que ella entendió otra cosa, pues su cara se puso roja y empezó a negar con las manos como un torbellino —

— La cena Marinette — Solté un risa algo fuerte y le puse la mano en el hombro para después darle palmadas suaves — ¿Lo recuerdas?

— Hoy es... ¡¿Hoy es nochebuena?! —Exclamó pasando sus manos a sus mejillas y inclinando su cuerpo para atrás, era algo graciosa y elástica... como alguien. ¡Sí! — Te espero en el parque dos horas antes Marinette.

Y aunque me hubiera gustado decirle: LadyBug, no podía hacerlo así por así, quizás un enemigo nos estaba viendo, era algo extraño verla así para después presentarse como una heroína ¿Cómo no pude darme cuenta? Era la única aparte de Alya (Que era imposible ser LadyBug) que enfrentaba a Chloe o desaparecía junto conmigo, más había tenido una misión con ella antes como Marinette... ¡Pero LadyBug no estaba ahí!, es igual a mi como cuando Simón dice quería a mi padre.

Era tan astuta.
Tan maravillosamente única.

// Marinette - primera persona //

En camino a mi casa conversaba con Tikki, tratando de explicarle como es que se me había olvidado que hoy era la cena con Adrien... ¡Me quedé pensando en Chat! Fue tan ... Ugh. Me caía bien pero simplemente no era mi tipo, suspiré pasando mi mano por mi cuello y dando la vuelta, como siempre la mala suerte de Chat noir me llegó, se me olvidó que nevaba...

Literalmente cuando fui a la escuela en la mañana vi algo de nubes y frío, pero no importaba mucho, ahora que he salido esta nevando ... ¡¿Marinette Dupain-Cheng por qué a ti?!, cuando me iba a refugiar en una pequeña tienda de adornos navideños baratos y caros escuché un llanto ¿De dónde venía?, al parecer era el de una niña, lloraba y sollozaba bastante agudo, fuerte claro como si la estuvieran robando.

Empecé a caminar para después trotar, la encontré en un bulto de nieve cerca de un árbol seco con ramas muy puntiagudas y gruesas, lentamente me aceleré a su posición pero sólo sirvió para que volteara con la boca cocida retorcida su sonrisa y sus ojos normales de color chocolate, un traje de duende verde con caramelos como decoración en su falda.
Era rubia y de estatura baja, una niña... ¿Qué acaso a Hawk Moth le encantaban los niños? Era asqueroso de sólo pensarlo.

Retrocedí lentamente en cuanto me apuntó con un especie de esfera navideña, como si fuera bomba para explotarmela justo en mi cara.

Sentí un escalofrío por el aire frío que recorría mi espalda, tampoco era el miedo, pero jamás había visto eso en un Akumatizado ¿Coserse la boca era poco?

Ella ladeó su cabeza mientras sus ojos se dirigían directo a mi Miraculous, me tapé los artes rápidamente como forma de protegerlos de alguna forma.

Cuando ella iba a lanzar la esfera navideña Chat Noir apareció, me agarró de la cintura y me levantó con su vara, como la vez que el ilustrador nos dejó encerrados. Me apegué a él dejándome en un techo cercano al mismo tiempo que como si no hubiera pasado nada como un zombie la niña siguió su camino por las frías calles.

— ¿Regalando dulces a los niños en esta fecha Mi Lady?~ ¿Por qué mejor no me regalas algo más a mi? — Él me sonrió agarrando mi cintura de nuevo, aún más fuerte, pegando sus dedos como si fueran parte de mi cuerpo — ¿Qué dices?

Volteé los ojos un poco y me reí, le di un pequeño golpe en sus costillas para después empezar a separarme a la fuerza del gatito.
Miré al horizonte donde pude alcanzar a distinguir que ponían el árbol navideño gigante para París frente a la torre Eiffel, ya estaban las luces en él... como siempre a las 8 las prenderían en el evento más esperado de todo Diciembre, incluso más que los regalos, ya que las familias se reunían ahí, las parejas, las mascotas, los bichos... junto con la nerviosa chica que narra esto.
Justo cuando iba a detener mi mirada en el cielo, vi como la niña de antes rudamente se dirigía ahí ¿Qué es lo que trataba de hacer?

— ¿Sabes qué hizo esa niña Chat? — La señalé —

— Creo que encierra a las personas en esferas, supongo que eso hará en el evento — Jugó con el cinto que parecía cola de su traje y me guiñó el ojo — ¿Por qué? ¿Quieres una aventura?

— N-no, quiero ir a casaaa.... ¡Es que muero de miedo! — Exclamé fingiendo temor, incluso empecé a caminar para las escaleras que llevaban a la salida del edificio —

— No te preocupes, yo te protejo... Grr — Me volvió a agarrar para bajar con la vara por fin a mi bello suelo —

Después de que él me dejara en mi casa, me puse a pensar en lo que quería la niña... ¿Cómo había sido Akumatizada? No podía ni siquiera hablar para que yo viera la emoción que tenía, tristeza, odio, venganza, hambre de cariño, necesidad, no lo sé aunque en ocasiones me partía el alma ver como por una emoción eran convertidos en villanos... ¡Pero para eso estaba yo! Para salvarlos.
Segundos más tarde me transformé en LadyBug, Tikki había estado algo callada desde que apareció Chat Noir.

Salí por la ventana y mirando a los lejos veía un gatito acercarse, sonreí para continuar con la misión.

Ahí estaba la niña sola en un parque, me localicé encima de un árbol... Chat Noir me siguió pero al árbol que estaba al lado mío, cuando me di cuenta todo el mundo estaba en esferas de navidad, sólo se podían ver sus rostros de agonía golpeando el material en el cual habían sido encerrados.

Con el Yo-yo empecé a quebrar todas esas esferas, colapsaban como si las hubiera puesto en fuego ''Crack-crack'' tronaron todas al mismo tiempo por mi velocidad, Chat Noir se abalanzó prontamente a la niña para tomar su Akuma, que era la esfera que tenía siempre en la mano, los ciudadanos por mientras corrían desesperados y asustados por la situación, buscando cualquier salida, se amontonaban perdidos, consumidos por los gritos de otros.

— ¡La navidad está arruinada!

Gritó uno mientras salía como un caballo en una carrera, eso me recordó que tenía que llegar antes a la cena con Adrien o me vería muy mal, llegar tarde delante de mi diseñador favorito, el chico que me gusta y dejar en vergüenza a mis padres.
Chat noir alcanzó a quitarle el Akuma aunque algo golpeado, yo me había quedado pensando...¿Ya mencioné que yo era la mismísima mala suerte?, antes de que Chat Noir lo rompiera, la niña se me tiró encima como una bala, además hizo algo que jamás algún villano me había hecho... ¡Tirarme del cabello! después puso una esfera en mi oreja y con esa sonrisa chueca negó con la cabeza.

— ¡Mi Lady! — Exclamó Chat Noir mientras decidía si tirar la esfera o no —

— ¡Tirala! — Exclamé — ¡Es obvio que si la rompes ella volverá a la normalida-! ¡Auch! — La niña me picó con una aguja que tenía escondida en la espalda — ¡Hazlo!

— ¡Gataclismo! — En cuanto mencionó eso, destruyó la esfera... pero El París se formó más oscuro, la niña trató de reírse... pero se escuchaba como sollozo —

Me sorprendió que esa no fuera... ¿Entonces cuál era su ...? Miré a todos lados, era hora del amuleto encantado.

— ¡Amuleto encantado!

Pero aunque muchos me cuestionarían cuando salían objetos que parecían no ayudar, yo les demostraba lo contrario, apareció una taza con chocolate caliente... la niña pareció confundida, dispuesta a encerrarme o a atrapar mi miraculous en su esfera.
Lo único que mi visión milagrosa alcanzó a ver fue el vestido de duende de la niña... si así lo decía, debía confiar.

Se lo tiré encima antes de que el gato negro la atacara con la vara, era obediente, esperaba algunas de is ordenes para que fuera todo mejor.
Ella gimió del dolor, pero no podía emitirlo muy fuerte, como un susurro aniquilado...

Su lindo vestidito fue desapareciendo.
El chocolate caliente quemó, más bien, derritió un caramelo que estaba en el mismo vestido, un caramelo del medio.
Lo agarré y lo trocé, lo rompí, acabé con la maldad... ¡Una vez más!, Atrapé al akuma y la niña volvió a si misma...

Rubia de hebras doradas, ojos color chocolate, vestido azul, moños en el cabello y zapatitos formales, abrazaba muy fuerte su caramelo.

— ¡LadyBug Milagrosa!

Todos los daños fueron resueltos, Chat me sonrió como sólo él sabe hacerlo... con algo que me hacía ver que era alguien que yo conocía de alguna parte, pero con más estilo y aventura.
Los padres de la niña llegaron, la abrazaron y consolaron dándole muchos abrazos.

El problema había sido una tristeza, los padres trabajan pero justo en navidad iban a ir a un viaje de negocios dejándola sola en la casa por esa noche, siempre la dejaban sola al parecer, le prometieron estar en navidad como familia pero le fallaron.
Para colmo, les pidió un abrazo antes de irse pero ellos respondieron que no podían, se les hacía tarde y le dieron esa paleta o caramelo como dulce.
¿Recompensar o sustituir el amor de una familia con dinero? con razón la pobre tenía la boca cosida, no la dejaban hablar, ni opinar y cuando lo hacía estaba mal para ellos.

// Adrien //

Ya era hora.
Esta noche era tiempo de ver quien era LadyBug, además de su noche con la familia de su amiga (Qué quizás podía llegar a ser más que eso)
Después del asunto del Akuma, París celebró dejando regalos en el parque a los super héroes, en la banca donde los vieron una vez sentados.

Sonriendo se acomodó el traje formal que traía, no su típica vestimenta, como un esmoquin... se arregló el moño con algo de dificultad pero pudo hacerlo, antes su mamá lo hacía...

Empezaba a extrañar de alguna u otra manera, sentía esa necesidad de tener a alguien a quien apapachar, dar un poco de cariño del que tenía, pedir consejos y todo eso que los adolescentes ''comunes'' como él necesitan.

El timbre sonó y retumbó en sus oídos.
Antes de abrir la puerta se vio en un pequeño espejo que pegó con cinta a la pared, si su padre lo viera estaría muerto.
Cuando abrió la puerta se encontraba Marinette con un vestido azul suelto, que le quedaba perfecto a su cintura, con el pelo suelto por fin, sus pestañas más rizadas de lo común y unas botas cafés acompañadas con un saco blanco de pelusa.

Parpadeó un par de veces y los hizo pasar con una sonrisa, se le ocurrió hacer algo que su padre le había enseñado a escondidas de su madre cuando platicaban más, se agachó ante Marinette una vez que sus padres se habían ido al comedor guiados por un mayordomo que contrataron sólo para la noche.

Se apoyó en la rodilla derecha y con el pie izquierdo, tomando su mano para inclinar su cabeza, besarle los nudillos de esta con una leve sonrisa, levantando su mirada como esperando su reacción, la cual fue sumamente agradable, ladeó la cabeza sonriendo con un sonrojo.

  — Hola

 — Hola — Respondió ella inclinando y tomando las orillas de su vestido.

Ambos rieron para después Adrien guiarle tomando su muñeca por las escaleras, sólo por esta noche iba a ser traviesa... Ya no quería ser la maquina de su padre fingiendo lo que no quería, eso no sería tener una vida.

Subió más a prisa antes de que su padre le llamara, la llevó a una cena arriba de un vivero que tenía antes su madre... muchas flores, árboles, el vidrio que notaba el cielo marino profundo y sus estrellas brillantes, el viento que tocaba una hermosa melodía si escuchabas bien.
En medio de todo estaba una banca de color blanco brillante con una mesita a ambos lados donde permanecían cafés y galletas navideñas.

Lo mejor de todo es que estaba un muérdago entre ellos, plaga lo había puesto sin permiso de Adrien cuando estaba distraído... se sentaron y ambos levantaron la mirada, los dos rieron nerviosamente para topar sus rodillas lentamente.

  — ¿No te regañará tu padre?  — Trató de cambiar de tema.

  — Sí... pero vale la pena. ¿No?  — Le sonrió de dientes y tomó su mano.

La bolsa típica de Marinette se empezó a mover, junto con el bolso del traje de Adrien... ambos colapsaban por esos movimientos, la bolsa se cayó y apareció Tikki junto a Plaga.

  — ¡Vamos amigo, te he puesto aquí un muérdago para que le dieras un besito y sales con esto! — Exclamó irritado antes de ver a Tikki, la cual se acercó con su sonrisita tierna —

  —  ¡Plaga!  — Exclamó Adrien.

  —  ¡A-ah, puedo expli...! ¿Plaga? — Miró a Tikki y trató de esconderla.

Ambos estaban en su mundo, seguramente no se dieron cuenta que los kwami convivian muy bien, se abrazaron y se fueron a una canasta con rosas a esconderse.
Los dos quedaron medio confundidos, sus miradas se encontraron al mismo tiempo para tratar de hablar juntos... pero ambos se callaron sonrojándose. 

  —  Supongo... que... ¿Lo viste?  — Preguntó él levantándose — ¡Pero claro, eres LadyBug! ¡Yo lo sabía! ¡Ya tenía las pistas!

Empezó a reírse casi a carcajadas de la emoción, ese sentimiento tan intenso, ese sentimiento que tanto había esperado algo único y interesante que sólo él podía sentir, ni siquiera Romeo y su Julieta pudieron sentir lo que él sentía, incluso unas pequeñas lágrimas de melancolía trataban de desbordarse de sus ojos.

  — ¿Q-qué?  — Se fue levantando, pero Adrien la sentó por los hombros, ya no podía negar nada—  ¿Entonces eras tú...? ¡Oh por...! 

Adrien invocó las garras, se inclinó ante ella y sonriendo le besó la mano, ella agarró las orillas de su vestido de nuevo como una princesa ante su caballero, volvió a ser la catarina y con una ancha sonrisa le besó la mejilla sin alguna vergüenza

Era un sentimiento de libertad, algo que nadie podía sentir.

                      // Marinette- //

¿Esto estaba pasando?
Podía gritar aquí mismo de la emoción, no entendía como era que posible que él fuera esa gato... pero ahora entendía porque cuando Chat la besó... ¡Oh, la beso! ¡Se besaron! Fue un momento épico, fue algo que sentía reconocer... esa emoción, esa maravillosa experiencia...

Él siempre la había estado cuidando, siempre se había estando esforzando para llegar a ella pero ella se lo impedía, no se arrepentía de no mostrarle su identidad esa vez que se lo mostró pero... Ojala él hubiera abierta la puerta.

Se le fue tirando encima en un abrazo por el cuello. 

  —  ¿Ya te dije que te ves preciosa a la luz de la luna Mi Lady?~

 —  ¿Otro halago? — Soltó una risita.

No estaban muy sorprendidos, ya que lo sentían, casi siempre lo sintieron.

Estaban satisfechos, porque ellos mismo pudieron hacerlo, claro, con ayuda de sus Kwami, Chat la abrazó por la cintura y empezó a besar su frente.
Comenzaban a sonar los coros de navidad, las luces estaban apagadas por unos instantes, cuando volvieron a encender ahora toda la ciudad se iluminaba de colores por los focos navideños, por la nieve que caía en el techo de cristal, se fueron acercando lentamente uno al otro, hasta que la pelinegra con reflejos azules sacó un regalo.

  —  Toma. Abrelo cuando me vaya.

 —  Y Tú toma... Una princesa merece algo mejor.

Ello no esperó instrucciones, empezó a abrirlo... contenía una grabadora de música, la colocaron y subiendo la mirada vieron de nuevo el muérdago.
Esta vez Lady tomó la iniciativa, agarrando su cuello algo brusco y plantando un pequeño beso, muy profundo a la vez... saboreando los labios que vio desde que estaban hablando.
Reconocibles... si, él era el Chat que la besó aquella noche... no fue un sueño.

Él le mostró esa sonrisita traviesa de siempre al despegarse, satisfecha y puso música romántica, algo que había deseado desde siempre ahora se cumplía... 
''Christina Perri - A Thousand Years''
Agarró su cintura para empezar a sincronizar sus pasos lentamente con la música, tomó su mano derecha con la de ella para comenzar a moverse por toda la sala, de juguetón el gato se puso una rosa en la boca... incluso fueron avanzando a la puerta de cristal para salir al borde de la mansión... y bailar ahí.

Los pasos de Lady eran tan hermosos... tan perfectos y simples, muy humilde, mientras que los de Chat eran más fuertes con un impacto de gravedad que hacían sentir a Marinette ahora Lady completa, como si por fin perteneciera a ese lugar.

Ya en la punta de la casa, donde caía más la nieve se posaron tomando sus manos como en un espejo, como una sola persona.

  —  Feliz navidad  — Susurró Chat al oído de su dama, colocando la rosa atrás de su oreja:

  — Feliz navidad... — Rozó sus narices en un beso esquimal y sonrió cerrando los ojos, después uniendo sus frentes.

  — Traeré algo...

En unos pequeños minutos, el rubio llegó con una manta navideña, unos pequeños cojines y ponche, galletas navideñas, incluso algunos tamales.

  — Nuestra cena. Aunque papá se esté muriendo de coraje... pero tus padres lo alegraron. Son los mejores, incluso tu mamá.

Sintió un hueco en el corazón, acomodados, abrazándose y tapándose con la manta le dio un beso en la mejilla agarrando su mentón.

  — Ahora yo estaré aquí, te daré todo el amor que necesites. Soy milagrosa ¿Recuerdas?— Él volteó a verla, ella sonreía de dientes. Lo amaba tanto.

  — Gracias... Sé que no te puedes resistir a mi  — Carcajeó un poco besando la oreja de ella unas cuantas veces, susurrando unos: Te amo, te amo, te amo.

  Después de un rato de bromear con la palabra ''Tamal'' Y reírse de como Marinette se había quemado el labio con el ponche caliente (Que por cierto al tuvo que besar para que se ''enfriera'') dejaron esos chistes, la chica apoyó su cabeza en el hombro de su chico.

Miraron como el gran pino de La torre Eiffel era iluminado. Las familias en unión y riendo, a la vez que se repartían los regalos.  

  —  Gracias por este regalo  — Murmuró ella cerrando sus ojos.

  — Gracias a ti... por absolutamente todo.

Ambos estuvieron de acuerdo con que había mucho frío, pero se calentaban ellos mismo con sus cuerpos y las mantas.

Tuvieron una navidad muy especial. Porque ambos se amaban y ambos luchaban por lo mismo.

Incluso a la mañana siguiente llegaron tomados de las manos, con suéteres iguales que los señores Dupain-Cheng  le habían hecho, bufandas iguales y gorros también.
De colores pasteles, rosa con verde, luego negro con rojo.

Los suéteres decían:

Ella es mi linda enamorada. -->
Y Él mi mi chico especial. <---

Alya le intercambió el asiento a Adrien.

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