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PALABRAS DE HONOR
lucha sin miedo por tu dignidad

Las responsabilidades de un príncipe no son nada sencillas...

Le dolía la cabeza, era tarde y la reunión con los nobles del reino tierra apenas había termino.

Estaba de mal humor. El era un invitado, ¿Por que le afectaba la maldita inseguridad en la ciudad? No era su pueblo. ¿No eran tenían a los mejores guardias? ¿Como era posible tanta inseguridad?

Pero eso seguro se debía a que ni siquiera había podido almorzar bien «Los deberes diplomático son primero Zuko»  pensó con resignación mientras atravesaba el extenso pasillo que lo llevaría a su casa temporal. De su mente no salía la imagen de todo el trabajo pendiente que todavía tenía que terminar y eso que era su viaje de luna de miel.   —¡¿Que todo el tiempo va ser así?! —Habló fuerte  con todas sus fuerzas, parando en seco su andar . «Parezco un lunatico» se burló de si mismo y tras llegar a esa conclusión al fin se tranquilizó y decidió seguir con su camino o eso pensó que haría ya que un majestuoso sonido llamó su atención.  El joven parpadeó un par de veces mirando hacía donde se escuchaba la calida voz y como el hombre curioso que era decidió seguir el sonido, sin embargo y para su buena fortuna su terrible sentido de la orientación lo término llevando justo a la ventana de la habitación de su esposa.

—¡Ho...

No pudo completar la frase tras mirar a la joven mujer de ondulada cabellera.
Los ojos de Zuko se fijaron en la mujer del otro lado de la ventana. Katara peinando su larga cabellera castaña era toda una experiencia. Fue inevitable no tragar grueso tras mirar cada movimiento que ella realizaba. «¿Realmente es tan hermosa?»  Su voz. Era como si esa sueve melodía se apoderara de su alma. Mientras su cuerpo se dejaba poseer de ese bello vaivén en calma...

Embelesado no podía dejar de mirarla, ya que jamas en su vida había imagino mirarla con esa sonrisa tan tranquila.

Zuko se quedó en silencio hasta que ella termino y solo entonces le dedico un sincera sonrisa. —Nunca imagine sentir tanta ternura por ti —habló el príncipe descubriense como un fisgon. Algo que entre la nobleza no es bien visto pero que en ese momento el creyó necesario.

—¡¿Que demonios haces ahí, PERVERTIDO?!

—Katara —Su vista viajó hasta el rostro tenso de la joven. El cual se encontraba en dirección al suelo. Casi podía afirmar que estaba asustada, se notaba ruborizada  y su frágil voz parecía que pronto se quebraría en llanto y eso de verdad lo hizo sentir muy mal. «¿Por que?» fue entonces que notó la reveladora ropa de dormir que la chica llevaba. "Para mi seras intocable" el rostro de Zuko se tornó rojo tras recordar sus propias palabras y lo mucho que se podía malinterpretar sus acciones en ese momento. —¡No,disculpe la intromisión!
—dijo saliendo al fin de las sombras. —Mi intension, no es nada pervertido contigo
—ignorando lo que pasaba siguió avanzando, incluso ingresando a la habitación cuando la miró intentando escapar de el. Todo hasta quedar frente a ella. 

—¡Basta, idiota, pervertido! —Chilló al no poder escapar de su esposo.

—¡No es lo que crees! —Le sujetó las muñecas pues ella no dejaba de intentar huir. —Esvuchame, bo tengo ninguna clase de intención cintigo,  solo que me ha llamado mucho la atención la clara conexión armonica que parece tener con la música, yo estoy asombrado por la pasión que demostrabas al cantar — mostró entonces la sonrisa mas calida y sincera que tenía solo para no asustarla mas. —Asi que deja de temer, yo no pienso perjudicarte de ninguna manera...

Y tras aquellas palabras le dedicó una pequeña reverencia.

—¡No te creo, sueltame. Cochino, patán!

—Katara —forcegearon como al de un par de niños se trataran. —Es un error— Sonrió mientras colocaba una de sus manos en su cabeza. —ya sabes, para mi eres intocable.
Realmente le parecía adorable el hecho de que ella se sintiera avergonzada al tenerlo tan cerca.

—Yo... —Susurró. —No logro comprenderte, ¿por que disfrutas tanto avergonzarme? Eres un...

Miró a su alrededor con algo de pena y luego recordó que había dejado pasar por alto un detalle de verdad muy importante. El literalmenhabía irrumpido en su habitación y la tenía basicamente acorralada.—Eres un patán, mentiroso —pudo notar una ligera y bastante apenada reacción por parte de la chica o al menos eso le pareció. —Se que muchos en tu pueblo me creen una salvaje, pero si incluso tu lo crees, te exijo respeto —Y entonces dejó escapar a la poderosa mujer que habiataba en ella y con una impresionante fuerza lo término alejando de ella dispositando un poderoso puñetazo en la cara del príncipe.

Esa era Katara.

—¡Eso me dolió!

—Esa era la intención. ¡Y no me importa que me creas una salvaje! ¡DESGRACIADO!

Sinceramente a el no le importaba ni un poco la clase social, ni su puesto.
Aquella joven mujer le parecía tan digna como cualquier dama de la corte, incluso mas.
Respetuosa y admirable.

  —¿Eres tonta?— con amabilidad colocó una de sus manos sobre su hombro derecho.  —La dignidad es tu presentación
y esta es el valor de tu vida, eres mas digna que muchos de la nobleza. La dignidad es el arma más potente que tienes  y es gracias eso que para mi eres intocable.

Katara entre abrío ligeramente los labios, como si no supiera si contener el aliento o contestar.  «Realmente eres un estupido» Pensó.

—Mi intensión no ha sido incomodarte — su voz era suave mas no reflejaba debilidad. Asi que con gallardía enderezó su postura y después solo respiró profundo.
Vio entonces que los papeles se invertían, ahora era ella quien lo analizaba descaradamente.

Zuko casi pudo afirmar que con el simple hecho de mirarle ella intentaba llegar  a lo mas profundo de su cabeza.
Sus ojos claros, sus ojos de estrella
Que en ese momento opacan a la luna, era increíble como el fulgor de su mirada llegaba tan adentro de su subconsciente.

—¡Zuko, solo largate de mi habitación! —Gritó molesta.

—Katara —No tenía derecho a reprocharle nada. Se puso de pie y con suavidad logró acercarse a ella. La joven mujer  se paralizó, el corazón comenzó a latirle frenéticamente y su rostro se calentó.
Siempre que estaba frente a el, sentía esa vaga necesidad de llorar y esconder su rostro. En ocasiones nisiquera podía mantenerle la mirada. Y justo en ese momento no pudo hacer otra cosa mas que congelarse y mirarlo como si no pudiera comprender su lenguaje. —¿Por qué pones esa cara de tonta? —con todavía mas delicadeza acunó su rostro con sus manos, —Cuando pones esa cara te vez muy fea.

La cara de Katara se habia sonrojado, provocando que Zuko soltara una risilla cruel, para luego tomarla de la mano y acercar mas sus cuerpos, casi como la primera vez que estuvo a solas con ella.—¿Qué ocurre? —preguntó con una ácida sonrisa tras darse cuenta del gesto de terror que ella había puesto. —Si quieres que me marche esta bien, no tienes que poner esa cara tan estúpida. Me haces sentir que te obligo a hacer algo que no quieres.

La pobre Katara vaciló solo un poco. Tenía de nuevo ese nudo en el estómago y  sentía que en cualquier momento iba a desfallecer. Pero algo mas fuerte que su miedo la obligó a fingir seguridad. Quizás era la forma tan golpeada en la que el estaba hablando. No sabía, ella solo junto todo su valor en una oración. —¡No es nada! —contestó con un tono muy demandante que seguramente lo hizo reír.
Una mujer normal se hubiera marchado en ese momento, pero Katara decidió solo seguir.
Sorpresivamente el muchacho la abrazó y los nervios regresaron a ella.  —Katara— dijo con voz tranquila, mientras que su fragancia invadía su nariz.

—Zuko— Susurró sonrojada, volteando lentamente sin que el soltara su agarre. —¿Qué haces?— Apenas atinó a preguntar.

—Ya lo sabes, ¿No?
La chica de inmediato levantó la mirada, encontrándose con los inquietantes ojos del sereno hombre que la sostenía y entonces no pudo hacer otra cosa mas que centrarse en el: Sus ojos que eran muy grandes de color ambar, contrastados perfectamente con sus largas pestañas. Llevaba el cabello muy largo, sin embargo al muy dentro de ella le decía que pelo corto se le veía mejor. tenía la nariz respingada y su barbilla perfecta era adornada por un sensual hoyuelo, un rasgo simple que le aportaba una sensualidad especial, sobre todo por su mandíbula bien formada y su perfecto mentón finamente definido. Sus labios eran delgados  y los dientes los tenía blancos e inusualmente grandes. Parecía que la cicatriz no le afectaba ni un poco. —¿Tengo que pedirte permiso para besarte?

Katara no aguantó mas y lo besó. Zuko le gustaba, no podía solo negarlo. Pero en el fondo ella sabía que el no correspondía sus sentimientos. El no estaba obligado amarla, al igual que ella no estaba obligada a entregarse a el, pero aún así estaba ahí.
Sabía bien que ese momento que compartían era fugaz y que no tenía otra opción mas que disfrutar y guardarlo en su memoria. Al separarse de su cara, sus ojos no se apartaban de los de ella e inevitablemente esta se sonrojó. —Estas muy guapo— confesó la joven mientras con uno de sus dedos recorría el contorno  de su barbilla. Su rígido rostro que expresaba cansancio, se adorno bellamente con una arrogante risa. Y en el silenció unas enormes ganas de besarla otra vez  invadieron a Zuko, su corazón latía fuerte,  casi podía jurara que las costillas se le iban a romper, sus manos se tornaron calientes. El atractivo sexual de aquella mujer lo dejó sin aliento, sus hermosos ojos brillaban y eso lo sentir bien. ¿Como se atrevia a mirarlo así? ¿Como se atrevia a ser tan bella?

El muchacho se acercó una vez mas hasta que se detuvo a menos de un pie de distancia. Extendió la mano y la colocó sobre su pecho, mirándola como esperando que esta lo reprendiera.
—Estás pensando demasiado solo déjate llevar.

—Entonces dejaré de pensarlo tanto —murmuró, mientras discretamente colocaba sus manos sobre la delgada cintura de su joven acompañante  empujándola hacia él, fuerte y positivamente.

—¿Te sientes mejor?— su gruesa voz la puso totalmente nerviosa.

—No recuerdo haberte dicho que me sentía mal— Al verlo tan relajado el corazón de ella estalló de emoción. Zuko levanto sus cejas para después mostrarle una tierna sonrisa.
Sus labios se unieron a los de ella en un lento y suave beso. sus lenguas exploraban y bailan juntas al compás de sus movimientos, al igual que sus respiraciones que se mezclaban, haciéndolos sentir completos. —Eres malditamente  deliciosa—su ronca voz quebró por completo a Katara. Las piernas le temblaban y de nuevo ese aire caliente invadió su cuerpo.

—Basta— susurró ella cerrando los ojos, inhalando su aroma y fingiendo que sus palabras no tenían efecto alguno en ella.  Estaba a punto de entregarse a el cuando su mente se llenó de cordura. Ese hombre era el mismo que la había humillado tras quitarle la virginidad, ella había prohibido a su corazón dejarse llevar. «No» se había prometido que nunca mas iba a tocarla. Ella no era su propiedad, ella no era su juguete. Y entonces lo alejó de nuevo. —Marchate, no voy a seguir. Esto se acabo.

—Entonces me largo yo —Molesta salió indignada y con el rostro en alto. No podía mas, esa noche se iba a alejar de Zuko para siempre...

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Esa parte del reino Tierra era un lugar pacifico y la mayor parte del tiempo sin ninguna clase de amenaza, sin embargo en particular esa noche las alarmas en la zona mas alta se habían activado.

Alguien queria irrumpir en el palacio y se rumoraba que los Dai Li estaba el culpable.

Estos básicamente habían tenido una batalla los inversores del palacio del rey Tierra. Sin embargo y aunque detuvieron a los hombres tuvieron la mala fortuna de que uno de ellos lograra escapar.

Era esa la razón por la que varios hombres se encontraban en los alrededores. Una mala noche para que la pareja real tuviera su discusión y la princesa Katara escapara de casa.

El joven Haru, quien no se resignaba a creer que los Dai Li eran unos traidores seguía en busqueda del unico hombre que había logrado escapar. Este joven había sido convocado a pertenecer a este grupo militar secreto gracias a su extraordinaria capacidad con el tierra control. Al ser de un pequeño pueblo, esto había llenado de orgullo a su familia, pues llegar a Ba sing se era un sueño con los que muchos soñaban.

Así que allí estaba el, cuando una extraña luz en medio del bosque llamó su atención.
No le importó hacer ruido, era lo suficientemente veloz como para alcanzarlo si corría. Así que con determinación atravesó los arbustos.

Sin embargo lo que realmente vio fue a una joven chica..

—¡Hey! ¿Que haces tu aquí? Identificate.

La mujer frente a el no contestó.
Al contrario, apenas y le mostró una mínima parte de lo que parecia un joven rostro.
Haru estaba totalmente serio, con un semblante de pocos amigos y esperando una respuesta que claramente tardaría en llegar.

El no era un estúpido y al menos podía deducir de que se trataba lo que estaba mirando.
Cuando era niño solían asustarlo con la idea de llevarlo con las brujas del bosque si no se comía todas sus verduras. Y esta mujer apesar de hermosa, no se veia como una dama de la alta sociedad, al menos no como las que estaba acostumbrado a ver en el reino tierra.
Dio unos cuantos pasos al frente, quedando a una distancia prudente.

—En este momento estoy tratando un asunto muy importante —Habló con seriedad. —Identificate o asumiré que estas involucrada en todo esto. No es normal encontrar a una mujer en medio del bosque, y no seria un problema si no estuvieras tan cerca del palacio.

Entonces cayó en cuenta de que si la obligaba a identificarse lo mas probable era que la juzgaran con una aliada de los invasores y al igual que ellos la castigarían. «Tu, no podrias hacer eso Haru»
Si la chica frente a el si estaba haciendo alguna clase de ritual. Igualmente no era su asunto, estaba a punto de solo dejarla ir cuando una flecha salida de la obscuridad casi lo golpea...

¿Seria el criminal que perseguía?

Era como una maldición, la flecha casi lo habia golpeado y para rematar de la nada se había encendido un intenso fuego.
Era un fuego inmenso, que seguramente podria acabar con el bosque y afectar a mas inocentes si solo se dejaba.

De inmediato buscó en el pequeño bolso que caragaba y de este sacó la manta que siempre llevaba para no pasar tanto frío cuando debia pasar la noche en servicio. El fuego era inmenso pero se encontraba en un punto especifico y fue por ende pudo actuar rápido y utilizando su manta y un montón de tierra.

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No podía dejar a su objetivo simplemente escapar.
Sus manos estaban lastimas y su rostro tenía una quemadura visible en un costado.
Mas eso no lo detenía, Haru no dejaría que cosas externas se interpusieran en el cumplimiento de su deber.

Fue entonces que después de un corto lapso corriendo através del lugar  encontró su objetivo.
Estaba tal vez cuatro metros adelante de donde se encontraba el.
Llevaba una andrajosa y sucia vestimenta. Ademas miraba de manera asquerosa a la mujer con la que se había encontrado en un principio, sin embargo esta parecía no temerle, mas bien estaba en una posición de ataque.

—Es una suerte encontrar a una belleza como tu a esta hora de la noche. Creo que ya encontre quien me esconderá y divertirá —Dijo el hombre avalanzado una de sus sucias manos hacía la chica. Pero solo lo intentó, pues como en otras ocasiones y alardeando de su fuerza el castaño lo detuvo con un preciso movimiento de tierra control, antes de que siquiera llegara a rosar la delicada mejilla de la chica.
—¿Que?

—no te recomiendo tocarle un solo cabello. Tu eres un repugnante hombre mayor, y ella una jovencita. Si alguien más lo ve, puede mal interpretar la situación, y eso no sería bueno para su reputación —sonrió. —pronto podrás ir a casa— dijo ignorando al indeseable individuo.

Sin perder el tiempo se lanzó contra el tipo que al igual que el se encontraba desarmado por lanzar su unica flecha. Obviamente no dudo en intentar matar al joven.

Tuvieron una pelea cuerpo a cuerpo muy corta, pues el hombre al que Haru se enfrentaba era un maestro tierra mucho mas experiencia, fue en ese instante que la joven entró en acción y con un poderoso movimiento de agua control congeló al tipo al suelo y despues enterró su puño en el rostro de este. Haru no podía creer lo que veía, la chica había resultado una maestra agua. ¿Que demonios hacía un maestra agua en Ba sing se? 
El sujeto se levantó y molesto corrió rumbo a ella y esta estaba lista, pero de la nada la figura de un hombre que utilizó un movimiento de fuego control termino con todo de una vez. ¿Que diablos hacía un maestro fuego ahí tambien? 

—Creo que ganamos ¿Verdad amigo?— sonrió Haru, interrumpiendo la discusión de las personas frente a el. El chico agotado simplemente se dejo caer sobre el arenoso suelo.
La obscuridad que desbordaba esa noche era abusruda y era por eso mismo que Haru no podía ver el rostro de la chica que presentia seguía ahí. —¡Oye, por cierto!— sonrió débilmente. —¿Eres soltera? —con la ultima frase cerro los ojos agotado.

CONTINUARÁ...

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