Revoltoso del Cielo

[Acabe decir que esta idea lo tenía desde hace tiempo; de un AU donde los maestros humanos tuvieran características del maestro animal de su elemento, también los no-maestros podrían tener características, pero no tan notorias y que no fueran de animales elementales. Más quería abordar eso de otra forma distinta en lo que voy a contar en esta historia.

Esto se debe al enterarme de un desafío Relámpago de "Es de Fanfics", y al leer lo que me tocó, mi mente viajo al mil por hora y se creó todo el fanfic, y ya no pude negarme a escribirlo. Para mi mala suerte; me equivoque en las fechas de entrega y ya no pude participar, pero aun así lo voy a publicar.

Este reto tenía como límite 2000 palabras, así que de paso me disculpo si no consigo mi objetivo de redacción y me enfocó más en cumplir con el reto]

Los personajes pertenecen a Avatar: The Last Airbender

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|| [One-Shot + AU: Bestial]

Para el dieciseisavo cumpleaños del Príncipe Dragón Zuko, obtiene una mascota poco común...

{Hecho por GottiCalavera} ||

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Zuko mira con incredulidad su regalo, nunca tuvo un obsequio así, uno que estuviera de rodillas y con cadenas pesadas. No tenía ninguna expresión para ello, pero las dos personas detrás él; sí.

―Esto es una decisión muy apresurada―la voz de su tío retumba por la habitación en preocupación.

―Tonterías, Iroh. Zuko ya tiene la edad apropiada para tener una mascota―alego su padre en una sonrisa de orgullo con dientes afilados―Además, es de mala educación devolver un obsequio y más uno así.

Ozai sujeta los hombros de Zuko con manos escamosas en un gesto de genuina aprobación y orgullo; algo poco común para el Señor del Fuego―Acércate―exclama y guía al cumpleañero cerca del regalo.

Zuko traga en grueso, asegura que la espada tenga su funda, ya que la usará para levantarle el rostro a su obsequio. Le hubiese gustado usar su propia mano, pero por cuestiones de la festividad, sus manos aun no eran de todo «normales» y sus garras son más filosas que la propia espada.

Su regalo era un revoltoso del cielo.

O por lo menos así lo llama su gente.

En este mundo, es habitado por gente casi bestial, dependiendo del elemento con el que están conectados. Por eso la existencia de sus opuestos en forma leones-lobos, peces y unagis en los extremos del mundo, de sus enemigos de tierra siendo tejones-topos, osos-ornitorrincos y lombrices de arena; mientras, que Zuko y la familia real, son dragones pura sangre, más sabía de la existencia de ciudadanos perezosos aardvark o rinocerontes de komodo.

Cada tribu, reino o nación cumple con su elemento, por lo que, en dicho orden es el agua, la tierra y el fuego; más falta un elemento del cual se desconocen sus maestros o habitantes.

Más que nada, porque su existencia casi parece un cuento para dormir, hasta incluso una leyenda.

El aire.

En el pasado se conocía un poco más de ellos, pero debido a ciertos conflictos, mucha gente se maravillada por el espíritu libre de ellos y esto ponía un peligro a varios pueblos.

Por eso la Nación del Fuego los conocía de forma despectiva como "Revoltosos del Cielo".

Ningún "Revoltoso del Cielo" ha vuelto a pisar esa nación durante siglos, a no ser que fuera vendido como esclavo, pero era imposible al ser agiles en el escape... hasta ahora.

Un regalo muy raro, costoso y único.

Zuko sabe por descripciones en libros, que son gente relacionados con bisontes voladores... y su obsequio parecía ser uno de ellos.

Porta cuernos negros que se los han cortado, el pelaje albino también lo tiene, más este es sumamente corto, casi inexistente; pero lo más importante está en las manchas, que parecen tatuajes. Flechas que recorren el cuerpo, desde las puntas del pie hasta la frente, incluso hay una flecha en la cola plana que usa para impulsarse al volar.

Después de examinar el obsequio con cuidado, al fin decidió mirar su rostro. Nunca vio una mirada gris tan fría y sin vida, el esclavo parecía un año menor que él, pero aquella mirada era de alguien dispuesto a morir.

― ¿Cuál es tu nombre?―pregunta el cumpleañero.

La mascota reacciona, o eso parece; suelta un suspiro y posa sus ojos en él―No tengo nombre.

Su voz es rasposa, casi como un último aliento. Siente los ojos dorados de su tío, pero los de Ozai son más fuerte―Ahora te llamas, Kuzon. Y me perteneces, ahora.

No obtuvo respuesta de Kuzon, pero asumiría que el silencio y sus ojos cerrados era un «Sí»

[...]

Una mascota tiene que lucir la mejor prenda, el mejor calzado y siempre estar presentable ¡Mejor que cualquier sirviente o esclavo del palacio! Sin olvidar la joyería; bellos adornos para el cabello, los finos aretes largos que cuelgan de sus orejas de bisonte, con solo eso, ya dicen el estatus.

Y si eso no era suficiente, la gargantilla de oro que le impedía separase demasiado del príncipe o del palacio, era prueba de ello.

Kuzon no es de palabras, incluso uno pensaría que no podía hablar.

Y su rostro sin expresión, era similar al de una muñeca. No había cambios, incluso cuando pido que le contará sobre su gente, lágrimas salían de ella, pero eso no impedía acotar la orden y relatar una historia de ellos con un rostro tan carente de vida.

O la vez que Azula lo uso para practicar maquillaje teatral y dejo que fuera su objeto de burla en varias ocasiones.

O cuando le ordeno entrenar con él, y en el cabreó de no poder darle, Kuzon espero inerte su próximo ataque que nunca llego.

Incluso cuando le pidió que lo acompañara a beber y sin indecoro, entrelazo su cola roja contra la felpada de Kuzon, como un indicio de otras intenciones. Más él siguió obediente sirviéndole el licor en el vaso sin ninguna expresión.

Zuko está harto ¿De qué sirve tener una mascota que es la descripción de todos los "males" morales de su propia nación si está no es así? ¿Dónde está lo divertido de tener un sirviente tan obediente y devoto que espera la muerte, más no la consigue?

Se hubiera dado por vencido, si no fue esa noche en el Festival del Fuego, lejos de la fiesta, ojos chismosos o los del mismo príncipe del cual creían dormido por las horas que eran.

Kuzon bailo.

Danzo en melancolía con el viento y tarareo una balada al compás de la música en una lengua desconocida; los únicos testigos de aquella danza fue la noche en el punto ciego del palacio...

Y el Espíritu Azul.

Asombrado de la belleza con la interpreto la música, la hizo propia y emanaba un aura de libertad ajeno a las condiciones en las que está, más no fue cuidadoso ya que fue descubierto por uno de los mayores criminales de la Nación del Fuego.

―Es mejor que te vayas―dice Kuzon en palabras sinceras.

Sin decir más, el Espiritu Azul se perdió entre la oscuridad de la noche, más no sería la última vez que Kuzon lo vería.

Lo que empezó como una noche donde se toparon por casualidad, se transformó en encuentros a la misma hora. La mascota del príncipe se excusó de velar por el bienestar de su amo, pero nunca advirtió a los guardias o le hizo daño al Espiritu Azul. Nunca le hablo, pero Kuzon decía todas esas palabras que se ha guardado durante el día y la semana.

Kuzon es hablador.

Kuzon es risueño.

Kuzon tiene más expresiones.

Pero a veces, había tarareos donde imita los pasos de baile de Kuzon, y esto podría llevar a que el Espiritu Azul levante un poco su máscara ante la invitación de un beso.

Kuzon nunca miró más allá de la boca del criminal.

Más aquella noche de danza, donde el verano se aproxima y la boca deja un sabor amargo-dulce.

Por primera y última vez, el enmascarado sería indiscreto― ¿Aún tienes esperanza?

Su voz resuena, sabe que fue perfectamente escuchado y reconocido ante la reacción de Kuzon. Más no espera una respuesta y se aleja en dirección a dormitorio del Príncipe Zuko.

[...]

Kuzon no dijo nada, siguió sin expresiones

La transición de primavera-verano durante la semana es notoria. El tiempo está por agotarse para el príncipe Zuko, por lo que elegí una noche para dar a cabo su plan.

Kuzon no termina de servirle soju, antes que el príncipe se balancea sobre él. Sus colas se enredan y tiene inmovilizado a la mascota bajo su merced; Kuzon en otro tiempo, hubiera sido indiferente ante la situación y dejaría el príncipe cumplirá sus instintos bajos por la temporada de celo...

Más ahora es distinto, pide, súplica entre gimoteos que lo deje, la poca felicidad que ha tenido podría ser manchado en un parpadeo.

Zuko pasa su lengua serpentina por el cuello del joven, delinea el collar de obediencia.

Arde, la saliva del príncipe le quema la piel... Pero también derrite el collar con éxito.

Kuzon lo mira perplejo por lo que acaba de hacer, en lo que su ex-dueño recupera el aliento.

—Aang, vete.

El joven bisonte abre los ojos, desde hace mucho que no escucha su viejo nombre.

El nombre de alguien libre.

— ¡Vete! ¡¡Lárgate!!

Zuko no ve ninguna reacción, por lo jala del cabello albino para atraerlo cerca de su rostro.

—Escucha, Revoltoso del Cielo. Está será tu última orden... Dentro de una semana será un desastre este lugar, no quiero verte aquí. No puedo estar en varios lugares, pero necesito que vayas por los esclavos y...

Aang había comenzado a lagrimear desde la primera oración y niega ante la idea de abandonarlo—No puedo hacerlo, mi gente no pelea.

—Lo sé, Aang. No te pido eso, quiero que los liberes. Tú eres libertad. Sé que puedes ayudar. Nunca estuvo en mis planes que estuvieras aquí, así que tienes que hacerlo—quiso sonar frío, pero su voz se quiebra.

Nunca pensó tener estos sentimientos por Aang, hubieran sido un obstáculo para los planes que su tío ha planificado por años; desde la muerte de Lu Ten.

Aang asiente entre lágrimas, antes de Zuko lo suelte para dejarlo ir, se sorprende por las manos del chico que ha liberado y sus labios le brindan su primer beso como príncipe, que responde con hambre como si fuera el ultimo.

Se fue como un tornado con una promesa en sus ojos.

Después del escándalo del "escape" de la mascota del príncipe,... la Nación del Fuego estallo con un golpe de estado.

|| ~ ||

Ha pasado un año desde que su padre se le ha despojado de sus alas, garras, colmillos y cola; y encerrado por sus los crímenes.

A pesar que su tío es ahora Señor Fuego, que la nación está surgiendo de las cenizas por su liderazgo y por decisiones y acciones políticas de ambos herederos. Y aunque el favoritismo de los civiles se enfoca en su hermana para ser la próxima en el trono, realmente no le importa.

Sigue mirando el cielo nocturno... en busca de una señal de él.

Sabe que sus últimas órdenes fueron cumplidas, el mercado de esclavos colapso semanas después que hicieron el golpe de estado.

Sabe que Aang volverá a su antiguo hogar.

Volverá al cielo donde pertenece.

Pero la esperanza tercamente se ha aferrado a Zuko en un anhelo de volver a verlo.

Y en esa noche, donde empieza el frio por el otoño, donde las hojas bailan con el viento, escucha el silbido de una vieja canción. Sus pupilas alargadas se han dilatado al verlo al extremo del balcón, sus cuernos han crecido, vestido con ropas extrañas que parecen a los de un monje y el brillo de sus ojos grises está envuelto en vida.

―Lamento interrumpir, pero no me he presentado apropiadamente...―su voz vibra en alegría y se inclina con un respeto que nunca vio de él, uno a voluntad―Mi nombre es Aang y soy un Nómada Aire, un gusto en conocerlo, Su Majestad.

Sus lágrimas se han acumulado, posiblemente en el lado donde tiene la escamosa cicatriz de batalla ya está mojada al verlo con vida. Intenta no apresurar sus pasos, pero es inútil; la paciencia nunca fue su virtud, a pesar de eso, acuna las manos del extranjero con mucho cuidado entre sus garras.

―Encantado, Aang―exclamó con orgullo poder pronunciar su nombre.  

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Revoltoso del Cielo*: Es un apodo despectivo, estilo HC, que le tengo a los habitantes de la Nación del Fuego para referirse a los Nómadas Aire.

Sinceramente la historia que le tenía a este AU Bestial, era más muy distinto, pero esto también funciona y me encanto mucho.

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