Nunca confíes en un pavorreal

ZOOTOPIA TANK POLICE

Capítulo 6: Nunca confíes en un pavorreal


El jefe Bogo se había quedado mudo, tal era la impresión que había recibido por parte de la Vicealcaldesa Bellweather, que solo pudo atinar a abrir su mandíbula.

―Bien ―decía la futura alcaldesa de Zootopia―, oficial Hoops, oficial Keyheart, espero que ambos no hablen con ningún miembro de la prensa.

―No se preocupe, Vicealcaldesa ―le aseguraron la coneja y el gato con un asentimiento con la cabeza.

Bellwheater se vio satisfecha y a continuación, salió de los hangares de la policía tanquista para cumplir con su apretado horario, seguida de Benjamin Garraza.

Los animales tanquistas miraban expectantes la situación. Su superior búfalo respiraba agitado y, al final, se dio la vuelta para confrontar a sus dos subalternos.

―Bueno subcomandante Keyheart, al parecer se salió con su gusto. La linda conejita seguirá estorbando por los alrededores. Una lástima que no podamos ofrecerle un tanque, después de todo, todos ellos están en reparación.

―Gracias, comandante ―le agradeció Key, sin embargo, el búfalo le ignoró y se dirigió a Judy.

―Escúchame, linda conejita, esta vez te salvó Bellwheater, sin embargo, aún soy tu superior y, por lo tanto, te pondré en periodo de prueba. Cruzas una vez más la luz roja en esta semana y me aseguraré de poner en tu informe de desempeño mi opinión "imparcial" respecto a tu labor en mi fuerza de tanques. Esta vez ni esa oveja o el jefe Rosano, me impedirán echarte a patadas como debí hacerlo el primer día que viniste.

―Señor ―fue lo único que pudo decir Judy mientras se ponía firme y le mantenía la mirada a Bogo.

―Comandante, ¿puedo preguntar en qué consistirá el periodo de prueba? ―preguntó preocupado Key.

―Pues en lo normal, como limpiar letrinas, lavar la ropa del batallón, llevarnos el café..., operar uno de los tanques.

―Pero señor ―decía preocupada Judy―, usted dijo que los tanques entrarán en reparación y eso tomará...

―Más de una semana ―dijo Key con enojo―. Jefe Bogo, usted le pide lo imposible a Judy, ella no podrá pasar la semana de prueba si no dispone de un tanque propio.

―Ese no es mi problema, la linda conejita debió pensarlo mejor cuando decidió unirse a la policía tanquista y peor aún, haber destruido mi tanque personal..., mi bebé. No era un tanque de cerámica reforzada, ¡era un tanque Ran hecho de acero! ¡Ag, cómo me corroe la bilis en este momento!

Judy no pudo soportarlo más, sus orejas se vinieron abajo y su nariz temblaba ya que lágrimas se asomaban por sus ojos.

―Oye ―le decía Bogo, mientras acercaba su cara al rostro de Judy―, soy yo quien debería llorar en este momento, ¿me escuchas?, ¡soy yo quien debería llorar en este momento!

―¡PUES PONGASE A LLORAR! ―de pronto le gritó Judy con toda la potencia de sus pequeños pulmones y pegando su rostro lleno de furia a la mala cara de Bogo.

Judy salió de los hangares con paso firme y digno, cerrando la puerta dando un portazo tan fuerte, que hizo que el cristal de la ventana se rompiese y cayera al suelo.

Todos los animales incluyendo a Key, estaban como estatuas y con la boca abierta, sin embargo, no se veían ni la mitad de asombrados que el jefe Bogo.

―Pero..., pero... ¡¿Qué fue lo que dijo?! ¡Ahora se va a enterar!

El búfalo estaba muy enojado, tanto, que sacó su revólver y ya se dirigía a dar encuentro a la coneja.

―¡No, jefe, no lo haga! ―le imploraba Key, mientras le sujetaba una de sus piernas y su cinturón.

Debió ser la adrenalina lo que le dio fuerzas al gato para poder detener a Bogo, quien era muy alto y muscular, el cual seguía insistiendo en ir tras Judy.

―Miren ―decía un rinoceronte―, El jefe Bogo quiere algo de acción. ¡Que empiece la pelea!

Los otros enormes animales vitorearon la idea y todos ellos fueron a taclear a Bogo, con lo que comenzó la típica "bronca de salón". Puñetazos, patadas, mordiscos, cornadas y demás, iban y venían de un lado al otro, en definitiva, un día más en la ruda policía tanquista... ¡Una unidad de machos bien machos!

.

.

El centro naturista de Zootopia ya había cerrado sus puertas, sin embargo, un reducido grupo de animales se encontraba en uno de los recintos, escuchando como un pequeño zorro del desierto color beige claro lloraba por todo lo alto.

―¡No, esto no puede estar pasando! ¡Se suponía que debimos habernos convertido en la pandilla más malvada de toda Zootopia! ¡Y ahora resulta que somos unos héroes!

―Pues yo tampoco estoy feliz con esta situación ―le decía Duke Roedriguez, quien no sentía mucha pena que digamos por su pequeño jefe que hacia un berrinche sobre el sofá―. Con la atención que nos dio la prensa, ahora nuestras caras son conocidas. Algo nada útil dado nuestras actividades diarias de estafa, me pregunto cómo haré para vender mis videos piratas ahora que todos pueden identificarme.

―¡Mira que eres ingrato, después de todo lo que hice para que nuestra pandilla fuese respetada en toda la ciudad! (y para que Gazelle se fijase en mí) Dime, Nick, mi fiel compañero de estafas, tú si me entiendes ¿verdad?

Aja, dime, ¿qué te parece este nuevo modelo de helado popsipatitas que diseñé? ―le preguntaba el zorro anaranjado indolente mientras revisaba el dibujo.

―¡No estas ayudando! ―le gritaba Finnick, quien tenía lágrimas asomándole por los ojos y estaba siendo sujetado por Yax para que no saliese disparado hacia Nick y Duke e iniciase una pelea.

―Tranquilo, jefe ―le recomendaba Jax, mientras un montón de moscas lo rodeaban a él y a Finnick―, tranquiliza tus chacras de lo contrario, jamás alcanzaras el nirvana.

―¡Tengo que planear otro golpe maestro! ―se decía a si mismo Finnick―.Y a todo esto, ¿dónde está Flash?, lo mandé a traer el periódico esta mañana y hasta ahora no vuelve.

Justo en ese momento entraba el perezoso muy contento de sí mismo porque había sido muy rápido al traer el periódico y no se entretuvo hablando con nadie. A Finnick, se le hinchó una vena en la frente.

―Ya, ya, Finnick, no es para tanto ―le decía Nick, quien se apiadó de su amigo y fue a llevarle el periódico ya que Flash tardaba demasiado en dirigirse a su jefe.

Finnick procedió a leer el periódico y de pronto una sonrisa se dibujó en su pequeño hocico.


Zootopia era conocida por su multitud de áreas industriales, las cuales se hallaban distribuidas por todos los hábitats, claro que debido a la crisis económica, muchas de las fábricas se hallaban abandonadas, y era en una de estas fábricas abandonadas donde se llevaba a cabo una reunión clandestina.

―¿Trajeron las muestras? ―dijo la figura de un pavorreal níveo, que en ese momento era cubierto por las sombras del ambiente poco iluminado.

―Acá están ―le contestó Buajaja―. Oiga, ¿para qué requiere estas muestras de orina? Usted me dijo que estas cosas ayudarían a protegernos de los gérmenes en la atmosfera producidas por la contaminación.

―Así es, estas preciosidades contienen el secreto para volvernos inmunes a las toxinas. Una lástima que la polución no sea fácil de resolver, pero si podemos hacer algo para dejar de usar esas mascaras de protección biológica en todo el hemisferio norte, en especial en Zootopia.

―Esas cosas son un incordio, miau ―decía Annapuma―. En las otras ciudades solo tenemos que usarlas de vez en cuando, pero en esta ciudad debemos ponérnoslas todos los días.

―Eso pronto acabará ―continuaba el pavorreal―. Usaremos el tren que cruza todos los hábitat de Zootopia para esparcir el compuesto por toda la zootropolis y así todo el mundo podrá respirar sin ayuda de esas dichosas mascaras.

―¿Por qué el gobierno de Zootopia no llevó a cabo este plan, nya? ―preguntaba Unipuma.

―Por los intereses de por medio. El difunto alcalde sabía la verdad, pero prefirió archivarlo todo y que nadie más estuviese enterado, después de todo, él era accionista de la fábrica de máscaras de protección biológica. Además, hay muchas compañías farmacéuticas no solo en Zootopia, sino en todo el globo que hace mucho dinero con la venta de medicamentos para alivianar los síntomas de la contaminación bacteriológica causada por la polución. Bueno, pues ya no más, todo gracias ti, Buajaja y a tus asociadas.

―¿Cuándo pondrá el proyecto en marcha? ―preguntó Buajaja.

―Llevará un poco de tiempo, pero no demasiado. No te preocupes, mientras, el lapso de espera servirá para que lleguen los tanques Ran que sus dos asociadas usarán en contra de la policía tanquista.

―¿Solo dos tanques? ―dijo preocupado el cerdo.

―No se preocupe, los tanques llegarán pronto. En ese tiempo dudo que todos los tanques de la policía estén reparados, de hecho, no creo que este ninguno.

El pavorreal le pasó al trio unos papeles que contenían información de los tanques.

―¡Oiga, esas cosas se ven horribles, miau!

―¡Sí, nosotras queremos conducir tanques hermosos y estéticos, nya!

―Disculpe, señor Shen... ―intentaba decir el líder de la banda de Newport.

―Lord, soy un Lord, diríjase a mí con propiedad ―le cortó el pavorreal.

―Lo siento ―se disculpaba Bujajaja mientras una vena se hinchaba en su cuello―, pero estos tanques son una antigüedad.

―Sé que no son tanques Ran Arachne o tanques de cerámica blindada como los que tiene la policía, pero estos modelos están a punto y por su antigüedad no pueden ser rastreados hasta mis otros asociados o mi persona.

―Ya veo, bueno, solo denos el adelanto y luego no olvide comunicarse con nosotros cuando decida llevar a cabo el plan ―le dijo el gordo criminal y junto con las enormes gatas de pelaje rubio salieron de la fábrica abandonada.

Shen ingresó a su limosina y procedió a encender una laptop, la cual a cabo de unos segundos mostró la imagen del Alcalde de Roca del Rey: Scar, el león.

―Dime, Shen, ¿esos idiotas se creyeron esas mentiras que les dijiste?

―Así es, Scar, no sospechan que con su ayuda destruiremos a Zootopia.

―Idiotas, las muestras que nos dieron no les volverán inmunes a las bacterias de la atmosfera, solo los volverán sanos.

»Los animales somos muy adaptables, desarrollamos defensas inmunológicas contra las bacterias las cuales nos dan una cierta protección. No un ciento por ciento, después de todo, debemos consumir medicamentos y llevar esas máscaras.

―No les mentí, solo les dije una verdad a medias, Scar, cuando el compuesto de las muestras de orina se esparza por toda la ciudad, todos los animales se volverán sanos. Es decir, no tendrán en sus cuerpos los anticuerpos para combatir los gérmenes y enfermarán de inmediato.

―Todo se volverá un caos y tú, mi amigo, te volverás el Alcalde de Zootopia, así estaremos un paso más adelante de llevar a cabo nuestra misión.

La pantalla del laptop mostró la sonrisa maquiavélica de Scar, a la que correspondió la mirada de psicótico peligroso del ave. La limosina abandonaba la zona industrial y se perdía en una avenida principal.

CONTINUARÁ...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top