Hey boy


Notas previas del autor: "Hey Boy" es la canción del soundtrack del Anime Dominion Tank Police, en el que Annapuma y Unipuma, hacen su "numerito".


ZOOTOPIA TANK POLICE

Capítulo 3: Hey Boy


El ambiente en el hospital era de tensión absoluta. No la tensión por el continuo movimiento de personal médico y pacientes yendo y viniendo de un lado al otro, más bien, la angustia atrapante causada por la irrupción de la banda de Buajaja, la cual había entrado de forma violenta y acabado con la vida de los guardias que protegían el interior del complejo hospitalario.

No era dinero, ni rehenes el objetivo de Buajaja, el cerdo, sino un ala del hospital donde guardaban muestras médicas de carácter clasificado.

Cuando los malhechores salieron del edificio, se vieron rodeados por numerosos vehículos policiales, incluyendo las fuerzas SWAT.

―¡Alto allí, no se muevan y levanten las manos! ―gritaba un oso.

―¡Suelten las armas! ―gritaba a su vez un rinoceronte.

―¡Si traje armas, es para usarlas! ―les respondía el cerdo a la policía.

―Déjanos esto a nosotras ―decía Anna Puma.

―Sí, sabemos que hacer ―continuaba Uni Puma.

Buajaja comprendió y dando una sonrisa maligna, fue con el resto de sus hombres hacia la ambulancia y se resguardaron como los marineros de antaño ante las tentadoras de los mares: las sirenas.

Las diversas luces del hospital junto con las del alumbrado público y demás sitios alrededor, sumadas las luces de las patrullas policiales, daban a todo el lugar una apariencia calmada que invitaba a la ensoñación. Para Ana Puma y Uni Puma, el espectáculo había comenzado, apenas se habían humedecido los labios carnosos con sus lenguas.

Puede que los animales hayan evolucionado hasta dejar atrás sus instintos más básicos, pero en el fondo, todos y cada uno de ellos seguían siendo animales.

Poesía en movimiento que mostraba el transcurrir de un breve momento que parecía extenderse hacia el infinito, exponía un baile que invitaba primero a la sorpresa y luego a la lujuria.

Formas femeninas elegantes y al mismo tiempo voluptuosas, eran las amas de las mentes que en ese momento rompían toda concentración y se esclavizaban voluntarias a cada movimiento de las sensuales gatas.

Ellas eran las gatas y ellos los pobres ratones.

Miradas provocativas, besos coquetos lanzados a la muchedumbre que lejos de guardar compostura, se movían por el impulso automático del placer.

Ellas eran las gatas y ellos los pobres ratones.

Cada prenda femenina fue desechada, cada curva fue expuesta y cada lógica abandonada ya que los animales vitoreaban a las dos gatas.

Ellas eran las gatas y ellos los pobres ratones.

Cuando toda desnudez fue expuesta de manera tímida y picaresca al mismo tiempo, como dos halcones que despegan de improviso del suelo, así Anna Puma y Uni Puma, daban un salto imposible que las propulsó hacia el cielo.

Ellas eran las gatas y ellos los pobres ratones.

Toda ilusión fue rota, las gatas en realidad no estaban desnudas, y en un alarde de agilidad felina, daban un giro mortal en pleno aire y sacaban de Dios sabe dónde, un par de metralletas y misiles tierra-tierra. La muerte y la destrucción cayó sobre las fuerzas policiales.

Ellas eran las gatas y devoraron a los pobres ratones.

Ana Puma y Uni Puma corrieron rápido e ingresaron a la ambulancia la cual partió rápido para no ser interceptada por la policía tanquista.

https://youtu.be/mi5GFuvCIp4

El jefe Bogo estaba sentado sobre la torreta del tanque mientras que llevaba una bandera estilo japonés que llevaba el lema: "Masculinidad y virilidad"

Varios otros tanques de la policía le seguían el paso y pronto llegaron al hospital.

―Jefe Bogo, parece que llegamos tarde ―le informaba un lobo tanquista.

―Ese cerdo no puede estar lejos ¿Qué hay de las cámaras de seguridad?

―Fueron hackeadas en dos cuadras a la redonda ―le informaba un tigre subalterno.

El búfalo se chupó el dedo índice y luego extendió la mano al firmamento.

―¡Por aquí, sigamos esta calle!

―¿Cómo lo sabe, jefe? ―le preguntaba un león.

―¡Idiota, no me contradigas, si te digo que es por aquí, es por aquí!

Los tanquistas obedecieron a su comandante y fueron tras el rastro de Bujajaja.

―Oiga, jefe, la policía de tanques ya nos pilló ―le informaba al cerdo un carnero.

―No te preocupes, que tengo una sorpresita para esos polizones..., chicas, entréguenles los regalitos.

―Claro Buajaja ―decía Ana Puma.

―Esto será divertido ―continuaba Uni Puma.

La puerta trasera de la ambulancia se abrió y por ella las dos gatas arrojaban piezas de metal planas y circulares del tamaño de una tapa de alcantarilla.

―¡Minas terrestres anti tanque! ¡Evádanlas! ―gritaba Bogo a sus hombres.

Los tanques así lo hicieron y empezaron a apuntar sus cañones hacia la ambulancia fugitiva.

―¡¿Qué fue eso?! ―gritó Bogo en el interior del tanque al escuchar un ruido seco golpear los exteriores del tanque.

»Minas magnéticas...

Una serie de fuertes explosiones retumbaron en toda la extensión de la calle y cuando se asentó el polvo se vio toda una fila de tanques policías inutilizados.

―Desgraciado... ―gemía Bogo entre molesto y aliviado porque la estructura de cerámica blindada del tanque había protegido a sus ocupantes.

BUA, JA, JA, JA ―se reía Buajaja, el cerdo, mientras la ambulancia seguía su rápida huida.

.

.

En los hangares de la policía tanquista, Key le mostraba a Judy, el interior del tanque personal de Bogo.

Woa, no me imaginaba que los tanques fuesen tan grandes por dentro.

―El modelo Ran Arachne del jefe Bogo, es el más grande y no está hecho de cerámica blindada como los demás, sino que su exterior es de puro acero.

―¿Y esas cosas como patas de insecto al frente del tanque?

―Son para mayor agarre en terreno selvático. Verás, el Ran Arachne no fue diseñado para ambiente urbano sino para guerra en la jungla.

―Todo esto es muy exagerado ―decía Judy―, seguro el jefe Bogo está compensando algo con este tanque.

―Sí, opino lo mismo. Lástima que nos tocara un jefe cabrón.

―Tienes razón, y dime, ¿cómo haces para manejar los controles? No creo que los otros modelos de tanques tengan controles para oficiales de nuestro tamaño.

―Uso plataformas especiales y agarraderas. Es una putada, pero qué se le va a hacer.

―Sería genial si tuviésemos un tanque más pequeño.

―Sí, genial, al menos no causaríamos tantos destrozos en el pavimento cada vez que salen los tanques. Deberías ver cómo nos mira el Alcalde Leodoro Leonzález, como si fuésemos basura.

―¿Y eso por qué?

―Porque cada vez que salen los tanques vuela el pavimento. Gran parte del presupuesto de la ciudad se reserva para la reparación de las vías después de cada misión nuestra.

―No sabía que el alcalde de esta ciudad fuera así, después de todo, la policía tanquista solo hace su trabajo.

―Leonzáles es un imbécil. Solo se muestra sonriente para las cámaras y la televisión, pero en privado es todo un cretino, si vieras como trata a su personal, incluida la Vicealcaldesa Bellwheter..., pobre oveja, más parece su esclava.

―Me recuerda al Alcalde Shere Khan de New Port, supongo que todos los políticos son así.

De pronto, la alarma del hangar policial sonó estruendosa.

.

.

La televisión informaba acerca del enfrentamiento de las fuerzas SWAT contra Buajaja y un pequeño zorro beige claro miraba con atención las noticias.

―Escuchen, pandilla ―decía Finnick―. Esta es nuestra oportunidad, mientras la policía esta lamiéndose sus heridas, vamos a secuestrar un bus escolar lleno de niños de kindergarten. Pediremos un cuantioso rescate y así toda Zootopia verá que la pandilla de La alianza del mal, es la más mala de todo el lugar.

―¿La..., alianza..., del..., mal? ―decía muy despacio Flash, el perezoso.

―¿En serio, ese es el nombre que va a tener nuestra banda criminal? ―decía consternado Duke Roedriguez, la comadreja.

―Lo que más me sorprende a mí, es eso del secuestro del bus escolar ―decía Nick Wilde, el zorro estafador―. Es lo más cliché entre lo cliché, todas las pandillas en los programas de televisión para niños siempre secuestran un bus escolar.

―¡Cállense todos, si digo que vamos a secuestrar un bus escolar, eso es lo que vamos a hacer!

―A mí me parece una buena idea ―decía yax, el yak hippie, mientras lanzaba volutas de humo que no eran producidas por tabaco.

―Ya ven, incluso Yax me apoya..., por cierto, deja de fumar esa cosa que Flash ya se está mareando ―decía ceñudo Finnick, mientras trataba de espantar con su pata la nube de moscas que se aproxima hacia él ya que querían huir de las volutas de humo apestosas.

―Pues será mejor darnos prisa ―decía Nick, quien como de costumbre parecía no inmutarse ante nada y no hacía caso a las moscas que ya revoloteaban sobre él―. Las guarderías nocturnas ya estarán a punto de cerrar.

―¡Bueno, pues adelante, por La alianza del mal! ―gritaba Finnick, mientras extendía el puño y le correspondían Yax y Flash, bueno, Flash hacia todo lo posible para chocar su puño contra el de sus amigos, pero tardaba demasiado. Claro que esto no molestaba ni a Finnick ni a Yax.

Roedriguez y Wilde por su parte, cruzaban mirabas de consternación.

«Dios, esto es ridículo», pensaba Nick, y estaba seguro que Duke, pensaba lo mismo.

.

.

En la jefatura de policía, el Comisionado José Rosano, el viejo perro bobtail, miraba a través de sus chascas y con las fauces abiertas la tele y por el comunicador gritaba que todos los tanques restantes saliesen en persecución de Buajaja. Lo que no sabía era que todos los tanques partieron y los únicos policías tanquistas que quedaban eran Judy Hoops y Key Keyhearth.

―¡¿Qué vamos a hacer?! ―decía preocupada Judy.

―No hay más remedio, tendremos que tomar el tanque del jefe Bogo, menos mal que acabamos de repararlo. Trae las plataformas para los pedales y las agarraderas para los controles, partimos en seguida.

El motor del enorme tanque rugió como un tigre y salió de los hangares. Judy era la piloto y Key el cañonero.

Aun dentro, Judy podía oír como el tanque destrozaba todo el camino a su paso.

―¡Policías hijos de puta! ¡Mis impuestos pagan esta vía! ―le gritaban los transeúntes al ver como el tanque destruía todo a su paso, incluyendo un pequeño auto mal estacionado perteneciente a una rata.

―¡¿Qué fue ese ruido?!

Eh..., no te preocupes, Judy, solo sigue derecha que nos informan que interceptaremos a Buajaja en la siguiente esquina.

Al doblar la esquina, el tanque y la ambulancia donde estaba Buajaja casi se estrellan.

―¡Judy, es Buajaja, pisa el acelerador!

―¡De acuerdo!

Nya, Jefe, Un enorme y viejo tanque verde nos sigue ―decía Uni Puma.

Miau, pensé que acabamos con todos ―continuaba Anna Puma.

―Bueno, ¿qué están esperando?. Arrójenles más minas antitanque.

―Ya no nos quedan ―le informaba Anna Puma.

―Te dije que necesitaríamos más, jefe ―le criticaba Uni Puma.

―Jefe, ya estamos por llegar a la base ―le comunicaba un secuaz, quien era un carnero.

―Ya sé, toma la ruta de la derecha, es una peatonal y el tanque con lo grande que es, no podrá cruzarlo con facilidad ―ordenaba el cerdo.

―¡Gira a la derecha, atravesaremos el paseo!

―¡Waaa, quítense del camino! ―gritaba Judy al ver a los transeúntes por su delgadísima mirilla.

Los pobres peatones, que en un principio le gritaban a la ambulancia, luego corrieron aterrorizados al interior de los negocios al ver como el tanque trituraba todo a su paso, desde mesas de restaurantes hasta hidrantes, incluidos puestos de venta.

Los vidrios de los escaparates estallaban y las paredes eran raspadas por los costados del tanque que se desplazaba lento.

―¡Maldición, ese cerdo se nos escapa!

―No te preocupes, tengo una idea ―le animaba Judy, al ver un botón con el rotulo: "Turbo".

Apenas Judy presionó el botón, supo que había cometido un terrible error.

CONTINUARÁ...

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