Capítulo 44

Tiempo atrás...

Elena caminaba con prisa hacia su pequeña pieza, lágrimas caían de sus ojos causándole más rabia de la que ya tenía. «Se atrevió», pensó con pesar.

El odio iba creciendo en su interior con cada segundo que pasaba y se repetía que él pagó todo el daño que le causó. Entró a su refugio, azotó la puerta y se dirigió al baño. Esperaba que hubiese agua en el grifo. Tuvo suerte esa vez.

Limpió su cuerpo con pesar, las lágrimas no cesaban y la sangre seca se iba diluyendo hasta caer en la bañera. «Está muerto», se consoló.

Las imágenes de ese hombre abusando de ella sin piedad no la dejaron tranquila. Se tumbó en el viejo colchón y sacó una navaja de la chaqueta aún ensangrentada. Eso le dio un alivio inexplicable, recordó cómo fue a su casa y acabó con la vida de él y cada una de las personas que ahí se encontraban. Eso la hizo sentir satisfecha.

Cerró los ojos mientras sonreía y al mismo tiempo lloraba al recordar la carita de la pequeña niña, que la miraba inocente, mientras ella le cegaba la existencia. Cinco vidas por su dignidad, un precio justo.

***

Evan tomaba sin control, el alcohol había hecho estragos en su sistema y esperaba adormecer la rabia que le causaban las palabras que le dijo el hombre que lo engendró. ¿Era tan poca cosa que ni su padre lo quería cerca? No lo entendía, el dinero que le pasaba para mantenerlo contento y alejado ya no era suficiente. Así que tuvo que idear un plan para acabar con él y contactar a la esposa fue lo que se le ocurrió.

Una pelirroja delgada y hermosa se le sentó al lado, parpadeó en un intento de aclarar su vista y se maldijo por haber ingerido tanto alcohol. Ella pidió varias copas y al parecer estaba tan rota como él. Bien, quiso hablarle.

—Ni lo intentes —advirtió la chica antes de que él dijera alguna palabra.

Sonrió con burla y mantuvo la boca cerrada hasta que no aguantó más y, como si de un viejo amigo se tratara, le contó cada uno de sus problemas.

No lo interrumpió, escuchó cada una de sus quejas y cuánto le gustaría vengarse del autor de todos su males. A Elena le llamó la atención el nombre del padre de Evan, un farmacéutico reconocido y próspero por sus aportes a la medicina. Justo lo que necesitaba, las ganas de salir de la pobreza extrema la llevaron a consolar y hasta terminar en la cama del chico castaño, quien le aseguró que lo iba a ayudar.

Entró a trabajar en el laboratorio del papá para investigarlo y se enteró que todo le salió mejor de lo que había planeado. Sus días de miseria tenían fecha de caducidad.

════ ⋆★⋆ ════

Nathalia

Ahora...

Su agarre en mis brazos se aprieta más al punto de doler, camina conmigo a pasos rápidos hasta llegar a un patio. Miro a mi alrededor y me percato de que Elena está ahí con Alex, mi hermano y Gael.

—Es hora, hermanita. Quería que Jorge viera a sus hijos arder, pero no me pude resistir y lo maté antes de tiempo. —Su risita me hace tener escalofríos, este hombre está loco.

—Evan, ¿por qué haces esto? —Alex cuestiona en un hilo de voz.

Mis sollozos aumentan, ¿dónde rayos está la policía? Se supone que mi papá los puso al tanto de todo, no puede ser que me haya mentido.

—Ya te lo dije, amigo, siento mucho que estés aquí. Yo te lo advertí, te dije que no te metieras con esta perra.

Sus palabras denotan lo furioso que se encuentra. Me golpea y caigo al piso, cubro con los brazos mi barriga para amortiguar el daño.

—¡Nathalia! —Alex lloriquea y mi hermano forcejea en los brazos de Gael, desesperado.

—Elena, ya tienes la fórmula, dijiste que solo querías eso y no lastimarlos —Gael interviene.

—Mentí, tonto. —Ella rueda los ojos—. Es obvio que los quiero muertos. —Sonríe, victoriosa.

Evan se acerca a Ruddy, le retira la cinta de la boca y lo agarra por el cuello.

—Pequeño bastardo, serás el primero en morir. —Mi hermano llora desconsolado, pidiendo que lo ayude—. Quiero ver cómo ardes.

Me levanto con dificultad mientras trato de sacar la pistola. Lo logro y le apunto con manos temblorosas.

—Déjalo en paz.

Evan lo suelta, despacio.

—Lía, no seas estúpida y baja eso. Sabes que estás en desventaja. —Elena sostiene a Alex, apuntándole con su arma.

Mi vista está borrosa y el juicio nublado, no sé qué hacer. Gael me mira con pesar mientras lágrimas caen de sus ojos y susurra algo que no puedo entender. Libera a Ruddy, se mueve rápido y agarra del cuello a Elena, alejándola de Alex. Este reacciona y corre hacia mí con Ro detrás de él.

Elena le dispara a Gael y se acerca a nosotros, furiosa.

—Baja el arma, Nathalia. —Evan escupe con rabia—. Es inútil que sigas luchando, de todas formas van a morir.

Mi hermano se recuesta de mi espalda, lo siento llorar y temblar. Alex está a mi lado, sus ojos están rojos y mira a su alrededor con desespero.

—Evan, déjalos ir, te ofrezco mi vida por la de ellos —mi chico ruega.

La fuerza me abandona y caigo de rodillas. Suelto el arma mientras me lamento por sentirme tan débil.

—Tengo planes contigo, Alex. —Elena se le acerca y lo hala de un brazo—. Probaré la fórmula de Angus contigo, cariño.

Mis manos se cierran con fuerzas en el fango frío y pegajoso. Debo levantarme, no puedo permitir que ellos se salgan con la suya. Trato de ponerme de pie, pero Elena me patea y esto provoca que caiga de nuevo.

Me siento mareada, las lágrimas no me dejan ver y escucho murmullos a mi alrededor. Intento limpiarme los ojos, aunque empeoro todo debido a la tierra. Levanto la cabeza y solo veo cómo mi hermano y Alex son llevados a alguna parte. Unos brazos me sostienen, me remuevo hasta que me quedo quieta y pierdo el conocimiento.

════ ⋆★⋆ ════

ALEX

Me dejo llevar a la edificación de nuevo, Evan trae a rastras a Ruddy que forcejea con él. Esto es una pesadilla, Nathalia está mal herida y temo perderlos. Le he suplicado de todas maneras que los dejen ir y que hagan conmigo lo que quieran, pero ha sido en vano.

Elena me patea la entrepierna y caigo al piso, encorvado por el dolor tan grande que siento.

—Vamos a probar si esto funciona.

Levanto la cabeza y veo cómo llena una jeringa enorme con el líquido azul y se acerca a mí.

Retrocedo, aún en el piso. Ella se abalanza sobre mí y trata de mantenerme quieto. Unos disparos hacen que se aleje y Evan cae al piso herido. Gael le apunta con el arma, tiene su camiseta manchada de sangre y tiembla ligeramente.

—Deja eso, Elena, se acabó.

Ella se carcajea como la desquiciada que es.

—Deberías estar muerto, estúpido inservible —escupe con rabia y se le acerca sin una pizca de temor—. Sé que no te atreverías a dispararme, maldito cobarde.

—Yo te amaba, Elena —lloriquea con pesar—. Te aprovechaste de mí y de lo que sentía por ti.

Ella intenta forcejear con él y se enfrascan en una pelea. Agarro a Ruddy, le desato las manos y salgo de ahí directo al patio a buscar a Nathalia. Está acostada en el suelo, la cargo y nos adentramos al monte.

Caminamos deprisa, Ruddy no ha parado de llorar y yo no tengo idea de qué hacer ni hacia dónde dirigirme. Nathalia está muy pálida, sus ojos están morados al igual que sus labios. Tengo tanto miedo de perderla.

Escucho pasos de alguien que viene corriendo hacia nosotros, la sangre se hiela en mis venas y agilizo mi caminar con desesperación.

—¡Soy yo! —Me detengo y Gael se acerca a nosotros. Sus manos están ensangrentadas al igual que su ropa—. Por aquí. —Nos conduce en medio del bosque.

════ ⋆★⋆ ════

Mientras tanto...

Evan ríe como loco en el suelo, está mal herido y trata de levantarse. Se tambalea mientras camina hacia Elena, la encuentra en un charco de sangre y un poco más adelante a su padre.

Llora impotente al ver que su plan no salió como esperaba, pero se consuela al saber que el hombre que le hizo tanto daño está muerto. Se dirige hacia donde está la fórmula maldita y la esparce por todo el lugar.

«Es hora», piensa, decidido, y saca el encendedor del bolsillo de su pantalón. Lo prende, mira la llama embobado y lo tira en un rincón del lugar previamente rociado con gasolina.

Se sienta, en su mente tararea la canción de cuna que su madre solía entonar cuando era niño y tenía miedo. El fuego se esparce, lamiendo toda la edificación,  mientras solo se escucha la risa de Evan Moore hasta que todo queda en un silencio sepulcral.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top