Los pies de Hope dolían como nunca. Tenía la garganta seca y el pelo se le pegaba a la cara por el sudor.
Sentía que se iba a derrumbar en cualquier momento, pero Jonah no parecía notarlo.

Él seguía andando con prisa y sin ninguna expresión en la cara.

- ¿Podemos parar? - preguntó ella costosamente.

- Hace dos horas hemos tenido que parar también. - se quejó él chico - Estamos muy atrasados.

- Lo siento, pero soy persona y creo que voy a morir si no paro.

Jonah gruñó sonoramente y se giró para mirarla.
Ella estaba sentada en el suelo, con la respiración agitada y la lengua fuera.
Tenía quemaduras en los brazos por el sol y su pecho subía constantemente ante la fatiga.
Daba pena.

Rodó los ojos y se quitó la mochila. Le tendió la botella de agua y ella empezó a beber con rapidez.
Mientras tanto, él se colocó detrás de Hope y con un trozo de tela de su mochila le ató el pelo para que no le molestara.

La chica se quedó quieta durante aquel período de tiempo y le miró con el ceño fruncido cuando terminó.

- Ponte la mochila. - ordenó sin mirarla y ella obedeció - Ahora sube a mí espalda, no pienso perder más tiempo.

Hope iba a decir algo pero la mirada amenazante de Jonah la hizo callar y se subió a su espalda en silencio.

El chico le agarró de los muslos con fuerza y emprendió de nuevo la marcha como si nada pasara. Casi ni se notaba que llevaba una persona en la espalda.

Hope se sentía algo incómoda, pero al ver que a Jonah no parecía importarle se relajó y dejó su cabeza sobre el hombro del chico.
Los músculos de Jonah se tensaron con ese acto y suspiró.

Esa chica le sacaba de sus casillas y no podía hacer mucho por detenerlo.

Hope era demasiado débil a sus ojos. Alguien que no tendría que haber salido del refugio en ningún momento. Alguien que no debía de estar ni siquiera en esa catástrofe. Alguien que se merecía ser feliz.

Puede que hubiera matado un zombie ella misma, pero le seguía pareciendo débil. Lo del zombie había sido casualidad.

Bajó a la chica de su espalda después de media hora de viaje y se sentó en una roca.
Ella se sentó a su lado callada, por una vez.

- ¿Qué te pasa? - preguntó divertido - Creía que amabas hablar.

Hope le miró mal y negó con la cabeza.

- Solo estoy preocupada. - susurró - Mi amiga Amelia sigue en el refugio, pero dentro de poco la soltarán también.

Jonah no dijo nada. No podía hacer nada.

- No debes pensar en eso. - recomendó - Es lo peor que puedes hacer, porque nunca podrás saber si sobrevivió y eso te matará lentamente. Seguramente muera.

- ¿Cómo puedes decirlo tan tranquilo? - preguntó ofendida - ¿No tienes corazón.

- En una apocalipsis zombie solo se usa la cabeza. El corazón no sirve para nada.

- Eso suena horrible. - murmuró - ¿Has estado siempre solo?

Él asintió mirando los edificios a lo lejos.

- Eso suena aún peor.- Jonah sonrió negando y a ella se le pegó la sonrisa.

Le gustaba su sonrisa, le hacía menos serio y amenazante.

Bajó la mirada y acarició la piedra con sus dedos aburrida del silencio repentino y algo incómoda.
Sus ojos viajaron por la punta de la roca, dónde un dibujo le llamó la atención.

Agachó la cabeza y lo observó con detenimiento.
Era un dibujo de la tierra, con el número 54km al lado de ella y una flecha que señalaba el bosque.

¿Qué quería decir eso?

De pronto las palabras del chico que se encontró antes de salir del refugio aparecieron en su mente.

- La roca del mundo. - pensó con los ojos bien abiertos.

- ¿Estás bien? - preguntó Jonah con la ceja alzada.

- Tenemos que seguir está indicación. - exclamó emocionada.

- ¿Qué? - el chico miró el dibujo - ¿Por qué?

- No lo sé, pero un chico dijo que lo recordara y... ¡Debe de ser importante!

- ¿Tenemos que seguir ese dibujo solo porque un chico al que ni siquiera conoces te lo dijo?

- Se llamaba Daniel. - recordó ella intentado convencerle - Puede ser nuestra salvación.

- O nuestra perdición. - un reto de miradas empezó entre los dos - No tenemos nada que perder. - suspiró - Si morimos, te juro que te mato.

Hope sonrió asintiendo y comenzó a adentrarse en el bosque, donde la fecha indicaba.