~5~
*Créditos al/a la autor/a de la imagen en la multimedia.*
*Relacionado con ~2~.*
Bien, ya sabiendo cuál es tu alma, vamos a volver a centrarnos en los Aus. Nada más atravesar el portal, caer por este o simplemente aterrizar en el Underground, te encuentras con uno de los habitantes de ese Au. ¿Quién es ese personaje? ¿Cómo te lo encuentras? ¿Cómo reacciona este ante tu llegada? Y más importante, ¿cómo reaccionas tú?
♒Acuario♒: Echo!Frisk
Seguías cayendo por ese interminable agujero. No sabías cuánto tiempo llevabas así; parecía como si el tiempo no existiese en ese lugar. Aunque no lo mostrases, estabas aterrada puesto que tendrías que tocar el suelo en algún momento y entonces te aplastarías como una tortilla. Bueno, quizás no era la mejor comparación para que se te pusiesen los pelos de punta, pero te servía...
De repente, distinguiste algo al fondo, algo de color azul. Cerraste los ojos, esperando el impacto y dirigiste unas últimas palabras mentales a la persona que te había estado persiguiendo. "Si hubiera podido elegir entre quedarme contigo o caer por el agujero y morir, el resultado hubiera sido el mismo."
Esperaste y, cuando por fin aterrizaste sobre aquella mancha azul celeste, sentiste como el aire era expulsado de tus pulmones, pero no dolor. Asombrada, abriste los ojos; una cama de flores azules fluorescentes había frenado tu caída. ¿Cómo era eso posible? No ibas a romperte la cabeza pensando en eso, estabas viva y eso era suficiente.
Te sentaste en la cama de flores, esperando un rato a que tus ojos se acostumbrasen a la oscuridad; cuando lo hicieron, escaneaste tus alrededores en busca de algo que te fuera de utilidad o simplemente una salida. No llegaste a completar tu reconocimiento ya que una exclamación de sorpresa detrás de ti hizo que girases tu torso superior en busca de qué o quién había hecho ese sonido.
Tus ojos se posaron en la apenas visible figura de una chica que parecía de tu edad, aunque un tanto bastante más alta; sus cabellos eran de un color marrón bastante oscuro, aunque esto podría ser por la falta de iluminación del lugar, y le llegaban por los hombros como máximo; su vestimenta consistía en una especie de camiseta rota por la zona inferior acompañada de unos shorts vaqueros y unas botas algo desgastadas en tu opinión. Lo que más te llamó la atención de la chica fueron las cadenas rotas que colgaban de sus muñecas. ¿Y si era una delincuente que había escapado de la cárcel?
La chica de cabellos castaños intentó acercarse a, ti, pero tú, convencida de que era una criminal, te echaste hacia atrás. La chica mostró desconcierto al principio, pero después puso las manos en alto y te dirigió una sonrisa tranquilizadora; frunciste el ceño, no estabas segura de que fuera completamente inofensiva.
- Hola, mi nombre es Frisk. No te asustes, no voy a hacerte daño. - Volvió a intentar acercarse, esta vez más lentamente. No conocías las intenciones de la de ropas rasgadas y, aunque esta afirmase que no iba a hacerte nada, no eras capaz de confiar después de todo lo ocurrido.
Estabas tan absorta en tus pensamientos, rememorando todas aquellas mentiras y promesas rotas, que no te diste cuenta que la pelicastaña se había arrodillado enfrente de ti y te observaba con una mueca de preocupación. Al volver de tu viaje por tus memorias, te percataste de la proximidad de la chica, haciendo que soltases un grito ahogado y pegases un bote hacia atrás.
- Perdona, ¿te he asustado? - Se la notaba algo nerviosa; quizás no había tenido mucha interacción con otros seres humanos. - Te puedo llevar con Sa-, digo G. - Se dio cuenta de su error y tú también. "¿G? ¿Hay más personas aquí abajo?" Algo más tranquila, asentiste levemente, sopesando tus opciones: si te negabas, alguien podría llegar y, al contrario de lo que mostraba la de ojos achinados, tener malas intenciones y podrías no salir de esa con vida; si aceptabas, tenías la oportunidad de investigar y buscar una salida.
La chica de más o menos tu misma edad se levantó, tendiéndote una mano; la ignoraste y te levantaste por tu cuenta. Empezasteis a caminar, entrando a una sala a través de una puerta que no habías visto antes.
Acuario: Todavía no sé si confiar en ella o no. - Se encoge de hombros. - Solo el tiempo lo dirá.
Echo!Frisk: Es bastante desconfiada y distante, pero creo que tendrá sus razones para ser así. - Esboza una cálida sonrisa entrecerrando aún más sus ojos. - Esperaré a que se sienta lo suficientemente cómoda como para confiar en mí.
♓Piscis♓: Thank (Help!Flowey)
Durante el tiempo en el que estuviste cayendo, te diste cuenta de dos cosas: la primera, las voces que pedían ayuda todo el tiempo no se detenían, pero no sabías de dónde provenían, era como si vinieran de todas partes y a la vez no; la segunda era que no habías pensado detenidamente en qué ibas a hacer una vez tocases fondo, eso si no eras espachurrada en el proceso.
Ahora estabas aterrada de miedo, antes te habías dejado llevar por tu intuición y tu lado compasivo así que no escuchaste las súplicas de tu lado racional para que no te tirases. Cerraste los ojos al distinguir algo de color dorado en lo que parecía ser el fondo. Pensaste que quizás era algo que amortiguaría tu caída, pero en el fondo, sabías que si eso no fuera así, morirías instantáneamente. Las voces hablaban cada vez más fuerte, como si te estuvieras acercando a la fuente de donde provenían.
Impactaste con algo blando y suave, seguramente aquella mancha dorada que habías visto antes cayendo. Moviste la cabeza a un lado y abriste los ojos lentamente, visualizando unas preciosas flores del color del Sol. Con una mano, acariciaste una de estas con cuidado, notando la suavidad de sus pétalos.
Las voces estaban gritando a este punto, haciendo que dejases de acariciar la flor y te tapases las orejas en un intento desesperado de dejar de oírlas; no sirvió para nada. Estuviste en esa posición durante unos segundos; de repente, una nueva flor brotó del suelo. No te extrañaría para nada esto, pero el hecho de que la flor tuviese algunos pétalos rotos y una maquiavélica cara conformada por un solo ojo y una sonrisa que te provocaba escalofríos no era algo a lo que estabas acostumbrada a ver todos los días.
Te incorporaste rápidamente, echándote un poco para atrás con tal de no estar cerca de tal monstruosidad. La flor con cara te observó detenidamente con su único ojo y, durante un breve instante, te pareció que ensanchaba aún más tu sonrisa. Las voces aullaban de dolor a este punto, pensaste que quizás tenía algo que ver con la extraña flor delante de ti.
- hu... hu_man?... - Te costó identificar la voz de la flor, sí, la voz de una flor con cara deforme, entre los insufribles gritos que seguías sin saber de dónde provenían. La voz era un tanto rasposa y parecía glitchearse de vez en cuando. "Espera... ¿las voces pueden glitchearse?"
- t_Ak3 th_1s... - La voz parecía distorsionarse aún más, pero podías entender lo que intentaba decirte. Te diste cuenta que hablaba en inglés y mentalmente agradeciste el haber prestado atención a tus clases de inglés a pesar de no estar para nada interesada en la asignatura. Para tu sorpresa, una enredadera, o raíz, no estabas del todo segura de qué se trataba, emergió de la cama de flores y colocó enfrente de ti una especie de medallón de color dorado apagado con forma de corazón de un tamaño algo más pequeño que uno normal.
Volviste a dirigir la vista a la flor; en cierto modo te daba pena, parecía estar sufriendo. Las voces aullaron, como confirmando tus pensamientos. Sentías la necesidad de ayudarle y, haciendo caso a tu instinto y a los gritos desesperados, cogiste el medallón.
*You're filled with empathy* Una voz resonó en tu cabeza, una que no se parecía en nada ni a la rasposa y glitcheada de la flor ni a los alaridos de las voces misteriosas; era, en cierto modo, reconfortante y te trasmitía una sensación de calidez que no habías experimentado antes.
- Thanks, thanks, tha_nks, tH4n_ks, T_hAn3, 1_h4_nK3... - Estabas observando el medallón con tanta intensidad que cuando escuchaste la glitcheada voz de la flor dorada agradecerte, te sobresaltaste bastante.
Volviendo la vista a aquel fenómeno, te quedaste horrificada frente a lo que presenciaban tus ojos: la flor te agradecía constantemente, al mismo tiempo que su voz se distorsionaba aún más, si eso era posible, y empezaba a desintegrarse. Alarmada, intentaste acercarte para ayudarle, aunque no sabías muy bien cómo; sin embargo, las voces que parecían no cesar, habían cambiado su mensaje de ayuda por otro diferente, que no le detuvieses.
No sabías el por qué, pero algo en tu interior te decía que les hicieses caso, por lo que seguiste sus instrucciones. En los últimos momentos de vida de aquel ser notaste que volvía a agradecerte, pero esta vez ese agradecimiento parecía completamente sincero; además, viste como la sonrisa que antes te producía escalofríos era más melancólica.
Cuando desapareció por completo, una especie de masa blanca glitcheada que tenía un leve parecido a un corazón invertido apareció en el lugar donde se encontraba la flor dorada. El colgante vibraba en tus manos y las voces suplicaban a gritos que acercases el medallón al alma, lo que supusiste que era ese corazón flotante.
Hiciste lo que te pedían y, en cuanto acercaste el medallón al alma, esta se pareció separar en varias partes. Una luz cegadora te cubrió y las voces se callaron.
Thank (Help!Flowey): $hE'3 0u_R 0_>]_n1& H_07_•[_3... *File not found*
Piscis: Al principio me parecía un poco aterrador, pero creo que tan solo quería descansar en paz de una vez por todas. - Esbozas una sonrisa melancólica.
♈Aries♈: Reaper!Sans
Levantaste la mirada para encontrarte con una figura esquelética vestida con una larga túnica negra con la capucha subida y con hoz y todo; sus ojos eran dos cuencas vacías y sus ¿dientes? ¿boca? lo que fuera, estaba torcida en una mueca fanfarrona. Aquel tío parecía la mismísima representación de la muerte en persona.
- La p***sima que te reparió.- Fue lo único que le dijiste a aquel esqueleto del que ni te sabías su nombre. Al contrario de lo que esperabas, la imitación barata de la muerte empezó a reírse como si hubiera escuchado el mejor chiste de su vida. Estabas confundida, ¿este tipo estaba bien de la cabeza, cráneo o lo que fuera que tuviese? Finalmente paró y te miró fijamente a los ojos; tú te habías sentado en el suelo lleno de nieve.
- Chica, tienes que odiar tu vida como para hablarme así. - Volvió a estallar en carcajadas ante tu expresión de indignación y enfado. ¿Quién se creía este para hablarte así?
- Mira, Don-me-creo-importante-por-llevar-una-guadaña-el-doble-de-mi-tamaño, no me importa quién seas, como si fueras un j***do dios en persona. - Parecía que tus quejas e insultos tan solo le causaban más gracia pues había tenido que apoyarse en la hoz para no caerse al suelo.
- JAJAJAJA, ¡¿no sabes quién soy?! ¡¡Esto es demasiado!! ¡¡¡JAJAJAJAJAJA!!! - Su risa hacía que te hirviera la sangre. Sentías que se estaba burlando de ti de una manera no tan discreta y aquello te molestaba; si no te calmabas pronto, podrías terminar en una pelea con aquel tipo.
- Sí sé quién eres. - Ante tu respuesta, pareció intentar controlar sus risas, irguiéndose y mirándote con una sonrisa divertida. - Eres el gili***las que ha cerrado ese portal y que ha hecho que me estampase contra el suelo. - El esqueleto no pudo más; se empezó a reír sonoramente mientras se caía al suelo y se sujetaba la ¿barriga? con las dos manos.
- ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA! ¡CHICA SÍ QUE TIENES AGALLAS PARA HABLARLE ASÍ A LA MUERTE! ¡¡JAJAJAJAJAJAJAJA!! - Al principio estabas a punto de abalanzarte sobre él y estrangularlo, aunque no sabías si funcionaría, siendo él un esqueleto y todo el rollo ese de la anatomía y bla bla bla; ahora lo observabas con creciente curiosidad. "¿La muerte en persona? Bueno, en esqueleto... Esto promete..." Esbozaste una sonrisa que podía notarse que no tenía buenas intenciones a kilómetros.
Dirigiste tu vista a la guadaña tirada en el suelo, a tan solo dos palmos de distancia; volviste a mirar a la muerte, seguía riéndose como loco en el suelo. Perfecto. Cogiste la herramienta del Dios de la muerte y te levantaste de un salto, empezando a correr por tu vida. El encapuchado se dio cuenta de lo que acababa de pasar a los pocos segundos; se levantó ágilmente y fue flotando lo más rápido que le permitía su magia en la dirección en la que te habías ido.
- ¡HEY NIÑA, ESO NO ES UN JUGUETE! ¡¡DEVUÉLVEMELO!! - Tu corrías como loca agitando la guadaña en el aire porque sí, con un dios persiguiéndote y sin saber si ibas a poder volver a tu casa; un día completamente normal.
Reaper!Sans: En primer lugar, es una maleducada y es demasiado temperamental. Antes me parecía graciosa, pero después de haberme quitado la guadaña y tirarla al barranco ha pasado inmediatamente a mi lista negra. Segundo, será mejor que vigile sus espaldas. - Su ojo derecho comienza a brillar de un color azul.
Aries: Es arrogante y presumido, sin olvidar que es muy irrespetuoso. Además, ¡¿cómo c***nes iba a saber yo que ese barranco conectaba directamente con la Nada?! - Al fondo se puede escuchar a Reaper insultando no tan delicadamente a Aries.
♉Tauro♉: Storyshift!Papyrus
Habías cerrado los ojos durante toda tu caída, esbozando una sonrisa melancólica en tu boca; aun así, estabas llorando. Unas gruesas lágrimas recorrían tus mejillas y caían a la infinita oscuridad, al igual que tú. "Al menos no has sido tú..."
Sin previo aviso, notaste como tu cuerpo impactaba contra algo blando, pero, desgraciadamente, aquello que te había salvado de una muerte segura, no pudo evitar que golpeases tu cabeza contra el frío suelo. Sentías como la sangre brotaba de una herida en tu cabeza, salpicando el rocoso suelo y la cosa blanda. Te esforzabas por mantenerte despierta, de no dejarte llevar por esa vocecita en tu cabeza que repetía constantemente que te rindieses. Con todas tus fuerzas, luchabas para mantenerte despierta; tenías que resistir fuera como fuera.
*You're filled with fortitude* Una voz tranquilizadora y con un tono cálido, como el que utiliza una madre con su hijo, resonó en tu cabeza. Sentías tus fuerzas volver a ti y, con un esfuerzo sobrehumano, te levantaste, apoyándote en la rocosa pared de la cueva. La sangre seguía brotando en grandes cantidades, pero no dejabas que eso te frenase.
Tu visión era borrosa, dificultando el ver hacia donde ibas; tú tan solo te dejaste guiar por tu instinto y la pared de la caverna en la que te encontrabas. Avanzaste, dejando un rastro de sangre por donde pasabas, hasta que notaste un cambio en el tacto de la piedra; estaba pulida. Eso podría significar que había vida allí abajo.
Tu descubrimiento te dio fuerzas para seguir, andando torpemente por una sala que no veías bien por tu vista borrosa y porque no te podías agarrar a ningún saliente en el caso que perdieses el equilibrio.
No sabías cuanto tiempo llevabas caminando como una vagabunda y no sabías cuánto más aguantarías. Tus manos sintieron una especie de relieve extraño en la pared y tú palpaste aquella extraña superficie en un vano intento de averiguar qué podría ser. Tras unos cuantos minutos te diste cuenta que aquello que tocabas parecía ser una puerta, quizás alguien podría ayudarte.
Empezaste a golpear con fuerza, tan solo para que, al instante, tus fuerzas se agotasen por completo y te derrumbaras de rodillas, apoyando en la puerta tu cabeza cubierta completamente de sangre. Parecías un zombie andante. Intentaste llamar por ayuda... pero tus esperanzas de que alguien viniera a salvarte eran nulas; nadie podría salvarte del cruel destino que te deparaba.
Un ruido al otro lado de la puerta te sobresaltó, haciendo que tus esperanzas fueran renovadas y resistieses el tiempo suficiente para que te rescatasen. Con gran dificultad abriste la boca y, forzando a tus cuerdas vocales a hacer un último esfuerzo, llamaste por ayuda... La puerta se abrió de par en par, provocando que cayeses hacia adelante, contra el frío y pulido suelo.
No tenías fuerzas para levantarte, pero sí para alzar la cabeza lo suficiente e intentar distinguir a tu salvador o salvadora. No le podías ver bien, aunque sí que te quedaste con unos cuantos detalles: unas cuencas con un par de luces que te miraban con preocupación y unos ropajes de un color morado.
- Gracias... - Y caíste inconsciente.
Storyshift!Papyrus: LA VERDAD ES QUE NO SÉ MUY BIEN QUÉ DECIR, PERO PUEDO ASEGURAR QUE LA HUMANA ES MUY FUERTE. ¡NYEHEHEHE! - Ríe a lo Papyrus, pero enseguida empieza a hablar más bajo al darse cuenta de que estaba gritando muy fuerte. -Ahora mismo está en cama descansando, será mejor no molestarla por el momento. Le prepararé un plato de mis famosos espaguetis, nyehehehe. - Se va corriendo a la cocina.
♊Géminis♊: Sugar!Chara
«Uffffff, esto está tardando mucho. Antes era divertido, pero ahora es siempre lo mismo...»
[Si no recuerdo mal, TÚ fuiste quien sugirió que nos tirásemos por el agujero. YO fui quien os intentó persuadir, cabezas huecas. ¡Pero nooooo! no me escuchásteis ¡y ahora vamos a morir!]
- Veo algo al fondo... - No prestaste atención a la conversión de las voces en tu cabeza, normalmente no decían nada de utilidad, solo peleaban entre ellas como si no hubiese un mañana; aunque técnicamente puede que no hubiera un mañana para ti viendo cómo estaban las cosas.
Conforme te ibas aproximando, podías ver mejor aquella mancha multicolor del fondo, la cual resultaba ser una cama de flores de varios colores brillantes. Las voces gritaban aún más, una de emoción y otra de miedo; tú tan solo te limitaste a cerrar los ojos y esperar el impacto. Para tu sorpresa y diversión de una de las voces, las flores eran en realidad flores de gomitas que te hicieron rebotar como si estuvieses en una cama elástica.
«¡Wiiiiiiiiiiiii! ¡Esto está mucho mejor!»
Cuando terminaste de saltar, olfateaste la dulce atmósfera del lugar; el delicioso olor proveniente de las flores hizo que no pudieras resistirte a probarlas. Sabían a un pedazo de cielo, por lo que continuaste comiendo e incluso guardaste unas cuantas en tus bolsillos.
[Mira que eres repugnante, a saber dónde han estado esas flores...]
- A mí me parecen deliciosas, yo creo que tienes envidia de que yo pueda probarlas y tú no. - Continuaste devorando las flores, su sabor era irresistible y no podías parar de comerlas.
«Oooooooh, eso ha tenido que doler.»
[Tú cállate y tú vas a coger una caries por comer como loca.]
Lo primero iba dirigido a la otra voz, mientras que lo segundo, por supuesto, a ti. En cierto modo tenía razón, por lo que, al contrario de lo que tu estómago pedía, dejaste de comer. Te sentaste en el suelo y miraste hacia arriba, solo observando una infinita oscuridad; aquello era perfecto, nadie te encontraría en aquel lugar.
Una ráfaga de viento cargada de un olor a chocolate te envolvió, haciéndote la boca agua. Casi inmediatamente, una risa se escuchó en la oscura cavidad que tan solo era iluminada por aquellas extrañas flores que, a pesar de ser simples dulces, brillaban con intensidad.
[No bajes la guardia]
Asentiste levemente, levantándote y escaneando tus alrededores. No había nadie, o al menos eso era lo que parecía. Volteándote, te topaste de lleno con unos ojos verde menta con corazones rosa pálido en ellos. Asustada, te diste un brinco hacia atrás, cayendo en el duro suelo de piedra. Quien te había asustado empezó a carcajearse.
«Eso ha dolido...»
[¡JA!]
Ahora que podías ver mejor a aquel extraño personaje, te sorprendiste por su apariencia: sus cabellos eran de un color chocolate, los cuales le llegaban justo a la altura del mentón; sus mejillas eran dos círculos rosados que daban ganas de apretujarlos; su vestimenta consistía en una especie de chaleco sin mangas marrón oscuro con líneas verticales color crema por encima de una camisa de manga larga verde pistacho, unos pantalones rosa chicle, unas botas del mismo color que la camisa, una pajarita fucsia y un medallón en forma de corazón de la misma tonalidad que los pantalones y las mejillas. Lo que más te llamó la atención fue que su figura era translúcida y flotaba en el aire, como si se tratase de un fantasma.
[¿En serio te has asustado de este monigote de caramelo? Patético]
«No sé tú, pero a mí no me da buenas vibras...»
[Lo que pasa es que eres un/a miedica]
«¡No lo soy!»
- Buenas, mi nombre es Chara. - Estabas tan absorta en la nueva pelea de las voces que ni te diste cuenta que la persona de aroma de chocolate había dejado de reír y te tendía una mano.
«No me inspira confianza...»
No le hiciste caso, y tomaste su mano; al contrario de lo que pensabas, no la atravesaste, sino que esta se volvió sólida, aunque no el resto de su cuerpo. Te pusiste de pie y, sin apartar ni la mano ni la mirada, le dirigiste las siguientes palabras.
- Encantada de conocerte Chara. - Esbozaste una media sonrisa y Chara correspondió con una suya.
Sugar!Chara: Tiene potencial a pesar de parecer loca. La he escuchado hablar consigo misma antes y cambiar constantemente de pensamientos, es bastante imprevisible. - Sonríe maliciosamente. - Es perfecta.
Géminis: Se nota que no es trigo limpio, pero no pienso dejar que me utilice, si eso es lo que planea. - Ríe psicóticamente.
«Me cae mal.»
[Nos podría ser útil.]
♋Cáncer♋: Fell!Frisk
Estabas inconsciente. Tus alrededores eran siempre los mismos, una oscuridad infinita que nunca acababa por mucho que corrieses. Sabías que ahora mismo no te encontrabas en el mundo real, sino en una extensión de tu subconsciente; no acostumbrabas a tener sueños ni pesadillas, sino esa extensa negrura sin fin.
No había mucho que hacer allí, por lo que era un tanto aburrido; no podías hacer nada hasta esperar a que despertarses. Querías sentir de nuevo el agua de ese lago y una idea cruzó tu mente; cerraste los ojos con fuerza, concentrándote en lo que querías hacer. El ruido del agua correr y el sentimiento de tener los pies bajo el agua se hizo presente. Quizás no tendrías sueños, pero sí un espacio infinito en el que crear todo lo que se te viniese a la cabeza.
Abriendo los ojos de nuevo, te encontraste con el lago de antes, con sus aguas cristalinas y los pececitos que se asustaban cuando te acercabas a ellos. Así pasate un buen rato, persiguiendo a los asustadizos peces y salpicando tus alrededores como una niña pequeña; cuando te cansaste, te sentaste a la orilla del lago, remojando tus pies. Te sentías muy cansada, eso era una señal de que te ibas a despertar dentro de poco. "Al menos sé que no he muerto. Yey." Pensaste.
Suspiraste y te acostaste en el suelo, el cual no se podía diferenciar del resto del vacío. Cerraste los ojos de nuevo, regulaste tu respiración y "te dormiste". Para cuando abriste los ojos, te encontrabas arropada en una cama de sábanas rojas en una habitación con una temática similar.
No podías distinguir bien los objetos de la habitación por la oscuridad de esta, aunque no era como la de su subconsciente, donde simplemente no había nada. Escuchaste pasos que se hacían cada vez más sonoros con el tiempo, por lo que supusiste que alguien estaba yendo a la habitación donde estabas. Intentaste incorporarte, pero las sábanas no se movían, estabas atrapada.
La puerta comenzó a abrirse y, al contrario que las malas películas clichés que solías ver, no te hiciste la dormida. La puerta se abrió y se reveló una figura de la que no podías ver bien sus rasgos puesto que estaba a contraluz; por suerte, la persona misteriosa encendió la luz, permitiéndote ver su físico.
Quien había entrado a la habitación aparentaba tener entre ocho y doce años, aunque no sabías si esta era chico o chica, sinceramente, aquello no te importaba; tenía el pelo corto marrón oscuro y ojos achinados que no dejaban ver el color de sus iris; su ropa consistía en un suéter negro con dos rayas rojas, unos shorts rojo oscuro y unas zapatillas del mismo color con unos calcetines negros. Las zonas descubiertas de su cuerpo estaban prácticamente cubiertas de tiritas y vendas.
Pareció sorprenderse al verte despierta y empezó a mover las manos de forma nerviosa y rápidamente, desconcertándote un poco. Finalmente, te diste cuenta de que era mudo/a y que intentaba comunicarse mediante el lenguaje de señas; recordabas haber aprendido algo cuando eras más pequeña, pero ahora apenas te acordabas.
- E-Espera, ¿puedes ir un poco más despacio? Estoy un poco oxidada. - Le sonreíste con algo de nerviosismo y vergüenza. Pareció entenderte y comenzó a repetir lo que estaba haciendo de forma más lenta.
'Hola, me llamo Frisk.' A los tantos intentos y fallos por tu parte, al final pudiste entenderle.
- Encantada de conocerte Frisk. - El/La niño/a te mostró una sonrisa radiante; se le notaba feliz de que alguien pudiese entender lo que quería decir sin nadie que tuviera que traducirle. - Una cosa, - Te miró con cara de preocupación, pensaba que te pasaba algo malo. - ¿podrías ayudarme a quitarme estas mantas de encima? Empieza a hacer calor aquí y no puedo verte bien desde esta posición. - El personaje de género indefinido se dio cuenta de que no te podías mover y con algo de nervios te sacó de tu prisión.
Una vez conseguiste salir de aquella prisión de sábanas, te sentaste en la cama con Frisk, hablando de temas variados, aunque había veces que no le podías entender ya que se ponía nervioso/a y las manos le temblaban bastante. Te enteraste por medio de tu nuevo/a amigo/a que estabas en el Subsuelo, o Underground, como muchos le decían. En este lugar, habitaban monstruos con intenciones asesinas, pero Frisk ya había recorrido todo el reino y había entablado amistad con varios de ellos, enseñándoles lo que era la piedad y el amor.
Tú también hablabas de otros temas con Frisk animadamente mientras ella te escuchaba pacientemente. Al final, Frisk te propuso ir a conocer a su madre adoptiva, a lo que tú accediste con mucho entusiasmo.
La idea de conocer a los monstruos podría parecer aterradora a ojos de un humano normal, pero tú tan solo mostrabas alegría. De todas formas, no era como si estos fueran capaces de ponerte un dedo encima; no porque no fueran capaces, sino porque no se lo permitirías.
Fell!Frisk: 'Es muy energética, se notaba que quería salir a explorar el Underground cuando le hablaba de mi viaje. Además, es muy amable conmigo, no parece ser como el resto de humanos de la superficie.' Sonríe cálidamente mientras baja las manos.
Cáncer: Me parece muy amable aunque se ponga nervioso o nerviosa con facilidad. - Tu cara de felicidad e inocencia se convierte en una seria y amenazadora. - Por otra parte, más le vale a esos monstruos no ponerme un dedo encima
♌Leo♌: Error!Sans
Caíste en un lugar completamente blanco, tanto que te dañaba la vista; tuviste que taparte los ojos para no quedarte ciega. No entendías que acababa de pasar, hacía unos momentos estabas tan tranquila comiendo dulces prohibidos por tus padres y viendo una película dramática,, que ni siquiera habías podido terminar de ver, y al momento siguiente en un lugar que parecía que había sido pintado con lejía.
Con el tiempo, pudiste acostumbrar tus ojos al innatural brillo del lugar y te centraste en una misión más importante, recuperar tu chocolatina. Estabas completamente segura que alguien había hecho magia tipo bibidi bobidi bu y te había transportado hasta este lugar solo para quitarte el pedazo de cielo que ya no tenías.
Buscaste algo que no fuera blanco en ese lugar, cosa bastante improvable, durante bastante tiempo, vagando de un lugar a otro sin tener la más remota de idea de lo que hacías. Escuchaste un extraño ruido, como si fuera una carcajada, pero distorsionada; esta provenía de arriba, por lo que echaste tu cabeza para atrás y buscaste al responsable del ruido. Te sorprendió ver que del techo que no parecía techo colgaban unos brillantes hilos azules; algunos sostenían corazones, la mayoría de color rojo, y otros estaban ahí de decoración.
Seguiste buscando, agudizando tu mirada al notar algo de color negro entre una maraña de hilos azules lo suficientemente grande como para sujetar a una persona. Te moviste para obtener una mejor visión de la cosa y casi te da un paro cardíaco cuando viste que ni se trataba de una cosa ni de una persona, era un esqueleto.
El esqueleto tenía los huesos oscuros con varias señales que ponían "ERROR" flotando alrededor de este y su cuerpo en general parecía estar glitcheándose; sus cuencas eran de un anormal color rojo carmesí y los círculos que actuaban como pupilas eran multicolores, la de la derecha del monstruo siendo un pequeño círculo blanco mientras que la de la izquierda era de tres colores: amarillo para el círculo exterior, azul para el medio y negro para el interior. Debajo de sus cuencas tenía unas extrañas marcas azules que ibas desde las cuencas hasta el mentón, como si fueran lágrimas. Sus ropajes consistían en una chaqueta azul marino que iba degradándose a negro, un suéter de cuello vuelto rojo brillante, unos pantalones cortos negros con dos rayas laterales azules oscuras y un par de pantuflas negras.
Si una persona normal fuera la que estaría en tu situación, correría por su vida, pero no, tú no eras cualquiera y por si fuera poco, ver a ese esqueleto glitcheado comiéndose tu chocolatina, tan solo te dio más razones para enfrentarlo.
*You're filled with confidence.* Una voz que no habías escuchado en tu j***da vida te dijo en un idioma que a ti te sonaba a chino mandarín. No te centraste en eso y fuiste a encarar a aquel robachocolates.
Quizás gritarle no fuera una buena opción ya que te ignoraría y tú odiabas que te hiceran eso, por lo que buscaste la forma de subir hasta allí. A tu derecha había un hilo azul que podías alcanzar si saltabas un poco, así que, sin pensarlo dos veces, eso hiciste; por suerte, el hilo era lo suficiente resistente como para aguantar tu peso.
Empezaste a escalar y cuando llegaste a la jungla de hilos, te empezaste a columpiar por ellos como si fueras un mono. La adrenalina inundaba tu cuerpo y no querías que esa sensación se fuera nunca, pero, desgraciadamente, ya estabas acercándote a la maraña de hilos azules que sostenían a aquel ladrón.
Una vez estabas detrás de él, te pusiste en posición, tomaste impulso y te lanzaste. En cuanto hiciste contacto con este, su cuerpo empezó a glitchearse aún más, incluso varias de esas señales de error que flotaban en torno a él se agruparon en sus cuencas, dificultando su visión.
- ¡̵͚̹̀Q̶̞̆̈̔̒U̵̥͙̻͊̔͒̃͆̏É̵̘͙̲̲̽̕͜ ̶̮̓M̸̹̅*̸̺̱̆̓*̵͔̖̃̄͝*̷̞̞̫͕̅̈́̅̈́̕̚D̶̡̛͉͐̀̂̚͜ͅA̷͙͐̅̏̇!̷̩͙͖̤͛͋̇͊ ̴̧̼̬̗̟̩̉̽¡̶̛͉̮̈̅͛̂¡̵͍̱͓̙̽͋̀̏̀̚Q̵͙̘̜͍̜͗̓Ȕ̶͕̠͓̝̪̽̉̾̚Ȋ̸̺͝͝ͅÉ̴̳͙̯͇̝͑̿͠ͅN̷̖͉͒͗̽̐̍ ̵̛̫̜̫͔̾C̷̨͕̯̻̘̓̊̃͊̕*̵͓̙̈̀͋̔͒͝*̴̧͇̰̪̜̋̽̑̿*̶̛̺̅̏̈̾O̷͆͜͝N̵̥̺̾̓͜É̷̦̩̱̗̻̆̊̽͐̕͜S̵̨̫̝͎͎̎̉ ̴̢̬̭͍͛̽͂̈́̌͗S̷̲͕̪̫̹̈́̈́͘͝͝E̶̼̋̐̓͋̈́A̴͇̱̲̤͛̃̍̋̍̊S̷̼̔͆̈́̕̚,̵̹̉̉́ ̶̺͍̗́̾̒͗̏Q̷̛̥U̴͚͠Í̸̺̮͈͐̅̀̽T̶͚̮̒̓̐A̶͙͈̘͋Ṯ̶̨͕͖̯̟̍È̵̡̖͔̯̜͉̈́͠ ̶̤̞̮͛̈́̈́D̶̹̣̘̉̎́͜E̶̛̩̖̋̊̑͌ ̶̟͖̲̭͘Ē̶̬̞͙̪̽͛̅N̷͇͉̅͌͋̍̄͝C̸͕̯̮̒̀͑ͅI̶̛͉̳͒̓̇͛̏M̶̬̠̈́̔̊̀̅̚A̷͖̬̫͓̾͛̓̌̔͝!̸̧̃̆̏̕!̷̺̀͋̉̽̕ - No desperdiciaste ni un segundo; le quitaste la chocolatina medio mordida, la sujetaste con tu boca y te abalanzaste de nuevo a la selva de hilos, aferrándote a uno de ellos para no caerte.
Te columpiabas por los hilos con gran maestría, alejándote bastante del monstruo esqueleto que gritaba furioso sin poder ver ni sus propias manos, hasta el punto de no escucharlo más. Más tranquila, iniciaste tu descenso y, una vez en el suelo que no parecía suelo, te sentaste a comer tranquilamente tu media chocolatina.
Para tu desgracia, no notaste la amenazadora figura que se acercaba a ti por la espalda, sacando unos cuantos hilos de las marcas azules de su cara.
Error!Sans: Una anomalía. La odio. - Se gira de nuevo para ver Undernovela a través de una ventana-portal ignorando los gritos de Leo detrás de él.
Leo: Un ladrón de chocolate. - Se quita un mechón de pelo de la cara soplando para que después vuelva a caer ya que está atada en los hilos de Error. - No para de ignorarme; es un hijo de p**a. - Vuelve a gritar a Error solo para molestarlo y que no pueda ver tranquilo su serie favorita.
♍Virgo♍: Rossie (Lust!Flowey)
Seguías cayendo por el estúpido agujero, no te importaba el qué pasaría cuando llegases al fondo ya que ya tenías una ligera idea de lo que podría pasar si no morías; después de leer tantas fábulas y leyendas de la zona, sabías que este era el monte donde los monstruos fueron imprisionados hace milenios. Por supuesto aquello eran tan solos cuentos de hadas, pero siempre existía la mínima posibilidad de que estos fueran reales y el hecho de que estuvieses viendo una gran extensión de rosas al fondo del agujero respaldaba esa idea.
Caíste de cara en las rosas, por suerte, ninguna parte de tu cuerpo acabó en la zona de las espinas. Te levantaste casi inmediatamente, ignorando el hecho de que estuvieses estropeando tan preciosas flores, y comenzaste a sacudir la ropa, tratando de quitar inútilmente los pétalos de rosas. Tuviste que negarte a seguir con aquella tarea puesto que resultaba imposible quitarte todos los gérmenes que tuvieran esas flores sin tu preciado bote de gel desinfectante y sin una buena ducha caliente.
Suspiraste; habías estado en lo correcto. El jardín de rosas estaba muy bien cuidado como para que estas hubieran crecido por su cuenta, lo que te llevaba a la hipótesis de que habían monstruos viviendo en el lugar o en los alrededores. Con la poca luz que llegaba de la zona superior del agujero, pudiste vislumbrar una especie de arco en una de las paredes de la cueva e intentaste caminar hacia allá; palabra clave, intentaste.
Una enredadera se había enrroscado en torno a tu pierna y, aunque te causase repulsión, estabas algo confundida; seguiste con tus ojos la enredadera hasta su origen,:una rosa con cara, sí, una rosa con cara. Te la quedaste mirando unos segundos, acto seguido, te pellizcaste los mofletes, como para comprobar que aquello fuera real.
- ¡H-Hola! ¡Soy Rossie, R-Rossie la rosa! - La flor te sonreía, pero no ese tipo de sonrisa malvada que te pone los pelos de punta, sino una sonrisa melancólica, una que reflejaba que había visto cosas demasiado crueles para este mundo.
- P-Perdona si te he hecho daño, p-pensaba que no me habías visto y t-tenía q-q-qu-que d-de-dete-detenerte a-antes d-d-d-de q-qu-que en-entr-entras-entrases a-a-a-ahí. - La voz de la flor se iba quebrando conforme iba hablando; además, estaba temblando, no sabías lo que le pasaba, pero parecía como si estuviese a punto de llorar.
Te preocupaste por la pequeña rosa; no eras de socializar con otras personas, pero de todas formas esto no era una persona, sino una flor así que no es lo mismo.
Unos sonidos provenientes de la zona a la que ibas a entrar hicieron que se revolvieran las entrañas. Si eso era lo que creías que era, le debías la vida a la flor; si ya de por sí te daban repulsión interactuar con otros, el tener ese tipo de intimidad te asqueaba hasta el punto de querer suicidarte, bueno, quizás no tanto.
No sabías qué hacer para calmar a la traumatizada y asustadiza flor, por lo que hiciste lo que veías que otras madres hacían con sus hijos pequeños a pesar que no quisieses hacerlo. Te arrodillaste en el suelo cubierto de flores, enfrente de la rosa, la cual estaba cubriendo su carita con dos hojas que actuaban como manos mientras lloraba, y la abrazaste.
Era un poco extraño el estar abrazando a una flor, pero habías visto cosas más raras en este mundo. Cuando notaste que se había calmado, te separaste, mostrando una sonrisa temblorosa al no estar acostumbrada al contacto físico.
- ¿Mejor? - La flor asintió; te levantaste de tu sitio y, aunque no querías tener que soportar más contacto, le tendiste el brazo para se enroscara en él. Rossie accedió con entusiasmo, intentando no apretarte el brazo muy fuerte por causa de su alegría y clavarte todas sus espinas.
Buscaste alrededor de la zona en busca de alguna salida que no fuera pasando por el lugar donde dos monstruos estuvieran teniendo relaciones.
- No creo que podamos encontrar otra salida... - La rosa se veía algo triste. Tu negaste con la cabeza, siempre había otra salida. Empezaste a golpear la pared rocosa de enfrente, escuchando atentamente al sonido que producía el chocar tus nudillos contra esta.
Rossie te miraba con extrañeza; no entendía que estabas haciendo. Continuaste repitiendo el proceso por varias zonas de las paredes hasta dar con lo que buscabas; un sonido sordo se escuchó por toda la cueva y esbozaste una sonrisa victoriosa.
- Rossie, ayúdame con esto. - Comenzaste a pegar patadas al punto en concreto de donde había procedido ese ruido sordo; Rossie, al principio mirándote con curiosidad, empezó a atacar con sus raíces la roca. Finalmente, la pared cedió, dejando ver un corredor excavado en roca que la rosa no había visto en su vida.
- ¿Proseguimos? - Te volteaste a la flor, la cual te respondió sonriendo con mucha felicidad. - Por cierto... - Entraste en el pasillo totalmente oscuro. - me debes un baño de espuma y un gel hidroalcohólico. - Rossie rió un poco sin entender a qué te referías, pero accedió igualmente. Así, los dos os adentrasteis en el corredor de piedra.
Rossie (Lust!Flowey): Antes pensaba que me iba a dejar de lado c-co-como - Empieza a quebrársele la voz. Sacude su "cabeza" para olvidar en lo que estaba pensando antes y empieza a hablar de nuevo. - Me parece muy amable y también muy lista y observadora, gracias a ella hemos podido salir de allí sin... - La sonrisa de su rostro se borra. - Lo siento, ya tengo que irme... - Desaparece, hundiéndose en la tierra.
Virgo: Es muy sentimental... - Suspira. - Creo que le tuvo que pasar algo para que esté de esta manera. Por el momento, intentaré consolar a Rossie lo mejor que pueda aunque me cause repulsión tocarle.
♎Libra♎: Original!Toriel
Tu cabeza daba vueltas. Tan solo recordabas haberte tirado por el agujero y ser consumida por la oscuridad; después, caíste inconsciente. Ahora te intentabas levantar de una cama de flores doradas que parecía que había amortiguado tu caída con la cabeza aún dando vueltas.
Habías llegado a la conclusión que si tu amiga se había tirado por aquí y había sobrevivido gracias a la cama de flores, podría estar en alguna parte; quizás estaba esperando a que fueras a por ella, que te reunieses con ella de nuevo...
No sabías si continuar avanzando o esperar a que ella te encontrase allí; ese era uno de tus mayores problemas, eras demasiado indecisa. Al final optaste por avanzar y buscarla; andaste hasta encontrarte en una sala con un poco de césped en el centro y el resto totalmente oscuro. Era algo extraño ver césped crecer allí abajo, donde no había Sol, pero decidiste no cuestionarlo y continuar con tu camino.
Pasaste a otra habitación con dos escaleras laterales y una pila de hojas rojas en el fondo. Subiste las escaleras lentamente, observando tus alrededores curiosamente. Las paredes de roca estaban pulidas y eran de un extraño e inusual color violeta claro; el suelo era similar, con la única diferencia de que en este había un pequeño camino que se marcaba con un color más claro.
Una vez subiste las escaleras, te adentraste por el marco de la puerta que llevaba a una sala un tanto extraña a tu parecer. La temática era la misma que la anterior, solo que en esta había una puerta cerrada con una extraño símbolo en ella y unos botones en el suelo; a la derecha de la puerta había una inscripción que no podías leer desde allí y justo al lado, una palanca de color amarillo dorado.
Te acercaste a la inscripción y comenzaste a leerla; no entendías nada de lo que decía, algo de valientes, centro y cosas raras. Volviste tu vista a los botones en el suelo, a lo mejor se refería a que debías pisarlos para continuar, así como una especie de puzzle. Pisaste los dos del centro y después tiraste de la palanca; no sucedió nada.
- Ughhhhh, esto es muy difícil. - Volviste a intentarlo, probando un patrón diferente. Nada. Así estuviste bastante tiempo tratando de resolver el puzzle, pero daba igual lo que hicieses, no lo conseguías. Eras pésima en esto.
Te rendiste, así que decidiste sentarte en el suelo, apoyando tu espalda en la pared, y descansar un poco hasta que alguien viniese. Cerraste los ojos, tan solo queriendo descansar la vista y alejar tu mente de todos los acontecimientos que habían ocurrido en tan solo un día: habías tenido pensamientos suicidas, te habías tirado al hoyo con la esperanza de que murieras en el proceso, no habías muerto por la caída, habías deducido que tu amiga podría estar viva, estabas en un lugar más raro que la leche azul y no podías avanzar porque no sabías resolver un simple acertijo. Sí, demasiado para un solo día.
El sonido de unos pasos te sobresaltó, haciéndote dar un pequeño bote en tu sitio y levantarte rápidamente. Te colocaste a unos pasos de distancia de la puerta y deseaste que quien pasase por esa puerta se apiadase de ti y te pudiera orientar por el lugar.
La puerta se abrió, dejando ver una cabra antropomorfa de blanco pelaje. La cabra tenía dos pequeños cuernos en la cabeza e incluso un adorable hocico rosado; sus ojos eran dos rubíes apagados que mostraban sorpresa y desconcierto; llevaba una vestimenta que consistía en una túnica morada sin mangas con un extraño símbolo en blanco en la parte superior de la misma, una camisa blanca de mangas largas e iba descalza.
Inconscientemente, diste un par de pasos temerosos hacia atrás. La monstruo cabra salió de su trance y te mostró una cálida sonrisa que te tranquilizó un poco.
- Hola mi niña, mi nombre es Toriel y soy la guardiana de las Ruinas. Deberás de estar muy cansada después de tal caída. Me sorprende que hayas podido llegar hasta aquí por tu cuenta sin que esa horrible flor te haya hecho algo. Por cierto ¿estás herida? - Se acercó a ti, escaneando tu cuerpo en busca de alguna herida mientras te hablaba con un tono maternal; no te volviste a echar para atrás, algo de esa mujer monstruo te producía una sensación de calidez que no querías que se fuese.
Una vez terminó de inspeccionarte, se alejó un par de pasos y suspiró de alivio. "Un momento, ¿una flor?" Habías estado demasiado ensimismada con ese sentimiento que ahora que te encontrabas procesando sus palabras te quedaste algo extrañada con la mención de una flor.
- No he encontrado ninguna flor, bueno, si no cuentan las de la cama de flores de antes... - Hablabas un poco para ti misma, pero también para Toriel.
- Eso es mejor, no quieras acercarse a ese monstruo. - Bufó un poco. - Ven, mi niña, te llevaré a mi casa para que descanses y puedas recuperar tus fuerzas. - Te tendió una mano. Dudaste un poco; aquella mujer cabra te transmitía una tranquilidad que nunca habías experimentado, pero tampoco podías ir confiando en extraños así por la vida.
Finalmente te decidiste, tomando su mano y dejando que te guiase por aquel misterioso lugar. Quizás, si tenías suerte, ella sabría que le pasó a tu amiga o dónde estaba ella,
Original!Toriel: Es muy educada y muy amable con el resto de monstruos con los que nos hemos encontrado en el camino a casa. - Sonríe al recordar verte consolar a un par de Whimsuns que estaban llorando. - Espero que nada malo le pase. - Su sonrisa adopta un carácter más melancólico.
Libra: No llevo mucho tiempo con ella, pero cada vez que me sonríe no puedo evitar sonreír también. - Sube una mano hasta la zona donde está el corazón. - Siento este sentimiento de calidez en el pecho que no había experimentado nunca. Ojalá mamá hubiese sido como Toriel... - Sus ojos empiezan a cristalizarse un poco. - ¿Es que hice algo malo para que mami nunca me tratase así?
♏Escorpio♏: Horror!Toriel
Te sentías algo estúpida por haber creído que ibas a poder resolver el problema por ti misma y, para rematar, de noche. ¿Resultado? Te encontrabas cayendo por un agujero sin fin. No había sido una de tus mejores ideas hasta el momento, pero ya no había vuelta atrás. Distinguiste algo al fondo, algo de un amarillo apagado.
Cerraste los ojos, esperando el impacto. Caíste sobre algo blando, aunque te dejó sin aliento por unos momentos. Te incorporaste, sentándote en aquello que te había salvado de una caída bastante fea. La nariz te empezaba a picar un poco y un olor empalagoso inundó tus fosas nasales; no lo pudiste evitar, estornudaste.
Genial, estabas sentada sobre una cama de flores que, por si aquello era completamente inofensivo para una persona normal, para ti no, siendo alérgica al polen de estas. Te levantaste rápidamente y te alejaste lo más que pudiste del lugar donde estaba la cama de flores amarillas mientras estornudabas continuamente. "Estúpida alergia."
Avanzaste por aquella oscura cueva hasta llegar a una especie de sala excavada en una roca de un peculiar color morado apagado. El lugar estaba prácticamente en ruinas, con varias enredaderas colgando de las paredes, polvo por todas partes y las escaleras que llevaban a la zona superior de la sala se caían a pedazos.
Subiste las escaleras con cuidado, evitando pisar un escalón inestable que te hiciera caerte y acabar en quién sabe dónde. Cuando llegaste a la zona elevada, te diste cuenta que había una entrada a otra sala, la cual estaba en peores condiciones que en la que te hallabas.
Las paredes tenían enormes grietas y las rocas del techo se habían desprendido en varios lugares; los botones que había en el suelo se encontraban completamente inutilizados, unos rotos y otros simplemente no estaban; había una palanca que había sido partido por la mitad, volviéndola completamente inútil; las enredaderas y el polvo no faltaba en aquella habitación tampoco. Otra puerta medio rota descansaba en la otra punta de la sala, por lo que decidiste avanzar por ahí.
Otra sala más. Te estabas desesperando, ¿es que no había nada allí salvo palancas, botones rotos, enredaderas y más polvo? Te encontraste de lleno con un camino de pinchos, algunos con una sustancia roja que esperabas que no fuera sangre, rodeado por una especie de foso con aguas pantanosas. "Bueno, al menos sé que hay algo más." Recordabas haber leído un maltratado letrero que decía que el plano de la habitación anterior era el camino que debías atravesar, así que eso hiciste.
Una vez memorizaste el plano del camino de la sala anterior, te dispusiste a atravesar los pinchos. Te encontrabas a mitad de camino cuando una exclamación de sorpresa te hizo pararte en seco. Dirigiste tu vista al lugar de donde provenía el sonido para encontrarte con algo que nunca te hubieras imaginado encontrar.
Una mujer monstruo, más concretamente una mujer cabra antropomorfa, te miraba con esos ojos verde hipnótico con sentimientos encontrados; su pelaje, que algún momento pudo haber sido blanco como la nieve, era ahora de un color gris claro y sus cuernos eran pequeños pero puntiagudos; llevaba puesto una túnica morada sucia con una parte rasgada justo en la zona de su torso superior e iba descalza.
- Mi niña, ¿qué estás haciendo ahí tú sola? Espera un momento, mamá Toriel va a por ti, no te muevas. - Te quedaste quieta, no porque le quisieras hacer caso, sino porque era lo más sensato; si corrías hacia otra zona, no tendrías ningún lugar para esconderte y esta te encontraría en cuestión de segundos.
Esperaste a que llegase hasta a ti y, sin previo aviso, te cogió de la mano y te llevó por los pinchos. Cuando llegasteis al final, se giró hacia a ti y te mostró una sonrisa, aún sin soltarte de la mano.
- ¿Ves, mi niña? Mamá Toriel te va ayudar y no tendrás que tener miedo. Ahora, sígueme. - La cabra tiró de tu mano, arrastrándote a la siguiente sala. A pesar de que esta estaba sonriendo y a primera vista sus intenciones podrían parecer buenas, algo en sus ojos te decía que no confiases en ella.
La seguiste por innumerables salas y puzzles, pero en ningún momento bajaste la guardia. Aquella cabra de nombre Toriel no te transmitía ninguna confianza; en cuanto encontrases una señal, lo que fuera que te indicase que podrías alejarte de ella, la tomarías sin dudar.
Horror!Toriel: Mi niña es muy callada, no ha hablado en ningún momento durante el trayecto. - Parece un poco molesta, pero enseguida vuelve a sonreir. - Eso significa que es una buena niña, solo habla cuando le dicen que hable. Buena niña, muy buena niña... - Sus ojos denotan locura.
Escorpio: Cuatro palabras: no confío en ella. - Susurra en voz baja en caso de que Toriel la esté escuchando. - Sé que esconde algo.
♐Sagitario♐: Nightmare!Sans
Una vez atravesaste el portal, saliste de aquella especie de trance en el que te hallabas. Algo asustada, observaste tus alrededores. El paisaje estaba completamente desolado, la tierra era de un color marrón más oscuro que lo normal, casi negro; la vegetación del lugar era prácticamente inexistente, únicamente los marchitos árboles del lugar eran indicios de que allí había, o hubiera habido, vida; el cielo estaba recubierto de unos espesos nubarrones grises que no dejaban pasar los rayos del Sol o la tenue luz de la Luna, sumiendo el lugar en una oscuridad asfixiante.
Aunque el lugar parecía sacado de una película de terror, a ti esto te producía sentimientos encontrados: el deseo de explorar borboteaba en tu interior y sentías que ibas a explotar de alegría. Después de tanto tiempo siendo imprisionada y limitada por cadenas que te ahogaban, ahora tenías la oportunidad de que nunca más te encontrasen y te retuviesen; tenías la oportunidad de vivir tu vida.
Un sonido de molestia proveniente de tus espaldas te hizo voltearte, quedando cara a cara con un ser un tanto extraño. No era humano, eso seguro, estaba recubierto por una extraña sustancia parecida al alquitrán y de su espalda brotaban cuatro tentáculos cubiertos, también de esa sustancia negra y pegajosa, los cuales no cesaban de moverse, agitándose en el aire continuamente; sus ropas estaban recubiertas de aquella cosa negra. Lo que más te inquietaba de aquel ser era su única pupila de color azul cyan eléctrico que te miraba fijamente, escaneándote de una forma tan calculadora y fría que te ponía los pelos de punta.
- Nada de pensamientos positivos, ¿entendido? - No entendías a qué se refería, pero su sola presencia amenazadora te asustaba lo suficiente como para asentir con la cabeza nerviosamente.
Sonrió de una forma algo inquietante; tu miedo era muy apetecible. Continuó alimentándose de tus sentimientos negativos hasta que te sentiste increíblemente mareada, por lo que tuviste que apoyarte en el tronco de un árbol cercano para no caerte. El ser bufó de nuevo; no habías aguantado nada.
- P-Perdona, pero ¿quién eres? - Tomabas grandes bocanadas de aire para recuperarte; no eras capaz de comprender qué estaba pasando en estos momentos ni por qué te habías sentido así de repente.
- Puedes llamarme Nightmare. - No dijo nada más, solo esperó a que te recuperases. Una vez tus fuerzas volvieron a ti, te acercaste con una expresión de curiosidad al esqueleto que no sabías que era un esqueleto que estaba recubierto de odio que tampoco sabías que era odio. Nightmare tenía un mal presentimiento.
- ¿Eres esa voz tan rara que me ha hablado antes? ¿Por qué estás cubierto en esa cosa negra y pegajosa? ¿Las cosas esas de tu espaldas hacen lo que tú quieres o tienen voluntad propia? ¿Por qué te pareces a un pulpo? ¿Eres un extraterrestre que ha venido a conquistar la Tierra? ¿Por qué hueles tan mal? ¿Hay alguien más aquí aparte de ti? ¿Por q-? - Sentiste como el aire se escapaba de tus pulmones en el momento en el que Nightmare usó uno de sus tentáculos para elevarte en el aire por el cuello.
Inútilmente, intentaste liberarte, solo para que el ser que se alimentaba de sentimientos negativos apretase más tu cuello, haciendo que tus brazos y piernas calleran inertes pues no tenías suficiente fuerza para liberarte.
- Primero, sí, soy quien te ha hablado antes. Segundo, no voy a responder el resto de tus tontas preguntas. Y tercero, - Te sonrió sádicamente. - si mal no recuerdo, tenemos un acuerdo, yo te daré la libertad que tanto ansías a cambio de algo que yo quiera. ¿Entendido? - Un par de lágrimas ya habían brotado de tus rojos ojos de tanto llorar anteriormente; te sentías impotente ante esta situación, habías sido muy imprudente al haberte adentrado aquí sin haber pensado las cosas detenidamente.
Asentiste con dificultad, sin poder hablar ya que tu cuello estaba llegando a su límite. Nightmare te soltó, dejándote caer al suelo sin ningún cuidado. Tomabas la mayor cantidad de aire que podías mientras tosías por la presión ejercida sobre tu pobre cuello; lo rozaste con las yemas de un par de dedos, solo para apartarlos inmediatamente por el dolor que te producía el contacto.
- Tómalo como una advertencia para no volver a molestarme. - Le miraste con miedo. "¿En qué me acabo de meter?" - Bien, - Juntó sus dos manos, mostrándote una falsa sonrisa. - tenemos cosas que hacer, sígueme. - Empezó a andar en una dirección concreta y tú te levantaste torpemente, siguiéndolo con piernas temblorosas.
- Por cierto... - Se giró a mirarte con esa pupila tan aterradora. - ahora estás bajo mis órdenes. - Y continuó andando. Tus esperanzas de ser libre empezaban a disolverse.
*You're devoid of positivity.* Escuchaste una voz apagada, como si estuviese anunciando malas noticias. No le hiciste caso, ya tenías bastante con lo que lidiar en esos momentos. Seguiste a Nightmare por el desolado paisaje que ya no te provocaba ilusión de ver como hacía unos instantes.
Nightmare: Odio su positividad. - Dice asqueado. - Aunque eso no va a durar mucho tiempo, tan solo es cuestión de que las piezas del puzzle empiecen a encajar. - Sonríe maléficamente.
Sagitario: D-Da miedo. - Parece que estás a punto de volver a llorar.
♑Capricornio♑: Dust!Frisk y Dust!Chara
Continuabas cayendo por aquel agujero al mismo tiempo que le dirigías una mirada de odio al niño ¿o niña? ¿Estabas segura de que era humano? ¡ni siquiera sabías qué era! Bueno, estabas dirigiendo una mirada mortífera a quien te había empujado para después tirarse él/ella. Decidiste ignorarle durante todo el "trayecto", pero eso solo te sirvió para ponerte nerviosa sobre qué era lo que le pasaría a tus hermanos menores cuando no llegases a casa a tiempo. "Si no estoy ahí para ellos, ¿qué es lo que hará mamá? No será capaz de meterlos en un orfanato, ¿verdad?"
No eras de ponerte nerviosa fácilmente, pero no pudiste evitar hacerlo cuando los miles de escenarios de "qué pasaría si..." cruzaron por tu cabeza. Tomaste grandes bocanadas de aire con la intención de calmarte, lo cual no parecía tener efecto.
- Hey, si ya has terminado de tener un ataque de pánico, te interesará lo que te tengo que decir. - Volviste la vista al niño sin género indefinido, el cual había abierto los ojos, dejándote ver sus pupilas rojas carmesí que te causaban curiosidad.
- Bien, ahora que tengo tu atención. - Te mostró una sonrisa ladina. - No hace falta que te preocupes por cuando lleguemos al fondo, nunca pasa nada, hay una cama de flores que amortiguará nuestra caída. - Tal y como dijo el/la extraño/a, los dos aterrizasteis en una cama de flores doradas que parecían resplandecer en la oscuridad.
- ¿Cómo...? - Te sentaste mientras observabas como el/la contrario/a hacía lo mismo y se quitaba un par de flores de su pelo castaño.
- No es la primera vez. - Se encogió de hombros. Estabas aún más confundida, ¿eso significaba que había una salida por aquí?
- A ver, esto va a ser largo y confuso así que necesito que esa cabecita tuya se quede en la Tierra y que prestes atención. - Te señaló con un dedo acusadoramente al mismo tiempo que te tocaba la nariz con el mismo, haciendo que lo mirases con ojos torcidos.
- Estás en el Underground, o Subsuelo, da lo mismo. Aquí es donde habitan los monstruos. - Arqueaste una ceja; eso era imposible. Los monstruos eran tan solo cuentos de hadas de tu aldea e historias de miedo para los críos para que estos se portasen bien. - Sí, monstruos. No me mires con esa cara, ya los verás con tus propios ojos si no me crees. - Rodaste un poco los ojos al oír tales estupideces de aquel/aquella desconocido/a de ojos rojos, pero seguiste escuchando de todas formas.
- Yo me llamo Chara, pero el cuerpo que estoy utilizando ahora es de Frisk, somos como dos entidades en un mismo cuerpo. Frisk te está escuchando en este momento, pero no está disponible. - Soltó una risa enlazada con un notable tono de locura. Te empezabas a cuestionar la sanidad del/de la chico/chica delante de ti.
- Yo fui el primer humano en caer al subsuelo, pero morí por una serie de circunstancias. Luego de mí, cayeron varios humanos más, pero todos perecieron. No eran lo suficiente determinados y no me servían. - Aquello te provocó escalofríos; si lo que decía era verdad, no entendías cómo era que podía hablar con tanta facilidad de la muerte de otros.
- Pero llegó Frisk y oh, amiga, su alma sí que era determinada. Su poder era tal que me despertó, permitiéndome acompañarle en mi forma incorpórea en sus viajes por el Underground. - Hizo una pequeña pausa, observándote con una mirada que no sabías qué intenciones ocultas tendría.
- Digamos que hicimos un genocidio de lo más divertido. - Su expresión se tornó oscura, sin borrar esa sonrisa que te provocaba escalofríos. Te estaba empezando a dar miedo esta persona, Chara, Frisk o quién c***nes fuera.
- ¿Pero sabes lo más divertido? - Negaste con la cabeza, aún con un poco de miedo. - ¡Podíamos repetir la historia una y otra vez! - Tu miedo pasó a confusión. "¿Una y otra vez?"
- ¡Oh! ¡Cierto! Tú no sabes lo que es un reset. Es una extensión del poder de la determinación que nos permite volver de la muerte; da igual cuántas veces me maten a mí o a Frisk, siempre podemos volver a la vida gracias a nuestros puntos de guardado. ¡Incluso podemos reiniciarlo todo para empezar de nuevo! ¡Nadie recuerda nada! ¡¿No te parece divertido?! - Ahora Chara estaba muy cerca tuya y tú te echaste para atrás, con la esperanza de alejarte lo más posible de aquel/aquella loco/a.
- ¡No te pongas así! Nadie recuerda nada así que es como si nada hubiera pasado, bueno... - Su expresión se volvió más sombría. - a excepción de ese comediante y a esa flor traicionera. - Su sonrisa volvió a su cara segundos después; ahora sí que tenía un aspecto amenazador. - ¡Pero ese comediante ha invertido el tablero! ¡¡Ahora el juego es más divertido!! ¡Una carrera contrarreloj por ver quién gana antes! - Estabas asustada, confundida y más.
Sin previo aviso, Chara se levantó de la cama de flores doradas y te cogió del brazo, levantándote a ti también; comenzó a llevarte a través de la sala arrastrándote contra tu voluntad.
- Me vendrían bien un par de manos extras, ¿qué me dices compañera? ¿Te apuntas a este juego? No puedes negarte, de todas maneras no tienes ningún lugar al que ir. - Tenía razón no tenías a dónde ir, pero tus hermanos...
- Y no te preocupes por si tienes a alguien esperándote allá arriba, de todas formas puedo hacer que todo vuelva atrás en el tiempo, ¿no? - Se paró en seco, girándose y obligándote a mirarle a los ojos. - Has estado viviendo en un bucle temporal todo este tiempo y ahora que has conseguido salir de ahí, ¿por qué no aprovechar la oportunidad? - No tenías más opción, aceptaste. Su sonrisa se ensanchó más si eso fuera posible.
- ¡Bien! Será mejor que vayamos yendo, el comediante se guarda unos buenos trucos bajo la manga y no quiero que nos perdamos toda la diversión. - Y empezó a correr en la oscuridad de la sala arrastrándote consigo. Por otra parte, una figura incorpórea te observaba con preocupación y pena.
Dust!Chara: ¡Es mi nueva compañera de juegos! ¡Nos lo vamos a pasar tan bien matando a esos monstruos hasta que el Subsuelo quede reducido a cenizas! - Rié psicóticamente.
Dust!Frisk: Chara la está obligando a tomar la ruta genocida con ella, tan solo espero que no llegue a corromper su alma. - Suspira con pesadez.
Capricornio: Hay que admitir que está loco/a, pero qué se le va a hacer. - Se encoje de hombros.
¡Por fin he terminado! =D He estado escribiendo sin parar para poder sacar este capítulo a tiempo, así que agradecería con toda mi alma que os tomaseis vuestro tiempo para leerlo. (Son más de 10.000 palabras y siento que mi cerebro está a punto de colapsar).
Había pensado en hacer varias historias, una por cada signo, tipo lo que estoy haciendo ahora hasta que se encuentren. Entonces, las historias serán conjuntas o algo por el estilo. ¿Os gusta la idea o preferís que haga un zodiaco como el resto así al azar y que sea lo que sea?
Ahora sí, aquí están los dibujos de las almas corruptas de Libra, Escorpio, Sagitario y Capricornio:
♎Libra♎: Indecisión
♏Escorpio♏: Desconfianza
♐Sagitario♐: Malqueda
♑Capricornio♑: Discrepancia
Espero que os haya gustado =)
No os olvidéis de votar y de comentar❤
Catch ya on the next chapter!
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