Con nuestro primer beso, empezó la historia de nuestro amor, aquel envuelto en la magia del destino, que te hizo aparecer frente a mí repentinamente...
¡Y por eso dije sí!, ¡Estaré a tu lado por siempre!
¡Porque tú fuiste el único!
¡Y estuve aquí para ti!, ¡Hacia un nuevo mundo, fui contigo!
ZERO NO TSUKAIMA
FOREVER
I
-Lo sé... yo también quería que simplemente desapareciera... era nuestro deber como parte de la nobleza darle un final digno a ese asunto... pero... ayer... -se separa de él y baja la mirada a su abdomen, por lo que su esposo colocó su mano sobre este.
-¿Qué pasó ayer?, ¡¿Por qué no me habías dicho nada?! –la preocupación se resumió en su rostro, al ver que no le contestaba.
-No es nada... -cerró los ojos con fuerza tratando de controlar las lágrimas pero no pudo hacerlo, se le derramaron a cada lado de sus comisuras, mientras su marido la miraba consternado. ¿Qué podría ser tan terrible para ponerla en una situación así?, No querer hablar... no querer contarle nada a él...
-...Louise... -le colocó la mano en la mejilla y con el pulgar le limpió las lágrimas acuñadas en su ojo izquierdo, para luego hacer lo mismo con la mano derecha. Ambas manos que ella agarró y bajó un tanto para poder observar su torso, las runas del Gundarf se centraron en su mirada. Sabía perfectamente que nada en el mundo iba a poder superar el amor que le tenía al dueño de aquellas marcas, sin embargo... puede que fueran las mismas las que se interpusieran entre ellos y su felicidad una y otra vez.
-Escuché a los Duques... hablar de querer expulsarnos de nuestras tierras... -le suelta de improvisto.
-¡¿Qué?! –se sorprendió por lo que le dijo, pero trató de moderarse luego para no despertar a los demás inquilinos de la casa. -¿Estás segura?
-Decían que en esta mansión viven puros monstruos... que un lugar así no debería ser incluido dentro de los recintos del reino de Tristein... la verdad... yo ya no sé que pensar... siempre que creemos que las cosas se han solucionado viene otras más... aunque no sean amenazas contra nuestra vida... ¿Cómo podría pasar por alto que nos llamen de esa manera? –busca su mirada para sentirse comprendida.
-Tal vez... es lo que tenemos que empezar a hacer Louise... -aprieta sus manos agarradas con las de ella. –Tenemos que dejar de buscar la aceptación de la gente... -se sonríe, -no es que la estemos buscando en primer lugar pero... no todos comprender el significado de la magia ancestral en este mundo... aunque sean nobles... pueden atacar a la misma Rose... con sus palabras, ella también deberá crecer con ese estigma...
-...Saito... -es extraño para ella escucharlo hablar tan pasivamente.
-No es como que yo quiera que esos malditos gusanos traten mal a mi hija... pero lastimosamente... hay varias clases de personas en el mundo... y entre ellas podríamos dividirlas entre los creyentes y conocedores y entre la escoria que sólo se queja sin comprender... y podríamos agregar a esa clasificación los sobrenaturales... como nosotros.
-Nosotros... -repite sus palabras la pelirosa. –Y el hecho de que varios sobrenaturales vivan en esta casa...
-Les preocupa... -termina la idea el Chevalier. –Después de todo son ellos, bueno, somos nosotros los que estuvimos involucrados en todo lo que sucedió con el Darf... es normal que aún nos teman...
-Sí... -bajó la mirada rosa de él hacia su vientre nuevamente, vio entonces como la mano de su esposo se colocó en el lugar al que veía.
-Pero tú no tienes por qué estar preocupada por eso... lo único que importa ahora es que tanto Rose como este pequeño estén bien y ellos lo estarán si tú lo estás... y si tú lo estás yo también, -le sonrió y levantando su rostro por el mentón para que lo vea acerca el suyo al de ella y la besa despacio.
Los ojos de ambos se fueron cerrando con el degustar de los labios del otro, en una repartición de besos que se fue intensificando, haciéndola caer poco a poco de espaldas contra el respaldo del sofá, mientras él se sostenía de los brazos del mismo para no caer sobre ella, pero poder proseguir con la sesión de besos que tanto les fascinaba a ambos.
-Por favor... no coman pan en frente del hambriento... -iba bajando las escaleras Siesta, vestida con un seductor pijama muy corto de una pieza.
Louise no pudo evitar sentirse estallar al verla, una venita apareció sobre su frente y retirando a Saito de encima lo colocó a su lado. –¡En primer lugar los hambrientos no tendrían por qué estar rondando por la casa a estas horas de la noche!
-¿Qué... acaso una no tiene derecho a bajar por un poco de leche?... es que hace tanto calor que necesitaba algo refrescante... -se hala el escote de la muy fina pieza de vestir.
-Si...Siesta... -traga duro Saito al verla, sin poder evitar sonrojarse, pero sumamente nervioso por lo que pueda decir su esposa.
-Es una lástima... -responde pícaramente la Hiraga levantando una ceja.
-¿Qué? –la mira sin comprender la Maid.
-Que los hambrientos tengan que conformarse con bebidas... en cambio yo... si tengo hambre... tengo otras muchas y mejores cosas para comer... es más... ya me dio hambre... -se levanta y toma a su esposo de la mano, -Vamos Saito... -prácticamente lo lleva arrastrado tras de ella, siguiendo cada uno de sus pequeños pasos con una gota al lado de la cabeza, mientras Siesta la mira incrédula de lo que le dijo.
Al ver que han desaparecido por las escaleras arriba, tirita del frío y se soba los brazos.
-¿Eh?, yo creí escuchar la voz de Saito-san... -se asoma con el barandal de las escaleras Tiffa, sin intenciones de parecer provocativa pero el tamaño de sus pechos se lo proporciona al pender hacia abajo.
-Muy tarde... ya se lo llevó... -responde bebiéndose la leche la maid.
-Ohhh... -se lamenta la mitad Elfo.
Continuará...
Jaja y hasta aquí es todo lo que tengo xD.
A partir del capítulo siguiente todo será nuevo y fresco!
GRACIAS POR LEER!
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