El sudor me recorre la frente al tumbarme en el colchón, trato de estabilizar mi respiración después de una follada frenética.

—¿Sigues respirando? No te me vayas a morir —bromea.

—Cállate —le pego con la almohada y logra esquivarlo —déjame recuperarme al menos, no hemos terminado.

—¿Ahora qué quieres probar?, ¿contra la pared y de espaldas? Porque la posición de hace un rato parecía encantarte —se relame los labios con la expresión pícara.

Me quedo mirándolo mientras me pregunto de donde se habrá escapado. Con mis dedos recorro la línea de sus pectorales que bajan hasta su abdomen. Me acerco enredando una pierna en su cintura y lo abrazo. A pesar de estar sudorosos, todavía desprendemos aroma a jabón.

Hemos estado juntos tres años. ¡Tres años y sigo sin creerlo! Ahora mismo nos encontramos en una casa en la playa, no estamos solos, nuestros amigos siguen de fiesta en la terraza mientras que nosotros trasladamos la diversión en la cama por varias horas. No me arrepintiendo de nada.

—Oh, claro que me encantó —siseo contra su piel —todo lo que hacemos, aunque no tenga que ver con sexo me encanta.

La parte más fuerte de nuestra relación fue cuando acordamos pasar al siguiente nivel a una más estable donde no tengamos miedo de demostrar lo que sentimos por el otro. Está claro que amo a Mick y él a mí. Ahora estamos juntos y me siento estable, me ha apoyado bastante en mi trabajo, suele desvelarse conmigo para revisar manuscritos y viceversa. Ahora él ha iniciado su propio negocio que ha ido creciendo a tal punto de generar buenos ingresos que no creía llegar a tener.

—Tú me encantas —comenta.

Sonrío. Pasa un brazo tras mi espalda acercándome.

—Bueno, ¿ahora que haremos?

—Lo que quieras. ¿Te sientes lista para que vivamos juntos? Podemos esperar.

—¿Tú que quieres, Mick?

—Estar contigo, chocolatito.

—Hagámoslo. No esperemos más. Estemos juntos.

—¿Acaso me estás pidiendo matrimonio y sin anillo? —plasma un puchero.

—El presupuesto es bajo, Mick, tómalo o déjalo.

Su sonrisa se ensancha.

—¡Por supuesto que acepto, Zela!

A corto la distancia atrapando sus labios hasta dejarnos llevar nuevamente.