Mick

—Sé que estás enamorado de Zela —escupe Rebel sin ninguna discreción.

Le miro cerrar su laptop para concentrarse en mí. Toma una postura erguida cruzándose de brazos.

—¿Qué fue lo que me delato? —levanto ambos brazos en modo de rendición.

—Son tan obvios ante mis ojos. Puede que Heidi no preste atención, pero yo me di cuenta desde hace un año. Las miradas y sonrisas cómplices que se comparten —sonríe y sus cejas no tardan en subir y bajar —. Ahora, ¿por qué andan en secreto?

—En caso que yo... bueno... tú me conoces —me revuelvo el cabello —mis relaciones acaban mal y Zela temía que lo nuestro formara parte de ese número y ustedes terminarían juzgándonos. Fue por esa razón. Además, ella sí me gusta, la quiero mucho, ¿entiendes?

—Demasiado. Mick, nosotros no tenemos por qué inmiscuir en su relación que han mantenido en secreto, el asunto es entre ustedes, ¿vale?

Cojo una galleta de la charola que hay en la mesita y me la llevo en la boca.

—¿Eres feliz con ella, Mick?

—Cada puto día —me rio y los ojos comienzan a cristalizarse de la nada —jamás creí caer ante mi chocolatito. Me siento hechizado por cada parte de ella, somos adultos y tenemos en claro lo que queremos en esta aventura peligrosa.

—Van a acabar más que en una sola aventura —sisea en tono divertido.

—¿No tienes que enviar tu manuscrito a las editoriales? —enarco una ceja.

La chica bufa con mala gana. Aprovecho para comerme el resto de las galletas mientras espero a Zela.