CAPÍTULO 57


-¿Dígame, quién habla? -pregunté con miedo.

-Soy Mel, no cuelgues el teléfono -escuché al otro lado de la línea-. Escúchame bien, Zara, porque sólo te lo diré una vez -espetó con voz amenazante, provocándome un escalofrío-. No sé quién es el hombre que ha subido a tu casa. Pero no quiero volverlo a ver cerca de ti.

-No puedes exigirme nada, tú y yo ya no somos pareja, Mel -hablé con tono inseguro-. Lo que haga o deje de hacer es mi problema.

-¡Tú siempre serás mía! Es mejor que lo tengas claro -gritó justo antes de colgar.

Miré el teléfono con miedo, Mel acababa de traspasar el límite del acoso con sus amenazas. Ahora sí tenía miedo de él. ¿Me estaba vigilando? No me había dado cuenta de su presencia. ¿Qué podía hacer? Solo me dejaba una salida: tendría que ir a la policía y denunciarle.

Apagué el móvil y lo dejé cargando. Me puse el pijama y comprobé que la puerta estuviese cerrada con llave antes de meterme en la cama. No conseguía dormir, dándole vueltas al mismo tema, me había equivocado con Mel, no lo conocía en absoluto. Tendría que ir a comisaría al día siguiente, aportaría la llamada de teléfono recibida y esperaba que con eso él se viera obligado a mantenerse alejado de mí y me dejase tranquila. Pero algo me decía que Mel no iba a desistir tan fácil.

Hasta pasada las doce no me dormí, tuve pesadillas gran parte de la noche y, cuando sonó el despertador, me levanté como un zombi. Mi cara reflejaba los nervios, el miedo y la tensión que había pasado. Mientras caminaba por la acera no dejaba de mirar hacia los lados y detrás mío, para ver si me seguía. Llegué al instituto hecha un mar de nervios y Lara enseguida se dio cuenta.

-¿Qué ha ocurrido, Zara? -preguntó nada más verme- ¿has tenido algún problema con Dylan o Mel?

-Esta vez ha sido Mel, me ha amenazado -contesté con sinceridad- ayer me llamó a última hora, al parecer me estaba vigilando y me dijo que no quería ver a Dylan cerca de mí.

-¡Esta vez se ha excedido! -exclamó airada- ahora sí que vas a ir a denunciarlo. ¡Si es preciso te llevo a rastras! -amenazó, sacándome una sonrisa.

-No hace falta que me arrastres ni uses la fuerza bruta -respondí con gesto agradecido- voy a pedir permiso a la directora para acercarme ahora mismo a comisaría, si no me lo da iré con Trevor después de clases.

-Te acompaño, no quiero que vayas sola -afirmó con seguridad.

Fuimos ambas al despacho de la directora del centro y, tras explicarle la situación, se mostró de acuerdo en que fuera enseguida a denunciarlo. También dejó a Lara venir conmigo, algo que me sorprendió. Pero no me paré a analizar sus razones.

Salimos las dos del instituto y nos dirigimos hacia la comisaría. Seguía mirando alrededor temiendo encontrarlo en cualquier esquina. Sólo cuando entré en las dependencias policiales pude sentirme más tranquila. Tras los trámites de rigor, las preguntas y la firma de la declaración, salimos dispuestas a volver a nuestro trabajo.

Pajarillos, parece que Zara empieza a despertar...¿qué ocurrirá ahora?

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