Park Jimin resulta ser un hombre bastante tranquilo. A pesar de las sospechas iniciales de Jungkook, no era el típico científico loco de las historias de apocalipsis, ni mucho menos un hikikomori que se creía un científico por leer tantas historietas.

Tenía veintiséis años y había sido despedido por el gobierno hace un año, siendo un ex miembro del proyecto K-Z11. Esto ocurrió después de filtrar información sobre los casos de ataques zombie en el país, además de revelar que tenía una solución que el gobierno podía utilizar para combatir el virus. Como consecuencia, su familia fue asesinada y él fue despojado de todo. Amenazado por el gobierno, decidió construir una casa en uno de los barrios marginales de la capital y comenzó a mejorar la vacuna contra el virus. Vivía apartado de la sociedad, y al parecer, le gustaba mantenerlo así.

Aunque Jungkook todavía tenía algunas sospechas sobre el rubio, por el momento le permitía que lo curara. Estaba siendo su única esperanza para volver a la universidad y tener una vida normal, fuera de cualquier peligro y fuera del hombre que aún era un desconocido para él, pasó todas las noches soñando en volver a casa y volver junto a la gente que amaba.

Ha pasado una semana desde que fue mordido y Jungkook sigue sin recordar lo que sucedió exactamente. Sus dolores de cabeza han empeorado, pero cuando Jimin le inyecta un líquido (siempre explicándole lo que hace, pero que Jungkook no suele prestar atención, pues prefiere ver cualquier expresión que logre hacer el cientifico), los dolores disminuyen. La mordida en su brazo ha comenzado a mostrar líneas negras a su alrededor y ha oscurecido, pero Jimin le asegura que está trabajando en una manera de detener esa reacción.

Jungkook confía en él.

Jimin se esfuerza por proporcionar suficiente alimento, pero Jungkook ha comenzado a rechazarlo. Sin embargo, Jimin lo obliga y luego todo vuelve a la calma.

Afortunadamente, Jungkook todavía no ha experimentado deseos de morder a alguien más. Espera fervientemente que siga así.

Jungkook y Jimin continúan sin hablar de sus vidas personales, pero ha comenzado a surgir un pequeño vínculo entre ellos. A medida que pasa el tiempo, Jungkook se da cuenta de que Jimin es más que un científico en busca de una cura. Descubre que también es un talentoso artista, con lienzos y pinceles esparcidos por toda la habitación, un balance extraño que parece hacer efecto en él, para vivir una vida lejana al peligro que está comenzando a acechar el país. Jimin sin duda, es una persona extraña.

Comienzan a abrirse el uno al otro, deseando que la calma aparezca de una vez por todas, aunque no parece que se cumplirá.