8. Esto no es un adiós. (II)

-Si me vuelves a asustar así Junior, seré yo el que te mate.

-Supongo que es justo -dijo Junior, luego tomó uno de los explosivos y sonrió a Roni-. No sé tú, pero yo tengo ganas de hacer un poco de ruido.

Roni tomó los explosivos y los deposito cuidadosamente en un bolso que llevó a su espalda.

-Déjamelo a mí, creare una distracción y tú aprovecharás para escapar.

-De eso nada, vamos a hacer esto juntos -subrayó junior, firmemente.

-No, lo siento. Serias una carga, puedo moverme más rápidamente solo. Y tú también.

-No conocemos este lugar Roni, si nos separamos lo más seguro es que no volvamos a encontrarnos.

Ronaldo sonrió con altanería y se dirigió fuera del pasillo, no sin antes cerciorarse de no toparse con nadie. Al llegar se dirigió a un cartel ubicado en medio de la pared, y se lo mostró a Junior.

-Es un mapa -acotó Junior-. ¿Ya lo habías visto?

- ¿Y porque crees que me dirigí al depósito?

-No habría estado mal avisarme.

-Lo estoy haciendo ahora, en fin, no hay que perder tiempo. ¿Ves este lugar? Es donde nos encerraron, y aquí está la salida, pero no podemos ir por ahí. Así que colocaré los explosivos en el sector delantero, mientras tú te ocupas de ir al sector sur donde se encuentra el patio trasero, y ahí buscarás una manera de escapar mientras yo te alcanzo.

-Entonces, creas una distracción mientras yo encuentro una forma de escapar, y luego te reúnes conmigo -rectificó Junior- ¿Qué pasa si alguien me ve?

-Tranquilízate, mientras lleves esa ropa puesta no te prestarán demasiada atención, de todas formas ten cuidado. Cuando las bombas estallen no tardaré en encontrarte, es donde más rápido tenemos que actuar y salir de aquí -explicó Roni, y le ofreció su arma-. La vas a necesitar.

Junior tomó su Beretta y la enfundó. No le gustaba la idea de tener que matar a un ser vivo, pero si era posible no hacerlo, optaría por esa opción.

-Entonces, ¿aquí nos separamos? -preguntó Junior.

-Si -respondió Roni con seriedad-. Si no estoy contigo en cinco minutos luego de que las bombas estallen, vete sin mí. Sin excusas, solo escapa lejos, ¿está claro?

-Bien, ten cuidado amigo.

-Tú también -respondió Roni mientras se marchaba, frenó antes de cruzar la puerta y se giró hacia atrás observando al muchacho-. Junior, la supervivencia se elige, y a partir de ahora es donde tienes que empezar a tomar tus mayores y más difíciles decisiones. Si quieres sobrevivir elige el mejor camino, a veces el más fácil no siempre resulta ser el indicado, recuerda lo que te enseñe: un blanco en movimiento siempre es más difícil de alcanzar. Por eso mismo mantente siempre alerta, nunca frenes, no te relajes, aprende a no confiar en nadie, pero también aprende a confiar en quienes valen la pena. El mundo se fue al carajo, pero eso no es excusa para que perdamos nuestra humanidad, solo sé tú mismo.

El muchacho sonrió. -Hablas como si no volviéramos a vernos -dijo Junior y se dirigió a la puerta del lado sur-. Sobreviviremos juntos amigo -y se marchó dejando atrás a Roni.

El leñador lo observó con preocupación en sus arrugados ojos, suspiró y cruzó la puerta.

Del otro lado, Junior se encaminó cautelosamente por un pasillo que se dividía a los laterales en dos caminos, el de su izquierda era el más cercano, solo unos cuantos pasos lo separaba de una pequeña puerta acerada que comunicaba con el bloque de celdas "D". En cambio a su derecha el pasillo era muchísimo más extenso, la puerta al final apenas se podía apreciar con claridad, y casi a mitad de camino habían dos salidas más hacia los lados, según el mapa del lugar, una llevaba a la cocina y la subsiguiente al comedor.

Junior rechazaba firmemente la idea de adentrarse en los bloques de celdas, pero sabía que para cruzar al patio trasero debía de pasar inminentemente por uno. Sentía miedo por lo que podría llegar a encontrarse, pero sus deseos de salir de ese asqueroso lugar eran más fuertes.

Optó por el camino más cercano, viró a su izquierda y se acercó lentamente a la puerta. Intentó abrirla lo más suavemente posible, pero no pudo evitar el rechinido molesto de las oxidadas bisagras. Del otro lado se encontró con una extensa cámara de dos pisos, donde las celdas se ubicaban, tanto abajo como arriba, en ambos lados de las paredes. Por suerte para Junior, en el segundo piso no parecía haber nadie, pero escuchaba extraños sonidos provenientes desde abajo, desde fuertes carcajadas y golpes, hasta susurros y llantos. Se acercó agazapado al barandal cuidando de no ser visto desde abajo, y observó con terror a un grupo de hombres completamente vestidos de negro, rodeando a varias mujeres que al parecer se encontraban desnudas, el muchacho no lo vio con claridad puesto que apartó rápidamente la mirada.

-Hijos de puta -susurró para sí mismo con desprecio-. Si Lara estuviera viva... mierda.

Junior desenfundó su arma, se acercó al barandal y apuntó a uno de los hombres. Contó rápidamente a seis, seis objetivos inmóviles, cercanos y fáciles de reducir. Los primeros tres caerían rápido, sin reacción alguna, los otros quizás devuelvan uno o dos disparos, pero podría reducir a uno más antes de cubrirse, quedando solamente dos. Pero contaba con una gran ventaja gracias a su estratégica posición en el segundo piso, reducirlos seria pan comido. Solo debía ser rápido y preciso, luego escaparía y podría salvar a esas mujeres.

El plan era bueno, demasiado. Solo debía disparar al primero, y el resto sucedería casi automáticamente. Tenía puntería, podía hacerlo, podía... pero no lo hizo. Su dedo no se atrevía a moverse para efectuar el disparo, su mente le trasmitía imágenes de la muerte de Lara, y comenzó a hacerse a la idea de que podría pasar exactamente lo mismo en este momento.

Si disparaba ahora, podría herir o incluso matar a cualquiera de las mujeres. ¿Era eso malo... o bueno? Morir rápidamente o sufrir la tortura de esos desgraciados. ¿De este tipo de decisiones hablaba Roni? Junior se sentía un idiota por desestimar las palabras de su amigo, pensó que esas decisiones no llegarían tan pronto, y ahí están, golpeándolo en toda la cara.

Mientras más pensaba, más retrasaba el momento de la verdad, no tenía ni idea de que hacer, disparar podría causar una desgracia nuevamente, y no hacerlo sería dejar que siga sucediendo otra desgracia de distinta índole. Junior suspiro indeciso, pero más fuerte de lo que hubiera querido, uno de los hombres alzó la mirada y vio al joven desde lo alto.

- ¡Hey tú!, ¿qué mierda estás haciendo ahí?

Junior se precipitó y salió del lugar lo más rápido que pudo, sin mirar atrás.

- ¿Quién era ese? -preguntó uno de los hombres sin dejar de manosear y tocar bruscamente a una de las mujeres.

-Nadie, solo un puto mirón -respondió el otro sujeto riendo.

Junior corrió velozmente intentando alejarse lo máximo posible del bloque "D", había dejado escapar la oportunidad de salvar a aquellas mujeres, pero ya no tenía tiempo para preocuparse por eso ahora, debía escapar de los oscuros, probar mejor suerte en el otro bloque de celdas, quería marcharse de ese horrible lugar cuanto antes. Pero justo en ese momento, divisó a lo lejos a un grupo de dos oscuros que salían del bloque "C", sin perder tiempo entró rápidamente a la primera puerta que encontró a su derecha.

Su cuerpo se petrificó ni bien se cerró la puerta a sus espaldas, cinco oscuros se encontraban en la cocina charlando y riendo, uno se encontraba probando un poco del guiso que el cocinero estaba preparando, y otro estaba apoyado sobre una mesada de madera jugando con una navaja, pero dejaron todas sus actividades para enfocarse únicamente en Junior.

- ¿Quién carajo es este? -preguntó el sujeto que había probado el guiso.

-Debe de ser uno de los nuevos cocineros -dijo un hombre gordo sentado sobre las patas traseras de una silla, luego fijó la mirada en el cocinero para cerciorarse si había acertado pero solo recibió una negativa con la cabeza.

-No, solo me notificaron de un nuevo cocinero, y no es él.

El sujeto que estaba apoyado de la mesada, se acercó un paso al joven, era un tipo alto y de músculos bien definidos, su oscuro pelo denotaba que antiguamente usaba el corte americano, típico de los militares, pero ahora se lo había dejado crecer.

-A ver amigo, si nadie te conoce, y no eres el cocinero... eso solo puede significar una cosa -dijo el sujeto musculoso mostrando sus dientes en una maléfica sonrisa.

Junior tragó saliva, y acercó lentamente su mano a la funda del arma.

- ¡Seguro bienes por una ración extra de comida!, ¿eh? novato pícaro -dijo el sujeto, mientras reía-. Denle un plato al novato, te lo dejaré pasar porque eres nuevo chico y me gusta tratar bien a los recién ingresados, para que se sientan cómodos ¿sabes?, el soldado no rinde si no le gusta su lugar de trabajo. Ojala en el ejército supieran apreciar esas cosas, solo mandan a uno a correr como, je, iba a decir presos pero sería cruel con los muchachos.

Todos rieron al unísono, Junior acompañó la risa incómodamente.

-Calavera, mira eso. El nuevo está herido -dijo el hombre gordo, señalando la sangre que se escurría en el brazo del joven.

Calavera observó atentamente la sangre y se acercó a inspeccionarlo de cerca.

- ¿Qué te pasó ahí?

A junior casi le baja la presión de los nervios, se había olvidado por completo de su lastimadura, había echado una carrera tan fuerte que la herida se le había abierto nuevamente, y la sangre se deslizaba por su brazo en múltiples hilos rojizos.

-Yo, esto... no es nada.

Calavera no prestó atención a las palabras del joven y subió la manga de la camisa, vio un gran tajo en forma de "Z" manando sangre por su brazo. Rápidamente Junior se apartó bruscamente.

-Esto, lo que pasó es que me marcaron pensando que no les serviría. Pero luego les dije que también sabía sobre electricidad y me dejaron pertenecer al grupo, eso es todo.

-Oh, ya veo... eres el nuevo electricista ¿verdad? -cuestionó Calavera en un tono más relajado y volviendo a sonreír.

- ¡Sí! Exacto -afirmó Junior, volviendo a respirar.

Calavera sonrió nuevamente, esta vez más exagerado, y clavó la mirada en el joven.

-Para empezar... el nuevo electricista no contaba con la marca en el brazo, y aunque así fuera hace poco intentó escapar de las instalaciones, yo mismo me encargue de asesinarlo con esta navaja -dijo fríamente, acercándole la hoja a Junior-. Ese imbécil trató de tomarme como estúpido, y ¿sabes algo? -Guardó silencio, acercándose más a Junior hasta tenerlo frente a frente y susurró-. Odio... que me tomen por estúpido.

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