6. Acuerdo de paz (V)
-Ha pasado un tiempo.
-Soldado Brandon, del escuadrón "B" de seguridad- dijo Calavera, dibujando una sonrisa macabra en su rostro-. O mejor dicho, novato Brandon, del escuadrón de la muerte de Calavera.
- ¿Lo conoces? -preguntó Sam.
-Trabajamos juntos, hace mucho tiempo. Era mi superior en el ejercito, casi no lo reconozco con ese ridículo nuevo look que lleva.
-Parece que hoy es un día de reencuentros- dijo Zeta divertido.
Franco hizo caso omiso al comentario y se dirigió únicamente a Calavera. - ¿Ahora estas con la nación oscura? ¿Por qué no perteneces a la militar?
- ¿Y porque no lo estás tú, soldado Brandon?
Franco chistó, Calavera seguramente tenía sus motivos para irse de la nación militar, por lo que decidió cambiar el tema de la conversación. -Entonces ¿Qué haces aquí?
Calavera mostro sus alineados dientes en una sonrisa que no dio buenas vibras al grupo. Llevaba colgado a la espalda el lanzamisiles del que Juan había mencionado, se lo llevó al hombro en un movimiento ágil haciendo manifiesto de sus habilidades con las armas y apuntó a Franco directamente haciendo que este retrocediera un paso. -Eso es asunto mío soldado novato, ergo no tiene porque ser el tuyo -cambió de objetivo, ahora apuntando a Sam-. ¡Oh pero que belleza de muchacha! A simple vista parece una chica muy, explosiva.
Sam retrocedió pero Franco inmediatamente se interpuso en la línea de fuego entre ella y el lanzamisiles. -No metas a nadie en esto. Es una charla entre nosotros dos.
-Pero que carácter novato, si solamente estaba saludando -dijo y bajo el lanzamisiles-. Tú me conoces Brandon, puedo ser bueno y gentil con tus amigos si son cooperativos conmigo - inmediatamente volvió a alzar el misil bruscamente apuntando al grupo- ¡O puedo ser un reverendo hijo de puta y volarlos a todos en pedazos!
Todo el grupo se paralizó del miedo, Noelia estuvo al borde del colapso nervioso y contuvo un grito, Rex por su lado no pudo evitar el temblor incesante en sus manos, mientras que Matías y Samantha se aferraban cada uno de sus armas. En cambio Zeta era el más calmo de todos, para él era evidente que el reciente acto de Calavera era solo una artimaña para infligir miedo. «Necesita hacerlo-pensó-, después de todo está solo».
No se detuvo en eso, observó a detalle minucioso la conversación entre ambos, la soltura en la que se hablaban y los gestos de cada uno. «Franco parece irritado, arrepentido de algo ¿quizás? -pensó y luego observó a Calavera-. Sin embargo ese sujeto parece más ameno al encuentro. ¿Un mecanismo de defensa? No, eso no. Debe ser algo con Franco, su pasado... ¿Escuadrón de la muerte? Eso da mucho a la imaginación, ¿Qué significaría?»
-Bueno, bueno, veo que a todos les comió la lengua un zombie- dijo Calavera adoptando una postura más amigable-. Está bien, por esta única y especial vez, y solo porque se trata de mi amigo Franco, voy a ser un tipo condescendiente con ustedes y los dejaré con vida -bajo el lanzamisiles usándolo de soporte, como cual bastón-. Pero con la única condición de que me lleven a la tan famosa nación escarlata. Tienen mi palabra de honor que cumpliré esa promesa.
-No lo sabemos -contestó Franco-. También la estamos buscando y nos topamos con ustedes.
- ¿¡Con ustedes!? ¿Yo cuando mierda eh dicho que había más gente conmigo? ¿¡Me estas tomando el pelo novato!? -preguntó Calavera irritado-. ¿¡Acaso quieres que mate a todos tus amigos!?
- ¡Esta bien! ¡Te llevaremos a la nación escarlata!- aceptó Franco apresurado.
- ¿¡Porque carajo voy a creerte!?
- ¡Porque hay más ropa!
Calavera enarcó una ceja en gesto sorprendido. -Ahora sí que has perdido la cabeza novato, ¿Qué carajo quieres decir con más ropa?
Franco señalo el jeep. -Justo ahí, en el asiento trasero. Deduje que había más personas contigo porque se dejaron sus chaquetas en el asiento trasero del vehículo, simplemente eso. ¡Qué carácter amigo! -respondió Franco rezando en sus adentros que su escusa sirviera para apaciguar un poco a Calavera.
Calavera observó el jeep y sonrió. Nuevamente su semblante se tornaba amigable. - ¡Pero pedazo de idiota! ¿Por qué no lo mencionaste antes? ¿Sabes lo cerca que estuve de volarlos a todos en pedacitos? -dijo, y alzó su arma apuntando justo a Franco-. Pero ve con cuidado para la próxima, porque si veo que me quieres tomar por idiota una sola vez -guardo silencio-. "Clic"... y no lo cuentas amigo.
Franco asintió seriamente. No quería demostrar a Calavera su miedo interior, desde aquellos tiempos en que ambos trabajaban en el escuadrón de la muerte siempre le tuvo un respeto disfrazado de temor. Sabía que Calavera era una persona muy difícil de interpretar, de esas personas a las que no te conviene ser su enemigo. Le causaba una agria sensación de inferioridad al estar junto a él, pensaba que ya lo había superado hace tiempo, que ya había madurado. Pero resultó ser todo lo contrario, después de tanto tiempo y el maldito seguía ejerciendo esa superioridad que siempre lo intimidó. Pero no pensaba dejar las cosas así.
-Accederé a llevarte con una condición -comenzó a decir Franco-. Yo me tomaré la molestia de registrarte, no llevaras ningún tipo de armamento y tus hombres se quedaran en esta posición en custodia de mis hombres. Si noto alguna conducta rara te acribillaré sin vacilar -guardo silencio-. Tienes mi palabra de honor que cumpliré esa promesa.
Calavera soltó una molesta y exagerada carcajada que inquietó a Franco. - ¡Novato estas endiabladamente loco! -volvió a reír-. Quiero decir, has dicho "con una condición" y me has soltado tres jodidas condiciones. ¿Ves porque estás loco? ¿Puedo confiar en una persona loca?- apuntó con el dedo a Rex-. Gorrita ¿tú lo harías? ¿Y tu preciosura? -dijo dirigiéndose a Samantha, luego cambió apuntando a Zeta- ¿Y tú lo ...? ¿Eh? -guardó silencio y acomodó el parche de su ojo perfilándose para enfocar mejor su visión a Zeta-. ¿Acaso nos conocemos amigo?
Zeta no tuvo tiempo de responder que un desesperado y agudo grito de auxilio interrumpió la escena alertando a todos los presentes, los cuales se vieron obligados a dirigir su atención al edificio aledaño. Tres sujetos cruzaron la puerta como alma a quien los lleva el viento y se dirigieron rápidamente hacia Calavera. Eran tres sujetos, dos de ellos muy bien fornidos, el otro se trataba de Juan quien a su lado parecía un niño del lado de dos moles musculosas. Calavera los inspeccionó de arriba abajo con el seño fruncido. - ¡Parda de inútiles! ¿Podrían al menos erguirse y respirar como corresponde? Nos dejan en ridículo frente a todo el mundo, ¿Dónde mierda está Rodrigo?
Uno de los fornidos, quien su rapada calvicie hacía notar varias gotas de sudor, tomó desesperadamente del cuello de la chaqueta de Calavera. - ¡No hay tiempo, tenemos que escapar ahora!
-Tranquilo amigo, ¿Cuál es el maldito apuro?
Un potente estrepito de cristales al partirse respondió la pregunta de Calavera, nuevamente todas las cabezas se tornaron en dirección a la entrada del vestíbulo, del cual una extraña figura surcó el cielo atravesando los cristales de la puerta y cayendo de cabeza de forma violenta en medio del asfalto en un golpe seco. Dar un paso hacia atrás fue la reacción automática de todos, dejando entre medio de ambos grupos a la extraña figura.
-Mierda, ¡Esta aquí! -dijo el sujeto calvo, con un semblante petrificado por el terror-. Ese hijo de perra se devoró a Rodrigo.
-El muy bastardo se trago su cabeza de un bocado -añadió el segundo tipo fornido.
Franco arqueó una ceja al escuchar eso. - ¿Su cabeza? ¿Sera posible...?
Inmediatamente un sonido gutural fue emitido de la garganta de la extraña figura, su cuerpo comenzó a retorcerse buscando incorporarse solamente con el uso de sus piernas, ya que la figura en cuestión no parecía poseer sus extremidades superiores. Su aspecto era por mucho, muy distinto a las diferentes clases de zombies que Zeta conocía. La diferencia radicaba en lo grisáceo de su piel recubierta por gruesas y azuladas venas que recorrían la mayor parte de su cabeza. Una gran cabeza calva desproporcionada a su cuerpo, que contaba con unas grandes fisuras ubicadas en su rostro que nacían de los extremos laterales de sus labios y desembocaban en unos orificios que reemplazaban lo que antes hubiera sido una oreja humana.
Un puntazo en la boca del estomago es lo que sintió Zeta al presenciar como el monstruo profería lo que parecía ser un bostezo, abriendo su boca en toda su plenitud la cual se podía apreciar fácilmente una afilada dentadura que recordaban las de los tiburones, pero lo más inquietante no era eso, si no el hecho de que su cabeza parecía partirse prácticamente a la mitad debido a las fisuras que duplicaban el tamaño de su mandíbula de una forma aterradora.
-Mierda-dijo Matías-. Esa cosa podría comerse una sandía de un solo mordisco.
-Esa cosa podría engullirse una cabeza humana si quisiera -añadió Noelia, acomodándose en los brazos de Anna.
-Claro, eso explica los cadáveres decapitados que habíamos encontrado en el segundo piso -acotó Samantha.
-No solo eso, el relato del sujeto de la nación oscura que afirmó que ese bicho se devoró la cabeza de su compañero esclarece un poco todo esto -explicó Franco.
- ¿Un poco?-preguntó Rex uniéndose a la conversación.
Franco frunció el seño en gesto reflexivo sin apartar la mirada del monstruo. -Sí, hay algo que no me termina de cerrar en todo lo que pasó.
- ¿Qué cosa?
-Creo que sé a qué te refieres- intervino Matías-. En el edificio los cadáveres que encontramos eran de los zombies que antes intentaban atravesar la puerta donde nos refugiábamos con Noelia, por ende no eran seres vivos.
Franco asintió dando la razón a Matías. -En efecto, no lo podría haber dicho mejor, hasta ahora nunca había visto algún bicho que se comiera a los de su misma especie, está fuera de los parámetros de su normalidad.
Zeta no pudo evitar interrumpir con una breve risa. - ¿De verdad hablas de normalidad teniendo en frente a estas cosas? Pensé que eras el inteligente Franquito, pero déjame decirte que en este mundo ya nada puede llamarse normal -suspiró-. Ni tú, ni yo somos normales, nadie lo es, mucho menos lo van a ser estos bichos como les dices -desenvaino su machete apuntándolo al zombie-. Cada día, en cualquier momento puede llegar a aparecer uno nuevo y mucho más peligroso que los anteriores. Y cada uno de nosotros como humanos vamos a tener que adaptarnos a ellos -bajó el machete para subir con su otro brazo su Beretta modificada y apuntó al zombie a su cabeza-. Porque el que se adapta por ultimo -guardó silencio-. ¡Muere!
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