Capítulo 18: Pelea iracunda.


Encima de la jaula, Zuleima pudo ver a toda la multitud junta, todos eufóricos y llenos de emoción; solo escuchaba los gritos, deseando peleas sin un antecedente.

Siendo asediada por el ruido excesivo de la multitud, la jaula empezó a cambiar su forma. Esta empezó a pasar sus paredes para arriba, cubriendo a Zuleima en sus cuatro paredes. La parte superior tenía un orificio por el que ella podía pasar, si es que le era necesario; lo cierto es que desconocía las reglas y solo esperaba que alguien le dijese cuales eran. En el centro del suelo de la jaula había una cadena, la cual sostenía el resto de la jaula y evitaba que callera al vacío.

-Bien – Dijo una voz en lo que parecía un micrófono, con un aire exagerado y frenético - ¡¿Están listos para una nueva pelea?!

La multitud se emocionó, gritando por sangre y sudor, golpes y caídas.

- ¡De acuerdo! – Gritaba la voz del micrófono - ¡Esta noche exige ser una noche de sangre! ¡Esta noche va a ser inolvidable para todos! ¡Griten su nombre! ¡Langio! ¡Langio! ¡Langio! ¡Langio!

La multitud seguía ese cantico como una repetición, imitación desenfrenada. Zuleima, escuchando el nombre de "Langio" se preguntaba sobre el origen de aquella palabra y que era lo que significaba. De la nada, en la jaula, trepando desde la cadena hacia las paredes, entró una mujer de tes morena, ojos azules, cicatrices en sus mejillas, porte tonificado y fornido, de casi dos metros, cabello rizado, dientes filosos y con una sed de sangre desmedida.

- ¡Y con ustedes! ¡Langioooo! – Gritó la voz del micrófono.

Toda la multitud gritó eufóricamente, mientras aquella mujer levantaba los brazos, hacía fuerza con ellos, exhibía sus músculos y reía de forma egocéntrica. Mirando a Zuleima, le dijo, con una voz grave.

-Te voy a romper el cuello, cerda – Langio puso sus puños en plan de ataque, de defensa y de cualquier tipo de ofensiva que tomara Zuleima.

-No – Dijo Zuleima – Espera, no busco pelear, es solo que...

-Piensa rápido – Zuleima recibió una patada en la cara por parte de Langio, quien la sacó volando hacia una de las paredes enrejadas de la jaula, haciéndola sentir agobiada y con un dolor en el pecho. Tratando de incorporarse Zuleima vió como Langio corría con ferocidad hacia ella, para aplastarla con sus piernas.

Antes de dar el golpe de gracia, Zuleima corrió a un lado para evitar ser atacada por Langio. La multitud abucheaba la pelea, por el escape de Zuleima.

-Vamos pequeña – Dijo Langio - ¿Temes que te haga algo?

-No – Dijo Zuleima.

-Entonces pelea – Dijo Langio moviendo sus manos hacia ella misma – Parece ser que jamás has peleado por nada en tu vida.

Langio dio un puñetazo contra la cara de Zuleima, haciéndola caer y evitando que pudiera pararse fácilmente. Mirando todo nublado y confundida, Zuleima se había cansado de las estupideces de aquella mujer, de aquel ser indescifrablemente despreciable.

-Escucha – Dijo Zuleima – No se pelear. Pero puedo hacer esto.

Zuleima corrió hacia Langio y, sacando sus garras, dio un tajo en el abdomen de Langio, sin suerte.

-HAHAHAHA – Reía Langio de forma egocéntrica. Al parecer el cuerpo de Langio, mostrándose tal vez como si estuviera desnuda, en realidad tenía un exoesqueleto, el cual cubría todos los puntos vitales, dejando nula o ninguna parte del cuerpo real de ella expuesto., Su cuerpo era algo duro de penetrar o lastimar, y Zuleima, desafortunadamente, lo había descubierto.

- ¿Qué piensas hacer, pequeña? – Dijo Langio.

-No-no-no-no lo sé – Dijo Zuleima, recibiendo un rodillazo en la mandíbula por Langio, quedando aturdida por lo que había pasado.

-Vamos niña – Dijo Langio – Si no te mato a ti, o tu a mí, nos matarán a las dos por no pelear correctamente. No me importa en lo más mínimo si no sabes pelear. Te hace trizas si debo hacerlo, con tal de vivir.

Zuleima, sin decir una palabra, levantó ambos puños en plan de ataque y defensa.

-Está bien Langio – Dijo Zuleima – Voy a matarte.

-Me parece perfecto, aunque yo terminaré ganando – Dijo Langio, teniendo la misma pose que Zuleima.

Ambas, en los extremos de la jaula, embistieron entre las dos, Zuleima y Langio chocaron, teniendo sus manos en sus hombros de cada una, intentando tirar a la otra como si fuera lucha grecorromana. Zuleima veía el rostro de Langio, quien la veía con sus dientes repletos de picos y con un hedor repulsivo a carne cruda; en cambio, Zuleima solo respiraba por su nariz, olfateando ese desagradable hedor.

Zuleima de inmediato, dio un cabezazo contra la nariz de Langio, la cual empezó a sangrar, a la par que la frente de Zuleima se hacía morada con el golpe tan duro que había ejercido sobre Langio.

Langio, viéndose confundida, corrió hacia Zuleima, para taclearla, cosa que le fue difícil puesto a que Zuleima, viendo que iba hacia ella, se agachó para poder derribarla por las piernas, agachándose y lanzándose contra ellas, haciendo que el impulso de Langio fuera en vano. Zuleima había tomado a Langio por las piernas y las elevó contra su cabeza, logrando que ella se sintiera adolorida y gritara de dolor.

De inmediato, Zuleima se levantó, sosteniendo las piernas de Langio, y con fuerza, usando sus botas, pisó con rudeza la espalda de Langio, destrozándola y acabando con su defensa. El exoesqueleto se rompió, y Langio lo sabía.

Zuleima no pudo desaprovechar esa oportunidad y dio varios pisotones en la espalda de Langio, haciendo más notoria la ruptura de su exoesqueleto y haciéndola gemir de dolor.

De forma apresurada, Langio logró zafarse de sus propias piernas, mientras Zuleima se alejaba de ella. De la nada, de la espalda de Langio, emergieron extremidades, similares a las patas de las arañas.

Con fuerza, Langio se levantó y pudo mostrarle a Zuleima su recuperación.

-No me has ganado, dulzura. SI no que me has hecho más fuerte.

-Maldita sea – Dijo Zuleima.

Sabiendo que sería inútil pelear con algo así, Zuleima solo tenía una salida.

Sin embargo, estos golpes contra la pared de la jaula fueron constantes, excesivos, mejor dicho, y la pared de la jaula se estaba sintiendo menos fuerte y resistente. Zuleima seguía dando golpes contra la pared de la jaula.

-Oye – Dijo Langio - ¿Qué piensas hacer?

Zuleima dejó de golpear la reja para mirar a Langio.

-Nada, pequeña – Dijo Zuleima.

Danto un ultimo golpe, Zuleima logró desprender la pared de la jaula haciendo que Langio callera por ella, no logrando agarrarse de ninguna superficie. Langio se veía nerviosa, mientras Zuleima golpeaba con ella la reja.

En el momento que Langio había caído en la trampa de Zuleima, había sido tarde, puesto a que Langio no pudo sostenerse de nada y cayó de la jaula, hacia el precipicio.

Zuleima había ganado.

La muchedumbre se había callado por unos segundos, pero en cuanto vieron que Zuleima se había quedado en la jaula, tomando la cadena, empezó a gritar con fuerza por la victoria en la pelea.

Ahora Zuleima solo tenía que sostenerse de la cadena para poder subir de nueva cuenta a la superficie, antes de que la jaula terminara rompiéndose. Sin embargo, la fuerza del golpe contra la malla había sido peor de lo esperado y Zuleima terminó cayendo junto con la jaula completa, hacia el vacío donde había caído Langio.

***

Mientras la muchedumbre gritaba por la falta de peleas o por el asombroso hecho de la cadena destrozada, Zuleima sentía como su cuerpo cambiaba de forma, de plano. El ambiente pasaba de tener un tono cálido a ser algo frio, el azul y el verde eran lo que más había allí.

-Zuleima – Dijo una voz, la misma voz que había escuchado antes – Zuleima... debes ser fuerte.

Siguiendo cayendo, Zuleima solo podía seguir escuchando la voz, a la par que sus sensaciones y su cuerpo no se sentía físicamente adecuado. Ya no era pesado, y lentamente parecía se una pluma, descendiendo lentamente a una superficie repleta de cadáveres y almas espectrales.

Logrando evitar el golpe contra la pila de cadáveres, Zuleima pudo reconocer algo en ella, algo en sí, y no parecía agradarle en lo más mínimo.

Zuleima veía como todo a su alrededor se había vuelto más oscuro, más tétrico, y no era un chiste de mal gusto o algo ridículamente exagerado. Era real, tan real como la muerte de Langio, como el circulo tan colorido de los glotones y todos aquellos infiernos que tuvo que pasar.

-Zuleima – Dijo la voz espectral.

....

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