Capítulo 14. Girls Just Wanna Have Fun
A veces todo lo que necesita una chica es salir a divertirse con sus amigas. Eso es en todo lo que pienso mientras caminamos como unas auténticas divas por en medio de una de las principales avenidas del Boulevard de los sueños rotos. El viento nos agita el cabello mientras nos contoneamos como si estuviéramos en un videoclip de Beyoncé, como diciendo "Eh, aquí estamos nosotras. Nadie va a pararnos". Realmente estoy deseando que todo esto pase para poder ser una chica normal que de verdad se divierte. Aunque estas son las cosas que nos divierten a nosotras, ¿no crees? Esto es lo que nos unió, así que supongo que lo que unió el crimen que no lo separe el aburrimiento.
https://youtu.be/PIb6AZdTr-A
Si te digo la verdad, nos hemos puesto de acuerdo para vestirnos hoy. Es solo por darle dramatismo al asunto, pero conseguimos que todo el mundo se gire para mirarnos con nuestros trajes negros como si fuéramos a un funeral. Y, de hecho, pronto iremos a uno: al del Barón Blanco, pero claro, él no lo sabe. Así que supongo que como mensaje subliminal nos hemos vestido así hoy. Y estamos de lo más despampanantes.
Observo con aires de superioridad a todos los que pasan por nuestro lado y se quedan mirándonos, porque la seguridad no es otra cosa que la actitud, y de eso sé mucho, pues me he pasado toda una vida siendo una farsante.
Unos pasos más y llegamos a una reputada cafetería de este célebre barrio, con la intención de reponer fuerzas antes de nuestro gran golpe. Aunque en realidad, todas sabemos que este es nuestro último momento para estar juntas por un motivo común. Después de esto quién sabe si querremos seguir compartiendo nuestra compañía. El dinero cambia a las personas, y si hay mucho, aún más.
Así que nos sentamos en silencio en una mesa que está junto a uno de los grandes ventanales del establecimiento, como si no tuviéramos nada que ocultar, como si no estuviéramos a punto de cometer un delito.
—Girls —dice Venus un tanto apenada—. Espero que salga todo bien...
Todas la miramos extrañada porque parece que se está despidiendo de nosotras, como si algo malo fuera a pasar. Y no me extrañaría, porque por primera vez no llevo nada de color amarillo, mi amuleto de la suerte. Me han obligado, qué más puedo decir al respecto... Dicen que el amarillo llama mucho la atención, como si ellas supieran algo de eso.
—No empecemos con las sensiblerías —suelta Gia.
—Eso —la apoya Summer—. Vamos a desayunar como viejas amigas, y luego iremos a hacer unas compras.
Todas nos echamos a reír ante el último comentario. Si todo sale bien habrá sido el día de compras más productivo que he tenido nunca.
—Está bien, está bien —contesta la bruja—. Bueno, pero acordaros de que no podemos usar nuestros dones esta vez.
Pongo los ojos en blanco al acordarme de esa estúpida norma que han puesto mis amigas para este robo. Se les ha ocurrido que tal vez sería más divertido si actuáramos como si fuéramos unas simples humanas que se dedicaran a hacer pequeños robos. ¿Acaso no saben quién soy? Y ¿por qué estoy aquí? En fin. Me tendré que aguantar.
—¿Ni siquiera un poquitín? —dice Summer poniendo ojos de corderito.
—¡Ni siquiera un poquitín! —contesta Venus más enfadada de lo que la he visto nunca— ¡Y si lo haces lo sabré! Voy a poneros a todas un conjuro inhibidor de la magia durante ese tiempo.
—Pero...—protesto—. Y si nos pasa algo, ¿qué haremos?
Venus nos obsequia con media sonrisa misteriosa. Extiende sus manos con las palmas hacia abajo, por encima de la mesa y cuando las gira nos muestra un revólver negro. Tan pronto como lo vemos, lo esconde disimuladamente. Todas exclamamos sorprendidas. Jamás he usado un arma, con mi magia me ha bastado. Pero supongo que hoy no.
—¡Venus! —exclama Summer—. Pensábamos que eras una brujita recatada.
—Una buena bruja guarda muy bien sus secretos. Y esto es solo en caso de emergencia.
Venus nos pasa un arma a cada una por debajo de la mesa. La bruja es una de esas personas de las que nunca sospecharías, aunque la vieras toda ensangrentada y con el arma del crimen. Por eso, nadie puede suponer qué es lo que está haciendo aquí esta mañana.
—Ahora ya entiendo por qué dijiste que así nos lo pasaríamos bien —dice Gia con una sonrisa pícara.
Por fin una camarera se acerca a tomarnos nota. La cafetería está repleta de gente, nos disponemos a hacer nuestros pedidos cuando de repente un golpe de frío inunda el establecimiento. Nos giramos y vemos un grupo de hombres tan bien trajeados como nosotras. Son al menos diez, y miran hacia los lados como si estuvieran buscando algo. O alguien. Un escalofrío me recorre de arriba abajo, no te voy a engañar, no me dan buena espina. Igual que nosotras parecemos las reinas de Soundway, ellos parecen los dueños de toda la ciudad. De esos tipos sí sospecharías que llevan un arma.
Gia salta del asiento como si le hubieran puesto una chincheta y abre la boca super emocionada. Parece que conoce a ese grupo, quizás los haya llamado para que sean nuestros guardaespaldas. ¿Te imaginas? Eso no sería nada divertido.
Se levanta y corre hacia uno de los del grupo, dejando a la camarera con la palabra en la boca, que opta por irse de mala gana.
Veo a todos esos hombres iguales, parecen clones. Me pregunto si no han salido de una fábrica de clonación realmente. Gia se pone a hablar con el chico entre risas.
—¿Quién ese? —pregunto frunciendo el ceño.
—¿Quién va a ser? —me contesta Venus como si fuera evidente.
Me giro una vez más para mirarlos y veo como Gia le da un colgante con el diamante en forma de elefante, y entonces todo encaja en mi mente.
—¿Es el chico elefante? —exclamo sorprendida.
—Riven, sí tiene que serlo, sí —responde Summer.
Las dos miran sonrientes a la gorgona, como si estuvieran contentas por ella. Pero yo no puedo sentir lo mismo. Simplemente me dan arcadas, se me revuelve el estómago. No puedo más. Pongo los ojos en blanco y resoplo llamando la atención de la loba y la bruja.
—De verdad, deja de ser tan odiosa —me dice Venus.
—Eso, vive y deja vivir —añade Summer.
—¡Yo no soy odiosa!
Van a replicarme, pero en ese momento vuelve Gia que se sienta en la mesa, un poco más contenta que antes. Diría que nunca la he visto tan feliz, y no me equivocaría. Me giro a tiempo para ver cómo el novio de la gorgona y toda su corte de clones sale de la cafetería. La camarera llega con nuestras bebidas, y por fin puedo tomar un trago de mi delicioso batido de chocolate con nata, intentando distraerme de los dramas terrenales. De verdad, esto está que te mueres.
—Bueno...—carraspea Gia antes de que alguna pueda saltar con sus preguntas incómodas—. ¿No teníamos algo que hacer?
Asentimos sonriendo de manera cómplice. Venus es la primera en extender las manos, después Summer, luego Gia y por último yo. Nos las estrechamos con fuerza, tratando de hacer más fuerte nuestro vinculo. Nos miramos y comprendemos todo. Nadie va a decir que pase lo que pase tenemos que continuar hasta el final, ni que estamos juntas en esto. Todo ese rollo ya lo sabemos. Así que, sin más, Venus nos suelta diciendo:
—¡A por el gran golpe!
Se levanta y se dirige a la salida, dejando antes unos billetes para pagar la cuenta de un desayuno que ninguna de ellas ha tocado. Summer es la que la sigue.
—¡Hagámoslo! —exclama cuando sale por la puerta.
Gia y yo nos quedamos un segundo más, despidiéndonos con la mirada. Creo que Gia y yo somos las que más nos parecemos en este grupo, y aunque quizás no lleguemos nunca a tener una relación muy estrecha, nos entendemos bien. Y eso es lo que me llevo de toda esta aventura, que a pesar de ser tan diferentes hemos aprendido a luchar juntas.
—A por el gran golpe —susurramos al unísono.
Y entonces se va. Dejándome de nuevo enfrentarme sola a lo que vendrá. Siempre lo he hecho así, y no tengo miedo porque para mí es lo normal, y sé que así me irá bien. A veces una chica lo único que necesita es tener un poco de diversión para continuar teniendo un poco de normalidad en su vida. Termino mi delicioso batido y me voy en busca de esa normalidad.
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