Estoy preocupado por ti
Estoy cansado... muy cansado...
Otra guardia más, cada vez se me hace más eterno todo esto... ahora no estoy completamente seguro de ser médico... siento que estoy perdiendo los mejores años de mi vida.
Por suerte el día acabo, quiero sacarme esta bata, mañana el día libre al fin, si ella está bien, me gustaría que saliéramos en familia... pero ella nunca está bien.
Decidí darme una ducha rápida ahí mismo, quería llegar a casa y está completamente pendiente de mis dos soles, siempre me espera con la comida hecha, es tan gratificante llegar a casa así, tengo la mejor esposa del mundo... o así era antes al menos... ella siempre "estaba cansada" realmente me preocupa mucho, es todo para mí.
Salí del hospital, fui al auto y en la guantera del lado del acompañante busqué un regalito que le había comprado a ella, una hermosa pulsera de oro, seguro que le va a gustar, a ella le gusta todo lo que venga de mí, a veces pienso que es para que no me sienta mal, pero luego la veo usarlo y aquel sentimiento desaparece tan rápido como llego.
15 minutos en auto me separan de mi familia, ya quiero llegar, estoy ansioso por verla, cuando tiene a nuestro hijo en brazos es la imagen más hermosa de todas, creí que nada iba a superar a cuando uso su vestido blanco el día de la boda, se veía tan feliz aquél día... lástima que ya no es así...
Estacioné el auto y me quede unos segundos pensando en todo lo que vivimos juntos, siempre fue mi apoyo, siempre estuvo ahí para mí... ahora me toca a mí estarlo para ella, me necesita, necesita que cuide de ella, que la mime, que la ame más que nunca. Respiré profundamente, busque relajarme, no necesita más problemas, no necesita más estrés en esta situación.
Subí hacia nuestro departamento y con las llaves abrí la puerta. ¿Dónde está el olor de la comida recién hecha? No escucho a mi hijo correr hacia mí. Entré preocupado, los papeles de ella sobre la mesa, el trabajo a medio hacer, esto me preocupa. Casi corriendo fui a nuestra habitación... no está, no está por ningún lado, no había ninguna nota, ella nunca sale sin avisarme.
Fui a la habitación de nuestro hijo y me horrorice al verla tendida en el suelo, me acerqué más y el alma regresó a mi cuerpo, sólo está durmiendo... ahora que lo veía más claramente es una imagen hermosa, ella tendida en el suelo, usando un peluche que habíamos elegido juntos antes de que nazca el bebé como almohada, nuestro pequeño recostado a su lado, ambos tapados por un libro de cuentos. Me acerqué a mi familia y la acaricié de forma tierna.
Abrió apenas sus ojos y me miró confundida, esbozando una linda sonrisa.
-Hm... ah... me quedé dormida... lo siento cariño...- Me dijo apenas despertándose, era un tono vago como si no quisiera levantarse.
-Shura, no deberías dormir en el suelo en ese estado...- No pude evitar retarla, estoy tan preocupado por ella, tengo tanto miedo por ella
-Si me vas a retar, me vuelvo a dormir... -dijo ella acurrucándose otra vez en el suelo, dejándome con las palabras a la boca.
No duró mucho, sólo unos segundos antes de volver a mirarme y hacer una mueca divertida, haciendo que sonría y me olvide por un momento de las preocupaciones, siempre había tenido ese poder en mí Shura, una mueca, un saber que estaba bien y mi cuerpo se tranquilizaba por completo.
Realmente no podría soportar perderla... no otra vez.
Se separó lentamente de Shiro y con cuidado se puso de pie, la sostuve para que no se vuelva a caer, ella pareció hacer un gesto de incomodidad y tardó unos segundos más en reincorporarse por completo. La miré asustado y nervioso. Ella sólo me miró y besó mi mejilla.
-No me mires así, sabemos que esto es normal Yukio...- Fue un reto, pero lo dijo de forma dulce y suave, lo cual hizo que no pudiera decir nada, sólo agachar la cabeza "Estoy preocupado por ti idiota" algo tan simple que no podía decir, aunque sabía que ella lo sabía.
Shura lo sabe todo, siempre supo leer a través de mí, siempre supo cómo era, así que las palabras sobran con ella.
Me distraje un segundo y ella ya estaba cargando a Shiro en sus brazos, nuestro niño tenía ya cinco años, y Shura se veía realmente pequeña cuando lo cargaba, era un niño muy grande, supongo que heredó mi altura, era hasta divertido, pero me generaba una sensación de ternura nueva en mi corazón, sabía que no me iba a dejar ayudarla, era algo celosa con el nene.
-Shiro te debe mostrar algo, pero cuando despierte, quiero que duerma un poco más, estuvo algo ansioso durante la tarde.-
-¿Pasó algo malo? ¿Algo en el Kínder?-
-No, nada malo, no te preocupes tanto Yukio-
Dijo antes de acomodar al pequeño en su cama, dejando un beso en su frente. Él era un angelito, el mismo cabello rojizo de su madre, unos cachetes rellenitos que daban ganas de apretarlos todo el día, pero lo mejor eran sus ojos, y no es porque sean iguales a los míos, claro, simplemente el no usar gafas y el cabello rojo, resaltaban aun más ese color esmeralda tan exótico. La mirada de Shiro era simplemente indescriptible, poseía toda la ternura e inocencia de un niño, unas pestañas largas y oscuras que incluso parecían agrandar sus ojos, ese atisbo de curiosidad constante. Él era tan activo, tan curioso, quería saber el cómo y el por qué de todo, admito que a veces era agotador y estresante esa actitud, pero comprendía que era propio de la edad interesarse por el mundo que lo rodea.
Pequeño como era, pasó por muchas etapas, llevaba todo al extremo, era un niño muy dramático, recuerdo la vez que retó a Shura sólo porque se había equivocado al tirar un papel en el cesto de basura y no en el de reciclaje, estuvo casi media hora dándole una explicación del por qué era malo hacer eso, fue divertido ver la cara de Shura en ese momento, mirándome como pidiéndome auxilio mientras internamente me estaba descostillando de risa. También pasó lo mismo con el agua.
Debíamos bañarlos sólo en 15 minutos, teníamos que apresurarnos y ser delicados al mismo tiempo para no lastimarlo, porque había aprendido que no se debía desperdiciar el agua... Shiro es muy divertido con esas cosas y me alegra que mi hijo sea tan listo y simpático.
Él era la mezcla exacta entre Shura y yo. La belleza, el carisma y la gracia de ella, y bueno, sólo mi inteligencia y probablemente mi altura... quizá también algún que otro lunar...
Ambos salimos del cuarto para dejar que Shiro durmiera un rato más, notaba que Shura no se sentía muy bien, su forma de andar y en especial ese tic que tiene de fregar sus ojos cuando no se siente bien, la conocía perfectamente, pero no quise seguir preguntándole, no quería agobiarla, sabía que sólo respondería "Es normal que esté así, cuatro ojos preocupón" No puedo evitar hacerlo, la amo demasiado y no podría soportar perderla de nuevo, no quiero pasar por lo mismo.
-¿Pedimos una pizza?-
Le propuse a la pelirroja, parecía sacarla de sus pensamientos. Ella me miró, sonrió y asintió acercándose a mí, sabía que era su forma de pedirme un abrazo, por supuesto se lo di. Besé su cabello a la par que la acariciaba entre mis brazos, la amaba, realmente amo a esta mujer, amo el olor a manzana de su cabello, su piel suave y ligeramente tostada, esos misteriosos ojos violetas, esos pronunciados labios que tanto amaba besar, esa carita angelical, esa mirada tan dulce y cálida, realmente es perfecta.
-¿La pides tú? Ya sabes lo que se come en esta casa... -Con las pizzas siempre se elegía lo que le gustaba a la mayoría, tristemente Shiro heredó el amor de su madre por la pizza de huevo... - Aunque no tengo muchos ánimos de comer...-
-¿Qué ocurre Shura? ¿Te duele algo?-
Antes de que ella pudiera hablar, Shiro apareció fregando sus ojos detrás de nosotros.
-Mami... te fuiste...- reprochó el niño a la par que ambos nos giramos al verlos. -¡Papá llegó! –exclamó el pequeño pelirrojo al verme. Él corrió y me abrazó con fuerza. Lo levante en mis brazos y Shura completo el abrazo familiar.
-Iba a cocinar... pero papá va a pedir pizza- Aclaró Shura.
-¡¿De huevo?!-
-De huevo- confirmé.
Shura parecía tener ganas de seguir durmiendo, así que opté por decirle a Shiro si quería ayuda con la tarea, cosa que aceptó. Shura fue a recostarse al sofá un rato.
Shiro se esforzaba mucho por hacer bien las cosas en el Kínder, las maestras siempre nos felicitaban por lo bien que se portaba y porque, en general, siempre hacía las cosas bien, al principio creyeron que nosotros éramos los que lo hacíamos, pero luego se dieron cuenta de que él era todo un niño prodigio.
-Por cierto, mamá dijo que querías mostrarme algo...-
Pareció pensar un momento, como tratando de recordarlo que era, hasta que finalmente buscó con rapidez en su mochila algo. Me asomé un poco para ver que era.
-¡No mires! ¡Es sorpresa!-
Me retó, su gritó me asustó un poco y sólo le hice una seña de que no gritara, señalé a Shura y el pareció comprender porque lo decía ya que ella descansaba tranquilamente en el sofá.
Cerré mis ojos y mantuve mis palmas abiertas sobre mi regazo, quizá Shiro quiera darme algo, o sólo mostrármelo, sospechaba de un dibujo, él solía hacer cosas por el estilo, y no es porque fuera mi hijo, pero es un gran artista... otra cosa en la que no se parece a mí. Me llevé una buena sorpresa al sentir como me arrebataba las gafas, él sabía que no debía agarrar las gafas de papá sin permiso, pero en su lugar sentí algo frío en mi rostro, se sentía extraño.
-¡Mira papi! –Exclamó él alegre a la par que lentamente abría mis ojos, mi visión de cerca no era tan mala, pude distinguir a mi hijo con unas gafas falsas, parecían hechas de arcillas, entonces eso era lo frío de mi rostro, me las quité y las observé con una sonrisa. –Papi siempre, siempre pierde sus gafas, así que hice unas de respu... respues... -
-Repuesto.-
-¡Sí, eso!-
Shiro parecía realmente animado y feliz, era un niño observador y detallista, realmente nunca pensé que podría llegar a querer a alguien de esta manera, de una forma tan incondicional, el amor de un padre a un hijo no se puede comparar con nada.
Jugamos un rato hasta que la puerta sonó, la pizza ya había llegado, el tiempo realmente vuela. Shiro hizo una especie de baile, lo que él denominaba "el baile de la pizza de huevo" Era como un ritual que hacía desde donde estaba, hasta el baño, donde iba a lavarse las manos. Yo dejé la pizza en la mesa y fui a despertar a mi esposa... Ella no estaba bien...
Lo veo en sus gestos, lo veo en sus ojos, en su rostro, no se siente bien. Se intentó levantar y casi se desvanece en el suelo, por suerte con la sangre demoniaca llegaron unos reflejos casi impecables. Me asusté mucho, no puedo soportar ver como se deteriora frente a mis ojos... maldita sea, yo soy médico, ¿Por qué no puedo ayudarla? Si ella se va... si la pierdo... Shiro, no voy a poder sin no está a mi lado.
-No me mires así... Yukio, estoy bien...-
-Shura, puedes mentirle a cualquiera, pero a mí no por favor, lo veo, lo veo claramente en tus ojos, tienes miedo...-
Desvió la mirada de inmediato y volví a abrazarla con fuerza, mi único consuelo es que no había sido tan grave como la última vez, pero ella quedó débil, su cuerpo nunca se recuperó totalmente, siquiera pudo volver a salir en una misión como exorcista. Frente a todos le echaba la culpa a Shiro, que debía cuidar de él y que era peligroso que fuera porque había una persona que dependía de ella, pero yo sabía que su cuerpo ya no resistía como antes.
-Mephisto se está encargando...-
-¿Vas a confiar en él?-
-¿Tengo otra opción?-
Ahora fui yo el que agachó la cabeza, me sentía inútil... poner en juego la vida de mi esposa, poner lo más preciado que tengo en manos de un demonio... soy tan inútil...
-Shura, yo te prometo...-
-¡Mamá, papá! ¡A comer! –interrumpió Shiro desde la cocina.
Shura me miró con tristeza y sólo dio un beso en mis labios antes de ir con nuestro pequeño, él no podía saberlo, había que actuar frente a él.
Nos sentamos en la mesa, ella le sonreía a mi pequeño a la par que lo ayudaba sentarse en su silla, mimándolo... sólo podía pensar que quizá fuera una de las últimas veces que vería esa escena, no quiero imaginarme una vida sin ella.
-¿Qué es eso Shiro?- preguntó Shura a la par que señalaba un paquete sobre la mesa, es cierto, eso no estaba antes allí.
Shiro nos miró a ambos y sonrió, tragando el trozo de pizza de su boca a la par que agarraba aquel paquete. Sonreía de forma pícara, algo se traía entre manos. De la cajita sacó otra figura de arcilla, no entendía muy bien que era ¿Un calamar?
-Shiro...- Shura pareció entenderlo de inmediato, la miré a ella.
-Mami, si yo soy el príncipe de esta casa, mi hermanita va a ser la princesa ¿Verdad? ¿Verdad? ¡Entonces quiero que tenga su corona! ¡Nina será una princesa!-
Shura abrazó con algo de fuerza a Shiro y yo me puse de pie para unirme a aquel abrazo, si bien el embarazo de Shura estaba casi al final, era algo agridulce, si nuestra hija nacía con las llamas como lo había hecho Shiro en su momento, posiblemente mi esposa moriría, y todo apuntaba a que lo haría, Shura se sentía igual que durante el embarazo de Shiro.
-Papi, somos una familia real, debería hacer coronas para todos ¿Verdad?-
-Eres muy bueno haciéndolas, me gustaría usar una de tus coronas ¿Y a ti mamá?-
-Por supuesto, eres un gran escultor- respondió Shura.
Shiro sólo sonrió y mantuvimos aquel abrazo.
Al final Mephisto consiguió crear un antídoto contra las llamas azules para proteger a Shura.
Julio 7: Shura dio a luz a una hermosa y sana niña por parto natural, ambas están perfectas...
PD: Yukio al final le entregó la pulsera a Shura. A ella le encantó.
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He volvido (?
Con un oneshot un tanto tranquilo, dramático y que muestra la visión pesimista de Yukio ggggg
Argghhhh hacía como 9328569235 años que no escribía, bueno en realidad trabaje en ideas y en una posible fic algo larga ggggg pero eso se verá más adelante uwur Ahora arranco con exámenes, así que subiré algo de nuevo en el 2050 (?
Nah, tengo una fic a medias, esta quedando larga, así que posiblemente la divida en dos ¿Le gusta la idea?
Y hasta aquí mi reporte (?
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