Corazones embriagados

Eran las 2 de la madrugada cuando el ruido del celular lo despertó, a mala gana lo agarró y respondió aquél llamado sin siquiera ver quien era.

Tan pronto como cortó el castaño se puso de pie y se peinó un poco luego de vestirse, ella no se escuchaba para nada bien.

Shura lo había llamado entre llantos, pidiéndole que por favor viniera a buscarla, se la notaba muy alcoholizada y deprimida, generalmente a ella el alcohol la ponía eufórica, pero esta vez era todo lo contrario, estaba realmente muy mal, le dolía escucharla así, le partía el alma.

Desde que él la había rescatado de Hachiro hacía unos años atrás, empezó a fijarse más en ella, esa apariencia siempre alegre y molesta que daba, nunca le habría hecho imaginar que era para intentar ocultar un corazón frágil y lleno de dudas, miedos y rendición, siempre había pensado que era fuerte, mucho más que él... pero Shura era una mujer muy frágil, alguien a quien él quería proteger, habían pasado tantas cosas juntos, ella lo vio en todas las etapas de su vida, de alguna u otra manera le abrió los ojos en muchos sentidos... indirectamente le enseñó que las personas no son lo que aparentan, le enseñó a no juzgar, a tener algo de empatía, pero por sobre todo a querer. Yukio la quería demasiado, más de lo que él se imaginaba, pero no quería ser rechazado por ella, además, se sentía cómodo en la posición de amigo y colega, quizá sólo en eso no seguía las enseñanzas de Shura, él prefería sobrevivir a vivir la vida.

El taxi no tardó mucho en llevarlo a aquél bar, al entrar él la vio con un vaso vacío donde al parecer antes había alcohol, ella sólo lo miraba, se veía al él mismo hace unos años.

Yukio había despertado sus poderes demoníacos y el Vaticano había dado la orden de ejecución porque había sido poseído por Satanás, esa noche ella la pasó con él. Él había recurrido al alcohol para dejar de pensar en todo y Shura se mantuvo a su lado, no recordaba mucho lo sucedido, pero sí que despertó dormido en el suelo, usando las piernas de ella como almohada... Shura también le había salvado la vida a Yukio.

Cuando la ejecución se iba a llevar a cabo, ella intervino y con su poder de manipulación consiguió que el Vaticano cambie su veredicto, cualquier cosa que pasara, Shura y Yukio iban a ser ejecutados, nunca podría olvidar la valentía de ella en esos momentos, la forma en la que lo defendió, enfrentándose así a todos... una Shura completamente humana, sin ningún tipo de ayuda, una que acababa de ser degradada... pese a todo ella lo defendió.

Por eso verla así le dolía.

Yukio se acercó a la mujer, si que olía mucho a alcohol, sólo le tocó el hombro y ella lo miró, parecía no reconocerlo, aunque de un momento a otro ella se abalanzó sobre el castaño abrazándose a él. El menor la sostuvo para que no se cayera y como pudo pagó la cuenta de ella, se preguntaba que era lo que la había puesto así, si bien a ella le gustaba beber, siempre había sido buena para controlarse.

Prefirió cargar a Shura en sus brazos, ninguno habló, era mejor así. La mujer sacó las llaves de su motocicleta del bolsillo y se las dio a él.

-No Shura... sabes que no me gusta...-

-Yuki... por favor...-

Aquél Yuki... su voz quebrada, él no pudo decirle que no. Si bien Yukio tenía licencia para conducir, jamás le habían gustado las motos, le daba algo de miedo. Shura por el contrario las amaba, y le encantaba usar la suya, según lo que había dicho, la hacía sentir llena de vida, la adrenalina, las picadas nocturnas, el viento en su rostro, todo eso le gustaba, y aunque pueda parecer lo contrario era bastante responsable, más de lo que él pensaba.

Yukio la ayudó a subirse y luego se subió él, arrancando aquella moto, por suerte la casa de ella no era lejos, así que no iba a tener que manejar mucho, era un gran alivio para él, además, Yukio sabía que no podía concentrarse, no sabía qué era lo que la había puesto así a Shura.

-Agárrate...- Le susurró él, pero Shura sólo lo abrazó con fuerza por la cintura y presionó su rostro en la espalda de él, rompiendo en llanto.

Aquellos sollozos helaban la sangre de cualquiera, pero más la de Yukio, Shura lloraba sin consuelo, como si fuera una niña pequeña. Él no dijo nada, no la miró, sólo arrancó la moto y comenzó a andar, su corazón latía muy rápido, se preguntaba si alguien le había hecho algo, entonces Shura casi como leyendo sus pensamientos comenzó a hablar a la par que la luz roja del semáforo iluminaba el rostro de Yukio.

-Tengo miedo...- Susurró Shura con una voz quebrada, Yukio guardó silencio esperando a que continuara hablando. -No sé qué hacer con mi vida... no sé cómo vivir... siempre me mentalicé con que iba a morir...- ella hizo una pausa. -No quiero quedarme sola... quiero estar contigo Yukio... te quiero... te quiero mucho...-

El corazón del castaño se congelo, no podía creer aquellas palabras, él sentía lo mismo por ella, la amaba... estaba muy enamorado de Shura, pero sabía que no era ella en esos momentos, no podía creerle a una Shura borracha, a una que no tenía la razón. El ruido de la bocina de un auto alertó a Yukio que la luz ya estaba en verde, y retomó el camino en silencio, sintiendo como la pelirroja se aferraba a él con cada metro que recorrían, como ella seguía llorando en su espalda.

Al llegar, él se bajo de la moto junto con Shura, quien lo abrazó con fuerza, Yukio sólo acarició su espalda en silencio, jamás la había visto así antes.

-Te quiero mucho Yukio... -repitió ella entre sollozos.

-Shura... - él hizo una pausa y se separó para mirarla a los ojos.- estás muy borracha... no sabes que estás diciendo...- Yukio acarició un poco el cabello de ella, las luces nocturnas hacían resaltar las lagrimas que caían de esos hermosos ojos violetas que tenía.

Entonces Shura se abalanzó torpemente sobre él, y sin darle tiempo a quejas lo besó con ganas, el corazón de Yukio comenzó a latir con rapidez y por unos segundos no supo qué hacer, pero no se resistió. Él correspondió a aquél beso, se moría de ganas de hacerlo, un beso apasionado, sus dedos se entrelazaron en el cabello pelirrojo de ella y su lengua invadió terreno en la boca de Shura, explorándola, recorriéndola, sentía que ni el sabor amargo de alcohol podía frenarlo, entonces un sentimiento de culpa llegó a él y se separó de inmediato de sus labios.

-No Shura... no sabes que estás haciendo...- Ella dio un corto beso a la par que le sonreía a Yukio, él sólo la abrazó con fuerza y suspiró escondiendo parte de su rostro en el cabello ajeno, manzana... a eso olía Shura... un refrescante aroma a manzana era desprendido de su cabello, era algo curioso, pero le gustaba.

Él se separó encontrando los ojos tristes de su compañera, quienes lo miraban algo desorientados, entonces Shura hizo un pequeño puchero y Yukio sonrió "parece una niña pequeña" pensó para sus adentros a la par que la mujer le devolvía la sonrisa.

Yukio la ayudó a entrar a la casa, batalló un poco para que ella le diera las llaves del apartamento, había pasado de un cuadro depresivo, a uno infantil, casi como si aquél beso entre ambos hubiese cambiado su personalidad. Finalmente le arrebató las llaves de sus pechos (Porque las había puesto ahí para molestarlo) y prosiguió a entrar con ella. Hacía mucho tiempo que él no estaba en la casa de la pelirroja, aunque pocas habían sido las veces que fue, generalmente para buscarla para una misión y alguna que otra vez ella lo había invitado.

Encendió la luz y con rapidez observó todo a su alrededor, nada había cambiado, el departamento de Shura tenía muy pocas cosas, casi nada de decoración, asumía porque ella sólo iba a dormir, pues Yukio sabía que Shura tenía mucho trabajo en la orden, tanto de la rama japonesa, como de la del Vaticano y que pese a que fue degradada hacía unos años, ella seguía siendo una persona de confianza de Paladin y del Gregory.

Yukio se cansó de Shura y decidió cargarla en sus brazos, sería mucho más sencillo de esa manera poder subir al primer piso para llegar a la habitación. La cabeza de ella reposó sobre su torso, Shura lo abrazaba con fuerza, estando en completo silencio, parecía algo ciclotímica con tanto cambio de humor, realmente ella era una niña aun. Con cuidado él la recostó y de inmediato sintió la mano de la mujer tironeándolo de la camisa.

-Es hora de irme Shu...-

-Quédate- interrumpió ella- No me dejes sola por favor... no quiero... -Shura tironeaba de la camisa de él, haciendo que casi se cayera encima de ella. Yukio sólo suspiró y asintió levemente.

Él se recostó al lado de la pelirroja y de inmediato ella se acurrucó en su pecho, escondiendo su rostro, él volvió a escuchar esos suspiros entrecortados que estrujaban su corazón... Yukio no podía soportarlo, no soportaba escucharla llorar de esa manera, Shura se había guardado demasiadas cosas y el alcohol sólo había sido la puerta para que libere todo eso que angustiaba su alma

Shura se la pasó llorando hasta que finalmente se durmió, el castaño acariciaba su cabello, embriagado por aquél aroma a manzana que desprendía, le encantaba, toda ella le encantaba. Él beso su cabellera pelirroja y también se dispuso a dormirse.

A la mañana siguiente, la pelirroja se despertó con una horrible resaca, hacía muchos años que no le dolía la cabeza de esa manera, ni que tenía tantas nauseas, Shura se quejó a la nada, no recordaba lo que había pasado desde que entró al bar.

-Es raro verte a ti con resaca...- dijo Yukio apoyado en el marco de la puerta con un vaso de agua y una aspirina en la mano. Él se acercó a la pelirroja quien lo miraba con sorpresa. -Ten, te hará bien-

-¿Qué haces aquí?- preguntó ella mientras tomaba aquello que el castaño le había traido.

-Anoche me llamaste y te traje hasta aquí, estabas muy borracha ¿Qué fue lo que sucedió Shura? -Yukio la observaba tomar de aquél vaso.

-Ya sabes... tú más que nadie sabe lo que pasó...- Shura desvió la mirada, ella solía ponerse rara en las fechas cercanas a cuando él la rescato de Hachiro.

-Shura, ya deja ir el pasado de una buena vez...-

-No me molestes- interrumpió ella para luego suspirar haciendo una seña para que el castaño se sentara a su lado.- ¿Qué hice en ese estado?-

-No mucho... sólo lloraste... y luego te pusiste a molestarme... y luego otra vez lloraste... - dijo el castaño de forma relajada, obviando por supuesto el detalle de aquél beso, no valía la pena hacerla sentir incómoda.

-Lo siento por eso...-

-No te preocupes, con los años me acostumbré- él le esbozó una cálida sonrisa y se puso de pie- Si ya no me necesitas, me iré...-

-Está bien, nos vemos en la Academia en la tarde cuatro ojos, ah y no le comentes a nadie que has dormido con una dama, o quedarás como un pervertido-

-No lo haré, tranquila.-

La pareja sólo rió. Yukio se fue.

Más tarde ese día, Shura salió de la casa, ya se sentía mucho mejor gracias a la medicina de Yukio, pero aún no podía recordar claramente que había pasado, sólo algunas lagunas, de ella abrazándolo y él metiendo su mano entre sus pechos, aunque no sabía si había sido un sueño o qué, pues sabía que Yukio no iba a hacerle algo malo en ese estado.

Yukio por su parte estaba en su primera hora de clases, no podía concentrarse, en su mente no paraba de reproducirse cual película las imágenes de aquél beso con ella, el olor a manzana de su cabello, sus ojos confundidos, la forma en que lloraba, Yukio salió apenas de sus pensamientos ante las constantes de una alumna llamándolo para que explique de nuevo una teoría.

-La granada de aceite bendito sólo se...- Yukio estaba demasiado distraído ese día, le daba algo de pena, pero quería hablar ese tema con Shura sin llegar a ser extraño.

Pero algo se le hizo raro al castaño... le había parecido tan familiar esos labios y a la vez tan mágico, era como un dejavú, no sabía explicarlo... Yukio nunca se había enamorado de alguien que no fuera Shura, lo cual le extrañaba aun más.

Entonces una imagen se vino a la mente de él.

-No hagas esto Yukio... ya... estás muy borracho te vas a arrepentir- Shura lo miraba a los ojos mientras forcejeaba con él para apartarlo.

-Mañana moriré, ya no me importa más nada Shura... ¡Te amo maldita sea! ¡Te odio porque has hecho que me enamore de ti! ¡Esta es mi última noche Shura! ¡Te amo! - Yukio gritó aquello y besó los labios de la pelirroja aprovechándose de que ella había bajado la guardia con su confesión.

Shura se había quedado paralizada, pero luego correspondió a aquél beso con ganas.

-¡¿Eh?! -Exclamó Yukio alterado, todos sus alumnos lo veían con confusión- Lo siento, la clase termina por hoy, hagan sus ejercicios...-Yukio con rapidez abandonó el salón para dirigirse a la sala de profesores.

Shura estaba sola allí tomando un café mientras corregía algunos exámenes que le habían quedado pendientes, cuando la forma abrupta en la que la puerta se abrió la obligó a levantar su cabeza de las hojas, viendo a Yukio rojo como su cabello.- ¿Qué pasa cuatro ojos?- dijo ella con suma tranquilidad hasta que vio como Yukio cerraba la puerta con llave. Ella se puesto de pe rápidamente. -O-Oe-

-Shura- interrumpió él acercándose a la pelirroja- Respóndeme con sinceridad por favor... la noche previa a la que iba a ser mi ejecución... ¿Yo te besé?... -el castaño la agarro de los hombros mientras la miraba a los ojos.

-¿Eh?- Shura se quedo paralizada ante esa pregunta y luego se vio obligada a bajar la cabeza, no podía mentirle, no así. Esa acción confirmó el vago recuerdo de Yukio.

-S...Shura lo siento mucho... ¿Por qué no me frenaste?- el menor agachó su cabeza completamente avergonzado.

-Estabas muy borracho Yukio, además no pude... pero si te sirve de consuelo, sólo fue un beso y ya...-

Los dos se quedaron un momento en silencio, sólo se escuchaba el reloj de pared y el ventilador de la laptop de Shura.

-Respóndeme algo tú... ¿Qué pasó anoche? Y quiero la verdad... ¿Yo te besé? -Ella recordaba vagamente un beso entre ellos, pero no había sido en las circunstancias como las del que él le dio, recordó la moto cerca y el perfume de él... ese perfume que tenía puesto en la mañana al estar en su casa. Yukio asintió ¿Para qué seguir ocultándolo?

Shura se quedó helada ante aquél gesto y también agachó su cabeza apenada de no haberse controlado.

Como si fuera un acuerdo telepático, los dos alzaron su cabeza al mismo tiempo y se miraron por un instante a los ojos, las esmeraldas eran reflejadas en los orbes magenta. El tiempo se frenó entre ambos y la distancia se acortó hasta que ya no hubo más. La pareja se besó en aquella oscura sala con olor a café instantáneo, ella posó sus tiritantes manos en las mejillas de él y Yukio la rodeó con sus brazos de forma protectora. Los dos sonrieron antes de separarse.

-¿Estás seguro que no estamos ebrios? -Dijo la pelirroja acariciando la mejilla de él con suavidad.

-Al menos yo no...- Yukio junto su frente con la de ella y dio un corto beso a los labios de la pelirroja.

El timbre del cambio de hora sonó y Shura se separó de los brazos de él con una divertida sonrisa en los labios mientras se dirigía a guardar sus papeles, él sólo la observaba.

-Nos vemos en la noche... creo que tenemos mucho de que hablar...- le dijo la pelirroja de forma aniamada. -Abre la puerta cuatro ojos...-

-Con una condición...-

Shura miró al menor quien se acercó sonriente, robándole otro beso, el cual ella alargó un poco. Al separarse él como prometió abrió la puerta de la sala para dejarla pasar a ella. Shura se frenó antes de salir.

-No me molestaría pagar siempre "tus condiciones" cuatro ojos... nos vemos-

Ella alzó su diestra mientras se iba caminando por los pasillos, Yukio sólo la miraba y pensaba que la noche iba a ser bastante interesante.

.......

Hola sí, sigo viva (? Por ahora...

Okno, perdón por andar tan ausente, pero tengo tantas ideas en la cabeza sobre el YukiShura que no sé como empezar a escribir y al final termino comiendome un alfajor y mirando mi serie xD

Ya pronto subiré más cosillas~♡ lo prometo (? Se viene muchísimo drama en coso rosa y un par de oneshots descabellados por aquí 7u7

Nos vemos prontito, lo prometo :*

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