YEONJUN - 02

Cuando nuestro universo colisionó, se dio el inicio al origen del todo.

La vida.

Su origen... ¿Cuál es?

¿Nunca se lo han preguntado? ¿De dónde provenimos? ¿De dónde viene lo que ya conocemos? ¿Cuál es el verdadero origen del "existir"?

Siempre he tenido tantas preguntas...

Si no somos más que un cúmulo de átomos... Si se supone que todo lo es, ¿entonces qué es eso que nos hace diferentes? ¿Qué es eso que nos diferencia de los demás? ¿Cuál es nuestro distintivo como ser existente? ¿Qué nos hace tener vida? ¿Cuál es la razón? ¿O... Por qué dejamos de tenerla?

Siempre creí que es mucho más complicado que solo decir: "un corazón deteniéndose", "un corazón latiendo" o "un ser todopoderoso"... Por alguna razón siempre creí que era algo más, y bueno, en mi soledad tuve muchísimo tiempo para pensarlo bien.

Irónicamente y para mi mala suerte... Spoiler: Jamás pude responder ni una sola de mis preguntas, por lo que hasta el final seguí en la intensa búsqueda de encontrarle un significado a la vida, aún esperanzado por una respuesta, porque sé que existe una solución... Honestamente, creo que nadie habla lo suficiente del problema de "vivir", o del simple hecho de no hacerlo. Y no lo entiendo, si es tan interesante...

Ah, ocurrió de nuevo, lo siento, a veces me emociono un poco con estos temas, pero empecemos de nuevo, ¿sí?

Hola, mi nombre es Choi Yeonjun.

O por lo menos siento que ese me hubiera quedado bien...

Trataré de ser lo menos tedioso posible para contar esto antes de que sea muy tarde, así que seré breve, o lo intentaré por lo menos.

Bueno, ahí voy...

Un día desperté en la calle, solo. Tirado en el medio de una pista. Cuando me desperté por completo no tenía ni idea de dónde estaba, tampoco sabía a quién podía contactar y no era como que pudiera ir a preguntarle a alguien, porque de nuevo, para mi mala suerte, la carretera donde había despertado estaba aislada.

Busqué en mis bolsillos y no había ni un solo centavo, tampoco un celular, así que mucho no pude hacer: no tuve más opción que empezar a caminar.

Probablemente fueron más de diez kilómetros caminando hasta llegar a la ciudad. No me cansé ni un poco.

Cuando llegué... Dios, no podía notarse más que era un foráneo. Nunca había estado en esa ciudad antes lo cual era aterrador, pero esa no era la peor parte. La peor parte fue cuando intenté recordar cómo había llegado ahí: no podía hacerlo, no podía recordar absolutamente nada.

Primero llegue a los subordinados de la ciudad, las partes menos concurridas por gente. Caminé una y otra vez, haciendo un esfuerzo sobrehumano por acordarme de algo, lo que sea,  pero no podía.

No podía recordar nada. Y cuando digo nada, es realmente nada, ni mi nombre, ni quién era, de dónde venía, o...

Fue tan frustrante...

Tan solo podía ver mi reflejo en los vidrios del escaparate de las tiendas o en cualquier superficie reflectante, pero hasta mi propia imagen se me hacía desconocida, así que no ayudó mucho. La ropa que tenía puesta ni siquiera era de mi talla: era una camisa blanca oversized y unos jeans, así que solo sumó a mi confusión.

Después de muchas horas vagando por la ciudad, ya también habiendo llegado al punto céntrico, supe que no recordaría nada por mi cuenta, entonces indispuesto a ser un ignorante, fui a preguntarle a alguien.

Quien sea, al fin y al cabo no conocía a nadie, solo quería prestarme un celular o un poco de dinero. Sin embargo cuando intenté tocar el hombro de una señora en la parada de bus, no pude. No pude porque mis dedos atravesaron su cuerpo...

Dirán... ¿Cómo carajo es eso posible?

Créanme, estaba igual de asustado al principio, y bueno, creí que era una alucinación mía, así que lo intenté otra vez, y otra vez, con personas diferentes, objetos, una y otra vez...

Reí nerviosamente porque creí que estaba soñando, pero bueno, para estas alturas ya sabemos que un sueño no fue.

Ese día lloré probablemente unas diez horas seguidas al darme cuenta de que aparentemente era invisible y no podía hacer nada. Estaba solo, completamente solo.

Caminé por toda la ciudad el primer día, igual no había más que hacer. Gracias a mi buena actitud el proceso de negación fue bastante corto, no era como que pudiera negarme a los hechos de todas formas.

Y bueno, ahí estaba yo: Sin nombre, sin procedencia y sin idea, y al parecer invisible, pero por lo menos tenía uso de la razón. En mis condiciones no sabía si era malo o bueno...

Me la pasé así cuatro días en la ciudad, paseando, observando, llorando y maldiciendo.

Y eventualmente, recordé algo, que la verdad hubiera preferido no haberlo hecho.

Los recuerdos llegaron a atacarme de la nada, eran como imágenes sueltas al azar que se reproducían en mi cabeza, no tenían un orden específico, no tenían una razón, solo estaban ahí porque sí, o eso creía yo. En ese entonces yo no sabía si eran premoniciones, visiones, ilusiones o recuerdos; pero con cada uno de estos, solo pude pensar que era triste lo que estaba viendo, muy triste.

Al principio pensé que no tenía que ver conmigo, pero lo hacía.

∆ MENCIÓN SUPERFICIAL DE ABUSO SEX*AL ∆

Todos esos clips en mi cabeza empezaron con una adolescente de 14 años. Una pelinegra con flequillo, una niña muy hermosa a la que veía con un uniforme escolar casi siempre. Aunque no supiera quién era ella, terminaba sonriendo porque era realmente muy adorable.

Claramente estaba frustrado por no entender de dónde salía todo eso, o ella, pero su recuerdo fue la mejor parte de aquel retorcido rompecabezas que tuve que armar.

Creí que solo sería la niña, pero días después también empecé a soñar con un hombre viejo, exactamente de 53 años como lo había leído en su carnet de identificación cuando fue a comprar alcohol.

El hombre se veía como una persona horrible por sus hábitos y no supe que tenía relación con la bonita niña hasta que eventualmente, en uno de esos sueños raros que tuve, los vi juntos.

El hombre trabajaba en la escuela de la niña al parecer, y con cada nueva ráfaga, me convencía de que aquel hombre era un monstruo, pues se acercó a ella con las peores intenciones.

Nunca quise ver cosas horribles. Al principio estaba en parte agradecido de por lo menos tener algo... Pero cuando la parte horripilante empezó, preferí quedar en la ignorancia.

Me generó un trauma que me costó mucho tiempo sacar de mi cabeza.

Estaba aterrado ante la idea de que jamás acabarían dichas visiones perturbadoras, yo ya no quería saber más de esa historia. Gracias al cielo, todo terminó, de la peor forma posible, pero por lo menos se detuvo.

Lo último que vi fue muerte, por ambas partes: Un castigo, justicia, venganza, un quirófano, una sala de parto y bueno, fueron tres muertes en todo caso.

Y yo fui la tercera.

Lo entendí tarde al recordar las facciones de la chica inocente tan bonita, lo mucho que me parecía a ella.

La realización hizo que quisiera morir, pero no pude: Subí a un edifico alto cualquiera y cuando intenté tirarme, mi cuerpo no explotó al tocar el suelo, porque una vez más, no sentí nada, nunca sentía nada, ni hambre ni cansancio ni dolor. Como los objetos atravesaban mi cuerpo era inútil intentar hacer cualquier otra cosa, pero lo intenté..

Claramente no funcionó. Y como dicen, la vida sigue.

Eso fue un chiste, ¿se dieron cuenta? La "vida" sigue, es... Bueno, lo siento, a mí sí me parece un poco gracioso.

Volviendo a lo anterior. Pasaron días del mismo modo, solo que ahora deprimido empecé a recorrer la ciudad. De un punto a otro sin saber qué hacer con esas 24 estúpidas horas.

Ahora que ya conocía la ciudad perfectamente, prefería caminar cerca de un mismo punto solo porque por ahí había una fuente bonita que me gustaba mucho observar. Cerca de ese punto había un paradero también.

Si no estaba caminando por ahí, estaba sentado en la fuente, o sino me iba a echar al banco de ese paradero para observar el cielo, otra afición mía.

Un día fui al paradero y no pude echarme porque no estaba vacío, había un chico extranjero dormido apoyado en uno de esos muros falsos; era rubio, con ojos grises y cabello ondulado... Estaba acostumbrado a ver ojos rasgados, así que su peculiar visual me pareció atractivo, mucho, por lo que aún sabiendo que no podía tocarlo, igual lo intenté solo para tener la sensación de hacerlo, toqué su frente...

Fue algo curioso, porque 40 días después de que aparecí en la tierra, fue gracias a esa experiencia que recién pude darme cuenta de que podía entrar en los sueños de las personas.

¿Como? Dirán ustedes. La verdad hasta ahora no entiendo cómo, solo sé que si los tocaba mientas estaban dormidos, yo podía meterme a su cabeza. Pero esa no era la mejor parte, la mejor parte era que por primera vez, mi imaginación era ley, porque lo que yo pensaba, lo que yo quería que sucediera, sucedía, o bien, algo así.

Saben, era divertido, era genial tener la capacidad de meterme en la cabeza de la gente y crear lo que yo quisiera: Jugué muchas veces con el poder que tenía, porque era un poder, tenía mucho poder: controlaba el tiempo, el espacio, personas, era fabuloso. Me sentía como el director de millones de películas diferentes.

Me gustaba experimentar, hacía aparecer unicornios, castillos, zombies... Era muy divertido ser el director y actor de reparto al mismo tiempo, pero en algún punto... Me cansé.

No me malentiendan, seguía siendo divertido, claro, de todos modos no tenía nada más que hacer que ir buscando presas dormidas por la ciudad para hacer esas cosas. Algunas eran aventuras de quince minutos (cortesía de aquellos que se dormían en el bus), otras travesías eran horas, en su mayoría eran los que dormían plácidamente en sus camas. Y sí, así es, iba hasta los cuartos, pero no me juzguen, ¿ok? No tenía más distracción.

El problema fue que después de tantos días, se volvió repetitivo, porque la verdad no estaba teniendo nada real, siempre supe que todo era una creación mía. Y por más que me diviertiera interactuando con los dueños de la mente, no era algo de otro mundo.

Ahí el detalle fundamental que descubrí: Yo podía controlarlo todo, bueno casi todo, todo menos a la persona.

Podía manipular a extras, podía cambiar escenarios y hacer lo que se me diera la gana, pero las reacciones de las personas que soñaban eran genuinas, intenté cambiarlas también, pero no pude con ninguno, así que supuse que no tenía ese don.

Al final eso era bueno porque disfrutaba interactuando con ellos, era lo más "realista" a lo que podía llegar. Pero como les digo, me aburrí.

Tampoco era como si lo hiciera todo el tiempo, otras veces solo observaba a la gente y ya, el drama humano que yo no podía vivir...

Viéndole el lado positivo a las cosas, por lo menos yo ya tenía un nombre, o bueno algo así. Un día escuché que alguien gritó "¡Choi Yeonjun!" en la calle, y como el nombre me gustó, dije: ¿por qué no?

Mi fuente de entretenimiento era muy variado: Miraba peleas callejeras, arrestos policiales en vivo, luego iba a la casa de la señora de la tienda para ver una telenovela mexicana con ella todas las tardes... Era realmente gracioso.

Un día lluvioso, caminaba cerca del centro de la capital, por la acera, fingiendo que la lluvia también podía mojarme a mí. Me asusté cuando de pronto dos personas me atravesaron.

Me había pasado incontables veces pero seguía sobresaltándome cada vez.

Inevitablemente los observé. Ninguno de los dos tenía paraguas, razón por la que probablemente habían cruzado corriendo así. Se metieron en la panadería que estaba a mis espaldas, y por simple curiosidad los seguí.

La chica era ridículamente bonita, uno de los rostros más bonitos que había visto en meses. El chico tampoco se quedaba atrás, pero eso no fue lo peculiar.

Los vi reír juntos. Fue la sonrisa del chico lo que lo hizo por mí. Muy aparte de que fuera tan guapo y alto, su sonrisa era sin exagerar, la sonrisa más bonita que vi alguna vez, era cálida y contagiosa, porque hasta yo sin entender el contexto sonreí al verlo.

Él tenía una toalla blanca pequeña en su mano, con esta empezó a secar los cabellos de la chica, sonriéndole tan... En ese momento descarté la idea de que fueran amigos, porque los amigos no se miraban así.

Ellos compraron un postre y esperaron que acampara para salir del local, así que ahí los perdí.

Me dieron curiosidad debo admitir, pero no los seguí porque la verdad eran una pareja más de las tantas que había observado, así que no le tomé importancia.

Para ser honestos, ya hasta me había olvidado del chico para los siguientes días. Pero volvió a aparecer.

Ahora estaba en otro punto de la ciudad, y considerando que existen tantas personas en la capital, me sorprendió volverlo a ver incluso estando tan lejos del último punto de aquella vez.

No estaba acostumbrado a ver a la misma persona dos veces a menos que fuera por rutina, como aquel padre de familia que trabajaba cerca del parque que me gustaba.   O sino tenía que ser yo quien las buscara, como la señora de la tienda, mi mejor compañera de telenovelas.

Lo que nunca sucedía era ver a la misma persona dos veces por casualidad, o por lo menos que yo me diera cuenta, así que esa vez mi curiosidad aumentó aún más. Esa segunda vez él había ido a una oficina para recoger papeles de su madre, lo sé porque lo seguí hasta que se fue de donde estábamos.

Una segunda vez se olvida, por lo que casi vuelvo a olvidarme de él. Pero... Volvió a aparecer.

Por un momento creí que me observaba, porque, ¿tercera vez? No podía ser coincidencia, ¿verdad? Justo él iba hacia donde yo estaba...

A pesar de mis sospechas, descubrí días después que en serio era una coincidencia, porque intenté que me hiciera caso y obviamente fallé en el intento porque tampoco podía verme, además que cada vez tenía una razón válida para ir a esos lugares, una que no era yo.

Desde la tercera vez, no pude evitar seguir pensándolo incluso cuando se fue.

La cuarta, la quinta, la sexta... Ya no podía sacármelo de la cabeza: Un supermercado, la plaza, mi mirador favorito y no tan conocido... Ugh, me gustaba mi privacidad, ¿por qué justo tenía que ir a mi mirador favorito a la misma hora que yo? Estaba asustándome.

La séptima vez fue la gota que derramó el vaso.

Esa vez estuve tan aburrido que caminando me fui a Incheon, otra provincia de Corea, y cuando lo vi también ahí... Les juro que el corazón que no tenía casi empieza a latir.

Estaba convencido de que tenía que estar viéndome o algo, algo tenía que estar pasando, pero resultaba que había viajado con su promoción universitaria para un viaje recreativo.

Pueden estar pensando que tal vez yo lo buscaba, pero les prometo que no.

Todo fue una coincidencia, por lo menos al principio. Aunque saben que estás no existen, ¿verdad? Yo me enteré después, pero ya deberían saberlo. Todo pasa por algo. Lo comprendí de la peor manera.

Curiosidad: Así empezó mi obsesión por el chico alto de sonrisa bonita con el que me cruzaba cada vez. Ahora nos encontrábamos más, pero esta vez ya no era coincidencia, porque yo lo seguí.

Era la primera vez que me empeñaba tanto en hacer las cosas bien. Primera vez que me interesaba tanto alguien, de esa forma, y es que era imposible no sentir curiosidad por algo así.

Choi Soobin era su nombre, estudiante de psicología, 185 cm de alto, sagitario, vivía con su madre en una pequeña casita cerca de su universidad, resultaba que la castaña bonita con la que lo había visto era solo era su amiga, o algo así, tenía a dos mejores amigos además de ella, Jiwon y Kai, le gustaba mucho el cielo también... Cuando noté que nos gustaba la misma música, fue un flechazo.

No sé cuántos días pasaron observando a Soobin así, solo supe que ya lo seguía a todas partes. Era un chico estudioso y un poco ñoño, pero me gustaba, era lindo pero no solo era eso, él era amable y comprensivo, también inteligente, siempre participaba en clase, era un gran hijo y un buen amigo...

Las hojas del calendario fueron cayendo y  lo que empezó siendo curiosidad, terminó convirtiéndose en un Yeonjun embobado sonriendo como idiota todo el día por verlo, siguiéndolo a todas partes, estudiándolo y babeando por alguien a quien jamás podría conocer, a menos que...

Todavía no me animaba a entrar en la cabeza de Soobin. Nunca me había sentido mal al hacerlo con otras personas porque además de no hacer más que darles sueños lindos, yo no estaba... No estaba...

Porque no me gustaban.

Pero esta vez con Soobin era diferente, porque sentía que la puerta de su mente era un lugar sagrado, me sentía culpable y sentía que no que no debía ingresar así como así, pero simplemente tenía tanta curiosidad que no me contuve, de verdad quería hablar con él.

Siempre que ingresaba al sueño de otras personas, solía crear para escapar de lo realista, introducía fantasía y cosas mágicas o irreales para justamente eso, escapar de la realidad. Para eso soñamos, ¿no?

Pero con Soobin quise algo distinto, algo que no había probado por miedo, por miedo a quererlo demasiado: Vivir, o por lo menos una probada de lo que sería.

Entonces así lo hice: Estudié a Soobin, su entorno, las caras con las que se juntaba, con quiénes interactuaba, cómo eran...

Era un arquitecto con medio plan hecho.

Tenía tantas ganas de saber cómo sería poder tener una vida así, una que merecía sin duda. Tal vez estaba pidiendo mucho pero, el punto de soñar también es ese. ¿Para que lo haces si no lo harás en grande?

Quería conocerlo, quería saber cómo actuaría si me viera en frente. ¿Le parecería guapo? ¿Me ignoraría? Necesitaba saber por qué diablos Soobin se me había aparecido tantas veces, él era especial, tenía que serlo de algún modo.

Y cuando entré... Me demoró menos de dos días entenderlo todo.

Debíamos estar juntos.

Entré por curiosidad, realmente lo hice, y bueno tal vez ya me gustaba un poquito, pero les juro, les prometo que jamás creí enamorarme, o por lo menos no así.

Puede sonar patético, pero en realidad no lo es: Me bastaron ocho horas de sueño, ocho horas dentro de su cabeza para salir tan enamorado que podría golpearme con un poste por estar pensando en su sonrisa.

Ocho horas, dos años, daba igual. Yo era suyo y el era mío, punto final.

Quería quedarme dentro de su cabeza para siempre, realmente no quería irme nunca, pero por más que lo forcé todo lo que pude, eventualmente él mismo me expulsó de su cuerpo al despertar por la mañana.

Lo seguí también por supuesto. No se hacen una idea de cómo me dolía el corazón por verlo vivir sin mí, me dolió mucho verlo sufrir así, sin explicaciones. Nunca quise tanto vivir, o por lo menos materializarme para darle un abrazo y decirle que lo amaba, que lo veía, que todo estaría bien.

Lo seguí todo el día en su búsqueda por respuestas y lo acompañé hasta que se quedó dormido. No podía soportar que estuviera triste, tenía que hacer algo para devolverle, para devolvernos ese pedacito de felicidad, por más que fuera egoísta... Así que volví a meterme en su cabeza para convencerlo de que la vida real, esa sin mí, era un sueño, porque tal vez así lo deseaba yo también.

Por más que no quisiera irme, su mente me expulsaba al despertar, y cada vez que eso sucedía, yo pasaba por un infierno al volver a verlo desesperarse así, por no entender nada.

Por supuesto que me sentía mal, sentí dolor real, me dolía mucho. Pero ya no podía hacer nada. Había estado muy emocionado en un inicio como para darme cuenta de lo que sucedería a largo plazo. Así es, llámenme idiota.

A pesar de todo seguí haciéndolo más días; yo lo necesitaba tanto como él a mí. No podía vivir sin él, no podía.

Pero justamente había una razón por la que no me metía en la cabeza de las personas más de dos veces: La realidad se deformaba en sus cabeza... O sea, podían terminar volviéndose locos.

Y yo no premedité las cosas.

Pero un bastardo enamorado es eso, solo un bastardo enamorado.

Jamás creí que le diría mi verdad a alguien, pero cuando se lo dije a Soobin aquel día, tuve que hacerlo, por su propio bien.

Él no quiso escucharme al principio. Lloró negando una y otra vez, y vaya que me tentó, porque estuve a punto de volver a mentir.

Pero tenía que hacerlo, se lo debía.

Con besos suaves logré que se calmara, entonces le conté lo que les acabo de contar a ustedes.

Y fue... No pude más.

Su carita se veía vacía, tan vacía, asustada, estaba mirando hacia el frente con una mirada llena de aflicción, su respiración aún no era uniforme y lágrimas rodaban silenciosas sin cesar por sus mejillas sonrojadas.

No había dicho nada desde entonces, y yo jamás tuve tanto miedo.

Lucia trastornado. Y bueno, yo ocasioné eso, culpa mía, infinita culpa mía.

Pasaron tres minutos así. La ansiedad la sentía a flor de piel. Para mi sorpresa, su primera reacción fue más tranquila de lo que esperé.

——O sea que te metiste a mi cabeza solo para jugar conmigo. ——Fue lo primero que dijo, como si estuviera aceptándolo, su voz tembló, mucho rencor en esa sola oración.

Quería tocarlo, arrullarlo, abrazarlo y consolarlo, pero me contuve, tuve que clavarme las uñas con fuerza para detenerme de hacerlo.

——Y-Yo quería conocerte, Soobin. N-No había otra manera.. y yo...

——Tú... Tú te metiste en mi cabeza sabiendo lo que ocasionarías, ¿verdad? Solo lo hiciste porque te pareció divertido.

Maldita sea yo ya estaba llorando de nuevo. Negué varias veces, no era así.

——Soobin, no fue así, te prometo-

——Entraste por curiosidad para saber qué tan lejos podías llegar conmigo, ¿verdad? Entraste solo para ver qué tan idiota era Choi Soobin, esperemos a ver cuánto tiempo le toma darse cuenta, ¿no?

——S-Soobin, no es así, por favor, escucha-

Su cuerpo estaba temblando. Cuando sus ojos se encontraron con los míos, solté un sollozo, porque esos ojos que antes solían dilatarse cuando me veían con tanta devoción, ahora solo mostraban una cosa: rencor.

Llorando me sonrió, fue una sonrisa tan rota que me consumió entero.

——Me arruinaste, Yeonjun, ¿eres consciente de eso? ——Su labio inferior tembló al mismo tiempo que su mano la cual también temblaba, se aferró a su pecho, justo por encima de su corazón, no dejó de sonreírme al hacerlo, tampoco de llorar ——Me has arruinado.

——No, amor, esper-

——¡No me llames así! ——gritó, molesto, claro que estaría molesto ——. Yo te amo, ¿no lo entiendes? TE AMO y mucho más que eso. ¿Cómo...? ¡¿Cómo pudiste ser tan egoísta?!

No tenía voz, y por más que me tirara a rogarle de rodillas, tampoco cambiaría las cosas. Solo podía llorar.

——Día tras día, Yeonjun. Cada maldito día en tu perfecta realidad tú sabías... S-sabías que cada día que pasaba yo solo me enamoraba más de ti y aún así tú solo...

——¡Yo también! ——grité desgárrandome la garganta ——¡Yo también pasé por ese dolor! Pero mi amor por ti es más fuerte que todo esto, nosotros estamos juntos y siempre vamos a estar para el otro, ¿verdad? ¿V-Verdad amor? Tú... tú me lo prometiste, Soobin, lo pro-prometiste.

——¡NADA ERA REAL! N-Nada era real ——Soobin estaba en el suelo, abrazó sus piernas y empezó a entrar en una especie de trance, se balanceó abriendo más sus ojos——. Tú no existes, no existes, Yeonjun no existe, no es real, Yeonjun no está aquí, jamás lo estuvo... No... no..

No podía soportar escucharlo decir eso.

——¡Soobin, basta! Estoy aquí, me duele. Te escucho, s-soy real, todo lo que vivimos- ——Me acerqué para tocarlo, pero me mandó un manotazo.

——¡NADA FUE REAL! ¡NO ME TOQUES! ——chilló ——Eres un mentiroso, eres un egoísta y un estúpido nar-narcisista~

Nunca había visto llorar a nadie tan desconsoladamente como lo estaba haciendo Soobin. Creo que yo no me quedaba tan atrás.

——¿Por qué? ¡¿Por qué, Yeonjun?! ¡¿Qué te hice yo?! ¡¿Por qué yo?! ¿P-Por qué...
¡¿Por qué no pude darme cuenta antes? ¿Por qué tuviste que... que arruinar mi vida así? ¡¿Por qué?!

——Soobin, por favor basta, y-yo te amo. Nosotros podemos- ——Intenté volver a tocarlo, lo necesitaba, pero volvió a alejarme con brusquedad.

——¡PUES YO NO! ¡YO TE ODIO! ¡TE ODIO! ¡VETE, QUIERO TE VAYAS! ¡VETE A TU ESTÚPIDO LIMBO DE MUERTOS!
¡NO TE QUIERO AQUÍ! ¡¡¡NO QUIERO VOLVERTE A VER DE NUEVO EN MI PUTA VIDA!!!

No quería hacerlo, porque sabía que si lo hacía, esta vez sí cumpliría su petición.

——¡¡QUE TE LARGUES!! ——Me arrojó su zapatilla con todo el odio posible ——¡¡LÁRGATE MALDITA SEA!! ¡VETE Y NUNCA VUELVAS, DÉJAME SOLO! ¡¡¡QUE TE VAYAS!!!

——Lo siento, en serio, Soobin, yo jamás quise lastimarte así, yo-

——S-Solo desaparece de mi vida, por favor. Vete... ——me rogó por último ya sin voz.

Y porque te amo hice lo correcto.

——Te amo, Soobin ——Fue lo último que dije antes de desaparecer.

Cuando salí de su cabeza, también lo vi llorar en la vida real, hecho una bolita en la cama.

Con mi mano toqué su mejilla húmeda, acaricié por encima una última vez como me hubiera gustado hacerlo en la vida real, antes de salir por la ventana.

Antes de que todo terminara.

































Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top