05
Yeonjun en este fic:
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——Soobin.
No lo mires.
——Soobin ——insistió, su índice estaba presionando sobre mi hombro.
Mira el cuaderno, Soobin, está bonito.
——Oye... ——se quejó con un tono infantil. Incluso sin verlo ya podía imaginarme el puchero en sus labios ——¿Podrías dejar de ignorarme como si fuera un estúpido mosquito? Es molesto.
Más molesto era que pretendiera que le mirara a la cara como siempre después de lo de ayer.
Ni siquiera yo sé de dónde salió ese Soobin.
Me desconocí.
Fue...
Incluso al pensarlo me ponía nervioso y rojito. ¿Qué me habías hecho hacer?
Ya fue lo suficientemente incómodo tener que almorzar con él, solos en la misma mesa después del "besito" de ayer.
Cuando tuve que alejarme del cuerpo inexplicablemente magnético de Yeonjun, sufrí la crisis de identidad más grande de la historia.
De verdad fue como si no hubiera tenido control absoluto sobre mi cuerpo. Aterrador.
Balbuceé nervioso en la mesa, no era capaz de responder claramente si me preguntaba algo, y era ya de por sí demasiado irritante que él hablara y bromeara conmigo como si no hubiéramos roto esa barrera, la más importante; la que no debíamos.
Incluso después de ver el desastre que había hecho de mí, aún estando en el agua, el idiota me sonrió tan bonito como fuera posible.
Tensaba las cuerdas correctas en mí para hacerme caer en la tentación, disfrutarlo y hacerme querer buscar más del deleite pecaminoso.
Mi convicción flaqueó, mi autonomía también. "¿Qué debía hacer con Yeonjun y con la forma en la que este me hacía actuar y sentir?" me preguntaba en ese entonces.
No sé si no pudo ver mis esfuerzos por evitarlo, o si se hizo el ciego prefiriendo arruinarme más por puro placer, presionándome a pesar de mi obvia incomodidad. No lo sé, aunque lo sospechaba ligeramente.
Bueno, aunque más que incomodidad fue desconcierto y miedo, y creo que la intensidad de lo que había pasado el día anterior, se lo decía a Yeonjun.
Que yo estaba asustado.
Porque se lo había dicho, le había dicho la verdad: yo jamás me había enamorado.
Jamás había sentido tantas cosas por alguien, jamás me había sentido tan poco dueño de mi propio cuerpo, jamás había experimentado cosquillitas, maripositas o las mierdas que describen en los libros.
No hasta él.
——Soobin, vamos... Porfi.
Porfi.
Incluso cuando quería enojarme con él, no podía. Yeonjun no me daba las razones suficientes, ni siquiera una, mejor dicho.
Era tan adorable y a su vez sensual, que no sabía si forzarme a enojarme o si simplemente disfrutar de la estrepitosa caída.
——Estoy haciendo la tarea, Yeon. Espera.
Obviamente era una excusa, o sea no. Pero en realidad no estaba haciendo la tarea. Simplemente estaba tan decidido a no mirarlo, que me vi capaz de prenderle fuego a las hojas de mi cuaderno por la intensidad con las que las veía.
——Has estado en la misma página los últimos tres minutos que he estado insistiendo para que hables conmigo, idiota ——Se quedó mirando la página antes de volver a hablar ——. Además que la tarea era del otro libro.
Pequeño astuto. A veces lo odiaba.
Dejé de ver el cuaderno y ahora la pared parecía ser lo más interesante del mundo.
¿Cuándo llegaría la profesora? Juraba que ella debía haber estado en el salón hace veinte minutos.
——Necesito decirte algo, Soobin. ——Esta vez su tono fue demandante. Casi no lo había escuchado hablar así.
Su modo serio era intrigante y quizás... me gustaba un poquito.
El cachorrito se volvía un zorro salvaje, y ver esa metamorfosis, era realmente deleitoso.
——¿Sobre qué? ——Me hice el desentendido, cerrando el libro.
——Algo importante. ¿Puedes- podemos vernos?
Míralo, míralo. Nada te va a pasar, no te vas morir si lo ves a los ojos. Más bien será peor si no lo haces. Porque no pasa nada.
——¿Desde cuándo me pides permiso para esas cosas? ——Le sostuve la mirada.
——Desde que me aburrí de-
En ese momento, Yeonjun fue interrumpido por el consejero escolar. El hombre carraspeó, cortando la conversación de todos lo demás alumnos que esperábamos a la profesora Jang.
Cuando este anunció que tendríamos las primeras dos horas libres debido a un percance con Jang, en vez de celebrar como todos mis demás compañeros, me sentí presionado y no estaba muy contento.
Porque eso significaba una cosa: Yeonjun.
Y yo no estaba listo para Choi Yeonjun.
¿Por qué justo ahora maldito universo?
Era como si todo hubiese sido fríamente planeado y calculado.
Apenas terminó de hablar el consejero, me levanté, tomé mis cosas y escapé trastabillando lo más rápido que pude sin ser tan obvio.
No corrí, pero incluso apresurando el paso, sentí a Yeonjun tomarme de la muñeca, deteniéndome en medio del pasillo y también obligándome a verlo.
——Soobin.
Ya no podía más. Déjame ir.
¿Por qué?
¿Por qué tenía que verse tan bonito, tan idóneo con esos jeans oscuros y esa camiseta delgada de mangas largas negras?
¿Por qué sus cabellos negros rulosos tenían que adornar tan bellamente su rostro sacado de revista?
¿Por qué sus ojos tenían que brillar como si la galaxia estuviera concentrada en ellos?
¿Por qué, Yeonjun? Dímelo.
¿Por qué mi corazón tenía que latir tan rápido? ¿Por qué tenía que sentirme tan absurdamente feliz al verlo sonreír?
Dios, la asimilación de mis sentimientos fue tan intensa, que tan solo quise llorar como un bebé cuando sus ojos brillosos se encontraron con los míos.
¿En qué momento?
¿En qué momento dejé de odiarlo?
¿En qué momento dejé de ver a Yeonjun como el niño malcriado e insoportable que era?
¿En qué momento me acostumbré a tenerlo cerca, conmigo?
¿En qué jodido momento empecé a desearlo más cerca en vez de mantenerlo lejos?
¿En qué momento decidí que su sonrisa podría ser la única cura para todos los males existentes?
¿En qué momento decidí que su risa era mi sonido favorito en el mundo?
¿En qué maldito jodido desgraciado momento me enamoré?
Si esto era el amor, menuda mierda intensa sobrevalorada. Era todo lo que no quería sentir.
Pero tristemente, tú no lo eliges, el amor te elige a ti.
Y lo supe cuando Yeonjun me besó por primera vez en la piscina, liberando todos los sentimientos que me estaban costando una vida suprimir. Lo supe cuando yo le correspondí, convencido de que sus labios sobre los míos podría ser la mejor sensación del mundo. Lo supe también cuando su mano encerró la mía en pleno pasillo, buscándome, mirándome y diciéndome tantas cosas sin la necesidad de palabras.
Quise llorar con más ganas cuando vi a su carita confundida mirarme con temor.
¿Qué estaría expresando mi mejor cara de: "por favor no llores"?
Ojalá hubiera tenido un espejo.
Tal vez me veía molesto o realmente irritado, porque Yeonjun se veía casi nervioso, y eso era extraño en él.
Lo vi tragar saliva con dificultad, y dubitativo, me soltó la mano.
Aún me cosquilleaba donde habían estado sus dedos.
——L-Lo siento. No quise enojarte ni presionarte. N-No... No tienes que escucharme si no quieres ——dijo cabizbajo.
No estoy molesto, no es tu culpa. Es mía.
Verlo dócil y sensible era como tener la suerte de poder pedirle un deseo a una estrella fugaz. Improbable, pero igual de hermoso.
Exhalé y me preparé mentalmente para mí muerte.
——No estoy enojado, Junnie ——Ese apodo que había usado contadas veces, siempre lo hacía sonreír en demasía. Esta vez no fue la excepción. Sentí una felicidad indescriptible al ver como su rostro se iluminaba de nuevo con chispa ——. Solo... ——No podía decirlo, de verdad que no. Por ello, resoplé callándomelo todo ——Está bien, hablemos.
Yeonjun me sonrió ladino antes de decirme mediante un gesto de cabeza que lo siguiera.
La universidad parecía estar vacía. Todos estaban en sus clases, y los suertudos de la nuestra, se fueron del establecimiento apenas pudieron.
Fue en la cancha de fútbol que caminamos hasta sentarnos cerca del medio.
——Necesito decirlo ——dijo de pronto, su tono sombrío.
Giré mi cabeza hacia él y vi que no estaba mirándome a mí, sino al frente.
——¿Decir qué?
——Que me gustas mucho.
Parpadeé repetidas veces convenciéndome de que había oído mal.
Si mi cuerpo ya estaba rígido antes, ahora una jodida roca era blandita en comparación.
Dejé de respirar y mi corazón explotó dentro de mi pecho.
¿Cómo?
¿Cómo podía decir algo así tan desvergonzadamente mientras sus mejillas estaban coloreadas de un tenue rosa?
Junnie jamás tuvo pelos en la lengua.
Él ni siquiera estaba mirándome cuando confesó eso.
La sensación de querer llorar volvió a mí. Extraño, considerando que no me sentía triste en lo absoluto.
Brevemente, recordé el incidente de la piscina, pero no la parte del beso, sino la parte en la que todo había sido tan solo una actuación para salirse con la suya.
¿Y si esta vez también era una mentira? ¿Y si estaba fingiendo? ¿Y qué si ese rubor en sus mejillas, más su aparente timidez e inesperada cobardía era obra de sus excelentes dotes como actor?
Jamás perdonaría a mi estúpido corazón emocionado por eso, mucho menos a él por causarlo.
Pero tenía que esperármelo, era Yeonjun después de todo.
——¿E-Es broma? ——salió apenas de mis labios como un suspiro inestable. Todavía no podía creer lo que había escuchado, aún así fuese una broma.
Me preguntaba si me veía igual de colorado que Yeonjun considerando que tenía al mismísimo sol en mis mejillas.
Quiero decir, nos habíamos besado, sí. Pero hoy en día un beso no significa nada.
Era la sentencia de muerte de mi ilusión, o la dosis de oxitocina más placentera de mi vida.
Mírame a los ojos para saberlo, por favor.
——Me gustas ——repitió más convencido esta vez, viéndome. Rojito a más no poder——. Y sé que puede que no sea así para ti. Te veías tan molesto conmigo después de lo de ayer que tenía miedo de haber interpretado mal las cosas. Pero honestamente, sabes que jamás me guardo las cosas y que soy pésimo para suavizarlas al decirlas, y ya sé que estoy hablando estupideces. ¡No! Quiero decir, no son estupideces, pero creo que entiendes a lo que me refiero, ¿verdad? Bueno, incluso si no, solamente quiero que sepas que me gustas, me gustas mucho, tanto que me da miedo. Y la verdad no quería que pasara, pero fue inevitable aunque yo te haya molestado al inicio para que así fuera, pero te lo juro que no sé cómo pasó. Bueno, lo siento, creo que tu reacción dejó en claro tus sentimientos. Lamento mucho-
Tan adorable.
Sonreí como no lo había hecho en años, mis mejillas sonrojadas entumecidas por la inexplicable y desmesurada felicidad que me llenó por completo cada vez que una nueva palabra nerviosa salía de sus bonitos labios.
No podía negarlo: Estaba enamorado de Yeonjun, tan malditamente enamorado.
Dejé de escucharlo por un momento.
¿Que si me valió lo que tenía que decirme y lo interrumpí tomándolo de las mejillas y plantándole un beso?
Lo hice, sí.
Silencié sus declaraciones nerviosas con mis labios, sellando los suyos.
Había una burbuja de felicidad en mi pecho, amenazando con hacerme flotar. No sé cómo más describirlo.
Lo besé con mi sonrisa impregnada, y antes de cerrar los ojos perdiéndome en el dulce sabor de sus labios acolchados, pude ver como este abría los ojos, probablemente impactado.
Fueron segundos hasta que sus manos se enroscaron en mi cuello, alargando la sensación de irrealidad. Yeonjun correspondió el beso, y al igual que el día anterior, este tomó intensidad.
Siempre fui un idiota irracional cuando se trataba de él.
Yeonjun empezó a sonreír a través del beso al igual que yo, tanto así, que ya no había labios de por medio. El beso se detuvo.
Se separó de mí lentamente, abriendo sus ojos con lentitud, como si no quisiera que el momento acabara.
Sus sonrisas grandes y sinceras, definitivamente eran mi imagen favorita de ver.
Al igual que el día anterior, sus manos se quedaron en mi cuello, acariciando. Solo que Yeonjun rió esta vez, rió nerviosamente echando la cabeza hacia atrás.
Entonces me miró de nuevo, la risa cesó, pero la sonrisa jamás se fue, sus ojos destellaron justo como la llama en mi corazón.
——También me quieres, ¿verdad Soobinnie?
No pude soportar tanta ternura y besé la punta de su nariz con cariño, una risilla adorable se le escapó.
——Lo hago, mucho. Todo es tu culpa, principito engreído. ——Acaricié su cintura.
Yeonjun me sorprendió gratamente con lo siguiente.
Se me lanzó en un abrazo necesitado por el cuello, casi ahorcándome. Instintivamente, se lo devolví por la estrecha cintura.
Su aliento cálido cosquilleó en mi oreja cuando susurró bajito:
——Se mío entonces.
Mío, suyo.
Dejé un casto beso sobre la piel de su cuello antes de responder con una sonrisa, mirando esos ojos tan adictivos, que más adelante, se convertirían en mi mejor sueño y tortura:
——A sus órdenes, alteza.
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Nota:
Algo más pasa, creo que es obvio. Si no es lo suficientemente obvio, se los digo desde ahora. Todo lo resaltado es una pista.
Tengan linda semana ❤️
La sonrisa de Junnie (ayudita imagen mental) ❤
ES LA COSA MÁS PRECIOSA Y PERFECTA DE ESTE MUNDO. YA OK, ME VOY ANTES DE LLORAR. Bais :>
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