02

LEVE SMUT ∆

Desperté sobresaltado y sudando.

Una mano cálida en mi muñeca.

——¿Cariño, estás bien? ¿Fue una pesadilla? ——Era su voz. Abrí los ojos casi con desespero.

Yeonjun. Dios mío, era Yeonjun.

Me le abalancé encima en un abrazo desesperado, tumbándolo en la cama de su habitación.

Como lo había extrañado. Tanto. Tanto.

Me abrazó de vuelta y rió con suavidad.

——¿Qué sucede, mi amor? ¿Estás llorando, Binnie?

Sí, lo estaba.

——T-Tuve una horrible pesadilla. Pero se sintió tan real... ——Me apegué más a su cuerpo como fuera posible, abrazándolo con fuerza ——Soñé que tú no existías ——murmuré contra la piel de su cálido cuello.

Las caricias es mi espalda se detuvieron un momento.

——Solo fue un sueño, Binnie. Estoy aquí, mi amor ——me calmó con suavidad.

Su voz...

Realmente lo había necesitado mucho. Estaba tan arrepentido...

——Lo siento, lo siento, lo siento ——me disculpé, incapaz de soltarlo ——. Fui un desconsiderado, un idiota. Te prometo que no volverá a pasar. No me gusta Heejin, te amo a ti y solo a ti, bebé. Voy a llamarla en este momento para decirle lo mucho que te amo, ¿sí? Pero por favor no vuelvas a desaparecerte así ——le rogué.

Acunó mi rostro obligándome a mirarlo y me dejó un besito en mi nariz sonrosada, sonriéndome.

——No estoy molesto, Binnie. Está todo bien. Descuida, amor.

No lo estaba soltando y no tenía planeado hacerlo en un buen tiempo.

——Deberíamos ir la universidad ——dijo Yeonjun acariciando mi espalda ——. Tenemos examen hoy.

——A la mierda el examen. Te extrañé mucho. Quedémonos así, por favor ——Apoyé mi cabeza en su pecho.

——¿Eres Choi Soobin? ——se burló de mí con cariño.

——No estoy muy seguro ya.

Levanté un poco la cabeza para verlo a los ojos y compartimos una risa. Me volví a acomodar sobre su pecho, sintiéndome tan jodidamente pleno.

——Te amo ——le dije sonriendo y cerrando los ojos.

Yeonjun acarició mis cabellos.

——Yo más, mi vida.


Aquella semana fue incluso mejor.

El fin de semana hicimos un pequeño viaje a Busan. Hacía mucho calor por lo que nos la pasamos en el parque de agua temático, pareciendo fantasmas bañados en bloqueador. Fue divertido ver la reacción de la gente.

Durante las tardes paseábamos por el pueblo y comprábamos cosas lindas para nuestras casas. Yeonjun me sorprendía cuando me distraía mirando escaparates de tiendas, entregándome rosas que vendedores ambulantes de por ahí vendían. Sino, salíamos a comer helado o comida callejera. Siempre haciendo cosas nuevas.

Fue uno de los mejores viajes que hice a pesar de que fue tan solo por tres días. Pero cómo valió la pena.

Gracias a ese íntimo viaje, volviendo a Seúl se sintió como si esas semanas que estuvimos alejados, no hubieran ocurrido.

Estábamos en su cocina ese día. Lo miraba intentar cocinar con un mandil negro que le compré en Busan porque de pronto me dijo que quería aprender a cocinar. Entretenido, yo estaba sentado en la mesa de la cocina peleando el plátano que iba a comer.

——Te ves realmente lindo intentando hacer esto ——comenté. Su ceño se fruncía cada tres segundos cuando veía la receta en su celular ——. ¿Por qué no solo vamos a un restaurante o pedimos comida? ——sugerí riendo.

Yeonjun se giró a verme con ojos entrecerrados.

——Ya te vi, Choi Soobin, estás conmigo por mi dinero. Quieres que te lleve a restaurantes caros y lujosos, ¿verdad? ——bromeó haciéndose el ofendido.

——Tonto ——reí y negué con la cabeza ——. Estoy contigo por tu personalidad tan encantadora. Para nada me interesan los tantos millones de tu cuenta bancaria...

Ambos reímos. Ni siquiera a él mismo le importaban.

——Eres un aprovechado. Pero hablando en serio, ¿cocino tan mal? ——preguntó con un dramático puchero en sus labios.

Terminé de pelar la fruta y me la llevé a la boca, pero no la comí aún para poder hablar.

——El sushi que hiciste la otra vez estuvo bien. Lo digo porque estamos aquí más de dos horas y muero de hambre...

Me miró y se relamió los labios.

——¿Entonces crees que no soy tan malo?

——No tan malo ——concordé a punto de morder la fruta. Su vista ahora estaba fija en mi boca, lo que me hizo ponerme nervioso. Esa mirada siempre haría a mis piernas temblar.

Iba a decir algo más, pero vi en Yeonjun una sonrisa perversa justo antes de que se acercara peligrosamente a mí.

——Pero soy muy bueno para otras cosas, ¿no? ——dijo quitándome la fruta y dejándola a un costado de la mesa.

Estaba muy cerca, robándome el aliento.

——Oye, yo iba a comer eso ——No me dejé intimidar y lo vi con molestia.

Su sonrisa ladina se ensanchó y atrapó mi cuerpo entre sus manos, cada una a un costado sobre la mesa. Estaba acorralado.

——Tienes hambre, ¿verdad? ——preguntó inclinado hacia delante, mirándome con chispa.

Ese hombre era un peligro para mi cordura.

——Sí... ——Tragué saliva ——. P-Por eso vayamos a comer algo.

——No, demora mucho ——se negó y sus manos empezaron a acariciar mis muslos, obligándome a retener la respiración.

——Entonces termina de cocinar ——intenté de nuevo. Cerré los ojos cuando sentí como sus manos subían tentativamente por mi jean, afirmando en mis caderas.

——Aún peor ——susurró grave sobre la piel de mi cuello. Mis manos viajaron hasta su cabello sin poder evitarlo.

——¿Entonces qué sugieres? ——pregunté en un jadeo cuando depositó el primer beso sobre mi piel.

——A mí ——terminó por decir, seguidamente atacando mis labios con los suyos.

Ese beso era todo lo que necesitaba, suspiré de satisfacción en su boca y me permití caer al arroyo del placer. Con sus fuertes manos abrió más mis piernas para permitirse acomodarse entre ellas mientras seguía maltratando mis labios.

Su lengua encontró la mía con un toque dulce pero pasional. Me acercó a él por mi espalda baja en un movimiento brusco. Cuando necesitamos separarnos por necesario aire, soltó mis labios jalando el inferior entre sus dientes con picardía.

Amaba cuando sus ojos me miraban así y se encendían de esa forma. Algo que solo yo podía causar.

Volvió a besarme con más ímpetu. Sus manos hábiles se deshicieron de mis prendas inferiores y las suyas en cuestión de segundos. Todo fue tan rápido que no me di cuenta de nada mientras besaba sus labios con afición. El mordía los míos y luego yo bajaba por su cuello dejando besos y traviesas succiones en su sensible piel.

El aire parecía huir de nosotros y él tan solo me volvía tan loco con el simple hecho de existir.

Me empujó más hacia el borde donde estaba él, abrí los ojos y jadeé cuando lo sentí presionando contra mí.

Siempre al principio dolía un poco, pero Yeonjun sabía cómo distraerme de ese dolor inicial. Dejó succiones desesperadas en mi cuello mientras se empujaba dentro mío con lentitud. Gemí en su oído sintiéndome drogado cuando lo sentí en mí por completo. Sin esperar mucho comenzó a moverse, arrastrándome consigo al infinito placer que siempre me podía dar. Nos movimos juntos en un solo mismo compás. No pude evitar gemir después de cada golpe, y acallando estos, Yeonjun atrapó salvajemente mis belfos. De pronto sentí que el aire no ingresaba a mis pulmones, tan solo podía boquear y aferrarme con desesperación a sus hombros, sintiendo que desfallecería en cualquier momento. Sus movimientos adquirieron más velocidad y me volví más ruidoso, por necesidad clavé mis uñas en sus hombros con la poca fuerza que me quedaba, y entonces lo sentí, después de muchas estocadas llegamos al clímax juntos.

Yeonjun me devolvió completamente a la mesa y se dejó caer encima de mí. Sentía su agitada respiración contra mi rojiza piel al mismo tiempo que sentía como mis piernas temblaban por la sobrecarga de dulces y embriagantes sensaciones. Todavía no podía sentir el oxígeno ingresar correctamente. Yeonjun no estaba mejor.

Pasaron un par de minutos así, los dos juntos, en silencio, entre caricias colmadas de amor que contrastaban la rudeza de lo que habíamos hecho antes. Me hubiera gustado que duraramos así más tiempo, pero fue el olor a quemado lo que me hizo hablar.

——Huele a quemado ——comenté todavía un poco agitado, con Yeonjun encima mío.

Él rio airoso, y ya un poco más estable, se levantó un poco para picotear mis labios, después dejándome un largo beso en la frente que me hizo cerrar los ojos, feliz.

——Supongo que la cocina no es lo mío después de todo ——Se levantó y empezó a vestirse.

También más tranquilo después del golpe post orgásmico, me senté de nuevo balanceando un poco los pies. Yeonjun apagó la cocina y volvió a mí con una sonrisa hermosa.

——Sabía que no te duraría ——me burlé ——. Al igual que pintar y la fotografía. Pobre mi regalo.

——Lo voy a seguir usando solo porque me veo sexy, ¿o no?——Me guiñó.

Le volteé los ojos y él se acercó más, dejándome un beso en los labios. Lento.

——También tengo hambre ——dijo después separándose ——. ¿Pedimos pizza y criticamos películas románticas adolescentes poco realistas y baratas? ——sugirió sonriente acariciando mi cintura por debajo de mi camiseta blanca.

Lo amaba tanto.

——Eres imposible ——reí acariciando ahora su cuello.

——Perfecto.

Me cargó sobre su hombro como si fuera un saco de papas.

——¡Oye, espera espera! ——reí por el sobresalto ——¡Mi ropa, idiota!

——Igual no es como que la vayas a necesitar arriba.

——¡Bájame, idiota!

Yo era feliz.


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