Capítulo 9

―¡Están locos!

Pluem y Nanon se sobresaltaron cuando New gritó, enojado, mientras Tay se encogía en su asiento tratando de hacerse pequeñito y desaparecer. Chimon, por otro lado, miró a Off cuando éste se lanzó al suelo, como si quisiera ocultarse de la ira del beta de pie frente a ellos.

―Papá... ―balbuceó Nanon.

―¡¿Creen que iba a dejarlos ir así como así?! ―le interrumpió New, colorado por la rabia―. ¡Se los prohíbo, no van a acompañar a Chimon a China!

―Pero tío Off ya compró los pasajes... ―dijo débilmente Pluem.

―¡Me importa una mierda! ―escupió New―. ¡No tienen nada qué hacer allí! ¡Y menos...! ―New tomó aire, tratando de calmarse― ¿Saben lo que ocurrió la última vez que nos metimos en medio de todo este embrollo?

Hubo un silencio tenso en el comedor.

―Papá New tiene razón ―apoyó Tay con cuidado―. Si la madre de Off o Mook se entera de que están involucrados, no va a tardar en meterse en nuestra familia otra vez.

―¡No pueden hacer eso! ―gritó Pluem―. ¡No vamos a dejar a Chimon solo!

―Sus padres están en lo cierto ―secundó Off poniéndose de pie―. Voy a devolver los pasajes, así que–

―¡No! ¡Iremos con Chimon! ―estalló Nanon enojado.

―¡No nos grites, Nanon! ―gruñó New.

―¡No es justo! ―gritó Pluem.

―¡A callar! ―levantó la voz Tay.

―¡Chimon es también mi alfa! ―soltó Pluem.

New palideció mientras Tay se atoraba con su saliva en tanto Off parpadeaba por el aturdimiento. Avergonzado, Chimon bajó la vista.

―¿Qué? ―balbuceó New―. Oh, dios, ¿estás bromeando, Pluemie? ―el beta dio un paso, tomando por el hombro a Pluem, pero el omega se echó hacia atrás con una expresión enojada. New, al ver que no iba a conseguir nada con su hijo, se giró hacia Nanon―. ¿De qué está hablando? ¡¿Vas a dejar que Chimon lo marque?! ¡Saben lo peligroso que es eso!

―¡Puedo tomar mis propias decisiones, papá! ―gritó Pluem enfurecido―. ¡Nanon puede ser mi alfa, pero si quieres saber sobre mí, sólo debes preguntármelo!

―¿Por qué mejor no nos calmamos? ―balbuceó Chimon en voz baja.

―Papá, lo estás malinterpretando, es que... ―Nanon habló con tono nervioso― es que los dos queremos a Pluemie y Pluemie nos quiere a los dos y yo también quiero a Chimon y Pluem y Chimon nos quiere también ¿bueno?

El beta parecía a punto de desmayarse por las palabras que le estaba diciendo Nanon y Tay estimó conveniente ponerse de pie para sostenerlo.

―Oh mierda... ―murmuró New― y yo creía que la relación de Off y Gun era complicada...

―¿Disculpa? ―farfulló Off.

New se sentó en el sofá mientras Tay le imitaba, sosteniendo su mano para tratar de calmarlo un poco, notando que estaba realmente afectado por la situación y nadie dijo nada por varios minutos, esperando a que el matrimonio se calmara lo suficiente.

―¿Lo han hablado? ―preguntó entonces New en tono duro―. ¿Han hablado sobre cómo lo harán? ―una pequeña pausa―. ¿Son conscientes de que si Pluem quedara embarazado, sus instintos alfas se alteraran si no saben quién es el padre?

Pluem parpadeó, abrazándose, mientras Nanon bajaba la vista y Chimon mordía su labio inferior, afectados por las palabras que estaba diciendo el beta.

New levantó la vista.

―Ya son grandes ―declaró mirando a sus dos hijos― así que supongo que ambos sabrán lo que están haciendo ―se giró hacia Off―. Si no los cuidas, Off, prometo cortarte las bolas y obligarte a comerlas ¿está bien?

Off se atragantó con su saliva, pero asintió lo más rápido que pudo.

New apretó su mandíbula.

―Espero que cenen con nosotros esta noche ―dijo Tay con tono firme hacia sus hijos― ¿a qué hora partirán mañana?

―A las diez de la mañana ―contestó Chimon.

―Bien ―Tay suspiró, poniéndose de pie y dirigiéndolos hacia la puerta de salida―. Espero que seas consciente de tu decisión, Chimon.

Chimon no sabía cómo decirle que no estaba seguro ni siquiera de ese viaje.

Asintió, fingiendo una confianza que no sentía, y arregló la corbata de su traje mientras salía detrás de su papá hacia el auto, subiéndose al asiento del copiloto.

Jugueteó con sus manos en tanto su papá se ponía a conducir camino a la casa de sus abuelos para esa jodida última fiesta donde de seguro se aprovecharían para comprometerlo con Puimek y miró de reojo a Off, que lucía tranquilo a pesar de todo.

No lo soportó por mucho tiempo.

―¿No dirás nada? ―preguntó y no pudo evitar el tono acusador―. ¿Sobre mi relación con Nanon y Pluem?

Su papá le observó por el rabillo del ojo, sin cambiar su expresión a pesar de que Chimon luciera algo alterado.

―¿Quieres que te dé un consejo acaso? ―dijo Off―. Creo que ya estás bastante consciente de tus decisiones Chimon y sobre todo, de lo que quieres para ti ―hizo una pequeña pausa pero Chimon no dijo nada porque sabía que su papá no había acabado de hablar―. ¿Deseas realmente estar en una relación con otras dos personas?

Chimon humedeció sus labios, inseguro, pensando en el rostro sonrojado de Pluem, en su toque descarado y juguetón, sus labios envueltos en su miembro mientras le miraba inocentemente. Pensó en la boca de Nanon sobre la suya en ese beso tan demandante, tan duro, tan exigente y cómo su interior se removió ante el pensamiento de que el alfa lo dominara: una parte suya se negaba a aquello, pero tenía que admitir que también lo deseaba.

Pero...

Pero ¿era suficiente como para una relación?

―No lo sé ―admitió.

Off asintió, comprensivo.

―No soy nadie para juzgarte, Chimmie ―prosiguió su papá estacionándose fuera de la casa― así que sea cual sea la decisión que tomes, voy a apoyarte ―miró la fachada del hogar para luego hacer una mueca―. Ahora, acabemos con toda esta mierda.

Chimon asintió, saliendo del auto y le envío un breve mensaje a Sammy deseándole las buenas noches. Off y él habían acordado no llevarla a esa fiesta de mierda, sabiendo que era lo mejor para que Mook o su abuela la usaran y la pasara mal. Ambos la iban a proteger, así que la dejaron en el hotel con la promesa de volver temprano, y al día siguiente, si todo salía como lo habían planeado, se quedaría con Tay y New hasta que volvieran.

Volvió a arreglar su corbata, siguiendo a su padre hasta la puerta y un mayordomo abrió. Caminaron en silencio hacia el salón donde ya estaba lleno de gente, contemplando como la expresión de Mook cambiaba de los nervios al alivio al verlos allí.

Dararat apareció con una mirada de piedra.

―Espero que hayan recapacitado en sus decisiones ―dijo con tono duro―. Ahora, Off, ve con tu esposa. Chimon, acompáñame.

Chimon miró a Off, viendo como apretaba su mandíbula por la rabia, pero sin decir nada, su papá caminó hacia Mook que fingió una sonrisa de cariño, saludando a las personas con las que hablaba.

Un escalofrío recorrió su espina dorsal cuando una mano se apoyó en su hombro.

―¿Has decidido hacer lo correcto? ―le preguntó su abuela.

Chimon la observó.

―Sí ―dijo con seriedad.

Su abuela sonrió.

―Vamos.

La siguió por entre la multitud en silencio, deteniéndose frente a Puimek que estaba entre sus padres. Saludó a los mayores educadamente —su garganta apretada— y besó la mejilla de Puimek, notando sus ojos asustados. Detrás de ella, por supuesto, estaba Mild, seria y alerta.

Humedeció sus labios.

―Chimon le propondrá matrimonio esta noche ―dijo Dararat .

Chimon soltó un gruñido, llamando la atención de su abuela.

―No me casaré con Puimek ―le dijo con dureza―. Lo siento, abuela, pero no lo haré.

Los padres de Puimek lo miraron con incredulidad mientras su abuela entrecerraba sus ojos, furiosa. Pudo notar a su amiga un poco más asustada, pero cuando la miró, pudo ver en su rostro que le iba a apoyar de ser necesario.

―Chimon tiene razón ―dijo Puimek― yo tampoco quiero casarme con él. Lo quiero como un hermano, pero no más que eso.

La madre de Puimek, una alfa hermosa, la miró despectivamente.

―¿Tú crees, Puimek, que todo esto se trata de amor? ―dijo en voz baja y enojada―. ¿Tú crees que yo me casé con tu padre porque lo amo? Todo esto es por negocios.

―Sora tiene razón ―apoyó Dararat con tono duro―. ¿Realmente creen que nos interesa si se llegan a amar? Tus padres también se casaron por negocios, Chimon.

Chimon sonrió con los labios apretados, sin mostrar sus dientes.

―¿Mis padres, abuelita? ―preguntó dulcemente.

Pudo notar que ella interpretó el mensaje que le quiso dar con sus palabras.

La mujer mayor soltó un bufido despectivo.

―Vamos a conversar de esto a otro lado mientras ustedes hablan para que recapaciten ―espetó ella tratando de ocultar la rabia en su voz, girándose y siendo seguida por los padres de Puimek.

Una vez quedaron solos, Chimon se volteó hacia Puimek.

―Pensé que tus padres serían más comprensivos ―comentó con pesadez.

Puimek suspiró, tomando una copa de champagne que un camarero le ofreció.

―Tal vez mi padre sí, pero mamá insiste en esto ―contestó Puimek derrotada―. He tratado de decirles de miles de formas que no lo quiero...

Chimon asintió, agarrando también una copa, y tomó un sorbo. Lo alejó con una mueca de asco, recordando porque el alcohol no le gustaba tanto, pero necesitaba despejarse con algo para no estallar.

―No nos casaremos ―insistió Chimon― no pueden obligarnos a decir el en el altar ―Chimon miró hacia atrás, donde Mild le observaba―. Bueno, y siempre Mild puede raptarte y huir contigo.

La alfa sonrió, divertida, mientras Puimek se reía por sus palabras.

Al otro lado del salón, Off iba a golpear a alguien definitivamente. Tal vez Mook, que sonreía complacida al tenerlo allí, fingiendo que seguían casados cuando los papeles de divorcio ya estaban en trámite. Frente a ellos, un alfa les hablaba sobre negocios y un montón de mierda que no le interesaba.

Observó por el rabillo del ojo a Chimon, que estaba conversando con Puimek en una esquina del salón, sólo los dos y pensó que debían estar poniéndose de acuerdo para cortar con todo ese lío que su madre había creado.

No pudo evitar pensarlo, pero se dijo que Chimon había madurado demasiado en esas últimas semanas luego de enterarse de la verdad: antes, obedecía en todo a Mook y a su abuela, queriendo complacerlas para ganarse su aprobación y sin discutir en nada. La personalidad completa de un omega en un alfa, siendo callado, silencioso y manteniendo a raya sus emociones. Y, a pesar de ser su hijo, no podía ver nada de Gun en Chimon hasta entonces, porque ese niñito malcriado, exigente y salvaje desapareció cuando Gun se marchó.

Pero ahora, al verlo por primera vez haciendo algo que deseaba y luchando por ello, pudo notar que Chimon era la viva imagen de Gun a pesar de que el omega hubiera sido durante tanto tiempo tímido y complaciente, pero entendía que Gun lo había hecho para sobrevivir. E irse, a pesar de haberle causado un gran dolor, a pesar de que significó abandonar a Chimon, era lo que Gun necesitaba hacer para poder resurgir.

―Off, ¿en qué piensas?

Se volteó, mirando el fingido dulce rostro de Mook, e hizo una mueca notando que se habían quedado a solas.

―¿Realmente te interesa? ―preguntó tranquilamente. Mook asintió, sonriendo―. Pensaba en la expresión de Gunnie cuando le hacía el amor en la cama.

Mook estuvo a punto de dejar caer su copa con alcohol.

Observó cómo trataba de controlar la expresión llena de ira en su rostro.

Sonrió con diversión, complacido de verla rabiar.

―Eres un imbécil ―espetó ella―. ¿Catorce años y sigues pensando en eso? Eres patético, Off Adulkittiporn.

No se inmutó ante sus palabras, indiferente.

―Me parece más patético que sigas insistiendo en toda esta mentira ―le dijo con calma, girándose hacia la mesa para agarrar su copa de champagne―. ¿No lo crees, Mook? Catorce años insistiendo en un matrimonio que es más falso que tu inocencia ―la miró con burla―. Más de catorce años queriendo que te marque pero ni siquiera obteniendo un beso mío, ¿no es eso lo patético? Una omega de treinta y nueve años, casada, con hijos, pero sin una marca, qué patético.

La mujer parecía estar conteniéndose para no tirarle el líquido de su copa.

―Si sólo te dieras cuenta de que yo–

―No, Mook ―le interrumpió ahora duramente―. Nunca te voy a amar. Nunca te voy a siquiera querer. Para mí, tú no eres más que una mosca molesta que no puedo aplastar, nada más ¿entendido? Y si no hubiera sido por Chimon, por Sammy, te habría matado hace años aunque eso vaya contra mis principios.

Mook no dijo nada, apretando sus labios, y Off soltó un bufido, volteándose para buscar a Chimon. Sus ojos escanearon el cuarto, lleno de gente, pero ya no estaba en la misma esquina de antes. Puimek tampoco estaba.

Arrugó el ceño, pensativo, llevando la copa a sus labios y volvió su vista a Mook.

La mujer le observaba en silencio.

Un rápido pensamiento cruzó su mente.

Sonrió una vez más, bajando la copa con burbujeante alcohol, notando los nerviosos ojos de Mook en él.

―¿Realmente, Mook? ―preguntó en voz baja―. ¿Realmente pusiste algo en mi copa?

El rostro de Mook palideció.

Off dejó la copa sobre la mesa.

―No sé de qué estás hablando ―balbuceó la omega.

Ladeó la cabeza, tranquilo.

―¿Qué es? ¿Algo para dejarme aturdido? No, espera, ya sé ―soltó una risa seca―. Algo para ponerme caliente, para que mi alfa se active, ¿no es así? Y tú vas a estar allí, perfecta para que te folle, para que te marque y me quede contigo, ¿eh?

―Dios, Off, eso es...

―¿Enfermo? ―se acercó, intimidándola―. Algo típico de ti, ¿no lo crees? ―su expresión se oscureció―. Eres una bastarda, y aun así, esa palabra queda corta para ti, pero no quiero ofender a las putas y a las perras diciendo que te pareces a ellas porque eres peor que eso ―vio como ella temblaba―. ¿Dónde está Chimon, Mook?

Ella retrocedió, asustada.

―Off...

Sin importarle si estaban en medio de esa estúpida reunión, que hubieran más personas allí, Off dio dos pasos y la tomó de la muñeca, haciendo que soltara la copa que cayó al suelo y se rompió en cientos de pedazos. Mook chilló, espantada, para luego jadear cuando la mano de Off se cerró alrededor de su cuello, tirando su rostro contra la mesa. Un espantoso ruido seco resonó en el cuarto, todo repentinamente en silencio, pero a Off le interesaba una mierda.

―Chimon, Mook. ¿Dónde está mi hijo? ―preguntó con tono suave.

Mook sollozó, un hilo de sangre escapando de su nariz.

―No... no lo sé... ―lloró espantada.

Off soltó hormonas alfas, diciéndole a todo el mundo que no se acercaran o iban a recibir un golpe. Pudo escuchar como los omegas salían del cuarto, asustados, seguidos de sus alfas.

―Es la última vez que te lo preguntaré, Mook ―insistió sin perder aquel tono―. Dónde. Está. Chimon.

―¡No lo sé! ¡No lo sé! ―balbuceó.

Off hizo una mueca, agarrando su copa de champagne, y la rompió contra la mesa, sosteniendo el fuste del objeto, para luego acercar el vidrio roto a Mook. Pudo notar su pánico, el miedo, el terror en sus ojos, en su aroma, pero Off no sintió compasión alguna.

―Te di la oportunidad, Mook ―dijo tranquilamente.

La agarró del cabello, tirando de su cabeza para atrás, exponiendo su cuello y presionó el vidrio contra su garganta.

―¡El cuarto de tu madre! ¡El cuarto de tu madre! ―chilló espantada.

Off sonrió, soltó los restos de la copa y la empujó contra el suelo, hecha un desastre.

―Gracias, Mook ―dijo calmado― espero la firma en los papeles de divorcio mañana.

Mook sollozó.

Salió del salón, furioso, adentrándose en esa horrible casa que fue su hogar durante su infancia, yendo directamente hacia el pasillo donde su madre dormía. Por supuesto, se la encontró junto a los padres de Puimek, el cuarto cerrado, y los mayores le miraron con sorpresa.

―¿Off? ―dijo Dararat sorprendida―. ¿Qué demonios haces aquí?

No se detuvo: la alcanzó, importándole poco que fuera su madre, que también fuera alfa, y la agarró del cuello, tirando de ella contra la pared.

―Se acabó. Todo esto se acabó ―le gruñó con un tono alfa fuerte―. Si te sigues metiendo en nuestras vidas, te mataré con mis propias manos así como acabo de matar a Mook.

Los ojos de Dararat se abrieron por el espanto.

―¿Tú... qué?

La hizo a un lado, gruñéndoles a los padres de Puimek y abrió el cuarto.

Por supuesto, ya se esperaba la escena.

Chimon jadeaba, semidesnudo, con el rostro colorado mientras Puimek gemía sobre la cama, inducida en su celo, sólo con la ropa interior puesta. Ignoró a la pobre muchacha, tomando a Chimon del brazo que soltó un gruñido, pero Off sólo rodó los ojos, devolviéndole la amenaza.

Chimon pareció aplacarse con la imposición de Off, bajando la vista y lo aprovechó para sacarlo del cuarto, sin importarle si estaba sin la camisa ni los zapatos.

―Nos vamos ―dijo tirando de Chimon.

―Yo... Pu-Puimek...

No le hizo caso.

Al bajar al primer piso, vio a su madre sosteniendo a una destrozada Mook, sangre en su rostro.

―¡¿Estás loco?! ―gritó Dararat enloquecida―. ¡¿Cómo se te ocurre hacer esto frente a todo el mundo?!

―Tienes razón ―concedió Off― tuve que haberla matado.

Mook soltó un gemido de espanto.

―¡Off!

Ignoró el grito de su madre, saliendo de la casa mientras Chimon le seguía a tropezones, el frío aire de la noche despejando un poco su drogada mente.

―Puimek, ella... Ella se sentía repentinamente mal y la llevé al baño porque Mild no estaba, sus papás la llamaron y de pronto...

―Calma ―le dijo sin enfado en su voz―. No es tu culpa, Chimmie.

―Pero... pero ella necesita... Puimek quería...

Lo subió al auto, cerrando la puerta mientras Chimon seguía balbuceando cosas sin sentido y segundos después se sentó a su lado pero sin encender el auto.

Suspiró, mirando a Chimon, que apretaba sus manos en su regazo.

―¿Quieres que vaya a buscar a Pluem para que te ayude con tu problema? ―preguntó apuntando a su obvia erección.

Chimon enrojeció, avergonzando, cubriendo el bulto en sus pantalones.

―No ―dijo colorado― podría... podría marcarlo...

Off asintió, suspirando y encendió el auto saliendo de ese horrible lugar, sintiéndose aliviado de que todo eso hubiera terminado. Sabía que su madre y Mook quizás seguirían insistiendo, pero ahora que había atacado a la mujer abiertamente, que hubieran querido drogarlo, que le hubieran hecho eso a Chimon, las cosas estaban ya acabadas para él.

―Vas a llegar a tomar agua y a dormir ―le dijo a Chimon mientras conducía― recuerda que mañana tenemos nuestro viaje.

Chimon asintió, todavía con las mejillas rojas y permaneció un momento en silencio.

―La odio.

Off no se volteó a mirarlo.

―Lo sé ―dijo Off.

―No creí que... Que ella fuera realmente capaz de hacer algo así ―dijo Chimon―. De hacerle eso a Puimek o a mí. Puimek ni siquiera me quiere como alfa, pero estaba en celo y Mild no estaba y... ―Chimon soltó un quejido―. Y tía y la abuela querían que la marcara, ¿no es así? ―Off asintió―. Que la marcara y la dejara embarazada, como contigo, para... para que no me fuera, para que no buscara a mamá...

―Ellas juegan así ―dijo Off haciendo una mueca―. Juegan sucio para conseguir lo que quieren. Al menos me di cuenta a tiempo ahora, porque antes tampoco las creía capaz y eso ayudó a que mi relación con Gun se acabara.

Chimon asintió, apagado, los efectos de la droga todavía presente pero ya no tan insistentes y miró a Off.

―Haremos que vuelva con nosotros ―dijo ganándose la atención de Off―. Él volverá con nosotros y le dará su merecido a tía Mook.

Off sonrió, imaginándose esa perspectiva, y asintió con diversión.

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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