Capítulo 7

―Sammy, ¿estás lista?

La chica levantó la vista de su bolso, mirando a Chimon arrodillado frente a ella, y sorbió por su nariz.

―¿A dónde iremos? ―preguntó con la voz temblando.

―A un hotel ―dijo Chimon limpiando sus lágrimas―. ¿Estás triste porque papá y mamá se van a divorciar?

La omega negó con la cabeza, tratando de calmarse gracias al toque dulce de Chimon.

―No, Chimmie, no soy tonta ―dijo en voz baja―, sé que papá no quiere a mamá y ellos... uh... Ellos son un desastre juntos ―Chimon asintió, dándole la razón en silencio―. Pero tengo miedo, ayer mamá... ella... ella estaba enojada y la abuela estaba aquí y peleaban a gritos...

Chimon la tomó de la mano, mirándola con cariño porque sabía cuánto miedo le daba a Sammy su abuela, el temor que sentía por equivocarse frente a ella y llevarse una reprimenda.

En el fondo, Chimon también le tenía mucho miedo, pero no iba a demostrárselo porque sabía que eso sería alimentar su ego.

―¿Qué estaban diciendo? ―le preguntó con voz suave.

Sammy sollozó.

―La abuela le decía a mamá que tenía que hacerse marcar por papá aunque lo forzara y tener otro bebé ―lloró la niña―, y luego habló algo sobre hacerte entender a la fuerza que nosotros somos tu familia ―Sammy hipó―. No lo entendí bien, Chimmie, ¿qué quería decir con eso? ¿Nos vas a dejar? ¿Me vas a dejar?

Chimon la miró, alarmado de que hubiera escuchado esas cosas, y la abrazó con fuerza, sintiéndola sollozar contra su cuerpo. Su pequeña, dulce y amable Sammy, que no le hizo nunca daño a nadie ni tampoco se volvió mala o petulante cuando tenía toda la atención sobre ella en los años que creían que iba a ser alfa.

Sammy no era su hermana, pero así como Off tampoco era su papá, a Chimon no le importaba.

―Claro que no te dejaré ―le dijo con voz seria― ¿cómo puedes creer eso de mí? Eres mi bonita princesa. Sólo voy a dejarte cuando llegue un alfa decente y quiera casarse contigo, que espero que sea nunca.

Sammy soltó una risa baja, asintiendo y Chimon le dio un beso en la mejilla para luego ponerse de pie, tirando de ella a su lado para bajar juntos la escalera. Off ya los esperaba abajo, llevando también un bolso mientras Mook le suplicaba que se quedara, que no se marchara, pero su papá parecía decidido a ignorarla.

―¿Sammy? ¿Chimon? ―Mook los miró con lágrimas en los ojos―. No le hagan caso a su papá, quédense aquí, ¡somos una familia!

―Lo mejor es esto, mamá ―dijo Chimon con voz vacilante.

―Y vendremos a verte ―añadió Sammy asustada.

―¿Tú también, Sammy? ―Mook dio un paso, pero Chimon tiró de su hermana menor detrás―. ¡Soy tu madre! ¡La madre de ambos! ¡No pueden...!

Off se movió, separando a Sammy de Chimon y tiró de la niña contra su cuerpo, caminando hacia la salida.

―Te espero fuera, Chimmie ―le dijo sin voltearse, saliendo de la casa con rapidez.

Mook miró a Chimon, secando su rostro de las lágrimas, componiendo ahora una mirada de ira, y Chimon mordió su labio inferior.

―¿Realmente me harás esto? ―preguntó Mook en voz baja y furiosa―. ¿Luego de haberte criado como un hijo mío? ¿Después de haberte criado como si fueras mi bebé?

La mandíbula de Chimon se apretó.

―No tendrías que haberlo hecho si por tu culpa mamá no se hubiera ido ―espetó Chimon con rabia contenida―. Si no hubiera sido por ti, papá y mamá estarían juntos y habríamos sido felices.

―No eres más que un mocoso desagradecido ―escupió Mook― y si cruzas por esa puerta, Chimon, te lo prometo, voy a matar al imbécil de Gun y lo haré frente a tus ojos para que veas que no tuviste que irte. Haré que lo violen frente a ti y luego prometo matar–

Chimon se movió antes de que pudiera terminar de hablar, gruñendo por la furia, tomando a Mook de los hombros y empujando de ella contra la pared. El choque de la cabeza de la mujer contra la pared fue seco y Mook jadeó por el dolor, temblando al ver los ojos llenos de enojo del menor.

―No lo harás ―le gruñó sin poder controlarse, llevando una mano al rostro de Mook y apretando sus mejillas para obligarla a sostener su mirada―, te lo prometo, tía, si te atreves a tocarle un solo pelo, yo voy a descuartizarte y daré de comer tus restos a los perros, aunque estoy seguro que ni los pobres perros querrían comer una basura como tú.

Los ojos de Mook se llenaron de lágrimas pero Chimon no sintió compasión alguna, demasiado enfurecido por ver a la persona que más quería amenazada por esa mujer que lo había engañado.

―¿Lo entiendes? ―preguntó sin soltarla―. ¿Lo has entendido?

―S-sí ―sollozó Mook espantada, soltando feromonas de miedo porque nunca antes Chimon le había hablado así.

El menor la soltó, sin dejar de gruñir en voz baja, para después voltearse, saliendo de esa horrorosa casa y corriendo hacia el auto de papá tratando de no sentirse mal por haber actuado como un animal.

Off lo miró, pareciendo adivinar lo que había ocurrido allí dentro, pero no dijo nada y comenzó a conducir para alejarse pronto de ese lugar.

―Supongo que sabes el motivo por el que estás aquí ¿no, Max? ―preguntó Song Qian con tono suave aunque una mirada fría estremeció al alfa sentado frente a ella.

Max levantó la vista..

―Has roto la confianza con HaoXi, Max y no sólo con él ―sino también has traicionado todos los valores de nuestro propio grupo al haber actuado así ―la voz de Song se tornó dura―. ¿Cuál es la primera promesa que deben jurar los alfas al ingresar aquí?

El alfa tragó saliva, abochornado.

―No imponerme. No puedo usar la voz alfa con omegas ni con betas a menos que sea un caso de extrema necedad ―respondió seriamente―. Es por ello que la usé.

Gun se tensó, apretando su mandíbula, sin bajar los ojos ante la molesta mirada de Max. No!, ningún alfa lo iba a doblegar otra vez.

―¿Necedad? ¿Fue necesidad el imponerte porque HaoXi iba a discutir contigo? ―preguntó Song con desprecio―. ¿O fue tu orgullo herido porque HaoXi no iba a ceder ante ti?

Max la fulminó con los ojos.

―HaoXi es terco como todos los omegas en este lugar y no permitiré que Ming olvidé quién es su verdadera madre así como ustedes parecieron olvidarlo.

Murmullos se hicieron escuchar en la sala, pero el rostro de Song no se inmutó mientras Gun soltó un gruñido bajo.

―Acabemos con esto ―espetó Gun―. Usó su voz alfa conmigo, tienes lo que querías, Max. No pienso acercarme a Ming. Listo. Vete a la mierda.

Gun quería salir de allí, encerrarse y romper algo por toda esa situación, pero Song no pensaba lo mismo...

―Max merece un castigo también por su actuar ―dijo Song― para que aprenda a nunca más usar esa voz con un omega ―

__Arrodíllate frente a HaoXi, Max, y pídele perdón con la vista gacha.

Gun se volteó hacia Song, parpadeando, mientras Max soltaba un ruido de incredulidad por la orden de la mujer.

―Debes estar de joda ―escupió Max―. Yo no pienso...

―¿Arrodillarte ante un omega? ―completó Song con tono amable―. Porque es humillante, ¿no es así, Max? ¿Tan humillante como haberte impuesto a HaoXi y obligarlo a algo que él claramente no quería? ―Song soltó una risa carente de diversión―. ¿Por qué es humillante que tú te arrodilles ante un omega pero que un omega lo haga no lo es?

Max apretó su mandíbula, enfurecido, mientras Gun permanecía quieto en su lugar, aturdido por lo que estaba pidiendo Song.

Se estremeció cuando un viejo recuerdo llegó a su mente: Off llorando, abrazándolo por las piernas, rogando por su perdón luego de que se enterara que dejó embarazada a su hermana. Off no había dudado en arrodillarse, en llorar frente a él, en pedirle disculpas, a pesar de ser sólo un omega.

Off pudo haberse impuesto ese día, obligarlo a no abandonarlo, pero no lo había hecho. Off jamás se había impuesto a él.

Volvió a estremecerse, su omega gimiendo por el dolor.

―¿No es contradictorio, Max? ― Tú dices luchar por nosotros, dices entendernos, dices que nos respetas, pero a fin de cuentas, eres incapaz de pedirle perdón a un omega por haberte equivocado, porque en el fondo, nos sigues considerando inferiores. ― Espero que pienses sobre estas cosas, Max.

―¿Quieres que revise tu pierna, HaoXi? ―preguntó Yun en voz baja.

―Lo haré yo.

Max estaba de pie frente a él con una mirada tranquila aunque podía notar su expresión avergonzada.

Gun quiso odiarlo.

Odiar era mucho más fácil, era mucho más sencillo, que sentir todo ese manojo de sentimientos sin explicación que lo estaban sacudiendo por dentro. Una parte suya despreciaba a Max por lo que había hecho, pero otra parte quería sólo abrazarlo y llorar en su hombro por todo el dolor que sentía, pedirle que no le abandonara, que le quitara toda esa carga de los hombros.

Yun parecía indecisa, sin moverse, y Gun sintió como ese instinto maternal que sentía muerto en su interior florecía otra vez al ver el joven rostro de la omega. Yun tenía sólo veintitrés años, pero lucía de dieciocho, y ya estaba metida en toda esa lucha contra los alfas del país.

Le sonrió con dulzura.

―Luego iré a verte y podemos conversar ―le dijo como si no estuvieran metidos a kilómetros bajo tierra, ocultándose de los policías y con apenas algo qué comer.

Pero Yun parecía feliz sólo con eso, asintiendo para marcharse.

Gun extendió su pierna, levantando el pantalón, revelando el vendaje sobre su piel y espero a que Max acercara una silla para cambiar las vendas, sin embargo, para su total sorpresa...

Max se arrodilló delante de él, apoyando su pierna sobre sus rodillas.

Gun parpadeó.

―No me gusta tu papel ―dijo Max en medio del silencio― te prefiero como Gun Atthaphan, no como Zheng HaoXi.

El omega ladeó su cabeza, sin mover su cuerpo mientras las duras manos del alfa acariciaban su desnuda piel.

―No sé de qué estás hablando ―respondió Gun con tono impasible.

Max observó su herida, horrible y con puntos. De seguro le quedaría una cicatriz. Una más a su colección.

A Gun no le importaba: no iba a permitir que nadie más tocara su cuerpo.

Apretó sus dientes cuando Max limpió la herida con desinfectante.

―Te prefiero como el omega antes que al líder ―explicó Max levantando la vista―. Como mi amigo antes que–

―Tú y yo ya no somos más amigos, Max ―le interrumpió Gun con voz amable―, yo no soy amigo de alfas que se imponen.

El mayor tensó su mandíbula, vendando otra vez su pierna con una nueva gasa.

―Gun...

―¿Alguna vez te impusiste ante Tul? ―le preguntó Gun―. Pero no para salvar su vida, sino porque él estaba haciendo algo que no te gustaba o no querías que hiciera.

Max bajó la vista, abochornado.

―Sí ―admitió a regañadientes.

―¿Te explicó cómo se sentía? ¿Cómo el omega parece encogerse y volverse un niño? ¿Cómo una parte racional parece ser encerrada dentro de una caja que se va haciendo más y más pequeña? ¿Cómo tu interior se niega pero tu cuerpo actúa? ¿Cómo pierdes el control de tus acciones y ya no eres tú, sino un títere? ¿Te lo explicó?

Max no dijo cosa alguna por varios segundos.

―Lo siento ―murmuró.

Gun quiso romper a llorar.

―¿Sabes que es lo más terrible? ―dijo con la voz temblorosa, bajando su pantalón―. Que acepto tus disculpas, pero eso no significa que las cosas se arreglen.

Gun lo sabía muy bien, porque Off le había pedido perdón miles de veces y Gun ya no lo odiaba, lo había perdonado tiempo atrás, pero su relación entre ellos había sido rota y destrozada.

Y Gun le había pedido perdón a Chimon en cada carta que le envió, sin embargo, nunca hubo respuesta alguna.

Sammy estaba llorando frente a él, hipando y frotando sus ojos con un pañuelo para alejar las lágrimas mientras Chimon bajaba la vista y Off suspiraba, abrumado.

―¿No... no so-somos... her-hermanos...? ―balbuceó Sammy sin dejar de llorar.

Chimon mordió su labio inferior, tomándole la mano a la menor, que sorbió por la nariz.

―Sí lo somos ―insistió Chimon acariciando sus mejillas―, tú siempre serás mi hermanita, Sammy, no importa que no compartamos sangre. Eres mi hermanita menor, nunca dejarás de serlo.

La omega asintió, sin dejar de sollozar, para luego mirar a Off.

―¿Y tú... tú, papá? ―farfulló con la voz temblando.

El mayor la miró, confundido.

―¿Yo qué? ¿Si seguiré siendo tu padre? ―Sammy lloró con más fuerza―. ¿Qué estás diciendo, princesa? ¿Acaso quieres que no sea tu papá para que así no mate a tus futuros pretendientes?

Las lágrimas de Sammy aumentaron y no dudó en lanzarse a los brazos de Off, desconsolada, buscando protección en aquellos brazos que nunca le habían hecho daño alguno y siempre estuvieron para allí a pesar de todo.

Off le acarició el cabello a la niña, sintiendo sus hombros sacudiéndose por el llanto contra su cuerpo, y miró a Chimon con una sonrisa de lado, luciendo ahora mucho más relajado. No importaba que Sammy fuera hija de Mike, ella era su hija y lo sería siempre.

Además, estaba seguro de que Mike no estaba enterado de que tenía una hija: Mook, a pesar de haberle confesado horas atrás que Sammy era hija de ese hombre, no dijo cosa alguna sobre si él lo sabía. Por otro lado, Off averiguó que Mike contrajo matrimonio con una linda omega varios años atrás, una mujer llamada Somin y eran felices con su reciente hijo.

Una mierda. Off tenía que contenerse para no increpar a ese bastardo y matarlo por haber jodido su vida y la de Gun.

―¿Te sientes mejor ahora, princesa? ―le preguntó a Sammy cuando notó que la chica se calmó.

―S-sí ―asintió Sammy― pe-pero papá... Tengo mi-miedo de mamá...

Apretó sus labios, siendo consciente de que Mook no iba a rendirse tan fácil. Esa maldita perra astuta haría lo posible para atarlo de nuevo, y sabía que era capaz de utilizar a Sammy para ello. Debido a eso Chimon decidió contarle la verdad, pero aun así...

El móvil de Chimon sonó.

Observó el número, arrugando el ceño, y se puso de pie caminando hacia el cuarto donde dormiría, dejando a Off y Sammy en el comedor.

―¿Puimek? ―contestó con tono incrédulo.

Recordó que la última vez que la vio, semanas atrás, en esa fiesta donde su abuela lo nombró heredero, habían intercambiado números en caso de extrema emergencia: ambos no querían ese tonto compromiso que sus padres insistían en firmar, primero que todo porque Chimon no sentía algo más que amistad por Puimek y segundo pero más importante, porque Chimon sabía que Puimek estaba enamorada de una de sus guardaespaldas, Mild.

―Estoy preocupada ―dijo Puimek al otro lado de la línea en voz baja―. Tu abuela vino a ver a mis padres y están conversando sobre nuestro compromiso.

Dejó salir un ruido de incredulidad, sorprendido porque su abuela fuera tan descarada para seguir atándolo e impedir su huida.

―¿Los estás espiando? ―preguntó Chimon preocupado.

―¿Quién crees que soy? ―se burló Puimek―. Quieren anunciarlo en unos días ¿puedes creerlo? Creen que voy a decirte que sí ―soltó un bufido―. No te ofendas, Chim, eres lindo y todo, pero demasiado dulce para mí.

Dejó salir una risa burlona.

―¿Dulce? Eso es porque no me has conocido en privado ―le gruñó, y escuchó su jadeo.

―Oh, dios, ¿me estás coqueteando? ―Puimek se rió―. Chico malo ―hizo una pausa pequeña―. No me quiero casar, Chimon, de verdad.

Chimon no cambió su expresión.

―No nos casaremos ―aseguró con firmeza― prometo que no lo haremos.

Pudo oír su exhalación de alivio.

―Está bien, confío en ti ―suspiró Puimek―. Nos vemos entonces, Chimon.

―Cuídate, Puimek.

Cortó la llamada, maldiciendo en su interior porque sabía que las cosas se estaban complicando con el pasar de los días, y deseó haber partido a China lo más pronto posible, pero en el fondo sabía que eso no era posible. Tenía que solucionar un montón de cosas, comenzando por Sammy, antes de ir a buscar a Gun.

La puerta del cuarto sonó y Off entró, arrugando el ceño ligeramente.

―Dime que esa llamada no tiene relación alguna con la que acabo de recibir ―murmuró fastidiado.

Chimon miró a su papá.

―¿Mi compromiso? ―aventuró apretando su mandíbula.

Off soltó un gruñido.

―La abuela acaba de llamarme y me dijo que teníamos una fiesta en cinco días, y que debíamos ir si no queríamos hacerla enojar.

El menor hizo un gesto de odio.

―Es el día antes de que viajemos ―calculó para luego mirar a Off―. ¿Cómo la soportaste tanto tiempo, papá?

Off lo miró con una mueca en su rostro.

―¿Por qué crees que me fui de casa a los dieciocho? ―bufó rodando los ojos―. No es necesario que vayamos, adelantaré el viaje o–

―No ―su papá parpadeó ante su interrupción―. Iremos y acabaremos con esto de una vez por todas. No voy a huir de tía Mook o de la abuela. Se acabó. No más juegos entre nosotros. Esto ha llegado a su fin.

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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