Capítulo 30

Gun colgó el teléfono, recostado en el respaldo de la cama y acariciando el cabello de Off, que estaba apoyado contra él, refunfuñando, con sus manos en el estómago de Gun.

Se habían instalado en esa nueva casa, grande y bonita, fuera de la ciudad, en una pequeña parcela y lejos del ruido de todo el mundo. Era perfecta para ellos, y a pesar de que Chimon y Sammy tuvieran que agarrar un bus para ir al colegio, estaba feliz porque podían construir un nuevo hogar, con nuevos recuerdos. Además, Off le había dicho que luego de la llegada del bebé podría sacar una licencia de conducir, lo que facilitaría la vida para todos.

―Chimon no vendrá a comer ―dijo frunciendo el ceño―. Ha dicho que se quedara en casa de Nanon y Pluem... otra vez.

―Desde que se arreglaron que se la ha pasado allí metido ―masculló Off―, un día de estos aparecerá con una prueba de embarazo positiva y la noticia de que seremos abuelos ―Gun sacudió la cabeza, negando―. ¿Por qué nuestro cachorro no crece más rápido? Ya quiero que salga.

El omega bufó.

―Dios, Off, no tiene ni siquiera dos meses ―regañó amorosamente.

―Pero no es justo ―siguió quejándose como un niño pequeño― Chimon tenía casi dos años cuando lo adopté.

―Ahora entiendo por qué Chimon es un idiota.

Off soltó un quejido, pellizcándole el costado a Gun y haciéndolo reír.

―Dararat me ha llamado hoy al trabajo.

Gun se tensó inmediatamente ante la mención de la madre de Off y el alfa se enderezó un poco, su expresión seria.

Gracias a los contactos que Off tenía había logrado que le contrataran en una clínica privada, así que el alfa solía llegar a casa cuando sus turnos terminaran. Por otro lado, en ese casi mes y medio desde que habían regresado, no hablaron nunca más con Mook ni con Dararat. Lograron enterarse, gracias a las noticias, que la madre de Off asumió el cargo de directora en la empresa exportadora de los Adulkittiporn, pero ambos no sabían cuánto duraría aquello.

Una vez que muriera, por derecho la empresa le pertenecía a Off, pero...

―Quiere hablar sobre el futuro de la herencia ―dijo Off con calma―, dice que debo hacerme cargo de la empresa, por el bien de nuestra familia. Que le importa una mierda mi vida amorosa, pero que necesito asumir mi deber como un Adulkittiporn.

―Deben tener otros familiares ―replicó Gun con el ceño fruncido.

―No ―suspiró Off― tenemos tíos y primos en segundo grado, pero no han sido criados con una mente empresarial. Aunque no lo quiera, yo sé dirigir esas cosas, y Chimon...

―No te atrevas a meterlo en sus asuntos ―le advirtió Gun―, Chimon está fuera de lo que esa mujer quiera. Sammy y él no tienen nada que hacer allí.

Off estrechó sus ojos, arrugando sus labios ante las palabras del omega, pero Gun no se dejó amedrentar. Los últimos años había pasado discutiendo con todo el mundo, así que la expresión de Off no le iba a intimidar.

Aquel pensamiento hizo que algo doliera porque extrañaba mucho a sus amigos. Sobre todo a Max. Dentro de tres semanas, además, se celebrarían las primeras elecciones democráticas y parlamentarias en China. Song estaba postulando a la presidencia...

―Me ha citado la siguiente semana a la casa ―dijo Off―, ¿qué opinas tú?

―Pues que si quiere, vamos ―contestó Gun―, pero sólo los dos, nadie...

―No, Gun ―le interrumpió el alfa―. Sólo yo. Ella no quiere verte. Dice que es sólo un asunto de madre e hijo. Y yo tampoco te quiero cerca de ella.

Gun se enderezó, frunciendo su ceño, sus labios haciendo una mueca que en cualquier otro momento Off encontraría tierna, pero ahora sabía que sólo significaba que iban a discutir.

Pero Off no iba a ceder con ello, de ninguna maldita forma.

―Tienes que estar bromeando, Off Adulkittiporn ―dijo el omega.

―Sí, es la mejor broma del universo, ¿no crees? ―ironizó mordazmente Off.

Gun le dio un empujón suave.

―Te acompañaré ―contestó― y esta discusión se acaba.

―Claro que no se acaba ―replicó Off―. No irás. Ahora se acaba la discusión.

―¡Off!

Off sostuvo la muñeca de Gun antes de que el omega pudiera golpearlo y apoyó su mano en el estómago del menor.

―Nuestro cachorro dice que me hagas caso ―murmuró Off.

―Nuestro cachorro dice que puedes irte al diablo ―replicó Gun, tomando aire para calmarse―. Off, no va a pasar nada malo.

―Podrías estresarte ―señaló Off― y tener un aborto espontáneo. O peor aún: esa loca podría hacerte daño ―Off se enderezó, dándole un beso corto―. Y si te hacen daño, yo no podría soportarlo, Gunnie.

Gun suspiró, entendiendo el temor de Off, pero no iba a permitir que se alejara más de él. No otra vez.

―No me harán daño ―contestó Gun contra los labios del alfa― ya no soy ese omega cobarde de antes, Off. Ya no le tengo miedo a tu madre. Ni siquiera le tengo miedo a mi hermana.

Off le sonrió con algo de orgullo ante ello, sin embargo, no parecía dispuesto a cambiar de opinión. No, ese encuentro sería sólo entre su madre y él, nadie más, Gun iba a permanecer lejos de ella porque sabía que todavía podía hacerle daño. Eso no lo iba a permitir de ninguna forma.

―Por favor, Gunnie... ―pidió con voz suave.

Gun soltó un quejido al recibir otro beso, las manos del alfa deslizándose por su cintura, poniendo su piel de gallina. Podía sentir su entrada húmeda, así que no tenía que tocarse para saber que estaba lubricando, y dejó salir otro quejido cuando sintió la nariz de Off olisqueando su cuello.

―Haré lo que quieras... ―prosiguió Off con tono seductor.

Estaba algo mareado en ese instante, soltando feromonas sexuales, Off sobre él y permitió que le quitara el pijama, acomodándose entre sus piernas, su pene duro, húmedo por el líquido pre seminal.

Los dedos de Off empezaron a hacer maravillas en su entrada, una sonrisa burlona en el rostro del alfa, así que lo golpeó en el estómago con suavidad, ganándose una risa de su parte.

―¿Puedo... um... oh... fo-follarte...? ―jadeó, sus ojos llorosos al sentir tres dedos en su ano.

Off se rió, besándolo mientras se deslizaba en su interior en unos instantes, gimiendo contra su boca.

―Ah... Voy a... a pensarlo... ―cedió Off moviendo sus caderas, follándolo con suavidad, sosteniéndolo sin dejar de besarlo.

A Gun le fascinaba eso, le encantaba que Off le hiciera tocar el cielo cada noche, sus labios sobre su piel enviando escalofríos por todo su cuerpo, su omega reaccionando ante los toques. Todo su ser parecía rendirse ante el alfa, pero no de una forma mala, sino en señal de confianza. En señal de darle el poder a Off, sabiendo que él nunca le haría daño.

Off le miraba con tanta adoración que le provocaba miles de mariposas en el estómago.

¿Cuál había sido esa palabra que aprendió?

Kilig. Kilig.

Gun sentía... sentía kilig cada vez que el alfa le tocaba, le miraba.

Cuando Off anudó en él, su marca ardiendo en su cuello, y se acurrucó a su lado, recordó otra cosa.

Se rió.

―Off, ¿conoces la leyenda del hilo rojo del destino? ―le dijo, cubierto de sudor, oliendo a sexo y semen, pero poco le importó, acostado sobre el pecho del alfa, todavía sintiéndolo en su interior.

Off parecía tener sueño, luchando por mantenerse despierto.

―Un hilo rojo que conecta las almas gemelas hasta que se encuentren ―contestó Off.

Gun lo besó.

―Hay una palabra china que se refiere a la predestinación ―prosiguió Gun―. Yuanfen. Yuan es... es el destino que nos hizo conocernos ―Off le dio otro beso―. No fue coincidencia que Pak muriera meses antes de que tú aparecieras en ese horrible patio, Off, lo estuve pensando mucho ―No fue coincidencia que me persiguieras como un idiota ni que Chimon te llamara papá.

Off gimió.

―Yuan estuvo sobre nosotros siempre ―gruñó el alfa, dejando que el omega le montara —Gun no podía dejar de besarlo, embriagado por el toque del alfa.

Fen es resolución ―prosiguió Gun, jadeando, temblando― es nosotros luchando por nuestro destino. Por nuestra relación ―le tomó la mano―. No dimos suficiente antes, Off. No luchamos demasiado ―más besos en su piel―. Pero ya no más. Ya no...

―Forjaremos Fen mejor ―concedió Off―, ahora vamos a seguir juntos, aunque el mundo no lo quiera ―mordió su labio inferior, asintiendo―. Te amo, te amo...

―Yo también te amo ―respondió Gun―, ahora, lléname de amor, cariño.

Off cumplió sin duda alguna.

Pluem se recostó contra Ohm, ambos riendo mientras veían las últimas escenas de la película en el cine y se sentía algo feliz por ello.

Pluem no conservó demasiado a sus antiguos amigos de la secundaria. La mayoría de ellos se habían casado apenas cumplieron la mayoría de edad debido a las pocas expectativas de trabajo que tenían, e incluso algunos ya tuvieron a sus primeros hijos o estaban en espera de ellos, así que había olvidado por completo la sensación de tener a un compañero con el que divertirse.

Salieron todavía entre risas, bromeando por la película de terror que acabaron de ver pero no dio ni un poco de miedo, al menos no a ellos dos.

―Era patética ―dijo Ohm, sacudiendo su cabeza―. ¿La escena donde la rubia tetona tropezó y se enterró un palo en el estómago? ¡Exagerado!

―¡Oye, fue mejor que la del nerd siendo decapitado en la bañera! ―replicó Pluem―. ¿Quién demonios se va a bañar con un ventilador?

Se sentía feliz, porque Nanon y Chimon además estaban cambiando su comportamiento con él, sin ser tan posesivos y sobreprotectores. Incluso vio a Chimon follando a Nanon, sin participar, sólo observándolos, ¡lo que le encantó mucho! Aunque tuvo que llenar el rostro de Nanon con besos cuando se quejó al día siguiente por el dolor, pero no le importaba.

Ni siquiera le ponían reparos en que saliera al cine por la noche con su nuevo amigo, sólo le pidieron que les avisara cuando fuera camino a casa.

Sacó su móvil, enviándole un mensaje a Chimon para decirle que estaría en el departamento en media hora y Chimon le contestó con un emoji de beso.

Miró a Ohm Pawat, que estaba frunciendo el ceño.

―¿Todo bien, Ohm? ―preguntó para que se relajara y envolvió su brazo con el del chico.

Ohm había sido un buen amigo, a pesar de que no se habían conocido en las mejores condiciones. El omega se preocupó mucho por él e incluso los siguientes días le estuvo preguntando cómo estaban las cosas, aconsejándole para que hablara con los alfas y solucionar todo.

Aunque, si era honesto, Ohm tampoco parecía demasiado feliz de ver que se había arreglado todo.

―No, no es nada ―contestó Ohm, sacudiendo su cabeza en una negativa.

―Vamos, puedes decirme todo, somos amigos ―contestó Pluem, tirando de él mientras empezaban a caminar.

Se sintió un poco culpable, porque sabía que Ohm tampoco tenía una vida fácil. No tenía un alfa, teniendo veinte años, y en su familia ya le estaban considerando un deshonor por ello, pero el omega le confesó a Pluem que estaba más interesado en estudiar, tener un título y conseguir trabajo antes que convertirse en esposo de un o una alfa.

Así que el omega se la pasaba discutiendo con sus padres, y Pluem quería devolverle todo el apoyo que Ohm le dio al inicio.

―Mis padres han estado hablando de comprometerme a la fuerza ―suspiró Ohm― así que probablemente huya de casa. Ya no lo soporto más.

―Oh, Ohm...

Pluem lo abrazó, tratando de transmitirle todo su apoyo con esa caricia, y permitió que el omega le abrazara también, olisqueando su cuello.

―Sabes que... ―comenzó a decir Pluem antes de ser interrumpido:

―Y la verdad es que yo... Um... ―Ohm se alejó unos centímetros, mirándole―, pensé en preguntarte si querías huir conmigo. Si querías dejar a esos alfas y estar conmigo, Pluem.

Pluem levantó su vista, sorprendido, pero antes de poder decir algo, su voz quedó ahogada en su boca.

Ohm le besó.

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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