Capítulo 22

Gun apestaba a alfa.

Cuando Max lo vio entrar al salón donde iban a discutir los últimos planes, sus mejillas coloreadas de rojo, la marca en su cuello brillando, el olor posesivo a su alrededor envolviéndolo. Sabía que había arreglado las cosas con su alfa, que estaba feliz con su hijo revoloteando a su alrededor como una polilla y que su amistad con él estaba arruinada.

CaoLu, a su lado, arrugó los labios.

—Contrólate —le dijo la mujer— estás liberando hormonas de rabia.

Max se forzó a soltar el aire que estaba conteniendo, molesto mientras se sentaba y trataba de evitar la mirada de Gun.

—Mañana vamos a acabar con todos estos meses de lucha —dijo Song en medio del silencio— con todos estos años de batalla. Si las cosas salen bien, entonces dentro de unos días daremos inicio a una nueva nación donde los omegas y betas tengan el lugar que merecen en la sociedad, y no sólo un pequeño grupo salga beneficiado.

Tendremos un montón de sentimientos encontrados cuando llegue el momento de tomar decisiones que nos van a pesar más adelante; pero ha llegado el momento de actuar.

—JunHui llegó con su grupo hace unas horas y JieQiong debería estar cerca también según mis últimos informes —dijo LuHan— contamos con un total de cincuenta mil personas que están capacitadas para manejar un arma. Tenemos que terminar esto antes de que los militares de Ang puedan reaccionar, ¿entendido?

—La voz alfa —dijo de pronto CaoLu con expresión pensativa—, ¿Cómo la vamos a enfrentar? Si un alfa nos ordena detenernos...

Max aclaró su garganta.

—Lo hablamos con LuHan, por eso un alfa irá de la mano en la dirección de las operaciones —contestó suavemente—. En caso de que un alfa se imponga, estamos autorizados para imponernos para evitar algún desastre.

—Antes de salir entregaremos una cantidad de armas y municiones —añadió Song antes de que alguien más dijera otra cosa—, estamos bien dotados en ese sentido, pero tampoco se confíen demasiado. No sabemos cuánto poseen ellos y no podemos permitirnos perder esto —suspiró—. Saldremos a las ocho de la mañana, ¿entendido?.....

—Gunnie —dijo Max en voz baja— quiero que hablemos ¿es posible hacerlo?

El omega humedeció sus labios, una negativa instintiva asentándose como primera respuesta, pero trató de controlar sus impulsos y terminó sacudiendo su cabeza en una señal positiva...

—Quería hablar hace mucho contigo —dijo Max en el pasillo— pero tu cachorro parecía estar siempre detrás de ti.

Gun soltó una risa baja ante las palabras del alfa, sabiendo que tenía razón porque Chimon estaba actuando todo sobreprotector y malcriado a su alrededor, exigiendo atención a pesar de que tuviera quince años, e incluso Off estaba empezando a tener sus nervios crispados porque el menor no le dejaba un momento a solas.

A Gun honestamente no le importaba. Había estado catorce años sin su bebé, se había perdido muchos momentos con Chimon y el chico podía actuar tan infantil y exigente como quisiera porque él no iba a reprocharle nada —bueno, tal vez sí, pero no por ahora— Antes de reprocharlo iba a abrazarlo y conocer todo de él, lo más que pudiera, mimándole y apretando sus mejillas tan rechonchas y suavecitas.

—Aprovechemos entonces que no está aquí —dijo con calma.

Max suspiró, frotando su frente y se apoyó en la pared mientras la gente a su alrededor se dispersaba, dejándoles solos...

—No pretendía decirte nunca que te quería —dijo entonces Max en medio del silencio— era algo que planeaba llevarme a la tumba porque no quería darle más importancia de la que realmente tiene. Porque sé que nunca me mirarás de esa forma.

—Eras mi mejor amigo —dijo en voz baja— mi único amigo aquí. Creí que podrías mantener los sentimientos alejados, que no le darías mayor importancia a nuestros revolcones porque, al fin y al cabo, amabas a Tul.

—Pero él no estaba —contestó Max— y eso suena peor y lo sé, pero no hay otra forma de explicarlo: él no estaba, apenas podía preocuparme de Ming, y tú apareciste como un salvavidas —observó como el alfa levantaba su barbilla—. Los dos tenemos la culpa de esto.

—¿Crees que no lo sé? —le dijo bruscamente—. Acostarme contigo fue uno de los peores errores que pude haber cometido Max, lo tengo claro desde hace mucho.

Antes de poder moverse, el alfa lo agarró del brazo y tiró de él, su cuerpo chocando con el del otro, su omega revolviéndose por el temor.

—Suéltame —ordenó con calma aunque quería alejarse del toque.

Max le dirigió una mirada herida, sin hacer caso.

—Soy tu amigo, antes no habrías reaccionado así —dijo Max en voz baja.

Gun le miró de reojo, todavía algo alterado, recordando la forma en la que reaccionaba antes, cuando apenas lo conocía, asustado de que le hiciera algo, de que quisiera algo más.

—No podemos ser más amigos, Max —contestó tratando de suavizar su voz, observando cómo la expresión del alfa cambiaba.

—¿Es por mis sentimientos? —Preguntó con amargura—. Si es así, no tienes que preocuparte, entiendo que...

—Le hacemos daño a Tul —le interrumpió sacudiendo su cabeza— lo sabes bien Max, es tu omega después de todo.

—Tul ya no me quiere —replicó Max—. Lo di todo por ti y aun así...

—Nunca te lo pedí —Gun tiró de su brazo, haciendo que lo soltara—. No pretendas hacerme sentir culpable por eso, porque yo sólo te ofrecí mi amistad, nada más. Nunca te di otras señales. Que lo hayas malinterpretado no es responsabilidad mía, Nattapol.

Max miró un instante al suelo y Gun podía notar que estaba luchando en su interior por decir algo que, de seguro, dejaría su orgullo por los suelos.

—Pensé que podrías quererme —dijo Max—, odiando a tu alfa, despreciado por Tul... Los dos estábamos rotos y pensé que podrías quererme aunque yo fuera un desastre así como yo te quise.

Gun se crispó, sintiéndose enfermizo por el tono que estaba tomando la conversación, y se alejó unos centímetros.

—Lo siento, Max —dijo Gun— pero Off ha sido el único alfa que he elegido, y jamás podría arrepentirme por ello —hizo una pequeña pausa—. Arregla las cosas con Tul ¿está bien? A Ming no le hace bien todo esto.

—Gun...

—No —insistió el omega— esto no nos llevará a ningún lado Max. Tú quieres algo que yo no soy capaz de darte.

Salió al patio donde todo el mundo estaba almorzando, conversando entre sí para sacar la tensión del aire y comenzó a buscar a Off.

Lo encontró sentado junto a Chimon, Pluem y Nanon, los menores pareciendo discutir sobre algo, por lo que no dudó en acercarse hacia su alfa. Antes de poder llamarlo, Off pareció notar su presencia y levantó su rostro, sonriéndole ampliamente al ver que salió de la reunión.

Le dio un beso en los labios, escuchando su gruñido de placer y arcadas de los chicos.

—Te extrañé —dijo Off sin vergüenza.

—Fueron un par de horas, tonto —contestó sonriéndole.

Antes de que Off pudiera decirle algo, Chimon apareció metiéndose en medio de los dos, importándole poco el quejido de su papá.

—Yo también te eché de menos —dijo Chimon con tono de pena, poniendo ojos de ciervo.

Gun sólo se rió, revolviéndole el cabello y frotando su mejilla contra el cabello de su hijo, dejando su olor en él.

—Ya me tienes aquí, bebé —respondió amorosamente.

Pudo escuchar los quejidos bajos de Off por el trato distinto que le estaba dando, pero poco le importó.

Segundos después se sentó en el suelo para comer, con Off recostándose a su lado y Chimon acomodándose en los brazos de Nanon, con Pluem acurrucado contra los dos alfas.

—Entonces... —comenzó a decir Chimon— ¿Qué pasará, mamá?

—Nada que te interese —respondió observando como la expresión de Chimon se tornaba enfurruñada—. Venga, no seas así, Chimonie. Quieres saber sólo para después lloriquearme que no vaya.

El menor soltó un bufido mientras Nanon y Pluem se reían de él, sus carcajadas aumentando al ver el puchero en su rostro.

Gun miró a Off cuando le tomó la mano, llamando su atención.

—¿Estarás en primera fila? —preguntó Off con clara preocupación en su rostro.

Le dio un apretón.

—No tan así —contestó a regañadientes—. Estaré con el segundo grupo en una misión propia, con Max y ZhouMi.

—Bien —concedió Off para después añadir con calma— porque pienso acompañarte.

Se atragantó con el arroz que estaba tragando en tanto Chimon pestañeaba, sorprendido, las risas acabando.

—¿Qué? —Balbuceó Gun—. No, Off, no puedes...

—Necesito cuidarte de alguna forma —replicó Off—. No te estoy pidiendo que dejes esto, que te enfoques sólo en mí y lo olvides todo, pero sí que me dejes estar a tu lado para poder sostenerte en caso de ser necesario —el alfa soltó un bufido, desviando la vista con algo de pena—. No podría soportar perderte otra vez, Gunnie. Si algo te llegara a pasar...

—No va a pasarme nada —contestó Gun, aunque sabía en el fondo que era una mentira porque cualquier cosa podía ocurrirle. Observó la expresión de Off, sus ojos suplicantes, y terminó suspirando—. Está bien, Off, pero no te pongas gruñón y mandón ¿está bien? O te patearé el culo.

Off comenzó a reírse al escucharlo hablar así, aunque sabía que Gun no dudaría en hacer eso si se ponía pesado.

Chimon, en cambio, fruncía el ceño y parecía estar siendo contenido por el abrazo de Nanon.

—Yo también quiero ir —dijo llamando la atención de sus padres.

—Chimon, no —contestó Pluem enderezándose.

El chico lo ignoró.

—Quiero ir con papá, acompañarte —insistió Chimon—. Para cuidarte también...

—No —respondió Gun con voz dura mientras Off entornaba los ojos—. No hay forma alguna. Te quedarás acá con Pleum y Nanon y no vamos a discutir sobre ello.

—Pero...

—Tu madre ha hablado —agregó Off, su tono helado—. Además, Pleum estará en celo pronto ¿y no querías pasarlo con él? —el mayor miró a su hijo a los ojos—. ¿Qué clase de alfa pretendes ser si piensas dejar a tu omega solo en su celo?

Chimon miró a Pluem, que le observaba con pena en sus ojos, para después enfocar su vista en el rostro serio de Nanon, su mirada oscurecida en advertencia.

Mordió su labio inferior, viendo de nuevo a sus padres: a Gun recostado al lado de Off, el alfa en estado alerta, protegiendo de forma innata a su mamá para que nada le pasara y comprendió entonces que, si bien podía comportarse exigente y malcriado con mamá, él iba a tener siempre a su papá para que le protegiera la espalda, le cuidara sin que se diera cuenta.

Y Chimon también debía hacerlo, pero no con su mamá.

Soltó un bufido, cruzándose de brazos.

—Luego de eso —dijo con tono ligero— me comprarás todos los helados que me debes, mamá.

Gun sonrió con orgullo y sintió a Pluem acurrucándose en sus brazos, importándole poco ser más grande que el alfa, liberando hormonas de felicidad.

—¿Quieres volver a ser esa bola rechoncha de un año? —soltó Off.

Gun le dio un golpe en la cabeza.

Off le cobró el golpe horas más tarde.

—Te aprovechas de mi buena voluntad —murmuró Off contra su oído, sus pulgares acariciando la piel de su cintura, el sudor pegando sus cabellos.

—¿Bu-buena... voluntad...? Ah... —Gun se rió, sus manos sosteniéndose de los hombros de Off—. Oh... A-ahí... Mmm...

—Sí, que... que ahora soy un alfa dominado por su omega... —se burló Off acomodándose entre las piernas desnudas de Gun, moviendo sus caderas para seguir penetrándolo con lentitud.

Gun recordaba haber terminado de cenar, despedirse de Chimon mandándolo a dormir y de pronto Off lo arrastró a uno de los cuartos de celo, encerrándolos y besándolo. La ropa estorbaba de forma repentina, estaban desnudos, y Gun amaba la forma en la que Off se deslizaba en su interior con tanta facilidad, su omega recibiéndolo como si Off fuera una parte de su cuerpo.

Se rió al sentir los dientes de Off mordisqueando la piel de su cuello, corriéndose en ambos pechos, el nudo del alfa formándose sin dificultad alguna.

—Te encanta —le dijo Gun suspirando cuando sintió el semen en su ano— que te domine...

—Lo amo —respondió Off comenzando a besar su rostro—, que seas tú mismo, que seas el omega que amo.

—¡Me... me estás dejando lleno de babas! —Regañó Gun entre risas gracias a los continuos besos del alfa—. Ah... Off... —el omega le tomó del rostro, depositando besos seguidos en sus labios— te amo tanto...

—¿Más que a Chimon? —bromeó Off.

—No te creas tanto tampoco.

Off formó un puchero al escucharlo hablar aunque no se sentía ofendido por ello. Sabía que Gun sentía dos tipos de amor distinto por él y por Chimon, y que sentirse celoso de aquello no valía la pena.

—Deberíamos dormir algo —dijo entonces Gun en medio del silencio— debemos madrugar y estamos aquí teniendo sexo...

—El sexo hace bien para la piel —contestó Off antes de alejarse con cuidado, saliendo de su interior lentamente—. Ahora te ves más reluciente.

Gun se enderezó, sintiendo el semen escurriendo por su entrada, sin ocultar su desnudez porque con Off no lo sentía necesario. Antes se habría sentido avergonzado de su propio cuerpo, de las cicatrices e imperfecciones que lo cubrían, pero había comprendido que despreciarse a sí mismo de esa forma sólo le hacía daño a él y lo volvía infeliz.

Y Off no le miraba con asco, con desprecio, como si su cuerpo fuera horrible o repulsivo. Off lo miraba con tanto amor que algo dentro de él se sentía feliz.

—Tú me haces más reluciente —dijo sonriendo, besándole repetidas veces en los labios, sonriéndose mutuamente.

—Me estás avergonzando —regañó Off, dejando que los dedos del omega acariciaran su piel.

—Pobre de mi bebé —se burló Gun antes de suspirar cuando el alfa estaba sobre él una vez más, adentrándose en su interior, moviéndose, besándolo, tocándolo...

A la mierda si luego andaba con sueño, Gun prefería que Off le hiciera tocar mil veces el cielo a irse a dormir.

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top