capítulo 19

Víctor: código internacional perteneciente a la navegación marítima, significa "Necesito auxilio".

«Chimon tenía sólo trece años cuando su abuela le presentó a Puimek.

Puimek era una pequeña, delgada omega de su misma edad, callada y tímida pero hermosa, con cabello negro brillante, piel pálida y labios rojo cereza que le gustaron enseguida.

―Ella es Puimek, tu omega ―le dijo su abuela con una sonrisa enorme, acariciándole los hombros y a Chimon le gustó tener la atención de la mujer mayor sobre él― ¿por qué no pasean juntos? Estoy segura de que se llevarán bien.

Asintió, queriendo complacerla, y le tomó la mano a Puimek.

A Puimek no le gustó para nada.

―¡No! ―chilló la chica soltándolo―. ¡No me gusta él! ¡A mí me gusta Mi-mi!

Chimon no sabía qué hacer realmente así que retrocedió, entendiendo que, bueno, la omega podía quejarse y eso estaba bien, porque si a ella le gustaba alguien más ¿cómo podía obligarla a estar con él?

Su mamá, sentada en el sofá, se puso de pie y se acercó con preocupación. Chimon la miró, encogiéndose de hombros, viendo como el padre de Puimek endurecía su mandíbula.

―¡Puimek, cálmate, Dios, no puedes portarte así! ―regañó autoritario.

―¡No me gusta él!

―Chimon, no dejes que te trate así ―dijo su mamá llamando su atención.

Chimon la observó, asustado, sin comprender lo que quería decir con ello.

―Pero...

―Eres un alfa ―dijo su abuela con voz dura― no puedes dejar que un omega te rechace o te levante la voz. Puimek te pertenece ahora, puedes imponerte ante ella y ella obedecerá ―su abuela le revolvió el cabello―. A los omegas les gusta eso.

Chimon no podía entender bien esa lógica, pero quería hacer sentir orgulloso a su abuela que por fin lo estaba mirando. Su abuela le daba ahora regalos, le hablaba de igual a igual y a veces lo invitaba a comer ¿cómo iba a decepcionarla?

Puimek estaba llorando mientras su papá la sostenía y Chimon se sintió mal por eso.

―¡Puimek, deja el llanto! ―ordenó su padre entonces con voz alfa, dura e imponente.

La pobre chica tembló, cerrando su boca, sus manos limpiando el rastro de lágrimas que había en sus mejillas.

―¿Ves, Chimon? Así es como...

―¿Qué mierda está ocurriendo aquí?

Chimon se volteó, viendo a su papá entrar al comedor, llevando de la mano a su hermanita menor. Sammy le sonrió, llevando dos paletas de helado entre sus dedos y se soltó del agarre de su papá para correr hacia él.

―ChimChiiim ―llamó Sammy contenta― ¡mira lo que te compré!

Chimon tomó la paleta de helado, sonriendo, revolviéndole el cabello, y Sammy se giró hacia su abuela.

La mujer la miró despectivamente.

―Hola abuelita ―saludó Sammy dando un paso para abrazarla.

Pero Dararat soltó un ruido de desprecio, haciéndose a un lado.

Con once años, Sammy liberara un ligero olor a omega que ya demostraba lo que sería una vez se revelara al año siguiente.

Off se adelantó, notando el rostro de desconcierto de la niña por el rechazo de su abuela, para luego mirar al padre de Puimek.

―Kang ―saludó fríamente―, ¿qué hacen en mi casa? ―se volteó hacia sus hijos―. Chimon, Sammy a sus cuartos, ahora.

Los dos no tardaron en obedecer».

Chimon entonces despertó de golpe por fuertes sacudidas, escuchando gritos, luces de linternas viéndose en todos lados mientras la gente agarraba sus cosas y se ponía de pie, saliendo del vagón con prisa.

Se enderezó, notando la mirada de alivio de Pluem y frotó sus ojos.

―¿Qué ocurre? ―preguntó con la voz ronca por el sueño.

―Debemos movernos ―dijo Pluem poniéndose de pie― vamos a trasladarnos. Nanon fue en busca de tío Off.

El nombre de su padre le hizo recordar brevemente lo que había ocurrido horas atrás y su estómago se contrajo por la pena y el susto, levantándose también con ayuda de Pluem, comenzando a moverse por entre la gente, ambos de la mano para no separarse.

Nos moveremos hacia la zona centro-sur de Pekín ―decía CaoLu a través de un megáfono― nos hemos apoderado de la Villa Imperial, ¡nos moveremos por los túneles! Cojan sólo lo necesario y apúrense...

Chimon se abrió paso por entre la multitud de personas moviéndose con rapidez, buscando desesperado a su mamá, a su papá, a Nanon, algún rostro conocido al que aferrarse, y se volteó cuando escuchó el grito de Pluem avisando que encontró a alguien.

Song estaba de pie sobre las escaleras mecánicas detenidas, observando críticamente a todo el mundo moverse, y a su lado...

Chimon se dejó caer sobre Gun, lloriqueando, importándole poco el olor a celo. Nanon atrajo a Pluem, besándole la frente, murmurándole algo por lo bajo.

―Mamá, mamá, lo siento mucho ―hipó Chimon frotando sus ojos― prometo que...

Soltó un chillido al sentir una mordida en su hombro, alejándose de golpe y se encontró con los ojos brillantes, juguetones, de Gun.

Off bufó, atrayendo a Gunnie a su regazo.

―No ―le dijo con voz dura y Gun soltó un gruñido― no ahora, Gun, concéntrate.

―¿Está...?

―Asustado ―le interrumpió Off a Chimon― es su omega. Su celo sigue a flote y está asustado. Va del omega al humano y del humano al omega por segundos.

Gun gimió, disgustado, arrebujándose al lado de Off.

―Odio... esto... ―se quejó Gun― quiero... vomitar...

―Deberían irse ―dijo Song a su lado― HaoXi necesita ayuda.

―¿Y... tú...? ―preguntó Gun.

Song le sonrió.

―Soy la líder ―explicó con voz dulce― debo ser la última en marcharme, HaoXi.

Gun soltó otro gemido de disgusto, haciéndole una seña a Chimon, que no dudó en acercarse a su lado. El omega lo agarró de las mejillas, tratando de lucir serio.

―Te irás... ―le dijo jadeante― con Pluem y... y Nanon...

―No ―balbuceó Chimon sacudiendo su cabeza― no, no quiero.

―Sí ―insistió Gun― no puedes... quedarte aquí... Es peligroso... Debes volver a... a Casa...

―¡No! ―repitió Chimon―. No voy a alejarme de ti, no ahora, no cuando recién... ―Chimon apretó sus labios un segundo―. Tengo muchas cosas que hablar contigo, no quiero alejarme de ti ―sus ojos se llenaron de lágrimas―. Por favor, mamá, por favor...

―Chimmie ―Gun hizo una mueca― si algo te... te llegara a pasar aquí... No puedo cuidarte como... como querría y...

―No me importa ―se apresuró a decir Chimon― por favor, por favor, por favor, mamá, no me alejes de ti ―hipó, abrazándolo con fuerza―. Tienes que castigarme, ¿cómo lo harás si estoy lejos? Tengo que quedarme para que me castigues, para que... para que... para que seas mi mamá ―lloró asustado.

Gun soltó un quejido y apretó el brazo de Off, llamando su atención.

―¡Dile... dile algo...! ―le gruñó.

―Gun ―contestó Off con paciencia― cuando se trataba de pelear contra Chimon, nunca pude ganarle, lo sabes bien. Si se trata de ti, Chimon se vuelve un monstruo ―hizo una pequeña pausa―. Te dije que todo sería más fácil si lo lanzaba por la ventana.

―¡Off!

―¡Papá!

―Todavía estamos a tiempo ―agregó como si nada.

Gun dejó salir un nuevo bufido para después encogerse al sentir otro calambre en el estómago, y se arrebujó al lado de Off, que cambió su expresión de diversión a una más preocupada, acariciándole el cabello para calmarlo.

―No tengo tiempo para... para esto... ―murmuró Gun―. Chimon, es una... una orden...

―No lo haré ―replicó Chimon―. ¡Tendrás que llevarme de la oreja hasta el avión para que me vaya!

―¡Pues lo haré si...!

―¡Dios, ¿quieren discutir eso en otro momento?! ―les interrumpió Song exasperada―. ¡Estamos en medio de una crisis! ―la mujer miró a Gun que parecía mareado―. Vas a tener que llevarlo en tu espalda, alfa ―dijo desviando su vista a Off― apenas puede caminar. Y ustedes tres ―agregó ahora enfocándose en Chimon, Nanon y Pluem― tendrán que ayudarlo.

―Song... ―balbuceó Gun.

―Nos juntaremos en dos horas, en la fuente del palacio imperial ―le dijo, moviendo su mano en señal de despedida.

―Pero Song...

―¡Si te atreves a desobedecerme, HaoXi ―le advirtió Song mientras Off se movía, acomodándolo en su espalda― voy a darte una buena tunda!

Gun quería romper a llorar porque comprendía a Song mejor que nadie, porque Song nunca tuvo hijos ya que su alfa la golpeaba tan seguido que abortaba por mucho que quisiera evitarlo, y ella lo veía a él como uno de sus niños.

A él, a ese omega desastroso y abandonado.

Gunnie no podía evitar quererla, en especial cuando Song se hizo popular luego de haber asesinado a su alfa con doce puñaladas y volverse una prófuga de la justicia, cinco años atrás.

Song podía ser dura, una reina de hielo, una perra sin corazón como muchos le decían, pero Gun la admiraba porque seguía manteniéndose firme en sus convicciones, en su lucha, sin querer rendirse aunque no hubiera nadie apoyándola desde el inicio.

―¿Has engordado? ―le preguntó Off mientras avanzaban entre las personas.

Se quejó por sus palabras y sin poder evitarlo, mordió su hombro, escuchando su quejido.

Sonrió por el gusto para luego lamer su cuello, sintiéndose un poco asustado aunque cómodo, suspirando por el gusto de ser llevado por su alfa en brazos. Su omega se sentía feliz, muy feliz y si su omega era feliz, entonces él también lo era.

―No creo que pueda cargarte todo el viaje ―le dijo Off mientras seguía a las personas, llamando su atención― soy un alfa débil.

―No débil... ―murmuró Gun― sólo... alfa especial.

Sintió a Off riéndose.

―¿Especial? ¿Eso es mejor?

―Para mí ―besó su mejilla―. Alfa especial para omega especial.

Off permaneció en silencio varios segundos, avanzando a paso lento.

―Un omega revoltoso para un alfa puro ¿eh? ―preguntó Off.

Gun se rió, frotando su mejilla contra el cabello del mayor y liberó feromonas de celo sin poder evitarlo.

Off se tambaleó y la gente los miró, asustados.

Si no hubiera sido porque Chimon se acercó a sostener a Off, habrían caído al suelo.

―Gun, no ―pidió Off.

El omega gimoteó con disgusto.

―Te necesito... ―reclamó―. Yo... me si-siento caliente y...

―No aquí ―insistió Off― no puedo tomarte aquí, Gunnie.

―Esto es vergonzoso ―se quejó Chimon― no quiero imaginarme las cosas asquerosas que hacen.

―¿Asquerosas? ―resopló Off―. Ya verás cuando lo hagas con Nanon o Pluem, no van a salir de la cama...

―¡Papá!

―¡Tío!

―Cuando Gun tuvo su celo conmigo y éramos jóvenes ―prosiguió como si nada― no salíamos de la habitación, nos la pasábamos...

―¡Alfa! ―balbuceó Gun avergonzado.

Off suspiró.

―¿Se te bajó la calentura? ―preguntó con voz grave.

―Malo ―Off soltó un quejido al recibir un golpe―. Horrible ―se revolvió, queriendo bajarse―. ¡Puedo... caminar...!

El alfa comenzó a pelear con Gun, gruñendo por el disgusto.

―No hagas esto más difícil ―le dijo frustrado.

―Mamá, por favor... ―pidió Chimon.

―Chimmie ―el menor miró a Gun― eres malo igual... ―soltó una protesta cuando el omega le pellizcó la nariz―. Desafiándome... ―el rostro del mayor se llenó con pena―. No he sido bueno. Buena madre. Lo siento, Chimmie.

―No digas esas cosas ―regañó Chimon―. No tuviste la oportunidad, mamá, pero no es tu culpa. Nunca ha sido tu culpa ―le dio un beso en la mejilla―. Vamos, cuando te sientas mejor, vas a poder castigarme todo lo que quieras y no reclamaré nada.

―Siempre... ―Gun le sonrió, titubeante― siempre quise pegarte con la varilla, Chimmie...

Pluem comenzó a reírse sin control mientras Nanon se forzaba a ocultar su sonrisa. Chimon soltó un resoplido, negando con la cabeza, pero se calmó al ver a Gun más tranquilo ahora.

Incluso media hora después estaba dormido, importándole poco que Off estuviera con la espalda adolorida por haberlo cargado.

―Podría cargarlo yo, tío Off ―ofreció Nanon― soy más joven.

―Y una mierda ―farfulló Off― nadie tocará a mi bebé. Se lo permito a Chimon sólo porque es su hijo.

―No sabemos cuánto queda ―apoyó Pluem― y realmente...

―¿HaoXi?

Off se detuvo cuando una voz desconocida habló y Gun soltó un gruñido de disgusto, parpadeando y enfocando su vista nublada por el sueño.

―¿Oab...? ―balbuceó medio perdido.

Sintió a Off tensándose bajo su agarre, pero Gun lo ignoró, sonriéndole al alfa frente a él.

―¡Baby Oab! ―canturreó Gun.

El alfa parecía realmente desconcertado, sin comprender la situación, y dio un paso. Sin embargo, no avanzó más al escuchar el gruñido de Off y Chimon. Pluem soltó un resoplido mientras Nanon tosía, tratando de ocultar su risa.

―No ―se quejó Gun golpeando a Off en el hombro para luego tirarle la oreja a Chimon―. Oab amigo. No sean tontos.

―Amigo mis polainas... ―murmuró Off antes de que Gun volviera a golpearlo en la cabeza―. ¡Bueno, te bajas! ―y lo soltó.

El chillido de Gun resonó en el lugar.

Off se arrepintió de aquello, por supuesto, minutos después mientras iba caminando entre rezongos, mirando a Oab cargar con un somnoliento Gun en su espalda. Chimon no dejaba de mirar la espalda de su mamá en tanto Pluem trataba de relajarlo, sosteniéndolo de los hombros y Nanon silbaba.

―¿Así que te encontrase con tu alfa, HaoXi? ―preguntó Oab en chino.

Gun soltó un ruido en señal de asentimiento.

―Sí ―contestó el omega―. Lo siento, baby Oab ―agregó con vergüenza― tú y yo...

―¿Por qué lo lamentas? ―el alfa se rió―. Bueno, sí, me sentía atraído por ti y realmente me gustas mucho, HaoXi, pero está bien ―Oab se veía relajado―. Te ves mejor que nunca y eso es lo importante ¿no es así? Podré superarlo.

El omega afirmó, aunque no parecía demasiado convencido, recordando los ojos de Max sobre él, sus labios sobre los suyos en un beso dulce y se sintió desgraciado por todo eso.

―¿Cómo está... FeiFei? ―preguntó para cambiar de tema.

―Se marchó antes ―le dijo con voz suave―, nosotros somos la última tanda, ¿no es así? La está cuidando TingYan.

―TingYan es bonita ―dijo Gun de pronto―. Bonita omega para bonito alfa ―le pellizcó la mejilla y Oab volvió a reír.

―Ah, HaoXi, ¿no eres adorable?

Off parecía dispuesto a intervenir, pero en ese momento Oab se detuvo junto al resto de las personas. Bastó una mirada para saber que habían llegado, todo el mundo subiendo por los escalones según las indicaciones, sin apuro para no provocar alguna estampida a pesar de los evidentes nervios.

―Creo poder llevar a Gun por el resto del camino ―dijo Off de pronto con voz casual.

Oab miró al alfa con una expresión de diversión.

―¿Sí? No me molesta seguir cargándolo ―contestó como si nada.

Nanon decidió intervenir al notar como su tío parecía dispuesto a decir algo grosero.

―Venga, tío, le hará bien que su espalda descanse ―dijo sonriendo.

Off lo miró sin expresión.

―O suelta a Gun o le romperé la carita de niño bueno que tiene ―contestó con calma.

Nanon miró a Oab.

―Debería dejar a tío Gun ―se apresuró a decir.

Oab volvió a reírse, divertido y con cuidado dejó a Gun de pie, Chimon adelantándose para sostenerlo.

Poca gente estaba quedando ahora, el resto subiendo sin mirar atrás.

Gun bostezó.

―Tengo sueño ―dijo frotando sus ojos.

―HaoXi ―dijo Oab― no deberías sonreír tanto, ¿sabes? Así enamorarás a todo el mundo ―Gun lo miró, parpadeando y el alfa le pellizcó la nariz causando que la arrugara―. Nos vemos por ahí, ¿está bien?

―Oab bueno ―aprobó Gun abrazándolo, ignorando el gruñido de Off.

Minutos después el alfa subió las escaleras y Off no tardó en acercarse a Gun, abrazándolo y frotando su mejilla contra el cuello del omega con expresión enfurruñada.

―Ahora hueles a ese alfa ―se quejó con fastidio.

―Oab huele bien ―dijo Gun como si nada para luego borrar su sonrisa, mirando hacia el interior del túnel―. Subir ―señaló a los menores―. Vayan primero.

―Pero mamá...

Gun no le dio tiempo para que Chimon reclamara, dándole un golpe en la nuca.

―Suban ―ordenó con voz seria.

Nanon le tomó la mano a Chimon, tirando de él y Chimon no tardó en agarrar a Pluem para que le siguiera.

―Eres muy celoso ―le dijo Gun a Off mientras se acomodaba en su espalda y el alfa soltó un resoplido―. Yo te amo a ti. Omega ama a Alfa. Gun ama a Off.

―Y yo te amo a ti ―contestó Off sin duda alguna― es sólo que tengo miedo de perderte, Gunnie.

―No ―Gun cerró sus ojos― mi corazón, mi alma, todo de mí, te pertenece ―el omega soltó un gruñido bajo―, así como tú eres mío, de nadie más.

―Eres increíble ―suspiró Off subiendo las escaleras.

Gun parecía dispuesto a protestar, sin embargo, cuando Off subió otro escalón empezaron a escuchar disparos seguido del ruido de un motor, sonidos provenientes por donde habían llegado.

Todo se volvió un caos repentino cuando una camioneta se acercaba a toda velocidad por el túnel en el que habían venido y Gun soltó un jadeo de miedo contra su oído. El instinto de Off demandó seguir subiendo para poner a salvo a su omega, pero cuando dio dos pasos Gun gritó:

―¡No, espera!

Gun se revolvió en sus brazos, obligándolo a soltarlo.

―¡Gunnie, estás en celo! ―regañó.

La camioneta se detuvo de golpe y Max bajó con expresión urgente.

―¡Víctor! ―gritó con voz desgastada.

No fue necesario que dijera otra cosa porque Gun entendió enseguida, volteándose para mirar a los sorprendidos alfas, betas y omegas que estaban habilitados para llevar armas.

―¿Qué mierda esperan? ―dijo enfurecido―. ¡Necesito que cubran a Max!

Off se sobresaltó cuando Gun gritó con tono potente hacia las personas, que no dudaron en comenzar a bajar con apuro, ordenando que la gente que seguía subiendo se apresurara, y lo contempló atónito, sorprendido cuando Gun se tambaleó, todavía en celo pero luchando contra su instinto, bajando las escaleras para acercarse a Max que estaba abriendo las puertas traseras y...

―Mierda ―jadeó Gun cuando una ensangrentada Song se derrumbó sobre el suelo.

―¡Necesito un médico, urgente, que esté listo arriba! ―gritó Max levantando a Song con cuidado, la omega jadeando por el dolor.

―Estoy... bien... ―gimió la mujer― la ba-bala en el muslo no... no me hará mucho... ―Song observó a Gun con el rostro desfigurado por el sufrimiento―. Yun necesita...

Song soltó otro gemido de dolor cuando Off apareció detrás de Gun, bastando sólo una mirada para que Max acomodara a Song en los brazos de Off.

El alfa miró a Gun, apretando sus dientes.

―Haz lo tuyo y luego subes a buscarme ―le dijo Off con voz suave.

Gun quiso llorar por lo que estaba haciendo Off, por no llevárselo de allí, por parecer respetar el lugar que se había ganado en ese grupo y le dio un beso rápido en los labios.

―No dejes que Chimon enloquezca ―le pidió y Off asintió antes de girarse y correr con Song en brazos.

Al voltearse palideció al observar a Max sacando de los asientos traseros a una sollozante, ensangrentada y herida Yun.

―Tranquila, tranquila ―murmuraba Max mientras Gun se apresuraba a quitarse la chaqueta, presionando la prenda contra el estómago de Yun, tratando de detener el sangrado.

La chica lloró con fuerza.

―Hao... HaoXi... ―sollozó con sus labios ensangrentados.

―YunYun, estoy aquí ―dijo Gun tratando de no ceder al pánico, fingiendo no escuchar los gritos, los disparos repentinos― vamos a conseguirte un doctor y todo estará bien ¿te parece? Necesito que... que seas fuerte un poquito más, sólo unos minutos...

―No quiero... No quiero morir... ―jadeó Yun antes de gritar por el dolor cuando Max la levantó entre sus brazos.

―No vas a morir ―le prometió Gun apretando su mano.

―Necesito que te hagas cargo ―gruñó Max― debo llevarla arriba con un médico o seguirá perdiendo sangre.

―Pero...

―Confío en ti ―dijo Max con tono serio― a ti te confiaría mi vida, Gun.

Sus labios temblaron con fuerza pero no pudo decir nada porque Max se giró y marchó de allí.

Dios. Dios...

Las decisiones nunca habían pasado por él, porque Song era quién solía proponer las soluciones, y si ella no llegaba a estar, entonces Max era el segundo al mando. Y dejarlo con ese peso sobre los hombros en una situación tan crítica...

Pero Gun sabía lo que debía hacer cuando se volteó y escuchó todos los disparos, los gritos.

Sólo necesitaba–

―HaoXi.

Observó al recién llegado y no pudo evitar sonreír por el alivio, tomando el arma que YìXìng le tendía sin duda alguna.

―Me encontré con Max mientras bajaba ―le dijo YìXìng― ¿cuál es la orden?

Gun miró hacia el túnel, hacia las luces moviéndose a lo lejos, indicando que los soldados del gobierno se estaban acercando, y mordió su labio inferior.

Si ellos llegaban, entonces estarían jodidos. La dificultad de estar instalados en la Villa Imperial era que estaban en la superficie, los ataques directos serían más seguidos e inevitables, estaban a la vista de todos, pero volver a los túneles sería ahora imposible. Y no podía permitir que tuvieran aquella entrada por ese lugar.

Endureció su mirada.

―Vamos a volar esto, YìXìng ―le dijo con voz seria.

YìXìng soltó una carcajada.

―Me lo imaginé, así que ZhouMi ya viene para aquí.

No podía dudar, no podía demostrar inseguridad en ese instante.

Minutos después el beta apareció cargando un bolso, jadeando por el cansancio pero con expresión decidida.

―Supongo que estás C-4 no son para decorar el túnel ―aventuró mientras se arrodillaba en el suelo, abriendo el bolso sin que fuera necesario decirlo, mostrando varios explosivos que habían robado de los cuarteles militares cuando los asaltaron, semanas atrás―. Podría haber muertos, HaoXi ―le advirtió.

Gun lo sabía. Lo tenía claro desde que se metió en todo ese embrollo porque no podía soportar no hacer nada, porque odiaba la posición que se le fue impuesta y quería luchar contra todas aquellas injusticias que tanto daño provocaban a las personas que amaba.

¿Y qué rebelión efectiva en el mundo, pensó amargamente, se hizo con paz y flores?

―Hazlo ―ordenó apretando su mandíbula.

No fue necesario que se lo dijera otra vez: ZhouMi activó los explosivos C-4, aprovechando que lo estaban cubriendo, y se dedicó a dejar los pequeños dispositivos en zonas estratégicas para que así las consecuencias fueran más grandes. Para que así todo ese lugar se derrumbara y quedara inhabilitado.

El último lo acomodó bajo la camioneta, apurándose en volver.

Gun se dio cuenta de que los militares se estaban acercando.

―¡No quedan municiones! ―gritó LuHan, que estaba a cargo de dirigir a los guerrilleros que tenían.

Gun chistó, volteándose hacia ZhouMi, que sacaba el detonador del bolso.

―Vamos ―ordenó para luego levantar la voz―. ¡Retírense, ahora!

No hizo falta que lo repitiera para que sus amigos se giraran y comenzaran a correr hacia las escaleras, subiendo sin mirar hacia atrás, tratando de no voltearse. Tratando de no mirar hacia los amigos que pudieron haber muerto porque sabía que le iba a costar seguir adelante.

Se sobresaltó cuando una bala rozó su cuerpo pero no se detuvo, e incluso YìXìng le tomó la mano para apurarlo, tirando de él.

Jadeó cuando olisqueó el aire puro, las estrellas brillando en el cielo, y se volteó.

―¡Cierren las puertas! ―gritó hacia CaoLu, que tiro hacia abajo el portón de metal que cubría la entrada de la estación de trenes―. ¡Aléjense, ahora! ―todo el mundo le obedeció, corriendo lejos de allí―. ¡ZhouMi!

Su amigo activó el detonador y el suelo pareció sacudirse de pronto como si estuviera temblando, escuchándose ruidos sordos provenientes del suelo, todo el mundo cayendo al suelo y Gun se agachó cuando la puerta que protegía la estación se sacudió y soltó de forma repentina, destrozándose, humo y fuego envolviendo el aire en segundos.

YìXìng lo cubrió con su cuerpo cuando más ruidos retumbaron, la tierra de pronto abriéndose, grietas abriéndose e indicando que los túneles se estaban derrumbando, aplastando todo a su paso.

Levantó la vista y de pronto se vio envuelto en unos conocidos brazos.

―¿Estás bien? ―le murmuró Off agarrándolo de las mejillas, sus preocupados ojos sobre él.

Asintió, titubeante, pero antes de decir algo otro cuerpo lo abrazó de golpe y Chimon comenzó a lloriquear contra su hombro.

―No hagas eso otra vez ―le pidió Chimon con la voz rota― me preocupa y no puedo ayudarte, mamá. No lo hagas, por favor.

Gun tosió, devolviéndole el abrazo con cariño, frotando su mejilla contra el cabello del menor, y se enderezó con cansancio.

―Lo hiciste bien.

Se volteó, encontrándose con los agotados ojos de Max.

―¿Song? ―preguntó con miedo―. ¿Yun?

El alfa humedeció sus labios.

―Song está bien ―contestó― Yun perdió demasiada sangre... ―hizo una pequeña pausa― pero estará bien.

Casi se puso a llorar del alivio, pero sólo abrazó a Chimon otra vez, tratando de concentrarse en esa sensación para no dar paso a la terrible, horrible culpa de que ahora debía cargar con muertes sobre sus hombros por sus decisiones.

Decisiones de las que no se arrepentía, pero no disminuían en nada la culpa.

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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