6.

Esa noche Shownu dejó sobre el omega una manta empapada de sus feromonas, al día siguiente en la mañana repitió el proceso y al volver del trabajo volvía a liberar sus feromonas junto al omega, así hasta que pasó una semana desde el día que lo encontró.

El doctor no le impidió hacerlo, ya que aunque no hubiera una explicación médica y lógica de lo que había ocurrido, parecía funcionar para el omega y contrario a su primer pronóstico, este era bastante más esperanzador, incluso el doctor sospechaba que el omega pronto estaría listo para despertar e irse a casa. Lo que no comprendía es como el bebé no acabó rechazando las feromonas del alfa y complicandole todo a su padre omega, pero después de todo... qué importaba eso.

En esa noche Shownu estaba tomando la mano del omega mientras liberaba un flujo constante de feromonas hacia él. Según el doctor, entre más tiempo pasara el omega sumergido en las consecuencias del lazo roto, más crítica era la situación, por lo que el alfa no se atrevía a irse a casa y dejarlo solo. Pero era una persona ocupada, que trabajaba y madrugaba, así que su cansancio físico se estaba haciendo notorio cuando apoyó su barbilla en una orilla de la camilla de hospital y se quedó dormido.

El alfa estaba tan cansado que ni siquiera se dio cuenta que cuando el reloj estaba marcando cerca de las 3 am el omega en la camilla comenzó a moverse y después de un largo proceso de adaptación al entorno, abrió los ojos.

Su mente estaba nublada de confusión pero aún así supo que estaba en un lugar extraño que no era su casa, y que no recordaba haber llegado por su propia cuenta.

En ese momento, el doctor que estaba haciendo su ronda de examinación ingresó a la sala y se quedó estupefacto al notar que Kihyun lo miraba con ojos brillantes y una calma muy extraña.

—¿Quién es usted y por qué estoy en un hospital? —preguntó con la voz ronca, sentándose en la camilla con un poco de dificultad.

El doctor levantó su mano en espera de no alterarlo.

—No hace falta que te levantes. Te explicaré todo. —dijo en un susurro.

El omega sintió el tacto en su mano, y debido a su confusión y a la oscuridad de la habitación no había notado a la otra persona que estaba ahí tomando su mano.

—Este no es mi prometido. —dijo con temor e intentó apartar su mano, pero tan pronto como movió su mano, su cintura fue apresada en un cálido abrazo de oso.

—Tranquilo... —susurró el alfa dormido, soltando una fuerte cantidad de feromonas calmantes que hicieron sonar las alarmas de los detectores a los que ya se había acostumbrado. —todo va a estar bien. —balbuceó entre sueños.

El omega se atragantó con su propia saliva al sentir el efecto inmediato de las feromonas de aquel alfa sobre su cuerpo, pero en lugar de estar sorprendido estaba asustado y entrando en pánico debido a que cayó en cuenta de lo que significaba que un alfa extraño pudiera controlarlo con sus feromonas.

Había sido desechado. No había otra explicación.

El doctor al ver la dolorosa expresión del omega se acercó rápidamente y trató de calmarlo por sus propios medios y no fue hasta que el sol ya estaba saliendo que por fin pudo calmar sus pensamientos lo suficiente como para poder hablar.

—El bebé... —susurró después de mucho tiempo de estar en silencio. —Si algo le ocurrió...

—El bebé está bien. —replicó el doctor con prisas. —He estado dándole seguimiento continuo a tu caso, y fue gracias a las feromonas de este alfa que te acompaña que pudo estar bien. —Kihyun miró a la persona que todavía liberaba un leve flujo de feromonas calmantes que le ayudaron mucho a sobrellevar el peso de la noticia. —De hecho, esta persona fue quien te trajo a mí, él te salvó.

El omega no apartaba su mirada de aquel alfa que permanecía abrazándolo por la cintura mientras roncaba de cansancio.

—¿Me salvó? —susurró.

El doctor suspiró con temor.

—¿No recuerdas nada? —preguntó con cautela. —Tus últimos recuerdos antes de quedar inconsciente...

El omega asintió levemente.

—Lo recuerdo. —dijo con la voz vacía. —Con más claridad de la que quisiera... Es sólo que pensé que podría evitar esa situación y poner a mi bebé a salvo.

El médico se sorprendió de escucharlo, pero se sintió aliviado de saber que con las pruebas que él tenía, el testimonio de Shownu y el de la propia víctima, podría ser muy fácil hacerle justicia.

—Si sabes quien te hizo esto, entonces podemos hablar con la policía más tarde y poner una denuncia en donde te mantengas anónimo mientras se investiga todo. —explicó. —Puedes permanecer en el pueblo. Así podríamos mantenerte a salvo.

Después de pensarlo por unos minutos, Kihyun supo que realmente no tenía ninguna otra opción más que seguir los consejos de ese doctor, así que accedió. La policía visitó su habitación y el omega herido comenzó a relatar todo lo que sabía y lo que recordaba. Además se le dieron muchas explicaciones, por ejemplo explicarle que estaba en un pueblito y no en la enorme ciudad donde había vivido toda su vida, le aconsejaron además no contactar con ningún conocido o familia para indagar en la investigación de su desaparición y cómo la afrontaba cada uno.

Cuando Shownu se despertó había una variedad de voces en la sala, todos hablaban de cosas que una persona recién despierta no podría entender a la primera, sin embargo se dio cuenta que la persona que estaba tendida sobre la cama antes, esta vez estaba sentada y no sólo eso, sino que había dejado que su regazo fuera utilizado como una almohada para su propio descanso y se sintió avergonzado.

—No se preocupe, Kihyun. —dijo un oficial de policía. —Según la Ley de Igualdad de Castas cualquier alfa u omega que rompa el lazo sin consentimiento y sin una previa evaluación y autorización del Ministerio de la Familia, será gravemente penalizado. —explicó. —Eso sin contar las atrocidades que tenemos como evidencias.

El omega soltó un suspiro triste.

—Muchas gracias. —susurró.

Los oficiales se despidieron y la sala acabó por vaciarse justo cuando los primeros rayos de sol se colaban por las cortinas de la sala, pero el alfa no podía dejar de ver al omega.

Cuando lo vio por primera vez, lleno de heridas y sangre pensó que se había encontrado con un dulce omega indefenso, pero de hecho lo que tenía delante era un omega de carácter que pese a su situación no demostraba miedo en absoluto.

—Kihyun... —dijo levantándose de su regazo, sorprendiendo al omega. —¿Ese es tu nombre?

El chico asintió levemente, mirando con atención las facciones del alfa que recién despertaba de su sueño.

—¿Cuál es tu nombre? —preguntó apartando su mirada.

Los ojos del alfa brillaron y sonrió tan notoriamente emocionado que si hubiera tenido cola, seguramente estaría batiendose de un lado a otro sin parar.

—¡Son Hyungwoo! —respondió enérgicamente. —Todos me llaman Shownu, tú también puedes hacerlo si quieres, Kihyun.

El omega jugó con sus propias manos.

—Dijeron que me salvaste más de una vez en estos días. —suspiró. —Agradezco que lo hayas hecho y espero compensarte bien antes que me vaya de este lugar.

—¿Vas a quedarte? —preguntó todavía más emocionado. —¿Cuánto tiempo? ¡Yo puedo recibirte en mi casa! Te va a gustar mucho, y hay mucho espacio por si quieres tener tus propias cosas o las de...

—Gracias, pero tengo que declinar la oferta. —dijo todavía sin mirarlo. —Ya has hecho suficiente teniendo que cuidarme en estos días, así que creo que es momento que tome un poco de responsabilidad y busque un trabajo, porqur aunque los policías prometieron ayudarme de momento, tengo que saber cuidarme a mí mismo. Además... —soltó un suspiro. —Escuché que eres una persona muy conocida en este pueblo y que eres un alfa que no se ha enlazado, si llevas a un omega embarazado a tu casa sólo estropearás tus futuras relaciones con malentendidos. Es simplemente inapropiado...

El chico apesarado miró al alfa sólo para asegurarse de que sus palabras no hubieran sido demasiado duras y tener que soltar una disculpa si era necesario, pero contrario a lo que se esperaba, se encontró con una mirada cargada de calidez que no estaba pidiendo explicaciones.

—Kihyun... —susurró. —Vamos a casa.

Y aquellas palabras que fueron dichas por primera vez por aquellos labios se sentían tan extrañas y tan increíblemente familiares al mismo tiempo.

Esa había sido la primera vez que alguien le había dicho esas palabras de manera que sonaran a que él si tenía un hogar al cual ir.

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